✔ 𝐿𝑎 𝐻𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑝𝑒...

By Createdbyeibi

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Encuentra tu destino en el corazón de un hombre lobo... Lana Paterson vuelve a su pueblo natal, Fallstreet, c... More

𝐿𝑎 ℎ𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑝𝑒𝑟𝑢𝑐𝑖𝑡𝑎 𝑅𝑜𝑗𝑎
𝑑𝑒𝑑𝑖𝑐𝑎𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎
« ʙɪᴇɴᴠᴇɴɪᴅᴀ »
✔️ ᴘᴇʀsᴏɴᴀᴊᴇs
-El principio-
1: 𝑒𝑙 𝑝𝑢𝑒𝑏𝑙𝑜 𝑑𝑒 𝐹𝑎𝑙𝑙𝑆𝑡𝑟𝑒𝑒𝑡
2: 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑠𝑖𝑜𝑛 𝑊𝑜𝑜𝑑
3: 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑠𝑎𝑏𝑒 𝑑𝑒 𝑡𝑖
4: ℎ𝑎𝑏𝑖𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑒𝑧...
5: 𝑙𝑎 𝑛𝑜𝑐ℎ𝑒 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑜𝑠
6: 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑟𝑐𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑎𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎 𝑎 𝑡𝑖
7: 𝑚𝑎𝑠 𝑎𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜
8: 𝑗𝑢𝑔𝑢𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑎 𝑠𝑒𝑟 𝑑𝑒𝑡𝑒𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑠
9: 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑧𝑎
10: 𝑙𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜𝑠 𝑎𝑡𝑎 𝑎𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜
11: 𝑙𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟 𝑦 𝑒𝑙 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜
12: 𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟...𝑐𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜
13: 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑊𝑜𝑜𝑑
14: 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑛𝑎 𝑑𝑒𝑙 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜
15: 𝑒𝑙 𝑣𝑎𝑙𝑙𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑛𝑡𝑎𝑑𝑜
16: 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑖𝑛𝑣𝑖𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒
17: 𝑙𝑎 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑝𝑎 𝑅𝑜𝑗𝑎
18: 𝑒𝑙 𝐶𝑜𝑛𝑐𝑒𝑗𝑜 𝑑𝑒 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒𝑠 𝑙𝑜𝑏𝑜
19: 𝑒𝑛 𝑏𝑢𝑠𝑐𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑
20: 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑝𝑎𝑡𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑟𝑡𝑎𝑠
21: 𝑙𝑎𝑠 𝑎𝑝𝑎𝑟𝑖𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑒𝑛𝑔𝑎𝑛̃𝑎𝑛
22: ℎ𝑢𝑖𝑟 𝑒𝑠 𝑙𝑎 𝑢𝑛𝑖𝑐𝑎 𝑜𝑝𝑐𝑖𝑜𝑛
24: 𝐷𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑐𝑢𝑒𝑟𝑝𝑜
25: 𝑢𝑛 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑒𝑛𝑒𝑚𝑖𝑔𝑜
LA HIJA DE CAPERUCITA 2

23: 𝑉𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑜𝑐𝑢𝑙𝑡𝑎𝑠

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By Createdbyeibi

Capítulo 23:

—Verdades Ocultas—
߷

Me volteo directo a la voz. Todo me da vueltas, siento que el suelo bajo mis pies retumba, algo que me provoca migraña.

—El jefe no nos permite decirlo—ahora es la mujer quien habla—Sabemos que descubriste la verdad. Pero no te imaginas lo que tiene preparado para ti...

Spencer. Hablan de él.

Algo toma una de mis piernas. En mi intento por alejarme, algo me golpea por detrás y caigo de boca al suelo. Siento el sabor amargo y metálico de la sangre, que baja rápidamente por mi cuello.

—¿Qué mierda haces? —pregunta el hombre—Recuerda que la necesitamos para la Luna Sangrienta.

—Me lo debe—dice ella. Apoyo las manos sobre mis rodillas y me incorporo con todo el dolor del mundo—me ha llamado traidora cuando sabe que di todo por esto.

Amber. Es ella. No cabe duda.

