Tomé los papeles ofrecidos por Joshua con el cansancio más grande del mundo. Miré a Abel sentado frente a nosotros, como siempre, con su rostro transmitiendo humor de superioridad.
Leí los papeles, tiene veintiún años y estudió en la universidad de New York, tuvo varias colaboraciones en exposiciones de arte muy famosas en realidad, también trabajó en una empresa de alto prestigio en la misma ciudad.
Estaba un poco feliz, debido a que Isabella había aceptado viajar conmigo a Francia y New York, sólo había un inconveniente y era atravesar la barrera que Joshua impondría entre ambos cuando ella se lo anunciara. La madre estaría encantada, pero su padre pondría peros sin dudarlo.
—Eres bastante considerado en New York, por lo que veo —digo mientras leo, sin mirar a Abel —Bastante tomado en cuenta, a decir verdad.
—Renuncié porque decidí venir aquí —dijo, tomando mejor postura en su asiento.
—¿Por qué? —decidí preguntar, esta vez mirándolo sobre los papeles.
No notaba una pizca de ningún sentimiento en específico en su mirada, se veía bastante inexpresivo verdaderamente, ahora mismo, pude captar como me guiñó el ojo con el fin de molestarme mientras Joshua no tenía la vista sobre él.
Lo ignoré.
—Porque sentía que el nivel de Fairchild era mucho más grande —explicó —, tratan con industrias de alto prestigio, con artistas inconfundibles, empresarios por excelencia y tienen un aspecto limpio y correcto en todo. Es un reto para mí —dijo, y levantó solo un poco la barbilla —, y me gustan los retos.
Mi mirada estuvo sobre él unos segundos.
—¿Industrias de alto pretigio? —alcé una ceja.
—En relación con las industrias, esta empresa está estrechamente relacionada con universidades y pequeños centros de investigación, lo cual ha sido muy importante para el éxito de dichas industrias de la pintura —explicó —. Ustedes son como la catapulta a la excelencia de un gran número de artistas y diseñadores, como tú, Shawn Mendes —me miró con una pequeña sonrisa —Gracias a tu excelencia tienes un gran puesto aquí, y a ese punto quiero llegar, espero superar esos niveles.
¿Superarme a mí? Imbécil. Tengo muchos años conociendo a Joshua, tenemos algunos problemas por los cuales he perdido un poco la cercanía con él, esos problemas son Isabella y a donde la quiero hacer llegar. ¿Pero mi puesto? nadie es capaz de superar mi puesto. Él no es tan listo como para acabar con mi zona de confort.
—Eres bueno —por primera vez, Joshua habla —. Tienes cierta experiencia y eso me gusta, se puede admirar a simple vista eres listo para hacer negocios.
—Podría asegurar que soy muy bueno en las conferencias —dice —, tengo muchas ideas.
Joshua me miró, y luego a él, colocando su carpeta sobre la mesa, y retomó una postura más recta en su asiento, comenzando a escribir unas cosas en los papeles que contenía, para luego tomar un sello y marcarlo sobre la hoja.
El chico es bueno, es tan listo que me preocupa y tan hábil que no me molestaría que lo mantuvieran en el área de conferencias mayores, haciendo negocios con personas de alto rango, logrando obtener muchas ventajas y grandes resultados.
Realmente, lo único que me molestaba era su actitud, pero este es mi trabajo, debo tomar en cuenta la parte laboral e ignorar la mala experiencia que hemos llevado mutuamente, mantenerlo lejos y continuar con mi puesto.
Así que también firme los papeles y coloqué el sello.
—Bienvenido a Fairchild —sonrió Joshua, entregándole la información de ambos. Yo me encontraba normalmente serio —, tu período de prueba es en lo que queda de esta semana, aunque creo que no lo necesitas, pero es algo obligatorio.
—Muchas gracias, no los decepcionaré —estrechamos manos con él y se retiró en cuestión de segundos.
Lo único que llegaba a pensar, era que ese tipo me parecía raro en su totalidad, que jamás dejaría de sospechar de él mientras estuviera trabajando aquí.
—Debo retirarme, con permiso —digo, levantándome —, ¿necesitas que revise algo?
—No gracias, puedes retirarte —volvió su vista a la computadora, en la cual revisaba algunos planos digitales.
Salí de ahí rápidamente, antes de que se le ocurriera preguntarme sobre Bella y volví a mi oficina a recoger algunas cosas, listo para retirarme.
Terminé antes de lo esperado, creí que duraría hasta tarde aquí.
