La Casa GAY

By La_dona_que_escribe

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"La casa GAY, un lugar para todo aquel hombre homosexual que fue rechazado por su familia, tirado a la calle... More

Sinopsis
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Especial Rubelangel
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Especial Wigetta
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capitulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capítulo Veintiocho
Capítulo Veintinueve
Capítulo Treinta - Final
Epílogo

Capítulo Veintisiete

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By La_dona_que_escribe

Llame al resto, pero de ellos solamente Guillermo contestó. Frank estaba en el trabajo, y ya sabía que no contestaba en ese horario, y según me dijo Samuel, Abraham había llegado desde poco después de que salí para llevarse a Alex, no me extrañó que no contestará. El de ojos achinados llegó casi en seguida, para ayudarme a hablar con Rubén. O para al menos, calmar a Miguel.

Samuel habló con él, pero el de lentes estaba tan alterado que no nos escuchó, solo quería ver al noruego. Logramos hacer que por lo menos dejara de gritar, y que aceptara que debía dejar un momento a solas al castaño rubio. Desde entonces estaba sentado en las escaleras, cubriendo su rostro mientras lloraba. 

El dueño de la casa regresó con Julio, y me explicó que debía llevarle a casa, así que me pidió que cuidase del resto en lo que él volvía. Accedí, esperando en aquel momento a Guille.

Y eso nos traía a estar frente a la puerta de la habitación a la que no había entrado jamás, donde escuchábamos los fuertes sollozos de Rubén.

Guillermo volvió a tocar --Vamos Rubén, déjame entrar.

--¡Váyanse!

El peli negro suspiró, y luego de dedicarme una mirada preocupada, volvió a hablar --Anda, Sé que quieres un abrazo y yo puedo dártelo-- sonrió, apoyándose en la puerta para hablar más de cerca --. ¿Puedo entrar? Recuerda que sé lo que ocultas ahí.-- volvió a reír.

Ambos nos sorprendimos cuando se escuchó que se retiraba el seguro de su puerta --Solo tú.-- susurró. Vi que Miguel se puso de pie y fui a frenarle, mientras Guillermo nos miraba y susurraba un "Yo me encargo".

--Vámonos.

--No, Luzu, déjame intentar hablar con él. Por favor.-- le tome del brazo, y aprovechando que estaba distraído, le lleve a las escaleras para que bajáramos.

Cuando llegamos a la planta baja, seguía sosteniéndole, y Miguel me observaba con notable preocupación y tristeza --No sé que has hecho-- comencé a decirle, tomando aire para luego dejarlo ir, no quería ser tan rudo con él. Se veía realmente mal --, pero dale un momento, sé que quieres arreglar las cosas pero no lograrás nada ahora ¿Escuchaste?

Se quitó sus lentes, y con sus manos cubrió sus ojos mientras más lágrimas salían. Podía imaginar que él fue quién hizo algo malo, algo que probablemente hizo sentir muy mal a Rubén, pero se veía arrepentido, y sus lágrimas me hacían mirarle con pena. Suspiré, dando un paso hacia él y abrazándole, sintiendo como se acercaba más a mí buscando consuelo, algo que yo casi nunca en mi vida había dado. Aun así, le di unas palmadas en la espalda, esperando que aquello le reconfortará.

La puerta se abrió, y por ella entró un apurado Samuel, quien al vernos se acercó dando grandes pasos, sin cerrar la puerta completamente --¿Qué ha pasado?-- nos preguntó, observándonos.

Me encogí de hombros, y Miguel soltó otro sollozo 》¿Quieres hablar?-- le preguntó Sam, acercándose y colocando una mano sobre el hombro del castaño. Él negó, separándose de mí para limpiar sus lágrimas inúltimente, colocándose de vuelta sus lentes.

--Q-quiero hablar con él.

--A ver, ven.-- Samuel colocó su brazo al rededor de los hombros de Miguel, llevándoselo a la sala. Iba a seguirles, cuando note que la puerta era empujada con tal fuerza que chocó contra la pared. Se escuchó muy fuerte, y por un momento pensé que los cristales se romperían.

