INOCENTE © » 1M8.

13| Algo en Común.

─Supongo que ahora me tienes miedo. ─dijo Victoria un poco nerviosa.

Suspiré y la miré fijamente.

─No, ni un poco. ─respondí de golpe.

En cuánto escuchó mi respuesta pude verla caminar hacia mi.

─No creas que soy un monstruo. ─resopló─. Perdón si he sido maleducada, es sólo una fachada para evitar que alguien me lastime. ─agregó.

─Todas estamos aquí porque tenemos algo en común. ─tomé aire─. Y es porque nos hemos equivocado. ─seguí.

─Cuando entré aquí era muy tímida, al ser una de las más jóvenes de la prisión tuve que dejar la cobardía de lado o las reclusas más viejas me harían su perra. ─contestó.

─¿Cómo es que hay tantos rumores falsos sobre ti? ─demandé saber.

─Los chismes comenzaron cuando estuve por primera vez en aislamiento. ─hizo una pausa─. Mi compañera de celda me incriminó diciendo que había intentado cortarle el cuello por rehusarse a trabajar vendiendo drogas para mí. ─añadió.

Abrí los ojos como platos, no sabía realmente qué pensar ya que en prisión cualquier cosa puede pasar.

─¿Qué fué lo que realmente ocurrió? ─pregunté.

─Su nombre era Roxanne, estaba embarazada y la llevarían a un chequeo médico, tenía un frasco de Oxicodona escondido dentro del coño y no sabía cómo deshacerse de él. ─me explicó.

─¿Y qué sucedió contigo luego de eso? ─fruncí el ceño con preocupación.

─Me agregaron diez años más a la condena, siete por intento de asesinato y tres por traficar drogas. ─a medida que hablaba sus ojos se iban cristalizando.

─¿Por qué no investigaron el caso? ─cuestioné.

─Ella estaba presa por conducir ebria y yo por calcinar a un hombre, ¿A quién crees que le darían la razón? ─expresó furiosa.

Me quedé en silencio observando la escena, estaba claro que Victoria había sufrido bastante.

─Ven aquí. ─dije extendiendo mi mano.

La pelinegra negó con la cabeza.

─No, no necesito tu lástima. ─frunció el ceño.

─¿Realmente crees que eso es lo que siento por ti? ─reí enseñando todos mis dientes.

─Eres la primera persona que sabe la verdadera razón por la cuál estoy aquí. ─confesó.

─¿Qué hay de Skyler? ─pregunté confundida.

─Cuando conocí a Sky se aferró a mi como un maldito salvavidas a la deriva. ─hizo una pausa─. Creo que ella buscaba lo mismo que yo, sentirse protegida.

─¿Ella también cree que estás aquí por drogas? ─Victoria asintió.

Miré al suelo mientras colocaba las manos en jarras.