Irrumpir en el Ardid (irrumpi...

By migomz

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Astrid es una semiangel que siempre se sintió ajena a su naturaleza, su temple será puesto a prueba cuando de... More

Sinopsis
Al final de la cadena alimenticia
Las mejores cosas vienen en paquetes de dos
No siempre lo que ves es lo que realmente hay
El ángel que nació para triunfar
La bienvenida puede ser agridulce
El primer acercamiento, primera victoria
El arriesgarse puede ser una buena tentación
No todo tiene que empezar con el pie derecho
Y los secretos comienzan a revelarse
Las explicaciones sobran en este paquete
Que las apariencias no te engañen cuando a punto de caer estás
El ángel de la guerra
La soledad nunca estuvo mejor acompañada
¿El ángel o el humano?
Todo cae en picado
La furia es especialista en la locura
Los ojos ven, los oídos escuchan pero el corazón no acepta
En la muerte se encontró la libertad
Atentar contra el mundo celestial tiene sus consecuencias
El camino se hace más angosto y el abismo más grande
Y sin poder evitarlo eres tu enemigo
Demasiado tarde, demasiado doloroso y sin control
Epílogo
Aviso: ¡Una pequeña sorpresa!
POV Brashier: El ángel que nació para triunfar
Aviso: ¡Buenas noticias, continuación de la historia!
Nota final de la autora (por favor leer)

La situación pinta como un rompecabezas

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By migomz

La mirada de Kenton sobre mí me decía que mi aspecto había mejorado mucho durante el tiempo que estuve dormida, levanté una mano para mirar mi brazo, éste no lucía pálido. Hice un rápido escaneo de todo mi cuerpo comprobando que todo estuviera bien y en su lugar.

Los ojos verdes de Kenton se achicaron mientras sonreía ¿Podría perdonarle por haber intentado asesinarme? Bueno, no era técnicamente perdonarle pues no lo había hecho y si hubiera tenido un verdadero deseo malicioso de acabar conmigo no estuviera allí en la cama conmigo mirándome con tanto cariño que mi corazón latía como loco.

—Ya despertó, puedes irte —Anunció Igor.

Dirigí mi mirada hacia Igor que avanzaba hacia nosotros con paso medio y seguro, su mirada sobre Kenton me recordaba lo terriblemente molesto que él se encontraba respecto a toda esta situación de que casi acaba conmigo ¿Podría culparle? No, no podría hacerlo, era mi "padre" después de todo, esperar que hiciera lo contrario hubiera sido muy tonto y en cierto punto una pérdida de tiempo.

— ¿Cómo te sientes? —Preguntó Kenton atrayendo mi atención hacia él.

—Mejor —Intenté sonreír pero mi boca no parecía querer colaborar con la labor.

En cierta manera estaba esperando una disculpa de parte de Kenton o al menos una explicación de por qué lo hizo, era lo menos que me merecía por semejante susto. Un par de segundos pasaron y Kenton no hizo ningún gesto que me indicara que se disculparía y en cambio se levantó de la cama con gracia.

— ¿Por qué te vas? —Pregunté sentándome en la cama con rapidez.

—No debería estar aquí —Dijo mirando hacia Igor que le fulminaba con la mirada—, te estaré esperando en casa —Tragué intentando no sentirme triste por cómo sonó eso.

¿Casa? La comunidad no era mi casa, no lo sería jamás. Irónicamente comenzaba a considerar la tierra como mi casa, mi verdadera casa. Las palabras de Maciel resonaron en toda mi cabeza dándome la razón: “Naciste en la tierra, entre humanos, naciste para estar entre ellos.”

Seguí con la mirada a Kenton mientras salía de la habitación sin mirar atrás. Entonces caí en la cuenta de que nuestra relación estaba en un grave peligro debido a todo este asunto ¿Podríamos superarlo? Bueno, primero que todo debíamos hablar sobre este asunto y aclarar todo, lo que claramente no estábamos haciendo, segundo debíamos estar juntos para llegar a un acuerdo de lo que haríamos, lo que tampoco estábamos haciendo ¿Podría decirse que superaríamos esto? No parecía muy viable.

— ¿Quieres desayunar? —Preguntó Igor sentándose en la cama.

Asentí una vez antes de levantarme de la cama ¡Oh sí! Mis piernas ya no eran dos gelatinas esperando derrumbarse en cualquier momento. Bajé las escaleras con mucha pesadez a causa de todo lo que me estaba pasando (y que no quería pensar), era como si de pronto me encontrara en una encrucijada donde tuviera que elegir entre un lugar al que no conozco pero donde me siento cómoda y el lugar que conozco a la perfección pero donde me siento increíblemente incómoda ¿Cómo pude llegar a eso en sólo cuatro días?

El rico olor a comida me envolvió con cariño haciéndome sonreír un poco, Igor pasó a mi lado para servirme. Suspiré apoyando mi cabeza entre mis manos ¿Qué haría ahora que todo comenzaba a ir cuesta abajo? Bien, desaparecer no era una opción, pero el enfrentarme a todo tampoco parecía la mejor ¿Qué me quedaba? Seguir adelante.

—Papá —Le llamé hundiendo el cuchillo en mis panqueques.

Igor bajó el periódico que tenía en sus manos y fijó toda su atención en mí.