—Recuerdas cuando te dije...—hablo yo, pero mi respiración entrecortada no me deja modular bien—cuando hablamos en el cuarto—silencio de su parte. Me volteo hacia un lado, siempre dando vueltas en la oscuridad, la lluvia que comienza a caer de nuevo—que podías dañarme todo lo que quisiera, pero que si tocabas un pelo a la gente que...

—¡Cállate! —grita ella.

Siento el movimiento por mi espalda. Retrocedo lo más rápido posible.

—No funcionará si no te controlas—dice el chico—¿Quieres que Spencer también te crucifique?

Amber permanece en silencio.

—Te dije que si le hacías daño a alguien importante para mí, no tendría piedad contigo.

Ella larga una risita de burla.

—No te tengo miedo, Caperucita Roja.

—Pues deberías—digo entrecortadamente. Creo que me ha bajado la presión, siento ganas de vomitar y la cabeza me duele allí donde me he golpeado—Soy más fuerte que tú.

—¿Más fuerte que yo? —pregunta irónicamente. Una risa de parte del chico. Mierda, ¿de dónde lo conozco? Se escucha de otra manera, como si su voz estuviera mucho más grave. Algo me empuja por la espalda—Solo eres una niña humana. Eres débil y morirás como lo hicieron tus padres.

Escucho a Amber gritar.

—¡Espera! —grita el chico—¡No la mates! El Rey de Plata la quiere viva...

—No ha dicho nada sobre la tortura. Además...el jefe se ha retirado.

Cierro los ojos por un momento. Tengo que concentrarme en encontrar a Demian, pero las probabilidades son de uno en un millón. Entonces hago lo único que puedo: corro recto hasta dar de nuevo con la extraña pared que me ha hecho volar lejos. Mi cuerpo lo siente. Es un campo magnético que, al estar cerca, hace que mi figura se pegue más. Dejo de correr, sintiendo a los dos sujetos siempre cerca mío. Levanto las manos para tratar de no llevarme ninguna sorpresa, hasta que mis palmas tocan algo sólido e, instantáneamente, una onda de electricidad recorre toda la superficie del campo magnético. Es una fina onda de luz dorada que va subiendo hacia el cielo, y que ilumina a mi alrededor lo suficiente como para poder darme cuenta de que estoy encerrada en una especie de esfera gigante, un domo magnético. La luz sigue subiendo y veo hacia la otra dirección, donde su mitad también sube hasta que se encuentran ambas y llegan a la cima para desaparecer.

Spencer maneja la mayor parte de la política de los seres mágicos, él literalmente se encarga de las leyes y de todo el Mundo Invisible. Incluso de la seguridad del bosque. Quiere decir que tengo una prueba sumamente convincente a mi favor cuando presente cargos contra él.

"El jefe ya se ha retirado" dijeron ellos hace apenas unos minutos atrás. ¿Qué quiere decir eso? ¿Spencer ha renunciado a su cargo en el Consejo? ¿Ha escapado? Estoy segura de que sabe que yo sé de él. Sabe que lo he descubierto y tiene miedo de mí. Tiene miedo de lo que le pueda pasar y no está listo para enfrentar las consecuencias. Por eso mató a mis padres, por eso siempre huye. Mis padres sabían algo que a él le causaba problemas, sabía que Clarissa y Alex no podían convivir en el mismo lugar que él sabiendo lo que había hecho o dicho. Pero...¿qué fue tan grave para cometer asesinato?

—No podrás escapar—susurran en mi oído. Me volteo y una mano me toma del cuello levantándome del suelo. Los ojos amarillos de Amber me miran con malicia. Tomo su muñeca y trato de apartarla, pero mi cuerpo choca con la salvaguarda y una gran energía me advierte que, si Amber me suelta ahora mismo, terminaré impulsada hacia delante dando contra algún árbol a lo lejos—Me vengaré de ti. Todo estaba bien entre Demian y yo, todos éramos felices. Pero en cuanto te cruzaste en su camino en Nueva York, supe que serías un problema—toma la mano en donde poseo la Marca de Emparejamiento— ¿Sabías que la Marca se puede sacar?

