Malec ¿otra vez?

By scar02

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Alec ama a Magnus y Magnus ama a Alec, eso todos lo saben. También saben que su relación tuvo algunos altibaj... More

Prólogo: Deseo
Dorado
Bebés
Cuidados
Tiempo
Juntos
Turnos
Partenidad
Inquisidor
Tratos
Mami
Papi
Clace y Sizzy
Prioridades
Heline
Confusión
Decisión
Pesadillas
Cumpleaños
Prohibido
Verdad 1/2
Verdad 2/2
Mentiroso
Sí y no
Paloma
Clarividencia
Apoyo
Novio
Reunión
Me gustas
Lorina
Cachetada
Engaño
Llamas
Despedidas
Paz
Trivialidades
Lágrimas
Otra vez
Inestable
Escucha
Impuntual
Brindemos
Perú 1/3
Perú 2/3
Perú 3/3
Celos
Malec
Cambios
Perdido
Lightwood Bane
Fiesta
Matrimonio
Epílogo: Recuerdos
~Extra~

Seguro

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By scar02

Creo que ya me pasé con los especiales :v
Pero si Jonathan y Marine tiene uno, me parece que Amatis y Lucas también lo merecen... ¿no?

UN MES DESPUÉS

~Los Ángeles (Instituto)~

Helen \/

Los extraño mucho, no puedo creer que llevo casi dos meses sin verlos. ¿Cómo están? No me respondan que todo bien porque no la trago. Respóndanme con honestidad.
Pd: Díganle a Iglesia que lo extraño.
Atte: Dru.

Termino de leer la carta y veo que todos me prestan atención, pero no es de sorprender. Nuestra hermana se fue de luna de miel hace dos meses a Los Cabos y esta es su primera carta, su esposo, Jaime Rosales, pagó todos los gastos, al parecer que tu padre sea el Cónsul te da cierto dinero extra.
Hace tres años, justo el día que recibimos las invitaciones para la boda de Magnus y Alec, Dru nos informó en una cena de su relación con Jaime. La familia Rosales casi organiza la boda ese mismo día, al parecer Jaime nunca había salido con nadie y estaban preocupados de que fuera gay y no les diera nietos, pero por suerte para ellos sólo era un poco tímido, cosa que se quitó cuando conoció a Dru. Su mutuo gusto por libros y películas de terror hizo que hablar fuera sencillo. Los Rosales hicieron de la boda algo perfecto y tradicionalista, los mexicanos pueden ser muy tradicionalistas.

–¿Envió una postal? –Livvy se inclina en la mesa.

–No. Pero estoy segura que enviará una en la próxima carta.

–Ya quiero que vuelva –Octavian acomoda sus lentes–. Me prometió recolectar unas muestras de arena, agua y piedras mexicanas.

–Sabes que Dru va a regresar hasta Navidad –le recuerdo a mi hermano menor.

–El agua, arena y rocas no cambian con el tiempo –afirma Tavvy.

Después de su luna de miel, Drusilla y Jaime vivirán en el Instituto de Ciudad de México, tres años de relación le dieron tiempo a Dru para aprender español.

–Déjame escribir la respuesta –Jules toma prestada la libreta de Anthea.

–Papi –se queja la pequeña de seis años que aún no acababa su obra maestra.

Jules arranca una hoja en blanco y toma un lápiz del montón de su pequeña artista antes de regresarle la libreta. Anthea retoma su tarea de pintar el cabello violeta de una sirena.

–Recuerda decirle que Iglesia la extraña –bromea Emma viendo como su esposo escribe una repuesta por parte de todos.

Iglesia es como nos referimos a Mark. Por mucho que sea su esposo, el hijo del Cónsul no puede saber que mantenemos contacto con él, además, al gato no parece molestarle, en realidad parece que nada le importa mientras no lo despierten de su siesta.

–La cena está lista –anuncia Tessa entrando al comedor.

