Permite sanar tu corazón [Sas...

By RomiRitz

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Casi nadie piensa en la muerte o en lo que hay más allá de ella. La Sakura de aquél mundo está cada vez más c... More

Si pudieras...
Ángel de papel
Valle de lágrimas
Mundo desconocido
El misterio de un cerezo
El país de los libros
Ella misma
El centro del universo
La leyenda del Tanabata
Concediendo deseos
Una molestia
Cabello cereza
Las dos Sakuras
Ser valiente
La visión del futuro
Conocernos de nuevo
Una promesa
Engaño
La fuerza de los deseos
Encrucijada
Algún día
Vida cambiante
Bondad y malicia
Más allá de un beso
Efímera felicidad
Flor entre cenizas [Parte 1]
Flor entre cenizas [Parte 2]
Flor entre cenizas [Parte 3]
El peso de las palabras
Bajo el mar
Aviso ~Especial Navideño~
El verano en el que nos conocimos
El sacrificio para ser feliz

El trotamundos

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By RomiRitz

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I

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Es invierno en Konoha.

Podía saberlo con ver la nieve caer y acumularse en las copas de los árboles, junto a todas sus hojas estaban revestidas de un blanco puro.

—¿Sasuke? —una risa conocida—. Sasuke, te hablo, cielo.

Sasuke tiene tres años y no sabe que a la nieve se le dice nieve. Pero la reconoce a pesar de aún desconocer muchas cosas.

Sabe que le gusta pues no cesa de agitar sus manos para intentarla atrapar directamente mientras cae del cielo. La siente fría y escurrir aunque esas palabras tampoco estén dentro de su entendimiento.

El ser humano es así.

Pero dentro de la reminiscencia de esa infancia, dentro de esos momentos felices e irremplazables, se cincela también en nuestra mente lo que se quedará y nos dolerá. Lo que se reproducirá como una cinta cinematográfica eterna. Repitiéndose y recordándonos lo que un día se nos arrebatará en el futuro.

Como esa nieve que algún día se teñirá de sangre.

Como ese cabello largo y brillante que perderá la vida en un instante.

Como esos brazos que lo sostienen a él, mismos que ahora le levantan y le abrazan. Esos que dejarán ese mundo en los próximos años entrantes.

Sasuke tiene tres años, y aún no lo sabe pues su mundo se reduce a este momento único. A estar en los brazos de su madre intentando tocar el cielo con sus pequeñas manos envueltas en guantes. En acariciar el bonito cabello de su madre.

—¿Te gusta? —va a extrañar esa risa dentro de unos años. Va a extrañar a ésta mujer—. ¿Te gusta el cabello de mamá?

—Ca...cabello...

Nariz con nariz.

Frente con frente.

Sasuke no sabe aún que es debido al cabello de Mikoto por el que un día dirá que le gustan las niñas de cabello largo.

"—¡A Sasuke-kun le gustan las niñas de cabello largo!"

Pero de una sola, no de muchas.

El cabello de Mikoto.

Por muchos años no existirá ninguno que compita contra la reluciente cabellera azabache de su madre. Sin embargo un día llegará alguien. Alguien de entre todas esas niñas que no dejarán de perseguirlo. Alguien que lo deslumbrará.

—¡Sakura!

—¡Voy!

Una niña que nunca se callará.

Una niña que será la más chillona de todas.

Una niña que lo mirará desde lejos.

La que será su compañera de clases en la academia, el miembro femenino de su equipo gennin junto a un rubio cabeza hueca. Sí, esa niña...

—...de cabello rosa.

La misma que no parará de llorar al creerlo muerto en el País de Las Olas. La misma que reñirá con aquella su rubia compañera, compitiendo por su atención. La misma que le sostendrá la mano cuando una marca maldita en su cuello quede. La misma que cortará ese cabello que -además del de su madre- le gustará en cuanto lo vea.

—Sakura-chan..., tu cabello...

Porque querrá ser valiente.

—Es...un cambio de imagen, ¿te gusta?

Detrás de esa rápida respuesta, Sasuke de doce años ocultará la culpa de sentir que de haberla protegido su cabello no habría desaparecido. Aunque uno nunca sabe, quizá su cabello vuelva a crecer pronto. Muy largo. Tan largo como el de su madre.

En esa vida o en otra.

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II

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| Presente |

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"Porque nunca pude decir lo siento..., solo te di un gracias"

La Sakura actual parecía haberse quedado en la nada. En un terminal blanca dentro de su mente. En donde hay una sola parada y en lugar de pasajeros solo existen memorias. No puede reconocer ninguna pero las siente tan suyas que le causan dolor.

De repente nieva. De repente llueve. De repente es primavera.

Estaciones pasan y ella sigue viendo como ese tren no recoge a nadie, y ella tampoco se decide a tomarlo. ¿A donde la llevará? ¿Qué está haciendo ahí en primer lugar? ¿Qué estaba haciendo antes de ponerse a soñar?

Sakura parpadea no una, sino varias veces, y el escenario virgen se rompe y de nuevo está en su jardín. Oye campanadas. Debe ser alguna campanilla de viento de alguna casa cercana. ¿O quizá son memorias? No lo sabe con certeza, así como no entiende qué se encontraba haciendo antes de ensimismarse con melancolía y recuerdos vagos. Entonces mira a su lado y Sasuke está ahí. Y todo cae por su propio peso. Todo vuelve a su mente de manera apresurada y puede recordar, finalmente, lo que ha sucedido antes de sumergirse en su mar de pensamientos.

Sasuke está ahí, observándola. Clavando la mirada en ella. Nunca la ha visto de esa manera. No con los ojos apagados y el semblante entristecido. De repente se ha vuelto más callado.

—¿Qué...? —traga grueso—. ¿Qué sucede?

—Tu cabello —Sakura mira instintivamente las puntas rosas que caen sobre su hombro y alcanza a mirar el gesto de Sasuke por rozar esa parte. Sakura tiembla pero no teme de él—. Me gusta.

"Me gustó siempre..., por eso perdón...Perdón por no haber impedido que sucediera eso..."

De nuevo la campanilla. Sakura comenzaba a creer que era imposible que algo así estuviese sucediendo. Incapaz de reconocer a ese Sasuke, de repente se cohibió. ¿Por que sus palabras sonaban como si otra persona le estuviese hablando? Había visto en documentales que en ocasiones una persona perdía conciencia de sí mismo bajo grandes momentos de estrés. Sasuke no se veía como una persona con muchos problemas. Era más ordinario que cualquier otro chico.