Aprieta más mi garganta y abro los ojos tan grandes que incluso puede llegar a ver los puntos de colores que se van formando ante mí. Estoy perdiendo la conciencia.

—Amber, suéltala—ahora habla el chico.

—¿Sabes que la mayor condena para un Hombre Lobo es desterrarlo de su Marca? —ella prosigue y me sonríe. Intento patearla, pero mis piernas no se mueven. La energía en mi espalda vibra en todo mi cuerpo y ya no siento las fuerzas. En cualquier momento perderé. En cualquier momento se acabará todo y no podré salvar a Sam. No podré salvar a Demian, tampoco a Max y a Robert. No podré hacer nada—El hechicero quema la mano, allí donde la inicial de tu pareja se queda grabada en tu piel. Hace un corte profundo luego y te maldice. Te maldice para que pases tu vida sufriendo por la pérdida de la conexión. Y pasas la vida queriendo morir—sonríe una vez más—Dicen que, en los últimos momentos de vida, puedes escuchar a tu pareja sufriendo por tu dolor....

—Esto no ha sido parte del plan—continúa el chico. Viene hacia nosotras y en cuanto las ondas doradas lo iluminan, él me mira y yo no lo puedo creer.

Jasper me observa detenidamente. Su aspecto cambió: ojos amarillos tales de un hombre lobo y sus labios se abren para dejar a la vista unos colmillos filosos. Permanece parado allí, frente a nosotras, sin poder mirarme a la cara. Jamás creí que él pudiera estar implicado en todo esto. Pero sí, es un hombre lobo. Todo este tiempo ha sido igual a los demás y nunca dijo nada. Se mantuvo en secreto, en el anonimato hasta que llegara el momento indicado. ¿Cómo no me di cuenta antes? Demian me explicó que los hombres lobos sienten a otros y que pueden reconocerse entre ellos por el olor, pero eso nunca pasó con Jasper. ¿Acaso eso ha sido obra de Spencer y sus trucos sucios?

Todo comienza a tener sentido. Rebobino en el tiempo y siento las lágrimas caer por mis mejillas. El mensaje en mi pieza con el gato muerto. El accidente en la feria, al veneno que nos tiraron. Demian pensó que fueron los mismos Cazadores que se presentaron esa noche, pero no era así. Él sabe dónde vivía yo. Dejó ese mensaje para irradiar temor. Lo dejó allí porque trabaja con Spencer. Porque Spencer lo mandó en su lugar.

—Vaya, vaya—dice Amber—parece que el lobo te comió la lengua...

—¡Suéltame! —grito con las lágrimas a flote—¡Déjame ir, por favor!

—¿Qué era ese numerito de "deberías tenerme miedo"? —exclama luego—No eres más que una cobarde. ¡No perteneces a este mundo y nunca lo harás!

—Tú...—Jasper desvía la mirada. Retrocede unos cuantos pasos—Fuiste tu esa noche...fuiste el que tiró el acónito en el parque. Siempre fuiste tú y yo culpando a Demian.

—Demian, Demian, Demian... ¿quieres dejar de decir su nombre?

—Lo siento—exclama Jasper—no tenía opción.

—¿Por qué? —pregunto—¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué intentaste matarme?

—Jasper, apúrate. Hay que hacerlo ahora.

—Mi hermano...Brandon, él...

Pero Amber ruge con todas sus fuerzas. No sé de dónde saco el poder, simplemente veo su rostro en cuanto le aprieto la muñeca con una sola mano. Está sufriendo y siento su dolor. Todo mi cuerpo comienza a temblar. Sus músculos se aprietan y los huesos se rompen. Siento el placer de saber que yo la estoy haciendo sufrir. Que de verdad soy más fuerte que ella.

Me suelta la garganta y la energía de la salvaguarda me empuja hacia delante, pero no sucede nada, todo mi cuerpo se mantiene en el aire y mis vista cambia. Inmediatamente mis pies tocan el suelo con tanta delicadeza que hasta me sorprendo. Al levantar una mano hacia delante, el cuerpo de Amber se retuerce en la superficie y las gotas de lluvia parecen envolverse en torno a ella. Sus ojos amarillos me miran y ella no tarda en volver a su forma animal para poder curarse y venir hacia mí.

