¡Si quieres paz, prepárate pa...

By LadyDragon21

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Cara Broggi y Jace Rumsfeld son hijos de las dos familias más poderosas del país. Él se dedica a hacerle la v... More

Capitulo 2. El comienzo de la guerra
Mayté
Capitulo 3. Ataque de fuego
Capitulo 4. Puntos débiles y puntos fuertes
Capitulo 5. Aquel que tiene un enemigo lo encontrara en todas partes
Capitulo 6. Vestigios del fuego
Capitulo 7. La guerra es deliciosa para aquellos que no la han experimentado
Capitulo 8. El infierno puede ser tentador
Capitulo 9. El auténtico infierno
Capitulo 10. Nuevas estrategias de combate
Capitulo 11. ¡Disparen! Cambio de reglas.
Capitulo 12. Disposiciones
Capitulo 13. Aquel que teme ser conquistado es seguro que será derrotado
Capitulo 14. Aliados
Capitulo 15. La vulnerabilidad del adversario
Capítulo 16. Encuentro de generales
Capitulo 17. La guerra no determina quién tiene razón, solo quien queda
Capitulo 18. Hay derrotas que tienen mas dignidad que la victoria
Capitulo 19. Del odio al amor hay solo un paso
Capitulo 20. Las batallas contra las mujeres son las únicas que nunca se ganan
Capitulo 21. Una pequeña victoria
Capítulo 22. Cúbreme, el enemigo al descubierto
Capítulo 23. Guerra, la tonteria mas grande de la humanidad
Capítulo 24. Guerras que van y vienen.
Capítulo 25. El objeto de la guerra no es aniquilar a los que la han provocado.
Capítulo 26. Masacre de un general enemigo a sus tropas.
Capítulo 27. Debilidad del oponente por el adversario
Capítulo 28. Sabotaje
Capítulo 29. Defensas debilitadas.
Capítulo 30. En la Guerra nunca hay paz.
Capítulo 31. Un soldado sin rumbo fijo.
Capítulo 32. Él enemigo de mi enemigo es mi amigo.
Capítulo 33. Bombardeo sorpresa
Capítulo 34. Soldados rebeldes
Capítulo 35. Fin de la anarquía de una tropa enemiga.
Capítulo 36. La paz se acerca.
Capítulo 37. ¡Soldados en paz!
Capítulo 38. SOS ¡AYUDA!
Capítulo 39. Rescate de tropas aliadas.
Capítulo 40. ¡La paz!
Querido lector:

Si quieres paz, preparate para la guerra!

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By LadyDragon21

Hola mis guerreros, ¿como les va? espero que muy muy muy bien. Pues aquí les traigo esta historia que como pueden ver se llama " Si quieres paz, preparate para la guerra" que es una paradoja, en vista de las circunstancias de los personajes, de sus sentimientos tan cambiantes y versatiles, porque primero se odian y luego se aman ¿que loco no? pensé que el nombre era el ideal para comenzar con esta mini- novela. Espero que les guste mi novela, les prometo que si son un público juvenil y de mente abierta les va a encantar, se saldrán un ratito de su realidad y disfrutarán de la complicada vida de unos adinerados adolescentes con sentimientos encontrados.

Les fascinará.

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Capítulo 1. La familia Broggi

El despertador sonó puntual como siempre, las 7 de la mañana, si había algo que la señorita Broggi detestara era la impuntualidad.

Desde niña su padre le había dicho que la base para una buena vida, era seguir las reglas de la sociedad. Por su parte, ella no le hacía mucho caso, pero algo que le gustaba era tener siempre las cosas en su lugar y seguir sus propias reglas. Y por supuesto una de ellas era la puntualidad, aunque no quedaba mucho con su personalidad, pero había muchas cosas que no encajaban con su personalidad, a fin de cuentas apenas tenía 19 años no sabía bien ni lo que quería, así que solo decidía hacer lo que le facilitará más la vida y definitivamente una buena educación era parte de, aunque no le gustaba darle la razón a su padre, puesto que a menudo discutían, tenía que admitirse a ella misma que tenía razón.

