Pasamos a la gran oficina que parece sala y como había dos asientos me tuve que sentar arriba de Sebastian a lo que el me abrazo por la cintura y el chico que estaba cerca de nosotros gruño.
-Calma Sean, es su hermano-dijo la señora- Mi nombre es Sara, el es mi esposo Izan, y ese chico es mi hijo Sean, un placer conocerte-me dijo Sara mientras se acercaba a mi a abrazarme. Me quede con cara de: ''¿Y porque me abraza?''.
Cuando dejo de abrazarme se fue al lado de su esposo y yo aun seguía confundida de porque estábamos aquí. Me hubiera quedado afuera comiendo fresas con chocolate.
-¿Te preguntaras de porque estamos aquí verdad Erika?-pregunto Izan, ¿porque se sabe mi nombre? Yo solo asentí y el sonrió.- Eres la pequeña mate de mi hijo, y nos estábamos preguntando que, si querías quedarte aquí con el.- el cuerpo de Sebastian se tenso y en un ágil movimiento se paro violentamente poniéndome detrás de el.
-¡¡De ningún modo se ira con este!! ¡¡No dejare que se quede aquí con ustedes!! -hablo enojado mi hermano y mi papa trato de controlarlo pero el no se dejo
-¡¡Ella es mía ahora, y quieran o no estaré con ella porque es de mi propiedad!! -Camino hacia mi con velocidad e intento agarrarme pero Sebastian se puso en frente de el
-Ella no se ira contigo Imbécil- Escupió con ira las palabras, antes de que le respondiera Sean su padre grito
-¡¡YA BASTA!!- gruño el papa de Sean, todos lo volteamos a ver y él tenía el ceño fruncido. Sean se ''tranquilizo'' y a mí me dio hambre. ¿Qué? No me vean así, no comí nada por esta estúpida reunión y cuando estuve cerca de comer, resulta que un tipo lindo pero idiota me dice que soy suya.
Intente salir discretamente y lo logre. Pronto logre estar en la sala y había muchos bocadillos en una mesa con un lindo mantel azul. Agarre un muffin con chispas de chocolates que se veía delicioso y logre darle la primera mordida.
Sip.
Esta delicioso.
Cuando le iba dar otra mordida alguien me agarro la mano. ¿Y si me descubrieron tragando aquí?
Me voltee lentamente y encontré a Sean ahí con una sonrisa en su rostro, ¡que era tan gracioso?
-¿De que te ríes idiota?-pregunte enojada, nunca me dejan comer en paz.
-Es que eres tan hermosa comiendo lo que a mí me gusta, y lo mejor es que eres toda mía-volvió a sonreír mientras se relamía los labios.
-Vengo a pedirte un favor- hablo despreocupadamente, luego se arrodillo hasta quedar a mi altura y empezó a hablar:
-Mira, te propongo un trato, vives conmigo y te prometo que te la pasaras muy bien -Siento que esto es falso.
-¿Y qué? ¿vamos a vivir aquí o qué?-hable asimilando la idea y de pronto vi la cara de Sean iluminarse.
-Viviremos en mi casa, ¿o sea que si te vas a vivir conmigo?-pregunto emocionado.
-Depende, ¿me daras algo a cambio?-quiero mucha nutella
-Lo que tú quieras, pero solo si te vas a vivir conmigo- le digo que si o le digo que no, ¿que dice el público?
-De acuerdo, iré a vivir contigo pero solo si me das lo que quiero-Sean estaba súper feliz con lo que le dije. Se abalanzo sobre mí como niño pequeño y empezó a besarme el cuello, carajo esto es raro. Aunque da cosquillas
-Basta Sean- susurre en su oído, el levanto la cabeza quedando su cara a pocos centímetros de la mía- Hay que decirles a nuestros papas- volví a susurrar en su boca, él se paró rápidamente y me tendió la mano para levantarme, se la agarre y el me jalo muy fuerte haciéndome estrellar contra su pecho.
-Trata de levantarme un poco menos fuerte idiota- Murmure y el solo rio. Después me tomo de la mano y me llevo de nuevo a la oficina de su padre. Abrió la puerta y todos voltearon a vernos.
