Never Again [Editando]

By aa-maria

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Ellos podrían ser fácilmente el Cliché más perfecto que van a encontrar. Porque eso son. Pero también hablam... More

Never Again
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Epigolo
Agradecimientos
ATENCIÓN+Historia De Liover De Vuelta
Secuela Públicada

Capítulo 2

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By aa-maria

     La campana de la última clase sonó. Causando que todos los estudiantes comenzarán a celebrar.

     Liliana tomo su mochila y salió corriendo de aula de clases, llevándose consigo a personas que no tenían la culpa. Se disculpo miles de veces con todas las personas.

     Valery le había llamado hace una hora para decirle que su sobrina más grande, tenía vómitos, desmayos y sudoración excesiva y que necesitaba que llevara unas frutas. Quizás su hermana tuvo que esperar que saliera de clases para informarle.

      -¡Lili, espéranos!- grito April corriendo detrás de ella.

     Así que Liliana paro y se volteo al ver a sus amigos.

     -Llevó prisa, chicos. ¿Sucedió algo importante?- les pregunto mientras miraba su reloj de muñeca. 

     -Sabemos que estas apurada. Tú hermana mando el mensaje por el grupo "familiar" que creo hace unas semanas.- le informo Abril mostrándole el celular.

     -Por eso, entre todos decidimos acompañarte- dijo Chris -. Así saludamos a tú cuñado y a Valery, aparte de visitar le llevamos unos chocolates a las princesas.

     -No es buena idea que les lleven chocolates o dulces- aseguró Liliana con una sonrisa -. Los matará, porque envenenan a mi sobrina.

     Una vez hace varios meses Adam, su cuñado, había llevado un helado a casa y su sobrina menor, había enfermado con una virosis. Valery casi lo mata por tratar de envenenar a su propia hija con esa chatarra. Ese día Adam había dormido en el sofá. Así que la lección sirvió para todos.

     -No quiero morir joven- comento Chad con una mueca de horror -. Así que, no le llevarán dulces.

     -¿Les puedo llevar una muñeca de los Descendientes por lo menos?- pregunto Chris haciendo ojitos.

     -Le encantará- aseguró Liliana.

     Sus pequeñas sobrinas, extrañamente, amaban a Chris. Cuando esté llegaba a sus sobrinas se olvida que tenían un papá.

     -¡Bueno!- exclamó el susodicho con una sonrisa -No pierdo el tiempo con ustedes. Iré por Evie, Mal, Jay, Audrey, Ben, Uma y Carlos- y salió corriendo en dirección al auto, junto a él su hermano.

     -Bueno, nosotras vamos con las pequeñas.- se emocionó April.

    -Vamos- y comenzaron a caminar junto a ella.

     -¡Nos vemos!- se despidieron los gemelos al mismo tiempo.

De vez en cuando daban miedo. La castaña los miró horrorizada.

     -No hagan eso- les pidió Liliana mientras abría la puerta del coche de las gemelas.

     -¿Hacer qué?- cuestionaron los cuatro al mismo tiempo.

     -Eso- les dijo ella. Y subió al coche para no seguir escuchándolos.

     Amaba a sus amigos, pero eso de tener dos pares de gemelos daba terror cada cierto tiempo. Eran como robots hablando al mismo tiempo.

     Sólo rezaba porque Adriana estuviera bien. Era encantadoramente extrovertida y muy vivaz, y cuando se enferma a Liliana se le rompe el corazón. Ya que esta más apagada y no se mueve de donde está.


     Abrió la puerta de la casa. Si, cuando su hermana se casó compro una casa, pero una pequeña casa. Tenían dinero, pero no lo gastaban en cosas innecesarias, su hermana manejaba la empresa de su padre y muy pronto Liliana se tendría que unir a ellos y la idea ya le gustaba.

     Era una acogedora casa de dos plantas gris con piedras, un estacionamiento donde entraban dos coches fácilmente un sendero junto al estacionamiento que los llevaba al pórtico de la casa donde estaba una silla frente a las dos ventanas que daban al exterior.

     Las tres pasaron por el pasillo blanco y lo primero que observaron era el comedor con ocho sillas azul rey y junto a la mesa estaba una mesa de cristal donde Liliana dejó las llaves de la casa junto al jarrón que estaba en ella. De la cocina salía un olor a comida. La cocina estaba al lado derecho del comedor, el primer piso era totalmente abierto una barra de desayuno donde los gabinetes eran marrones.

     -¿Adam?- llamo a su cuñado quien estaba tratado de calmar a su esposa, quien estaba apunto de tener un colapso nervioso.

     -¡Oh!- se volteo a verlos -Hola, chicas- saludo con desánimo.

