Never Again [Editando]

By aa-maria

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Ellos podrían ser fácilmente el Cliché más perfecto que van a encontrar. Porque eso son. Pero también hablam... More

Never Again
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Epigolo
Agradecimientos
ATENCIÓN+Historia De Liover De Vuelta
Secuela Públicada

Capítulo 26

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By aa-maria

     —Es que yo, no lo sé, Oliver— ella suspiro frustrada —. Además ¿a qué viene este repentino cambio?

     —Ya lo aclaramos ¿no?— ella rodó los ojos y negó —Bien, no lo se, solo se que quiero que vayas conmigo. Mira, Lili, sinceramente, a veces no se en donde estoy cuando se trata de ti. Siento que estoy en un campo minado, y cualquier cosa que haga, hará que estalle.

     —Porque cree mi propia defensa, Oliver— paso las manos por su cabello —. Aún faltan meses.

     —No solo quiero que me acompañes a eso, Liliana. Y sabes muy bien a que me refiero— ella rodó los ojos, sabia que tenia que darle una respuesta y era ya.

     —No lo se, Oliver— él la miro —. No lo sé, debo pensarlo mejor. No quiero que esto— movió su dedo índice de él a ella —, se confunda. Y menos que tú familia, y la mía lo hagan.

     —Liliana en serio, por favor. No me voy a sobrepasar contigo. Lo prometo— él le dedicó una tímida sonrisa.

     —Solo dej…— en ese momento sonó el silbato llamando la atención de Liliana.

    —¡Señorita Stern, hagamos la prueba, ahora!— grito la entrenadora desde el otro lado del campus con un parlante en las manos para hacerse oír.

     —Debo irme— la castaña se levantó, llevaba puesto un conjunto deportivo.

     Antes de levantarse lo pensó. ¿Podía hacer ejercicio? Había estado ignorando y evitando a Valery, Adam, Jack y su madre. Debido a que tenía cita con la doctora, y había decidió no ir.

     —¿A qué se refiere esa frase, papi?— preguntó la pequeña mientras miraba a sus padres sentados en la parte de adelante del auto.

     —Bueno, suele decir que cuando la muerte llama a tu puerta, no importa lo que hagas, ella te alcanzará— la miro por el retrovisor —. Pero significa también, que él día que no lo hace, no importa si tú te colocas delante de ella, no te llevará.

     —¿Cómo dice?— su madre se volteo a mirarla con una dulce sonrisa.

     —Cuando toca, ni aunque te quites; cuando no te toca, ni porque te pongas— lo había dicho en español, miro a su esposo —. Pero no habla de la muerte solamente, de la vida en general.

     —Bueno, yo digo que es malo vivir con miedos— intervino Valery, quien estaba mirando su celular —. Todos miraremos algún día, es mejor vivir al máximo.

     —Bueno, no creo que esa frase aplique a ti, amor— su padre la miró con diversión un momento —. Eres como tu madre, se preocupan por todo.

     —Serás el tipo de mamá, que ni un perro deja de tener— aseguró Liliana con una sonrisa —. Hace unas semanas, no quisiste comer en Mac'Donals, porque leíste un artículo donde los desacreditan.

     —En mi defensa, habla de gusanos en sus carnes de hamburguesas.

     Liliana sacudió su cabeza. Y volvió a tomar agua antes de colocarse de pie rápidamente.

     —¿Lo pensarás?— ella asintió, tomo su bolso y camino junto a la profesora.

     —¿Te gusta Stern?— pregunto Jacob mientras tomaba asiento junto a su amigo.

     —Claro que no, cupido y yo hicimos un trato. Sólo chicas, sexo y amigos. No hay amor para dar— el chico palmeo la espalda de Oliver.

     —Sí no quieres que alguien la enamore, debes actuar rápido. Observa— el chico levanto la mirada observando como el equipo se distraía mirando a Liliana.

     —Ella puede hacer lo que quiera.

