Quiero Amarte

artistacaotica tarafından

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Alex Bruce Schwarzengger: bromista, coqueto, romántico... Y también idiota. A Skylar Bannerman le encanta, sí... Daha Fazla

E P Í G R A F E
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43. Con ojos de amor
Capítulo 44. Sit down beside me
Capítulo 45. ¿Cuánto te mide la v...?
Capítulo 46. Somos amigos, acuérdate.
Capítulo 47. Dame una oportunidad
Capítulo 48. Nosotros estamos bien
Capítulo 49. Todo lo que tú me pidas.
Capítulo 50. Te quiero complacer.
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54. Final
Epílogo
SEGUNDO LIBRO
SIEMPRE TÚ
Prólogo. [Continuación]
Capítulo 1. ST
Capítulo 2. ST
Capítulo 3. ST

Capítulo 10

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artistacaotica tarafından

C A P Í T U L O 1 0

SKYLAR BANNERMAN

Resoplo frustrada, y con la punta del borrador de mi lápiz rasco mi frente.

Por más que intente entenderle al maldito problema de matemáticas no lo logro. Solamente se me quedó memorizada la mitad de cómo se resuelve.

Observo a cinco de mis compañeros hacer fila para que él profesor les revise el cuaderno. Entre ellos se encuentra mi amor frustrado, a él es el que él profesor le revisa el problema. El profesor termina de revisarle el cuaderno a Alex, luego levanta la vista y la enfoca en mí, dándome una mirada de que me ponga a hacer ya el problema.

—Los que ya terminaron monitoreen a sus demás compañeros, es el último problema que les pondré — Muerdo mi labio inferior y bajo la vista hacia mi cuaderno lleno de números y borrones.

—¿No le entiendes? — Levanto de nuevo la vista, justo a tiempo cuando Alex se sienta en la butaca vacía a lado mío.

Hoy es lunes.

Han pasado dos días desde la fiesta que se organizó después del partido. Y claramente yo no fui la qué lanzó el comentario de: "Ella es una perra, ya mándala a la mierda Alex. ¿Cómo puedes soportarla tanto? Hay más chicas que ella." Ése fue Daniel, que llegó a nosotros sin hacer el más mínimo ruido. Y esta vez Alex no se puso furioso, al contrario, los tres comenzaron a reírse a carcajadas y yo ahí, sin entender cuál era la puta gracia.

Trago grueso y lamo mi labios por instinto. —Uhm..., no.

Alex arrastra la butaca más cerca de mí y toma mi cuaderno, echándole un vistazo. Yo muerdo mi lápiz, es pura tentación tenerlo cerca de mí, aparte de que su camiseta blanca le queda genial.
El blanco se le mira perfecto.

Y el negro.

Y el azul.

Y recuerdo que un día lo vi con una camisa roja.

Se miraba hermoso.

—Skylar.

El rubor sube de mi cuello hasta mis cachetes. —Eh... ¿qué?

—Qué esto — Me muestra las multiplicaciones que realicé, pero su dedo índice señala el número 2389 —, no se multiplica.

Frunzo el ceño y evito mirarlo a los ojos.—¿Por qué?

Alex me da una mirada divertido, queriendo sonreír.—Por qué es el resultado de la raíz cuadrada.

Mi entrecejo se frunce aún más y miro de nuevo las operaciones que hice. Para mí están bien, aunque no las haya terminado.—Pensé que iba bien.

—Bueno, pues pensaste mal — Él me quita el lápiz de la mano y con el borrador se pone a borrar las operaciones de mi cuaderno. Termina de borrar los números y da una rápida mirada a donde se encuentra el profesor revisando cuadernos, Alex rápidamente empieza a escribir números, resolver las multiplicaciones, divisiones, raíz cuadrada y escribir el resultado en la parte superior de la hoja. Y yo solo lo observo con las emociones a flor de piel, su mano se mueve de forma rápida encima de la hoja, sus hermosos ojos con la vista fija en los problemas y su labio inferior atrapado por sus dientes.