Se abalanza con la boca abierta, con los colmillos brillantes y filosos a tomar de nuevo mi cuello. Pasa tan rápido que no me doy cuenta cuando golpeo su hocico y larga un llanto lastimero. Su cuerpo se retuerce y cae al suelo. Su forma animal se va desapareciendo y sus manos humanas toman mis pies con fuerza. La veo y siento su poder disminuir. Siento cómo su parte lobo desaparece de su figura, de su sangre. Puedo ver su adn convirtiéndose totalmente en humano de nuevo.

Hasta que se queda inmóvil en el suelo, su mano me deja libre y sus ojos abiertos me miran incluso con lágrimas muertas.

La salvaguarda se rompe en cuanto me abro paso hacia ella. Cae en forma de cristal hacia nosotros, pero un campo de protección me protege. Entonces toda mi cabeza comienza a doler de nuevo. Caigo de rodillas al suelo. Siento algunos de los cristales incrustarse en mis manos. Grito de dolor, sintiendo que me quema la piel. Gateo sobre el suelo tratando de volver a poseer ese campo que me estaba protegiendo. Pero no puedo.

Siento una tercera presencia en ese entonces. No es física, no sé de dónde proviene. Simplemente la siento en todos lados, por alrededor de mi figura. Mi piel se pone de gallina, mi cuerpo se detiene por sí sol, como si ese alguien pudiera dominarme.

Todo lo que alcanzo a ver es a Jasper en la oscuridad. Lo distingo al correr lejos de mí, sin detenerse a mirar atrás. Lo veo saltando y caer sobre el suelo siendo un lobo que se pierde en el bosque. No puedo dejar que escape. Simplemente no puedo hacer eso. Necesito la verdad, necesito saber el por qué hizo todo esto.

Sam. Tengo que rescatar a Sam...

Mi mente se abre paso por el bosque, llega a lo más profundo de los árboles, de cada planta y animal que hay en este perímetro y más allá. Distingo a Jasper a varios metros por delante ya, corriendo en su forma animal. En cuanto él me percibe, la extraña sensación de estar siendo amarrada con cadenas me embarga. Algo está entrando en mí, algo que me genera un fuerte dolor en la cien y presión en la cabeza. ¿Qué es esto? ¿Qué sucede conmigo?

Caigo al suelo entre jadeos. Me tomo la cabeza con ambas manos, de rodillas al suelo, empapándome con barro.

"Demian...ayúdame"

Veo su figura en mi mente, lo veo pelear con los Cazadores: clava sus garras y colmillos en la piel humana del enemigo. Y entonces, mi voz llega a él. Tan rápido como suelta al cazador, se voltea en mi dirección. Me escuchó. Realmente lo hizo.

Gateo como puedo entre el barro y el pasto. Trato de pararme y recobrar el sentido. Saco el cristal de mis manos con todo el dolor del mundo. Corro casi sin poder mover las piernas, sintiendo aquella presión en mi cabeza. ¿Qué me ocurre? Caigo al suelo, una vez más, pero no pierdo la conciencia. Me quedo inmóvil, no tengo energía para levantarme. Algo me la está quitando, se siente como si alguien se apoderara de mi cuerpo y me impidiera seguir adelante. Intento voltearme, y cuando lo hago, las gotas de lluvia caen directo en mi rostro.



Yo maté a Amber.

Yo la maté y todavía estoy tratando de comprender cómo lo he hecho. Mi conciencia pesa, siento una gran presión en los hombros justo ahora. ¿Cómo hacen los demás para no sentirse culpables por haber matado a alguien?

Yo la maté y, aun así, no puedo dejar de sonreír. Me miro las manos una y otra vez tratando de encontrar alguna mancha de sangre, algo que me indique qué es lo he hecho. Todavía no puedo moverme de la cintura para abajo, pero sí puedo mover los brazos. Las fuerzas se me han ido gracias a que he estado inconsciente acostada en el lomo de Demian en su forma animal.

