𝙿𝚘𝚒𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 | Libro #1...

By __NiallsPlacebo

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Louis Tomlinson puede ser todo menos amable. No es amigable, simpático, afable ni ningún adjetivo positivo qu... More

BIENVENUE À L'ACADÉMIE
Nota de la Autora
| TEASER TRAILER |
POINTLESS - LOS PERSONAJES
PROLOGUE
PREMIER
DEUXIÈME
TROISIÈME
QUATRIÈME
NOTA!
CINQUIÈME
SIXIÈME
SEPTIÈME
NOTOTA
HUITIÈME
NEUVIÈME
ONZIÈME
DOUZIÈME
TREIZIÈME
QUATORZIÈME
QUINZIÈME
SEIZIÈME
DIX-SEPTIÈME
DIX-HUITIÈME
happy bday to your shitty author
DIX-NEUVIÈME
VINGTIÈME
❄️ HIVER SOUVENIRS [memorias de invierno]❄️
VINGTIEME PREMIÈRE
VINGTIÈME DEUXIÈME
VINGTIÈME TROISIÈME
VINGT-QUATRIÈME
VINGTIEME CINQUIEME
VINGTIÈME SIX
VINGTIÈME SEPT
VINGTIÈME HUIT

DIXIÈME

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By __NiallsPlacebo

N/A: Si, yo sé. Me desaparecí más de un mes (creo, no conté. Pero si fue mucho). Creo que ya ni lectores tengo por ser tan abandona hogares. Lo siento.

No puedo hacerle recapitulación porque estoy en la biblio de mi universidad y esto fue demasiado rápido, si no lo subo ahora no lo subiré jamás. Es mi único momento libre.

El futuro es hoy, oiste viejo? Xdxdxd aveda no tiene nada que ver.

______________________


El juego no había durado mucho después de eso. La pelea había ocurrido faltando 5 minutos para concluir el partido, por lo que, una vez terminó, la mayoría del alumnado había seguido a Louis y Rupert en su caminata de la vergüenza hasta la oficina del director.

A pesar de las protestas por parte del director Lester, ninguno de los espectadores se había movido siquiera un ápice; todos habían formado una especie de escolta masiva que envolvía a ambos chicos con murmullos y risitas nerviosas.

Louis no los culpaba, la verdad. Esto era la mayor cosa que había ocurrido desde que el ciclo escolar había comenzado. Todos estaban sedientos de acción y él junto al idiota de Rupert, eran la fuente de entretenimiento de todos.

Calculaba que pasarían al menos unas dos semanas para que se olvidaran de esto.

Una vez hubieron alcanzado la escuela, la multitud de fisgones había quedado rezagada tras las puertas del edificio principal. Ahora solo eran Miss Greta, Rupert, Louis y su tío Lester quienes caminaban lado a lado, cruzando el vestíbulo hasta llegar a la oficina del director.

—Siéntense— ordenó Lester, poniéndose de pie tras su escritorio mientras Miss Greta cerraba la puerta y se paraba frente a esta.

Louis y Rupert tomaron lugar en el sillón lo más alejados posible.

Rupert se veía más molesto pero también algo avergonzado, como si le diera pena que toda la escuela se enterará de que estaba en problemas.

Mientras tanto, Louis tenía cara de póker. Ya sabía lo que había hecho, y sabía que tenía razones. Y cualquier castigo no podía ser peor que lo que ya estaba viviendo así que, no le importaba nada.

—Primero que nada...— el regaño comenzó a eso de las ocho treinta, calcula Louis.

Para cuando hubo acabado, eran las nueve y cuarenta.

Su tío pasó unos veinte/treinta minutos recordándoles que, "esta academia no es ninguna preparatoria corriente como para ir por ahí riñendo con todo el mundo'' y que ''podría expulsarlos a ambos en ese momento, por todo lo que sabía''.

El ojiauzl no prestó mucha atención, la verdad. Todo lo que veía era a su tío hablando sin parar y a Miss Greta observando todo con ojos preocupados. Pero no le importaba.

¿Cuál era el castigo? ¿Qué iba a proceder? Quería saber ya, para poder irse. Tenía cosas que hacer y lugares en donde estar.

