✔ 𝐿𝑎 𝐻𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑝𝑒...

By Createdbyeibi

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Encuentra tu destino en el corazón de un hombre lobo... Lana Paterson vuelve a su pueblo natal, Fallstreet, c... More

𝐿𝑎 ℎ𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑝𝑒𝑟𝑢𝑐𝑖𝑡𝑎 𝑅𝑜𝑗𝑎
𝑑𝑒𝑑𝑖𝑐𝑎𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎
« ʙɪᴇɴᴠᴇɴɪᴅᴀ »
✔️ ᴘᴇʀsᴏɴᴀᴊᴇs
-El principio-
1: 𝑒𝑙 𝑝𝑢𝑒𝑏𝑙𝑜 𝑑𝑒 𝐹𝑎𝑙𝑙𝑆𝑡𝑟𝑒𝑒𝑡
2: 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑠𝑖𝑜𝑛 𝑊𝑜𝑜𝑑
3: 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑖𝑒𝑛 𝑠𝑎𝑏𝑒 𝑑𝑒 𝑡𝑖
4: ℎ𝑎𝑏𝑖𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝑣𝑒𝑧...
5: 𝑙𝑎 𝑛𝑜𝑐ℎ𝑒 𝑑𝑒 𝑙𝑜𝑠 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑜𝑠
6: 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑟𝑐𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑒 𝑎𝑐𝑒𝑟𝑐𝑎 𝑎 𝑡𝑖
7: 𝑚𝑎𝑠 𝑎𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜
9: 𝑡𝑖𝑒𝑚𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝐶𝑎𝑧𝑎
10: 𝑙𝑜𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜𝑠 𝑎𝑡𝑎 𝑎𝑙 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑜
11: 𝑙𝑎 ℎ𝑖𝑠𝑡𝑜𝑟𝑖𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑐𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟 𝑦 𝑒𝑙 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜
12: 𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜𝑟...𝑐𝑎𝑧𝑎𝑑𝑜
13: 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑊𝑜𝑜𝑑
14: 𝑙𝑎 𝑙𝑢𝑛𝑎 𝑑𝑒𝑙 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑙𝑜𝑏𝑜
15: 𝑒𝑙 𝑣𝑎𝑙𝑙𝑒 𝑒𝑛𝑐𝑎𝑛𝑡𝑎𝑑𝑜
16: 𝑙𝑎 𝑚𝑎𝑔𝑖𝑎 𝑑𝑒𝑙 𝑚𝑢𝑛𝑑𝑜 𝑖𝑛𝑣𝑖𝑠𝑖𝑏𝑙𝑒
17: 𝑙𝑎 𝑐ℎ𝑖𝑐𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑐𝑎𝑝𝑎 𝑅𝑜𝑗𝑎
18: 𝑒𝑙 𝐶𝑜𝑛𝑐𝑒𝑗𝑜 𝑑𝑒 ℎ𝑜𝑚𝑏𝑟𝑒𝑠 𝑙𝑜𝑏𝑜
19: 𝑒𝑛 𝑏𝑢𝑠𝑐𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑
20: 𝑙𝑎𝑠 𝑚𝑒𝑛𝑡𝑖𝑟𝑎𝑠 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒𝑛 𝑝𝑎𝑡𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑟𝑡𝑎𝑠
21: 𝑙𝑎𝑠 𝑎𝑝𝑎𝑟𝑖𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑒𝑛𝑔𝑎𝑛̃𝑎𝑛
22: ℎ𝑢𝑖𝑟 𝑒𝑠 𝑙𝑎 𝑢𝑛𝑖𝑐𝑎 𝑜𝑝𝑐𝑖𝑜𝑛
23: 𝑉𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑𝑒𝑠 𝑜𝑐𝑢𝑙𝑡𝑎𝑠
24: 𝐷𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑢𝑛 𝑚𝑖𝑠𝑚𝑜 𝑐𝑢𝑒𝑟𝑝𝑜
25: 𝑢𝑛 𝑛𝑢𝑒𝑣𝑜 𝑒𝑛𝑒𝑚𝑖𝑔𝑜
LA HIJA DE CAPERUCITA 2

8: 𝑗𝑢𝑔𝑢𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑎 𝑠𝑒𝑟 𝑑𝑒𝑡𝑒𝑐𝑡𝑖𝑣𝑒𝑠

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By Createdbyeibi

Capítulo 8
-Juguemos a ser detectives-
🐺

—Estás loca, ¿no? No podemos entrar en una propiedad privada.

