Sonreí y lo besé sin pensarlo mientras jugaba con su cabello. Comenzó bien, y luego se volvió muy apasionado. Definitivamente este hombre era mi perdición, sus besos, sus caricias, todo. Nos separamos, ambos respirábamos agitados por falta de aire. Noté que Jack seguía con la toalla puesta en su cintura.
-Ponte algo si quieres acostarte conmigo -él se rió.
-Alice, no hay nada que tú no hayas visto -noté como me ruborizaba al recordar que era cierto- Pero si eso quieres, lo haré -dijo riendo. Me corrí para darle espacio y él se acomodó junto a mí, pasó su mano por mi cintura y acomodó su cabeza cerca de la mía- ¿te das cuenta de lo que me hiciste? -dijo riendo- antes yo no era así.
-Recuerdo muy bien que no eras así. -le dije dándome vuelta para poder ver su rostro, y estaba sonriendo sin mostrar los dientes.
-Sí, sí, era un idiota -carcajeé.
-Sí, lo eras -dije aún riendo, pero la luz de la luminaria me dejaba ver seriedad en su rostro.
Dejé de reírme y él se sentó en la cama apoyando su espalda en el respaldo de madera.
-Y también era un asesino Alice -dijo serio y sin mirarme- Un maldito asesino. ¿Aún quieres estar conmigo?
-Jack... -me interrumpió.
-Porque si no quieres seguir conmigo, estarías haciendo lo correcto ¿lo sabes, no?. ¿Sabes que la policía me está buscando y si quisieran podrían matarme, no? -giró su cabeza para mirarme y yo hice lo mismo.
Era cierto, pero eso no iba a impedirme estar con él. Inconscientemente le respondí.
-Te amo Jack, y nadie podrá impedirlo, tampoco tú, por si lo que quieres lograr es alejarme -sonrió amargamente y negó con la cabeza.
-Siempre has sido una cabezota.
-No veo que a ti te moleste -hice una mueca.
-A lo que yo voy, es que intenté matarte y me siento asqueroso por eso -su ceño se frunció y respiró hondo, al parecer aguantaba las lágrimas- Fui un imbécil, nunca me voy a perdonar por haberte querido hacer daño, lo siento -dijo con la voz quebrada.
Lo abracé y él hizo lo mismo, me apretó contra él, sentía como aguantaba los sollozos. Me daba tristeza verlo así, en todos los meses que estuve con Jack, siempre sonreía, nunca me mostró su lado sentimental.
-Jack, no es necesario que hagas esto, no me gusta verte así, yo ya te perdone, hace mucho -me miró con sus ojos verdes, ahora cristalizados, luego de pasarse la mano por la cara. Ya más tranquilo respondió.
-¿De verdad quieres estar con alguien como yo?
-Sí -respondí sin dudar- Quiero estar contigo.
-Te amo Alice, eres todo lo que necesito -dijo mientras me abrazaba y apoyaba su cabeza en mi hombro, para después besar mi cuello.
Me desperté con el ruido de la lluvia que hacía sonar la ventana, me di cuenta de que Jack no estaba a mi lado. Me alarmé y tomé una de las tantas camisas que me había dejado Tom y corrí hasta la sala.
-Me asustaste -le dije mientras salía por las grandes ventanas que daban hacia el balcón.
Él tiraba el humo del cigarrillo por su boca, estaba sentado en una de las sillas para descansar. Me sonrió y palmó sus piernas para que me sentara en ellas.
-Está lloviendo -le dije acercándome.
-Aquí no llega el agua -sonrió al verme sentada en su regazo, cruzó una de sus manos por mi cadera y volvió a botar humo, pero ahora en otra dirección para que no llegara directo a mi rostro.
-¿Desde cuando fumas? -le dije apoyándome en su pecho.
-Más o menos desde los 13 años -hizo una mueca. Lo miré.
-Tendrás que dejarlo, porque quiero que dures -carcajeó.
-¿Y tú?