—Por ende, he concluido que, aunque ambos tienen culpa, Rupert deberá recibir un castigo más severo— aquellas palabras atrajeron la atención de Louis, quien dejó de examinarse las cutículas para posar la mirada en su tío.

Sintió a Rupert reincorporarse en el sillón, y pronto su estúpida voz llenó la estancia mientras se quejaba de lo injusto de todo.

—¡Louis se saldrá con la suya solo por el hecho de que es su sobrino! — había bramado.

—Los privilegios acá no existen, Rupert— contestó Lester de forma serena. —Pero tú has sido quien inició la pelea, ¿no?

No obtuvo respuesta. Rupert se limitó a apartar la mirada.

Lester asintió. —Eso pensé.

Louis se cruzó de brazos y suspiró. —¿Entonces? ¿Qué va ser? No te ofendas tío pero esto se está alargando y quisiera irme a dormir antes de que salga el sol.

Lester vaciló un momento, desubicado por el descaro de Louis. Miss Greta simplemente negó como quién reprende sin mucha severidad.

—Ninguno puede visitar la ciudad ni salir de la Academia los fines de semana, de aquí a que salgamos de vacaciones. Rupert va a quedarse a asear las aulas de ballet después de los ensayos. Louis, tú serás el nuevo asesor de baile de primer año y les ayudarás en todo lo que te pidan. Eso incluye eventos escolares, por lo que serás parte del comité estudiantil.

—¡Eso no es un castigo! — había comenzado a decir Rupert, pero una vez que vio la mirada desorbitada en el rostro de Louis, su voz decayó hasta ser inexistente.

Louis quería gritar. Gritar en serio. Probablemente le habría lanzado el sofá a su tío de no haber estado sentado en él.

Lester sabía que Louis odiaba tanto las actividades escolares como el relacionarse con los chicos populares—aunque en su opinión, Louis formaba parte de ellos—. Era el castigo perfecto.

''Vas a lamentarlo'' le artículo en silencio Louis, con los labios.

''Ya lo estoy haciendo'' pensó Louis internamente.

—Además de eso, — continuó Lester sin inmutarse, —se les revocará su derecho de aparecer en la obra de invierno.

Rupert soltó un gruñido de ira pura mientras Louis parpadeaba. No iba a salir en ella de todos modos, así que, al diablo.

El hombre observó una última vez a los chicos frente a él antes de suspirar.

Apostaba que había mucho detrás de ese odio irracional de Rupert hacía su sobrino, pero no podía intervenir tanto.

—Louis, retírate. Voy a hablar a solas con Rupert.

El joven asintió mientras se ponía rápidamente de pie y salía de allí.

Esperaba que Rupert fuera severamente castigado. Era un completo pedazo de mierda.

* * *

Apenas puso pie fuera del edificio principal, una ola de personas se le plantó enfrente.

—¡Louis!

—¿Qué pasó?

—¿Te expulsaron?

—¿Vas a recoger basura?

—¿Es cierto que Rupert intentó besarte?

El ojiazul se abrió paso entre la multitud y emprendió camino hacia su dormitorio, sin prestar atención a las voces a su espalda y los centenares de pies que le seguían. No les iba a dar el gusto de saberse el chisme.

La gente puede ser tan metiche. Rayaba en lo morboso, de verdad.

Si pensó que al llegar a su edificio de dormitorios, el acoso se acabaría, estaba muy equivocado.

No lo habían acosado con preguntas. Ni siquiera le hablaron.

Pero las miradas venían de todas direcciones y parecían quemarle la piel mientras pasaba por los corredores.

En ningún momento se volvió a corresponder, pero tanta atención lo estaba molestando al punto de querer golpear a alguien. No podía, sin embargo. Suficientes problemas tenía ya por haber golpeado al idiota de Rupert.

Ahora ya no podría alejarse de la academia y de todo lo que conllevaba, pues no podría salir. Y encima tendría que hablar con gente que detestaba, haciendo cosas que le hacían querer saltar por la ventana. Era simplemente genial.....

Si, claro.

Cuando alcanzó su puerta, le dio una patada. —¡Carajo!

