—Emma, cambia esa cara –reía Rosa acercándose a mí.
—Si, estamos aquí para celebrar, ¿qué haces aquí sentada? —Me empujó Castiel.
Estábamos a solo dos días de volver a clases y Rosa, como parte de su tradición, había organizado una pequeña gran fiesta de bienvenida.
Durante esa semana, había sentido que todo el mundo seme venía abajo. Había estado completamente aislada y alejada de todos tratando de procesar y asimilar lo ocurrido.
Mis energías, pero sobre todo mis ánimos, no eran los mejores para estar en medio de una fiesta, pero creí, tras la insistencia de los chicos, que despejarme al menos por un rato me haría mejor.
—Lo siento –traté de sonreír. —Solo estaba descansando un poco.
Creía que, si lograba tranquilizarme, dejar de llorar apenas pensara en Armin, de alguna forma, iba a lograr finalmente contarle a los chicos lo ocurrido.
—¿Pensando en qué? –Soltó el pelirrojo acercándome un vaso con cerveza. —Te desapareciste toda una semana, ven a pasar tiempo con nosotros.
—Probablemente piensa en su chico –Soltó la albina.
—¡Hey, es cierto! ¿Y Armin?
Ellos tres, eran las únicas personas que me quedaban en el Instituto, las únicas personas que podrían hacer de la vida en el Amoris llevable. Si ellas se marchaban al igual que el resto, quedaría completamente aislada.
—Eso la tiene pensativa, su chico la dejó plantada –bromeó Rosa.
—No digas esas cosas –exclamó Castiel entre risas.
—Es que... Vamos... ¿Por qué tu novio no está por ningún lado? ¿Ya tuvieron su primera pelea? –me observó la albina.
La comisura de mis labios cayó rápidamente. Ninguno de ellos pareció notarlo, excepto por Lysandro.
—¿Por qué están tan interesados en Armin? –Habló el chico acercándose a mi lado. —Si Emma no está preocupada por él, entonces ustedes tampoco deberían estarlo.
Ambos chicos se observaron y soltaron otra de sus risitas.
—Es cierto –me observó Rosa.
Me asustaba lo preciso que podía llegar a ser el albino leyendo a las personas, pero siempre estaba agradecida de aquello.
—Pero, nena, quiero que te diviertas, ven a bailar con nosotros, no seas aguafiestas...
—Yo también necesito descansar un poco de la gente –se apresuró en hablar Lyss. —¿Te molesta si me quedo aquí contigo?
—Ustedes dos son... –Soltó Castiel sonriendo.
—Iré a por más de esto –sonrió la albina retrocediendo. —Volveré con vasos para ambos y entonces... Van a venir a bailar con nosotros.
—Espera, voy contigo –exclamó el pelirrojo.
Tan pronto ambos se marcharon, Lyss sujetó mi mano y me levantó del sofá.
—Escapemos de aquí antes de que vuelvan a por nosotros.
Sin dudarlo un segundo, comencé a seguir sus pasos hasta que llegamos a una de mas habitaciones del segundo piso. Juntos avanzamos por los pasillos, hasta que encontramos una pequeña habitación de luz cálida, donde nos recostamos sobre el colchón en completo silencio.
Por unos momentos, creí que el chico se limitaría a acompañarme en silencio, que dejaría que su intriga desapareciera, que esperaría a que yo estuviera lista para hablar, que actuaría como siempre lo hacía. Pero esta vez fue diferente.
—¿Puedo preguntar qué sucede? –Susurró sin voltear a verme.
Mi corazón al oírlo, comenzó a latir con fuerza.
—¿Qué sucede de qué? –Reí nerviosa.
—¿Qué pasó ahora?
Mis ojos buscaron los suyos implorando compasión, sin embargo, él no volteó hacía mí en ningún momento.
—Sé que no quieres hablar... Pero me preocupa un poco lo que esté pasando en un momento como este.
—N-No entiendo...
—Sé que algo ocurrió en el paseo, estás distante de todo desde aquella vez, desde el último día...
Yo tragué saliva con fuerza.
—No voy a dejarte en paz hasta que respondas.
—Está todo bien –susurré sin despegar mi vista de su perfil.
—No, no lo está –soltó apretando su mandíbula. —Te desapareciste varios días, no respondias nuestros mensajes....
Yo continué en silencio.
—Estás evitandonos a toda costa, y por si aquello fuera poco, Armin no ha estado conmigo en toda la noche... No puedes decir que está todo bien.
Mis labios comenzaron a temblar.
