Prof. Baekie vs Mr. Park

Oleh jessinegas

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Longfic. Romance, Comedia, Drama, Acción. Extensión: 21 Capítulos + Epílogo + Especiales. Advertencia: Viole... Lebih Banyak

Preludio
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Epílogo.
Especial II: Kyungsoo organizador de bodas (Dolor al ataque).
Especial III: Un poco de todo (familia al ataque).
✰A cuatro años del BOOM✰
Especial IV: De regreso al mundo real (Junghoon al ataque).
Especial V: Bajo en la mira (Peligro al ataque).
Especial VI: Manos a la obra (Andy al ataque)

Especial I : Andy adolescente (hormonas al ataque).

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Oleh jessinegas




NO ES UN SIMULACRO, REPITO, NO ES UN SIMULACRO.

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El sonido del abanico era prácticamente lo único que se escuchaba en la habitación.

Inclinado en su silla del escritorio, Andy mantuvo el lapicero en su boca, una vieja costumbre que tenía, mientras miraba el techo esperando que mágicamente las palabras llegaran a su cerebro. Honestamente no es una persona con facilidad de palabras, por lo menos no escritas. Para poder aprobar con honores su último año de preparatoria tenía que escribir ese dichoso reporte sobre su vida.

¿Ven allí ya el problema?

Aunque sabe que puede mentir, realmente no siente esa necesidad. Más bien, nada realmente quiere salir. Es como si su yo interno quisiera explayarse y contar con gran detalle toda su vida con giros drásticos, muertes innecesarias y ataques al corazón.

Se enderezó y miró su computadora en blanco, vagamente recordó ese episodio de Bob Esponja que miró ya hace mucho con su padre. Aún tenía dos semanas para escribirlo, corregirlo y terminarlo, pero diez mil palabras es su menor límite y eso no va a funcionar, ni siquiera puede lidiar con un simple ensayo de mil.

—Había una vez —susurró para sí. Su voz grave, gen heredado de su padre. Sus dedos se movieron en el teclado, pero después de unos segundos, borró con un toque fastidiado para comenzar de nuevo—. Cuando yo era pequeño... —nada, simplemente blanco.

Volvió a rendirse por enésima vez y prefirió ver la televisión que estaba sobre su cabeza. History Channel y su programación del tráfico de armas no le ayudó demasiado, más bien, nada. Bien, sabe que tiene que explicarlo. Sabe que la gente está curiosa de cómo ha sido su vida en esos trece años que han pasado desde su cumpleaños número cinco.

Pongámoslo fácil: Chanyeol se casó con Byun Baekhyun un catorce de junio del dos mil diecinueve. Se preguntarán por qué tres años después, bueno, hubo un tanto ajetreo con la mafia y varias peleas completamente dramáticas entre ambos. Andy rió al recordar esa vez que Baekhyun se enojó tanto con Chanyeol que le dijo que lo dejaría y formaría su propia mafia formada de niños de guardería y su color sería el dorado. Obviamente, el mafioso rojo no se había quedado con los brazos cruzados y le dijo que lo hiciera, que adelante. Todo terminó, una semana después, en un enfrentamiento con pistolas de juguete y bombas de confeti hacia la cara de Mr. Park. Andy, obviamente, se había unido a Baekhyun.

Pero nada pasó a mayores. Chanyeol terminó envuelto en papel y agua junto con talco por todo su cuerpo. Baekhyun se burló tanto de él que Chanyeol lo arrastró a su habitación y de allí Andy no quiere contar más. Su definición de 'hacer bebés' ha ido creciendo y modificándose a como todo es en realidad. Descubrió que, efectivamente, sus padres no pueden hacer bebés.

—¿En qué piensas?

Andy se asustó de sobremanera y casi cae de la silla cuando se dio cuenta de la persona trepada arriba de su escritorio. Sostenía un plato hondo lleno de cereal y masticaba tan tranquilamente como si no se hubiera colado a una habitación ajena. Reincorporándose, Andy rodó los ojos al encontrarse con el odioso chico.

—¿El tío Kyungsoo no te enseñó a ser menos metiche?