Un par de chicas que caminaba cerca le dedicaron miradas preocupadas al tiempo en que saltaban alarmadas por el ruido.

Louis gruñó mientras luchaba por encontrar sus llaves en los bolsillos de su pantalón, y soltó mil maldiciones mientras trataba de meter la llave en el cerrojo y dejó salir otras mil groserías mientras abría la puerta.

—¿Pero qué mierda? — fue lo primero que dijo al entrar.

—Les dije que era mala idea, pero no me escucharon— murmuró Stan, sentado en su cama.

Louis parpadeó un par de veces. —Estoy a unos diez segundos de meterme una maldita batería en la boca y suicidarme. Ha sido una noche muy larga y quiero dormir— habló, despacio.

—Pero Louis....— suplicó Elizabeth.

El ojiazul estudió la escena. Sus amigos estaban allí, junto a Harry y la chica fea.

Ok, si entendía porque estaban allí, ¿bien? Estaban preocupados. No sabían que había pasado en la oficina de su tío. Por todo lo que sabían, Louis podría estar vetado de la academia.

Querían asegurarse de que estaba bien. Pero la cuestión era, que Louis no estaba de humor para soportar tanta gente esparcida en su habitación tan tarde. De verdad estaba de malas.

Observó la mirada preocupada de Stan y Elizabeth, y también los ojos tristes de Harry. Estaba también la chica esa, que veía todo con curiosidad.

—Fuera— habló de repente.

Todos se voltearon a ver entre sí, confundidos.

—Tu— Louis señaló a Cece. —Fuera.

—¿Por qué? — cuestionó ella.

—Porque yo digo, por eso— Louis avanzó hasta ella y la tomó del brazo, comenzando a encaminarla hacia la puerta.

—Pero yo...

—Adiós— le cerró la puerta en la cara. Después se volvió hacia sus amigos, que le veían serios.

Un momento....

¿Harry estaba sentada en su cama?

—¿Por qué estás en mi cama? — soltó, alzándole una ceja.

Harry todavía estaba algo asustado; Louis nunca había estado así de molesto frente a él.

—¿No lo sé? — la respuesta había sonado como el croar de una rana temerosa.

—Es mi cama— el tono de Louis se escuchaba extremadamente condescendiente. —No tuya. Mía.

El chico ladeó la cabeza. —Lo sé, es tu habitación.

—Harry...— murmuró Elizabeth, con un dejo preocupado en la voz.

Louis gruñó pesadamente.

Esta ultima hora había sido demasiado. Él no se merecía tanta mierda junta, la verdad.

Pelear lo estaba drenando de la poca energía que le quedaba. Realmente no podía lidiar con esta gente, ni dar explicaciones. Tampoco quería relatar lo que acababa de pasar en la oficina de su tío; la impotencia e ira que le crecían dentro del pecho al pasar los minutos, comenzaban a subir por su garganta, escociendo como un montón de ácido. Si abría la boca podría herir a sus amigos.

Por lo que simplemente tomó su saco del perchero junto a la puerta y cerró la puerta tras de sí con suficiente fuerza como para hacer colapsar unas cosas sobre su escritorio.

Harry, Stan y Elizabeth compartieron miradas extrañadas luego de unos cuantos segundos.

—Ok, ¿Qué acaba de pasar aquí? — Elizabeth fue la primera en ponerse de pie, seguida de Stan.

El pelinegro se asomó al corredor. —No está por aquí, ya debe estar lejos.

—Yo me refería a Louis no echando a Harry de aquí— susurró Elizabeth.

Stan negó y le dió una mirada a ella y luego una a Harry, que estaba ajeno a la situación. —Ahora no es el momento, Eli.

Unos segundos pasaron.

—¿Crees que se haya escapado?— retomó la chica.

—Podría ser. Pero sería un tanto estúpido. Digo, si su tío le ha prohibido salir de la academia—que es lo más probable—lo más lógico es que ahora mismo este asegurándose de que Louis obedezca, ¿no lo crees?

Elizabeth asintió levemente. —Es cierto, —hesitó un momento. —Entonces, ¿tienes algún plan?

—¿Para qué?

—Para Louis. ¿Vamos a buscarlo, lo dejaremos ser, le llamamos? ¿Qué hacemos?