Le gustaba llegar puntual al instituto, no le gustaba discutir con los maestros y mucho menos tener que vérselas con su padre que le daba una buena reprimenda siempre que recibía malas noticias del instituto acerca de Cara. Así que ese aspecto de su vida se debía a que prefería evitar los problemas.

Este era el primer día de clases, había pasado a 5to. semestre de su carrera y empezaba el instituto, después de haber disfrutado de unas inolvidables vacaciones por el Caribe con sus mejores amigas Emma y Zoy, al recordar aquello, no pudo evitar sonreír para ella misma y empezar a sentir nostalgia de sus recién vividas vacaciones. No había sido fácil convencer a su padre, puesto que suele ser sobreprotector especialmente con ella por ser la menor.

Se levanto de su cama, dirigiéndose directamente a tomar una ducha. Había hecho las tareas del día anterior, repasaba mentalmente si algo le faltaba, mientras el agua tibia caía por sus hombros y terminando en el suelo y de ahí dirigiéndose al drenaje de la ciudad de Los Ángeles. Sus abuelos son de Italia, pero cuando su padre apenas era un bebé, decidieron mudarse a Los Ángeles por asuntos de negocios. Después de tomar su ducha se sentía totalmente refrescada y despierta, luego se puso su uniforme, en el instituto al que asistía de jóvenes adinerados eran sumamente estrictos con las reglas del vestuario, así que prefería ir de acuerdo al protocolo establecido. Consistía en una blusa de botones blanca, un saco negro con la insignia de la reconocida escuela, una falda de tablones con los colores blanco, rojo y negro a modo de líneas entrelazadas mezclando los tres colores, una corbata a juego con la falda, medias blancas hasta la rodilla y zapatos con un escaso tacón de color negro. Perfecto se dijo para sí misma ahora solo faltaba un poco de maquillaje y arreglarse el cabello. Pero en ese instante alguien toco a su puerta, era su ama de llaves Esther.

-Señorita Broggi, el desayuno está servido, baje al comedor, sus hermanos y sus padres ya están abajo esperándola.

Tan puntual como siempre, pensó Cara. Adoraba a Esther, ella junto con su madre la habían criado desde que nació. La veía como su segunda madre, a pesar de que le repetía una y mil veces que le dijera por su nombre y dejara a un lado las formalidades, ella insistía en seguirlo haciendo, en realidad no le prestaba atención cuando Cara le reprochaba eso así que prefería dejarlo por el momento, pero definitivamente un día lograría que la tratase como a cualquier ser humano normal.

-Ya voy Esther, en un momento bajo.

Rápidamente fue al tocador y comenzó a recoger su cabello en una coleta. Tomo su estuche de maquillaje y se aplicó un poco de base con un poco de polvo para marcar bien el maquillaje, un poco de rímel, no podía faltar un poco de rubor, dándole un toque natural a sus mejillas y finalmente un poco de brillo labial.

Tomo su bolso, donde tenía sus libros, y bajó las escaleras de la enorme mansión Broggi, dirigiéndose al comedor.

Al entrar a la estancia, pudo ver con claridad lo que había en la mesa, un típico desayuno americano; huevos con tocino, tostadas y hot cakes, acompañados con jugo de naranja, leche, y café. Si había algo que hacía feliz a Cara Broggi en la vida sin duda esa era la comida, la consideraba indispensable para poder ser feliz. Era una de las pocas alegrías de la vida, se decía ella.

Antes de tomar asiento observó como su hermana no separaba la vista de su teléfono celular, parecía una especie de maniática loca mandando mensajes con quien sabe que fulano tendría ahora por pareja. A sus 23 años, si algo caracterizaba a April era que por naturaleza era una romántica empedernida en busca del amor de su vida. Era una chica hermosa, el vivo retrato de su madre cabello rubio, ojos cristalinamente azules, piel de porcelana y de mediana estatura. Naturalmente su hermana no se percató de su presencia, ignorándola por completo. Por otro lado sus hermanos Matt y Alexander discutían, también pasando de su presencia, al parecer por que el equipo de fútbol americano favorito de Matt perdió contra el equipo favorito de su hermano mayor.

