Z El Señor De Los Zombis (Lib...

Per FacundoCaivano

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Tras despertarse en un callejón baldío, cubierto de sangre y sin ser capaz de recordar su identidad, un solit... Més

0. Lo muerto, debe quedarse muerto. (I)
0. Lo muerto, debe quedarse muerto. (II)
1. Mi nombre es... (I)
1. Mi nombre es... (II)
2. ¡¡Corre!! (I)
3. ¿Asociación libre? (I)
3. ¿Asociación libre? (II)
3. ¿Asociación libre? (III)
4. El día "Rojo" de Rex. (I)
4. El día "Rojo" de Rex. (II)
4. El día "Rojo" de Rex. (III)
4. El día "Rojo" de Rex. (IV)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (I)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (II)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (III)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (IV)
5. Bienvenidos a la Nacion Escarlata (V)
6. Acuerdo de paz. (I)
6. Acuerdo de paz. (II)
6. Acuerdo de paz. (III)
6. Acuerdo de paz (IV)
6. Acuerdo de paz (V)
6. Acuerdo de paz (VI)
6. Acuerdo de paz. (VII)
7. La puerta Zeta. (I)
7. La puerta Zeta. (II)
7. La puerta Zeta. (III)
7. La puerta Zeta (IV)
7. La puerta Zeta (V)
8. Esto no es un adiós (I)
8. Esto no es un adiós. (II)
8. Esto no es un adiós. (III)
8. Esto no es un adiós. (IV)
9. El pequeño Zeta (I)
9. El pequeño Zeta (II)
9. El pequeño Zeta (III)
9. El pequeño Zeta (IV)
10. El Señor De Los Zombis (I)
10. El Señor de Los Zombis (II)
10. El Señor De Los Zombis (III)
10. El Señor De Los Zombis (IV)
10. El Señor De Los Zombis (V)
10. El Señor De Los Zombis (VI)
10. El Señor De Los Zombis (VII)
11. Somos Los Escarlata (I)
11. Somos Los Escarlata (II)
11. Somos los escarlata (III)
11. Somos Los Escarlata (IV)
12. Cuenta Regresiva (I)
12. Cuenta Regresiva (II)
12. Cuenta Regresiva (III)
12. Cuenta Regresiva (IV)
12. Cuenta Regresiva (V)
12. Cuenta Regresiva (VI)
13. No Eres Un Héroe (I)
13. No Eres Un Héroe (II)
13. No Eres Un Héroe (III)
13. No eres un héroe (IV)
13. No eres un héroe (V)
13. No eres un héroe (VI)
13. No Eres Un Héroe (VII)
Final: No eres un héroe.
¡Gracias!
¡Reboot ya disponible!

2. ¡¡Corre!! (II)

95.3K 4.4K 934
Per FacundoCaivano

—Corre, mierda... ¡¡Corre!!

Inmediatamente, consumidos por el miedo y movilizados por la adrenalina que recorría cada rincón de sus cuerpos, ambos chicos emprendieron una veloz carrera, nuevamente hacia la plaza, en dirección contraria al monstruo.

Rex se desvió un poco para recoger su arma, y reanudo el paso tras su compañero. El gran Zombie al verlos frunció el seño y echó un desgarrador grito, seguido de eso se llevo el poste de la señal de transito a la espalda y de un movimiento rápido, lo arrojo fuertemente, directamente hacia los dos jóvenes en fuga.

Rex mientras seguía corriendo, al escuchar el grito instintivamente miro hacia su retaguardia y pudo ver como el letrero volaba girando en dirección a ambos, rápidamente si pensarlo dos veces empujó a Zeta hacia un lado haciendo que este cayera girando sobre sí mismo emitiendo un leve gemido de dolor y seguidamente se tiro al suelo arrastrándose de costado.

El poste pasó muy cerca de él, pero solo lo rozo, impactó en el asfalto, reboto estrellándose con varios Zombies más adelante y terminando su recorrido en una vidriera, haciendo un tremendo escándalo al partirse.