—Hemos convivido trece años —el chico medio sonrió mientras masticaba. Estaba de cuclillas, malditamente pisando su tarea de algebra. Con un empuje, Andy logró zafar las hojas del zapato del otro a quien no le interesó en lo absoluto. Mirándolo, el chico infiltrado prosiguió—. ¿Realmente no me conoces? ¿Eh? ¿A estas alturas?

Apartando la vista, Andy convirtió las palabras de Junghoon en oídos sordos. No estaba para soportar al chico ese, como su aura misteriosa y a la vez tan falsa que Andy quería golpearlo. Con los dedos en el teclado pero sin escribir, Andy perdió toda la concentración con el chico mirándolo fijamente.

—No voy a salir contigo —dijo, antes de que Junghoon dijera algo al respecto.

—Sé que no quieres, ¿pero por qué tu cuerpo me dice otra cosa? —cuando Junghoon intentó tocarlo, Andy ya lo había tirado al suelo con una táctica de defensa propia.

Soltando su ropa, Andy se frotó las manos y se levantó.

—Adquiriste todos los malos hábitos del tío Jongin —Andy miró su puerta que estaba medio abierta.

—Y eso que no soy su hijo —Junghoon pasó ambas manos por detrás de su cabeza aún en el suelo—. Si el tío Kyungsoo me crió, obviamente algo he de adquirir de su mejor follamigo. Me hacía caballito y jugábamos béisbol, ¿cómo no iba a considerarlo como un padre?

Andy se recargó en la pared detrás de él y se cruzó de brazos. Conoció a Junghoon hace años, en la guardería. Él era un chico desastroso e hiperactivo, todos los niños del lugar le temían un poco por sus arranques psicóticos. Por supuesto, Andy trató todo lo posible de alejarse de él, pero cuando supo la relación que tenía con el tío Kyungsoo —siendo éste, el verdadero tío de Junghoon— y con el plus de que los padres de dicho chico murieron en un accidente un año más tarde, no tuvo más opción que aceptar ver al chico ya no sólo en la escuela, sino varias veces que iba a la casa de Kyungsoo.

A la edad de dieciocho años, Junghoon ya era un mafioso capacitado, casi tan potente y certero como Kyungsoo, así que prácticamente ha sido —si Kyungsoo es la mano derecha— la mano izquierda de su padre. Por otro lado, Andy, había preferido no ser parte de todo ese problemón. De por sí ya tiene varios traumas de cuando era pequeño, realmente no quiere meterse mucho más.

Andy quiere ser escritor y creador de webtoon. Dedicarse todos los días de su vida a dibujar y crear grandes historias que, espera, algún día sean tan famosas para ser reconocido como alguien talentoso. Pero sus sueños se ven frustrados y no, no es por su padre, Chanyeol es realmente muy abierto a sus deseos. El problema es él mismo, quien es incapaz de dejar a su familia para independizarse y salir de ese ambiente tan fúnebre y oscuro.

Y Junghoon, Junghoon simplemente es un dolor en el trasero. Si bien, Andy no heredó el uno ochenta y seis de su padre, pero por lo menos llegó a un uno setenta y ocho y está satisfecho. Pero no, Junghoon tiene que venir con sus potentes uno ochenta y ocho para joder su existencia. No entiende cómo un familiar de su tío Kyungsoo llegó tan lejos.

—¡An! —una voz femenina tocó la puerta de su cuarto—. ¡An! ¿Has visto a Junghoon?

Oyendo a su hermana, Andy miró directo hacia Junghoon quien simplemente negó con la cabeza mientras que le pedía silenciosamente que no lo acusara. Ignorándolo, se dirigió hacia la puerta para abrirle a Alice, pero el más alto se aseguró de meterle los pies en su camino para que se tropezara y cayera. Con un gemido, Andy fulminó a Junghoon con la mirada.

—¿Por qué mierda has hecho eso? —gruñó hacia él.

—No le digas que estoy aquí —susurró en un suspiro—. Me viene acosando desde hace rato para pedirme que nos casemos.

—Cásate con ella entonces —se intentó levantar, pero Junghoon volvió a tirarlo al suelo haciéndole una llave sin realmente hacerle demasiado daño, simplemente lo mantuvo quieto y callado en el suelo—. ¡Junghoon! ¡Basta!