—Dime

— ¿Cómo fueron las cosas cuando descubriste que te habías enamorado de Elizabeth? —Pregunté ausentemente mientras acuchillaba a mis panqueques.

—No fueron nada sencillas, de eso puedes estar segura —Hice una mueca con la esquina de mi boca.

Nada sencillo, ahora le comprendía mejor la historia con su protegida ¡Claro que no fue sencillo! Al menos ella era un ángel y podía entenderle, en cambio Brandon era un humano que estaba segura no comprendía en lo absoluto a los ángeles y por ende no podía esperar nada de él.

—Pero todo valió la pena —Me sonrió.

— ¿De qué manera pudo valer la pena? —Pregunté molesta.

Igor me miró con diversión, sabía que se estaba imaginando cosas completamente equivocadas que giraban en torno a mí y a mi protegido. Resoplé concentrándome en la comida de nuevo ¿Cómo podría decirle que Brandon y yo nos besamos? ¡Ja! Todo parecía un graciosísimo chiste del destino, quizás había alguien riéndose de mí en algún lugar.

—Quizás sea momento que me digas qué pasa entre tú y Brandon —Soltó Igor haciendo que soltara mis cubiertos repentinamente.

Esto no sería fácil, nada fácil ¿Cómo decirle que estaba sintiendo más por mi protegido? ¡Jesús! Hubiera sido más sencillo explicarle el porqué de mi antigua timidez.

Igor sonrió sin mostrar sus dientes y yo estuve a punto de entrar en un colapso nervioso ¿Cómo se lo diría? Esto no me dejaría muy bien parada y ciertamente le daría una imagen de mí demasiado… suelta.

— ¿Entonces? —Me animó apoyando sus codos en la mesa.

Le miré con ojos muy abiertos intentando recuperar mi voz que había corrido despavorida a algún rincón lejano de mi cuerpo. Respiré con mucha fuerza obligándome a mí misma a salir de mi estado de congelamiento.

—Fue algo que pasó ayer —Comencé entrelazando mis dedos con fuerza.

Los ojos de Igor se achicaron mirándome con diversión ¡Jesús! Él lucía como si supiera qué fue lo que pasó exactamente ¿Sería posible?

—En la casa de Brandon —Seguí respirando profundamente.

Las memorias de ese día se hicieron presentes bailando detrás de mis ojos diciéndome claramente “no te olvidarás de nosotras”. Mis labios se sintieron tibios de nuevo recordándome la suave textura de los labios de Brandon. Los mordí intentando desaparecer ese efecto ¡No me estaba ayudando en nada!

— ¿Y?

Suspiré derrotada, al fin y al cabo se lo diría… o se enteraría por algún medio.

—Nos besamos —Confesé cubriendo mis ojos con mis manos.

Juro que esperé oír el bufido molesto de Igor o un jadeo de sorpresa que me dijera que él no estaba de acuerdo con lo que había pasado pero todo lo que escuché fue su respiración entrecortada. Destapé mis ojos y no pude darle crédito a lo que vi.

Igor reía con fuerza sin emitir sonido alguno, su rostro tenía una tonalidad roja que me decía que realmente no estaba respirando ¿Acaso él también había perdido la cordura? ¿Él estaba realmente riéndose de mi metida de pata? ¡Esto era increíble! Sólo eso me faltaba, mi padre riéndose de mis errores ¡Genial!

—Sabía que esto pasaría —Dijo cuando logró calmarse, le miré completamente consternada.

¿Sabía que eso pasaría? ¡Oh perfecto! ¿Acaso no pasó por su cabeza advertirme? Sinceramente ya no sabía qué pensar, era como si hubieran metido a todas las personas a las que alguna vez conocí (en el sentido más amplio de la palabra) dentro de una licuadora y la hubieran encendido haciendo una mezcla confusa donde no sabía quiénes eran quienes.

—No me mires así, no fui yo quien le besó —Se defendió alzando su dedo índice.

Bufé hacia él metiendo otro pedazo de los panqueques en mi boca. Claro que no había sido él quien le besó, había sido yo y ahora tendría que lidiar con el remordimiento de consciencia que eso me estaba causando. Lo sé, Kenton y yo no estábamos pasando por un momento muy estable pero yo también le había fallado y él se merecía una disculpa de mi parte por ello.

— ¿Podrías aconsejarme qué hacer? —Pedí masticando con exagerada lentitud.

Igor arqueó una ceja diciéndome claramente “¿Ahora me pides consejos?” ¡Claro que lo hacía! También era responsable por saber que pasaría y no dignarse a advertirme de ello.

—Bésale de nuevo —Opinó con una sonrisa burlona.

— ¡Igor! —Le grité lanzándole un pedazo de mi comida.

Él comenzó a reír a carcajadas contagiándome completamente. Reí hasta que no pude respirar y sentí mi rostro caliente, ciertamente me sentía mucho mejor respecto a mi situación con Brandon incluso me sentía lo suficientemente motivada como para ir y hablarle en ese preciso momento.

El timbre de la casa sonó haciendo que Igor y yo volteáramos hacia el pasillo que conducía hacia la puerta. Él se bajó de la silla sin esperar mucho tiempo, yo le miré irse sintiendo curiosidad por quién tocaba la puerta ¿Él recibía visitas?