Alexander tenía 27 años, alto, poseía la estatura de su padre y su carácter firme y temerario, de ojos verdes y cabello café al igual que su abuelo, tenía cierto parecido a su padre, pero sin duda, era idéntico a su abuelo cuando era joven. Sumamente atractivo, tenía una belleza un tanto enigmática digno de su abuelo italiano, con una piel morena. Trabajaba en la empresa de su padre, siendo su mano derecha en todos los negocios. Estaba a punto de comprometerse con su novia Nicole con la que mantenía una relación estable desde hace 3 años, se graduó de Harvard con excelencia académica, con un master en negocios, era el cerebrito de la familia, sin duda el era el orgullo de su padre. La población femenina estaría llorando en unos pocos meses una gran pérdida de excelentes genes para mejorar la especie.

Matt en cambio a sus 25 años, si creía que Alex era atractivo, Matt era un super modelo, tenía un cuerpo musculoso y bien proporcionado, piel blanca pero se bronceaba, con su cabello negro que resaltaban sus increíbles ojos azules, tenía la misma estatura que su hermano, no se parecía a nadie de la familia, todos creímos que era hijo del lechero, o que fue adoptado, pero tenía un aire parecido a la abuela así que esas opciones quedaron descartadas. Estaba en su último año de ingeniería, había abandonado sus estudios por dos años, pero finalmente volvió. Se caracterizaba por ser el más relajado, se conformaba con pasar las materias, no le importaba no tener notas perfectas, siendo el típico playboy que se disponía a disfrutar al máximo su último año de universidad, antes de entrar al mundo de las responsabilidades y al igual que April, nunca tenía una relación estable, pasaba de chica en chica disfrutando su juventud al máximo sin ningún remordimiento. Planeaba sentar cabeza algún día pero ahora no. Amaba los deportes siendo sumamente competitivo, por lo que una sencilla platica matutina se convirtió en una guerra de argumentos con Alexander, solían discutir a diario y este día no era la excepción.

Hombres, murmuró Cara sonriendo ante aquella escena, se encaminó hacia donde estaban sus hermanos y al darse cuenta que sus padre no hacía nada por pararlos, les propinó un golpe en la cabeza a cada uno, sacando a estos de su pelea, girándose éstos hacia donde estaba ella con cara de desconcierto. Y una vez habiendo captado su atención, les brindó un abrazo que alcanzaba a los dos diciéndoles:

-Buenos días queridos hermanos, otro hermoso día con sus interminables discusiones estúpidas y sin sentido, hagan el favor de callarse que estamos comiendo.

Dicho eso, les dió un beso a cada uno, acallando todo acto de reproche que sus hermanos fueran a hacer. Se miraron con cierto desprecio y cada uno volvió a su plato de comida, dirigiendo el resto de su ira a cada mordisco que daban. Realmente no parecía que los dos ya fueran adultos por sus actitudes tan infantiles.

Cara tomó asiento a un lado de su hermana. Su padre estaba sentado en la punta del enorme comedor, tomando la posición central, su madre sentada a un lado de él, a su izquierda, seguida por Alex y Matt, y del lado derecho April, sentada a un lado de su padre, seguida por Cara. Observó que su padre se relajó notoriamente detrás de su periódico cuando estos dos guardaron silencio, su madre le dirigió una amplia sonrisa a su hija menor en señal de agradecimiento, reinando así la paz sobre la mesa, hasta April dejó de lado su celular para dedicarse de lleno al desayuno.