Justo cuando iba a salir, me encontré con Isabella fuera de mi oficina, como si estuviese debatiéndose entre entrar o no.
—Estás cansado —dijo afirmándolo, y sonreí un poco.
—Nunca estoy cansado para ti.
Ella sonrió tímida, con los labios sellados y por primera vez, sentí un cosquilleo en el estómago, como si un sentimiento me recorriera y provocara que mi corazón latiera aún más. Es algo estúpido, no puedo sentir estas cosas, pero se veía terriblemente hermosa.
—¿Me acompañas? —pregunté, tomando mi celular y las llaves de mi auto.
(...)
Al estar en mi casa, Isabella y yo estábamos dentro de la piscina tratando de relajarnos un poco, el agua estaba un tanto helada, pero eso no era un problema para ambos cuando estábamos acostumbrados a vivir en una ciudad con temperaturas muy bajas.
—¿Estás listo? —cuestionó cuando estuvimos en un rincón de la piscina, sus piernas estaban alrededor de mi cintura y sus manos alrededor de mi cuello.
—¿Para qué, nena? —cuestioné, a pesar de que sabía a qué se refería.
Bella jamás dejaría de insistir sobre los datos de mi vida personal, era algo importante para ella saberlo si quería involucrarse conmigo de verdad, y eso fue algo que no me tomé tiempo de pensar cuando acepté hacer este trabajo para Joshua, tener que regalarle una parte de mi vida personal a Isabella Fairchild. Aunque por otro lado, sentía la pequeña necesidad de contarle un poco de mi niñez, de mis padres y esas cosas.
—Tu promesa... —dijo suavemente, con una pizca de miedo en su tono de voz.
—Cierto —respondí —. Bien, ¿qué quieres saber?
—¿Por qué hay tantos rumores malos sobre ti? De que eres un mujeriego, que nunca has tenido una relación duradera y que todas las mujeres que has tenido son nada más que una imagen de una noche.
Tragué fuerte, no me esperaba esa pregunta.
Isabella's POV
Al fin Shawn me había permitido preguntarle sobre su vida personal, al fin podría conocer al hombre que estaba ocupando tanto mi atención como se le fuera posible.
Había comenzado tratando de corroborar la información del público, quería saber si lo que dicen es cierto o falso.
—¿Eso es cierto, Shawn?
—Verás —comenzó suspirando—, cuando yo era muy pequeño, mis padres peleaban todo el tiempo, mi padre nos golpeaba a mi madre y a mí frecuentemente, todos los días y todas las noches. Tomaba un cinturón, y con la hebilla me dejaba varias marcas en los pies, piernas y brazos, siempre me decía que nunca sería nadie en la vida al igual que mi madre, que solo sería un niño mantenido y que cuando él muriera me moriría de hambre en cuestión de días, porque era un fracasado.
La última frase la pronunció entre dientes y su mirada se dirigió hacia el agua, sus manos hicieron presión en mi cintura debido a lo tenso que estaba, así que las tomé y las entrelacé con las mías, brindándole confianza y haciéndole saber que estaba ahí para él.
—Yo... siempre trabajé vendiendo mis pinturas en el pueblo, a todos les fascinaban, pero eso se acabó cuando ese maldito hombre quemó todas mis pinturas, lápices y lienzos, hojas de papel, creyones, acabó con todo lo que me quedaba —sus ojos amenazaban con llorar —. Un día, mi mamá me obsequió una cámara que me pidió ocultar muy bien, donde hay recuerdos de nosotros e imágenes de mis dibujos, con los que logré estudiar en la universidad de New York y ser quien soy ahora.
—¿Dónde está tu madre, Shawn? —pregunté sin poder evitarlo.
Una lágrima cayó de su rostro. —No lo sé —lloró un poco y su mandíbula se tensó aún más —, ella y mi padre se fueron de viaje un día, ni siquiera sé a dónde y nunca supe más de ellos, empecé a trabajar y buscar mantener mi hogar sólo —sonrió un poco recordando, pero enseguida esa sonrisa se esfumó —. Luego, cuando mis managers me contrataron, me sentía tan sólo y abandonado que me acostaba con cualquier mujer hermosa que se interesara en mí, y luego trataba de evitarlas a toda costa cuando me cansaba de ellas. Meses después me encontré con la cámara que me obsequió mi madre y me convencí de que eso no era lo que ella quería para mí y me alejé de ese mundo del alcohol y las mujeres, y comencé a centrarme mucho más en mi trabajo como debía.