—¿Quién dice que no...?

—La ley, Samantha Evans.

Y ella refunfuña.

—Odio que me llames así.

Resulta, igualmente, que la idea no es tan mala. No puedo esperar a que Demian arregle sus cosas con su familia, no. Alguien intentó matarme ayer. Alguien sabe en dónde encontrarme lo suficientemente bien como para tirar un maldito gato muerto por la ventana de mi habitación. Ya no se trata solo de mis padres. Se trata de mí.

—Bien—exclamo decidida—Lo haremos. Esta noche a las doce.

Sam chilla de la emoción.

—Creo que me mearé encima de los nervios—dice ella—Pero estate lista. Pasaré a buscarte con mi bebé.

Y por bebé se refiere a la camioneta Chevrolet roja que su papá le regaló para el día de su cumpleaños hace más de un año. Yo aprovecho el día para hacer unas compras y despejar la mente. Hay muchas cosas entre medio. Cosas que quizás no voy a ser capaz de entender del todo.

Aprovecho para hacer los mandados que Hellen necesita. Todavía no hablé con ella. En cierto modo me da terror de lo que pueda decirme. ¿Y si no me deja salir más luego de esto? Estaba enojada anoche. Me dio un sermón sobre las miles de razones que tiene para castigarme. Y es verdad, no he hecho nada útil desde que llegué aquí. Me metí en problemas con un sujeto que intentó matarme, un desconocido me llevó a casa. Me separé de Sam ya como tres veces. Y encima...crucé el bosque. No fui yo, fue Demian y su familia. Y si lo hicieron... ¿acaso el asesino puede ser uno de ellos?

Quizás Sam tenga razón. Le estoy dando muchas vueltas al asunto cuando debería enfocarme en lo mío. No logré nada hasta ahora. Ni siquiera una pista. Y tampoco puedo juntar las agallas que necesito para preguntarle a Hellen sobre mis padres.

Cuando entro en la tienda para celulares se me hace difícil escoger uno. Son caros, bastante. Me quedo parada delante de los teléfonos sobre la barra de muestra, sin saber cuál escoger. Pero lo cierto es que solo soy capaz de revivir los sucesos que marcaron mi vida. A lo mejor Demian solo es un chico común y corriente, a lo mejor todo está en mi cabeza. Me golpeé bastante anoche. ¿Podría estar soñando? No, imposible. Me pellizco varias veces para estar segura, y en efecto, estoy despierta.

Cuando por fin logro tener un celular nuevo y con un chip distinto, me siento en una banquina en el parque centrar del pueblo, rodeado por tiendas y gente que va y viene de un lado a otro. Incrusto la nueva tarjeta de memoria que también compré y trato de memorizar el número de Demian. Solo que no tengo resultados.

Durante el camino a casa tengo la sensación de estar siendo vigilada. No, no es una sensación. Alguien me persigue. Intento no darle importancia, solo que sigue allí la terrorífica idea de que puede ser el sujeto de anoche. Así que camino rápido a casa. Solo que para llegar tengo que cruzar todo FallStreet. Intento ir siempre por las calles más transitadas. Sé que no podré tomar otro camino al doblar a la derecha en la primera rotonda, en la bajada que conecta la ruta principal con el pueblo. Allí todo es bosque y la vegetación se hace casi impenetrable. Pero no hay otro camino. Así que me apuro a caminar tan rápido como soy capaz.

