-¡Lo encontraron! -Escuché a lo lejos.
-¿Qué dónde está? -Preguntaba una segunda voz.
-Al parecer, en casa de Kentin, junto a Alexy, Priya y Armin.
Rápidamente, abrí mis ojos por completo y alejé a Demonio de mis piernas.
-Debo ir a verlo -balbuceé intentando levantarme.
Rosa, quién se encontraba dándome las espalda, rápidamente volteó hacía mí.
-Ah, al fin despiertas -me sujetó por los hombros. -¿Cómo te sientes?
-¿Encontraron a Nath?
Lysandro y Castiel se acercaron a nosotras.
-Si -respondió Rosa. -Se fue a casa de Kentin, ya puedes estar tranquila.
-No, no, debo ir a verlo -susurré tratando de quitármela de encima.
-Ella tiene razón -habló Castiel. -Te acabas de desmayar, descansa un poco.
-Me da igual, necesito ver como está Nath -me levanté del sofá.
-Emma, creo que es mejor que te sientes un momento -me habló Lyss apoyando su mano sobre mi hombro. -Es muy posible que tu presión haya bajado, estabilizate un poco y luego te acompañamos todos a casa de Kentin.
-Estoy bien -lo aparté de mi camino. -Agradezco que se preocupen, pero hay un asunto más importante que tratar.
Demonio, a quien ni siquiera había saludado, notó que apoyé mi mano en la puerta y casi corriendo, se tiró sobre mí.
-¡Demonio! -Exclamó Castiel corriendo a sacarlo de mi rostro. -¡Ven aquí!
El perro rápidamente se alejó de mí
-¿Estás bien? -Me preguntó Lysandro extendiéndome su mano.
-Si -susurré levantándome del suelo. -Solo necesito ver a Nathaniel...
-Yo te llevo -soltó Castiel.
-Pediré un taxi -susurré sacando mi celular de mi bolsillo.
-Espera, yo iré contigo, por si te descompones en el camino-habló Rosa. -Yo tengo descuentos, déjame pedirlo a mí.
Asintiendo, dejé que Rosa sacara su celular.
-¿Estás segura que no quieres descansar? -Insistía Lysandro. -Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras.
-Estoy bien, gracias... -Sujeté sus manos en un intento de tranquilizarlo.
-Estás fría -susurró.
-El auto viene en camino -lo interrumpió Rosa. -¿Qué tal si vamos bajando?
Levemente asentí y nos despedimos de Lyss.
A decir verdad, hubiese preferido descansar en aquél cómodo sofá. Me sentía cansada, como si mi cuerpo pesara el triple, mi cabeza dolía, pero sentía que si no iba a ver a Nath, iba a sentirme el triple de peor.
-¡Oh, Dios, están aquí! -Exclamó Kentin una vez estábamos fuera de su puerta.
-¿Cómo está Nathaniell? -Pregunté rápidamente.
El castaño se hizo a un lado para que entraramos.
-Sigue aterrado, pero creo que la compañía de los chicos lo ha tranquilizado bastante.
-¿Su padre sabes qué esta aquí? -Preguntó Rosa mientras comenzabamos avanzar.
-No por el momento -contestó. -Mi mamá le recomendó que le avisara a sus padres que estaba bien. Solo la policía sabe donde se encuentra.
-¿Va a quedarse aquí, no?
-Si él así lo quiere, entonces si -me dio una pequeña mirada. -Yo ya le había comentado que podía venir, así que creo que por eso mismo recurrió a nosotros.
Algo curiosa, revisé mi celular. No tenía ningún mensaje de parte de Nath. Era curioso que Nath no hubiese recuperado su celular, no tenía mucho sentido el como los chicos habían logrado comunicarse con él, si estaban comiendo en el centro.
-No lo sé... Ni siquiera había pensado en lograr escapar... -Hablaba Nath sentado junto a Priya.
El rubio, cubría sus piernas con una pequeña manta. Se veía realmente agotado, sus moretones no estaban cubiertos, podían verse las enormes manchas oscuras en todo su cuerpo. Incluso me atrevía a decir que habían mucho más que la otra vez.
-¡Nath! -Exclamé corriendo hacía él. -Oh, Dios, ¿Cómo te encuentras? -lo abracé con fuerzas.
El rubio correspondió mi abrazo algo tenso.
-Estoy bien, gracias por venir -me alejó rápidamente.
-Oh, Dios, estaba tan asustada... -Susurré sentándome en el suelo.
-Pero estoy bien -soltó algo serio.
-¿V-Vas a quedarte aquí? -Susurré.
El rubio asintió con su cabeza. Sus ojos se veían caídos, daba miedo como unas enormes ojeras teñian su pálida piel, parecía muerto.
-Mis papás ya están al tanto de todo -habló Kentin. -Así que no tienes porqué preocuparte de eso -me sonrió.
-Si, me siento cómodo aquí. Estaré con Kentin hasta que las cosas vayan mejor...
-Lo sé, lo sé, eso me deja mucho más tranquila... ¿Pero qué vas a hacer con tu padre? ¿Vas a denunciarlo, verdad? -Solté.
-En realidad... Prefiero no hablar de eso contigo -susurró.
Sorprendida, me quedé en completo silencio, de hecho, todos estaban tan sorprendidos como yo.
-N-No me malentiendas -balbuceó. -Solo lo estuve pensando y creo que si esa cuenta quiere atacarte a tí, lo mejor sería que manejes poca información...
-¿Manejar poca información?
-La cuenta usó lo de mi padre para atacarte a tí, estoy aquí debido a que esa cuenta tiene algo contra tí, no contra mi.
-¿Y eso es mi culpa?
-Sabes que no... Pero creo que si solo tienes la información básica, entonces esto no pasará de nuevo.