— Shawn...
— Me sentía tan sólo, Bella —decía con rabia, con dolor en su voz quebrada —. Estoy tan solo.
Mi corazón se partió en mil pedazos, mi alma estaba quebrada y mi corazón palpitaba fuertemente, sentía que se saldría de mi pecho en cualquier momento. Podía imaginar tan siquiera como se sentía no saber de la persona que más amas, la impotencia de no saber de su existencia, de su paradero, y sobre todo el dolor de sentirse abandonado por la persona que te prometió siempre estar para ti en los momentos más difíciles y estar en cada logro, en cada triunfo, y que al final solo te brinde un pasadizo de rabia y dolor... es aterrador.
—Hey, hey —coloqué mis manos en sus mejillas heladas —. No estás solo, Shawn —besé su frente y acerqué su rostro a mi pecho, dejando que llorara cuanto quisiera —Tú me tienes a mí, estaré aquí para cuando lo necesites, para cuando me necesites siempre estaré.
Sabía que era difícil para él aún cuando hayan pasado muchísimos años de su partida, incluso cuando había sufrido tanto daño físico y mental. También sé que para muchos el sexo es una manera de no sentirse tan sólo, de saciar las ganas de sentir compañía, pero esa decisión aburre en un momento determinado de tu vida, porque en lugar de ser una salida, seguían siendo puertas que se abrían y no se cerraban.
Shawn no necesitaba una mujer cada noche, Shawn necesitaba una persona para todas sus noches, alguien que esté dispuesto a estar para él siempre y que cuide de él en sus peores momentos, porque él lo necesita, a pesar de ser quien todos creen que es, él es una persona vulnerable y sensible en el fondo.
Yo quería ser esa persona que se quedara todas las noches, sin importar nada ni nadie, sin importar las circunstancias yo estaría para él.
—Quiero que me demuestres que lo que dices es cierto —dijo, ya un poco más calmado —, quiero que no seas una imbécil como yo y cumplas tus promesas, que me prometas que no me abandonarás, nena, porque yo te necesito aquí conmigo —se alejó de mi pecho y juntó nuestras frentes, cerrando sus ojos —. Yo te necesito, Bella, te necesito más de lo que puedes imaginar.
Sin responder con palabras, comencé a besarlo frenéticamente. Ya no sentía ningún impedimento, ya me sentía totalmente segura de lo que hacía, sabía a quien quería, y sé a quien quiero cuidar. No quiero que nada malo le pase a Shawn, ahora más que nada quiero protegerlo de todo el que quiera hacerle daño, porque descubrí que no es tan exageradamente fuerte como aparenta ser.
Y entonces... me di cuenta que lo necesitaba en mi vida más que a nadie y a nada en este mundo.
Nuestras lenguas formaban una guerra, las yemas de mis dedos presionaban su espalda debido al placer que estaba comenzando a sentir cuando mordía mi labio inferior y repasaba este con su lengua con tal sutileza que me provocaba querer desearlo más de lo que lo hacía en estos momentos.
—Eres todo lo que necesito en esta vida, nena —dijo entre el beso, con su respiración un tanto agitada.
Mi labio temblaba al sentir sus labios dejar pequeños besos en mi cuello y hombro, e incluso en la parte trasera de mi oreja.
— Eres la única que provoca este efecto en mí, eres la que quiero en mi vida siempre —reveló, pero esta vez en mi oído, logrando que mi piel se erizara de nuevo —, y esta sí es una promesa.
Sonreí al instante, este chico estaba comenzando a volverme loca. Shawn estaba provocando que me rindiera a sus pies de tal forma que con solo un par de besos ya me tenía a su merced y lo más demente de todo esto, es que adoraba la idea de estar ahí con él sin ningún remordimiento de estar faltandole el respeto a mi padre, no me importaba el trabajo, no me importaba nadie a nuestro alrededor, era como si fuésemos solo él y yo, drisfrutando de un momento tan íntimo y sincero como este, desahogándonos uno con el otro, dando a relucir nuestros mayores miedos y dolores, y apoyándonos el uno al otro a pesar de lo fuerte que pueda ser la situación.
Shawn me había transmitido más que sólo confianza esta noche, también me había demostrado una sinceridad tan pura y cierta, que tal vez me costaría un poco más dudar de él.
Shawn Mendes era una auténtica caja de secretos que yo estaba dispuesta a explorar sin importar Joshua Fairchild, sin importar Ruth... sin importar nadie.