Otro chico, piensa.

¿Estaba hablando con otra persona?

Pudiera ser que las voces y recuerdos en su mente tuvieran sentido.

—¿Estás bien?

—¿Eh?

O quizás aun no.

Los ojos de Sasuke, esos que anteriormente parecían haberse nublado, poco a poco recobraron la nitidez característica. Como cuando un ciego ve los primeros borrones de colores antes de adaptarse a la luz del nuevo mundo que se abre a través de sus párpados. Sasuke ni siquiera ha tenido tiempo de preguntarse que ha pasado pues cuando termina de parpadear constantemente, Sakura está ahí.

Quieta. Ansiosa. Preocupada.

—¿Sa-Sakura? —la pelirrosa asiente con cautela, con la tentativa de ver si la reconocía o no.

Sasuke frunció el ceño, sintiendo dolor en la sien de repente. Las manos suaves y pequeñas de Sakura llegaron a él tan rápido como él pudo vislumbrar, en cuestión de segundos, una visaje borroso de una mujer con el mismo color de cabello que ella. Fue algo breve pero lo suficientemente inesperado para provocarle un mareo.

—Demonios —se quejó sujetándose el puente de la nariz con fuerza mientras terminaba de cerrar los ojos para intentar estabilizarse—. Estoy bien, debe ser el cansancio y las noches desvelo —No convencida, Sakura se apartó un poco solo para fruncir el ceño como él, solo que con molestia.

—¿Cómo? ¿Me vas a decir que no recuerdas nada de lo que acaba de pasar? —Sasuke parpadeó aún desorientado.

—Perdón, yo solo...—hizo una pausa—. ¿Dije algo malo? —ofendida, y con un ápice de decepción, Sakura viró el rostro y se cruzó de brazos—. Sí dije algo ¿verdad? —la pelirrosa no respondió—. Yo...lamento si dije algo inapropiado y...

—Mi cabello.

Campanillas de viento.

No, piensa. Se siente un poco ridícula al notar que es como las escenas de las películas de romance que Sasori le compró alguna vez y que le hizo ver todo un fin de semana. Era poco probable que el corazón de una persona pudiera sentirse así, del mismo modo que era muy improbable que los sonidos se silenciaran y solo quedara la brisa moviendo sus cabellos.

Era tonto.

Y sin embargo ella quería ser tonta justo ahora.

—¿Eh?

—Di-Dijiste...—"Es tal y como muestran en las películas", piensa cuando cubre parte de su vestido con los puños, apretando la tela alrededor de éstos—. Dijiste que te gustaba mi cabello. ¿Es verdad?

Sasuke se avergonzó, tanto que el sonrojo fue incontrolable que brotara en sus mejillas. Plenamente consciente de que no recordaba si quiera haberle dicho tales palabras, no es que fuera una mentira. En verdad le gustaba su cabello. Desde la primera vez que la vió fue una de las tantas cosas por las que quedó fascinado con ella. Pero una cosa era guardar sus pensamientos a decirlos, y definitivamente no estaba listo para enfrentar algo de lo que ni siquiera recordaba haber dicho.

Pero ella se veía ansiosa. Emocionada y teñida de mil tonos carmesí.

Se atragantó un poco analizando la situación. Estaban ellos solos y Sakura acaba de hacer una confesión de la que él mismo no se acordaba pero que quería acordarse.

¿En verdad dijo tal cosa?

"—Tal vez deberías decírselo alguna vez, Teme".

"¿El qué, Dobe?"

"Decirle que te gusta su cabello. A las mujeres les gusta que les hagan cumplidos"

¿Estaba correcto decir que quizá solo eran inventos de Sakura? Ahora, con la certeza de esas voces en su cabeza, estaba seguro que no. Los ojos inocentes de Sakura no podían ser falsos, ni nada de lo que ella dijera.

"Yo también hice una promesa"

Aquél Sasuke. Ese que no es él.

"La próxima vez que nos veamos, te lo aseguro..."

—Sí... —suelta mecánicamente. Palabras que no le pertenecen pero que parece han estado pre-grabadas en sus memorias desde hace muchísimo tiempo—. Sí me gusta tu cabello... —Sakura engrandece los ojos y todo lo demás deja de existir por un momento.

Y vuelve a la nada. A la estación blanca. Pero alguien la acompaña esta vez.

Sasuke la observa y la siente como la delicada y temblorosa flor que es. La flor más pequeña de los jardines más hermosos. La que todos dicen que nunca crecerá pues prestan su atención siempre en las rosas más voluminosas y coloridas. Sakura es pálida, es pequeña, es tierna, es frágil, y él no puede hacer otra cosa que asociar el temblor de su cuerpo y sus ojos brillosos a la proclamación de un milagro.

Ojos verdes y grandes. Puros e inocentes. Ansiosos y frenéticos. Sakura es todo un mundo inexplorado, y sus ojos son las puertas por las que debe ver primero antes de atravesar. Cuando la tranquilidad los envuelve, y el propio sonido de su jardín -como las hojas de los árboles mecerse, creando maravillosas melodías- es que Sasuke se permite atreverse a tocarla. Sakura entrecierra los ojos, delicada, cuando siente como acomoda un mechón de su cabello detrás de su oreja con una infinita tranquilidad.

—Tu hermano dice que...—carraspea un poco, apartando su rostro enrojecido—. Dice que mi cabello es muy suave y bonito. Le gusta —finaliza, y Sasuke es capaz de fruncir el ceño cuando las emociones se le desencadenan.

—No lo hagas —murmura sin contexto para ella, pero muy entendible para él—."No hables de otro chico delante de mí" —. Itachi siempre le cae bien a todo el mundo pero en realidad es un idiota, ¿sabes?

—¿Eh?

¿De donde salía ese vómito verbal?

Estaba consciente de que comenzar a enlistar las cosas negativas de su hermano mayor y decirselas no le hacía la mejor persona del mundo. Él no era así. De hecho nunca existieron motivos para que la tradicionales frases sobre la envidia a hermanos les representara a ellos. Mikoto les brindo el amor incondicional a los dos por igual. No habían rencores ni razones para que Sasuke pudiese hablar negativamente de Itachi.

Él siempre es mejor en todo, piensa. Y luego piensa en él.

Su cadena de sentirse la sombra de su hermano mayor no era culpa de nadie más que suya. Y era ridículo tener esos pensamientos.