-No fumo -le contesté- Mi padre lo hacía, fácil fumaba dos cajetillas diarias después de morir mamá, y ahora con solo oler el tabaco me dan nauseas -Hice una mueca y él frunció el ceño, para después exhalar lo último de humo y apagar el cigarro.
-¿Por qué nunca me lo dijiste?
-Sinceramente te ves muy sexy fumando, y si a eso le agregas tu moto... -rió.
-¿Cómo ha estado Tom y tu papá? -en pocas palabras me arruinó la mañana. No me gustaba cuando preguntaban por papá. ¿Para qué? si ni siquiera sabía como estaba ni en donde.
-Tom y Sarah están bien, Connor está cada día más lindo -sonreí.
Jack me miró sonriendo. Él sabía perfectamente que había hecho caso omiso a su pregunta acerca de mi padre. Me recosté en hombro mirando hacia la ciudad. Era una hermosa mañana, se escuchaban las hojas de los árboles moverse y algunos coches. Además de las pequeñas gotas de lluvia cayendo.
Era primavera y el clima a estas alturas, era agradable, no hacía tanto frío aunque llovía de vez en cuando; como ahora. Miré a Jack que miraba el paisaje en silencio, sus ojos verdes estaban fijos en un punto. Sentí el timbre sonar y ambos nos miramos confundidos. "Debe ser Tom" le dije a Jack tratando de permanecer calmada. Jack se quedó en el pasillo esperando mientras yo iba a la entrada y abría la puerta. Me encontré con quien menos esperábamos, Drake. Me miró preocupado, se había fijado en mis nervios cuando lo vi frente a mí.
-¿Qué haces aquí?
-¿Qué sucede, Alice? -me preguntó evitando mi pregunta. Miré mis dedos nerviosa, si sabía que Jack estaba aquí, lo encerraría o peor, lo mataría él mismo.
-Na... nada Drake, es mejor que te vayas -le dije con la voz entrecortada.
-¿Con quién estás? -preguntó confundido tratando de avanzar y poder entrar pero se lo impedí.
-Nadie, vete -insistí.
-¿Estás con ese asesino? -dijo esto y a la vez trató de entrar de nuevo pero se lo impedí cerrándole la puerta de entrada en su cara.
"¡Alice, ábreme!, ¡Demonios Alice, abre!" lo escuchaba gritar desde afuera mientras golpeaba la puerta.
Caminé a paso rápido hasta mi habitación y me encontré con Jack que estaba metiendo algo de ropa en un bolso. "Ayúdame" me gritó desesperado mientras iba a mi armario y sacaba más ropa. Me acerqué y lo ayudé pero mis manos temblaban; tenía miedo y mucho. Escuché que los golpes en la puerta eran cada vez más fuertes, iba a abrir la puerta en cualquier minuto, necesitábamos apurarnos o estábamos muertos.
Miré hacia la ventana que daba con la escalera de emergencia y luego miré a Jack que cerraba el cierre de la mochila. Levantó su mirada, notaba la adrenalina en sus ojos, asintió con la cabeza, adivinando lo que estaba pensando y se acercó corriendo mientras se colocaba en uno de sus hombros el bolso. Antes de salir por la ventana y cerrarla con seguro, cerré la puerta de mi habitación de la misma forma para que le tomara tiempo entrar. Al salir bajamos a toda velocidad por las escaleras, eran inestables pero en ese momento no nos importaba; corríamos riesgo y no estábamos dispuestos a dejar que nos atraparan.
En ese momento supe que ya estábamos los dos involucrados, que ya no solo buscarían a Jack sino a mí también. Estábamos en problemas, ambos, pero esa idea no me asustaba en lo absoluto, sabía que Jack me protegería y yo trataría de protegerlo a él. Cuando llegamos a abajo vi la moto de Jack estacionada en la entrada, lo miré confundida. "Tenía todo planeado" me dijo antes de que ambos nos sentáramos y saliéramos del lugar. Nadie venía persiguiéndonos por lo que asumo que Drake aún no daba las llamadas de alerta.
