Mi cabeza no dejaba de darle vueltas a las palabras de Ingrid. No dejaba de pensar en todo y en nada, cuestionándome sobre todo lo que creí y no creía. ¿Cómo era posible siquiera lo que nos dijo?
"Cassandra es nuestra única salvación, debemos confiar en que ella nos rescatará." Había dicho Ingrid, pero ¿de qué nos salvaría?
Resoplé por quinta vez y me tiré en la cama haciendo que todos los papeles que estaban en ella volaran sobre mi. Estadísticas, profecías, enfermedades... nada concordaba con lo que estaba pasando. Ni siquiera podía entender lo que estaba pasando a mi alrededor.
—¿Luke? —llamaron en la puerta. —¿Estás despierto?
Asentí, aún sabiendo que no podía verme en la oscuridad. —Si, pasa.
La luz del exterior lleno la habitación causando un efecto dramático a la figura que se encontraba en la puerta. Karina entro frotándose las manos, un acto nervioso de ella, y se sentó en la orilla de la cama. Me daba la espalda, pero pude identificar sé que no se sentía bien.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Es que... no sé cómo decirte. —murmuró.
—Solo habla. —me acerqué a ella. —¿Ocurre algo?
Asintió. —Tal vez todo sea más grande de lo que pensamos.
—Bueno, eso quedó muy claro ayer cuando...
—No me refiero a Ingrid, Luke. —interrumpió. —Desde la boda de Géminis siento que... algo anda mal.
—Es que hay algo mal. —dije confundido. —Karina, no entiendo que...
—¡Eso es lo que pasa, Luke! ¡No entiendes! —explotó. —Estas metido aquí, sin hacer nada, "pensando" desde que Cassandra se fue por su cuenta al Recinto. Estas de un maldito mal humor que me está sacando de quicio.
—Es porque no estoy en un buen momento, yo...
—Tú. Tú. Y tú. ¿Y los demás?
—Karina...
—Ed está pasando por un momento difícil, Ingrid acaba de descubrir que quizá ustedes son hermanos y luego este desmayo, yo tengo que vivir aquí cuidando a mis amigos a pesar de que podría irme. —resopló. —Luke, no todo gira sobre ti.
—No digo que lo haga, solo digo que esto... lo que está pasando está siendo demasiado para mí. —dije.
—Por eso. Estás tan concentrado en sentirte a salvo que no te das cuenta de lo que pasa debajo de tus narices.
—No pasa nada, Karina. Nada.
—Y ahí va otra vez. —se levantó. —Por dios, Luke. ¿Cuándo te volviste tan estúpido?
Me levanté molesto. —¿Y tú cuándo te volviste importante en mi vida para opinar? Que yo sepa, nunca.
Karina tragó duro. —A esto me refiero.
—Sabes, no quiero hablar. —dejé caer mis brazos de ambos lados de mi cuerpo. —No quiero perder más tiempo.
—Entonces olvida todo lo que dije. —habló. Noté como trataba de mantenerse firme. —Y olvida que yo y tu somos amigos.
—Karina...
—No, Luke. Vine aquí para ayudar, para hacerte entrar en razón pero simplemente eres imposible. —escuché sus pasos por la madera. —Ojalá te des cuenta que perdiste más que a la persona que amabas.
Sin decir más, más puerta se cerró de golpe detrás de Karina. Y mi mano golpeó la pared.
Ahora tenía un fuerte dolor en el pecho y el la mano.
(...)
Desperté y bajé a la cocina. Ojalá nunca lo hubiera hecho. Escondido al pie de la escalera escuché la conversación que tenían ahí abajo.
—¿Qué vamos a hacer? Esto no estaba en el plan. —hablo Ed.
—No lo sé. Ni siquiera sé cómo Cassandra me contactó. Todo esto es nuevo para mí. —respondió Ingrid. —Estoy tan sorprendida como tú.
Escuché como un plato se rompía. Resistí el impulso de ir a ver qué ocurría.
—Romper la vajilla no ayudará en nada, Edward. Tenemos que pensar en algo. —interrumpió Karina.