Volteé a ver, alarmado por el ruido, pensando lo peor. Tal vez ver a mi hermano parado hubiese sido menos preocupante. Frank casi se cae, agarrándose con fuerza del picaporte, y entró a la casa cerrando la puerta tras él. Momentáneamente volteó a vernos, y vi su rostro golpeado.

--¡FRANK!-- grite, yendo hasta él para que se aferrará a mí, y no acabará en el suelo. Su brazo rodeó mi cuello, y se quejó colocando su mano en su costado. De cerca, noté su labio reventado, su ojo inflamado, tomando un ligero tono de morado, y por su nariz también resbalaba un poco de sangre.

Samuel llegó rápido a nuestro lado, tomando el rostro del castaño entre sus manos para examinar sus heridas, frunció su ceño --¿Quién ha hecho esto?

Abrió su boca, y pude ver que sus dientes en algunas partes se veían con un tono rojizo, de sangre que seguramente escupió --Ho...homofóbicos.-- mi mandíbula se tenso, odiando ya a quien se atrevió a golpearle.

--Llévalo a mi habitación-- pidió Samuel, y asentí, ayudando a Frank a caminar hacia la puerta obscura --, iré a buscar el botiquín.

Con una mano abrí la puerta, entrando primero a la oficina del barbudo. Frank podía caminar perfectamente, o eso me decía, pero por seguridad aferraba su cuerpo al mío, avanzando hasta la puerta de la habitación del dueño de la casa. Me sorprendí cuando la abrí, observando el cuarto diferente a hace algunos días. Guíe al castaño hasta la cama desocupada, la de Samuel, pues la otra estaba con cajas sobre ella, y con varios objetos dentro. 

Frank prácticamente se dejó caer el la cama, jadeando ya que se lastimó --Que estúpido.-- susurré, ayudándole a acomodarse. Le escuche reír, pero para mí aquello era imposible de momento.

Una vez y se notaba más cómodo, me incliné solo un poco para verle mejor, examinando las heridas del rostro. Frank no era alguien débil, por lo que perfectamente pudo defenderse, y me extrañaba de sobre manera que alguien le hubiese golpeado con tanta fuerza, no podía imaginar la situación --Estoy bien.-- negué al escucharle hablar, él no estaba bien.

--¿Acaso te haz visto tío?-- pregunte, mirándole a los ojos. Como no me respondió, volví a negar --. Estás muy mal, joder.

Primero me despiden, luego Lana, después Rubén, ¡Y ahora tú! Quieren matarme de la preocupación.

--¿Lana? ¿Rubén?-- me interroga. Deseé que entrara Samuel ya, para salvarme de su cuestionamiento, pero no sucedió. Suspiré --, ¿Qué le paso a Lana y a Rubén?

Negué con mi cabeza, acercándodo un poco más a él para acomodar la almohada en la que reposaba su cabeza --Te contaré luego, ¿Sí? Ahora debes relajarte.

--Me veo mal, lo imagino, pero no me siento del asco tío, dime.-- exigió, notándose preocupado.

Cedí a contarlo, solo lo del castaño rubio --Yo, estaba junto a Samuel y...-- guarde silencio, recordando el nombre del chico que acababa de conocer --, ¡Julio!. Sí, ese niño, estaba conversando con ellos cuando llegó Rubén.

--¿Julio? Oh, dime que está bien, por favor.-- note aun más preocupación en su mirar, y le sonreí, a mi parecer, el chico se veía bien.

--Supongo que sí, hablaba con Samuel pero no puedo asegurarte nada-- Frank asintió, y se removió en la cama. Suspiré al notar una gota de sangre deslizarse sobre su piel. Sin importarme, la detuve con mi dedo, y deje una suave caricia en su mejilla --. Rubén llegó, llorando, y nos pidió que no dejásemos subir a Miguel. Ha estado encerrado en su habitación, con Guille tratando de calmarle.