¿An? ¿Estás dormido? —Alice tocó de nuevo—. Recuerda que hay que despedir a nuestros padres antes de que se vayan —una voz pareció llamar a Alice desde el pasillo y la chica se rindió—. Es papá, apúrate.

Escuchando los pasos de Alice desaparecer por el pasillo, Junghoon dejó ir a Andy mientras que éste intentó recobrar el aliento. Tosió un par de veces y se dejó caer al suelo justo a un lado del más alto. Andy se revolvió el cabello con frustración, totalmente arrepentido de no acudir a las clases de lucha con el tío Kyungsoo.

—¿Ya vas a salir conmigo?

—¡Que no! —Andy se levantó como un resorte y pateó el costado del pecho de Junghoon haciendo que éste se retorciera un poco por el dolor—. ¡Que mis padres sean homosexuales no significa que yo lo sea, estúpido! Deja de curiosear y experimentar conmigo, detén todo el puto manoseo que estoy a nada de apuñalarte con un lápiz.

Con eso último, Andy salió molesto de la habitación y cerró con fuerza la puerta detrás de sí. Se quedó un momento apoyado en la puerta, tratando de detener el golpeteo en su corazón y las terribles ganas de hacer cosas.

Que su padre sea el jefe de una extraña mafia roja llena de personas homosexuales no significa nada. Bueno, tal vez un poco. Bueno, tal vez mucho. Pero no Junghoon. No ése idiota. Andy era demasiado joven como para preocuparse por esas cosas sentimentales, él debe de concentrarse en pasar la preparatoria para entrar a una muy buena universidad.

Escuchó un par de toques en la puerta, claramente detrás. Hubo silencio e instintivamente tocó de vuelta, simplemente por la costumbre. Solían hacer eso de pequeños, era como una clave para hablar. Algo que aseguraba que ambos se tenían el uno al otro. Porque, bueno, por más que tenga una relación ambivalente con Junghoon, era lo más cerca a un amigo que se podía considerar. Y no quería para nada del mundo romper eso.

—Cuando teníamos ocho dijiste que si crecía más alto que tú te casarías conmigo —Junghoon le informó como si realmente no lo supiera, como si de verdad no soñara con ese recuerdo todas las malditas noches—. ¿Por qué no estás cumpliendo tu palabra?

Y ahí estaba, ese tono de voz que le hacía querer patear todas las macetas decorativas que había comprado Baekhyun en algún viaje a Sudamérica. La sensación, la forma en que la voz atravesaba su cuerpo y le hacía temblar. Andy no quería serlo. No quería. Sin responder a eso, simplemente golpeó la puerta, para decirle algo como que no esperara algo de él y simplemente caminó todo el recorrido hasta la planta baja, poniendo su mejor cara al encontrarse con sus padres ya listos con las maletas en las manos y pasaportes en la boca.

Vio a Alice sentada en el sillón mientras veía varios folletos del viaje que iban a realizar sus padres. Cuando cruzó miradas con Chanyeol, éste se acercó a él para frotarle la cabeza.

—Hey, ¿terminaste tu tarea? —Chanyeol levantó las cejas cuando recibió una negativa—. ¿Bloqueo?

—Y de los malos.

—Mala suerte —el jefe sonrió empáticamente.

—Saldrás de él, siempre lo haces —Baekhyun llegó de lleno a la conversación mientras pasaba un brazo por los hombros de Andy—. Aún tengo todos los dibujos que me has hecho guardados. ¿Recuerdas a tus doce cuando te estresaste tanto por no poder dibujar que literal rompiste todos tus cuadernos? Estuve a punto de aventarte por la ventana al ver todo sobre el suelo.

Andy golpeó suavemente el estómago de Baekhyun y bufó.

—¿Y ese recuerdo qué o qué?

—Nada, solamente te recuerdo tu miseria.

—Baekhyun —refunfuñó.

—Ah, me rompes el corazón. Todavía recuerdo esos días en que me llamabas tío Baekie —se limpió una lágrima falsa—. Jugando charadas, haciendo planes malvados en contra de Mr. Park y haciéndole bromas malas a Sehun. Era la gloria, Andy, ¿por qué tuviste que crecer?

—Ciclo de la vida, no tengo nada más que decir.

—Lo entiendo —Baekhyun dio un paso hacia atrás y pasó su brazo por la cintura de Chanyeol—. Tu querido padre sabe perfectamente eso. Está en la crisis de los cuarenta.

—Yo no estoy en ninguna puta crisis, bastardo de mierda, ya, adiós, no nos vamos a Paris. Regálale los putos boletos a Sehun e Irene, la parejita puede irse. Yo me voy al gimnasio —completamente inmerso y ofendido, Chanyeol arrastró su maleta de regreso hacia arriba, pero Baekhyun le dio una nalgada haciendo que se desorientara un poco.

—Si subes eso tu hernia empeorará.

Andy se mordió los labios para evitar una sonrisa.

—Baekhyun, creo que debes dejar de provocarlo —le aconsejó cuando miró que su padre fue envuelto en un aura completamente negra—. ¿No van tarde ya?

—Sí, sí —Baekhyun caminó hacia Chanyeol y lo empujó a regañadientes hacia la salida—. Vamos Park, es nuestro aniversario número diez, no te hagas el idiota. En el hotel podrás mostrarme toda esa potencia que aún tienes en tus casi cuarenta y cuatro años —le hizo cejitas, y Andy sintió asco.

—No ahora —casi sacó a sus padres de la casa. Alice caminó torpemente atrás de ellos con una mochila en sus hombros. Con trece años, Andy aún deseaba que fuera un poco inocente y no fuera perturbada por esos dos rucos calientes—. Oh, Alice, ¿irás a algún lado?

—Ya que papá y Chanyeol se van durante una semana decidí no quedarme con un tú muy aburrido e iré a casa de Yeri por estos días —le comentó tan neutral que casi no sintió el golpe de la ofensa.

—Oh... de acuerdo.

Baekhyun dio un par de saltos hacia él y lo besó en la mejilla haciendo que Andy maldijera mentalmente —si lo hace verbalmente sería golpeado por Baekhyun— y frotó su babosa mejilla contra su camiseta para quitarse las babas.

—Adiós bebé —Baekhyun se despidió con un guiño—. Ve con todo campeón —ahora le envió una extraña mirada, haciendo que leyera entre líneas esa frase, pero no tuvo que pensarlo mucho con lo siguiente—. ¡Junghoon! ¡Cuídamelo muy bien!

—¿Está aquí? —Alice inmediatamente brincó, pero Baekhyun la tomó por lo hombros sacándola de la casa.

—No, no cariño —miró por última vez a Andy mientras hacía sus famosas cejitas.

—Cualquier cosa, ya sabes —Chanyeol prosiguió—. Ten cuidado. Kyungsoo y Jongin están en la ciudad, no dudes en llamarlos si hay alguna emergencia, ¿bien?

—Sí, papá.

—No dejes que Junghoon haga fiestas ni que traiga extraños a la casa. Aléjalo por completo de nuestro arsenal de armas y, por Dios santo, que no toque el papel de regalo de navidad. No te quiero envuelto bajo el pino de nuevo.

—Nada de papel de navidad, hecho —Chanyeol sonrió hacia él y le palmeó el hombro—. Entonces nos vemos.

Con la puerta ya cerrada, su familia de vacaciones y la casa sola, sola para Junghoon y él, supo que eso no iba a salir del todo bien.


--

"Papá."

"¿Mhm?"

"¿Por qué el tío Baekie? ¿Cómo supiste que él era el indicado? ¿Cómo sabías que él nunca iba a traicionarte?"

Chanyeol sonrió. "Yo no lo sabía."


--

Su página de Word seguía en blanco.

Ahora su cabeza estaba contra el teclado, milagrosamente no era tan pesada para hacer toda una sopa de letras. Era jodidamente frustrante no poder sacar todo lo que quiere, el tener que cuidar sus palabras y ser sumamente sensato como para no escribir una barbaridad. Nada de armas, nada de mafias, nada de muertes, nada de rojo.

