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By Passionn18

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❝Luego de ser sentenciada a cinco años de prisión por colaboración al narcotráfico, Olivia Carrington, una in... More

1| Samaritan.
2| Bad Reputation.
3| Welcome.
4| Soho.
5| Swastika.
6| Mint.
7| Drama.
8| Medusa.
9| Pretty Liar.
10| Blackberries.
11| Problemas.
12| Error.
13| Algo en Común.
14| Golpéame.
15| Pastelillos.
16| The White House.
17| El Reencuentro.
19| Espumosa.
20| Whitney Houston.
21| I Don't Care.
22| Ibiza.
23| Bajo la Nieve.
24| Jackson.
25| Victoria.
26| Jealousy.
27| Habanero.
28| La Oveja & El Lobo.
29| Octubre.
30| La Carta Ilícita.
31| Camelias.
32| Escarlata.
33| La Huerta.
34| Larga Distancia.
35| Cambio & Fuera.
36| P*ssy.
37| Sra & Sra.
38| Hasta el Fondo.
39| Cazadora.
40| Sangrienta.
41| ¿Dios?
42| Paz.
43| Оливия.
44| Infiltrada.
45| F#k%ng Blonde.
46| Búsqueda Implacable.
47| Grey & Yang.
48| Range Rover.
49| Gas Station.
50| Seattle.
51| Fénix.
52| El Circo.
53| Puertorriqueña.
54| Primera Clase.
55| Jacksonville.
56| Flor del Este.
57| Fresita.
58| Eva & La Fruta.
59| Amaia.
60| Después de la Tormenta.
61| La Última Cena.
62| Bien Entrenada.
63| Bad Blood.
64| Morfina.
65| God, Bless Me.
66| Amén.
67| Snowy Town.
68| Alerta Roja.
69| A Serial Killer.
70| Merlot.
71| Caldero Chorreante.
72| Passion Fruit.
73| El Quinto Sol.
74| El Hilo Rojo.
75| Manzanas y Fresas Maduras.
76| Pussy For Breakfast.
77| Bongo Cha, Cha, Cha.
78| Mofongo Boricua.
79| La Vida en Rosa.
80| Sky Rojo - P1.
81| Sky Rojo - P2.
82| ¡Salta!
83| Adiós.
84| Abejas Poket.
85| El Fin de Algo.

18| Maldivas.

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By Passionn18

─Antes de comenzar me gustaría saber qué tal la estas pasando aquí dentro. ─dijo mi madre mientras se acomodaba sutilmente el peinado. 

─Bueno, no es lo que esperaba pero realmente no tengo de qué quejarme. ─contesté.

─¿La comida es buena? ─siguió.

─Es un poco picosa, sin embargo nada se compara con un exquisito filete mignon. ─respondí imaginando aquel jugoso trozo de carne dentro de mi boca. 

─¿Ya tienes amigas nuevas? ─preguntó. 

Reí. 

─Mamá, esta no es una hermandad universitaria, no he venido aquí para conocer gente. ─fruncí el ceño. 

─Lo lamento, es que el chupetón en tu cuello me dice todo lo contrario. ─expresó mientras señalaba la marca cerca de mi clavícula. 

Sentí mis mejillas arder por un instante luego de recordar que hace unos minutos tenía a Victoria succionando muy placenteramente esa área de mi piel.

─Por favor, déjate de rodeos y ve al grano. ─cambié ágilmente el tema de conversación─. ¿A qué has venido? ─continué. 

Pude verla suspirar profundo. 

─La mañana siguiente al juicio encontré un paquete en la puerta de mi penthouse. ─se detuvo─. No dice quién lo envía, sólo sé que es para ti. ─agregó.

─¿Para mí? ─repetí confundida─. Tengo más de cinco años sin ir a Francia, ¿Cómo pudieron enviarme un paquete hasta tu casa? ─seguí.

─No creo que haya sido un accidente. ─contestó.

─¿Cómo puedes estar tan segura? ─demandé saber.

─Porque en el apartado de destinatario está escrito tu nombre completo. ─replicó. 

Vaya, eso tiene mucha lógica. 

─Bien, ¿Y dónde está el dichoso paquete? ─pregunté con rapidez. 

─He pedido que lo envíen a tu celda, debería estar en tus manos para mañana en la tarde. ─sonrió. 

─No podré recibirlo, estaré aquí por una semana en una celda de aislamiento. ─mencioné.

Pude verla poner los ojos en blanco. 

─He hablado con mis influencias, mañana temprano van a llevarte de vuelta a la prisión de mínima seguridad. ─contestó mientras me miraba fijamente. 

─¿Es en serio? ─pregunté incrédula. 

Ella asintió. 

─Pagué mucho dinero para que te mantengan segura, eso significa que hagas lo que hagas no podrán traerte de nuevo a aislamiento. ─continuó.

Abrí los ojos como platos.

─También te conseguí una celda privada, no quiero que te mezcles con gente peligrosa. ─añadió.

─Eso no era necesario, mis compañeras de habitación son buenas chicas. ─confesé. 

─¿Hablas de la chica hispana y la que viene del ghetto? ─mencionó.

Yo asentí.

─¿Qué te hace creer que una ladrona de joyas y una chica sentenciada por robo con violencia son buenas personas? ─frunció el ceño.

─¿Cómo conseguiste toda esa información? ─la miré con recelo. 

─De la misma manera en que he conseguido que te den inmunidad dentro de la cárcel. ─se detuvo─. Tengo influencias, querida. ─añadió. 