Su madre Eleonor era una mujer hermosa, una típica mujer con todas las características de ser una digna estadounidense. Parecía o bien una muñeca de porcelana o una estrella de cine. Pero había algo que la distinguía, su rostro denotaba una paz y una gran seguridad, sus enormes ojos azules, casi cristalinos, parecían ver a través del alma, tratando de averiguar algo, como si tuviera un misterio oculto, tenía un toque de picardía en ellos. Tenía unas pestañas muy grandes, unos labios delgados y un cuerpo muy bien cuidado para una mujer de su edad, no aparentaba para nada la edad que tenía, rondaba cerca de los 47 años, con una estatura de 1.80 m. Su cabello era rubio natural y tenía una piel increíblemente blanca. Era una mujer noble y buena pero cuando la situación lo ameritaba sacaba hasta uñas y dientes como una auténtica fiera para defender lo que es de ella. A pesar de dar una imagen de tranquilidad y paz, atemorizaba cuando la hacían enfadar, pues poseía un gran carácter. Su actitud hacia su esposo era algo territorial por no decir que era celosa, pero lo que realmente caracterizaba a Eleonor Broggi era el profundo amor por sus hijos y su afán por mantener unida a la familia.

En cambio, su padre Estefano Broggi era dueño de una abundante melena al vuelo de sus orejas de color café oscuro con pequeños destellos de canas y un físico corpulento. Tenía unos ojos verdes profundamente enigmáticos. Se caracterizaba por ser un hombre callado y de negocios con gran pasión por su trabajo y gran amor hacia a su esposa y su familia. No era un hombre de palabras, sino de hechos. Emanaba un aura de gánster con esa actitud tan propia de él, siendo algo estricto. No por nada era uno de los empresarios más poderoso del país. Era alto, midiendo 1.90 m y tenía cerca de los 53 años. Muy apuesto a pesar de su edad, era increíblemente fiel a su esposa. Odiaba con todas sus fuerzas a Aaron Rumsfeld, él era el único que hacía que la calma y paciencia características de Estefano Broggi desaparecieran por completo, dando lugar a un viejo histérico, dispuesto a ganarle a toda costa. Ahora Cara sabía de dónde habían sacado ese carácter sus hermanos, siempre dispuestos a ganar a toda costa.

Su familia parecía salida de un cuento, todos eran todo un caso ya sea por sus defectos, por su gran atractivo o por sus virtudes, y ella... pues ella, era ella y fin de la historia, no se complicaba ni se acomplejaba, sabía que no era fea pero tampoco hermosa como su madre o su hermana, ella era una extraña mezcla de ambos padres, tenía una piel que no era ni morena ni blanca, unos ojos celestes verdosos con un toque de color amarillo, cabello cenizo y estatura de 1.70 m, delgada igual que toda su familia. Obviamente había sacado el carácter de ambos padres porque explotaba con facilidad, aunque trataba de disimularlo, no se le daba muy bien. Consideraba que era un desperdicio pasar la vida acomplejándose por estupideces como la autoestima y eso, aunque era ocasionalmente tímida, y ocasionalmente porque normalmente no le importa lo que piensen de ella. Pero eso no significaba que no se amaba a ella misma, si algo le enseño su madre es que ella debe amarse y ponerse en primer lugar ante cualquier situación siempre y su padre le había enseñado que nunca debe agachar la cabeza ante nadie, y siempre dar la cara con orgullo. Eso lo había aprendido muy bien, tanto que hasta su padre se arrepentía a veces de que se lo hubiera tomado tan en serio.

Cara comenzó a comer, optó por comer hot cakes con un poco de jugo de naranja ya que no le gustaba el café, a pesar de que a toda su familia si, se consideraba un bicho raro en ese aspecto. Se sirvió 4, les untó un poco de mantequilla y arriba derramó un poco de miel. Sabía delicioso.

Esther se mantenía parada a un lado de la puerta pendiente de cualquier petición, mientras que otros 3 sirvientes estaban junto a ella. Cara nunca entendió muy bien porque tiene que haber tanta gente viéndolos comer, cuando para ella comer era considerado algo muy personal. Suficiente tenía con tener que llevar siempre consigo dos guardaespaldas a todas partes.