—Adelante —Le escuché decir por lo que me enderecé en la silla.

Dos pares de pies se hicieron sonar mientras caminaban hacia la cocina, esperé casi sin respirar a nuestro visitante aparentemente inesperado. Cuando un par de ojos azules grisáceos aparecieron detrás de la pared salté en mi asiento, Igor me guiñó el ojo y se excusó diciendo que tenía que hacer algo “muy importante” en su habitación… Traidor.

—Hola —Le saludé intentando controlar mi voz.

Brandon me miró por un largo momento sin hacer nada más que eso ¿Qué estaba pasando por su mente? Esperaba que nada macabro, recién había descubierto cosas sobre él y me enojaría mucho si retrocedía un paso, mi meta de llevarle por el camino correcto no sufriría por mi torpe error.

—Pasaba para saber si estabas viva —Bromeó sin una sonrisa.

Seguí mirándole sin saber qué decirle ¿Qué podía decirle después de todo lo que había pasado? Simplemente no había palabras para compensar el enorme paso erróneo que había dado en la dirección equivocada. Aparté el plato que aún tenía comida y orienté mi cuerpo hacia él, no me importaba estar con la misma ropa de ayer, después de todo acababa de despertar.

—Lo estoy —Dije sin pensar.

Él asintió lentamente no dejándome ver ninguna emoción en su rostro ¿Por qué ahora se mostraba tan cerrado hacia mí? Era extraño, era como si esperara que él de alguna manera me sonriera como si realmente deseara verme y hablara conmigo como si ambos fuéramos amigos pero ¿Quién podría culparme por desearlo? Él y yo nos habíamos besado y eso ameritaba un cambio ¿O no?

Brandon continuó en silencio por varios minutos más ¿Por qué no decía nada? Era yo quien debía tener su expresión ¡Yo había besado a un humano que para colmo era mi protegido! Me sentía como si él hubiera robado parte de mi protagonismo en esta historia.

— ¿Cómo está tu cuello? —Pregunté intentando sonar natural.

—Muy bien, ya no duele —Me informó sin hacer ningún movimiento.

Me moví inquieta en mi asiento, su actitud fría y distante no estaba haciendo nada para calmar la creciente necesidad que se apoderaba de mi pecho. Brandon se apoyó en la pared y se cruzó de brazos.

— ¿Sólo viniste a ver si estaba viva? —Pregunté arqueando una ceja.

—No —Contestó arqueando su ceja como si estuviera imitándome.

— ¿Entonces?

Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro como si hubiera esperado eso. Le miré con impaciencia pues deseaba enormemente que dijera algo que entretuviera a mi mente que no dejaba de reproducir los sucesos de la mañana anterior una y otra y otra vez.

—También venía a pagar mi deuda

¿Deuda? Eso es todo lo que quería hacer, pagar una deuda. Ah perfecto, nos damos un beso y todo lo que éste humano piensa es en pagar una inservible deuda.

—No necesito que la pagues —Dije controlando el tono de mi voz.

—Las deudas son malas, no quiero tener una contigo

—Bien, te exonero de cualquier deuda que tengas conmigo —Le dije resoplando molesta mientras me bajaba de la silla.

Lo que menos necesitaba en aquel momento era un rechazo de parte de Brandon, no quería llegar a la conclusión de que esta vez me dolería si él llegaba a insinuar querer apartarme de su vida.

—No lo hagas, es una buena excusa para venir aquí —Le miré inmediatamente.

Brandon tenía una sonrisa engreída en su rostro mientras que yo tenía los ojos abiertos completamente sorprendida por lo que mis oídos habían escuchado ¿Él quería ir a mi casa? ¡Oh sí! Quién hubiera pensado que mi tonto error me llevaría un paso muy, muy cerca de mi meta.

Sonreí abiertamente hacia él antes de voltearme para dejar el plato en el lavaplatos. Sentí cosquillas en mis labios que me recordaban a la sensación de los labios de Brandon sobre los míos, él quería verme, yo quería verle ¿Estaría mal eso? No si sólo se trataba en el área de protegerlo, yo me estaba ganando su cariño lo cual le haría creer en mí ¡La primera parte estaba casi completa!

—Tienes permiso para usarla —Comenté dándome la vuelta.

Me sobresalté al ver que Brandon estaba a menos de un metro de mí, sus ojos estaban fijos en los míos sin ninguna expresión más que la curiosidad. Abracé mi cuerpo como de costumbre mientras me enfrentaba a esos increíbles ojos azules grisáceos.

—De cualquier manera lo haría, teniendo tu permiso o no —Dijo acercando su mano hacia mi brazo derecho.

En el momento en que sus dedos rozaron mi piel me estremecí gritando por dentro, la sensación era completamente increíble y necesitaba más de eso. Los ojos de Brandon siguieron el movimiento de su mano que fue desde mi codo hasta mi hombro lentamente erizando cada parte que sus dedos tocaban.

Mi corazón comenzó a latir desbocado mientras que mi mente creaba diversos escenarios de lo que podía pasar a continuación. ¿Qué pasaría si Brandon me besaba de nuevo? Bueno, estaba claro que le correspondería y lo disfrutaría pero ¿Qué pasaba con Kenton?