     Él y su esposa no se veían en las mejores condiciones, al contrario, estaban fatales.

     Las tres lanzaron la mochila en el sillón blanco de la estancia. Y camino a las escaleras donde estaba su hermana y Adam. Y se arrodilló frente a ellos.

     -¿Esta bien?- pregunto ella asustada.

     Ya que su cuñado era siempre el relajado en la situación, nunca estaba así de preocupado.

     -El doctor esta arriba. Aún no sabemos nada- explico Valery en un susurro audible para todos.

     La pequeña Aurora estaba absorta a todo lo que ocurría mientras miraba el televisor de la estancia, observando lo que parecía ser la live action de Aladin, mientras comía frutas.

     La más pequeña era muy tranquila. Y nunca se escuchaba por la casa. Pese a que estaba pequeña, lo de ella era ver una película. Y jugar en silencio, aunque su hermana era totalmente lo contrario. Y eso les causaba gracia, ya que cuando Adriana gritaba por toda la casa, la pequeña dejaba de hacer lo que hacía y le gritaba:

     —Tu shhh— decía con su dulce voz cuando su hermana no se quedaba tranquila —. Adri, licula. Shh— la señalaba la pantalla y luego colocaba su dedo índice sobre sus labios.

     Se escucharon pasos por las escaleras que hicieron que todos se pusieran de pie rápidamente para ver lo que sucedía. Las gemelas se posicionaron al lado de ella. Y su cuñado tomaba a su esposa de los hombros.

     Antes de que alguno pudiera emitir palabra alguna, el doctor se les adelanto.

     -¿Ustedes sabían que su hija es alérgica a algo?- le pregunto el señor de edad avanzada.

     La pareja se miro entre sí con el entrecejo fruncido levemente. Luego miraron a Liliana quien negó levemente.

     -No, nunca nos dijeron que era alérgica a algo- respondió Valery confundida.

     -A sido una niña sana desde siempre- aseguró Adam.

     -Cometen un error, señores- ellos lo miraron confundido -. Verán su hija es alérgica a los alimentos con miel, por ende es alérgica de igual manera a las abejas. Es muy probable que solo consumiera un poco, pero procuren que no consuma nada con miel. Y esta enferma, por la alergia- explico el doctor -. Aquí tiene unos medicamentos, se los dará cada seis hora, una cucharada y si en veinticuatro horas no mejora, tienen mi número.


     Después de que el doctor se fuera. Valery casi mata a su hermana y esposo. Por algo que ninguno hizo, en realidad. La pequeña niña confesó que ella vio en el refrigerador un frasco de vidrio con un líquido que le llamo la atención, así que comió de él. Después de toda la lucha y el regaño a Adriana, Liliana se pudo quedar con su sobrina.

     Las gemelas estuvieron un rato, pero terminaron saliendo para comprarle una barra de chocolate a Adriana, con autorización de Valery antes.

     Los mellizos estaban con Guillermo en la estancia hablando con Adam, sobre quién sabe que cosas. Junto a ellos Auraro, quien estaba jugando con los juguetes que habían llevado los chicos. Llevaron con ellos todos los personajes de Descendientes, todos los muñecos. Todos.

     Liliana estaba en la cama de la habitación de Adriana, mientras le acariciaba el cabello avellana a su sobrina. Y solo podía pensar en lo que pasaría a partir de mañana.

     Mañana como recordarán era su cumpleaños número diecisiete. Y su hermana le regalaría el viaje que la regresaría de vuelta a su vida. Donde vería a su madre y a Jack, el esposo de su madre.

     También sabia que se iba a reencontrar con personas de su pasado y eso le aterraba. De alguna manera el mundo es pequeño y la tierra redonda así que sabía que se los encontraría.

     Y por su parte su madre no paraba de hablar de un joven guapo de ojos azules. Que al parecer era soltero también. Liliana siempre le cambiaba el tema a su madre, para que dejara de buscarle pareja.

     Por otro lado. Su madre se había casado con Jack. Las dos hermanas Stern querían muchísimo a Jack, casi tanto como a un padre, solo que a este último nunca lo iban a olvidar.

     Jack Khaler, es un hombre Alemán, que se mudo a Estados Unidos después de la muerte de su esposa. Tenia dos hijos, Elián de dieciséis años e Isabel de quince años. La difunta esposa de Jack, era una mujer muy parecida a su hija o la réplica según lo que les contaba Jack. La mujer había muerto hace unos diez años atrás.

     Y hace tres años su madre se casó con Jack. Asunto que causo felicidad en los hijos de la mujer, que su madre encontrará a otro hombre que la hiciera feliz era algo que ellas siempre habían querido luego de la muerte de su padre. Aparte de que su madre merecía todo lo bonito que existiera en la vida.