El señor Estefano Broggi, bajó su periódico y se dispuso a decir unas palabras, la familia al notar que iba a decir algo, dejaron de comer y le brindaron toda su atención al jefe de la casa.

Finalmente rompió el silencio y empezó a hablar:

-Familia -suspiró- quiero informales que se aproxima la fiesta anual de los McMillan, en una semana asistiremos como cada año ya que son importantes para mis negocios, así que no pienso aceptar un no por respuesta por parte de ninguno de ustedes -dirigió su mirada especialmente a Matt, quien siempre se escapaba a la hora de asistir a ese tipo de eventos de la alta sociedad, - todos iremos, les guste o no, así que cancelen sus compromisos o sus actividades pendientes y prepárense para ese día.

-¡Cariño que emoción!, tengo que pensar que me voy a poner, no puedo perder frente a Lyla McMillan -su enemiga a muerte. Aunque se conocían desde su infancia, cuando eran jóvenes ella siempre competía con Eleonor y siempre trató de ganarle en todo, -No la soporto, tengo que ir inmediatamente de compras. Pero todo sea por ayudarte -inquirió su esposa, deslizando su mano por el hombro de su marido, pero más que verse abochornada o molesta, parecía disfrutar de la situación, quería ver como resultaría todo al ver a su vieja amiga de la infancia-.

Este volteó a verla lenta y suavemente habló:

-Sé que no la soportas pero haz un esfuerzo, es importante - levantó su mano y la llevó a su mejilla, parecían unos adolescentes enamorados a punto de escaparse con las intensas miradas que se lanzaban.

Al parecer sus padres se olvidaron de la presencia de sus hijos y siguieron en su mundo que sólo ellos entendían. Todos rodaron los ojos y siguieron comiendo, ignorándolos, acostumbrados a ese tipo de escenas. Parecía que Matt quería decir algo pero al final, optó mejor por no decir nada. Cuando su padre quería algo, siempre lo conseguía y tenía formas de hacer que su hijo se lo pensara dos veces antes de desobedecerlo.

A Cara le pareció bien, no le importaba. En realidad le gustaba la idea, era una fiesta de alta sociedad y sus mejores amigas tendrían que asistir, sus familias eran muy importantes y reconocidas. Pese a las apariencias y a todo lo que decían, todas las personas que asistían a ese tipo de eventos era pura gente adinerada, que por mera conveniencia de la familia McMillan, eran invitadas y no solamente ellos, sino de todas las familias en general, ya que veían una oportunidad de amistad para crear negocios, mientras disfrutaban del ambiente junto con su familia. Al principio cuando Cara era más pequeña estaba en contra de ese tipo de discriminación social y política de meros intereses con las familias adineradas, todos veían por sus intereses y nadie veía por una amistad verdadera o algo que fuera sincero en realidad, pero terminó aceptándolo porque el mundo funcionaba así, y sinceramente no tenía nada que ver con ella, así que solo pasaba del tema y le dejaba eso a los adultos.

A diferencia de sus hermanos, Cara asistía a un colegio, especialmente estricto, solamente para gente sofisticada y adinerada. Ella había elegido ir ahí, en parte porque su madre la había influenciado, ya que ella asistió ahí en sus tiempos de estudiante, por otro lado porque estaba la carrera que le gustaba y finalmente y la decisión que mayor influencia tuvo, sus amigas asistían a ese instituto. Era especialmente para preparar a los futuros herederos de grandes compañías, por lo que la mayoría eran hijos de grandes empresarios, actores, gente famosa, importantes científicos, políticos, etc. A Cara le daba igual que tipo de gente asistía a su escuela, a ella solo le importaba estar con sus amigas, con la gente que ella apreciaba.

Fue la primera en terminar de comer, se le hacía tarde para el instituto, se despidió de todos alzando la mano apresurada, saliendo por la puerta principal de la mansión Broggi.

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