La culpa pinchó en mi espalda. Estaba a punto de cometer el mismo error, Kenton y yo estábamos juntos sin importar lo que hubiera sucedido, yo le quería y no podía traicionarlo de esta manera ¡Y mucho menos con un humano!

—Estás muy tensa, debes relajarte —Comentó acariciando la zona entre mi hombro y mi cuello.

Tragué con fuerza resistiéndome al impulso de cerrar los ojos y disfrutar enteramente de lo que él estaba haciendo. Brandon me sonrió sin mostrar los dientes diciéndome que él también estaba disfrutando de lo que estaba haciendo.

—Puedo relajarte, si quieres —Ofreció sin rastro de diversión.

No había terminado de asentir cuando Brandon me pegó a su cuerpo con agresividad haciéndome jadear de la sorpresa, su rostro estaba sólo a unos pocos centímetros del mío ¿De verdad traicionaría a Kenton de esta manera? Parecía muy capaz de hacerlo y en serio me aterraba, estar con él había sido lo que más había deseado por más de un par de años y ¿Ahora me dejo llevar por este humano tirando todo a la basura? La ironía se quedaba corta.

—No pienses tanto —Dijo colocando un  mechón detrás de mi oreja.

Sus ojos parecieron brillar cuando sonreí apenada de todo lo que estaba pasando. Mi pecho pareció hincharse lentamente lo cual me hizo tragar pues el deseo de besarle se incrementó. Levanté mi mano derecha hacia su rostro a velocidad media no sabiendo si él rechazaría mi toque, después de todo ambos teníamos una relación amor-odio.

¿Amor-odio? ¡Jesús! Ya le había dado nombre a todo esto. Toqué su mejilla izquierda sintiéndome completamente diferente a lo que alguna vez había sido, él apoyó su rostro en mi mano con suavidad haciéndome sonreír más ¡Estaba aceptando mi toque!

— ¿Por qué yo? —Preguntó con cierto matiz de tristeza.

Tuvieron que pasar varios segundos antes de que comprendiera enteramente lo que había querido decir con eso. Suspiré lentamente dándome cuenta de que mi ser entero sentía algo tan intenso y profundo como jamás lo había experimentado, toda mi esencia parecía mezclarse con la suya haciéndonos encajar perfectamente, incluso llegué a pensar en mí como la luz y en él como la oscuridad.

— ¿Por qué no? —Le pregunté de vuelta tocando su otra mejilla con mi mano izquierda.

Brandon me miró a los ojos abriéndose completamente, ya no era el Brandon fuerte y hostil que había sido desde que le conocí, ahora era simplemente Brandon el humano con sentimientos pero aun así le hizo ver maravilloso. Caí en la cuenta de que había algo en sus ojos que le hacían diferente a los pocos humanos que yo había visto, había algo secreto y poderoso que él estaba ocultando.

Una de sus manos que había estado en mi cadera comenzó a acariciar mi cabello, el toque era incluso mejor que el de Kenton, era tan intenso y dulce  que me rendí al deseo de cerrar los ojos.

Los labios de Brandon tocaron los míos haciéndome suspirar profundamente. Abracé su cuello con mis manos (cuidando de no tocar su herida) para acercarle más y no perderme ni un centímetro de sus labios. Esta vez no fue sólo un toque fue más un beso lo cual casi me hace perder los estribos.

¡La sensación era increíble! Deseaba tanto que los labios de Kenton provocaran en mí todo lo que los labios de Brandon me estaban provocando. Un rápido cosquilleo recorrió todo mi cuerpo en cuestión de segundos, sentí mi pecho caliente y sólo pude acercarme más a Brandon quien me recibió con mucho gusto.

Sentí los latidos de su corazón tan acelerados como los míos, entrelacé mi mano derecha con su cabello deleitándome de lo suave que era y lo bien que se sentía tenerlo entre mis dedos de nuevo. Moví mis labios queriendo prácticamente comerme los de Brandon, él aumentó la intensidad de nuestro beso correspondiéndome completamente.

Enrollé mis brazos a su cuello acercándole más a mí, mi ser entero necesitaba tenerle cerca, había algo en él que hacía que mi cuerpo se sintiera mejor casi como si él me sanara de cualquier herida (no física) que hubiera tenido a lo largo de toda mi existencia.

Las manos de Brandon se ciñeron con fuerza a mis caderas no queriendo que me apartara, yo apreté mi agarre de él con la misma finalidad. Nuestro beso aumentó en intensidad pero sin perder su toque dulce.

Alguien carraspeó lo que hizo que Brandon y yo nos soltáramos inmediatamente, mi corazón aumentó la velocidad de sus latidos.

—Les iba a invitar a ver una película pero veo que encontraron algo mejor que hacer —Dijo Igor con una sonrisa.

Tapé mi rostro completamente apenada de que él hubiera visto esta exhibición de… de lo que sea que fuera. La risa de Igor se hizo escuchar primero cerca y luego lejos dándome a entender que se había ido.

Las manos de Brandon apartaron las mías de mi rostro, sus ojos azules grisáceos me observaban con dulzura y su boca me sonreía sin rastro de superioridad.

—No has respondido mi pregunta —Presionó rodeando mis caderas de nuevo.

—No tengo una respuesta —Admití mirando su pecho.

