[BL] Reflejo Desconocido [COM...

By AsukaYagami

27.6K 3.5K 864

Cuando Karamatsu mira su reflejo encuentra algo, o más bien a alguien diferente en él. Poco a poco ese nuevo... More

Prólogo
Sueño
Conjuro
Coincidencia
Huésped
Apego
Deseo
Cariño
Sentimientos
Miedo
Recuerdo
Mafia
Búsqueda
Tanabata
Fiebre
Desesperación
Espejo
Cura
Lázaro
Amor
Kanryo
Epílogo
Pedido grupal | Los Wattys | Mi primer novela
Nuevos pedidos grupales
Extra: Tatuaje
Extra: Tánatos

Torikago

843 116 35
By AsukaYagami

La distancia al paraíso, la distancia al cielo

Una fría lluvia cae

Como si recogiera el calor de la mano que solía sostener

Torikago, Tsuki Amano

Bastó lo que oyó para que entrara como si se tratara de una redada. Pateó la puerta, rompiendo el seguro de la misma en el acto. No había duda de que Reika e Ichimatsu se asustaran, hasta ver a Karamatsu-san en la entrada.

—Ichimatsu, ¿qué demonios crees que haces? —le dijo Kara-san, a lo que el de morado volteó la vista lejos de él.

— ¿Qué parece? Voy a salvar a mi hermano...

— ¿Dando tu vida, tu alma por él? No tienes que hacerlo, yo daré la mía para que él viva.

— ¡No, eso no lo puedo permitir! ¿Eres idiota o qué? Si tú mueres, Karamatsu-niisan se va a sentir fatal, y no va a dejar de llorarte por todos los días que le resten de vida. En cambio, si yo muero, sé que nadie llorará por mí...

Fue interrumpido por la mano del yakuza, que había impactado cerrada en su rostro, tirándolo al suelo.

—Tú eres el único idiota aquí. Él es tu hermano, te quiere demasiado como para aguantar toda tu mierda durante tantos años. Por si no te has dado cuenta, todos tus hermanos te procuran más que a los demás. Se preocupan demasiado por ti, ¡No les puedes hacer esto!

Ichimatsu no dijo nada. Reika se quedó viendo la escena sin saber qué rayos hacer. Ichimatsu se fue levantando del suelo poco a poco, con algunas lágrimas escapándose de sus ojos. No sabía ya si era por el dolor del puñetazo, o por el miedo que tenía sobre el sacrificio.

—No puedo dejar que los demás se arriesguen. Tanto el alma que se ofrece, como el alma del que la ofrenda pertenecerán al infierno. No podría dejar que ni tú ni mis hermanos se arriesguen a volverse algún ente demoniaco. Así que yo mismo ofrendo mi propia alma. De esa forma nadie estará en peligro, ni siquiera Hashimoto-san —dijo señalando a la idol.

—Reika, ¿cómo aceptaste a ayudarlo? —le dijo Karamatsu-san a la chica.

—Es que, él estaba tan preocupado... No supe cómo decirle que no.

—Nyaa-chan, será mejor que empecemos...

— ¡Que no! No van a empezar nada —Karamatsu lo trató de detener, pero esta vez fue Ichi el que le metió el golpe.

— ¡Deja de preocuparte por mí! ¿No ves que soy basura? Incluso cuando creo que ese demonio difícilmente quiera mi alma, estoy dispuesta a sacrificarla, con tal de que Kusomatsu siga viviendo. Él tiene mucho que dar, y te necesita a ti tanto como tú a él.

Karamatsu-san se quedó en silencio. ¿De verdad tanto se odiaba Ichimatsu, y tanto quería a Kara-chan, que estaba dispuesto a pasar una eternidad sin descanso con tal de salvarlo? Ya no sabía qué hacer. Lo único que se le ocurrió en ese momento fue sentarse a pensar, mandando un mensaje de texto a Todomatsu. Una vez que el sexto leyó el mensaje, fue de inmediato por todos, esperando llegar a tiempo antes de que fuera tarde.

Ichi fue por Nyaa-chan, pidiéndole empezar con el ritual. Sin embargo, Kara-san trató de detenerlo por última vez. Fue por última, ya que Ichi lo sorprendió inyectándole un sedante que se había robado del hospital.

—Lo siento, pero no puedo dejar que me impidas hacer esto. Cuida a Karamatsu-niisan por mí —le dijo el cuarto con la voz entrecortada, mientras que el yakuza caía al suelo, antes de entrar en un profundo sueño—. Ahora sí, Hashimoto-san. Podemos empezar.

Reika estaba sorprendida de lo que había pasado. Tanto como para responderle pasados un par de segundos, y yendo para empezar el ritual. Tragando saliva, empezó a conjurar a Amatsu-Mikaboshi y a Bakeneko. Sus piernas temblaban, y el miedo estaba presente en su voz. Ichimatsu era el que más parecía tranquilo, aunque estaba hecho, como siempre, un manojo de nervios. Pasaron minutos, cuando de repente Ichimatsu empezó a sentirse raro.

