Las explicaciones sobran en este paquete

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Sentí las manos de alguien en mis brazos por lo que pestañé con fuerza un par de veces, mi padre me miraba confundido mientras yo intentaba recuperar el aliento ¿Cómo pude ver lo que él estaba soñando? Todo esto de ser ángel comenzaba a tornarse escalofriante.

—Buenos días —Le saludé intentando camuflar mi desconcierto.

—Buenos días —Me saludó mi padre con una sonrisa.

Me abracé a su pecho queriendo sentir su cariño, le necesitaba mucho en aquel momento. Igor acarició mi cabello lentamente haciéndome estremecer de gusto, cerré los ojos dejándome creer por un momento que mi pasado no existía, que no había mentiras y que nadie existía aparte de nosotros. Por un momento deseé que mamá estuviera allí viéndonos con ternura y sintiéndose feliz de vernos juntos de nuevo.

— ¿Quieres desayunar? —Preguntó dándome palmaditas en mi espalda.

— ¿Puedes enseñarme a cocinar? —Su pecho se agitó a causa de su risa.

— ¿Cocino tan mal?

— ¡No! —Grité sentándome en la cama—. Cocinas muy bien pero pienso que en algún momento necesitaré valérmelas por mí misma ¿No lo crees?

Mi padre me miró pensativo por unos momentos como si realmente considerara la idea de darme independencia, le sonreí ladeando mi rostro intentando verme tierna.

—No creo que me guste mucho la idea de que seas independiente —Dijo serio lo que me hizo borrar la sonrisa—. ¡Es broma! —Gritó estallando en risas mientras se sentaba en la cama.

— ¡Papá! —Me quejé lanzándole una almohada.

—Debiste ver tu rostro fue toda una poesía —Se burló intentando contener su risa.

—Debes ser consciente que me vengaré de ti en algún momento —Le amenacé con una sonrisa mientras me levantaba de la cama.

—Esperare eso —Me guiñó el ojo y caminó hacia una puerta que tenía en su habitación—. Ve a asearte, el desayuno estará listo en 20 minutos

Asentí sabiendo que no vería ese gesto y fui hacia mi habitación para cambiarme de ropa. Mi cabeza palpitaba incómodamente diciéndome que había tenido una buena dosis de emoción ayer, mi cuerpo tardaría en recuperarse de ello en al menos un mes así que más me valía no buscar motivadores.

Abrí la puerta de mi habitación sintiéndome fresca, todo allí se sentía fresco. Con una sonrisa caminé hacia mi closet donde seleccioné un jean oscuro y una franela blanca, mis zapatillas blancas servirían por ese día. Corrí hacia el baño para asearme completamente y tener mi primer desayuno en familia (siendo consciente que tenía una).

Por un momento todo fue negro lo cual me hizo tensarme, luego todo fue aclarándose hasta mostrarme a Brandon, se le veía concentrado en algo que tenía en las manos, sus emociones no me decían nada por lo que probé con ver sus manos… ¡Jesús!

Sequé mi cuerpo con agresividad y me vestí sin importarme si me colocaba todo al revés. Corrí fuera del baño, bajé las escaleras de dos en dos sin detenerme a pensar en el hecho de que podría caerme de bruces. El olor a comida hizo que mi estómago gruñera pero no era momento para pensar en que tanta hambre tenía, necesitaba evitar que Brandon cometiera una estupidez.

— ¿A dónde vas? —Preguntó Igor deteniéndome cuando abrí la puerta.

Me volteé a verle y arqueé una ceja cuando vi una sonrisa en su rostro.

—No tardes —Pidió antes de entrar de nuevo a la cocina.

Sin pensar mucho en lo que acababa de pasar salí de casa cerrando la puerta detrás de mí. Las calles de aquella villa se veían completamente diferentes a como eran cuando llegué por primera vez hace cinco días, había muchos autos estacionados frente a las casas incluso había humanos que salían  y los abordaban.

Irrumpir en el Ardid (irrumpir en el Ardid #1) [En proceso de Edición]Where stories live. Discover now