Ambos jóvenes alzaron la cabeza con un gesto de miedo y preocupación en sus caras, y pudieron observar como todos los Zombies de la zona se perfilaban en su dirección. Ya los habían localizado.

Rápidamente, casi a la vez se incorporaron y prosiguieron a correr a toda velocidad dirigiéndose a los Zombies en la plaza. Eran ellos o el gigante, la opción era obvia.

La horda al sentir sus presencias de aroma a carne fresca y sangre caliente brotándole por sus poros, comenzaron a seguirlos intentando llevarse un buen manjar.

Al mismo tiempo, el Zombie gigante comenzó a moverse, emprendió un lento trote que gradualmente por cada paso que daba, fue aumentando su velocidad considerablemente, debía pesar unos quinientos kilos, pero se movía con extrema agilidad.

A su vez ambos jóvenes pasaban a través de la gran horda que los acechaba intentando darle caza, pero los chicos eran más rápidos, los esquivaban ágilmente o bien los empujaban para que no estorbasen, de todas formas ninguno se animaba a usar las armas, su prioridad máxima en este momento era guardarlas para el monstruo gigante.

Siguieron corriendo y pasaron de largo la gasolinera, cuando en ese momento, de repente, se escucho grito aun más fuerte que el anterior, era mucho más agudo e increíblemente dañino para los oídos, los dos chicos no pudieron evitar soltar un gemido de dolor llevándose las manos a la cabeza.

Zeta no pudo ver con exactitud la providencia de aquel irritante sonido, pero no tenía ninguna duda de que se trataba indefectiblemente de una parca, en seguida trato de pensar un plan que los sacara rápidamente de ese aterrador apuro.

Observó en la manzana de en frente, había una puerta de madera, a la segunda casa a la izquierda, a simple vista parecía un almacén y las persianas de la ventana eran de metal y estaban cerradas, es la oportunidad perfecta pensó, solo debía tumbar esa puerta y encontrar la manera de ganar tiempo para idear una idea mejor que esa.

Zeta hizo una señal a Rex indicándole que se dirigiera a ese lugar, este asintió con la cabeza indicando la aprobación del plan. Justo en ese momento, el gran Zombie que los perseguía bramo un gruñido feroz y dio un gran salto ascendiendo fácilmente unos siete u ocho metros del suelo y se dirigió rápida y peligrosamente hacia los chicos.

Zeta sin perder más tiempo tomo impulso, se esforzó el mismo en aumentar su velocidad, las piernas ya le pesaban sentía que le quemaban, no podía correr más rápido por mucho tiempo... y se lanzó.

Aterrizo contra la puerta golpeándola con su hombro y parte del brazo y esta cedió y el chico cayó al suelo y se arrastro por inercia golpeándose fuertemente con el muro.

Rex hizo lo propio y también ingreso, pero en el intento de cerrar la puerta a sus espaldas, algo golpeo y retumbó en el suelo, algo grande y pesado, era el Zombie gigante, había aterrizado pero como a Zeta, la inercia lo arrastro hacia delante haciendo que siguiera de largo, lo único que llego a alcanzar con su gigantesca mano fue la puerta de madera, la cual se llevo con él.

Zeta que seguía tendido en el suelo sobándose el brazo adolorido, no se percato de la presencia de un zombie que tenía a su lado, este se le encimo intentando morderlo pero Rex se apresuro en darle un corte preciso justo en medio de la cabeza con su cuchillo.

Con ayuda de su amigo, Zeta pudo incorporarse, su hombro le dolía a horrores, temía habérsele dislocado o roto, pero no había tiempo de repararse en eso, debían escapar primero, y sanarse luego.

Zeta ladeo su cabeza en todas direcciones, buscando con dificultad entre la oscuridad alguna salida de emergencia. Para su suerte encontró una, había una puerta al otro extremo de la habitación, detrás del mostrador del almacén.

—Por aquí...—Guió Zeta, apenas podía pronunciar las palabras correctamente, estaba agotado por el escape y adolorido por la caída. Y todavía no terminaba.

