Ruby Tiger [✓].

By ComandantePrim

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GANADORA DE LOS WATTYS 2020 EN LA CATEGORÍA CIENCIA FICCIÓN. Serie héroes #01. Misterioso, malhumorado, perez... More

♣Prólogo♣
A d v e r t e n c i a
B o o k t r a i l e r
001| Viuda Negra.
002| Cigarro.
003| Intruso.
004| Reencuentro.
005| Niña.
006| Honor.
007| Límites.
008| Cambios.
009| Cenizas.
010| Orilla.
011| Naturaleza.
012| Vulnerable.
013| Ileso.
014| Celos.
015| Noble.
016| Identidad.
017| Idiota.
018| Sospechas.
019| Contraseña.
020| Pantera.
021| Penumbra.
022| Náuseas.
023| Increíble.
024| Expediente.
025| Ondas.
026| Tormenta.
027| Visita.
028| Confianza.
029| Bala.
031| Amanecer.
032| Malinterpretar.
033| Bestia.
034| Troy.
035| Fascinación.
36| Inminente.
037| Recuerdo.
N O T A
038| Marioneta.
039| Interés.
040| Creer.
041| Eliminación.
042| Oxígeno.
043| Desintegración.
044| Inesperado.
045| Advertencias.
046|Encuentro.
047| Provocaciones.
048|Adiós.
049| Brizna.
050| Colapsar.
051| Confesiones.
052| Final.
LEER, POR FAVOR.
Epílogo.

030| Territorio.

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By ComandantePrim

  A veces, la búsqueda de la justicia exige un coste —Batman.  

—¡Ni se te ocurra volver a hacer eso! —Bramé, haciendo vibrar con furia mis cuerdas vocales, llenado el espacio de la habitación con la proyección de mi voz— Ha sido... ¡oh, demonios! Tan siquiera sé como describirlo.

Flynn me estudiaba en silencio, sin variar ni un ápice su semblante reflexivo. Mis ojos se deleitaron unos instantes en su torso al descubierto, pero con rapidez pasaron a la venda que envolvía el mismo, salpicada por su propia sangre.

Con la frustración devorándome por dentro no pude más que que ahogar un chillido, enterrando los dedos en mi deshecha trenza, tratando de buscar un consuelo para todo aquellos sentimientos que se enredaban en mi interior, despertando un volátil cóctel.

—Me pondré bien —murmuró con cuidado, receloso ante mi posible reacción. — Nicole extrajo la bala, es solo cuestión de tiempo que los tejidos se regeneren.

Alcé la vista, respirando con dificultad.

Abatida, derrotada, con la garganta seca y la mente ausente de cualquier argumento sólido, me dejé caer en el suelo.

—No deberías haberlo hecho. Esa bala era para mí. No para ti.

Flynn negó con lentitud. Desde el instante que me presenté en el apartamento de Nicole con la urgencia y la rabia supurando desde el último y más escondido poro de mi piel, él se había limitado a tratar de tranquilizarme... restando importancia al asunto.

—Te habría matado, Diana. A mí no. ¿No comprendes que no podía permitir que eso pasara? Fuiste realmente una insensata planteándole cara al ladrón cuando te apuntaba con ese arma.

Me humedecí los labios con la lengua, sacudiendo la cabeza.

—Tenía que ganar tiempo —me excusé— y cuando sacó la pistola... bueno, no me lo esperaba, pero no podía simplemente echarme atrás.

El rechinar de los muelles me dieron la pista de que se había puesto en pie. Permanecí tensa en mi posición, con la mirada fija e invariable, centrada en exclusividad en las grietas del suelo. Escuché sus pasos, cada vez más cerca, percibiendo su inminente presencia. Se inclinó frente a mí sin medir una mísera palabra.

—Fue un acto temerario e irresponsable por tu parte —comenzó con lentitud, atravesándome con su particular y ronco tono de voz— y aún así...

Se detuvo, dejando la frase inconclusa flotar en las masas de aire que nos rodeaban. Me aventuré a alzar levemente la barbilla, posando la vista en su cuerpo, sin tener el valor suficiente para contemplar directamente su rostro.