¿Cuánto autocontrol he de tener para no lanzarme a sus brazos y besarlo desesperadamente? A veces yo misma me admiro.

—Ten — Me entrega el cuaderno con la operación resulta, Alex ha sacado el resultado de todos los problemas en un santiamén y no dudo que estén equivocados. Es Alex, sé que su inteligencia no tiene limites,y esa es una de las miles razones por la qué me gusta tanto —. Ve a que el profesor te revise.

—Con una explicada me bastaba — Su boca forma una sonrisa torcida —. No tenías que hacerlos, Alex.

—Un gracias me vendría mejor — Guiña un ojo y sonrío.

—Te iba a agradecer pero no me dejaste terminar — Me levanto de la butaca y Alex mira todos mis movimientos —. Gracias Alex.

Él profesor revisa las operaciones y me entrega el cuaderno completamente revisado. Alex resolvió los problemas correctamente. Y ahora tengo mil y una razones más.

Vuelvo a mi asiento con pasos ligeros, viendo que Alex sigue en la butaca a lado mio. —¿Sacaste diez?

Le sonrío y me devuelve la sonrisa. —Sí. ¿Por qué no traes tu arete? — Pregunto señalando su oreja, para sacarle plática.

—Me lo quité anoche — Responde, jugando con su reloj color amarillo.

Es un amarillo que a todos nos gusta.

Oro.

—Me iba a poner otro pero se me olvidó — Continúa.

Asiento y tamborileo mis dedos en la paleta de la butaca.—¿Te dolió?

Frunce el ceño.—¿Qué?

Haberte caído del cielo.

Ah no, mentira, mentira, mentira.

Repasada esa.

Cuando te perforaste — Murmuro.

El entendimiento llega a sus ojos.—No, me perforaron con anestesia.

—Ah — Pesco mi labio inferior con la paleta delantera de mis dientes —.¿Y no se te infectó? Cuando yo me perfore por segunda vez el lóbulo se me infectó — ubico las cortinas de cabello detras de mis orejas, dejando a la vista la hilera de aretes que están en ella.

—Sí pero no fue nada — Alex estira su mano hacia mí, y sus dedos hacen contacto con mi oreja.

Mi oreja.

Mi oreja.

Mi–Oreja.

¡Él está tocando mi oreja!

Sentir su mano en el lóbulo me hace estremecer y creó que él lo nota ya que ríe aún sin dejar de tocar mi oreja.

—Tienes muchos aretes — Acerca más su cara al costado de la mía, y luego toca cada uno de mis aretes.

Dios. Sentir su mano hace que me sienta de una manera extraña, tan extraña pero placentera. Cómo si él me estuviera propinando una caricia.

—Son seis nada más — Consigo decir sin que mi voz falle.

—¿Y para ti cuántos son muchos? — Retira su mano de mi oreja, con un atisbo de sonrisa.

Abro la boca y después la vuelvo a cerrar.—No sé, mhm..., tal vez unos diez.

Alex levanta las cejas burlón. —¿Puedes tener diez perforaciones en una oreja?

Ruedo los ojos, divertida. —¿Por qué no lo compruebas?

Él parece querer responderme pero luego se queda en silencio, mirándome indeciso. Ladeo la cabeza confundida, toda burla y diversión se va de su expresión y se mantiene inexpresivo.

Respira hondo.—¿Te divertiste el viernes en la fiesta?

Su pregunta me saca de balance, me enderezo en la silla frunciendo mis labios.—¿Por qué lo preguntas?

—Te vi besándote con otro.

Sus palabras me dislocan un segundo, más por el tono lleno de reproche con el que sonaron.

Te vi besándote con otro.

Te vi besándote con otro...

Besándote...

Con otro...

Me vio.

Él me vio besándome con el estúpido chico que dijo que yo no sabía besar.

Te vi besándote con otro...

