Irrumpir en el Ardid (irrumpir en el Ardid #1) [En proceso de Edición]

El ángel que nació para triunfar

Abrí los ojos lentamente intentando ubicarme en el lugar, bien, parecía estar aún en el bosque y la luna parecía seguir en el mismo lugar. Miré hacia mi derecha y me encontré con la vigilante mirada de Brandon, él se hallaba apoyado en el árbol más cercano.

Intenté apoyarme en mis codos porque claramente estaba en el suelo pero tal y como si fuera una aguja invisible el dolor pinchó en mi pecho, me permití mirar y me horroricé. Mi franela tenía bastante sangre y tenía un corte lineal de unos dos centímetros que parecía ser profundo.

Suspiré molesta por aquello, era claro que no era necesario todo aquello.

—Gracias por no asesinarme mientras estaba inconsciente —Le dije haciendo el intento de levantarme.

Brandon guardó silencio y en cambio me observó en todo momento, su mirada hostil había desaparecido y en cambio me miraba como si quisiera estudiarme. Cuando estuve de pie miré de nuevo la herida y me pregunté ¿Qué había  pasado por mi cabeza? Me sentía como si estuviera pasando el efecto de alguna “droga” o “anestesia”, esto de la necesidad protectora no me hacía nada bien.

— ¿Te quedarás ahí sin decir nada? —Le pregunté tapando mi herida con la mano.

Brandon asintió una vez y siguió mirándome. No tenía nada que hacer allí, lo peor me lo había llevado yo. Caminé en busca del arma que Brandon había intentado usar para suicidarse.

—Esto me lo llevo, asumo que pasaré la noche en la calle por lo que debo estar protegida —Opiné tomando el arma de manera que el cañón apuntara hacia adelante—. Buenas noches

Me di la vuelta y caminé hacia afuera del bosque. Varias ideas colapsaron mi mente como si alguien las estuviera introduciendo, entonces vino una que casi me hizo reír de la emoción. Di unos pasos más y fingí que mis piernas perdían fuerza por lo que caí de lado al suelo.

Era hora de que comenzara a actuar, leer tantos libros y ver muchas películas debían dar sus frutos, quizás si interpretaba algunos parlamentos mi idea fluiría con más rapidez.

No habían pasado un par de minutos cuando sentí las manos de Brandon en mi cintura, me dejé llevar por él mientras me levantaba.

—Eres una niña estúpida —Comentó poniéndome de pie.

— ¿Por qué? —Pregunté actuando como si fuera a sufrir un colapso en cualquier momento.

Brandon arqueó una ceja y señaló mi herida con una rápida mirada de sus ojos, suspiré cansinamente y me llevé la mano al rostro.

—Tú querías asesinarme, yo sólo ayudaba —Me quejé poniendo flojas mis piernas.

— ¿Sientes mucho dolor? —Preguntó sonando preocupado, luché por no sonreír ante mi victoria.

Asentí haciendo una mueca de dolor y desplomándome en el suelo de nuevo pero sus brazos me sostuvieron impidiéndome caer. Le miré regocijándome con más fuerza al ver su ceño fruncido debido a la preocupación, esto era una victoria excesivamente grande, realmente grande.

El aire a nuestro alrededor se agitó con fuerza haciendo que mi largo cabello se agitara en todas direcciones, el crujir de las hojas de los árboles me recordó lo que ocurría cuando un pseudoángel era herido por lo que me arrepentí de haberme herido intencionalmente.

Brandon miró a su alrededor casi como si no pudiera creer lo que estaba pasando. Tragué con fuerza intentando ponerme de pie, en cualquier momento Kenton aparecería y lo más probable es que hiriera al humano… Esto había sido una muy mala idea.

— ¿Puedes mantenerte de pie? —Preguntó mirándome fijamente.

Entonces caí en la cuenta de que estaba congelada a causa del miedo que me producía el saber que Kenton haría algo que me causaría dolor, sí, cuando alguien lastima al protegido de un ángel guardián le causa dolor a éste último, no físico pero sí emocional. Era casi como si lastimaran a tu mejor amigo frente a tus ojos. Y aunque Brandon fuera insoportable y demás sabía que me dolería ver cómo Kenton le penaba por herirme (cosa que no es cierta), el que me convirtiera en su guardián significaba que estaba de alguna manera atada a él por estas dos semanas.