Ambos se acercaron a la puerta, pero antes de poder hacer nada, el Zombie gigante se les apareció por el hueco que había dejado en la entrada, pero como era muy pequeño para que pasara, comenzó a agrandar más el hueco a feroces golpizas.

Los dos se apuraron en cruzar la puerta, Rex la cerró apenas termino de cruzar, se miraron desesperados, buscando alguna salida del lugar, si no encontraban algo rápido seria su fin.

Zeta logro divisar una pequeña ventana a lo alto, donde conectaba con un terreno baldío sin ningún rastro de Zombies cerca, y que podría caber una persona con una flaca contextura física, el joven se alegro de estar casi dos días sin comer nada y bajar esos dos kilos de más que tenía. En realidad no los tenía, pero era muy acomplejado.

Sin perder más tiempo, Rex arrastro una mesa de madera un poco pesada, cerca del ventanal, y permitió a Zeta que suba el primero, este hizo lo propio e intento abrir la ventana, pero estaba atascada, forcejeo un rato pero le era imposible, no cedía con nada.

Mientras tanto, los golpes del zombie gigante dejaron de escucharse, y todo se sumió en un incomodo silencio que alerto a los jóvenes. Ya había logrado pasar, y no tardaría mucho en llegar a ellos.

Zeta desesperado saco su arma y con la culata comenzó a romper el vidrio a golpes, habilitando el paso al otro lado, luego de un salto se trepo al ventanal y cruzo lo más rápido que pudo, pero accidentalmente se corto la mano al apoyarse sobre un vidrio en punta.

Rex mientras tanto esperaba muy nervioso su turno, mirando constantemente hacia la puerta, rezando mentalmente que no apareciera ese monstruo, pero justo en ese momento, vio como la puerta salió volando chocando contra un muro muy cerca de su posición.

— ¿Qué estas esperando? ¡Vamos!—Gritó Zeta del otro lado del ventanal.

Rex no se dio cuenta que su compañero ya había cruzado, al prestar más atención al monstruo que ahora mismo estaba asomándose por la puerta, aterrador, amenazante, mirándolo con sus inertes ojos grises.

Rápidamente subió de un salto a la mesa de madera, y de otro salto más se colgó en el ventanal, mientras que el zombie gigante al verlo, enfureció bramando otro grito de esos que te hielan el alma, y cruzo el estrecho hueco de la puerta de una embestida.

Justo cuando Rex pudo pasar la mitad del cuerpo hacia el otro lado, el zombie tomó carrera y se dirigió rápidamente hacia el ventanal, Rex sin dudarlo se dejo caer hacia el exterior, pero justo en ese momento, el zombie dio una feroz embestida al ventanal destruyendo completamente todo el muro, y pasando al otro lado.

Rex cayó bruscamente al suelo rodando sobre sí mismo entre escombros que le caían ensima. El monstruo se giró y se dirigió a paso rápido hacia Rex que yacía aún en el suelo y todavía no se recuperaba de la caída.

Zeta que se encontraba más atrás, por suerte no llego a recibir el impacto, y se apresuro en sacar su arma y apuntar a la bestia gigante que amenazaba con hacer puré a su amigo, respiro profundo, su pulso le fallaba, era lógico... su hombro le dolía por la anterior caída, y su mano tenía una herida bastante profunda que no le dejaba apuntar el arma con precisión. 

Tomo aire y aguanto la respiración preparándose para el inminente dolor, presiono el arma con fuerza obligándolo a hacer un gesto doloroso. Apunto a la cabeza del zombie que ya estaba peligrosamente cerca de su compañero... y disparó.

La bala salió del cañón del arma y se dirigió directamente a la parte posterior de la cabeza del gigantesco zombie, este solo se detuvo pero no pareció inmutarse, solamente se llevo la mano a la cabeza y se la froto como si la bala se tratase de un simple mosquito.