La culpa comenzó a pincharme de nuevo en la espalda, estaba cometiendo el mismo error ¡Jesús! Debía ser más fuerte.

—Tengo una hipótesis —Comentó con diversión haciendo que le mirara.

—Adelante

—Te gustan los rudos

Entonces estallé en risas sin poderme contener ¿De verdad había dicho aquello? Sí claro, me gustan los rudos ¡Ja!

—Recuérdame no volver a alentarte —Bromeé haciéndole sonreír.

Brandon siguió mirándome fijamente viéndose él como una persona totalmente diferente, me regocijé por dentro por haber logrado la primera parte pero me pregunté ¿A qué costo? Mi consciencia estaba comenzando a ser afectada por ello, mi relación con Kenton podría sufrir también ¡Mi vida en general cambiaría por esto! Supongo que no evalué los pros y los contras antes de realizar este movimiento.

La imagen de Kenton sobre mi cama esta misma mañana hizo que mi estómago ardiera, él seguía queriéndome a pesar de todo y yo estaba aquí engañándole con Brandon ¿Cómo puede llegar a esto? Era demasiado bajo considerando que ahora había ascendido a ángel. Quizás las palabras que había escuchado antes de despertarme fueron muy bien acertadas.

—Gracias por venir, puedes irte —Dije alejándome de Brandon.

Él me miró confundido pero se alejó dos pasos de mí. Estaba arruinando todo, de eso podía estar completamente segura pero este asuntillo entre Brandon y yo estaba arruinando más de lo que estaba construyendo y sinceramente no podía permitirlo.

Brandon intentó decir algo pero negué con la cabeza antes de mirar hacia mi plato sucio y comenzar a lavarlo, necesitaba entretenerme. Mi estómago se apretó de nuevo a causa de lo que el rechazar a Brandon me estaba causando, mi ser entero me gritaba que no podía hacerlo que necesitaba seguir con lo que estaba haciendo, mi sentido común me gritaba que esto era la correcto pero aun así me negué, yo no lo veía de esa manera.

—Discúlpame —Le escuché decir, cerré los ojos con fuerza.

Mi sentido común me gritó un muy claro “¡Escúchalo!” que luché por ignorar.

—No te explicaré el porqué de mi comportamiento, pero sí te diré que lamento arremeter contra ti

Mis ojos se humedecieron rápidamente por lo que intenté calmarme, no necesitaba este tipo de espectáculo, esto podría ser tan simple como decirle NO e irme lejos, muy lejos donde este humano me olvidara y donde yo pudiera tener mi consciencia tranquila.

—Te creo —Dijo mi boca sorprendiéndome—, estoy pasando por muchas cosas en este momento y realmente lamento comportarme así

¡¿Qué?! Yo no quería decir eso ¿Por qué lo hacía? Juro que me sentía como un títere mientras alguien tensaba mis hilos y hablara por mí haciendo que yo sólo moviera mis labios.

Escuché un suspiro de alivio proveniente de él, así que el humano tampoco quería apartarse, estas cosas comenzaban a ponerse muy interesantes.

—Entonces ¿Puedo quedarme? —Preguntó con tono divertido.

Sentí que algo saldría de mi boca por lo que la apreté con fuerza y en cambio negué con la cabeza. ¡Jesús! Entre más rápido me deshiciera de él mejor sería para mí.

La mano de Brandon se cerró en torno a mi brazo derecho haciendo que me volteara y le enfrentara, sus ojos azules grisáceos inspeccionaron mi rostro como si quisiera saber qué pasaba por mi cabeza. Forcé a mi mente a permanecer en un absoluto silencio de manera de no reaccionar de ninguna manera que él pudiera interpretar.

Este sería un perfecto momento para que Igor interrumpiera.

—Astrid iré a correr al bosque ¿Me acompañas? —Le escuché preguntar a Igor por lo que me volteé hacia él.

—Claro —Le sonreír agradecida—. Que tengas una buena tarde Brandon

Me despedí soltándome de su agarre con un poco de fuerza, mi ser entero quiso tirar de mí de nuevo hacia Brandon pero me negué rotundamente, había pasado mucho tiempo bajo el control de todos y por esta vez yo decidiría qué hacer.

Subí las escaleras a paso medio sintiendo como la necesidad de proteger a Brandon hacía que mi cuerpo experimentara cosquillas que yo conocía muy bien, de ninguna manera permitiría que las llamas aparecieran, al menos no mientras estuviera en un lugar donde él pudiera verme con extremada facilidad. Mis pies supieron qué hacer y avanzaron con mucha más rapidez hacia mi habitación, sólo había puesto un pie dentro cuando las llamas explotaron a mi alrededor.

—Perfecto —Dije con ironía.

Mis alas se irguieron con orgullo en mi espalda, ésta vez se sintieron pesadas, muy pesadas. Alargué una mano hacia mi ala derecha para tocarla con cuidado, las plumas se sintieron inverosímiles en mis dedos, su suavidad era simplemente celestial. Las moví de arriba abajo lentamente sintiendo el movimiento en mi espalda, quería ir hacia Brandon para protegerle como el ángel guardián que era pero esta tarea se estaba convirtiendo en algo muy personal y no estaba segura si podría llevarla con cabeza fría. Entonces varias preguntas se crearon en mi cabeza:

¿Qué pasaría si alguien le hería?