Ella y su hijo Will dejan varias bandejas en la mesa. La cena consistirá en sándwiches de pavo y queso blanco, acompañado de leche tibia. Jules deja de escribir la carta y pide a su hija que también deje de dibujar mientras cenamos.
Los Carstairs se han convertido en una compañía muy agradable, y aunque Jem esté en Idris cumpliendo sus deberes de Inquisidor, la sola presencia de Tessa y Will es muy relajarte. Ella siempre está dispuesta a ayudar, en especial con el tema de los niños, y su esposo siempre ayuda en lo que puede, pero nunca falta a las lecciones de violín de Anthea y Will.
Ambos son muy discretos en lo relacionado con Mark y es algo que agradezco, en especial a Jem, que deja de lado su puesto de Inquisidor al mencionarlo. Y de hecho, Tessa me dijo que no es la primera vez que hacen algo parecido.
Will es un niño cerrado y algo engreído por igual, siempre tiene la nariz metida en algún libro y cuando no es así no deja de ver a mi hermano Octavian. El niño Carstairs cree que tiene los ojos y el cabello más lindos del mundo.

–¿Y cómo está Dru? –Tessa toma su segundo sándwich.

–Bien, pero no quiere que respondamos lo mismo.

Tessa me mira sin comprender y Aline la pasa la pequeña carta que mi hermana envió.

–Está preocupada –dice Tessa comprensiva–. Pueden decirle que hay un poco de caos, pero nada más.

–¿Caos? –Livvy frunce el ceño.

–¿O es que los sapos de Octavian no escaparon ayer?

–Eso fue un accidente –afirma Will de inmediato–. Yo tropecé y dejé que escaparan.

Nadie cree eso. Todos sabemos que Will estaba entrenando cuando Octavian comenzó a gritar: "¡No salten por la ventana, estúpidos sapos!" Pero él miente por Octavian y lo dejamos hacerlo, porque a Will le gusta y su manera de demostrarlo es cargar con la culpa de que unos sapos estén invadiendo Los Ángeles.

–Sí, fue algo muy torpe –Octavian mira a Will con agradecimiento.

No con amor como el adolescente lo quisiera, pero al menos puedo estar segura que mi hermano no tiene la intención de jugar con los sentimientos de nadie. Si la tuviera, estoy bastante segura de que Jem recordaría que es el Inquisidor.
La cena termina en pláticas triviales y algunas bromas sobre Iglesia con doble sentido. Todos comenzamos a subir las escaleras rumbo a las habitaciones mientras Octavian y Will recogen y lavan los platos.
Estoy exhausta, sólo quiero recostarme en la cama junto a Aline, abrazarla y dejar que el sueño me lleve, pero una mano me detiene, la mano de Lucas. Mi hijo vino de Nueva York hace una semana, parece muy distraído y distante desde entonces, cuando le pregunté la razón no quiso responderme. Aline dice que es algo relacionado con Amatis sin duda.

–¿Qué pasa?

Mi esposa se detiene junto a mí al ver que Lucas mantiene su mano en mi brazo.

–¿Algún problema, hijo?

–Mamás, quisiera pedirles un favor.

–Claro. Lo que sea –asiento con seguridad.

Lucas mira sobre el hombro de Aline antes de seguir hablando.

–Quiero pedir la mano de Amatis en matrimonio.

–¡¿Qué?! –gritamos al mismo tiempo.

Lucas asoma la cabeza para asegurarse que nadie nos haya escuchado.
Al parecer todos tenían prisa por descansar.

–¿De verdad? –Aline toma los hombros de Lucas– Hijo, necesito que me mires a los ojos y repitas lo que acabas de decir.

No sé cómo lo hace, pero ella siempre sabe lo que pienso.

–Quiero casarme con Amatis. Lo he pensado esta semana, y me di cuenta de lo mucho que la amo.

Mi hijo muestra la misma seguridad que Mark cuando me dijo que quería casarse con Carmen. Respiro profundamente antes de hablar.

–¿Y qué necesitas? –me obligo a preguntar.

–Necesito que encadenen a Jace mientras pido la mano de su hija.

~Nueva York (Instituto)~

Lucas ][

Estoy casi seguro que ser asesinado por el padre de tu novia no es la mejor manera de terminar una relación.
Pero estamos hablando de Jace, padre celoso de padres celosos. Aún recuerdo cuando me llamó para amenazarme de cortarme todos los dedos si no llegaba de inmediato a una cita con Amatis; no fue mi culpa que Malcolm se tardara tanto en el portal porque estaba "muy distraído con su magia".

–¿Seguro? –pregunta mi madre Helen al ver que me he quedado frente las puertas del Instituto y lo miro como si dentro tuviera encerrados demonios de todo tipo.

–Sí –me obligo a tragarme mis miedos y comienzo a caminar hasta la entrada con mis madres a cada lado.

