32| Escarlata.

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─¿Necesitas algo? ─preguntó Zyad antes de salir de la celda. 

Asentí.

─Necesito que vayas a casa de Joshua y dejes cincuenta mil dólares en su puerta. ─respondí. 

─¿Joshua el puertorriqueño? ─demandó saber. 

─Sí. ─contesté.

─¿Qué mierda hiciste? ─frunció el ceño. 

─Me ocupe de mis asuntos, como siempre. ─dije mientras me quitaba la camisa del uniforme y me tiraba a la cama. 

No me avergonzaba desnudarme frente a Zyad, sabía perfectamente que él nunca me observaría con ojos de maldad.  

─¿Cuento contigo o no? ─lo observé con seriedad. 

Pude verlo suspirar con fuerza.

─Eres mi sangre, claro que cuentas conmigo. ─contestó─. ¿Algo más? ─preguntó. 

Sonreí con amabilidad. 

─Por favor, apaga la luz y cierra la puerta cuando salgas. ─le pedí mientras me metía rápidamente bajo las sábanas. 

Pude escuchar el chasquido del interruptor e inmediatamente la habitación quedó completamente a oscuras, luego sentí un par de pasos y el crujido de la puerta cerrándose. 

La noche había caído con rapidez, el frío me congelaba los huesos así que me aferré a la cobija como si no hubiese un mañana. 

Mi respiración comenzó a volverse cada vez más suave y mis párpados se sentían cada vez más pesados, fué así como procedí a cerrar los ojos y en un instante ya me encontraba soñando malditas locuras. 

Al dormir podía sentirme en paz, mi mente volaba sin control, en mi cabeza podía convertirme y ser lo que yo quisiera. Sólo ahí podía tener control sobre lo que pasaba en mi vida.

Mientras soñaba que me encontraba participando de un salvaje trío con La Bruja Escarlata y la doctora June Moone logré escuchar a la distancia un estruendo que me hizo despertar de golpe.

Dí un pequeño brinco y abrí los ojos como platos, la habitación estaba completamente oscura y por obvias razones no podía ver absolutamente nada.

Pude escuchar unos pasos provenir de la esquina de la celda, al no poder descubrir qué producía dicho sonido mi piel se erizó de miedo. 

─¿Quién está allí? ─pregunté dejando el temor a un lado. 

No hubo respuesta.

Con el corazón a mil procedí a buscar la mesa de noche con mi mano, abrí suavemente la última gaveta y saqué la glock. La había cargado previamente. 

Sólo era para intimidar, no soltaría un disparo aquí adentro a menos que deseara quedarme sorda y que me enviaran a máxima seguridad por un año completo. 

Le quité el seguro y procedí a colocarme de pies. 

─¿Quién está allí? ─repetí. 

Caminando con cuidado logré llegar hasta el interruptor de luz, coloqué mis dedos sobre el botón mientras que con la otra mano apuntaba a la oscuridad. 

─¡Arriba las manos o te vuelo la puta cabeza! ─exclamé luego de apretar el suiche y que la habitación quedara completamente iluminada de nuevo.  

Mi corazón se detuvo por un instante luego de descubrir de quién se trataba. 

─¿Qué mierda pasa contigo? ─gruñí furiosa─. ¿Acaso planeabas matarme de un susto? ─añadí. 

INOCENTE © » 1M8.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin