Nos encerraron en un gran cuarto, habían al rededor de diez camas y algunas repisas para poner la ropa. El lugar era frío y no tenía ventanas, sólo las luces que colgaban del techo nos daban luz. Mi amiga se aferró a mi mano, la suya estaba húmeda de tanto limpiar sus lágrimas y la mi no paraba de tiritar.
Los hombres tiraron nuestras maletas y luego se fueron dejándonos completamente solas. Los llantos no se hicieron esperar de parte nadie, algunas buscaban la forma de escapar de éste lugar, pero todo era inútil. No había forma de salir de aquí, si apenas lo intentabamos, si damos un solo paso en falso, no durarían en matarnos.
La puerta se abrió de golpe, Tony entró a la habitación y nos quedó mirando. Su sonrisa diabólica heló mi sangre e hizo que mi miedo aumentara.
Ésto no nos podía estar pasando, ésto debía ser una maldita y horrible pesadilla.
—Bienvenidas al infierno chicas.
Sólo podía pensar en una cosa, y no era en salir de aquí o en estar bién. En lo único que podía pensar era mi bebé, en Camilo, ¿Qué estaría haciendo ahora?, ¿Estará jugando o tomando su siesta?, ¿Estará riendo o llorando?, mi corazón dolía, mi pecho estaba apretado y mi visión estaba totalmente borrosa producto de mis lágrimas contenidas.
Tony se marchó de la habitación y corrí a pararme detrás de la puerta, pude sentir como era cerrada con llave desde afuera y luego como sus pasos se alejaban. Miré a las chicas, a cada una; cuál estaba peor.
—Está con llave —Limpie mis lágrimas una vez más.
—¿Qué haremos?, ¿Cómo saldremos de aquí? —Gabriela habló con la voz entre cortada, pasaba las manos por su rostro haciendo que su maquillaje se corriera por todo lados.
—¿Por qué no intentas salir por la puerta, eh? O por la ventana —Lucía la miró con una sonrisa irónica. Lo único que hacia falta era que el grupo se separara.
—¡Al menos algo estoy pensando! No cómo tú que estás parada ahí como estúpida mirando todo como si fuera lo mejor del mundo! —Gabriela era una chica mediana de estatura, pero Lucía era mucho mas alta que ella.
—¡A mí no me vuelvas a gritar perra!...
—¡Ya paren! —Pascal se metió entre medio de las dos y las hizo alejarse— no necesitamos ésto, tenemos que estar juntas si queremos salir de aquí antes de que nos vendan.
—Pascal tiene razón —Me acerqué a ellas— lograremos salir de aquí, pero tenemos que estar juntas, apoyándonos —Miré a Gabriela y luego a Lucía— todas tenemos miedo... Todas tenemos una razón por la cual volver a casa, pero discutiendo no lograremos nada.
Las chicas me miraron, pero no dijeron nada, sólo bajaron su cabeza y se alejaron.
—Ahora lo mejor será descansar, tratar de ordenar ésto y... Luego pensaremos en algo —Mordí mi labio mirando al rededor sin saber mas qué decir.
Las chicas tomaron sus maletas entre llantos y sollozos. Clari se acercó a mí y me abrazó por unos segundos.
—Estaremos bién, ¿Si? —Limpió las lágrimas que habían vuelto a rodar por mis mejillas y me volvió a abrazar.
Al menos estábamos juntas en ésto, y juntas saldríamos también.
Justin
Viajamos desde Canadá a Chile con todo el equipo que estaba a a cargo de éste caso. Éramos los mejores trabajando en éste tipo de cosas, pero con el paso de los días se nos ha vuelto más complicado.
—¿Hay algún reporte de personas desaparecidas? —Llegué a la oficina y me senté en mi nuevo escritorio, donde un montón de papeles esperaban por mí.
—Hasta el momento no —Mark se sentó frente a mi mientras revisaba algunas carpetas.
—¿Que dijeron los de aeropuerto?.
—No ha habido nada raro, según ellos —Dejó las carpetas sobre su escritorio y paso las manos por su cabello— pero las cámaras dicen lo contrario. Un grupo de chicas viajó hasta Dubai hace un par de días, puede ser un viaje de amigas o algo así, pero no estamos para descartar posibilidades.
—Tenemos que estar atentos frente alguna denuncia por desaparición. La mayoría en estos casos son chicas entre los diecisiete y veintidós años —Mark asintió— tenemos que encontrar a esos malditos.
Desate mi corbata y recosté mi espalda en el asiento. Llevábamos meses trabajando en éste caso y ni una pista de donde pueden estar escondidos.
—Los vamos a encontrar Justin, ya veras —Mark palmeo mi espalda. Me sentía realmente frustrado con todo ésto.
—Necesito una cerveza —Me levante y tome mi chaqueta. Mire a Mark y éste enseguida tomó la suya con una sonrisa.
—Por éso eres mi amigo —Vire los ojos con diversión y salimos del edificio.
Eran pasado las diez de la noche cuando nos adentrarnos en un bar del centro de la ciudad. El ambiente era tranquilo y tocaban buena música. Perfecto para relajarme.