¿Celos?

¿Está celoso?

Sus palabras me confunden, y el aire se escapa de mis pulmones. Estábamos tan bién conversando y de pronto su expresión se volvió fría y calculadora, cómo si algo le molestara. ¿Él estará celoso? Pero... ¿Por qué razón lo estaría? Él sale con Carrie, y nosotros...

Mi estómago se calienta y sus ojos azules no dejan de penetrar los míos. —¿Me viste besándome con otro?

Alex lame sus labios.—Pasé por un lado de ustedes.

¿Qué?

Mi respiración se agita y mi estómago se retuerce con ilusión.

—Y ni siquiera te diste cuenta.

Me quedo atónita observando su rostro, él se muestra impasible, inexpresivo, con su mandíbula apretada, y su manzana de Adán subiendo y bajando cada vez que traga saliva.

La música melodiosa que suena por los parlantes indicando un nuevo aviso me saca del trance al que entré. Alex desvía su mirada de mí para prestarle atención al anuncio que darán.

—Buenos días a todos, y feliz lunes — La voz áspera del director se hace presente por medio del parlante, de reojo miro a Alex, y sus palabras llenas de reproche siguen rondando por mi cabeza —. Éste es un nuevo aviso donde lamento informarles que su baile de primavera será anulado — todo salón abuchea exceptuando a Alex y yo —, por fallas en la instalación, espero y comprendan la situación.
Cómo el baile será cancelado, seguirá en pie que el día viernes no tendrán clases. Gracias por su atención y que tengan un lindo día; atentamente el director Harvy.

Todos en el salón se quejan y reniegan que el baile sea cancelado, todo se convierte en un alboroto, y me he de imaginar que así debe estar media preparatoria.

En este momento me viene y me va que el baile sea anulado, en este momento no puedo dejar de pensar en lo que Alex reclamó.

Lo miro de soslayo pero él ya tiene su mirada puesta en mí otra vez, poniéndome en un estado de nerviosismo.

Levanta una ceja, pasando la punta de su lengua por su labio inferior. —Entonces, ¿lo disfrutaste?

—No — Respondo y él gira la cabeza. ¿Por qué me tiene dándole una explicación? Pero lo siento necesario, siento darle una mínima explicación —. Su beso no me gustó nada.

El timbre resuena, dando por terminada la clase, Alex se levanta de la silla y creo haber visto un atisbo de sonrisa torcida en su cara. Él pasa una mano por su cabello y me da una última mirada. —Nos vemos luego Skylar.

Y se retira.

Sale del salón sin mirar atrás.

Dejándome con un lío en mi cabeza.

Te vi besándote con otro...

• • • • •


¿Por qué Justin Timberlake es tan malditamente guapo? Díganmelo.

Suspiro.

El vídeo de Mirrors se reproduce por la televisión, y yo muevo la cabeza a su ritmo.

L

o amo. Lo amo, lo amo. Ay Timberlake te amo tanto bebé.

El timbre suena a mitad del vídeo haciendo que suelte una letanía de palabrotas, estoy tentada a ignorarlo y seguir mirando el vídeo pero al final termino poniéndome de pie.

¿Por que tienen que interrumpirme, cuando estoy deleitándome con Justin Timberlake?

Por Dios.

Dejo el control de la televisión en la mesa de estar t camino hacia la puerta para ver quién es la persona que con tanta insistencia toca el timbre.

Al abrir la puerta el fastidioso sonido se detiene, y la persona me mira estática, con su mano en el aire. Es una mujer, de estatura alta; su cabello es tan negro como el mio y sus ojos son grandes.

Los ojos de la mujer que tengo en frente se cristalizan y entro en pánico.

Mierda no.

La mujer me mira con... Adoración, me mira con esperanza, como si yo fuera una delicada caja de cristal a punto de quebrarse. Cómo si fuera lo más preciado del planeta, con un brillo extraño en sus ojos.