Llegamos a un barrio que daba mala espina con solo verlo, estábamos en uno de los extremos de la ciudad; era un barrio poco conocido y bastante solitario. Me bajé de mala gana, no quería estar ahí pero de todos modos seguí a Jack que iba delante de mí mientras entrábamos en una antigua casa en pésimo estado.
Las puertas estaban de tonos opacos, la humedad debía de ser, y por dentro las cosas no cambiaban en lo absoluto; se notaba que vivía alguien allí pero no era cuidada ni aseada por nadie. Avanzamos por la oscura casa y me senté al lado de Jack en un sofá roto y manchado. Por el pasillo se oyeron algunos ruidos y a los segundos apareció un hombre, de un aspecto descuidado. Estaba serio, al reconocer a Jack una sonrisa de lado se asomó en su rostro.
El hombre parecía tener unos cuarenta años, tenía unas cuantas canas que dejaban ver que no era tan joven; su ropa era holgada y llevaba unas botas de combate. Se acercó hacia nosotros y saludó amablemente a Jack, dirigió su mirada hacia mí y me dedico una sonrisa, se la devolví. "Tengo tu pedido" dijo el hombre, caminó hasta una pequeña mesa ubicada en la cocina, tomó un sobre y se volvió hacia nosotros, entregándole el sobre a Jack. "Gracias Drew" dijo Jack parándose estrechando su mano, le entregó unos cuantos billetes y se despidió tomando mi mano, saliendo rápidamente de ahí. Me despedí también del hombre antes de salir.
-¿Me puedes explicar qué fue eso? -le dije cruzándome de brazos delante de la moto, mientras él se subía y guardaba el pequeño sobre en el bolsillo derecho de su chaqueta.
-Vámonos -me dijo serio.
-¿Qué? ¿a qué te refieres? -le dije sin entender.
-Irnos, los dos juntos, del país. Vámonos a otro país, Alice. Podremos vivir sin problemas ahí -lo miré atónita, ahora mi vida se parecía a una maldita película de acción.
Pensé en Tom, en Sarah y en mi sobrino, si aceptaba verlo crecer y poder malcriarlo, me perdería de todo lo bueno; dejaría de lado lo que me hace feliz. Irme con Jack significaba dejar todo atrás, comenzar una nueva vida, de cero. Lo amaba, y si así podría al fin vivir feliz, estaba dispuesta a aceptarlo.
-Pero Jack, ¿y los pasaportes, los pasajes, los policías, has pensado en eso antes? -le pregunté enumerando con los dedos.
-Los pasaportes los tengo aquí -dijo apuntando el bolsillo de su chaqueta- los pasajes también los tengo, pero acá -apuntó el bolsillo delantero de sus jeans- y lo de los policías lo tengo controlado.
-¿Cómo?
-Nos vestiremos distinto, como las personas de los pasaportes para que no nos reconozcan en el aeropuerto.
-¿Y cuando pensabas decírmelo? -pregunté sorprendida mientras pasaba mis manos por mi cabeza.
-Ahora -hizo una mueca- toma ese bolso que está ahí -dijo señalando una mochila que estaba a las afueras de la casa, en la que hace poco habíamos estado.
Sin dudarlo me acerqué y lo tomé. Me subí a la moto y me tomé de la cintura de Jack mientras él encendía el motor y partía rumbo al aeropuerto. "Pasaremos al baño, nos cambiamos y nos vamos, ¿si?" me dijo en el camino, asentí. Sabía que desde el momento en que acepté estar con Jack, iba a tener que tomar riegos.
Sabía también que tendría que dejar de lado muchas cosas. Me dolía dejar a Tom, y a Connor, pero sabía en el fondo, que ellos estarían bien. Estaba feliz de saber que Connor tendría un padre presente, que le enseñaría a jugar fútbol, quién sabe. Me dejaba tranquila también saber que Tom estaba enamorado y había elegido a la chica correcta; estaba en buenas manos.