—Tus cargos están levantados, la fianza no fue tanto como pensamos, entendieron lo enferma que estabas, eres libre de todo, chica. —solo faltaron esas palabras para soltar todo el aire que ni sabía que contenía.
— ¡Gracias, gracias!, no sé cómo agradecerlos. —me reía de solo pensarlo, era libre.
—Esas risitas nos hacen feliz, cariño —gritaron ambos— te dejamos, debemos tomar el auto para llegar a casa, dile a Sean que te de tu regalo.
Y cortaron.
Llame enseguida a la Sra. Miller, para que pudiera atenderme de nuevo en su motel, como secretaria obviamente, dijo que ningún problema y que con los mismos horarios, le dije que estaba con una licencia y me dijo que cuando pudiera fuera.
Me salí de la cama y bajé al primer piso, me tenían una habitación gigante, o sea dijeron que yo debía adornarla como quisiera, llegarían en una hora, el trayecto era cortísimo, en auto demoraban no más de treinta minutos.
Estaba Nancy, era la única nana aquí, la oficial, porque tenían otras, pero Nancy trabaja aquí hace más de diez años, me dio desayuno y compartimos un conversación de veinte minutos.
Subí y entre a la habitación de Sean silenciosamente, sus paredes estaban adornadas de un azul oscuro, casi negro, tenía una pared llena de fotos, había una de los dos, no la recordaba, sonreí inconscientemente.
Corrí desde la puerta a su cama y salté, pero reboté y caí de la cama, me sobe la cabeza ya que, me había golpeado con el velador, Sean se sentó de golpe y al no ver nada, se tapó hasta arriba, llamando a Nancy como una nena.
— ¡Que acaso eres imbécil!, estoy aquí porque rebote de tu estúpida cama que parece cama saltarina. —grité desde el suelo.
Nancy al entrar se rio de ver lo que pasaba. Se acercó a mí.
—A ver chiquilla, déjame ver tu cabeza. —Toco mi cabeza sin levantarme del piso— No tienes nada, solo tengan cuidado ambos son mayores como para pelear así, me preocupo. —Bajo riéndose.
— ¿Estas bien? —del piso solo se veía como asomaba la cabeza
—Sí, solo que perdí unas cuantas neuronas. — Me paré— Despierta y ve a tomar desayuno, me llamaron nuestros papis —reí— dijeron que estoy fuera de todos los cargos, soy libre. —Sean salió de la cama para darme un gran abrazo.
—Debo darte tu regalo, pero debes cubrir tus ojos, espera. —recorrió su habitación con la mirada y tomó una corbata del piso, la ato en mis ojos.
— ¿Qué acaso ahora eres Christian Grey?
—No me llama la atención follarme sádicamente a mi hermanita.
Amarró en mi nuca y bajamos las escaleras, oí como abría una puerta, estábamos en la cochera, cuando saco la corbata, vi una llave en mi vista.
— ¿Tengo la llave de tu corazón, hermanito? —reí tomando la llave.
—Más bien la llave de mi ex auto, ahora es tuyo. —sonrió.
¿Tan mal habían quedado mis neuronas?
— ¿Me estás jodiendo verdad? —sino fuera porque mi mandíbula estaba pegada a mi cabeza, estaría ya en el suelo.
Tome la llave que tenía una alarma, y presioné un botón, sonó al último atrás, era un auto pequeño, pero era demasiado precioso, siempre quise un auto así, mi mini cooper era de color blanco, estaba tan feliz pero me acordé que...
—Sean creo que este es el mejor puto regalo pero no tengo puta idea de cómo manejar un auto.
—Te enseñaré después del viaje, o durante el viaje no lo sé.
Me explico varias cosas, mientras me hacía callar, ya que, le dije más de cien veces "gracias", estaba ya molesto, dijo que los papeles estaban al día y a mi nombre. Subí a bañarme, debía hablar con mis padres que estaban por llegar.