—Eso es lo de menos. Tenemos que pensar en que decir cuando Luke se entere. —dijo. Apostaba que estaba haciendo una mueca en estos momentos.
—Luke puede irse directo a un tubo. —apreté los puños. —Ahora debemos pensar.
—¿En qué? Esto hace que el plan se arruine. —otro plato. —Demonios.
—Ed, relájate. —interrumpió Ingrid.
—No puedo. Cassandra podría estar en un vuelo directo a Londres y nosotros aquí sin hacer nada.
Esperen ¿qué?
Caminé rápidamente hasta la cocina e interrumpí su conversación. Sus rostros me miraron con sorpresa, excepto Karina. Sus ojos me miraron con odio y repulsión.
—Hablen ahora. —exigí.
—Tienes que saber que...
—Dime que está pasando, Ingrid.
Suspiró. —En la madrugada Cassandra logró comunicarse conmigo quien sabe cómo y nos dijo que los planes han cambiado. Se van todos a Londres. Hoy.
—¿Y qué harán o que? ¿Qué dijo? —pregunté.
—No lo sabemos. —respondió Karina, con frialdad. —La comunicación se cortó antes de que pudiera siquiera preguntar.
—Mierda. —murmuré molesto.
Ingrid me tomó por los hombros. —Luke, tranquilo. Veremos qué hacer.
—No. Debemos irnos ya. —dije zafándome de sus manos. —Es una orden.
Karina se interpuso entre nosotros. —Tú no das órdenes aquí. Somos un equipo y actuaremos como eso. Nos iremos hoy al anochecer para llegar a Londres en la mañana. —me miró. —Y será mejor que te comportes o te dejaré aquí.
Salió del lugar hacia las habitaciones. Ingrid pisándole los talones. Es y yo nos quedamos aquí, él limpiando su desastre.
—Sabes, deberías tratar de calmarte y dejar que ayudemos. —comentó.
—Ed...
—Si no más a escuchar a Karina, escúchame entonces. —me miró. —Se que esto es difícil y que las cosas con Cassy no están de la mejor manera, y sé que la quieres a pesar de todo. Pero deberías tratar de escucharnos.
—¿Escuchar que? Karina sale con el mortal, tú tienes algo con Ingrid, lo he notado. La única persona cuerda soy yo.
Dejó la escoba a un lado. —¿Eso piensas?
—Eso veo.
Negó con la cabeza. —No es para nada eso, Luke. ¿Sabías que Cassandra está muy triste para siquiera pensar en ella misma? Acaba de descubrir que Luther y ella no son hermanos, y que su verdadero hermano está muerto.
Mis ojos se abrieron. —¿Qué...? ¿Cómo?
—Al parecer el que sabe menos eres tú. —limpió sus manos. —Según tu eres el más cuerdo, pero te equivocas. Eres el menos cuerdo, discutiendo, dando órdenes... ni siquiera te das cuenta que todos estamos tratando de salir adelante. Todo se está complicando, Lukas.
—Ed...
—Empaca tus cosas. Y... —resopló. —Piensa mejor las cosas.
(...)
~ Narra Cassandra. ~
—¿Tienes todo? —asentí. —Baja y encuéntrate con los demás.
Tomé mis maletas y baje las escaleras. Los nervios carcomían mi sistema y hacía que mis pasos fueran torpes al igual que mis palabras. Esperaba que todo saliera bien y que Kamille, Lany y Heather tuvieran la misma suerte que yo.
Al estar en el auto, esperé con impaciencia a que llegaran mis amigos.
Amigos... que rápido había pasado para considerarlos así.
La puerta se abrió, alejándome de mis pensamientos. La cara roja de Heather me miró. Notaba a kilómetros su nerviosismo, ojalá los guardias no.
—¿Todo bien? —pregunté.
Asintió. —¿Kamille y Lany?
—Aún nada. —mordí mi labio. —Me preocupa Kamille. Su lap...
—Tranquila, ella sabe como pasar desapercibida.
Eso espero.
Empecé a juguetear con mis dedos en la espera de alguna señal de Kamille o de Lany. El lugar estaba tranquilo, a excepción de los murmullos de Heather.