Harry escuchaba a los dos amigos discutir sus opciones acerca de qué hacer con la situación, pero resultaban algo así como un sonido blanco, como un murmullo en el fondo de su cabeza, pues sus propios pensamientos ocupaban toda su atención.

¿Por qué Louis había huido de esa forma? ¿Qué no se supone que Stan y Elizabeth son sus mejores amigos? Los mejores amigos son las personas en las que más confías.

¿Tan mal había estado el regaño que su tío le había dado? ¿Debería intervenir?

Eso último parecía improbable y un tanto tonto. Él sabía que no le agradaba a Louis lo suficiente como para entrometerse en algo tan personal como esto.

La situación debía ser atendida por sus amigos. No por el chico raro que siempre estaba tras de Louis a pesar de lo mal que lo trataba.

Si, si pensabas que Harry no era consciente de su conducta, mal. Créeme que estaba consciente.

Sabía lo patético que se veía insistiendo con alguien a quien no le importaba su vida, pero es que ¡esa maldita curiosidad!

Sería su muerte en un futuro lejano.

Bueno, es un decir. Esperaba que no.


—¿Harry? — oyó la voz de Stan muy cerca de su oreja.

El menor dio un ligero salto.

Elizabeth rio un poco. —Hemos estado llamándote por cinco minutos.

—Lo siento, estaba....pensando— murmura Harry, observándose las manos sudorosas sobre el regazo. —¿Qué pasa?

—Queríamos saber si quieres ir con nosotros.

Harry se levantó de la cama rápidamente. —Claro, ¿irán a buscar a Louis?

—¿Qué? ¡No! Tenemos una fiesta, ¿vienes o qué?— dijo el pelinegro.

Elizabeth y Stan intercambiaron miradas como diciendo ''ubícate, Harry.''

El chico de rizos frunció el ceño en dirección de los dos chicos.

—¿Qué? — replicó Elizabeth.

—¿No piensan buscar a Louis? Se veía muy molesto, tal vez necesita que ustedes le ayuden, ¿no lo creen?

Ambos comenzaron a negar, lo cual desconcertó aún más al menor. ¿Cómo de que no? ¿No qué? Obvio que Louis necesitaba a sus amigos, a nadie le gusta estar solo.

—A Louis le gusta estar solo— habló Stan, contradiciendo los pensamientos de Harry sin saberlo.

—Si, de querer hablar, lo habría hecho. Lo mejor es dejar que se enfríe por su cuenta y haga lo que sea que crea que necesita hacer para calmarse. Ya veremos luego— contribuyó Elizabeth.

—Pero por mientras, no hay que desperdiciar el fin de semana. ¡La victoria de nuestro equipo conlleva una gran fiesta! — exclamó el pelinegro, lanzando los brazos en el aire.

Harry parpadeó un par de veces. —Creo que paso, pero...diviértanse.

Los amigos observaron extrañados al menor, pero no tardaron mucho en despedirse y salir de ahí.

—Cierra la puerta cuando salgas— le pidió Stan antes de cerrar el mismo dicha puerta.

Harry escuchó la chapa encajar en su ranura, junto a los pasos emocionados de Stan y Elizabeth avanzando en el pasillo.

Sus ojos verdes se quedaron observando los miles de posters pegados en las paredes y en el techo.

¿Estaría exagerando al pensar que Stan y Elizabeth debieron quedarse y buscar a Louis?

Tal vez si, a él que le importaba. Tal vez no es justo desperdiciar su única diversión de la semana, buscando a Louis, que podría estar en crisis, o simplemente haciendo berrinche.

Él no sabía nada de su vida, a decir verdad. Conocía levemente el temperamento de Louis y una que otra cosa sobre sus gustos, pero eso era todo.

No debería estarse metiendo en lo que no le importa ni tampoco debería pensar mal de la gente o preocuparse por males ajenos. Es más, ni siquiera debió estar allí cuando Louis llegó, ni debería estar ahora en una habitación que no era la suya, con ninguno de los inquilinos allí.

Pero, allí estaba. Se preocupaba, pensaba y juzgaba. Hacia todo lo que no debería.