Los ojos castaños de mi amigo no dejaban de observarme, notablemente preocupado. Escuchamos unas pisadas acercándose, y Samuel no tardó en hacer aparición, con una caja pequeña en manos. Me quite de la cama, alejándome unos pasos para dejarle espacio. Empezaron a hablar, El mayor le contaba a Frank sobre la visita de Julio, y que el chico preguntó por él. Yo solo les observaba, con la mente en otra parte.

Realmente no les ponía atención, estaba más atento en ver los cambios en la habitación,para distraerme. La otra cama estaba sin peluches, ni almohadas, ni sabanas, nada, solamente un viejo colchón. Ya no había rosas en la pared, ahora estaban en un florero, en la mesa de noche, y casi en la esquina había unas cajas donde estaban metidas todas las cosas que antes tenía un lugar sobre la cama. Leí la palabra "Para donar" sobre una de las caras de la caja, y suspiré, esperando que cumpliese con aquello y no acabasen arrumbadas en el ático.

--Ellos entraron y se fueron contra mí-- la voz de Frank diciendo eso me hizo volver a verles; fruncí el ceño. De manera inconsciente di un paso acercándome a ellos --. Eran... tres hombres, creo. No estoy seguro.

--¿No estás seguro?-- el tono de voz de Samuel demostraba lo molesto que se sentía, y no era para menos, yo me sentía igual.

--Fueron directamente a mí, me tiraron y antes de que si quiera pudiese saber que sucedía los golpes llegaron, no importa tío, son personas que no tienen nada más que hacer.

--¿Llegaron y te golpearon?-- el barbudo me robó la pregunta, por lo me mordí el labio inferior.

Se encogió de hombros, frunciendo su rostro en una expresión de dolor al hacerlo. Suspiró, y contestó --Entraron, me vieron, me tiraron al suele y comenzaron a golpearme. Rápido la gente comenzó a gritar, pensando que se trataban de un asalto. 

Luego de patearme dijeron unas cosas y se fueron-- seguramente notó que iba a preguntar por qué le habían dicho, por lo que se apresuró a agregar --. Cosas sin importancia; estupideces: "Maldito homosexual, mira lo que has hecho.".

Mi entrecejo se frunció más, mientras procesaba sus palabras. Poco a poco la situación tomó otro sentido para mí, dejó de tratarse de un acto homófobo, sino de un ataque hacia mí. La imagen de mi hermano se presentó en mi cabeza, con una sonrisa orgullosa, sabiendo que  acertó al herir a una de las personas que más quería. Cerré los ojos, tratando de convencerme de que ese pensamiento no tenía muchos fundamentos, y que era poco probable.

--¿"Lo que has hecho"? Eso no tiene sentido, ¿Seguro que fue por eso? ¿No te dijeron algo más?-- Samuel quiso saber.

Escuche que Frank carraspeó --Fue lo que entendí, y a lo que le halle sentido. También mencionaron algo de dejar claras las cosas, pero eso fue al irse. No quise pensar mucho en eso.

Pudo ser por cualquier tontería, últimamente Luzu a yo salíamos mucho en mi motocicleta-- al decir eso, mis ojos volvieron a abrirse. Ahí estaba la respuesta; era obvio, mi hermano nos había visto. Mire al castaño, Samuel limpiaba con cuidado su labio, suspirando enojado --. Alguien nos habrá visto salir de "La Casa Gay".

Le escuche reír, pero yo no me sentía con ánimos para sonreír; y Samuel, menos 》En serio, no te alteres con esto Samuel. No es la primera vez, y no será la última. 

El mayor suspiró, y se puso de pie, dando solo unos pasos para tirar el algodón que uso. Sacó una pomada, la reconocí en seguida, y apenas le destapó se escuchó que se abría la puerta principal, y nuevamente fue cerrada con mucha fuerza. El sonido nos sobresaltó a los tres, tanto que casi cae el bote de las manos de Samuel.

--¿Ahora qué?-- gruñó, poniéndose de pie con la intención de ir a ver --. ¿Puedes ayudarme Luzu?