No tenía palabras para describir lo que pasaba. Tan sólo había cerrado los ojos un par de segundos, y cuando los abrió, todo se encontraba a oscuras. No podía ver nada más allá de su nariz. Nada más allá de su propio cuerpo. Fue cuando una especie de entidad de sombras abrió sus enormes y brillantes ojos rojos para verlo.

— ¿Qué es lo que quieres, humano? ¿A qué has venido para ver a Amatsu-Mikaboshi? —dijo la entidad, sin despegar sus enormes ojos demoniacos de él.

—U-usted tiene rehén el alma de mi hermano. Un idiota al parecer se la ha ofrecido a cambio de dañar a su otro yo de una dimensión alterna —dijo Ichi, en su voz calma de siempre, aunque un poco temblorosa—. Vengo a ofrecerle un intercambio, una petición más bien. Le daré a usted y a su tonto gato demonio mi alma, a cambio de que dejen a esos dos pobres diablos en paz.

Amatsu-Mikaboshi lo escuchaba atentamente, mientras la sombra de un gato de varias colas empezaba a rodear a Ichimatsu.

— ¿Vienes a ofrecer tu alma? Eso es nuevo, nunca alguien que pide un favor oferta su propia alma. Siempre dan el alma del enemigo al cual le harán daño. Pero, ¿ofrecer tu propia alma para salvar la de otro? —el gato decía, sin dejar de rodear a Ichimatsu, como examinándolo.

— ¿Entonces no puedo darles mi alma a cambio de la de mi hermano?

—Nunca dijimos eso, el que nunca se haya hecho no significa que no se pueda hacer —dijo el gato, para luego presentarse con el ente—. Su alma, es una porquería. Le ha hecho daño a su hermano vez tras vez, se fuerza a ser malo con él aun cuando no quiere. Es perfecta para nosotros.

—Entonces es un trato, humano. Tu alma, a cambio de la de tu hermano —Amatsu-Mikaboshi pronunció, haciendo brillar sus ojos en un resplandor rojo enceguecedor.

Ichimatsu cerró los ojos debido a ello, y nuevamente, al abrirlos, se encontró en medio de una nada. Era un lugar extraño, tal vez menos o más que el anterior. Parecía como si estuviera sumergido en el agua, pues todo se sentía tan suave adentro, flotando dentro de esa atmósfera. Los sonidos de varios aleteos rápidos sonaron de repente encima de su cabeza, volteando para ver a una parvada de aves — ¿Qué serían? ¿Cuervos, rascones? —, todas de color negro, volando de forma libre por el cielo. Por un momento trató de seguirlas, pero las aves eran tan rápidas al volar que lo dejaron atrás de inmediato.

Se empeñó en seguirlas como pudiera, sentía la necesidad de ir tras ellas, sin entender la razón de dicha necesidad hasta que vio un destello azul que caían del rastro que ellas dejaban. ¿Qué era eso? ¿Qué significaba? No lo pudo entender, y empezando a seguir el rastro de destellos azules que caían al suelo, vio algo que lo sorprendió.

A lo lejos, Karamatsu yacía como dormido. Apenas lo vio, Ichimatsu se apresuró hacia donde el de azul estaba, empezando a despertarlo. Se tardó en lograrlo, pero en cuanto Kara-chan empezó a abrir los ojos, sonrió al ver a su hermano menor.

— ¿Ichimatsu? ¿Qué haces? ¿Por qué me despiertas? —dijo Kara-chan, al ver la cara de preocupación del de morado.

—Karamatsu-niisan... eres tú, de verdad eres tú, y estás bien... —Ichi le dijo con voz temblorosa, empezando a llorar mientras lo abrazaba. Karamatsu, por supuesto, no entendía la razón de su abrazo, ni el por qué lloraba. Sólo pudo abrazarlo de vuelta, tratando de consolarlo.

— ¿Por qué estás llorando? ¿Pasó algo malo?

—Sí, que tú casi mueres... Pero no te preocupes, nii-san. Yo jamás dejaría que nada malo te pasara. Yo daría por ti mi vida.

—No digas eso, no me pasará nada malo...

—Claro que no, por eso le vendí al demonio mi alma. Le di al dios de la destrucción mi alma con tal de que tú vivas —no pudo resistir el secreto más, y entre lágrimas se lo confesó. La expresión de Kara-chan pasó de ser una amable sonrisa, a una cara de miedo y preocupación.

— ¿Qué hiciste qué? ¿Cómo pudiste, Ichimatsu?