¿Estaba mal? Probablemente.

Para Harry era lo correcto.

Era correcto pensar que como amigos, ellos deberían saber que a nadie le gusta estar solo, aun cuando digan lo contrario.

Si, existen personas a las que les gusta estar solos, pero no en momentos como ese. Y no, no era ninguna experiencia traumática ni nada, pero era un momento malo que le había hecho huir y cohibirse más de lo que ya lo era. Eso era digno de prestar atención, ¿no?

En la cabeza de Harry, tenía sentido. Pero podría estar equivocado. No era muy inteligente en esos ámbitos.

Su mirada vagó por la habitación, y una sonrisa pequeña se dibujó en sus labios. Le hacía gracia la notable diferencia en aquel espacio, aun cuando todo parecía mezclado a simple vista.

Podía no conocer a Louis a fondo, pero estaba seguro de saber qué lado de la habitación le pertenecía.

El lado de Stan parecía haber sido arrasado por un voraz tornado, mientras que el de Louis parecía de esos desordenes ordenados. Si, había ciertos libros abiertos y zapatos regados aquí y allá, pero no había ni una mota de polvo, y la cama—en la cual estaba sentado— estaba bien tendida.

¿Debería tratar de averiguar el paradero de Louis?

No tenía nada que hacer. Y no pensaba salir, así que no era ningún inconveniente.

Habiendo pensado eso, pronto se vio saliendo de la habitación y cruzando el pasillo. Aun cuando no tenía muy claro hacia donde se dirigía.

* * *

Louis observaba el cielo estrellado como quien observa una pintura renacentista.

El viento frio le rozaba la nariz y le alborotaba el pelo. Apostaba a que sus mejillas estaban rosadas por el frio. No le importaba.

La academia estaba particularmente callada, con nadie alrededor salvo los transeúntes que caminaban en el exterior, alrededor del perímetro de la escuela. Algunos alumnos vagaban entre edificios, probablemente rumbo a sus dormitorios.

Las nubes dispersas en el cielo anunciaban una lluvia torrencial que no tardaría en llegar. Pero aquello no inmutaba a Louis, que aun con todo y frio permanecía recostado sobre el techo de uno de los edificios de dormitorios.

Sus audífonos emitían quedamente Perfect de Simple Plan, haciéndolo sentir aún más mierda de lo que ya se sentía. Pero hey, ese era el punto.

Su nariz ardía por el frio y sus ojos picaban por las lágrimas contenidas; los sentimientos que retenía su pecho le hacían doler, como si estuviese enfermo.

Realmente, a Louis le disgustaban muchas cosas. Pero dos de las mayores cosas que detestaba era sentirse humillado e inservible. Y ahora mismo era una puta mezcla de ambas.

No era nada más que un niño estúpido que no tenía idea de qué hacer con su vida—ni siquiera consigo mismo—, y del cual toda su familia se avergonzaba. Por eso sus padres ni siquiera dudaron mandarle lejos hasta esa academia: no querían tener nada que ver con alguien tan fracasado como él. Entre más lejos mejor.

En la mente de Louis, al menos, así era.

No era más que una basura de hijo, bailarín y amigo. Lo era tanto que sus padres no lo querían cerca, estaba vetado de la obra y sus amigos no habían ido a buscarle.

No le importaba a nadie. Todos le odiaban, y con justa razón. Siempre era un imbécil con todos, ¿de qué carajo se sorprendía?

Seguro en una de esas se quedaba sin amigos, porque Elizabeth y Stan se darían cuenta de que no los merece.

También se lesionaría en un futuro, porque es un idiota que no sabe hacer bien las cosas. Después no volvería a bailar, y su carrera se perdería. Y todos se darían cuenta de que sin el ballet, no es nada más que un montón de basura.

Se quedaría sin nada, como el bueno para nada que es. Sus padres no le heredarían un centavo, porque es tan estúpido e inservible que no se lo merece.

Rupert tiene razón. Louis no es más que un puto estorbo para todo y para todos. ¿Por qué esta siquiera en la academia? Debería quitarse del camino.

—Mierda— solloza para sí mismo, a la vez que su mano derecha vuela hasta sus mejillas.