—¿Aún así? —indagué, dejando que la curiosidad sobrepasara las fronteras de la sensatez.

Flynn aspiró una ronca bocanada de aire, colmándose de la más exquisita paciencia, permitiendo que sus dedos se hicieran con mi mentón, el cual acogieron con suavidad y mimo. Con delicadeza tiró de él, dejando libre camino para que sus ojos acribillaran los míos.

—Aún así —retomó esbozando una pequeña sonrisa— sigues siendo tremendamente valiente.

Cuando me marché atropellada de la casa de Lydia sin encontrar una excusa demasiado convincente, no planeé presentarme de nuevo sobre el felpudo del apartamento de la enfermera. Pero mis pasos me condujeron irremediablemente hacia ahí. Hacia ese mismo instante en el que volvía a tenerlo peligrosamente cerca, desconcertando el adecuado funcionamiento de mi cerebro, quien se encontraba demasiado ocupado controlando las constantes e impredecibles nuevas sensaciones que afloraban frente a la presencia de ese extraordinario ser mitad felino.

—No quería asustarte —se excusó— pero no tuve otra opción. Y no dudaría ni un instante en volver a hacerlo, Diana. Te lo dije: no permitiré que te hagan daño.

Su voz se fue extinguiendo, perdiendo fuerza de manera paulatina, mientras el volumen de aire que nos distanciaba se reducía ante su constante acercamiento. Separé los labios cuando sus dedos se hicieron con la desastrosa trenza. Me vi obligada a cerrar los ojos, despreciándome por el fulminante efecto que conseguía ejercer en mí, cuando con una lentitud tortuosa empezó a deshacerla. Su otra mano aún seguía jugando en mi rostro, trazando líneas imaginarias por mi sensible piel que se estremecía ante su tacto.

—Perdóname por lo que estoy a punto de hacer —murmuró golpeando con su aliento la expectante superficie de mis labios.

Sabía que todo aquello estaba terriblemente mal. No podía continuar vendiéndome, sucumbiendo al dichoso impacto que su persona resultaba para mi confundido organismo. Pero hasta el último rincón de mi alma deseaba aquello con intensidad, pujando por borrar el espantoso recuerdo de la invasiva lengua de Dark Claw.

Por suerte —o por desgracia, depende de la perspectiva— cualquier intento quedó frustrado ante el chasquido de la puerta. Casi de inmediato Flynn se echó hacia atrás, pulverizando ese instante de debilidad plena.

Me incorporé con torpeza bajo la mirada atenta de Nicole.

—Tengo noticias acerca de los incidentes con Dark Claw —informó mirando en exclusividad a Flynn— creo que te va a interesar demasiado.

Este se limitó a asentir con un despistado movimiento de cabeza. Dio una ojeada a su entorno, localizando su camiseta que yacía a un lado en la cama revuelta. La alcanzó, casi con desgana, ocultando su tonificado pecho con la tela oscura que tapó las vendas que facilitaban la recuperación de la herida.

—Odio a ese tío —manifestó rascándose la nuca.

Nicole esbozó una sonrisa divertida.

—Me atrevería a afirmar que eso es mutuo, Flynn. Deja de lloriquear y vamos. Es importante —le reprendió con sutileza, denotando la más que evidente confianza que había entre ambos.

Flynn le lanzó una mueca graciosa y emprendió un silencioso camino fuera de la habitación sin dedicarme una mísera mirada de soslayo.

Mastiqué una sarta de insultos que tenían su nombre, tratando de no exteriorizar nada de aquello.

—Ten cuidado.

Nicole, aún reposando contra la puerta, me observaba con una mezcla de emociones patente en sus cansados ojos castaños.

—Lo intento —contesté recogiendo mis cabellos ahora sueltos, tratando de relajar mis ánimos— Tú deberías saber mejor que nadie lo difícil que es.

La enfermera permaneció en silencio un par de segundos antes de seguir hablando con un tono de voz donde se dejaba patente la melancolía y amargura que ese tema conllevaba.

—Será aún más si no lo detienes a tiempo.