—Nunca se calla... —comenzó a decir. No era que le guardara rencor a Itachi o tuviera una retraída personalidad debido a los acostumbrados por menores que se dicen sobre los hermanos mayores. A decir verdad no existía tan odio ni envidia entre ellos. Su madre, Mikoto, siempre proclamó un amor incondicional a ambos. No había preferencias. Eran diferentes e importantes a su modo, pero escuchar decir a Sakura maravillas de su hermano mayor le provocó buscar la manera infantil de enumerarle un par de cosas que seguramente no le gustarían de él. Era ridículo, pero tenía celos—. Es irritante algunas ocasiones. Nunca deja las cosas en su lugar una vez que las toma. Deja su ropa sucia por donde se le antoja. Llevarlo al supermercado es casi como lidiar con un niño de cinco años al que no quieres comprarle su dulce favorito porque le podrían salir caries —aguarda un momento dándose cuenta de lo ridículo que es al decir todo eso, producto de unos celos imprevistos, pero no va a callarse. Está listo para dejar salir todo, o más bien su voz interna le está obligando a no callar —. Solo...¡Solo te enamores de él!

Y lo demás sucede porque sería muy injusto que solo en las películas cursis y llenas de romance sucediera.

Su capacidad motriz, junto al impulso de sus emociones, hacen que termine acercándose demasiado a ella, tanto, que Sasuke le permite al destino y a la casualidad que guíen su mano y caigan sobre la que ella tiene en la superficie del columpio donde se encuentran sentados.

No dicen nada. La naturaleza es la única que habla y se susurra comentarios llenos de ternura. Las hojas del árbol del jardín se cuentan cosas cada vez que el viento las hace sonar. No se escucha nada más.

Son solo ellos, la naturaleza, y el palpitar de sus corazones agitados.

Sakura no tiene necesidad de bajar la mirada para darse cuenta que su mano está debajo de la de él torpemente colocada. No sabe lo que hace ni lo que siente pero solo se ocupa de abrir sus dedos para que los de Sasuke rellenen el espacio entre ellos. No es un enlace, pero es un roce lleno de sensaciones.

Latidos apresurados.

Ojos ansiosos y brillosos.

Mejillas acaloradas.

—Él...—Sasuke es el primero en hablar. Cierra un poco el espacio entre sus dedos y Sakura instintivamente hace lo mismo en una reacción de reflejo y aceptación—. ¿Mi hermano te gusta?

—¿C-cómo...? —el muchado traga grueso, y siente como le suda el cuerpo. Se avergüenza.

—Itachi, él...—hace una pausa—. Es que siempre estás hablando maravillas de él —aclara, apartando la mirada. Es de su hermano de quien están hablando. Quien no mataría a una mosca. ¿Por qué de repente le ha dado por hablar mal de él? Se siente idiota pero tampoco cree que sea un disparate.

Itachi, tan infantil pero a la vez tan sabio, una vez le dijo que a solo eran pocas las personas que eran privilegiadas en poder amar y proteger a una persona de manera incondicional. Y esa dicha, posteriormente, acarrearía felicidad. Sus padres los tenían a ellos. Itachi constantemente le decía que no necesitaba de otro tipo de amor además del que tenía hacia él, su pequeño hermano menor.

Y Sasuke...

Pensó en sí mismo y en los años en los que le ha cogido gusto a las cosas pero nunca a tal grado de proteger.

Era una sensación distinta la que había sentido la primera vez que vio a Sakura. En las condiciones más inesperadas conoció a una chica con la mirada insondable. Llena de misterios, de heridas, de secretos, pero llena de vida y rugiendo a las estrellas con su aliento frío.

Por primera vez podía sentir que algo le pertenecía aunque era evidente que Sakura no era un objeto. Los momentos más gratos y llenos de descubrimiento hacia ella misma, eran con él.

No quería cederle a nadie el privilegio de protegerla. Y entonces se dio cuenta que finalmente era de los privilegiados.

Ese sentimiento era suyo, de nadie más.

"¿Mío?" —piensa, mirándola de reojo. Sakura está ahí, a su lado, delicada y quieta rozando su piel, compartiendo su silencio y su respiración que es prueba de vida.

—Itachi es muy amable... —la oye decir en tono suave—. Es muy divertido. Me hace reír mucho. Me gusta—y ahora es cuando Sasuke se arrepiente de haberle preguntado. Sakura le está dando una respuesta pero hubiese preferido no escucharla. Suelta una risa amarga. Itachi es así. Es como un encantador de personas. Una virtud que él no posee, piensa.

—Entiendo...—murmura, decepcionado.

—Pero... —silencio—. Pero tú también me gustas —Sasuke ya no sabe si su mente es tan infantil e inmadura como para creer que solo lo ha imaginado. Que no es cierto que la brisa ha soplado al mismo tiempo y que el cabello de Sakura reluce y la adorna de una manera encantadora tras decir eso. No cree posible que las escenas de las películas románticas, de esas que tanto se burla a veces, sean algo que suceda en la vida de un ser humano ordinario como él. Pero sucede. Quizá nadie le cree cuando se lo cuente, quizá Kiba se ría y se burle de él durante una semana, quizá Itachi no pare de recordárselo siempre una vez que se lo cuente. Quizá sí es posible que esté sucediendo todo eso. Sakura, al verlo quedarse sin palabras, repara conscientemente en lo que acaba de decir, y su rostro se enciende pasando por todas las tonalidades de rojo que puedan existir en el mundo—. ¡Quiero decir que tu también eres divertido! —intenta justificar de manera apresurada lo que no es conveniente ya que solo hace que sienta más calor en sus mejillas. Cuando ve que Sasuke sonríe como torpe, sacude la cabeza y aparta la mirada fingiendo indignación mientras vira su cuerpo un poco.

Sasuke, aún sin poder creer la atmósfera tan casual y rosada que los envuelve, sonríe como idiota.

Desearía serlo siempre. Un idiota, piensa. Seguramente mañana, o quizá en cuestión de horas, se sentirá muy avergonzado, pero por ahora no le importa.

Está bien así, actuando como un adolescente amartelado.

—¿Yo? —se señala a sí mismo a pesar de que es evidente que se lo ha dicho a él. No es porque quiera molestarla, simplemente se le hace adorable ver como hasta las orejas de Sakura están de un curioso carmesí—. Enserio ¿yo te hago reír?

Cuando la pelirrosa voltea a verlo, se azora.