Zeta sin ceder siguió disparando, intentando atinar todos los disparos al mismo lugar, sabía que si disparaba cerca de la zona del bulbo raquídeo que se encontraba cerca de la parte posterior e inferior de la cabeza, causaría una muerte instantánea, un principio básico en los humanos, pero no estaba seguro si también se daría en los no muertos, y mucho menos en este gigante.

Disparo dos, luego tres, cuatro y finalmente cinco veces... el quinto disparo que impacto, hizo que el gigantesco zombie exclamara un aullido de dolor y cayera finalmente de rodillas, para luego desplomarse fuertemente contra el suelo.

Rex que todavía seguía consciente, aparto un par de escombros que se situaban sobre él, y pidió ayuda a su compañero, Zeta fue inmediatamente a socorrerlo, lo ayudo a incorporarse y por suerte no contenía heridas graves, tan solo magullones, cortes y algunas raspaduras.

— ¿Estás bien? —Preguntó Zeta.

—Sí, no pasa nada... un par de raspones nada mas... tuve suerte que esa cosa no me aplast...—Pero un ensordecedor grito lo interrumpió.

Era ese escalofriante y agudo grito que habían oído cuando escapaban, pero ahora se escuchaba mucho más cerca. Zeta se giró y vio a través de una valla de madera a un zombie que los acechaba, ese que denominaba parca, por su cara esquelética llena de sangre y su aterradora mirada que ahora mismo estaba clavada en ambos.

El zombie saltó ágilmente la valla sin problemas, y quedo parado enfrentándose a los chicos, amenazándolos con su mirada, respirando pausadamente y expulsando de su mandíbula un ligero y ardiente humo.

Estos retrocedieron por reflejo, pero no podían ir a ningún lugar, estaban acorralados, detrás de ellos solo se encontraba el hueco que había abierto el zombie gigante, y ya estaban demasiado cerca de la parca como para escapar, no tenían oportunidad, solo quedaba enfrentarse al monstruo directamente.

—Rex, te comento que no me quedan balas...—Dijo Zeta gatillando el arma sin que se efectuara ningún disparo, a la vez que seguía retrocediendo y se alejaba considerablemente de su compañero. —Te lo dejo.

—Bien... —Dijo Rex mientras sacaba el arma de la funda, invadido por los nervios, y sin quitar la vista de la bestia. —Uno...—Susurró mientras volvía a guardar el arma, y procedió a realizar la misma operación. —Dos...

El zombie no espero mas... ya había medido a sus objetivos y se decidió a atacar, se agazapo posándose sobre sus brazos, y de dos veloces zancadas se dirigió hacia Rex, que desenfundaba su arma por tercera vez, el zombie al estar suficientemente cerca dio el salto de gracia, dirigiéndose peligrosamente hasta su objetivo.

Rex ya no tenía más tiempo, no llegaría... su cuerpo se paralizó, sus ojos se abrieron como dos platos, su corazón le pareció detenerse, automáticamente, como si de una película se tratase, todo le pareció ir más lento.

Luego observo a través de los grisáceos ojos del zombie, pudo verse reflejado, y su vida entera paso delante de él en un segundo, cada recuerdo, cada momento vivido, cada experiencia ganada, cada situación placentera.

Recordó todo lo bueno de su vida, en ningún momento pensó en las cosas malas que le habían sucedido, todo era bello en sus recuerdos, su primera vez montando una bicicleta, y su primera vez arreglándola, su primer beso, su primer amor, sus cumpleaños más significativos, su graduación, y su viaje de egresados.

Imagino a toda su familia frente a él, en la puerta de su casa observándolo, y sonriendo, dándole un espacio ahí, junto a ellos, casi instantáneamente una lágrima se dejo deslizar por su mejilla, quería ir con ellos, con su padre, con su madre, con sus abuelos, con sus tíos, con sus primos, con sus amigos, con su novia...

Una sonrisa se dejo dibujar en su rostro, seguido de un leve casi insonoro suspiro, sus ojos se cerraron...  y se entregó a lo peor.

Continua llegint

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