Capítulo XI
¡Cristo! Esto tiene que ser una mala broma, una muy mala, y no está siendo nada graciosa.
Cerré los libros rápidamente y los llevé a la estantería en donde estaban originalmente. Mis piernas estaba temblando y mis manos estaban exactamente iguales o peores, incluso sentí que tenía una capa de sudor cubriéndome la cara. Oh, esto es malo, él no puede... ¡los vampiros no existen! Son seres creados por algún hombre aburrido que quería contar una buena historia de terror, pero ¿acaso hay alguna explicación lógica para todo lo que ha pasado? Justin leyéndome la mente, moviendo los libros, hablándome sin hablar realmente...
Chillé estruendosamente cuando escuché a Justin susurrar mi nombre en mi oído. La bibliotecaria levantó la vista de su celular y me hizo callar con el dedo.
—Oh, lo siento, no sabía que fueras tan susceptible—Murmuró con una sonrisa socarrona y se sentó despreocupadamente en una de las sillas. Lo miré, analizándolo, buscando algún indicio de algo, o quizás algún indicio de que me estaba volviendo loca. ¡Vamos! Los vampiros solo existen en libros y películas, no en la vida real.
No. Existen. Los. Vampiros
—Venga, sé que tienes una buena vista, ¿pero piensas quedarte mirándome todo el día?
Negué con la cabeza y me senté rápidamente frente a él. No, los vampiros no existen, sin embargo estoy completamente nerviosa. ¿Debería estar asustada? Sí pero extrañamente no lo estoy, creo que en el fondo sí sé que esto de los vampiros es una locura.
—Espera, ¿no me vas a decir creído o nada por el estilo?—Justin arqueó una ceja en mi dirección.
Actúa. Normal.
—No, ahora quiero concentrarme en la tarea no en discutir contigo—Murmuré seriamente y empujé uno de los libros en su dirección—. Buscaré los orígenes para poner primero, tú busca los lugares en los que se habla.
—Bien—Responde él simplemente. Me parece extraño que aún no haya comenzado a flirtear conmigo.
Siento un escalofrío y de nuevo esa sensación de ser observada, pero Justin está frente a mí pendiente del libro. ¿Lo ven? ¡Estoy paranoica! Miré a todos lados en un acto reflejo pero nada, me removí incómoda en el asiento.
—¿Qué te sucede?—Preguntó Justin, me estaba mirando con el ceño fruncido.
—No lo sé, estoy algo paranoica hoy—Murmuré.
—¿Por qué lo dices?—Dejó el lápiz y concentró toda su atención en mí.
—Siento como si alguien estuviera mirándonos. Vas a burlarte—Murmuré, Justin estuvo serio por un segundo y luego se rio.
—Claro, ¿será un fantasma?
—¡Sabía que te burlarías! Eres un tonto.
—Oye ______(TN), en este libro no sale la información demasiado resumida, iré por otro.
—¿Por qué no la resumes tú?—Murmuré mirándolo mal. Justin se encogió de hombros.
—No estoy de humor ahora—Murmuró y se levantó, desapareciendo en uno de los pasillos.
|*|
—Grace, ya sé que eres tú, sal en este momento—Murmuré, lo suficientemente bajo como para que nadie me escuchara, Grace se materializó frente a mí unos segundos después con el ceño fruncido—. ¿Estás siguiéndome y espiándome? ¿No es eso algo acosador de tu parte?
—¡Estoy protegiendo a la chica y al mismo tiempo a ti! ¿Cómo demonios supiste?—Gruñó.
—Sentí algo pero no estaba seguro, pensé que estaba loco, pero ella sí te sintió—Dije serio. El rostro de Grace se tensó en confusión.
—¿De qué hablas?
—Él día que fui a su habitación para comprobar la teoría que me habías planteado, ella estaba algo nerviosa, e incluso comprobó que la ventana estuviera cerrada, como si sintiera mi presencia. Me dije que era imposible que un humano pudiera hacer eso pero ahora se ha dado cuenta de la tuya.
—No puede ser—Susurró consternada y negó con la cabeza—. Ella no es humana, Justin, no puede ser.
—Siento desilusionarte pero es humana, Grace, si no lo fuera, no sentiría atracción por ella, al menos no esa clase de atracción, sabes que si fuera un vampiro podría gustarme pero morderla no entraría en una de mis prioridades.
—El Clan tiene muchos recursos.
—No creo que tenga que ver con ellos o con cualquier cosa remotamente relacionada.
—¿Y cómo se ha dado cuenta entonces?—Frunció su bien definida ceja derecha.
—No tengo idea de cómo lo ha hecho, deberías preguntarle a Marco, quizás él sepa.
—Es una buena idea.
|*|
Ah, qué aburrido, esto definitivamente terminó por hacer del lunes aún peor.
Seguí escribiendo los orígenes del idioma griego unos minutos más, pero Justin seguía sin llegar. Oh, imbécil, si creía que iba a salvarse de escribir algo estaba muy equivocado.