¿Qué pasaría si él logra acabar consigo mismo?

¿Si decide irse lejos?

¿Si optaba por el camino equivocado?

¿Si vuelve a comportarse de manera hostil?

¿Si llega a odiarme por completo?

La respuesta a todo esto era: Sentiría mucho dolor. Y esa era la verdad, no tenía necesidad de mentirme a mí misma era incluso tonto procurar hacerlo. ¿Cómo pude permitir que mi protegido pasara a ser mi humano? Me había dejado llevar demasiado, me había dejado sentir muy humanamente… Maciel tenía mucha razón al decir que estaba destinada a estar entre humanos.

¿De qué me servía eso? ¡De nada! Razón había tenido en pensar que me aterraba tener que ser parte de este mundo humano que no conocía realmente ¡Jesús! Todo lo que alguna vez puede ser etiquetado bajo el título “lo que Astrid sabe de los humanos” está basado en películas irreales, libros deprimentes y opiniones arbitrarias de quienes yo llamaba mis compañeros… Ya no podía decir que lo eran, todo estaba volcándose muy rápido.

Cerré los ojos concentrándome en el hecho de que mis alas me estorbaban y que no tenía que proteger a Brandon, él no necesitaba ser protegido. Las llamas me envolvieron con fuerza haciéndome sentir el calor en lo más profundo de mi ser, sólo por esos rápidos segundos pude sentirme yo misma sin la capa social a lo que me veía sometida.

Avancé hasta el closet sin mucho ánimo ¿Realmente quería correr? No, no tenía ánimos para hacerlo, todo ánimo había caído al piso como si fuera una torre de cartas. Seleccioné un short de tela de color gris y una franela rosa viejo, había un par de zapatillas negras que parecían señalarse a sí mismas así que opté por elegirlas. Mi sentido común me decía repetidamente que usara la ropa interior que Maciel había elegido para mí, aquella que no se calcinaba luego de que mis llamas aparecieran.

—Súper chica —Me dije con ironía mientras buscaba en algún cajón sin saber por qué.

¡BAM! Ante mí apareció un cajón lleno de ropa interior “anti-fuego” (sí, no sabía cómo llamarles, lo sé, es un nombre estúpido). Toqué las prendas como si ellas fueran a desaparecer de un momento a otro, no quería pensar en Maciel trayendo aquí todas estas cosas, aunque… ¿De haberlo hecho significaba que él sabía que regresaría? Si él se tomó la molestia de traer varios pares de estas prendas significaba que él preveía que yo volvería a la tierra ¿Cómo lo había hecho?

Esto comenzaba a asemejarse a un rompecabezas de 1500 piezas, nada sencillo pero tan intrigante que causaba en ti la obsesión de saber cuál pieza encajaría con la otra (lo sé por experiencia propia).

Una idea centelló en mi mente… Si Maciel sabía esto ¿Puede ser posible que él alertara a Kenton? Tragué con fuerza sintiendo como el pensamiento de Maciel sabiendo más sobre mi destino que yo misma hacía erizar mi piel entera. ¡Jesús! Había tanto que digerir, tanto que analizar que de sólo sopesar el hecho de encontrarle sentido a todo ello hacia que mi cuerpo se sintiera pesado y que mi cabeza palpitara en queja a tanta información.

Corría hacia el baño deseando que Igor aún no estuviera listo, sería terrible hacerle esperar. Lavé mi cabello con fuerza queriendo deshacerme del olor a arena que parecía seguirme desde el día anterior. Cuando terminé de asearme completamente me miré al espejo sintiéndome un poco incómoda de sentir que mi reflejo era una parte muy cruda de mí, una parte sincera y evidente que decía que mis suposiciones pasadas eran incorrectas y subestimadas. Me vestí con la ropa que había seleccionado sin pensar realmente que lo hacía.

Comencé a formular tantas preguntas sobre la comunidad ¿Qué escondía Maciel? ¿Qué pasaba con Bárbara? ¿Por qué nos mantenían sometidos al “no pensar”? ¿Por qué todos debíamos “ser iguales”? ¿Por qué nos obligaban a aceptar las órdenes de cualquiera sin tomar en cuenta nuestro deseo? ¿Por qué éramos penados por expresar individualidad? ¿Por qué no nos dejaban elegir cosas tan sencillas como con quién podíamos pasar la eternidad?  

Yo estaba consciente de que estas cosas las cuestioné durante tantos años, yo podía ver claramente como nos manipulaban aunque ¿Realmente lo hacían? Bueno, nosotros cedíamos e incluso nos gustaba el hecho de ser gobernados pero ¿Realmente teníamos elección? Estaba la cuestión del “libre albedrío” y cada quien podía elegir si irse o quedarse pero ¿Era realmente nuestra elección?

¡Jesús! ¿Qué era la comunidad realmente? Comencé a sentir terror por todos los secretos que estaban claramente muy bien guardados por Maciel y los otros ángeles del alto consejo.

Cuando decidí enfocar mi atención en el presente noté que no estaba en casa y en cambio estaba en el bosque, Igor caminaba delante de mí con paso relajado ¿En qué momento dejé la casa? Bien, no debía hacer esto de concentrarme únicamente en mis pensamientos.