—Tenía que hacerlo, nadie más que yo debía hacerlo. Te debo mi vida después de diez años de humillaciones y malos tratos. No hay otra cosa que pueda hacer para salvarte y agradecerte que dar mi vida en lugar de la tuya —Ichimatsu no dejaba de llorar, mientras se aferraba a Karamatsu—. A fin de cuentas, tú eres libre y feliz como un azulejo. ¿No es justo que un azulejo viva en lugar de un viejo gato callejero?

—No, Ichimatsu. no tienes que hacer esto —entre lágrimas, Karamatsu le rogaba a su hermano, a sabiendas que ya era demasiado tarde, pues el cuerpo de Ichimatsu empezó a hacerse poco a poco transparente, como si se borrara de la existencia.

—Prométeme que vas a ser muy feliz, y que vas a serlo con Karamatsu-san. También, alimenta a mis amigos, ellos no tienen a dónde ir, y sería una lástima que no puedan ir a la casa ahora. Te pido también que consueles mucho a Jyushimatsu, estoy seguro que no va a poder sonreír durante un largo tiempo. Y a Todomatsu igual, él aún es como un niño. Antes lo odiaba por ser tan infantil, pero va a necesitar mucho apoyo a partir de ahora. Ah, a Choromatsu, ¿le puedes decir que muchas veces es un pesado? No tiene qué preocuparse tanto por nosotros, a veces es peor que mamá y papá juntos. Y a Osomatsu, dile que, aunque es un idiota, es el mejor hermano mayor del mundo.

—Eso se lo puedes decir a todos cuando volvamos a casa, no es necesario decirme eso —Karamatsu le decía, tratando de retenerlo entre sus brazos mientras que Ichimatsu se iba haciendo más transparente conforme pasaba el tiempo.

—Y tú, Karamatsu, por favor perdóname por ser un hermano tan terrible. Tenía miedo de quererte, porque cada vez que te quiero me asusta que algo te pase. Y soy tan idiota como para no darme cuenta que es imposible quererte. Y porque te quiero, es porque hago esto. Perdóname por favor

Apenas dijo eso, Karamatsu empezó a gritarle que se quedara, pues Ichimatsu cerró los ojos sólo para desaparecer entre sus brazos.

Cuando los sextillizos llegaron, era demasiado tarde. Ichimatsu estaba en el suelo, totalmente frío, mientras que Reika lloraba junto a su cuerpo. Karamatsu-san despertaba poco a poco de la dosis del sedante, para encontrarse con la desconsoladora escena. Sólo el sonido de su celular lo sacó del trance.

Todos se reunieron alrededor de Kara-chan, quien no dejaba de llorar. A últimas, los doctores lo terminaron por sedar, pues no había forma de detener su ataque de ansiedad. Una vez que estuvo de nuevo dormido, todos lo abrazaron con un poco más de tranquilidad.

Entre sollozos, se repetían los unos a los otros lo mucho que se amaban como hermanos, pues habían entendido que había sido un terrible error esconderse sus sentimientos mutuamente. Entonces, por primera vez en años, se vieron como los hermanos que eran. Karamatsu-san los veía, sentado en una silla al fondo de la habitación, aguantando sus propias lágrimas. ¿Cómo se suponía que el sacrificio de Ichi lo iba a hacer sentir mejor, o en todo caso, cómo iba a hacer sentir mejor a sus hermanos?

Los sextillizos se empezaron a ir de uno en uno. Primero fueron los menores, después se fue Choromatsu, con la intención de cuidar de Jyushi y Totty, quienes estaban genuinamente destrozados. En el momento en que Osomatsu se levantó de su lugar, fue a donde Karamatsu-san.

—Qué día tan horrible —le dijo Osomatsu, a lo que el yakuza levantó la vista—. Aunque tuvimos una noticia buena, llegó después de un acontecimiento terrible... No puedo, no puedo creer que Ichimatsu está...

El de rojo empezó a llorar nuevamente, era algo que sentía que era su responsabilidad. Porque, claro, como el hermano mayor, tenía qué velar por sus cinco hermanos menores, y ahora sólo le quedaban cuatro. Pudo recordar en ese momento lo que una vez le dijo a Chibita, que no consideraba a sus hermanos como camaradas, sino como rivales. Fue el momento en el que se arrepintió de lo que dijo. Necesitaba a sus hermanos, a todos y cada uno de ellos, y le dolía demasiado saber que Ichimatsu ya no estaba más con ellos.

Karamatsu-san, al jamás haber visto al primogénito tan frágil, poco a poco lo fue abrazando, cosa a la que Osomatsu se resistió.

—Estaré bien, no te preocupes —le dijo al resistirse al abrazo.

—Osomatsu, no está bien fingir ser fuerte. Si necesitas llorar, no hay nada de malo en hacerlo —le dijo el yakuza.

—Heh, tú no eres el mayor de tus hermanos, siempre has dependido del Osomatsu de tu mundo. No tienes idea de las responsabilidades que...