Mis pies pisan las crujientes hojas y las ramas que se parten por la mitad. Hace frío, demasiado; lo compruebo cuando dejo el aire salir por mi boca. Se evapora en el aire congelado. Meto las manos en los bolsillos de la campera y apuro el paso. Solo que me detengo. A cinco o seis metros de mí, entre los árboles de pino separados uno del otro, hay un lobo. Es grande. Demasiado grande como para ser una cría. Su pelaje es totalmente negro y sus ojos amarillos. Me recuerda a...

Retrocedo. Su mirada recae en mí. Ladea la cabeza de un lado a otro como queriendo saber cuál será mi siguiente movimiento. Abre la boca y veo esos colmillos gigantes.

Me desespero. Entro en pánico. Estoy sola en medio del bosque. Con un lobo a lo mejor hambriento. Mi cabeza me lleva a diez años atrás, cuando el accidente que tuve cambió mi vida por siempre.

El lobo negro se queda allí solo unos instantes. Avanza a paso lento hacia mí. Yo no hago otra cosa más que quedarme estancada en el lugar, con el corazón a mil por horas.

El lobo negro sigue avanzando. Tiene las orejas hacia atrás, ya no me muestra los dientes. Pero hay algo en él que me impide confiar. En la distancia se escucha un disparo. El animal alza las orejas, atento. Varios disparos más, hasta que todo queda en calma. Una vez más, el lobo negro avanza hacia mí. Yo retrocedo. Allí es cuando su rostro cambia. Me muestra los dientes, grandes y filosos. Comienza a gruñir. Del susto caigo al suelo. Mi mano toca una rama. La tomo como arma, aunque no creo que aquello le haga daño.

Unos cuantos disparos más. El animal debe estar asustado. Es tiempo de caza, no me sorprendería que se haya escapado de los tipos.

—¡Fuera...!

—No hagas eso.

Una voz invade mis oídos. Una figura avanza luego. Cabello negro como el ónix. Borcegos, jeans ajustados y una campera. Amber avanzan por delante de mí. Camina lentamente, con las piernas flexionadas y en guardia. El lobo frente a mí inmediatamente cambia su postura. Pasa de estar en guardia a tener que verlo acostado contra el suelo, con las orejas hacia atrás.

—Está asustado—dice luego, como si fuera obvio. El animal se mantiene quieto mientras que ella se acerca a él. le tiende la mano para que la huella. Y el lobo lo hace—No tiene a dónde ir. Lo más probable es que hayan matado a su manada. Ahora...tendrá que vivir por su cuenta.

El lobo se levanta. Amber parece conocerlo. Ella también se levanta. El animal la mira unos segundos y luego sale corriendo por entre los árboles. Amber se voltea. Me ve divertida contra el suelo. Viene hacia mí y me tiende la mano para ayudarme a levantar.

—Tranquila—dice ella—Solo estaba buscando el camino hacia las montañas. Ya no te molestará—acepto su ayuda—¿Qué haces por aquí?

—Iba a casa—respondo.

—¿Es el único camino que conoces?

—El único que hay.

Ella es hermosa. De hecho, no me sorprende que Demian la haya elegido. Tiene unos preciosos y unos labios grandes y rosados.

—¿Y tú? —pregunto yo—¿Qué haces aquí?

Tarda en contestar:

—Bueno...es semana de Caza. Escuchaste los disparos, ¿no? Estaba tratando de alejarlos del lugar—lo recuerdo. Demian me dijo que su familia ayuda a los animales, mucho más cuando es tiempo de cacería. Así que no sorprende encontrarla por aquí—En un par de meses más los lobos del sur migrarán hacia aquí. La época de apareamiento comienza justo cuando viene la primavera. Pero...si esos cazadores siguen por aquí, me temo que ya no veremos lobos blancos en FallStreet.

—Sabes mucho de ellos, ¿no? De lobos.

Amber sonríe.

—Mi familia se dedica a eso. Con Demian solemos despistar a los cazadores en esta época del año. Los llevamos por los valles impenetrables para que se pierdan. Los lobos huyen hacia las montañas, por allí...—me señala el norte, hacia donde justamente desapareció el animal—Queremos proteger a los de nuestra...a los lobos.