—¡Estás demasiado cerca! —lo aparta, y aunque pareciera que lo rechaza, a Sasuke se le escapa una pequeña risa. Sus manos finalmente se separan pero no da la sensación de sentirse alejados—. Y...—tose un poco—, no es como si fuera un misterio ¿sabes? —Matsuoka la mira con confusión—. ¡Ya deberías saberlo! ¡Eres tú quien siempre me está dando ánimos! ¡Es por ti por quien me he hecho un poco más fuerte y...! —calla.

El vómito verbal es contagioso.

Para cuando se da cuenta, Sasuke ya es una bombilla de navidad a punto de explotar, y ella seguramente también. Coloca su mano sobre su boca aunque las palabras están mas que dichas y eso es solo para añadirle más drama a su confesión. ¿Que es? ¿Una niña de la escuela elemental con su primera ilusión de amor? Y mientras ella se preocupa por cosas no experimentadas jamás, Sasuke emboza una sonrisa llena de sentimiento. El sonrojo no se irá pronto pero parar una vergüenza a lado de ella es algo que solo le pertenecerá a él.

Y en verdad se siente privilegiado.

—Yo también —una vez más los sonidos enmudecen, y la tensión en Sakura se vuelve una tela ligera que le resbala de los ojos cuando voltea a verlo. Verlo sonreír no era similar a ver al sol resplandecer. Sin embargo era como la noche soltando destellos. Sasuke era trémulo y ella una misteriosa constelación—. Yo también creo que me he vuelto alguien diferente desde que estoy contigo.

—¿Diferente?

—Sí. Antes no solían importarme los demás. Me daba cuenta de los problemas que atravesaban pero era incapaz de sentir empatía hacia ellos. Los ignoraba. Decidía no ayudar a nadie incluso si esa persona me lo estuviese pidiera a gritos pues no era algo que me incumbiera —su rostro se ensombrece—. Era una terrible persona. La peor —baja la cabeza sintiendo el peso de la culpa de sus acciones pasadas. Deseando haber actuado de otro modo cuando alguien solicitaba de su ayuda. Darse cuenta de sus propios errores era parte de esa cadena de negatividad que siempre tenía consigo, pero esta vez no dolía. Algo había en el aire, en el aroma y la calidez de Sakura que le decía que podía seguir hablando sin preocuparse de ser juzgado—. Desde que te conocí comencé a ver el mundo de otra manera —la aludida permanece en silencio, observándolo—. Eres tan distinta —suelta en un suave susurro. Como si las palabras que tuviera que decirle fueran necesarias expresarlas con la mayor de las delicadezas.

Pero Sakura es inexperta en muchas cosas aún. Conoce solo una parte del mundo y recuerda poco de su vida antes de que su enfermedad la volviera prisionera.

—Eso lo sé muy bien —malentiende ella, bajando los párpados—. Sé que soy diferente.

—No me refiero a esa diferencia —aclara, tomando su mano esta vez sin titubeos—. Eres diferente porque eres valiente.

Sakura suspira.

—A mi me han ocurrido cosas terribles —hace una pausa, y es como si el ambiente hubiese pasado a ser una charla de amigos de toda la vida—. ¿Cómo podría ser valiente si lo único que hago es ponerme a llorar? —se ríe de su propia honestidad, tanto que le dan ganas de ponerse a llorar—. No soy valiente. No soy eso que dices.

—¿Sabes?, no se puede ser valiente si solo te ocurren cosas maravillosas —Sakura respinga, azorada—. A veces los verdaderos valientes son esos que pasan por mucha tristeza y aun así permanecen de pie.

Y es cuando se siente una guerrera.

Las acciones que la gente suele murmurar y rumorear sobre su etapa rebelde, para Sakura son prueba de que se encuentra más viva que nunca.

Ser caprichosa con sus vestidos. Demorarse bastante tiempo en la bañera con ese curioso pato de hule amarillo. Dejar los vegetales que le desagradan. Reñir con Sasori las veces que sean necesarias.

Correr, saltar, bailar, reír, llorar.

"Tú en verdad no odiabas a nadie, solo querías ser como cualquier persona. Alguien normal. Alguien feliz. Alguien que tuviera la certeza de que nada se le sería arrebatado de nuevo, Sasuke-kun."

"Me gusta la lluvia porque me pone feliz, a pesar de que en ocasiones da la impresión de ser sinónimo de tempestad. ¿Por qué tendría que ser dolorosa? ¿Solitaria? ¿Quién le dio ese significado? Pienso que cada uno de nosotros le da la importancia que se merece a las cosas, porque así nos permitimos soñar. Porque nos trae recuerdos..."

—...de otros tiempos ya lejanos.

Con la sensación de que el mundo podría cambiar.

Ahora ambos están confundidos por el mismo motivo pero ninguno sospecha lo que el otro piensa. Que sus pensamientos están conectados. Que escuchan las mismas voces que no reconocen pero a la vez se les hacen tan familiares. A pesar de ello Sasuke quiso no prestar atención a eso. Dársela, sin embargo, implicaba que ese momento con Sakura se perdiera.

Por primera vez quería ser egoísta y hacer caso omiso a las voces en su mente.

—¿Sabes otra cosa? A mí me gusta la lluvia —Sakura ahora lo mira con lágrimas en los ojos. Porque su sueño más puro lo sigue añorando sin tener certeza de si algún día podrá cumplirlo. Sasuke le transmite todo su ser en un nuevo apretón de manos y ella solo se limita a aspirar con fuerza por la nariz antes de escucharlo continuar—, porque puedo ver a cierta chica ser valiente cada uno de esos días en los que otras personas huyen a refugiarse, y ella se queda. Pienso que es una chica increíble.

Sakura ya no puede más. Termina llorando frente a él pero también se esfuerza por tranquilizarse rápidamente y secar sus lágrimas. Sasori volverá pronto y lo que menos desea es que piense que Matsuoka le ha hecho algo. Ríe ante el pensamiento sobre su hermano y sobre él, sobre Sasuke. Porque no es costumbre en él bajar la guardia y ser todo amor. Es gracioso y agradable, piensa mientras sonríe un poco.

—Eres un bobo...

—Soy todo lo que tu digas —bromea él, riéndose bajo.

—Un hablador...

—Por supuesto.

—Una molestia...

—Sí, incluso eso.

—Eres Sasuke.

—¿Eh?

Deja de sonreír. No porque la felicidad e haya esfumado, sino por es un tipo de sensación que no se puede definir. El de ser importante para alguien. El de dejar de ser finalmente solo alguien para ella y pasar a ser...