—Sí la tengo. Por ocho años fui el mayor de mis hermanos, cuando Osomatsu desapareció. Así que sí, se perfectamente la clase de responsabilidades que conlleva ser el mayor. Se lo que es aguantarse el llanto cada noche cuando algo pasa y no puedes hacer nada para mejorarlo. Se lo que es tener que fingir ser fuerte, así que... no tengas miedo de abrirte conmigo.

Osomatsu, en cualquier otro momento, o tal vez incluso con cualquier otra persona se hubiera comportado hostil y cortante. Porque ¿quién se atreve a cuestionar su papel del hermano mayor, y a llamarlo de cierta forma débil? Pero, tal vez era porque se encontraba en un momento tan vulnerable, que sólo se dedicó a llorar hasta que no le quedaran lágrimas adentro.

Cuando Kara-chan al fin despertó, Kara-san y Osomatsu estaban dormidos, sentados en las sillas. Osomatsu con los ojos hinchados, con las mejillas marcadas por las lágrimas; y Kara-san a un lado de la cama, sosteniendo la mano de Kara-chan.

Kara-chan no supo cómo describir la forma en la que se sentía todo ahora. Quería llorar, gritar, romper cosas si era necesario, pues no afrontaba el hecho de que Ichimatsu murió por él. Pero apenas vio a Kara-san a su lado, lo despertó.

—Kara-chan, ¿ya despertaste? —le dijo el yakuza, empezando a bostezar.

—Sí, desperté... hubiera preferido no hacerlo de saber que esto iba a pasar. Todos deben estar destrozados —Kara-chan estaba a punto de llorar de nuevo, a lo que su alter yo lo abrazó a modo de consuelo.

—No llores, y no digas eso. Ichimatsu, él no iba a dejar que nadie lo detuviera, él te quería tanto como para dar su vida por ti. Tienes que valorar eso, y... tratar de seguir adelante.

—Él, él me dijo... que valía más la pena mi vida que la de él. ¿Pero cómo vale más mi vida, si a mí me pudieron dejar morir siempre y cuando les dieran un tazón de peras a mis hermanos?

—No, no pienses en esas cosas por dios. Karamatsu, a Ichi no le gustaría que pensaras en esas cosas. Estoy seguro de que él querría que sonrieras, de que agradecieras estar vivo, de que siguieras siendo tan maravilloso como siempre lo has sido.

Antes de que siguiera con las alabanzas sin sentido, Kara-chan lo detuvo, sosteniendo su mano con delicadeza.

—Lo hizo para que tú y yo estemos juntos —Kara-chan miraba al yakuza de forma calmada, con ojos cristalinos y sinceros.

—Sí, lo sé. Porque sabía lo mucho que te quiero...

—Él, al parecer lo sabía. ¿Conoces la leyenda del hilo rojo del destino? Cada persona está atada a otra por un hilo rojo. Se puede estirar o contraer, pero jamás romper. Tal vez el otro extremo de mi hilo está atado a ti.

Oírlo decirle eso lo desconcertaba, pero fue lo que dijo a continuación lo que lo hizo perderse en la euforia.

—Tú te preocupas tanto por mí, que es imposible no quererte como tú a mí —Kara-chan le sonrió suavemente, a lo que el yakuza lo abrazó con fuerza, empezando a llorar de felicidad.

En cuanto el entierro de Ichimatsu se hizo, un silencio triste e incómodo inundó la casa de los Matsuno. Fue imposible que varias personas no llegaran a la casa a dar las condolencias, desde Iyami, Chibita y Totoko, hasta Nyaa-chan llegaron al hogar de los Matsuno. Sin embargo, la primera noche sin Ichimatsu fue, en vez de triste e insoportable, se volvió de repente tranquila, acogedora. Pues en cuanto se fueron a acostar, Karamatsu sintió a su hermano menor a su lado, y al decirle eso a los demás, le creyeron de tal forma que también lo sentían junto a ellos.

Continue Reading

You'll Also Like

90.7K 7.8K 25
El pueblo quería RaiBaru, su usuaria no-caguai les dará RaiBaru (o LaiBaru, dependiendo de cómo lo escribas y pronuncies...) ¡Saa, aquí les presento...
1K 187 4
Secuela directa de contrato con un demonio. Resumen: Luo Binghe se equivocó. REALMENTE en mal estado. Aun así, Shen Qingqiu estaba vivo. Entonces Luo...
27.7K 4.2K 9
Shen Qingqiu no se quería casar, para nadie era un secreto. Pero cuando la empresa de su familia tuvo terribles problemas económicos él no pudo queda...
83.9K 6.7K 32
----------------------------------------- Xx:No eres un monstruo, eres algo más. ----------------------------------------- Xx:Sigue viva. ...