     Y el cariño fue tanto que Jack los logro verlas como dos hijas más y ellos como un padre. El hombre era todo un amor sin duda alguna.

     Por su lado sus hijos eran muy graciosos y tiernos. Elián era un adolescente muy celoso, así que su hermana no era muy libre. La celaba de sus propios amigos, algo qu le causaba gracia a todos y molestias a la pequeña adolescente.

     Por su lado Isabel es la hermana que Liliana siempre soñó. Ambos, en realidad. Y siempre se los decía. Isabel era esa adolescente a la que podía aconsejar y eso le gustaba mucho. Hacer el rol de hermana mayor.

     Y Jack siempre busco que las niñas de su esposa lo vieran como a un amigo, no un sustituto de su padre. Y el hombre amaba a Adriana y Aurora, era tanto que las pequeñas le decía "abuelo Jack". Y claro que sabía que tenían un abuelo que las cuidaba desde el cielo.

     En ese momento recordó cuando Jack se presentó como el novio de su madre y al mismo tiempo presentó a sus hijos, fue realmente un choque para los cuatro hijos.

     –Espera un momento– pidió Valery mirando a su madre –. ¿Entonces son novios?

     –¡Valery!– exclamó ella –Si, somos ¿novios?– su hija alzó la ceja –Si, si como lo quieras llamar.

     –¿Viven juntos?– pregunto Liliana mirando a su madre.

     –No– respondieron los dos niños de Jack –. Nosotros no sabíamos sobre esto, dijo que era una amiga– dijo el pre-adolescente Elián de doce años mirando a su padre.

     –Esta bien, esta bien– accedió Jack de inmediato –. La idea era que se enteraran todos juntos.

     –¿Y van a vivir juntos?– pregunto la pequeña Isabel de once años.

     –Pues supongo que si– dijo él –. Se que todo esto es un desastre– miro a Melany quien se encogió de hombros levemente –. Y es por eso nos quedaremos en Seattle tres meses para conocernos, todos.

     Después de aquello, todos se volvieron unidos, tuvieron la oportunidad de conocerse entre ellos. Y las cosas salieron realmente bien.

     Tres toques en la puerta ocasionaron que Liliana se sobre saltará. Y la cabellera negra de Guillermo se asomo por la puerta con una tierna sonrisa.

      -Baja a cenar. Yo la cuido un rato- intervino el hombre sus pensamientos.

     Ella le sonrió, mentalmente agradecía que lo hiciera porque moría de hambre.

     Se giro a mirar a su pequeña sobrina quien dormía a su lado y sudaba. Le dio un beso en la frente. Y se levantó con cuidado de la cama para no despertar a la pequeña saltamontes.

     -Gracias- susurro cuando llego a la altura de Guillermo.

     Paso por su lado y camino a las escaleras, pero el pasillo estaba lleno de muñecas, perteneciente a Adriana. Los recogió y las guardo en la caja que Jack le había mandado hacer con el nombre de las pequeñas en el.

     Luego bajo a la cocina donde su hermana estaba lavando la vajilla usada y su cuñado limpiaba el mesón de la cocina. Su hermana se volteo a mirarla y le dedicó una sonrisa, luego saco de microondas un plato y lo puso en la barra de desayuno.

     -Más te vale que te tragues hasta lo último. No quiero que te enfermes tú también- le advirtió cuando Lily se sentó en el taburete.

     -Esta bien, gruñona- le respondió divertía mientras tomaba el cubierto a utilizar.

     -¡Genial!- exclamó y se fue cruzando el lugar hasta las escaleras seguido de su esposo quien había terminado su deber.

     -No deberías comer tan rápido. Te puedes ahogar- comento Christina, su mejor amiga, entrando a la cocina.

     Ella comenzó a toser por el tan repentino susto. ¿Quien en su sano juicio asusta a una persona comiendo? Pues esa era Christina.

     -¡Oye tranquila!- exclamó palmeando la espalda de su amiga -No era mi intención asustarte.- se disculpo sin dejar de palmearle la espalda.

     Ella tomo el vaso de jugo que estaba frente a ella y lo bebió rápidamente dejándolo casi vacío en la barra.

     -No te preocupes. Pero no vuelvas hacer algo así- le pidió ella tratando de regulariza su respiración.

     -Prometido.- le respondió la mujer con una sonrisa. Liliana solo río levemente.

     Sus amigos estaban locos. Y aún así eran simples las mejores personas que podían existir en el mundo. Podían discutir un trillón de veces y sacarse las verdades a la luz y aún así, ellas simplemente iban a estar ahí.

Nota de autora:

Arriba tienen a los Glenn Stern. La familia de Valery.

Con amor, Maria.

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