—Aquí esta bien —Dijo Igor deteniéndose.

Le observé mientras miraba en diferentes direcciones asegurándose de no tener espectadores. Él movió un poco sus hombros y luego se volteó para verme.

—No he hecho esto en años —Comentó parándose recto—, supongo que no pierdo nada con intentar

Algo me decía que debía alejarme de él por lo que lo hice. Igor sonrió mientras cerraba sus ojos concentrándose en algo muy profundamente, le miré con curiosidad por varios segundos hasta que una luz intensa de color azul marino comenzó a expandirse desde su cuerpo hacia arriba y hacia los lados, eran como olas de agua que bailaban a su alrededor chocando una contra las otras haciendo un ruido idéntico a las olas del mar cuando chocaban con las rocas (vi una buena película que ayudó a ilustrarme en eso). Solté un jadeo de sorpresa cuando dos grandes olas en forma de alas se irguieron orgullosas a su espalda ¡Era simplemente maravilloso! Aquellas olas se extendieron hacia adelante cubriendo todo el cuerpo de Igor haciendo el aire alrededor se hizo muy fresco.

Había dado un paso hacia el capullo de agua que aún cubría a Igor cuando la luz azul marino explotó a nuestro alrededor haciéndome retroceder por la fuerza de la explosión. Las olas en forma de alas se hicieron cada vez más sólidas tomando su lugar detrás de Igor, aquello fue rápido, cuando terminaron de solidificarse me maravillé de ver dos increíbles alas de color azul marino irguiéndose listas para volar.

¿Alas azul marino? ¿Igor tenía alas azul marino? ¡Jesús! ¿Qué otras cosas tenía que ver para afirmar que “lo había visto todo”? A pesar de mi asombro me encantó el ver aquella transformación, había asumido que el verdadero color de esas alas era de un gris suave y que Igor era sólo otro ángel guardián.

Los ojos azules oscuros de mi padre me miraron diciéndome lo feliz que se sentía, él había dicho que no había utilizado sus alas en años, quizás era esta la primera vez en ese tiempo que dejaba salir todo su poder. Sin pensar más me acerque a él a paso firme deseando tocar esas singulares plumas.

— ¿Cómo fue? —Preguntó mientras movía una de sus alas hacia mí.

— ¡Maravilloso! —Grité sonriendo lo más que podía.

Alcancé su ala izquierda hundiendo mis dedos en las plumas que le adornaba y me permití preguntarme ¿Por qué le llamábamos plumas? No éramos aves y ciertamente nuestras “plumas” no eran como las de ellas, su estructura y textura era completamente diferente, comenzaba a considerar la renuencia de los ángeles a buscar otro nombre que realmente definiera a los elementos que componían nuestras alas.

—Se sintió bien —Comentó mirando sus alas con cariño—, hace un par de años comencé a pensar que quizás no volvería a verlas

—Pero las alas de ayer no eran de este color —No pude evitar decir.

Él me sonrió con cariño fijando toda su atención en mí.

—Se llaman alas provisionales —Me aclaró estremeciéndose de mi toque—, sólo aparecen cuando los ángeles no usan las suyas por un largo tiempo

—Hasta que deciden hacerlo

—Hasta que deciden hacerlo —Coincidió con un pequeño asentimiento.

Detuve mi caricia y me alejé un paso de él, ahora estaba la cuestión de qué hacíamos realmente allí, no consideraba el regreso del poder de Igor relacionado con una actividad tan sencilla como el correr.

— ¿Cuál es el verdadero propósito de estar aquí? —Pregunté abrazando mi cuerpo.

—Enseñarte a volar —Me comunicó haciendo que sus alas se extendieran listas para volar.

Sonreí sintiéndome emocionada por ello ¡Volar! Eso era lo que quería, si tenía alas era para usarlas y no tenerlas sólo de accesorio. Procedí a quitar mi ropa no queriendo dañarlas pues me negaba rotundamente a volver a casa en ropa interior. Cuando estuve solo en la ropa interior “anti-fuego” caminé hacia Igor.

Nos miramos a los ojos por varios segundos.

—Tus alas —Me recordó.

— ¡Oh sí! —Tonta me dije a mí misma.

Esta vez sin pensar mucho en lo que hacía sentí el familiar cosquilleo en toda mi piel, el calor se enfocó en mi espalda para un par de segundos luego ver como las llamas invadían todo mi cuerpo de nuevo, los brazos de las llamas recorrieron mi cuerpo entrelazándome con mi ser entero, sonreí pensando en que mi espectáculo era tan maravilloso como el de Igor.

Las llamas cambiaron de un naranja medio a un ámbar claro que era el mismo color de mis ojos, mis alas crecieron estirándose hacia los lados, me sentí poderosa y capaz de derretir al mundo entero si me lo proponía. Los brazos de las llamas envolvieron a mis alas, por el rabillo del ojo pude ver que lo que yo suponía que eran alas eran realmente llamas con esa forma.

—Increíble —Le escuché decir a Igor a través del chipoteo que producían mis llamas.

Se escuchaba como si hubieran juntado diversos objetos y les hubieran prendido fuego, las llamas parecían quemar todo a mi alrededor a pesar de que ese no fuera el caso. Mis alas tomaron la forma correcta y las llamas remitieron rápidamente.