—¿Está todo bien? —pregunté mirándola.
Negó. —Debes saber que no estoy en las mejores condiciones con Kamille.
—¿Qué ocurrió? —lo había notado cuando fueron a visitarme, soló que no me atrevía a tocar ese tema.
—Terminé lo que tenía con Lany. —noté como trataba de estar serena. —No podía arriesgarme.
—¿Arriesgarte?
—No quiero que por mi culpa el sufra, no quiero perderlo. —suspiró. —Y a causa de eso culpé a Kamille.
—Oh ya.
—Se que no tiene la culpa, pero en ese momento lo sentía. —cubrió su rostro con desesperación. —Pero me equivoqué, abrí heridas que apenas cicatrizaban en su vida.
Tomé su hombro. —Tranquila. Seguramente las cosas se arreglaran cuando todo esto acabe.
Asintió. —Eso espero, no lograría soportar perder a mi hermana.
Sonreí de lado. —Nunca lo harías.
En ese momento la puerta se abrió y Lany y Kamille entraron. Los dos estaban rojos y agitados.
—¿Todo bien? —preguntamos Heather y yo.
—Si. —respondió Kamille. —No revisaron nada.
Solté un suspiro de alivio.
—Muy bien. —miré a los tres chicos. —Debemos ser cautelosos y esperar el momento adecuado para hablar. Hasta estos momentos nada de lo que haremos ¿entendido?
Asintieron.
La puerta del copiloto se abrió y Darkh entró. Nos recorrió con la mirada y se detuvo en mi.
—¿Todos listos? —preguntó. Pero sabía que lo preguntaba especialmente para mi.
Asentí. —Listos.
Darkh se dio la vuelta y arrancó el auto. Siguiendo a las otras limosinas negras, nos encaminamos al aeropuerto. Cerré los ojos y traté de serenarme.
Esto saldría bien. Tenía que serlo.
(...)
Llegamos al aeropuerto, nuestra área estaba vacía. No me sorprendía que Nelson lo haya pedido, él es prácticamente una riquillo con contactos para hacer cosas como esta.
—¿Qué piensas hacer? —preguntó Heather.
—Lo pensado. —respondí en voz baja. —Encontrar el hechizo y hacer el contrario.
—No lo sabemos aún. Ni siquiera sé cómo lo harás.
—Kamille tiene copias del libro. Ella se encargará de encontrar el adecuado. —murmuré con cautela.
—¿Cómo? Aún no sabemos qué quieren hacer. —dijo alterada.
Dejé las maletas a mis costados y la tomé por los hombros. —Tranquila. Yo trataré de averiguar de qué hechizo estamos hablando y después todo estará hecho.
Suspiró. —Va. Está bien. Yo... yo la ayudaré.
—Si. —suspiré. —Recuerda ir con cautela.
Me di la vuelta y las maletas cayeron por mi sorpresa. Mi corazón se estrujó y trataba con todas mis fuerzas no llorar en ese lugar e instante.
Lany llegó a mi lado y me giró para estar enfrente de él. Él había notado mi reacción y había venido a tranquilizarme.
—Cass, no hagas nada. —dijo.
—Ellos...
—Si lloras, gritas o haces algo levantaras sospechas y todo por lo que haz venido y hecho será en vano. —buscó mis ojos. —¿Entiendes eso? Te matarán y mataran a todos los que estuvieron involucrados.
Logró captar mis ojos. Sus azulados intensos ojos me observaron con detenimiento haciéndome entrar en razón.
Asentí con lentitud. —Si, esta bien. Pero, que... necesito saber qué pasa, Luther...
—Lo sé. —suspiró. —Tranquila, respira.
—Tyler, eso no me va ayudar.
Rodó los ojos. —Lo de terca lo tienes de impaciente. —miro por encima de sus hombros. —Habla con Géminis.
—¿Qué?
—Pensamientos. —lo mire aún confundida. —Es tu poder, su poder. Si le hablas mentalmente ella te escuchará.