Laila es a la primera que veo cuando llegamos a la cabaña. No sé cómo llegamos aquí, ni siquiera recuerdo el momento exacto en el que Demian vino a por mí y me salvó.

Todavía es de noche, faltan dos horas para que amanezca. No tengo idea de cómo lo sé, todos mis sentidos se han agudizado hasta poder ser capaz de ver a kilómetros de distancia. Hay cuerpos mutilados por el suelo, embarrados y no dejo de mirar a la chica de pelo verde que está atada con sogas contra una de las columnas de la cabaña. Lleva el cabello mojado y le cae por la frente, por eso no distingo sus ojos. Demian avanza en cuatro patas conmigo en su lomo, y Laila patea el cuerpo de un Cazador para que podamos pasar. Dejo caer las manos a los costados, agarrándome fuerte del pelo de Demian.

Su mente y la mía se han conectado mucho más. No es necesario que yo le pregunte lo que ha pasado, porque ahora las imágenes se mueven de un lado a otro por delante de mis ojos y puedo ver todo lo que ha sucedido desde que he estado oculta dentro de la cabaña, hasta cuando ha venido por mí. Laila era la que estaba en mi lugar, ella realmente se ha hecho pasar por mí para el trueque. Todo el mundo ha estado ocupado y solo dos Cazadores sobrevivieron. Los hermanos Wood no pelearon solos, estuvieron con otra manada. Los Winchester, fuertes y con mayor experiencia en el combate.

—Ayúdame a bajarla—dice Carter a Max.

Max.

Él me toma de los brazos mientras que Carter toma mis tobillos. Todo rastro de las mordidas, raspones o heridas en mi cuerpo se han ido. Max está aquí, a salvo. Su rostro tiene un corte que la surca por completo, sangrante. Y cuando lo miro y apoyo una mano sobre ella, hace una mueca de dolor.

—Lo siento—le susurro cuando me dejan sobre el suelo—Realmente lo siento, Max. Todo esto ha sido mi culpa.

—Estamos bien—responde él—eso es lo más importante.

—Rescatamos a Max en cuanto corriste. De hecho, nos has servido como distracción porque la mayoría de los Cazadores fueron a por ti—explica Laila—no pudimos atrapar al que se escapó.

Observo a Demian volver a su forma humana, las patas se contraen, los músculos se estiran y vuelven a acomodarse para poder tomar la forma de un ser bípedo. Su pecho se expande primero, luego se achica hasta poder ver su ropa y entonces, su rostro humano aparece y sus ojos amarillos pasan a ser azules. Demian no está bien, apenas salió de una operación, apenas podía moverse. Y aun así ha venido por mí.

Robert se abre paso hasta mí y se agacha a mi lado. Como estoy sentada contra una de las paredes de la cabaña, me resulta algo incómodo el moverme para tratar de saber si ya puedo utilizar las piernas.

—Me alegro de que estés bien, Lana—dice él—De verdad me alegra verte viva.

Sonrió a medias.

—No moriré—respondo—no por ahora.

Escucho gruñidos y risas de victorias. Entre toda la gente muerta y el pequeño grupo de hombres lobos, se abre paso una mujer de edad media. Sus ojos marrones me miran. Lleva el cabello todo desparramado, corto, por detrás de las orejas y su andar es digna de toda líder. Todos nosotros la vemos y cuando se detiene para verme, su expresión se relaja y me dedica una sonrisa cálida.

—Tú debes ser Lana Paterson—exclama con una voz potente, firme y fuerte—Es un honor poder conocer a una Portadora.

—Lana—Robert se levanta y observo en sus manos la sangre de todas las personas que ha matado esta noche—te presento a Eva Winchester, alfa de la manada Winchester—Asiento con la cabeza en gesto de saludo—Eva tiene contactos por todo el mundo y nos ha dado la noticia de que Spencer ha tomado el primer vuelo a Estados Unidos esta mañana.

"El jefe se ha retirado" pienso en las palabras de Amber.