Está llorando desde hace quien sabe cuánto, y apenas lo nota. Su piel se siente fría por las lágrimas, secas gracias al aire frio de esa noche.

Se incorpora lentamente, dejando que sus manos traten de parar las lágrimas que bajan lentas por sus mejillas, pero es inútil. No puede parar. El abrumo es demasiado.

Después de unos cuantos segundos, se rinde. Dobla las rodillas y descansa sus brazos sobre estas, mientras trata de observar los edificios y salones en la academia que se alzan a la distancia, con los ojos vidriosos por las lágrimas.

Está empezando a pensar en que realmente no debería estar triste ya, pues todo ha pasado y la vida tiene sus altas y sus bajas.

Entonces comienza a llover.

Al igual que el llanto acongojado de Louis. Su propia infortuna lo pone más triste.

Sus sollozos son pequeños, como si no quisiera existir pero se han resignado, así que existen casi en silencio.

El silencio no reina alrededor, pero si alguien prestara atención, podría notar que uno de los techos de por allí de repente se ha puesto a sollozar, a pesar de que el repiqueteo de las gotas de lluvia amortiguaba un poco sus sollozos.

Louis está a medio estupor de tristeza cuando escucha algo así como un grito a la distancia. No es un grito de terror, ni de alarma. Es como un llamado.

Un llamado con su nombre.

''¡Louis!'' escucha otra vez, muy débilmente. ¿Estará alucinando?

Tal vez estuvo demasiado tiempo en el techo y el humo de las chimeneas se le ha ido al cerebro.

Sus sollozos paran suavemente, porque ahora toda su atención está en captar una vez más aquel llamado.

Pero ahora ya no escucha nada.

De seguro esta imaginándolo, en su desesperación por confort ajeno. Ja.

Antes de que a Louis le dé tiempo de pensar en lo loco que podría estar, escucha pies corriendo sobre la grava del camino frente al edificio en el que está. A medida que se hacen más claros, también puede escuchar los jadeos cansados del corredor.

''¡Louis!'' vuelve a escuchar, tan fuerte y claro que lo hace saltar.

Algo dentro de él le hace querer gritar ''¡Aquí estoy!''. Pero luego piensa en que estaría revelando su nuevo escondite. Y necesitaría encontrar otro, y le costó mucho encontrar ese.

Así que en vez de eso, contradice todo lo que ha pensado la ultima hora y media y se asoma lo más que puede, revelándose lo menos posible.

''¡Louis!'' llama nuevamente Harry, ahora descubierto por Louis, a quien casi se le traba el músculo de la ceja de tanto alzarla.

De toda la gente que le podría importar la vida de Louis, ¿es el quien lo está buscando?

No malinterpreten el comentario, no es ninguna crítica. Es solo....inesperado.

Por lo que su miopía le deja ver, Harry tiene la nariz roja y la garganta más que agotada por el frio y el esfuerzo—he de ahí que Louis no reconociera su voz al principio—, aun cuando trae un abrigo encima y una bufanda bien enredada alrededor del cuello.

Él no tendría por qué estar buscándole. Podría estar dormido, o en la ciudad, o simplemente ocupándose de sus asuntos. Pero esta fuera, probablemente ya condenado a un horrible resfriado de esos que te inflaman las anginas, con el cabello mojado y la ropa también.

Todo por él. Él maldito idiota que siempre le trata como basura.

Harry vuelve a llamarlo una vez más, y esta vez su voz se quiebra al final. Cansada de llamar a alguien que no piensa venir. Louis quiere salir y bajar del techo, decirle que esta bien, que vaya a ponerse ropa seca y a arroparse del frio.

Pero el miedo a sentirse expuesto y comprometido lo ancla a donde esta. Darle ese tipo de intimidad a su relación con ese chico sería.... devastador. No puede prestarse a eso.

No puede añadir alguien más a la lista de 'Personas decepcionadas de Louis Tomlinson.'



—Solo quiero saber si estás bien— habla Harry, pero suena más a un susurro, pues ha quedado afónico.

—Lo estoy— replica Louis para nadie más que para sí mismo, mientras observa a Harry caminar lejos, cabizbajo.