—¿Qué hay entonces de... —Junghoon, quien se había apoderado de otra silla desplazable, dio una vuelta en ella mientras le daba ideas—...escribir tu historia de modo ficticia? Algo así como hacer creer a tu profesora que en realidad estás escribiendo una novela cuando, de verdad, es tu vida.

—Debe ser mi vida relatada —murmuró abatidamente.

—Y lo será —Junghoon arrastró su silla quedando a un lado de él—. ¿Acaso la profesora pidió exactamente que sea como un diario de vida? ¡No lo creo! Normalmente a esas personas les gusta que sean creativos o esas mierdas, igual y puedes recrear tu vida como una novela corta. Y, si ella te pregunta, simplemente dile que es así como tú te la imaginaste.

—Y de paso me lleva al psicólogo.

—No es como si no hubieras estado allí antes —Junghoon se encogió en hombros— y, de todas maneras, no pudo sacarte nada. Probablemente sólo te ayudó a superar las muertes.

Levantando la cabeza, Andy se hizo un poco hacia atrás cuando se dio cuenta que Junghoon invadía su espacio personal. Apretó los puños sobre su regazo en un intento por tranquilizarse y trató de mantener su pose serena y crédula.

—Ajá. ¿Y cómo se va a llamar? ¿Algo así como 'Prof. Baekie vs Mr. Park'? Por favor, es absurdo.

Junghoon frunció los labios mientras jugaba con el lapicero favorito de Andy y simplemente suspiró mientras asentía, no tanto porque estaba de acuerdo, sino de una manera más pensativa.

—Entonces escribe sobre nosotros.

Andy ladeó la cabeza.

—¿Qué?

—Algo así como tu línea de vida en donde, por única vez, no hay mucho en relación con la mafia —Junghoon lo miró con sus ojos color grisáceos, definitivamente que la difunta hermana de Kyungsoo se haya casado con un ruso fue para ganar—. De niños: cinco a diez años, una bonita relación de amistad en donde saqué a un Andy de las tinieblas inocentes. De pubertos: once a quince años, una relación que se fue transformando en algo así como extraña, lugar donde se dieron encuentros un poco subidos de tono y un robo de besos para un récord Guinness —Andy apartó la mirada—. Y finalmente, la juventud: dieciséis a dieciocho años, proceso en el cual la relación de amistad se va tornando indiferente y uno de los dos quiere más.

—Junghoon.

—No tengo la intención de ser tu amigo para toda la vida, Andy.

—Basta —Andy se pudo de pie y, de nuevo, su cuerpo pidiendo una distancia necesaria.

—Ya veo el futuro —Junghoon, como siempre, no hizo caso y simplemente se paseó por la habitación de Andy mentalmente arrinconándolo sobre una esquina—. ¿Qué? Dentro de unos... tal vez dos o tres meses tú ya habrás aceptado que estás profundamente enamorado de mí y para el cuarto... —el alto extendió la palabra, una sonrisa misteriosa en su boca y Andy no necesito más para saber a lo que se refería.

—Sal de mi habitación.

—¿Sabes lo que más odio del tío Kyungsoo y el tío Jongin? —Junghoon prosiguió.

Andy no supo exactamente qué decir. ¿Por qué tan repentino los menciona? ¿Había algo para odiar?

—Su ceguera. Su estupidez, su maldita forma de pensar que, según ellos, extendiendo todo el puto proceso de relación iba a salir mejor —Junghoon volvió a sentarse en la silla, expulsándose a sí mismo hacia atrás quedando en el otro extremo de la habitación mucho más lejos de Andy. Con la mano en la boca, Junghoon suspiró—. Y odio que se vea tan igual. Que se esté repitiendo. Nosotros —aclaró.

Esa situación era la que definitivamente quería evitar durante toda su vida: una confrontación. Andy —lo acepta— es una persona un tanto macabra, pero de esas a quienes les gusta ver el bardo desde la esquina. Quienes se entretienen mirando los problemas de los demás sin llegarse a involucrar.

Porque es miedoso. Teme de sobremanera que sus allegados sean heridos. Lo aborrece.