     Si algo había aprendido Jacob de Oliver después de tantos años fue el no confiar en él. Su amigo se reserva todo lo que llevará amor. Oliver West había cerrado las puertas del amor por una mujer, ¿Quién lo diría? Pero Liliana, Liliana se le estaba colando por la ventana y el muy idiota no lo notaba.

     Jacob lo miro, había cambiado desde que Liliana entro en sus vidas. Ya no había apuestas, ni fiestas, ni reuniones y ni que hablar de sexo. Estaba seguro que su última presa había sido la zorra de Dánica, su apuesta mayor, y aunque se lo dijo a la chica, esta no lo acepto y seguía besando el piso por donde Oliver pisaba. A fin de cuentas ella quería el cliché de capitán del equipo y capitana de porristas.

     —Entonces Damián, Joel, Federico, Julián, Tyler; cualquier del equipo, me incluyo, puede invitarla a salir ¿no?— Oliver se tenso en ese momento dándole a entender al chico que no lo permitiría.

     —Los quiero lejos de ella. Sin excepción. No quiero a ninguno de ustedes con ella. O yo misma les quemare las manos— su amigo sonrió complacido.

     —¡Así es, amigos mios, como Oliver West se enam…— Oliver le cubrió la boca con su mano para evitar que siguiera con su voz de locutor.

     —Cierra la boca. Y escucha bien, idiota, entre Liliana y yo no puede haber nada, ella es un tema delicado para mi por ciertas razones. Pero no enamorarme, eso no.

     —Debes superarla ¿sabes?— dijo el cuando Oliver quito su mano —Ella no volverá. Por mucho que lo intentes no lo hará.

     —Esa jodida enfermedad se la llevó. Y yo no pude hacer nada. Lo más que puedo hacer es guardarle respeto a su memoria.

     —Esta no es la manera más lógica, Oliver—le aseguro —. Teníamos solo dieciséis años. Tienes dieciocho, debes avanzar.

     —Lo haré, cuando esté listo. Pero Liliana no es una opción en ese asunto.

     Y se fue del lugar. Jacob miro el cielo azul pidiendo a esa pequeña demonio que lo ayudará. Que lo ayudará a que Oliver abriera su corazón a nuevas oportunidades. Paso las manos por su cabello. Oliver había levantado ese muro en cuanto murió Sarah. Y cuando notará que Liliana estaba entrando, iba a cagarla, porque si algo sabía hacer Oliver, era eso.

     —¡Ella no puede ganarme!— grito furiosa una Dánica mirado fríamente a Liliana quien saltaba junto a Thalía quien la abrazaba.

     —¡Chicos, acérquese!— grito la entrenadora.

     Todos los del equipo de fútbol americano, quienes estaban sentados en las gradas observando la competencia entre Danica y Liliana, se acercaron para oír a la profesora.

      —¿Ocurre algo, señora Wiener?— cuestionó el hombre con una sonrisa.

     —No, señor Wiener. Solo una información, no le quitaré mucho tiempo— se disculpo ella con un sonrisa.

     —Tranquilo, profesor, en la noche la tiene para usted— todos rieron ante el comentario de Damián quien recibió de inmediato un golpe en la cabeza.

     —Respeto, muchacho— replicó el profesor tratando de hablar con dureza.

     —¡Auch!— se quejo de inmediato  —Que obsceno es usted, yo no dije para que, solo que la tendría para usted.

     —Bueno, chicos— ignoro la entrenadora de las porristas —. Como saben dentro de unos meses comienzan los partidos. Es muy probable que sea después de otoño que ya se acerca. Es por eso que el instituto a decidido (porque ustedes se quejaron) elegir a una capitana de las porristas. Mi capitana antigua la señorita Dánica Sheen a…

     —La peor porristas de todos los tiempos, si eso es animar, no quiero saber que será desanimar— comento Jacob ganando una mirada asesina de Dánica.