—Sasuke...

"Sasuke-kun"

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III

.

A la mañana siguiente Sakura se encaminó, bajo el cobijo de Sasori, por los amplios e interminables pasillos de su lugar menos favorito. Llevando una bolsa a juego con su vestido y sus frescas sandalias, terminó de inclinarse frente a su nueva doctora de cabecera, Tsunade, en agradecimiento por estarse ocupando de ella ahora.

Sakura no quiso preguntar por qué el otro médico había, simplemente, dejado de frecuentarla, terminando por pasar su expediente a otro colega. Quizá se rindió. Quizá vio que no existía esperanza para Sakura. Pensamientos así no la doblegan a pesar que sería lo normal que sucediera. Por ese día se encuentra serena.

Esa mañana, tras despertarse, se había esmerado en hacer algo que llevaba años en el olvido.

Abrir ella misma las cortinas de su habitación.

Como respuesta el Sol le reprochó aquél abandono en forma de penetrantes haces de luz directamente hacia su rostro. El sol sonreía mientras que ella berreaba ante tanta luz. Una dulce viñeta infantil.

Su desayuno igual era otra broma de mal gusto.

A Sakura le dio un tic nervioso al ver la cara dibujada con el jarabe de maple encima de sus pancakes junto a cerezas.

Mientras se duchaba también descubrió otro motivo para creerse una colegiala tonta. Tararear una canción.

Y ahora, de nuevo al presente, mientras camina por los pasillos del tercer piso del hospital, pensaba en los síntomas que presentaba para ser diagnosticada como una torpe enamorada.

Se detuvo ante el pensamiento.

"Espera, ¿qué?" —No era lógica ni razón lo que circulaba por sus venas, era, razonablemente, la sangre que justo ahora se le había terminado acumulando en las mejillas de manera irremediable— "¿E-Enamorada? ¿Enamorada, yo?"

"Sakura..."

De esas veces en la que el ambiente tiene que conspirar contra ti pero a favor del amor que no pretendemos aceptar, a pesar de lo obvio que es. A Sakura le vuelven a caer escenas y recuerdos que en lugar de atormentarla, como naturalmente sucedía, ahora solo provocan que una sonrisa adorne sus labios.

Y entonces le retumba el corazón. Lo oye de manera en la que cualquier persona oiría una balada. Clara, especial, suave, lenta, significativa.

Era oficial, estaba demente.

Los pensamientos durante su caminar se esfumaron pasando a ser una vergüenza enjundiosa consigo misma al pensar tales cosas. Si bien era consciente de que su relación con Sasuke había comenzado a evolucionar con el paso de los días, ahora llegaba a un punto en donde apenas comenzaba a darse cuenta de lo que sucedía. De que estaba haciendo lo que otras chicas. De estar pensando todas las mañanas sobre qué tipo de peinado hacerse. Qué vestir.

Cuando se burlaba de él no era realmente un signo de burla. Era para poder tener su atención y así desencadenar, luego de unos minutos, una serie de sonrisas de parte de él solo dedicadas a ella.

Además de que él siempre la apoyaba en todo. Ya fuera en cosas desconocidas o calmando sus emociones negativas. Siempre estaba ahí.

Siempre...

—¡Es su culpa! —grita, sintiendo las mejillas arder más, sin realmente importarle que se encontraba en un lugar donde estaba prohibido hacer demasiado escándalo.

Nadie nunca había logrado lo que él en tan poco tiempo. Sakura no confiaba en la gente. ¿Cómo lo había dejado ver su fragilidad? ¿Cómo la soportaba en primer lugar? Sakura se esmeraba en dar siempre la peor de las impresiones cada vez que conocía a gente nueva. Incluso con los socios de Sasori, que de vez en cuando llegaban a la mansión para atender asuntos que ella creía los más aburridos del mundo, solía comportarse de la manera más mal educada solo para molestar a su hermano.

En ocasiones incluso ella misma no se soportaba, si es que eso era posible.

Los adultos mientes, y Sakura no quería ser un adulto aún. No quería confiar en nadie. No quería creer en nada.

Detiene su caminar, y también sus pensamientos, cuando decide prestarle atención al pequeño jardín interior que se encuentra al atravesar solo unas puertas corredizas. Su propósito, seguramente, es el de brindar vistas agradables y hacer circular el aire en esa área del hospital pero para Sakura, a quien todo le sabía a algo nuevo y especial, que estuviera ahí interrumpiendo sus pensares cuando más lo necesita, se le hace magnífico.

Si es casualidad o destino, no quiere darle importancia.

Ese mundo natural que se reviste de flores se le figura al jardín de su casa. Tan maravilloso.

Ambas puertas están abiertas, y Sakura solo estira su brazo para dejar que el Sol le dibuje cariñosamente con su resplandor. Que le trace, con la ayuda de las hojas que se interponen, sombras y hagan de su piel un lienzo humano. Está soleado pero cuando cierra los ojos su mente la traslada a la vez en la que corrió desesperada bajo la lluvia. A la vez en que la desolación y la tristeza acaparó sus ojos ante ese mundo que alguna vez recordaba como hermoso.

Y de su triste recuerdo pasa a otro.

Ya no es ella la que llora.

Sigue siendo de noche pero hace mucho frío y el aire se siente desolado. Las farolas de una calle cubierta solo de arena oscilan como si pronto quisiera extinguirse. Luce como un lugar muy tradicional. Con casas de techos bajos y a dos aguas. Donde no hay pavimentos ni multitudes agobiantes. Pero es demasiado solitario que le da un aire lúgubre.

Ese alguien que llora pronto lo visualiza mejor cuando lo ve de pie en medio de esa calle donde una luna roja le ilumina la espalda.

Es un niño pequeño con el cabello más oscuro que ha visto, y detrás de él hay unos ojos rojos que todo lo ven.

Asustada, Sakura sale del ensueño abriendo los ojos de golpe mientras todo su cuerpo tiembla. Parece que el suelo se mueve debajo de sus pies y siente que pronto ese mareo la hará caer. Esperando que suceda solo cierra los ojos esperando el golpe, pero no sucede pues hay un par de manos cálidas que han alcanzado a sostenerla antes que eso suceda.

—Te tengo.

Escucha y reconoce la voz al instante a pesar de que solo lo ha visto una vez. Sakura parpadea y se permite perderse en ese azul tan puro de los ojos de aquél rubio con tierna sonrisa. La agitación y el temblor de su cuerpo ante ese extraño recuerdo rápidamente comenzó a disminuir. Había sido como un catalizador.