—Vale—afirmo. Se está haciendo muy tarde. Hellen volverá a casa en un par de horas y todavía tengo que alistar mis cosas—Oye...por casualidad, ¿cómo está Demian?

—Está enfermo—dice ella seriamente. Se cruza de brazos. El cabello le vuela tapando su rostro, solo que ella se lo quita de en medio—Pero tranquila. Está en casa de Robert ahora. Pasará la noche allí con Carter...al menos hasta que se recupere.

—¿Y qué tiene?

Me mira de arriba abajo, dudosa de si responder o no. Entonces mira hacia el cielo, se mueve incómoda ante los nuevos disparos y agrega:

—Tengo que irme. Perderé el rastro de los cazadores y....con la lluvia aproximándose, temo que se perderán las huellas.

—De acuerdo...sí, tendría que irme también.

Ella me dedica una sonrisa, para nada cálida, a decir verdad. Ambas sabemos que ninguna de las dos nos conocemos del todo, pero que al tener a alguien en común...al tener a Demian entre medio, las cosas se complican.

—Lana...—estoy avanzando por el sendero en cuanto dice mi nombre. Yo me volteo—No quería tener que decirte esto, pero...ten cuidado con Demian.

—¿A qué te refieres?

Ella sonríe.

—Nunca llegas a conocer a alguien del todo, ¿sabes? A veces los secretos permanecen así. Nunca salen a la luz...no al menos que los busques.

Para cuando son las doce de la noche salto de la cama. Llevo puesta una calza térmica negra, una remera de manga larga sobre una de manga corta, me pongo un buzo encima y tomo la campera de frío que cuelga sobre la percha dentro del placar. Me pongo las zapatillas y busco la linterna que tomé del ático esta tarde, antes de comer.

Me llega un mensaje de Sam al nuevo celular. Está afuera, así que me apresuro a bajar las escaleras, no sin antes verificar que Hellen esté dormida profundamente en su cuarto. En efecto, lo está. Salgo por la puerta delantera sin hacer mucho ruido. Me guardo las llaves en el bolsillo de la campera y estoy fuera.

Hace demasiado frío. Mierda. ¿Por qué aquí siempre el clima es asqueroso? Espero en el porche de casa hasta ver la camioneta de Sam detenerse en frente, a una cuadra. Corro rápido y me subo a ella. Sam lleva una campera Boeing, el pelo atado y me sonríe eufóricamente.

—¿Lista para la acción, Watson?

Yo me río.

Ella maneja por el pueblo a medida que vamos ideando el plan. Solo media hora. Eso es todo lo que tenemos. Como Amber me dijo, si los hermanos Wood no estarán en casa, entonces debemos ir con cuidado y sin prisa. Estoy nerviosa. ¿Acaso vamos a hacer esto de verdad? Sí, claro que sí.

Cuando aparcamos entre los árboles a un costado de la casa, ésta parece tétrica. Ya no se ve vívida como en la fiesta; a lo mejor fue solo eso. Con las luces y toda la gente dentro parece mucho más grande. Ahora solo es...la mansión Wood. Las ventanas están cerradas, las luces apagadas. No hay nadie en casa.

Bingo.

Buscamos la puerta trasera, la que daba al patio. Milagrosamente, está abierta. Así que no nos lleva mucho tiempo entrar. Solo que...

—Es mejor que he quedes a hacer guardia—le digo a Sam.

Y ella reprocha:

—¿Qué? No...quiero entrar también. Mira si encontramos algún cuerpo—susurra—Si ellos son los asesinos, me gustaría decirle a la policía que...

—Solo...quédate aquí. Avísame si viene alguien.

—No, Lana...

Pero ya estoy ingresando en la casa. Todo está a oscuras. Así que prendo la linterna y me alumbro con ella.

Avanzo por el comedor. Esquivo la mesa de vidrio con patas de león. Todo se ve más chico que la noche anterior. Hay muchos muebles por todos lados, el suelo de madera cruje bajo mis pies. Sillas repartidas alrededor de la mesa, cortinas blancas tapando las ventanas cerradas. Hay una bandeja de comida encima de la mesada de la cocina. Hay comida, sí, tapada con un repasador. Hay vasijas listas para colocar en la mesa, como si estuvieran a punto de comer. Solo que creo que algo los interrumpió. Una pequeña luz titila en la cocina. Es la lámpara que está por quemarse en cualquier momento.