Asentí. —Si si. Ya. ¿Pero cómo lo haré sin que se den cuenta? Están alerta, siempre.
—Los distraeré. Tú... —miró más allá de mi. —Ven.
Me tomó de la muñeca y corrió hacia Darkh. El chico nos miró confundido, pero no dijo nada.
—Quédate aquí. —dijo antes de irse.
—¿Me puedes decir que pasa? —preguntó Darkh.
—Necesito hablar con los chicos. Preguntar sobre unas cosas. —me limité a responder. —Tyler me va ayudar y tú también.
Asintió. —Tranquila, soy de confianza.
—Solo... dime cuando Tyler este allá.
Después de unos segundos. Se escuchó un estruendo, esa era la señal. Rápidamente me quede enfrente de Demian y cerré los ojos.
—Concéntrate. —murmuró y yo asentí.
Trate de centrarme en solo una cosa y en un solo sonido. Esto ya lo había hecho una vez hace meses, así que al poder entrar a la mente de Géminis fue como entrar a una casa sin puerta.
»Géminis, ¿me escuchas? Soy Cassandra.«
—Esta mirando hacia acá, dile que haga una señal para saber que está escuchando. —susurró el chico a mi lado. Asentí.
»Necesito que hagas una señal para que Darkh sepa que estamos en el mismo canal. Él es de confianza.«
Yo no podía ver. Si abría los ojos perdería la concentración y el contacto que ya tenía. Así que en esos momentos, Demian era mis ojos.
—Dale. Nos escucha.
»Cass, ¿qué está pasando? ¿Estás bien?«
»El plan se adelantó, volamos a Londres hoy. Estoy bien, ¿ustedes? ¿Cómo van las cosas?«
»Todo está bien, solo que deberíamos haber hablado de esto antes.«
»Te lo explicaré después, ahora no hay tiempo. ¿Cómo está Luther?«
»No está mejor. Sus heridas no sanan, Jill no puede hacer nada. Esto es... más fuerte, más grave.«
Tragué duro.
»Yo... no puedo hacer nada con esta situación. Todavía debo ver que ocurre... Gem, debes... solo estén preparados.«
»¿Preparados para que?«
No podía decirle. No ahora que todo estaba dando una giro de 360º. Debía mantenerme al margen, sin levantar sospechas.
»Es una largar historia.«
»Cassandra...«
Un estruendo hizo que me sobresaltara. Abrí los ojos y perdí la comunicación con Géminis. Demian miraba más allá de mi, mientras que me tomaba del brazo.
—¿Darkh, que está...
—¡Abajo! —gritó antes de tomarme entre sus brazos y tirarnos al suelo.
Todo era gritos y tiroteo. Mis oídos eran víctimas de lo sea que estaba pasando. Cuando acabó el estruendo, Darkh de levantó, yo seguida de él.
—¿Que demonios...? —murmuré molesta. —No vuelvas a...
Me quedé petrificada al ver los rostros de esos conocidos, pero más al ver los marrones ojos de aquel chico.
Cansado, con el cabello desordenado, bolsas debajo de sus ojos, y con una herida en el brazo... ahí estaba él. Enfrente de mi a unos metros de distancia y con una daga en la mano.
—Luke...
(...)
N/a:
Hello... it's me...
Chicos, perdona por la tardanza. En serio los hice esperar demasiado y lo lamento mucho. No tengo una gran excusa que darles solo que la escuela es lo peor que hay en el mundo más cuando tienes que hacer tareas, exámenes y más tareas.
Solo que quiera darles un capítulo más y decirles también que haré lo posible para hacer un maratón para ustedes. El tiempo que tengo no es mucho pero veré qué puedo hacer.
Espero que les guste este capítulo, creo que es más largo que el anterior. Comenten y voten yo no muerdo 🌚😂 díganme que les pareció el capítulo. Ya leí sus comentarios, para que vean que si los leo. 🌚✋🏻😂
Por cierto, chicos, ando buscando un novio manden mensajes, si respondo... 😏😏😏
Avedaaaaaaaa 😂😂😂
Nos vemos otro día.
Con amor, DENI.