Su apoyo silencioso es todo lo que necesito. Al cruzar la puerta, una mancha borrosa de color verde pasa frente a mí y por instinto me agacho para esquivarla. El globo de agua se estrella contra la puerta y deja la madera empapada.

–¡Por el ángel, Lucas, pensé que eras Jonathan! –grita Amatis desde arriba.

–¿Por qué le arrojarías a Jonathan globos de agua? –pregunta mi madre Aline.

–Tenemos una pequeña guerra de entrenamiento –Alec sale del comedor. Está empapado de la cabeza a los pies–. Todos contra todos. Los únicos sobrevivientes son Amatis, Jonathan y Magnus.

–¿No es injusto que Magnus participe? Digo, podría usar su magia –se aclara mi madre Helen.

–Él juró no hacerlo, y hasta ahora ha cumplido –afirma Alec un tanto ofendido.

–Como sea, ¿Jace está aquí?

–¿Viniste para hablar con papá?

–Lamento decepcionarte.

–Da igual. Ahora...

Amatis se ve interrumpida cuando la puerta a su espalda se abre y por ella pasan Magnus y Jonathan, que no dudan en lanzar globos de agua a diestra y siniestra contra Amatis. Mi novia termina más mojada que Alec. Jonathan y Magnus chocan los cinco.

–¡Eso es trampa! –Marine aparece en el pasillo con una toalla en el cabello– ¡Ustedes dos son unos tramposos!

–Somos estrategas –la corrige Magnus.

–Son unos tramposos –insiste Amatis–. ¡Ahora tendré que bañarme otra vez!

–Es una gran idea –Alec comienza a subir las escaleras y deja un pequeño rastro de agua tras él.

–Podría bañarme contigo –dice Magnus nada discreto y Alec se sonroja de igual forma.

–¿Y Jace? –pregunta mi madre Helen sin ganas de saber sobre los planes de baño entre Magnus y Alec.

–Fue a la comisaría –Jonathan sonríe de lado–. Quiere asegurarse de que la próxima jaula en la que me metan soportará más de diez minutos.

–Es un exagerado –Marine se acerca a su novio–. Si no hubieras roto los barrotes no sé qué habría pasado.

Jonathan carga a Marine sobre sus hombros como si de una niña se tratase. Se ha vuelto más fuerte.

–Lo sé, soy el mejor.

Marine rueda los ojos y se inclina para darle un beso esquimal a Jonathan.
Todos saben que hace dos meses Jonathan dejó de ser un nefilim y se unió a las líneas de los licántropos, pero nadie que lo sepa vio su sangre derramarse por las mordidas y zarpazos, nadie escuchó sus gritos de dolor, nadie, más que yo. A veces me pregunto qué hubiera pasado de matar a Megan cuando pude. Tal vez Jonathan aún podría soportar las runas, tal vez no fuera necesario que se encerrara como un animal todos los meses hasta que sea capaz de controlarse. Tal vez. Pero no podré saberlo, y ahora viviré con esa culpa, la culpa de no haber podido salvar a mi amigo.

–Lucas –la mano de mi madre Aline pasa frente a mis ojos–. ¿Estás bien, hijo?

–Sí –parpadeo rápidamente y alejo esos pensamientos–. Creo que voy a buscar a Jace. ¿Alguien quiere comida china?

.

~El lobo de jade~

–Nefilim.

–Suenas decepcionado.

–Pensé que eras Jonathan –se defiende Bat–. Adelante, ¿ocurre algo?

Desde el ataque de Jacob se ha recuperado bastante bien, dejando de lado la cicatriz que parte su mejilla derecha dejada por las rocas del río.

–Vinimos por comida –mi madre Helen le pasa el papel donde anotamos la orden de todos.

–Wow, nunca pensé que vendrían para darme trabajo –bromea Bat y lee la orden–. Pero no es una orden grande. Pueden sentarse mientras los demás lo preparan.

–Gracias –asentimos los tres.

El ángel debió burlarse desde lo alto, porque Jace se asoma justo cuando Bat entra a la cocina.

–Lucas, Aline, Helen. ¿Qué hacen aquí?

–Jace, tengo que hablar contigo.

–¿De qué se trata? –Jace borra la sonrisa de su rostro al notar el tono serio de mi voz.

Respiro profundamente antes de la siguiente línea. Si algo me consuela, es que si Jace intenta matarme habrá testigos.

–Quiero pedirte la mano de Amatis en matrimonio.