—Puedo morir hoy, o mañana —Junghoon dio un par de vueltas en su silla. Ahora, aunque su voz sonara más relajada, Andy sabía que aún había tensión en ella—. No es que te esté amenazando —allí estaba, su casual toque de diversión para no poner las cosas tan frías. Andy lo conocía demasiado bien—, pero, ¿vas a perder el tiempo?

Andy respiró hondo e intentó pensar por primera vez una, una posibilidad. Porque, por más que estuviera en contra de darle la razón al idiota ese, conocía casi igual que él por lo que su tío Kyungsoo pasó. Y era verdad, su historia era tan real y casi igual que podían dar escalofríos.

—No soy una persona que-

—Tengo helado —algo nació en Andy repentinamente—. Mucho. Chocolate y vainilla. Si sales conmigo, habrá helado para toda la vida. Anda, hasta te dejaré tener una noche de pasión con el helado una vez al mes, ¿qué tal?

Punto jodidamente débil.

—Mira —Andy carraspeó, caminó unos pasos hacia delante para quedar cerca de Junghoon y, éste, sonrió porque, Oh sorpresa, era la primera vez que Andy se acercaba a él así de repente—. El helado es mi mayor prioridad sentimental, nada va a romper mis lazos con el helado, ¿de acuerdo? Si tuviera que elegir entre salvar al señor heladero o a ti de una bomba, salvaría al señor heladero sin pensarlo. Así que no te sientas tan especial, ¿bien? Si algo aprendí de Baekhyun es que uno se tiene que dar a respetar y hacerse del rogar algún tiempo para conseguirlo todo y completo.

Junghoon lo miró desde abajo con una sonrisa en los labios. Sus blancos dientes iluminaban la habitación mientras que el repentino nerviosismo los abordó a los dos como los buenos jóvenes y medio novatos que eran sobre el tema.

—¿Es eso un ? —preguntó Junghoon.

—Primero vamos a ver todo ese helado.

—Oh, por supuesto. En nuestra primera noche puedo vestirme como el señor heladero y no quitármelo nunca.

Andy desvió la mirada pensando en las mil y un excusas de cómo explicarles a sus padres que está-casi-pero-no-aún medio saliendo con ese tipo.

—También puedo embarrármelo-

—Oh por Dios, cállate —Andy se rió por primera vez—. No vas a arruinar el helado poniéndolo en tu sudoroso cuerpo. Rápido, guíame al helado —abrió la puerta—. Cabe recalcar que no me gustan del todo los hombres.

Andy estaba demasiado distraído pensando en los kilos de helado que su cuerpo puede resistir que no se dio cuenta de un Junghoon apretando su quijada con la mano para simplemente robarle un beso, así como le venía haciendo desde hace años, cosa a la que Andy se había medio acostumbrado.

—Tú amor-odio hacia mi supera los niveles más básicos —el más alto le dijo al separarse, Andy, por supuesto, estuvo a punto de golpearlo—. Eh, eh, eh —Junghoon hizo un ademán con la cabeza hacia el pasillo—. ¿No querías tu helado?

Estuvo a punto de seguirlo deseoso, oh cuán deseoso estaba, sin embargo, sintió algo dentro de su cuerpo que, de alguna manera, tenía que salir. De inmediato, se dejó caer sobre la silla de su escritorio y movió el mouse para darle vida a la computadora. Obviamente, lo que le dio la bienvenida fue una página en blanco y, como por arte de magia y una sonrisa en los labios, sus dedos se movieron rápidamente dándole una larga extensión de palabras a su escrito.

—Será mejor que me traigas ese bote de helado —Andy le pidió, sin realmente mirarlo, concentrándose de lleno en las palabras que dejaba salir—. Esto va para largo.

Junghoon frunció el ceño cuando fue prácticamente pateado fuera de la habitación. Honestamente esperaba una sesión de besos contra el refrigerador, pero bueno, algo era algo y que Andy se dejara acercar ya era un gran avance. Tuvo suerte de que Andy no fuera tan reacio, el helado sí que hace milagros con él, pero lo que más agradece es que su historia no haya terminado como la de su tío Kyungsoo.

No más drama. No más problemas.

Andy merecía ser feliz.

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