Raios
-Papa, Erika quiere vivir conmigo-hablo Sean feliz.
-Erika, ¿te iras con él?- pregunto Sebastián un poco triste.
-Lo siento Sebas pero tengo que hacerlo, no quiero que haya guerra entre las manadas porque no quiero perderte, entiendes?-susurre yendo hacia el para luego abrazarlo, el me correspondió al abrazo y me dio unos cuantos besos en mi cabeza.
-Hija, sé que es duro pero tomaste una buena elección.- ¿que rayos...? mi papa quería que me fuera?
Esto es sospechoso.
-¿T-tu querías que me fuera?-pregunte dolida.
-No pequeña, al contrario, lo que más deseo en este mundo es que estés aquí con nosotros pero, a veces hay que tomar decisiones duras en la vida, entiendes lo que te quiero decir?-no entendí ni madres de lo que dijo.
-Sí, si ya entendí- hable para que no me dijera todo un sermón
-Bueno bueno, demasiado platica, hay que irnos Erika, es tarde-dijo Sean.
-¿Qué? ¿Ahora?- pregunte confundida.
-Creías que te llevaría mañana?-rio sonoramente-Lo que más quiero es que estemos tu y yo solos para...-se acordó que aquí estaban todos y volvió a hablar-para estar más tiempo contigo gatita-rio nerviosamente, ¿gatita?.
-No quiero que hagas una estupidez Sean, es una niña-dijo su madre.
-No le hare nada mama, es mi pequeña mate, ¿tú crees que le haría algo malo?-respondió Sean tomándome de la mano. Sus manos estaban tibias, con su pulgar acaricio mi mano y después me miro pícaramente.
-Ya nos podemos ir, quiero dormir con esta belleza-volvió a hablar Sean.
-Sí, ya vayan a casa pues, si no les anochecerá y será más difícil conducir- sonrió con ternura su mama y luego me abrazo fuertemente.
-Cuídate mucho mi niña, Sean suele ser muy sobre protector con lo que es suyo-me volvió a sonreír su mama, ¿no se cansa de sonreír? Esperen, ¿acaso su mama me acaba de dejar como un objeto?
-Cuídala Sean, no quiero que le hagas nada malo, ¿entendiste?-dijo su papa.
-Adios pequeña, prométeme que me visitaras los fines de semana-sugirió Sebastián.
-Te lo prometo Sebas-hable sinceramente.
-Solo vete mi mujercita, harás que llore. Eso si, nada de cometer delitos-dijo mi papa divertido, me dio un beso en la frente y luego sentí un jalón hacia atrás.
-Ya vámonos princesa-dijo Sean enfadado.
-Vámonos pues, enfadoso-susurre. Sean se despidió de sus papas rápidamente y abrió la puerta para que yo saliera y así lo hice.
Ya estando afuera, Sean me volvió a agarrar de la mano y me apresuro a caminar para irnos no sin antes agarrar dos muffins.
Nos subimos al carro de Sean y arranco.
-Sean, ¿me das un muffin por favor?-dije para romper el silencio
-Cuando lleguemos a nuestra casa princesa- hablo viendo a la carretera
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-Amor, despierta. Abre tus ojitos-decía una voz, abrí los ojos y vi a Sean mirándome fijamente
-¿Porque me despiertas Sean?-dije adormilada
-Ya llegamos a nuestra casa cariño, quieres que te cargue a puedes caminar?-
-Yo puedo caminar-
-Entonces ven- me agarro la mano y me saco del carro. Llegamos a la puerta de una lujosa mansión. Pasamos y todo era brillante, como de película. Había un sofá enorme y negro frente a una mesita de cristal en donde había un florero. Enfrente de estos, estaba una pantalla enorme de televisión.
-¿Todo esto es tuyo?-pregunte asombrada
-Nuestro, bebe, y si, todo esto es de los dos. Recuerda, todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío
Eso sonó algo chantajista.
-Asombroso,solo acuérdate que me tienes que dar un muffin- sonreí, el se levanto de mi y se fue a la cocina sonriendo, luego llego y trajo los dos muffins, me dio uno y se empezó a comer el otro.
(En multimedia Sean)