Jace asiente lentamente y parece que su cerebro trabaja a toda velocidad por unos segundos. Coloca una mano en mi hombro, puedo sentir sus dedos huesudos, pero fuertes, presionando sin delicadeza mi clavícula. Involuntariamente hago una mueca.

–Sólo tengo una pregunta –Jace me mira y un brillo inquietante se hace presente en sus ojos–. ¿Prefieres diez, o quince minutos de ventaja?

Amatis ><

–¿Sabes de casualidad por qué un cuervo es igual a un escritorio?

–¡Fin a la inmensa cabezota! –grito junto a los personajes de la película Alicia en el país de las maravillas.

Justo cuando el gato sonriente va a replicar, la televisión se apaga de pronto, igual que la luz del techo.

–¡Magnus! –grito molesta y me levanto del sofá lista para salir tras ese brujo.

La electricidad del Instituto está en parte conectada con magia, si hubiera un apagón en la ciudad nosotros aún tendríamos luz. De no ser, claro, por un brujo tramposo que se cree comediante. Me ato el cabello en un chongo antes de salir de la sala de juegos, una costumbre que tomé de Lucas.

–¡Magnus, te voy a...!

Al salir veo el pasillo iluminado por un camino de velas rojas.

–¿Pero qué...?

Siento algo golpear mi cabeza y al girar veo la sombra fugaz de Marine alejarse. Confundida, me sobo la cabeza y puedo sentir un papelito enterado en mi cabello. Lo saco con cuidado, agradezco que no tenga baba, lo desdoblo por curiosidad y leo un pequeño mensaje.

Sigue el camino.

Podría ser una broma de Magnus, pero confió en Marine, además no se perdería estar junto a mi hermano en su segunda luna llena sólo por participar en una estúpida broma, ¿verdad?
Las velas me guían por un camino que ya sé de memoria, termino frente a la puerta de la biblioteca. Empujo un poco la puerta y comienza a escucharse un suave sonido de piano. Decidida, abro por completo la puerta.
Mi padre toca el piano de cola negra al fondo, pero eso queda en segundo plano cuando noto que al centro de la habitación se encuentra Lucas, rodeado por un corazón de velas y sostiene un libro en sus manos, él también tiene el cabello sujeto en un chongo.

–Y los dioses te concedan cuanto en tu corazón anheles: marido, familia y feliz concordia –Lucas comienza a recitar un fragmento de La Odisea–. Pues no hay nada mejor ni más útil que el que gobiernen su casa el marido y la mujer con ánimo acorde, lo cual produce gran pena a sus enemigos y alegría a quienes los quieren, y son ellos los que más aprecian sus ventajas.

Al terminar la cita, me ofrece el libro y noto dos cosas, es una copia de La Odisea y tiene algún tipo de separador. No había vuelto a tener este libro en mis manos desde que Lucas lo dejó hecho sopa hace años, ahora las hojas están arrugadas y ligeramente manchadas de café.

–¿Alguna ocasión especial? –intento no sonar sorprendida.

–La más especial. Abre el libro –pide Lucas.

Confundida, abro el libro que termina en la página exacta donde se lee la cita que dijo Lucas, pero lo que me deja sin aliento es ver el anillo de diamante que servía de separador.

–Lucas –suspiro y vuelvo mi atención a él.

Ahora está de rodillas. >No llores, Herondale.<

–Amatis Herondale –Lucas mantiene sus ojos verdes, que casi parecen azules a la luz de la velas, en mí–. Eres hermosa, misteriosa y alguien que logró tranquilizar mi mente revuelta cuando lo necesitaba. Puede que de vez en cuando diga mentiras piadosas, pero por favor créeme cuando te digo que mi amor por ti es más profundo que el mar. ¿Aceptarías casarte conmigo?

–¿Qué mentiras? –pregunta mi padre sin dejar de tocar el piano.

–Sí, acepto –respondo sin dudarlo.

Parece que Lucas también ignorará a mi padre, ya que se levanta y cruza el corazón de velas para rodearme con sus brazos y besarme.
Al sentir las saladas lágrimas en mi boca, por primera vez no las relaciono con algo malo, con el dolor y vergüenza, sino con el mar, el mar tan profundo como nuestro amor.

....

¿Alguien sabe por qué un cuervo es igual a un escritorio? Tengan cuidado, sólo un esquizofrénico conoce la respuesta correcta.

Creo que soy esquizofrénica :v

💜

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