Me quedé en silencio por unos minutos hasta que mi madre procedió a romper las masas de aire.

─Hablé con Cara. ─se apresuró a decir.

─¿Por qué sigues hablando con mi ex? ─dije molesta.

─Es una buena mujer, creo que deberías regresar con ella. ─mencionó. 

─¿Estás loca? Mamá, ella me engañó con su mejor amiga. ─contesté.

─Ya lo sé, no es necesario que lo repitas, sólo pienso que será más fácil para ti vivir todo esto si estás acompañada de tú novia. ─insistió. 

─Te he dicho mil veces que no es mi novia. ─me detuve─. Tienes que entender que no puedo pasar por alto todo lo que me hizo. ─intenté hacerla entrar en razón. 

─Creo que deberías superar el pasado. ─declaró.

Razonar con Adalia Carrington es una de las tareas más difíciles que existen en el mundo.

─¿Cuál es tú punto con todo esto? ─fruncí el entrecejo. 

─Ella quiere hablar contigo, le dije que estarías encantada de verla mañana al mediodía. ─dijo con una sonrisa culposa.

─¿Qué? ─levanté la voz─. ¿Por qué hiciste eso? ─me coloqué las manos en las sienes. 

─Por favor, hija, sólo quiero verte feliz. ─hizo un puchero. 

─¡Mamá, basta! ─exclamé─. Llamarás a esa mujer y le dirás que no pierda su tiempo en venir, no quiero verla nunca más. ─dije casi que dándole una orden. 

─Ella canceló todos sus planes de mañana sólo para verte, ¿Acaso no te parece tierna? ─hizo un puchero. 

Coloqué los ojos en blanco. 

─Odio cuando intentas hacer conmigo tú merced, ya no soy una niña. ─le recalqué. 

─Olivia, siempre serás mi pequeña niñita. ─colocó ojos de perrito. 

Su poder de manipulación jamás será superior al mío. 

─Bien, como sea. ─dije mientras me incorporaba de la silla y me colocaba de pies─. ¿Tienes algo más que decirme? Tengo un asunto pendiente con mi compañera celda. ─mencioné.

─Sí, sólo algo más. ─añadió mientras se incorporaba también. 

─¿Ahora qué? ¿Acaso quieres que también nos mudemos juntas? ─contesté con ironía. 

─Faltan dos semanas para tu cumpleaños. ─dijo mientras caminaba hacia la puerta.

─Wow, estoy asombrada, no puedo creer que lo hayas recordado. ─crucé los brazos. 

─Y por eso decidí hacerte un lindo regalo. ─sonrió. 

─Dejame adivinar, ¿Acaso me compraste un porsche negro con asientos hechos de piel de chinchilla? ─reí. 

─Bueno, escuché a Cara mencionar que te había comprado un apartamento en las Maldivas para que pudiesen pasar juntas año nuevo. ─se detuvo─. Así que pensé en algo más original. ─siguió. 

¿Las Maldivas?

─¿De qué carajos estás hablando? ─fruncí el entrecejo─. Aún estaré encerrada para año nuevo, ¿Estás conciente de eso, no? ─mencioné.

Pude verla suspirar y mirarme fijamente. 

─Creo que las cosas cambiarán cuando leas la carta que está en el paquete del cual te hablé. ─contestó. 

Mi madre comenzó a hurgar en su cartera y luego tomó su móvil.

─¿A qué te refieres? ─la miré confundida. 

La mujer tenía la vista clavada en la pantalla del celular. 

─¿Puedes prestarme atención por un maldito segundo? ─gruñí. 

Ella se quedó en silencio y luego colocó su vista sobre mi.

─Liv, creo que acabo de arreglarte la vida. ─me brindó una sonrisa de oreja a oreja. 

La miré con recelo mientras que no me atrevía a mencionar una palabra.

─Acabo de depositar tres millones de dólares en tu cuenta de la despensa. ─resopló. 

Abrí los ojos como platos. 

─Feliz cumpleaños hija, sé que aún falta tiempo pero sólo espero mi humilde ofrenda sea suficiente para que puedas sobrevivir unos cuantos días aquí adentro. ─me tiró un beso en el aire. 

La mujer se giró sobre sus costosos tacones y comenzó a caminar rumbo a la puerta.

─Espera, aún necesitamos hablar. ─mencioné. 

─Lo lamento, tengo que regresar a París, tengo un evento de caridad esta semana y necesito terminar de organizar los preparativos. ─se excusó. 

─¿Piensas irte tan rápido? ─bufé. 

─Te amo, espero que todo salga bien con Cara. ─evadió mi pregunta. 

─Esta conversación no ha terminado. ─le advertí. 

─Te llamaré en cuanto pueda, por favor cuídate mucho. ─dijo mientras atravesaba el umbral

La miré con seriedad mientras veía a mi madre alejarse de mi. 

Siempre se salía con la suya, creo que es algo que ambas tenemos en común. 

Ni siquiera se dignó a darme un beso de despedida. 

─¡Au revoir! ─fué lo último que la escuché pronunciar antes de que desapareciera completamente de mi rango visual.

Me quedé mirando al vacío mientras repetía una y otra vez nuestra breve conversación dentro de mi cabeza. 

─Muy bien, es hora de llevarte a tu celda, reclusa. ─dijo un oficial que apareció de la nada.

El sujeto se acercó a mí y me tomó del brazo. 

Ahora no podía sacarme las palabras de Adalia de mi cabeza, tampoco el hecho de que mañana tendría que encontrarme frente a frente con Cara Delevingne una vez más. 

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