—¿Es otra amenaza? ¿Tú estás bien? –Preguntó finalmente observándome.
—Lyss, yo...
—¿Qué quiere ella ahora?
—No es sobre ella esta vez...
—¿Entonces qué sucede? –Preguntó mientras
Iba a finalmente hablar, cuando entonces, el fuerte sonido, de lo que parecía ser un golpe, me detuvo.
—¿Qué fue eso? –Susurré.
Tan pronto el silencio invadió la habitación, ambos notamos que la música se había detenido.
—Castiel... –Soltó el chico antes de observarme y abandonar la habitación.
Siguiendo sus pasos, corrí escaleras abajo y al llegar, nos abrimos paso entre las personas hasta llegar al punto de orígen del sonido.
—¡Ya basta! ¡Dejalo en paz! –Nos recibía Priya entre gritos.
Mi vista rápidamente se fijó en el centro y allí, tirado en el suelo, con el rostro bañado en sangre, Armin se encontraba siendo golpeado por Castiel, quién no dejaba de darle una y otra vez puñetazos en el rostro.
—¿Creíste que ibas a salir de esta como si nada? –Exclamaba el pelirrojo entre golpes. —¿Te pareció gracioso haberle estado mintiendo todo este tiempo?
—¡Castiel, basta, vas a lastimarlo! –Trataba de detenerlo la albina.
—Eres un puto imbécil. ¿Qué mierda pasaba por tu cabeza?
—¡Ya basta, estamos todos enojados, pero no puedes golpearlo así!
—¿Y quieres que no haga nada, cuándo este imbécil engañó y se burló de Emma todo este tiempo? –Exclamó sin soltar la camiseta del pelinegro. —Yo debería matarte ahora mismo –gritó antes de estamparlo contra la mesa de tragos.
El vidrio de la superficie explotó a sus espaldas, y no fue hasta que todos ahogaron un grito, que yo finalmente corrí hasta el que había sido mi chico para tratar de detener los golpes.
—¡Armin! –Exclamé tratando de ayudarlo.
El azabache abrió sus ojos y sus ojos parecieron iluminarse al verme.
—Emma, lo prometo, yo no publiqué eso, esta vez no hice nada, ninguno de nosotros hizo nada...
Yo fruncí mi ceño confundida.
—¿Y entonces qué haces aquí? ¿Por qué viniste a la fiesta? —Gritaba Castiel a mis espaldas.
—Hablé con ella –siguió balbuceando. —Pero solo la hice enojar, lo siento, en serio lo siento –balbuceó.
—¡Alejate de él! Solo te está mintiendo –Seguía gritando Castiel a mis espaldas.
—¿Qué haces aquí? –Susurré. —¿Por qué estás en la fiesta?
—Sé que dijiste que no querias volver a verme, pero debes saber que yo fui...
—¡Emma!
—¡Deja de gritarme! –Exclamé volteando hacía Castiel.
El pelirrojo retrocedió unos pasos.
—¡Todos estan mirándonos! ¿Qué pretendías hacer golpeándolo de esta manera? ¿Estás loco?
—¡Yo le dije que si él llegaba a hacerte algo...!
—¿Lo amenazaste? –Llevé mis manos a mi cabeza.
—¡Te dije que él no me agradaba! Te dije que tuvieras cuidado con él, que había algo que no me cerraba en su actuar.
—¿Y eso te da el derecho de amenazarlo? –Exclamé. —No eres mi papá, hace unos meses no eras nisiquiera mi amigo, yo sé defenderme sola y estoy lo suficientemente grande como para...
—¿Cómo para que un idiota como Armin logre engañarte? –Me interrumpió Alexy.
Mi voz desapareció en un hilo.
—Ya déjate de tonterias, Armin, tan solo mira a lo que te llevó tu tonto capricho –continuó hablándole a su gemelo.
—Alex, dile la verdad, dile que yo no publiqué esos mensajes, que yo dejé el plan hace muchos tiempo –suplicaba el azabache a mis espaldas.
—Deja de dar vergüenza, ya todos saben lo que hicimos.
—Pero yo no publiqué eso, Emma y todos van a creer que yo en verdad trataba de humillarla y dejarla en ridículo, diles que es mentira.
—Ya basta, Armin –soltó Priya acercándose a los gemelos. —Vámonos de aquí.
—¡Pero yo no fui! ¡Yo no publiqué eso!
—¿Publicar qué? –Fruncí mi ceño.