No hay nada por aquí. Encima de las repisas de las bibliotecas contra la pared hay fotos. Una foto con ambos hermanos. Demian sonriendo, contento. Carter con los brazos cruzados, de mal humor, mirando hacia otro lado. Ambos van con el torso desnudo. Parece que fue tomada en primavera. Hay otras fotografías de los demás, todos juntos, Amber con Laila, Robert con una mujer de cabello rubio, pómulos grandes y ojos medio rasgados.

No tardo en subir las escaleras. Me llevo algo por delante. Solo son...prendas de vestir. Una campera negra tirada junto a unos pantalones de jean. Sigo camino. Cuando llego al primer piso hay varias puertas cerradas. Tres por la derecha, por el primer pasillo. Dos a la izquierda. Por detrás de mí, un ventanal circular que da a la calle. Allí hay dos piezas más.

Decio que lo mejor será investigar una por una. En la primera a la derecha, solo hay baño. Espejo grande, de cuerpo completo. Ducha, inodoro. Hay sangre por el suelo. O al menos, eso es lo que noto. ¿Y si Demian salió herido? Amber dijo que estaba enfermo. ¿Acaso pasó aquí un rato y luego se fue a casa de su tío? ¿Dónde vive Robert?

Sigo con las demás. Son cuartos. Uno de ellos es tan grande que incluso podrían dormir cuatro personas dentro. Solo que hay muchas cajas apiladas por doquier, cuadros y estatuas de animales repartidas por doquier. Muchas estatuas de lobos. Planos del pueblo, incluso del bosque. Los otros cuartos son pequeños. Otro baño sin ducha, una pieza con una cama tendida, una repisa llena de libros y ropa doblada sobre un escritorio improvisado.

La última puerta que abro resulta ser la habitación de Demian. Lo sé por el olor que irradia. Es un perfume a menta. No sé por qué lo sé, simplemente...presiento que es suya por el simple hecho de sentir su olor corporal aquí. La cama está deshecha, las almohadas tiradas contra el suelo. Hay ropa tirada por todos lados, incluso libros y un vaso de vidrio roto en el suelo. La ventana está cerrada, pero la persiana se encuentra abierta. La luz de la luna entra por ella, iluminando el cuarto. Me atrevo a abrir los cajones del escritorio. Solo hay papeles, fotografías aquí y allá. ¿Qué busco en realidad? Pruebas. ¿De qué? Algo que me diga que Demian no tiene nada que ver con los asesinatos. Espero con ansias que no sea él. Deseo con toda el alma que sea otra persona. Porque ya caí en su juego. Demian me gusta de una manera aterradora.

Reviso el placar también. Pero no encuentro nada. No hay absolutamente, no hasta que...unos escombros se caen de la pared sobre las botas amontonadas en el armario. Alumbro allí. Hay un pequeño agujero en la pared. Estiro la mano hacia allí para encontrar una caja de zapatos. Me atrevo a tomarla y me siento en el suelo para ver lo que hay. Son fotos. No de cualquiera, sino...mías. Aquí en el pueblo días atrás. En la fiesta en su casa, caminando con Sam, haciendo compras para Hellen. Eso no es lo que más me aterra de todo, sino las fotos que le suceden luego. Soy yo de chica. Con mi tía en un tiempo atrás. Hellen se ve tan...joven. Y yo solo me veo tan chica.

En esos tiempos nada era raro y complicado, en ese tiempo solo tenía que preocuparme por las pesadillas que me atormentaban luego de que el lobo blanco intentara matarme.