—Na... —suelta la primera sílaba aún desorientada. El muchacho se azora y ella no puede entender porque hay dificultad o incluso necesidad en decir su nombre como si en otra vida lo conociera tan bien.

—Naruto—completa él mirándola con curiosidad. Como quien habla, con una infinita paciencia, a un niño que apenas está aprendiendo a hablar—. Veo que me recuerdas —deduce, sonriendo abiertamente antes de ayudarla a ponerse de pie apropiadamente y llevarla a una de las bancas de concreto que secretamente se encuentran en aquél jardín—. ¿Te encuentras bien? —pregunta, y Sakura no hace otra cosa más que parpadear constantemente mientras la bruma de un pasado desconocido poco a poco se esfuma de sus ojos.

—¿Có-cómo dices?

Naruto alza una mano y toca su propia frente para luego, con la mano que le queda libre, tocar la de Sakura corroborando así que no tuviera signos de fiebre que le estuviesen causando delirios o mareos.

—Casi te desmayas allá atrás, ¿recuerdas? —Sakura solo lo mira como si le estuviese contando una verdad a medias—. ¿Te encuentras bien? —insiste él y ella solo asiente mientras permanece en las nubes. En primer lugar a Sakura realmente no le interesaba que tuviese que responder a tantas preguntas, mas bien la pregunta que ella tenía era ¿Por qué estaba él ahí? ¿De donde había salido?—. Holaaa —canturrea el rubio pensando que ella se había perdido nuevamente en divagaciones.

—¿Q-Qué haces aquí? —la pelirrosa finalmente pregunta. Naruto parece haber sido tomado por sorpresa pero pronto vuelve a sonreírle con normalidad.

—Vine a dar una vuelta.

—¿Al hospital? —inquiere Sakura, dubitativa. Naruto ríe nuevamente ante la inocencia de ésa Sakura.

"Eres diferente ahora pero tu esencia sigue siendo la misma, Sakura-chan" —piensa.

Un trotamundos era quizá el término que más se acercaba a lo que Naruto era, con la diferencia de que él se trasladaba de épocas. Él era un 'muchas vidas'. Un poco distinto pero con algunas similitudes en el espacio-tiempo que también tenían Sakura y Sasuke.

"—Los deseos se cumplen, Naruto"

Eso le dijo la primera Sakura alguna vez.

La madurez que había alcanzado le había hecho creer en aquél improbable sueño aquella vez hace muchas lunas.

"Todos somos materia. Todos somos parte de nuestro propio mundo...Todos pueden vivir eternamente si se lo creen y...si los recuerdos no perduran, a pesar de eso, la esencia lo hará, por eso..."

...por eso él también pidió su propio deseo. Esa misma noche, cuando nadie lo veía, antes de que los fuegos artificiales del segundo Tanabata al que había asistido finalizara, cuando la gloria de Konoha estaba lejos de perderse entre relojes de arena e historias o leyendas.

"Perdón, Sasuke. Perdón, Sakura-chan, pero si ustedes olvidan entonces seré yo quien los haga recordar"

Porque la filosofía de Naruto era creer que si su dos mejores amigos no podían encontrarse a través de los distintos mundos que recorrieran, ellos nunca serían felices. ¿Qué sería de sus vidas al lado de alguien más? ¿Y si el mundo se equivocaba y las probabilidades de unirnos nunca se daban? A pesar de que Sakura Haruno le había asegurado que su esencia la llevaría hasta Sasuke, no contempló la inmundicia que cada mundo tendría. Tan diferente en donde alguna vez vivieron.

Por eso el Naruto deseó por su cuenta. Sin saber si era un estúpido pedírselo a un cielo sin estrellas o si era una de esas personas que creían que lo improbable puede suceder si lo pedía con fuerza.

Y su deseo, al igual que el de Sakura, fue concedido por las estrellas durante el festival con la única diferencia de que él si podía mantener sus recuerdos.

Se le hacía cruel, hasta cierto punto, que tanto Sakura como Sasuke no pudieran recordar, pero luego de tantos años a su lado, observando y cuidando de ellos en secreto, encontró interesante las personalidades y facetas que cada uno desarrollaba en cada época en la que se encontraban.

Ese era el motivo por el que velaba por la seguridad de cada uno, pero específicamente de la débil Sakura de este mundo. La que alguna vez fue la medic-nin más reconocida de aquella era. La que fue su amiga. Su primera ilusión.

A la que ahora debía tratar como una persona desconocida.

—Oye, ¿me estás escuchando? —pregunta Sakura en reproche. Naruto tiene que apartar rápidamente sus pensamientos para prestarle atención. Cuando lo hace y la mira, sonríe. Hay cosas que no cambiaron. Como esos berrinches y esas mejillas rosadas.

—Perdón, estaba pensando en otra cosa —se excusa, sonriendo. Sakura lo mira y no entiende porqué es que no se cansa de sonreír. De alguna manera le recuerda a Sasuke. Pero a la vez son tan distintos—. "No, no es a él a quien me recuerda" —piensa, mirándolo detenidamente—. Cuando sonríes...

—¿Eh?

"¡Sakura-chan!"

—Cuando sonríes... —hace una pausa— me recuerdas a alguien.

—¿A alguien? —A alguien parecido a un Sol. —. ¿A quién?

.

"Oye, ¿Cuándo será el día en el que no te metas en problemas...?

"—Eres como un imán de problemas. Un imán idiota, ¿sabes?"

"¡Pero Teme, Sakura-chan...!"

.

Sakura-chan.

—¿Por qué...?

—¿Eh?

—¿Por qué me llamas Sakura-chan?

¿Que podía decirle? Algo que no la asustara pero tampoco la alejara de él. Naruto sabía que no estaba siendo discreto tras habérsele presentado de manera precipitada. Quizá su presencia la forzaba a ella, y a su mente, a recordar de manera inconsciente. Ocasionando muchas más dudas de las que ya podría estarse formando en ella. Terminó por suspirar. No debía atosigarla, debía ir a su ritmo.

—¿Te incomoda que te llame así? En ese caso te diré Sakura solamente, ¿está bien? —la susodicha engrandeció los ojos, agitada.

—¡N-No!—dejó salir rápidamente. Como quien busca detener el rumbo de una decisión—. ¡No me molesta, es solo que...!

Confusión tras confusión.