Bufé, terminando de anudarme el pelo en una firme coleta que agrupó nuevamente los mechones oscuros.

—Los gatos quieren por interés.

Y antes de continuar por ese farragoso camino, me desplacé en dirección al salón, donde Flynn se encontraba cómodamente sentado, en actitud serena sobre uno de los sofás. A pesar de su apariencia meramente humana, con su revuelto cabello castaño y sus siempre atentos ojos verde-ambarino, sus gestos, su postura, recordaban a un gato: seguro, arrogante y continuamente alerta.

—¿Qué es eso tan destacable? —Interpeló cuando Nicole tomó asiento a su lado.

—Diana tenía razón: algunas noticias hacen referencia a otro individuo anónimo con prodigiosas habilidades. Algunos lo confunden contigo, mientras otros afirman que es completamente distinto. Tiene un área de incidencia limitada, se mantiene en un mismo radio, invariable.

Flynn se incorporó, lanzando un desdeñoso suspiro.

—Está haciéndose con un territorio. Es una manera poco sutil de provocarme. O quizás sea una mera necesidad que mi padre ha permitido como un capricho de su mascota preferida.

Alcé las cejas con confusión.

—¿Un territorio?

El híbrido asintió con conformidad.

—En efecto. Está en nuestra naturaleza marcar un territorio. Los gatos son animales territoriales, con un arraigado y ancestral sentido de la pertenencia. Es casi un instinto hacerse con una zona específica que constituya este territorio.

—¿Quieres decir que Dark Claw se está limitando a orinar en las esquinas para que otros gatos callejeros no se acerquen a su casita? ¡Es ridículo!

Una carcajada brotó de la garganta de Flynn, llenando el ambiente.

—No solo se marca el territorio con pis. Existen distintas formas. Él es más fuerte en ese área y supongo que más agresivo. No nos gusta que se metan con nuestras cosas —moduló variando su tono a otro más grave.

—¿Y San Francisco es tu territorio? —Inquirí con curiosidad.

Alzó los hombros.

—Es demasiado grande... pero puedo decirse que sí. Por eso es una provocación, está buscando pelea, pero no hará nada hasta que se cumpla el plazo que mi padre le ha obligado a respetar. Dudo que le desobedezca. La disciplina era su área preferida.

Quise hacer un comentario al respecto, tratando de indagar en el porqué que dieran explicación, pues, a su marcada hostilidad hacia ese hombre.

—Una forma de marcar el territorio es mediante arañazos —formuló en un hilo de voz Nicole.

Fruncí el ceño con confusión.

—No.

Ambas giramos ante la rotunda negación de Flynn. Ahogué una exclamación de sorpresa cuando sus ojos felinos se enfocaron en mí. Inspiró profundamente, en un claro intento de centrarse y cuando parpadeó el brillo sobrehumano se extinguió.

Las cejas de Nicole se perfilaron ante la contestación del chico.

—¿No?

Flynn se puso de pie, marcando la diferencia considerable de centímetros que le separaban de nuestra altura. Parecía alterado de alguna manera, por muy sereno que su rostro se mostrara. Había un sentimiento agazapado en la profundidad de su iris.

—Sé lo que estás insinuando. Y no creo que sea verdad —se acarició el mentón— Está preparando un territorio. Aún estamos a años luz de los planes de mi padre, y el tiempo se agota. Tenemos una semana antes de que el caos se desate sobre la ciudad.

Me erguí nuevamente, elevando los brazos, captando la atención de los presentes en la sala.

—Hasta que averigüemos más lo mejor será que vuelva a casa. Luchar contra el crimen no se compagina demasiado bien con los exámenes finales.

—Te acompaño —se ofreció casi de inmediato Flynn.

Recogí la mochila que yacía desparramada en una esquina del piso.

—No hace falta —tercié balanceándome nerviosamente sobre los empeines.

El chico sonrió.

—Te recuerdo que casi te matan hace un rato. Llamas al peligro, Diana, será mejor no tentar a la suerte.

Me mordí la lengua, negando con la cabeza.

Llimis il piligri repetí con burla.