* * *

Al día siguiente, se suponía que habría un ensayo general, además de que el comité terminaría de construir la escenografía. Pero todo aquello se vio paralizado, gracias al clima.

Lo que había comenzado como una lluvia común y corriente, se había convertido en una tormenta en el transcurso de la noche. Exponer a los bailarines al clima sería arriesgarse sin motivos, pues podrían enfermar y perjudicar la puesta en escena.

Así que todos, por ser fin de semana, se encontraban en sus dormitorios.

A excepción de los alumnos rezagados y los tutores, pues ellos se encontraban en exhaustivos ensayos; todo el alumnado tenía que brillar en el recital, y aquellos con más dificultades para aprender no podían darse el lujo de perder práctica.

Por lo que Louis pasó la mayoría de la mañana y de la tarde, encerrado en un salón con cinco chicas y dos chicos, trabajando en sus técnicas y ejecuciones.

Era algo exhaustivo y un tanto molesto para Louis el estar atascado con chicos poco coordinados, pero, era mejor eso que estar solo con su miseria. Le hacía bien tener contacto humano, por más infortunado que fuera.

Aun así, no era como que se lamentó mucho durante el día. Apenas y pensó en lo que estaba haciendo, la verdad. Su mente parecía no poder superar lo de anoche.

Era algo así como una especie de.... Curiosidad.

Luego de unos minutos, cayó en cuenta que llevaba demasiado tiempo con Harry en sus pensamientos, por lo que olvidó el tema y siguió con lo que tenía que hacer.

Y eso fue todo.

O lo fue. Hasta que llegó el momento de irse.

Su usual rutina de odio con los viejos casilleros tomó lugar como de costumbre, al igual que el mini-monólogo de como su vida era una porquería y odiaba ser tutor.

Hasta ahí todo normal. Entonces alcanzó el pasillo de las últimas aulas, que debían, según él, estar desocupadas, pues las demás clases siempre terminaban antes que la suya.

Pero en vez del silencio esperado, Crazy little thing called Love de Queen sonaba dentro de una de las aulas.

Algo se movió dentro del pecho de Louis: como si supiera quien podría estar adentro. No era como que cualquiera se quedara pasada la hora de ensayos en las aulas, bailando a solas.

Solo podía ser el mocoso odioso.

Sus pies avanzaron con rapidez y cautela, no quería interrumpir lo que sea que estuviera pasando dentro.

Pronto pudo a ver a Harry bailando como loco dentro. Parecía una persona poseída. Sus ojos estaban cerrados y su cabello se sacudía junto a sus movimientos. Poseía buen equilibrio y conocimiento de su alrededor, porque si fuera Louis, ya se habría caído.

Era bastante raro para él, estar de incognito. Estaba acostumbrado a encarar las cosas de frente y dar la cara, siempre—bueno sentimentalmente no, pero shhh— pero en el par de veces que había visto a Harry bailando a solas, era algo extraño: le daba miedo moverse, o siquiera respirar demasiado alto. Algo en su subconsciente le decía que Harry no bailaria tan puramente si sabía que él estaba observandole.

Asi que se dedicaba a ser un publico fantasma; deleitado con la obra de arte que se desenvolvía frente a sus ojos, pero sin emitir reacción alguna.



La canción terminó, y en su lugar comenzó otra melodía exitosa de los ochenta, y Harry continuó bailando.

Y Louis continuó observando. Igualmente trás la tercera y la sexta canción. El sentido del tiempo, al igual que la mentalidad odiosa, parecian haber abandonado el cuerpo de Louis, pues parecia hecho de piedra, totalmente concentrado en el chico que bailaba para nadie.



Poco sabía Louis, es que aquello de ser la audiencia secreta de Harry no sería cosa de dos veces.

Ni de seis, ni de nueve. Serían muchas.

Sería una costumbre.


_____________________

Ya entré a la uni :( ya no tengo nada de vida.

Ah, pero la nena quería estudiar Enfermería !!

No saben la de tareas que tengo, la semana pasado dormi veinte minutos del lunes al martes, por la jodida tarea!

Lo loco (y bueno para uds.), es que tanto desvelo me abren la mente para escribir :) disfruten, prros :v

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