Mi ceño se frunce, pero luego le sonrío amablemente y sus ojos parecen brillar aún más, y me devuelve la sonrisa.

—Hola — Mi voz sale en tono amable —. ¿Se le ofrece algo?

Ella se aclara la garganta y toma una compostura mejor.—Hola, cariño. ¿De casualidad no se encuentra Divad Bannerman?

—Ahora mismo no está en casa — Checo la hora en el reloj que adorna mi muñeca —. Pero no creo que tarde tanto en llegar, señora, si gusta puede esperarlo.

—Oh — Su sonrisa se hace más grande—. Me encantaría, claro si no es mucha molestia.

—Para nada..., adelante pase — La mujer ingresa tímidamente dentro, cierro la puerta y le ofrezco ir a la sala de estar —. Puede tomar asiento. ¿Le gustaría algo de tomar? — papá siempre me inculcó que debo ser educada y amable con los personas que sorpresivamente llegan a casa, creo que ya estoy acostumbrada a mostrarme amable.

—Así estoy bien, cariño — Asiento con la cabeza y me siento en el sofá, frente a ella. Ahora por la televisión están pasado un vídeo de Sam Smith.

—¿Eres la hija de Divad, verdad? — Pregunta.

Trato de sonreír. —Si. Mi nombre es Skylar.

—Un gusto Skylar. Mi nombre es Charlotte — Sonríe amigable. Ella no es grande de edad, a lo mucho le calculo algunos treinta y cinco años. Ella viste de manera sencilla pero elegante, de seguro es compañera de papá en el trabajo —. ¿Tardará mucho tu padre?

—No lo creo — Niego —. Esta es la hora en la que acostumbra llegar todos los días, no creo que hoy sea la excepción.

Nos quedamos en silencio unos minutos, donde ella no deja de mirarme y donde yo no paro de pensar en lo acusatorio que sonó Alex en la mañana.

Al estar en la fiesta con el tipo llamado Christopher bailando nunca vi a Alex por la pista, pero él afirmó que pasó justo en el momento en que Christopher y yo nos besábamos. ¿Por qué tenía que ser ese momento? Pero la pregunta que no me deja tranquila es: ¿él está celoso? ¿y... por qué?

Afuera se escucha un auto ser aparcado fuera de casa, despejándome la mente. Me levanto de un salto, rogando internamente que sea mi padre. Echo un vistazo por la ventana y sonrío cuando veo que papá baja se su auto y se encamina a la puerta.

—Mi padre ha llevado — Le aviso a la mujer llamada Charlotte, ella se pone de pie enseguida y yo camino a la puerta.

Papá frunce el ceño al verme parada frente a la puerta.—¿Me estabas esperando? — Cuestiona cerrando la puerta una vez que entra por completo a casa.

—Sí, una mujer está aquí — Me balanceo en mis pies. Papá gira su cabeza tan pronto termino de hablar.

—¿Qué mujer?

Le resto importancia. —Qué se llama Charlotte.

Sus ojos se abren con sorpresa, traga saliva y sin darme una respuesta se adentra en la sala.

Puedo jurar que hay demasiada tensión en el aire, las aletas de la nariz de papá se dilatan y el rostro de Charlotte es un poema de emociones que no sé descifrar.

Lamo mis labios sin saber muy bien que hacer o decir. Ambos se han quedados paralizados y me siento incómoda.

—Skylar..., estaré con Charlotte — Papá hace énfasis en el nombre de la mujer, mirándome —. En mi despacho.

—Está bien, pa.

Mi padre camina sin decir nada más a su despacho, y Charlotte lo sigue dándome una rápida mirada y una sonrisa tensa, lo ultimo que puedo escuchar es como es cerrada la puerta de un portazo.

Me vuelvo a recostar en el sofá, agarrando de la mesita el control y mi celular, con mi mente volando a los sucesos del pasado viernes, y recordando a mi amor frustrado preguntándome si me divertí.

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