Me dirigí al pasillo en el que lo había visto entrar no sin antes distraerme con la sección de vampiros, quizás arrendaría unos.
—¿Justin por qué tardas tan...?—Miré alternativamente a ambos. Justin estaba hablando con Grace y ambos lucían algo tensos. ¿Cuándo entró ella? Por favor, sería imposible no haberla escuchado si esto parece funeral. Los ojos de Grace estaban más amarillos de lo normal... ¿qué demonios está sucediendo?
—_______(TN), qué gusto verte, parecías algo ocupada leyendo haciendo tu trabajo así que no quise interrumpirte—Sonrió Grace, de todos modos, ¿cómo había sabido que Justin estaba aquí?
—Oh, hola, Grace, lo siento no quería interrumpir.
—No te preocupes, yo ya me iba—Me dijo y su sonrisa desapareció cuando miró a Justin, casi me dio medio, luego de fue contorneando las caderas hacia la salida.
—¿Encontraste los libros?—Pregunté, seria. Justin negó con la cabeza y se acercó a revisar el mesón en donde había una lista para buscar los libros. Oh, ¿cómo no lo había visto antes?
—No lo sé, hay varios. ¿Cuál crees tú que sería el más adecuado?—Yo miré el índice de libros y luego lo miré a él, vacilante. Revisar los libros significaba acercarme a donde él estaba, demasiado cerca, ¿qué tan buena idea era eso? Sobre todo si se trataba de Justin Bieber. Finalmente opté por ignorar su presencia y me acerqué, Justin me dejó un espacio para pasar, un espacio lo suficientemente reducido como para que el roce de nuestros cuerpos fueran inevitables, y un confuso escalofrío recorrió mi cuerpo. Mis manos estaban literalmente tiritando mientras cambiaba la página para llegar a Historia Griega ¡Él ni siquiera estaba en la página correcta!—. ¿Y bien?
—Dame un momento, no soy el condenado Flash—Bufé y con el dedo iba buscando entre las líneas algún libro que pudiera ser útil. Me sentí observada así que miré a Justin y él definitivamente me estaba mirando fijamente—. ¿Qué?—Escupí.
—¿Que de qué?—Preguntó, haciéndose el tonto, pero una leve sonrisa traicionaba su seriedad.
—¿Tengo monos en la cara o algún bicho, Justin?—Arqueé una ceja. Él negó con la cabeza suavemente mientras sus labios curvaban una gran sonrisa.
—Eres muy... graciosa.
—¿Graciosa?—Gemí. De todo no me esperaba exactamente ese adjetivo.
—Sí, muy, muy graciosa—Ladeó su cabeza y se acercó a mí, por ende yo retrocedí, aunque con el reducido espacio no tarde mucho en quedarme acorralada—. ¿Me tienes miedo?—Un susurro oscuro bailaba en el aire que había salido de sus labios.
—No, pero me estás incomodando así que dame algo de espacio—Gruñí, él solo soltó una risa, pero no se movió un centímetro. Será imbécil.
—Muy linda...
—Justin—Murmuré.
—Y desesperante—Sonrió. Oh, su sonrisa es majestuosamente bella, no es de este mundo—, muy desesperante—Me cogió de la cintura y me puso contra él, ni siquiera tuve tiempo de reaccionar o de quejarme, solo me quedé mirándolo, expectante. Sus ojos de nuevo estaban amarillos y eso me volvía loca, ¿cómo podían un momento ser miel y al otro el color de algún...? No lo sé, no se me ocurre un ejemplo. Oh, por todos los santos, ¿qué eres Justin? ¿Por qué eres tan extraño en todo sentido? ¿Tienes sentido? Porque si no tuvieras sentido eso le daría sentido a las tonterías que estoy pensando de ti, porque obviamente no eres un vampiro o algo derivado pero... ¿qué eres?
—Estoy segura de que podría catalogarte de desesperante a ti también—Susurré. Increíblemente no me replicó nada, pero su mirada se posó en mis labios y mi respiración se descontroló descomunalmente. Oh Justin, ¿qué me estás haciendo?
—Sí, seguro que puedes—Susurró. Su aliento a menta chocó contra mi cara, embriagador. En otras circunstancias habría estado meditando una forma de escapar (lo que me parecía imposible porque él espacio era demasiado reducido y entre los dos lo ocupábamos completamente) de empujarlo o algo, pero estaba tan hipnotizada con sus ojos que parecía imposible. ¡Venga, bésame! ¡Ahora!
—Como tú quieras.
¿Lo ha hecho de nuevo?
De todos modos no importa, porque sus labios se amoldan contra los míos desterrando cualquier pensamiento coherente de mi cabeza.
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esta semana subire unos 4 o 5 capitulo por que me voy de vacaciones por casi 1 semana y no tendre internet lo se morire pero ni modo
bye