-Pero si yo no soy quien le dice a esa persona con que cosas amenazarme.
-Lo sé, pero si mantenemos la distancia, entonces podremos estar tranquilos por un tiempo. Si esa persona cree que consiguió lo que quería, no tendrá razón para amenazarte.
-Eso es ridículo, ¿Por qué deberíamos alejarnos solo nosotros? ¿Qué pasa si alguno de los chicos es quien le cuenta todo? ¿Por qué ellos si pueden saberlo?
-Si se vuelve a filtrar algo, entonces estaré seguro de que es uno de ellos.
-Suena como si creyeras que yo misma me envío esas amenazas.
-No, no, solo... Quiero estar tranquilo por un tiempo.
-¿Entonces simplemente debo alejarme de todos? -Susurré atónita.
-No... Solo alejemonos hasta que todo vaya mejor. Es lo más sano por ahora.
Sintiendo un nudo en mi garganta, rápidamente me levanté de la alfombra y caminé hasta la salida.
-¡Emma, espera! -Escuché a Kentin corriendo detrás de mí.
Parecía una broma, una pésima broma.
-Espera, detente -logró pararse frente a la puerta antes de que la abriera.
-Correte -intenté moverlo.
-No, no, no te vayas así -me abrazó. -Nath está algo alterado, no creo que su intención haya sido realmente tratarte así.
-Solo déjame ir a casa.
-No puedes irte.
-No voy a quedarme aquí sabiendo que Nathaniel quiere que tomemos distancia -balbuceé aún tirando de su hombro.
El castaño se quedó algunos segundos en silencio, hasta que finalmente cedió y abrió la puerta.
Casi corriendo, lo corrí a un lado y comencé a avanzar por la acera.
-Espera, espera, no te vayas sola -corría detrás de mí el castaño.
Me sentía horrible, el malestar físico ya ni siquiera se comparaba con la horrible sensación que tenía en la garganta. Quería correr a encerrarme en mi habitación.
-¿N-No quieres que pida un taxi? -balbuceó llegando hasta mí.
-Creo que es mejor que vuelvas con el resto, Nath necesita apoyo de todos.
-¿Y dejarte sin apoyo a tí?
El castaño logró pararse frente a mí y en silencio, apoyó sus manos sobre mis hombros.
-¿Crees que este causándole problemas? -susurré finalmente comenzando a llorar.
Kentin, casi como si estuviese leyendo mi mente, rápidamente me envolvió entre sus brazos.
-Por supuesto que no. Esto no es tu culpa -susurró abrazándome. -Nathaniel solo está demasiado asustado y no midió el peso de sus palabras. No tienes porqué sentirte culpable, la víctima aquí eres tú.
-De cualquier modo, nada hubiese pasado si yo hubiese hecho lo que la cuenta decía.
-¿Y dejar qué la persona detrás te manipule a su antojo?
-¿Pero viste como estaba?
-De cualquier modo, Nath debía salir de ese lugar, suena algo cruel, pero sinceramente creo que la cuenta lo ayudó al menos a librarse de su padre.
-Pero salió a la fuerza -susurré alejándome de él.
-Pero lo hizo.
En parte tenía razón. Sin embargo, no podía dejar de pensar en que un tema privado ahora era público y toda la escuela ahora sabía que Nath llevaba años siendo golpeado.
Nath odiaba la atención, volver a clases sería un infierno para él.
-Ahora debemos apoyarlo y esperar a que denuncie de una vez por todas a ese señor.
-Debo encontrar a quién está detrás de todo esto -susurré.
-Creo que lo mejor sería dejarle esto a la policía.
-La policía ni siquiera me toma en cuenta, con Nathaniel harán lo mismo.
Kentin se quedó en silencio.
-La cuenta puede y estoy completamente segura de que va a seguir metiéndose con ustedes. Si no descubrimos quien es, todos van a terminar como Nath.
-¿Pero qué más podemos hacer? Ya intentamos dejar anzuelos con todos y no cayeron, incluso rastreamos la cuenta y no llegamos a ningún lado.
-Debe haber algo... -Susurré.
-Estamos en medio del océano.
-¡Espera! R-Rosa hoy día me dijo que...
Iba a contarle todo, pero entonces recordé que a Kentin le gustaba Priya. No iba a creerme.
-¿Rosa te dijo..?
-Lo tengo... -Murmuré.
-¿Tienes qué?
-Leigh terminó con Rosa por culpa de la cuenta. Si logro hablar con él, puedo tener pistas.
-¿Leigh es el hermano de Lysandro?
-¡Exacto!
-Si hablas con Lysandro, él puede acercarte a su hermano, incluso hablar con él, ¿No es así?
-¡De hecho, yo conozco a Leigh, nos ayudaba a Lyss y a mí con nuestras tareas. Puedo hablar con él cuando sea.
-¿Irás ahora? -susurró mientras intentaba limpiar las lagrimas que habían quedado en mi mejilla.
-Si. No puedo perder tiempo.
-Estás hirviendo -soltó apoyando su mano en mi frente.
-¿Hirviendo? -Reí. -No, no, solo tengo calor.
-¿Calor?
-Da igual, ahora debo ir a la tienda de Leigh.
-Te acompaño.
-No, no, debes estar con Nathaniel.
-Ya te dije que no te iba a dejar sola.
-No puedes dejar a todos solos en tu propia casa.
Kentin frunció su ceño.
-Estaré bien, tú ve y dime como se encuentra Nath, con eso me sentiré mucho mejor.
El castaño revolvió mi cabello.
-Escríbeme si sabes algo nuevo o si necesitas ayuda.
-Lo haré -le sonreí mientras sacaba mi celular para llamar a un taxi.
-Y no vuelvas a casa tarde.
-No prometo nada -reí.
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