Flynn sacudió la cabeza, dejando que una breve risotada hiciera vibrar sus labios. Suspiré disimuladamente, ajustándome las correas y encaminándome hacia la puerta. Con un simple gesto de cabeza me despedí de Nicole, quien contemplaba la escena desde el sofá.

El chico recogió su chaqueta marrón e hizo un ademan burlón, señalando la puerta. Puse los ojos en blanco, tratando de controlar la sonrisa que amenazaba con colmar mi boca, obedeciendo su silenciosa sugerencia.

Diez manzanas separaban el edificio de Nicole del bloque de apartamentos donde residía. Diez largas y eternas manzanas que se vieron sumidas en un pactado silencio entre ambos. Ninguno hizo el menor esfuerzo por entablar conversación, conformándose con la presencia del otro a su lado.

Como si una fuerza superior me instara a ello mis ojos acudían cada cierto intervalo de tiempo al perfil del héroe que caminaba a mi lado, como un viandante normal. Sabía que mi movimiento no pasaba desapercibido por su aguda percepción, pero se limitaba a disimular.

Era mucho más fácil contemplarlo cuando ocultaba sus masculinas y bien agraciadas facciones tras una tela roja.

Farfullé en silencio, dejando la educación a un lado, sacando el teléfono del fondo de mis bolsillos vaqueros. Con lentitud me recoloqué los auriculares en los oídos, queriendo distraerme de manera momentánea de la presencia de Flynn.

La música invadió mi sistema auditivo, meciendo con delicadeza mis alborotados pensamientos corrompidos por las hormonas. Inspiré con mayor serenidad, dejando en un segundo plano el resto de estridentes sonidos.

As he came into the window
It was the sound of a crescendo
He came into her apartment
He left the bloodstains on the carpet
She ran underneath the table
He could see she was unable
So she ran into the bedroom
She was struck down, it was her doom

Pegué un poco elegante respingo cuando los dedos de mi acompañante apartaron con suavidad uno de los cascos. Lo miré, desorientada, topándome con una resplandeciente sonrisa que arrugaba las comisuras de sus labios e iluminaba esos exquisitos ojos verdes.

—¿Tienes algún problema? —Pregunté ofuscada e intrigada.

Negó sin borrar aquella extraña mueca.

—Desafinas un poco —comentó con diversión— creo que Michael Jackson se estará revolviendo en su tumba ante eso.

Me mordí la lengua, enrojeciendo inevitablemente.

—¿Cantaba en voz alta? —La voz me salió estrangulada en un hilo fracturado.

Arrugó la nariz en un gesto cómico.

—Lamento decirte que sí.

Hice un puchero avergonzado, entrecerrando los ojos en su dirección, lanzando dagas envenenadas a través de ellos. Ese pequeño incidente bochornoso relajó la tensión establecida entre ambos por los acontecimientos.

Me detuve en la entrada del portal, rememorando de manera inconsciente lo que ocurrió ahí.

Basta, Diana.

Giré, de manera tan brusca que la coleta me golpeó patéticamente contra la mejilla.

—Gracias por acompañarme —canturreé— ha sido un detalle. Quizás tengas parte de razón y sea un imán de problemas.

—Siempre tengo razón.

Jadeé ante su contestación, desatando una breve risa que nació en las profundidades de mi laringe.

—Creído —manifesté.— Ten cuidado, todo esto de Dark Claw y tu padre... tengo un mal presentimiento. El robo de información en la sede de San Francisco News y la desaparición de importante equipamiento tecnológico... es algo grande.

—Lo sé —contestó con simpleza. — Y es un riesgo que estoy dispuesto a asumir. Aunque muera en el intento.

BADABUUUUUUUUUUM ¿Quién tiene ganas de sangre? U... ¿solo yo? Una pena jejeje... prometo ser buena persona, al menos de momento, y no desatar mi instinto asesino.

Busquemos un ship... 

#Flyana(?

#Dlynn(?

¿Alguna sugerencia?

Ante la falta de comentarios en el capítulo anterior, lamento no dedicar este, pero no me habéis dado opción, gracias a @Forever_Ellu @cecilu01 y @coniibarra por no dejarme con un enorme cero. 


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