Hay una foto de una cabaña. Es vieja, muy vieja. Jamás la había visto en mi vida. Está mamá, Hellen y el mismo hombre que he visto a en una foto en el altillo en casa. Creo saber que la cabaña es la misma que hace...diez años atrás. Lo único que sé sobre eso es que perteneció a mi tatarabuela, que la heredó mi madre y tras su muerte quedó abandonada porque Hellen no la quiso. ¿Por qué no? Por lo que me ocurrió. Luego del accidente, Hellen nunca volvió a contarme sobre mis padres, incluso todas esas historias que me contaba...quedaron en el olvido.

Me guardo la foto de los tres en el bolsillo de la campera, justo cuando mi celular comienza a vibrar. Al mismo tiempo se escucha el portazo de un auto. Voces por fuera de la casa.

—¡Sal de ahí...ahora! —dice Sam cuando atiendo su llamada. Me apresuro a acercarme a la ventana. Dos figuras salen de la Range Rover. Es Carter y Max—¡Ahora, Lana...! ¡Carter está aquí...!

La llamada se corta. Cn miedo y nerviosismo dejo la caja en su lugar. Algunas botas salen desparramadas de su lugar. Mierda. Las junto a todas ellas y cierro los cajones del escritorio. Escucho cómo la puerta de la casa se abre. Hay voces dentro. Ya está aquí. Cuando estoy a punto de salir de la habitación, los pasos suben por las escaleras.

Mierda, mierda...no me queda otra. Hago a un lado los zapatos y me escondo dentro del placar. Quedo atrapada entre abrigos colgando de las perchas y zapatillas bajo mis pies. Apago la linterna y cierro los ojos deseando que no me encuentren. ¿Qué mierda hacen aquí? Amber dijo que...

—...cajaro, Carter...esto se nos fue de las manos...pesa un montón.

—No hables. Déjalo en la cama.

Se escucha un quejido luego. La luz de la habitación se prende. Dejan a alguien en la cama. Por entre las rendijas del placar puedo ver a la perfección de quién se trata. Dejan a Demian sobre el colchón. Él está semidesnudo. Pantalones negros todos rotos, hay sangre por su torso esbelto y firme. Max corre a bajar la persiana mientras que Carter toma la sábana y tira de ella para limpiar a su hermano. Demian se queja por el dolor, o lo que sea que le haya pasado.

—¿Y si los demás se enteran? —pregunta Max—¿Y si el Consejo lo condena una segunda vez?

—Eso no sucederá—die Carter alzando la voz. Toma a Max de los hombros. Algo realmente aterrador ha pasado—No podemos permitir que el Consejo se entere de esto. Les mentiremos, le diremos a Renata que fue culpa de otra manada. No puedo perder A mi hermano, no a Demian.

—Encontrarán el cuerpo, Carter. La gente se está preguntando cosas, la manada de Eva sospecha de nosotros. ¿Y si les dicen a...?

—Los mataré antes de que puedan hablar—Carter se acerca a un Demian moribundo. Con la sábana le aparta la sangre del cuerpo. Solo que se detiene a medio camino y cierra los ojos, abatido—Nadie debe enterarse sobre esto, ¿entendido? Si descubren que Demian asesinó a un humano...los Acuerdo se romperán. Entraremos en guerra.

Demian asesinó a un humano. A una persona. Lo sabía...sabía que había sido él. Ahora todo encaja a la perfección. Seguramente su familia es una especie de...clan secreto que mata personas. Son herederos del pueblo, pueden hacer lo que quieran con él. Eso justifica el hecho de que pudieran entrar al bosque ese día, luego del accidente en la feria. Si Demian asesinó a alguien hoy, quiere decir que lo seguirá haciendo. Es un asesino, y como tal, debe ir tras rejas.

—Iré a contactar a Amber—dice Max.

—¿Pudo deshacerse de los cazadores?

—Escondió los cuerpos en las montañas—responde Max—Seguramente Laila los prenda fuego.

Carter queda solo en la habitación, junto a su hermano. Le aparta el cabello del rostro a Demian, luego lo arropa hasta el cuello y allí se queda, sentado junto a su hermano menor. Hasta que en la lejanía se escuchan a lobos aullar, y entonces se levanta, apaga la luz y sale escaleras abajo. 

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