Colgué mi chaqueta en el respaldo den taburete y subí las mangas de mi camisa mientras me ponía cómodo, el chico que atendía la barra se nos acercó mientras secaba sus manos y nos saludo con una sonrisa.
—¿Que desean caballeros? —Dejo el paño que tenía en sus manos y nos quedo mirando.
—Dos cervezas, por favor.
—Enseguida —El chico buscó las cervezas y las dejo sobre la barra, las destapó y mos pasó una a cada uno.
Le di un largo trago a mi botella, sintiendo como su sabor amargo pasaba por mi garganta.
—¿Has hablado con tus padres? —Miré a Mark son ánimos.
—No —Negué y bebí el último sorbo de cerveza. Era la tercera botella que nos bebíamos.
—¿Cuando les hablaras? —Mi amigo insistió en el tema. Odiaba hablar de ésto, me hacia recordar cosas que no quería— ¿Cuándo le hablaras a Darcy?
—Me avergüenza, lo sabes —Pasé las manos por mi cabello en forma de cansancio— lo maté, la hice sufrir más que nadie.
—Tu no tienes la culpa de nada, Justin —Mark dejó la botella vacía en la barra y se fijó en mi— fué un error.
—Para ella no fué un error —Hablé fuerte haciendo que varias personas, incluso el chico de la barra se voltearan— para ella soy aquél imbécil que le arrebató al amor de su vida.
—Era tu vida o la suya. Ése chico quizás no tuvo elección con su familia, pero si tenía elección frente a qué camino elegir.
Mire el suelo y apreté mi mandíbula. Sabía que tarde o temprano debíamos hablar, pero no podía aguantar la mirada de desprecio y odio proveniente de mi hermana por mas de cinco segundos. Ella aún no comprendía que lo que hice fué para salvarla, para salvar su propia vida.
Hace meses estábamos tras una banda de narcotráfico, el día de la emboscada me llevé la sorpresa del siglo. El novio de mi hermana, que prácticamente era como mi hermano pequeño, era el hijo del jefe de toda esa mafia. Era por eso que decía que su padre jamás estaba en casa, que siempre viajaba por asuntos de negocios; él sabía que buscábamos a su padre.
Aquél día, por salvar la vida de uno de mis hombres y la mía, le dí un tiro directo en el pecho, matandolo al instante. Traté ayudarlo, de salvar su vida, pero era demasiado tarde para eso.
Darcy lleva meses sin hablarme. Mis padres intentaron hacerla entrar en razón, intentaron hablar conmigo, pero me avergüenza mirarla a la cara. Ver la tristeza en sus ojos me hacía sufrir a mi. Su propio hermano la hizo sufrir más que cualquier otro hombre, y éso jamás me lo perdonaría.
—No tía, no ha llamado —El chico de la barra se encontraba hablando por teléfono, algo cerca de nosotros así que se podía escuchar lo que decía.
—Deberías llamas a tus padres al menos —Mark pidió dos cervezas más y me pasa una a mi.
—Lo sé, pero no sé que decirles...
—Se supone que ya han llegado a Dubái, pero ninguna a llamado y tampoco contestan mis llamadas —Al escuchar "Dubái", no miramos con Mark como si nos hubiesen dado una descarga eléctrica.
Miramos al chico de reojo, mientras poníamos mayor atención a su conversación.
—Lo último que hablé con Clarissa fué cuando estaba con ustedes en casa, saludé a Ara y de ahí no hablamos más. Clari me mando un mensaje en la madrugada diciendo que ya estaban allá y en la mañana cuando desperté ya ninguna contestaba —Esa conversación era demasiado extraña. El chico estaba de espaldas a nosotros po lo tanto nos era más fácil escuchar— si... La llamaré si me llega a contestar, adiós tía.
Cuando el chico se volteó no nos preocupamos en disimular. Ambos teníamos una gran mal entendido o una gran pista frente a nosotros.
El chico nos miro de mala gana y pasó frente a nosotros, pero antes de que se alejara lo suficiente, lo agarre del brazo e hice que detuviera su andar.
—Somos de investigaciónes —Le mostré la placa y éste me miró extrañado— ¿Podemos hablar contigo?.
Se alejó de nosotros y habló con otro barman, éste asintió y salió de la barra.
—Sentemonos en una mesa —Nos dió el paso y caminamos a una lo bastante alejada para que sólo nosotros pudiéramos oir— y bien... ¿Que hice?.
—Sólo respondenos algo —Mark habló— ¿Quién viajó a Dubái?
Mark fue bastante directo con la pregunta, cosa que hizo que el chico lo mirara con el ceño fruncido.
—¿Y a ustedes eso que les importa? —Éste cruzo sus brazos mientras nos miraba.
—Mira, ya lo dijimos antes, somos detectives. Estamos investigando una red de tráfico de personas, seguimos ls pistas desde Canadá, y ahora nos trajeron a aquí —La mirada del chico pasó de confundida a preocupada— todo nos indica que el punto principal se encuentra en Dubái, es por eso que necesitamos saber quiénes viajaron por qué. Hay un montón de chicas corriendo peligro, y mientras más rápido actuemos será mejor.
***
Hola!
Espero que les esté gustando la trama 😊 tanto cómo a mí.