Naruto entendía que sería preferible no atosigarla con tanta información por el momento, después de todo no descartaba el hecho de que por ellos mismos (Sasuke y Sakura) las travesías de sus recuerdos ya que encontrasen en movimiento en sus mentes. Lo que seguramente les comenzaría a causar ansiedad a ambos.

—Está bien, no te preocupes por eso —suelta en tono amable—. ¡Ah, es verdad! —Sakura sigue su entusiasmo con la mirada, apenas percatándose de que siempre había traido una mochila consigo todo este tiempo. Lo vio muy empeñado en sacar y mostrarle algo del interior de ésta—. Ah, aquí está. Toma, es para ti.

Sakura pestañea, confundida.

Era un libro de tapa dura.

—¿Un libro? —lo acepta, sosteniéndolo solo para poder sentir la textura. Automáticamente se estremeció—. ¿Para mí?

—Sí —le sonríe—. Te dije que te obsequiaría algo la próxima vez que nos viéramos ¿recuerdas? —Sakura lo mira con confusión.

—¿Cómo estabas tan seguro de que nos volveríamos a ver? —Naruto dibuja una amplia sonrisa pero no responde.

—Llámalo intuición. Anda, ábrelo y mira un poco.

Durante solo un momento Sakura se detuvo a acariciar la tapa del libro. Cada huella de sus dejos marcó cada línea diminuta de la superficie texturizada. Los pequeños relieves sobresalientes y el olor le embriagaron y algo en su interior pareció reaccionar con cada roce. Comenzó a hojearlo. Con solo pasar las primeras páginas se dio cuenta del tipo de libro que era. Algo que ya había escuchado antes.

—¿Ninjas? —el rubio asiente sonriéndole.

—Suenas muy sorprendida —bromea él.

—Es que, bueno...—hace una pausa—, conozco a alguien que tiene un libro sobre ellos y al parecer le gustan —piensa en Sasuke. Naruto la mira con complicidad pero no dice nada.

—¿En serio? ¿Y cómo se llama?

—¿Eh?

—La persona que sabe sobre ellos. Sobre los ninjas.

Quería comprobarlo. Aunque no había necesidad de preguntarle para enterarse de que era de él de quien hablaba. Además estaba también el hecho de que ellos dos, Sakura y Sasuke, ya se habían encontrado en ese mundo. Lo supo desde aquella mañana en que se topó con el azabache en la tienda. En cuanto lo vio supo que debía actuar y no dejar pasar más tiempo.

—Su nombre es...

—Sakura —La pelirrosa solo cerró los ojos con al verse interrumpida su conversación con Naruto debido a la voz de su hermano. Con un semblante sumamente serio, de esos que caracterizan a los hermanos mayores, el pelirrojo carraspeó, aunque con educación, para presentarse mientras encarnaba una ceja esperando a que su Sakura entendiera que ya no había nada que hacer ahí—. Es hora de irnos.

—De acuerdo —contesta, molesta. Naruto ríe un poco. Ambas Sakuras eran muy diferentes pero sin duda que eran divertidas. Eso es lo que piensa—. Ya debo irme. Emm...

—Dime solo Naruto —la pelirrosa asiente con las mejillas acaloradas mientras se pone de pie.

—Gracias por el libro —inclina la cabeza un poco hacia adelante.

—Agradécemelo la próxima vez que nos veamos —cuando Sakura está por levantar el rostro, pestañea curiosa y confundida.

—¿La próxima vez...?

—¡Sakura! —los gritos de Sasori son precisos y molestos. Sakura farfulla, irritada, volviendo la vista al rubio para solo dedicarle una reverencia cortés de despedida.

Había algo en sus ojos, en esos últimos segundos de despedida, que provocaron que volteara a verlo antes de casi perderse por el pasillo.

Una sonrisa fue lo último que vio de él y tras ella desaparecer completamente de la vista de Naruto, él también hizo lo mismo.

.

IV

.

La paciencia no era una de sus más grandes virtudes. De hecho no era ni de cerca la más desarrollada. Sin embargo no era como que se desesperase con frecuencia. Pero justamente hoy se sentía con mucha ansiedad.

No del tipo de ansiedad que te da cuando tienes una difícil prueba que rendir en la facultad. Ni siquiera esa clase de ansiedad que suelen tener los niños cuando esperan a Santa cada noche buena porque les llena de ilusión poder verlo y agradecerle por sus obsequios. Ninguna de esas se asimilaba a la que estaba sintiendo justo ahora.

¿Se estaba volviendo loco?

Necesitaba ver a Sakura, y pronto.

—Eres peor que una embarazada intentando dilatar para dar a luz —comenta Itachi con diversión mientras lo observa desde uno de los sofá de la sala de los Aoyama. Sasuke parecía un perro guardián cerca de la puerta principal, rondándola.

—Ya demoraron mucho, ¿no?

Tras terminar sus deberes en la mansión en tiempo récord, Sasuke se esmeró en vigilar por largo tiempo la entrada esperando por la llegada de la pelirrosa. Todo lo que concernía de ella, como sus chequeos periódicos con el médico, ya eran primordial para él.

Ya casi no quedaba rastro de la Sakura gris y apática de hace unos meses.

En su lugar existía una Sakura distinta. Una que se sonrojaba cada vez que lo veía. Una que balbuceaba de manera adorable. Una que le reñía y hacía pucheros. Una Sakura que reía, se molestaba, sonreía y lloraba. Sasuke estaba cada vez más seguro de la sanación que no solo comenzaba a haber en el corazón de ella sino también en el suyo.

Los motivos por los que él se esmeraba para hacerla reír, para ser ese pilar en el que pudiera apoyarse, en los momentos de más, iban más allá de lo normal. Había un lazo, un 'algo' que los conectaba y Sasuke comenzaba a vincular la idea de que estaba loco por oír voces con algo que quizá era sumamente importante y que debía atender lo más pronto posible con ella.

No era su imaginación. No estaba loco, o eso creía él.

La prueba la tenía ahora en sus manos.

—¿Y ese libro? —pregunta Itachi pero Sasuke prefiere ignorarlo.

Necesitaba mostrárselo, necesitaba decirle eso que había encontrado y que había aumentado su ansiedad desde ayer en la noche cuando se le había ocurrido comenzar a leer amenamente, sin la presión de un horrendo examen de historia, el libro de ninjas que había solicitado días pasados y que no había tenido la oportunidad de seguir leyendo. Pero haberlo hecho era la razón por la que se encontraba así de ansioso.