—Unos Betas de la manada Greenwich lo vieron en el aeropuerto de la Estados Unidos—prosigue ella—Todo el mundo sabe que Spencer es el jefe del Consejo y que, por lo tanto, viaja por el mundo para asistir a reuniones. Nosotros creemos que te interesará esta noticia.

—¿Qué noticia? —No me sorprende el hecho de que Spencer haya salido del país por negocios, pero no va para las conferencias o reuniones del Consejo. Él realmente está escapando—Me he enterado mucho de sus espías—continúo—Yo...Amber y Jasper...—la cabeza comienza a dolerme.

—No te esfuerces—prosigue Robert.

—Spencer renunció al cargo como Embajador del Consejo—cuenta Eva. Varios de sus colegas se acercan, me miran e inclinan la cabez en un saludo—Eso es lo que dicen. Pero no puede dejar el puesto libre. Han dicho que algún familiar suyo debe hacerse con el cargo. Que Spencer será juzgado.

—No, su familia no puede ser parte del Consejo—dice Carter ahora.

—¿Por qué no? —pregunta Laila.

—Porque si lo van a juzgar, entonces también tendrán que inspeccionar los expedientes de la familia. No sabremos si alguien de ellos ha colaborado con Spencer hasta demostrar lo contrario.

—Spencer mató a mis padres—prosigo—Por eso renuncia. Quiere alejarse de la carga que le representa aquello. Por eso no dudó ni un instante en darme un tiempo límite para asumir mi puesto como Portadora. Él quería tomarse ese lapso para escapar.

—Cuando me llevaron de casa—dice Max con la mirada baja, pero me mira al proseguir. Habla como si tuviera un trauma. Se abraza a sí mismo y Laila le acaricia la espalda—Hablaba de la Noche de Cacería, de un...no lo sé, decía cosas sobre un sacrificio.

¿Noche de Cacería?

—Es la noche que todos los seres mágicos tememos. Cada dos de Enero, los Cazadores salen en grupo y los matan. Miles de especies se extinguen a causa de eso.

—Solo veinticuatro horas separa la Cacería con la Luna Sangrienta—susurra Robert a mi lado.

"Te doy tiempo hasta la Luna Sangrienta"

—Entonces hay que detenerlos—respondo. Con toda la fuerza que tengo, trato de levantarme. Uno de los de la manada de Eva intenta ayudarme, pero Demian le gruñe y el chico se aparta. Él me toma por los hombros y me sostiene—Hay que detener a Spencer. Sea lo que sea que esté tramando, no hay que permitir que ande suelto.

Todo el mundo se calla en cuanto escuchamos la risa de la Cazadora. Ella mueve la cabeza para apartarse los pelos de la frente y sus ojos miran directamente a los míos.

—Buena suerte con eso, niña. No creo que atraparlo sea una buena idea.

—No deberías hablar, Cazadora—dice Eva nerviosa.

—¿Intentas asustarme? —prosigue la chica de pelo verde. Eva avanza con unas uñas largas, pero Robert la detiene— ¿Ves? Podría matarte de un segundo a otro, solo con un vaso de plástico.

—¿Quién eres tú? —ahora es Carter que se acerca a ella— ¿Qué haces aquí nuevamente? Sabes que te dije que te mataría si volvías a pisar nuestro terreno.

La Cazadora estalla en risas.

—Como dije, no creo que puedan atrapar a Spencer. Nuestro jefe lo ayuda, nosotros estamos creciendo día a día. Nos volvemos más fuertes mientras que ustedes juegan a perseguirse la cola. Somos miles y miles sirviendo para una misma causa. No podrán matar a Spencer.

La ira estalla en mi interior. Voy hacia ella y alzo su mentón.

—Lana, detente—me calma Demian—No estás en condiciones, no cuando tus piernas no pueden...

—¡Deja de decirme lo que hacer! —reprocho.

No sé por qué lo hago, pero algo dentro de mí me está diciendo que lo repruebe, que aleje a Demian. La ira va en aumento, no me siento yo para nada. Siento unas cadenas invisibles que me amarran y unos hilos que me controlan. Esta no soy yo.