Todos en el salón se quedaron en un absoluto silencio y solo tuve que procesar lo escuchado unos segundos, para darme cuenta de que Castiel golpeaba a Armin porque, al igual que el resto, se habían enterado de lo ocurrido por un post.
—Emma, cariño... Ya todos sabemos lo que Armin te hizo –murmuró Rosa. —Alguien contó todo.
Hasta entonces no lo había notado, pero todos a nuestro alrededor llevaban filmando y fotografiando absolutamente todo.
—Él publicó todo lo que hizo en Instagram, se está buelando de tí y tú sigues defendiéndolo –exclamó Castiel. —Yo debería de matarlo ahora mismo.
Las voces de todos alrededor comenzaron a alejarse más y más, hasta que en un punto, solo podía escucharme a mí misma.
La vergüenza y el pánico comenzaron a apoderarse de mí; ahora todos lo sabían, ahora todos iban a saber que era una estúpida, que me habían engañado dos veces, que seguía siendo la misma ingenua de siempre.
Las risas, las burlas y los murmullos a escondidas se repetían en mi cabeza mientras trataba de volver con el resto.
—Ya es suficiente, la fiesta se cancela –escuchaba a Rosa a lo lejos. —Todos váyanse de mi casa.
Hacía mi mayor esfuerzo por mantenerme despierta, por seguir lúcida, pero mi mente no dejaba de pensar en los peores escenarios.
Me sentía mareada, cansada, incluso más de lo que me había sentido a solas con Armin.
—Emma, por favor, solo créeme… –Oía de lejos al azabache.
Estaba completamente arrepentida de haber bajado, completamente arrepentida de haber asistido a la fiesta, de haber salido de mi cama, de haber ido al paseo, de haber conocido a Armin...
—¿Emma? ¿Estás escuchándonos? –Me preguntaba Lyss.
—No...
—¿No? ¿Qué sucede?
—No me siento bien
—Rosa, trae algo de agua, está pálida, creo que va a desmayarse –exclamaba Castiel.
—Emma, escúchame, estamos aquí, Rosa ya trae algo de agua para tí, ¿Si? –Sostenía mi rostro.
—No quiero... no quiero continuar –balbuceé.
—No, no, solo bebe algo de agua y vas a sentirte mejor.
—Estoy cansada de esto, Lyss...
—¿Q-Qué hago? –Balbuceaba abrazándome.
—Por favor, solo ayúdame a huir –susurré antes de desvanecerme.
Todo se tornó oscuro, me sentía flotando en el inmenso vacío, cayendo en lo más profundo de un abismo, sentía que no podría volver a abrie mis ojos nunca más, pero de pronto, y sin previo aviso, simplemente volví a mí.
Mis sentidos fueron recobrádose poco a poco, el primero en volver fue el olfato, donde enseguida logré distinguir que me encontraba en medio de algún hospital.
—Si, los testimonios de sus amigos indican que ha sucedido en algunas otras ocasiones, así que supongo que esta vez solo se trató de uno más fuerte –escuché de pronto a un doctor cerca de mí.
—¿P-Pero es normal que lleve toda la noche sin dirigirnos una sola palabra, sin despertar?
—Si, se trata de un estado de shock, pero sus niveles ya son más estables, volverá a recuperarse en cualquier momento.
—¿Hay algo que podamos hacer para que esto no se repita?
—Descanso, solo debe estar en descanso –suspiró el doctor. —En lo posible, detectar cuál puede ser el origen o la causa de estos brotes y mantenerla alejada de ellos. Pero no hay de qué alarmarse, ella es una chica sana, no hay más complicaciones que el desmayo.
—Quiero ir a casa –susurré.
Mi mamá y Tita, rápidamente voltearon a mí.
—Despertaste... –Suspiró Tita.
—Cariño, prometo que voy a sacarte de aquí...
No entendía cómo, pero mis súplicas parecían haber sido escuchadas.
Iba a poder huir.
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NUNCA MÁS EN LA VIDA LES VUELVO A HACER UNA BROMA.
Hace unos meses había bromeado con respecto a la Universidad, porque era lo único en lo que podía pensar, pero nunca creí que de verdad me tuviera que tomar un tiempo (obligadamente) por culpa de esto mismooo 😭
En finn, mil y re contra mil disculpas por haberme demorado tanto en actualizar, los tiempos no me estaban calzando y recién, meses después, estoy aprendiendo a administrar mis horarios y dejarle unos minutos a estooo
Muchísimas gracias por todos sus mensajes, comentarios y de nuevo, mil disculpas por haberlas abandonado tanto tiempo 😭