Ellos estaban en el sillón mientras yo estaba en un sillón individual frente a ellos.
—Quería hablarles sobre algo, espero que no se lo tomen a mal. —la cara de Susan y Peter cambio radicalmente.
—Dinos, siempre te escucharemos. —Peter posiciono sus manos en sus rodillas.
—Volveré a vivir en la facultad de la Uni, sé que acá tengo todo y ustedes también me lo querrán dar todo, pero seguiré con mi trabajo, los fines de semana cuando mi amiga Sky no este, quizá vendré, pero siempre vendré, no quiero que piensen que soy una malagradecida por...
— ¡Claro que no, hija!, te entendemos. —se acercó Susan.
—Entendemos que quieras tu independencia, tu privacidad, solo que no te despreocupes de nosotros, sabes que siempre estaremos para ti, en todo ámbito, y te ayudaremos siempre, sobre todo con el dinero, ya tenemos tus tarjetas de crédito, eso no lo reproches, si nos niegas el dinero nos enojaremos. —Peter me apunto con el dedo índice.
—Bueno, me alegra que lo acepten. —los abracé.
Miraba mi pasaporte hace una hora exactamente, las maletas ya habían sido ingresadas, mis dedos no paraban de moverse, Sean estaba al lado mío riéndose de mis nervios, era primera vez que salía del país, mi pasaporte no tenía ni un timbre, el de Sean estaba más lleno que bar en día viernes.
Sky había ido a eso de las cinco de la tarde con Gale a dejarme una maleta, nos despedimos y jure llamarles por Facetime, y subir muchas fotos a Instagram.
—Vuelo 05B30, su vuelo comienza dentro de quince minutos. —dijo una voz mecánica.
Me paré como un puto resorte, nunca había andado en avión, Sean tomó mi mano y andamos hasta el avión, solo estuve despierta una hora, en las cuales saqué fotos por la ventanilla, donde se veía todo, las otras dos las dormí.
Al llegar Sean arrendo un auto por los días que estaríamos aquí y nos guío, hasta el centro de Vancouver, nuestros padres tenían un departamento aquí, ya que, ellos frecuentaban mucho Canadá.
El apartamento era para no más de tres personas, tenía dos habitaciones, ambas eran matrimoniales, la cocina era junta con la sala y el comedor, y cada habitación tenía su baño.
Llegamos a eso de las diez de la noche, llegamos a dormir, ya que, el cambio de hora no nos afectaba, no había diferencia de hora.
Tomábamos desayuno conversando, siempre teníamos tema de conversación.
—Entonces hoy, miércoles, viajaremos a la Columbia británica, donde esta ese lago de mierda, nos quedaremos allá dos noches, luego iremos al parque Stanley, al puente colgante, al acuario, bahía inglesa, al Botanical Garden, a todos los putos parques, a Lynn, el puente y el cañón, a todas las mierdas que quieras, tenemos casi tres semanas aun.
—Quiero ir a esa playa también, de nombre de loro. —no recordaba ese maldito nombre.
— ¿Pericho?, no tiene ni parecido a algún nombre de un puto loro.
— ¿Por qué todos son putos para ti? —fruncí el ceño.
—No tengo puta idea.
Eran las 9 am. Me duche, vestí y arreglé una mochila con la cámara que Sky me había dado, ropa interior, y una que otra mierda.
Y comenzamos nuestra aventura, estaba fascinada con esto, ojala que termine nunca.
n/a: estoy re emocionada😿, ayer fui al PT y ahhh creo que fue lo mejor de mi puta vida, todavía ni siquiera reacciono, estoy impactada aún.❤
EL PROX CAP LO NARRARÁ JUSTIN
si es qué llegan a los 20 votos🤔
Q&A:
¿Asistieron o asistirán al PT en su país?
y sí es que no van, ¿han ido a algún concierto del pelón?
Chicxs anímense con los comentarios, en el cap pasado hubieron cuatro🙄