—No había tenido una cambio así —Comenté haciendo que mis alas envolvieran mi cuerpo para tocarlas.

—Fue increíble —Alabó Igor acercándose para tocar mis alas—, te estás haciendo fuerte, hay que procurar que siga así

Algo en su voz me hizo creer que había más que sólo un cumplido, algo serio y prometedor.

—Ahora, lo primero que debes aprender es cómo mover tus alas

Arqueé una ceja mirándole con confusión ¿Aprender cómo mover mis alas? Tuve que morderme los labios para no estallar a carcajadas por lo tonto que se escuchó eso ¿Acaso estábamos en preescolar?

— ¿Podemos pasar inmediatamente a la parte donde me enseñas a volar? —Pregunté conteniendo mi risa.

—No, primero aprenderás a mover tus alas —Dijo con voz serena.

Suspiré molestándome por el hecho de que me tratara como una niña ¿Aprender a mover mis alas? ¡Yo sabía mover mis alas! No sentía que debía aprender más sobre ello. Pronosticaba que esto sería una pérdida total de tiempo.

Igor me dio indicaciones muy sencillas de cómo hacerlo y él mismo realizó el movimiento para ilustrarme en ello. Con cierta renuencia lo hice, mis alas se movían torpemente en un aleteo suave incluso se movían a destiempo lo que me hizo enojar. Igor me animó a seguir cuando adivinó que pronto me daría por vencida.

¡Era ridículo! Yo sabía mover mis alas, no necesitaba hacer este tipo de ejercicios. Minutos luego mi espalda comenzó a doler.

—Sigue —Me animó Igor con tono suave aun moviendo sus alas.

—Sé mover mis alas, no necesitas enseñarme eso ¿Podemos pasar al punto de volar? —Pregunté cruzándome de brazos.

—Querida Astrid aún tienes que aprender —Su tono a pesar de ser calmado me irritó aún más.

—No, no tengo que hacerlo —Me opuse intentando controlar mi voz—, pasemos a lo siguiente

—No hemos acabado

Tuve que respirar con profundidad varias veces para evitar gritarle. Seguí haciendo aquel infantil ejercicio con Igor hasta que mi espalda no parecía soportar mis alas, no quise decirle esto pues sería admitir que debía aprender algo sobre moverlas y por supuesto que no lo haría.

— ¿Sientes que tienes más control sobre ellas? —Preguntó con el mismo tono calmado.

—Sí —Admití con los dientes apretados.

—Ahora detenlas —Indicó deteniendo las suyas.

Le ordené a las mías hacerlo pero no obedecían, tuve que desear con intensidad que dejaran de hacerlo hasta que optaron por responder deteniéndose. Miré a Igor con vergüenza.

— ¿Sigues pensando que no debes aprender? —Preguntó sin rastro de odiosidad.

—No —Me rendí.

—Perfecto, ahora podemos comenzar —Dijo con una sonrisa.

¡Genial! Igor me había dado una lección, me hice una nota mental para no volver a cerrarme de aquella manera.

Los siguientes ejercicios fueron más sencillos e incluso divertidos. Igor me indicaba que debía abrir mis alas abriendo él sus brazos para guiarme, me había dicho que las alas reaccionan ante el estímulo visual y para mi absoluta sorpresa era así, mis alas se abrían torpemente cuando sus brazos lo hacían.

Los siguientes ejercicios consistían en abrir y cerrar mis alas con rapidez, aletear con sincronización y adaptar mis ojos, brazos y alas para que reaccionaran como uno.

A pesar de que los ejercicios eran relativamente sencillos producían mucho agotamiento, para cuando Igor decidió terminar con las prácticas ambos estábamos empapados en sudor (yo mucho más que él), estaba claro que necesitaba mejorar mi resistencia física si pretendía continuar con las prácticas.

—Gracias —Le dije a Igor mientras me colocaba la ropa.

—No hay de qué, te prometí enseñarte a ser un ángel guardián y estoy cumpliendo con mi palabra —Me sonrió de forma resplandeciente.

A aquellas alturas nuestras alas no estaban presentes por lo que pude apoyarme mejor en el árbol esperando recuperar un poco el aliento, era peor que correr por una hora.

—En algún momento necesitarás controlar tus alas —Comentó mirando hacia adelante luciendo muy serio.

—Sí, esto de ser ángel guardián puede ameritarlo

—No hablo de ser ángel guardián —Me miró de manera intensa, su mirada era la de un guerrero esperando su siguiente batalla.

— ¿A qué te refieres? —Pregunté poniéndome de pie para caminar hasta su lado.

—Hay tantas cosas de las que necesitas protegerte que no sé si estás preparada para escucharlas

Por muy ilógico que esto suene pensé en Maciel y en todo el secreto que parecía encerrar. Las dudas volvieron a surgir dándome la certeza de que había mucho de lo cual no sabía pero que Igor tenía la información de ello y podía responderlas. Quizás entonces podría entender tantos “por qué” que giraban en torno a la comunidad.

Una pregunta se formó en mi mente abriéndose paso entre todo el murmullo escandalizado que había allí  y que ciertamente encerraba la respuesta  a todas mis dudas:

¿Quién era Igor realmente?

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