     —Cómo decía— continuo la mujer ignorando el comentario —. La directora me encargo escoger a una y la señorita Stern me vino como anillo al dedo. La hemos visto animar en varios partidos en Mimia. Fue la capitana del equipo antes de su trasladó aquí. Es muy buena y es por eso que me complace anunciar que la señorita Liliana Stern será la nueva capitana de porristas.

     Todos aplaudieron menos Dánica y sus secuaces quienes solo dieron media vuelta y caminaron fuera del campo de juego furiosas. Estaban furiosas. Una Dánica muy enojada abrió el compartimiento de la capitana y saco todo aquello que era de ella, sabia que si no lo hacía la obligarían a hacerlo. La chica estaba furiosa, Liliana había llegado para marcar la diferencia y era obvio que ella no estaba preparado para eso.

     —Esa chica me las pagará— mascullo entre dientes la rubia, sus amigas no decían nada.

     —Te lo advierto, Danica. Ya lo hablamos así que dejala en paz o tú vas hacer quien las pague— el silencio se hizo y un Oliver cruzado de brazos las observaba.

     —¿Debo tener miedo?— cuestionó ella desafiandolo con la mirada causando que Oliver le dedicará una sonrisa cínica.

     —Se cosas que no te convienen que salgan a la luz ¿o si?— ella lo miro confundido, él miro el vientre de Danica y luego la miro.

     —Eres un desgraciado— respondió ella cruzada de brazos.

     —Desgraciado él que te dejo y no se hará cargo. Pero ¿qué se esperaba Swayer? Es el patán más grande y tú sigues creyendo que el iba a cambiar. Están hechos el uno para el otro.

     —Idiota— ella tomo sus cosas —. Al menos yo no tengo una relación con una fantasma— él la empujó contra los compartimentos.

     —Cuidado con lo que dices, Danica. Y mucho más con lo que haces. Estas advertida— era imposible quitárselo de encima.

     Él la soltó y salio del lugar. Camino por el campo en busca de Liliana. Quería una respuestas y eso era ya. Observó a los lejos a Liliana recoger sus cosas aun con el conjunto deportivo que le sentaba de maravilla.

     —¿Entonces?— Liliana se sobre salto de inmediato y puso su mano en el pecho.

     —¿Qué no puedes dejar de molestar?— cuestionó ella fulminadolo con la mirada.

     —Necesito tú respuesta— ella blanqueo los ojos de inmediato.

     Se cruzó de brazos causando que Oliver mirará sus pechos en el pequeño top. Ella soltó sus pasos y paso las manos por su cabello recientemente suelto.

     —Mi cara esta aquí— advirtió ella soltando un brazo para levantar el rostro de Oliver.

     —Te miraba el rostro— se excusó él con una ceja alzada en su dirección.

     —Maldito depravado— susurro en un gruñido, era notable que estaba molesta.

     —Disculpa, señora virgen— ironizó él. Liliana lo miro furiosa —. Ya, cierro mi boca.

     —Eres un idiota. No se ni porque dejo que me molestes.

     —A mi me gusta molestarte— volteo su mirada al campus —. Te ves hermosa.

     Liliana se quedo en silencio. La manera en la que Oliver lo dijo fue tan natural. Que lo trataba de procesar. El chico solo la miraba, sin hacer o decir algo solo mirándola. Era jodido pensar que no midió sus palabras de ninguna manera solo lo soltó, pero no era eso lo que lo sorprendía, lo que lo hacía era la manera en la que lo dijo, espontáneo. Sin pensarlo.

     —Debo irme— ella sentía sus mejillas arder con intensidad y no quería que el rubio lo notará.

     —Espera quiero mi respuesta— ella se volteo y comenzó a caminar sin decir palabra alguna.

     No le iba a dar su respuesta, tenia mucho que pensar. Oliver no era alguien que debías tomar a la ligera. Y eso Liliana lo sabía.

     —¡Oye, Liliana!— grito Rebecca, era la encargada de la publicidad al instituto, periódico escolar y lo que sería el anuario.