¿Qué probabilidades hay de que tú nombre aparezca en un libro sobre personas de hace mil años?

Si ya de por sí encontrar parte de su nombre en aquel libro era mucha coincidencia, lo que moría por decirle a Sakura lo era más.

La puerta suena de pronto dejando ver a un Sasori malhumorado y a una Sakura intrépida caminar apresuradamente mientras huye de sus reclamos.

Con la misma agitación y ansiedad, Sakura ya no podía detenerse, no cuando durante el trayecto de regreso había comenzado a hojear el libro y había descubierto algo interesante. Algo improbable. Algo que le provocó palpitaciones extrañas, similares a las que sentía Sasuke.

—¡Sakura, vuelve aquí! —oye a Sasori gritar pero no repara en sus reclamos.

—¿Sasuke? —la voz de Itachi suena lejana y es ignorada por él.

—¡Hay algo que quiero decirte...! —sueltan ambos al mismo tiempo quedándose más impacientes y deseosos de lo que ya estaban.

Las respuestas están en sus manos. En esos libros que sostienen respectivamente.

Porque tras él leer durante toda la noche, se topó con otro nombre.

Porque tras ella hojear, sin retener sus ganas de comenzar a leer su nuevo libro obsequiado, se topó con ése nombre.

Sakura Haruno.

Sasuke Uchiha.

.

.

Continuará...

.

  ◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻◅▻ 

Notas: ¡Hola!

Sí, me demoré mas de la cuenta, y parte de ello es durante este tiempo estuve en una encrucijada. Estaba indecisa (Ya que mucha gente me lo había comentado antes pero no le había puesto la suficiente atención) en sí continuar la historia bajo el fandom de Naruto o volverla una historia Original, es decir con personajes originales.

E intentar probar la historia fuera del fandom de Naruto y quizá, quizáaaaaaaaaaa, publicar esto más adelante de una manera más profesional. Hacerlo implicaba una cosa. Dolorosa para quienes leen y dolorosa para mí: Borrar la historia bajo el fandom de Naruto, es decir, bajo los personajes de Sasuke y Sakura, ya que si me decidía a publicar esto de manera más profesional (dígase libro) se tendría que quitar la historia de todas las plataformas donde se encontrara.

Lo medité muchísimo. Lo platiqué con mucha gente. Lo comenté en mi facebook con las personas que me leen y me han seguido por año en otra plataforma (Fanfiction Net). Por lo mismo no me sentía con ganas de actualizar porque ni yo sabía si iba a continuar la historia con los personajes de Sakura y Sasuke. 

Así que bien. Me encantaría, siendo sincera, poder compartir esta historia con personajes únicos. Propios de mi cerebro. Pero igual está la parte sentimental. Para quien no sepa "Permite sanar tu corazón" ya está completa en otra página. Hace dos años que terminó y  la gente que lo leyó en su momento puede decir abiertamente cuan significativo se volvió este fic para mí. Me abrió las puertas a conocer a mucha gente, y esa gente aún hoy día sigue agradecida. Yo también estoy agradecido con ellos, pero al final todas me decían que era mi decisión.

So...ya tomé la decisión.

No la borraré. No la haré original. Quizá, más adelante, pruebe suerte, pero por el momento no lo haré. Eso sí, probaré suerte con nuevas historias que ya se han maquilado en mi cabeza desde hace años pero que nunca he desarrollado por temor.

¿Al diablo el temor?

Lo que quiero decir es que Permite sanar tu corazón se quedará tal cual está. Para el fandom de Naruto y con los personajes protagonistas que son Sakura y Sasuke. Después de todo, con ellos concebí esta entrañable historia. No podría imaginar o crear a otros personajes si la esencia del fic se basa en ellos dos. Pero como dije, probaré con publicar nuevas historias, estas sí serán Original, es decir, con personajes sacados de mi propia mente, desarrollados a mi propio criterio. Para eso, debo decir, falta un tiempo, pero estoy trabajando en ello, además de que no quiero dejar de escribir fanfics :) 

Solo quería hacerles saber sobre ésto porque creo que merecen una explicación. Así que pueden mantenerse despreocupados.

Como dije, "Permite sanar tu corazón" ya está terminada en otra plataforma pero les recomendaría que no la leyeran allá ya que acá en Wattpad es donde estoy subiendo los capítulos mejor editados. Se puede decir que la versión que leen acá en Wattpad es la remasterizada. Por mucho, mejor. Por aquellos días no escribía tan bien xD No es que ahora lo haga pero creo que se decepcionarán de la narrativa del 2013 (año en que comencé a publicar el fic en otro lado) en comparación a la narrativa de ahora (2016-2017) jajaja así que les sugiero que no la lean en su versión antigua. Tiene muchos fallos y huecos que dejé inconclusos. A pesar de que tiene la misma esencia y el mismo sentimiento, creo que una historia se enriquece más cuando la escribes de manera apropiada y correcta.

Así que es todo.

Ya estoy trabajando en el próximo capítulo. Les dejaré el título y un pequeño adelanto(?): Capítulo 14: Las dos Sakuras.

—¿Sakura?

— ¿Podrías darme las buenas noches?

El recuerdo había dejado de ser nubloso. Ya no eran sombras ni siluetas. Era ella.

"Sasuke-kun..."

Era la Sakura que no conocía.

Creo que ya me excedí con estas notitas de autor jajaja Muy pronto traeré también la continuación de Lotus! 

Y, por cierto, antes de que me vaya. Estoy participando en un par de concursos aquí en wattpad, y aunque sé que la mayoría que lee acá no conozca mucho del fandom de Haikyuu y Yuri On Ice, para los que sí los conocen, les agradecería que pasaran a leer "Honne" del fandom Haikyuu y "En la ausencia de todo, prometo mantener el calor" del fandom de Yuri On Ice. Estos son los dos escritos que he nominado para participantes en dos diferentes concursos. Si les gustan y quieren demostrar su apoyo, pueden comentarlo, votarlo y agregarlo a sus listas de lectura :) Se los agradeceré.

Y para quienes no conozcan esos fandom, léanlos igual (?) Encontrarán la misma calidad de reflexión (?) que he cosechado en Permite sanar tu corazón y Lotus. Soy muy deschabetada y cursi jajajaja

Ahora sí, bye!

¡Gracias!

PD. No se olviden de comentarme que les pareció este capítulo :) Y recuerden que pueden agregarme a facebook o a mi página. ¡Besos!

 

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