Estoy caminando. Ya he recuperado fuerzas y camino. Pero la mirada que ejerce Demian sobre mí me rompe en pedazos.

—Tus ojos—me dice Max.

Al dirigir la mirada hacia él, Max se encorva como un cachorro asustado. Me toco los ojos. Me duelen. Me duele todo el cuerpo y no soy capaz de pensar con claridad. Entonces las cadenas me sueltan cuando Demian me toca, cuando su mente envuelve a la mía. Mis piernas fallan y sus brazos me toman con cuidado. Mi respiración se entrecorta y comienzo a llorar. No, no soy yo en absoluto. ¿Qué me está pasando?

Vomito por segunda vez en el día. Demian me ayuda a caminar, me aparta del mar de gente. En mi cabeza solo veo una negrura y una pequeña luz al final de un gran y largo túnel.

—La llevaré a casa—le dice a Robert.

Sam.

La siento por algún lado. En el auto, desmayada en los asientos traseros. Siento su respiración por más que esté a más de doscientos metros de distancia. Siento su pulso, puedo incluso ser capaz de ver que al auto le falta gasolina, que no llegará hasta casa. Todos mis sentidos están más desarrollados y alzo la mano para ver la Marca de Emparejamiento. Sonrío en la oscuridad, con el tacto de Demian tomando mi brazo. Tengo la necesidad de saber qué ocurre si lo aparto de mi mente, qué ocurre si Demian ya no es mi pareja. ¿Qué se sentirá perderlo?

—Me estás asustando—me susurra él, ya a metros de distancia de los demás. Nos perdemos por entre los árboles, en la oscuridad. Pero veo en la negrura, puedo ver todo como si fuera de día. Es una maravilla. Demian me empuja contra un árbol y me toma de los hombros. Me zarandea de un lado a otro—¿Qué te ha ocurrido allí, Lana?

Me acerco a él y susurro casi contra sus labios:

—¿Recuerdas cuando te pregunté qué se siente matar a una persona?

—Lana, realmente me estás asustando.

—Adivina qué—prosigo y lo tomo de las mejillas con delicadeza—He matado a alguien. Pero será nuestro pequeño secreto. ¿Entiendes?

Demian se separa de mí. Su rostro no demuestra ningún sentimiento. Su mente se aleja de la mía, y entonces construyo un gran muro que nos separa.

—¿A quién has matado?

Pero vuelvo a ser yo. Vuelvo a mi propio cuerpo. Un gran y extraño dolor se acumula por detrás de mis orejas y me tomo la cabeza. Demian no tarda en tomarme en brazos. Lloro en su hombro, deshaciendo el muro que nos ha mantenido por unos segundos alejados. ¿Qué me está pasando? ¿Qué ocurre conmigo? ¿Qué me han hecho? Demian me pasa las manos por el cabello y mojo su campera toda sucia y rota.

—No lo quería hacer—susurro entre lágrimas—No quería matarla. No quería eso.

—¿A quién has matado, Lana? ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué actúas así?

—Amber—pronuncio su nombre y las imágenes vienen a mí. Sus ojos negros mirándome detenidamente, sin brillo alguno luego de que la asesinara—Yo la maté. Yo lo hice.

Demian no habla. Sus sentimientos de desconfianza viajan a mí, siento cómo su corazón se detiene por segundos, luego acelera y su cuerpo se aparta del mío. Trato de abrazarlo, trato de acercarlo de nuevo.

—Tú...—no termina la frase—tranquila, ¿sí? Arreglaremos esto en cuanto podamos. Pero Lana... ¿Qué te hicieron? ¿Qué pasó allí?

—No lo sé—trato de explicar—No era yo. No me controlaba. No podía contenerme. Demian, tienes que saber que lo siento. Lo lamento, no quise hacerlo. No era yo.

Voy hacia él y lo abrazo. Pero él no lo hace. Se aleja de mí y me mira en la oscuridad. Sus ojos azules no brillan, no me miran como antes. ¿He arruinado todo? ¿Ya no habrá ninguna cita luego de esto? Se hace a un lado, pero todavía sujeta mi mano. Su fría piel contra la mía. 

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