     —Hola, Rebecca, ¿cierto?— la pelirroja asintió y le estrecho la mano a Liliana —¿Sucede algo?

     —Verás, hoy tenía una sesión de fotos con Danica y Oliver, por el artículo que haremos en el anuario sobre el equipo— señalo a la cancha detrás de ella —. Me dijo la profesora, que ahora tu eres la capitana, así que...

     —¿Es en serio?— ella asintió y la miro apenada —¿No puede ser otro día?

     —Lo siento, pero no, porque ya tengo un cronograma— se aclaro la garganta —. Se que quizás tienes planes, pero si puedes hacer una excepción, por favor.

     —¿Cuantas fotos necesitas?— Liliana miro como Oliver tenía una sonrisa burlona a unos metros de ellas.

     —Dos, Thalia me dijo que saco fotografías tuyas en la práctica y ya tengo de Oliver— Liliana paso las manos por su cabello —. Por favor. La siguiente que necesitamos, será en un par de semanas.

     —Bien, te ayudare— Rebecca dio saltitos —. Pero quiero que me ayudes con algo— esta alzo una ceja —. Yo, estaba pensando en hacer una cápsula del tiempo.

     —¡Eso será grandioso!— casi grito ella —¡Me encantaría ayudarte! Solo debemos hablar con la directora y organizarnos.

     —¡Oigan, no es que quiera interrumpir!— grito Thalia —Pero el sol esta un poco fuerte, y quiero ir a mi casa a comer.

     —Vamos.

     Las dos caminaron de vuelta a donde estaban Oliver, Thalia y Matt. La del medio sostenía una cámara en sus manos, y Matt llevaba lo que parecía ser ropa.

     En definitiva. De Oliver no se libraría tan fácil.

     —Entonces, ¿ya podemos decir que puedes avanzar?— preguntó la psicóloga al otro lado de la pantalla.

     —Bueno, eso depende de él— dijo Lili antes de comer helado —. Es decir, Oliver parece haberse encerrado asi mismo en una habitación.

     —¿Crees qué tenga que ver con la chica que me comentaste? ¿Sarah?

     —No lo sé, Oliver no me parece el tipo de chico que se preocupa por alguien— se encogió de hombros levemente —. Pero no estoy segura, no se mucho sobre esa chica.

     —Deberías preguntarle a Thalia, así tienes respuesta— Liliana dejo de lado el bote de helado —. Pero no creo que eso sea lo único que te preocupa, ¿o si?

     —Creo que se preocupa por mi— miro el balcón que daba justo frente al de él —. No se si el se de cuenta de ello, pero suele observarme, como si quisiera meterme en una burbuja de cristal.

     —Quizás se siente culpable— ella miró a la psicologa —. Pero quizás tú también sigas sintiendote culpable. ¿Cómo va la comida?

     —De ese tema tuve suficiente por hoy— le aseguro —. Oliver me abordo dos veces hoy, sobre ese tema.

     —Eso no me lo dijiste— Liliana soltó un suspiro —. No eches a la borda, tantos años de terapia.

     —Eso solo...— miro el frasco de diuréticos entre sus piernas —dice que tengo bulimia, pero eso paso hace muchos años.

     —No es importante si paso, Liliana. Mírame— levantó la mirada a la pantalla —. Importa si vuelve. ¿Volvió?

     Liliana podía recordar la primera vez que se provoco asi misma el vomito. Como fue y compró laxantes. Luego diuréticos. Reducio sus comidas. Pero luego cuando estaba ansiosa o nerviosa volvían los atracones. Y todo se intensifico cuando volvió a Seattle.

     —¿Lili?— sacudió su cabeza y miró a la psicológa —Que no reconozcas el problema, no lo hace menos importante. Debes reconocer ante ti que hay un problema, o no podremos abordarlo

     —No, no lo hizo— le aseguro —. Lo único que volvió, fue la posibilidades de tener cáncer. Y me está consumiendo.




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