Su mano se estiró ofreciéndome la pomada, y la tomé enseguida, asintiendo. El barbudo se marchó, y yo me coloqué donde estaba sentado, para continuar con lo que iba a hacer. Tome un poco de la substancia, y cuando miré a Frank, noté que sus ojos me observaban con atención. Me quedé quieto, sin mover un solo músculo mientras volvía a estudiar su cara. El solo pensar que los hombres de mi hermano le habían hecho me daban ganas de ir a golpearles, y de llorar de frustración porque el tuviese que sufrir esto.

Su rostro, a pesar de estar limpio de sangre, comenzaba  a hincharse en ciertas zonas, y conocía lo suficiente de heridas como para saber que no desaparecerían en unos días. Frank carraspeó, despertándome, y suspiré antes de llevar dos de mis dedos con la substancia a su piel, acariciando con extremo cuidado su mejilla. Note que sonrió, y chasqueé la lengua --No lo hagas.

No me hizo caso, y continuó sonriéndome como el tonto que era. Suspiré, negando con la cabeza --¿No quieres preguntarme nada?-- cuestionó, poniéndome nervioso.

--¿Debería? He estado aquí todo este tiempo, te escuche. Ya, no hables Frank.

Rió, antes de ignorar mis palabras y volver a hablar --Podías preguntar el cómo llegué a aquí.

Mi cabeza se movió un poco, dándole la razón --¿Cómo llegaste?

--Me trajo un amigo, prometió volver más tarde con mi motocicleta-- asentí, sin dejar de pasar la pomada por sobre sus zonas lastimadas --. Luzu.

--Ya no hables Frank.-- susurré.

--Dijeron tu nombre.

Dijo lo que tanto temí, y cerré los ojos dejando de moverme. Unas enormes ganas de llorar llegaron a mí, y deseé ocultar mi rostro para poder hacerlo --Perdóname-- mi tono de voz apenas y fue audible. Una de las manos de Frank fue hasta la mía, buscando entrelazarlas, y le dejé, sintiéndome terriblemente culpable --, perdóname Frank.

Poco a poco abrí mis ojos, encontrándome con una sonrisa sincera 》Te he ocultado unas cosas, y ahora haz pasado por esto debido a mí. Prometo qu-que yo me en-encargaré de que-- su mano restante se posó en mi mejilla, haciendo que me callara.

Se levantó un poco, y negué, pidiéndole que se recostará y descansará, pero me ignoró --Calma Luzu, no estoy enojado contigo. Estoy confundido, y quisiera que me contarás todo.

Negué, con los ojos ya humedecidos. Me incline un poco hacia su mano, deseando que diese una caricia en mi mejilla; y afortunadamente lo hizo --Odio verte así, odio que te hayan hecho esto.

Frank rió. Al mirarle; llegó ese pensamiento. Mi hermano me advirtió que cuidará de mi "novia", seguramente me había visto con Frank, y lo más probable era que pensase que era mi pareja. Sonreí con pesar, con tristeza, pues a pesar de todo, mi hermano seguía conociéndome perfectamente. En ese momento, mirando los ojos brillantes del castaño supe que me gustaba, Frank me gustaba. Apreté un poco más su mano contra la mía, maldiciéndome por caer en los encantos de Frank Garnes.

--Luzu.-- mi nombre saliendo de sus labios me hizo sonreír, y deseé abrazarle, pero tuve que conformarme con la unión de nuestras manos, y su tacto en mi mejilla. 

El ruido de un cristal estrellándose me hizo sobresaltarme, y me aparté de Frank para levantarme. Escuche que preguntó algo, seguramente por qué había pasado, pero no respondí. Me encaminé a la puerta, para salir, y ver que estaba pasando, tratando de ignorar ese horrible mal presentimiento.

_______

¡Hola!

Ejhé, ya quería publicar este capítulo :3

¿Cómo han estado? Espero que bien n.n

Les quiero mucho, y mil gracias por leer <3 <3



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