Al mundo le encantaba infartar a Chanyeol de ese modo.
Ese fue el primer pensamiento que surcó su mente en el momento que había despertado y había estado rememorizando qué era lo que había pasado. Como era de esperarse estaba sobre un colchón, pero para su sorpresa no estaba en un hospital. Sí tenía una intravenosa puesta, pero reconoció el lugar como el hotel en el que habían estado antes de todo el espectáculo.
Miró alrededor esperando alguna explicación de parte de alguien. Se suponía que siempre que algo mayor ocurría Kyungsoo estaría con él en el momento que despertaría, pero recordó que el otro también había sido un poco dañado por la explosión por lo que dejó el pensamiento de un lado. De todos modos, no había nadie alrededor. Eran las seis de la tarde, pudo saberlo al mirar el reloj en la pared. Su cabeza aún punzaba y los terribles recuerdos llegaban a su mente. Joder, jamás se había sentido tan aliviado como ahora.
La puerta se abrió con un golpe y ésta dejó entrar a un pequeño cuerpo que corrió y se escabulló sobre las sábanas. Chanyeol suspiró con alegría cuando unos cortos brazos intentaban rodear su cuerpo.
—¡Papá está despierto! —Andy chilló mientras apegaba su cuerpo a él todo lo posible.
Chanyeol suspiró de puro alivio en el momento que tuvo a su hijo entre sus brazos. De todas las veces que Andy había estado en un serio peligro —lo que se resume a dos— esa fue la que más le había afectado y no fue de menos ya que, bueno, se desmayó. Además, iba con un cierto profesor sexy incluido por lo que el revoloteo le pegó doble. Y, hablando de profesores sexis, Chanyeol miró cómo era que Baekhyun se recargaba en el marco de la puerta con los brazos cruzados y cejas alzadas.
Estaba sonriendo, pero por algún motivo su cuerpo estaba rígido y tenía ojeras que no había visto hace horas. Chanyeol pensó que era por no dormir adecuadamente y, bueno, por estar en una situación que probablemente el bajito nunca le perdonará tan fácilmente. Pero estaba feliz, malditamente feliz de tener a ese ruidoso par allí.
—Idiota —fue lo primero con lo que Baekhyun lo recibió. No le sorprendió—. Imbécil —continuó, mientras gateaba por la cama para llegar a su lado y recostarse del otro lado paralelo a Andy.
Baekhyun no dijo mucho más por los próximos cinco minutos. Pareció querer primero sentir una y otra vez el cuerpo de Chanyeol para asegurarse de que estuviera allí. También había algo en su toque que lo alarmaba levemente. Era simplemente algo extraño. Andy, quien parecía el más ajeno y acostumbrado a la situación, fue el primero en ponerse de pie sobre la cama mientras daba pequeños saltitos sobre ella.
—¡Papá ha vencido al equipo azul! —levantó sus manos con alegría—. ¡Al fin!
Chanyeol juntó las cejas en señal de confusión. Aún estaba un poco aturdido, realmente no había entendido mucho de lo que sucedió allá afuera. Y no quería saberlo. Por lo menos no por ahora, no cuando Baekhyun es el primero en hacer un movimiento y lo mantiene firmemente entre sus brazos.
—¿Estás bien? —le susurró en su oído. El cuerpo de Baekhyun se crispó ante la voz.
—Mhm —murmuró Baekhyun. Realmente no era la respuesta que Chanyeol quería.
—¿No se lastimaron? —ahora preguntó a los dos tratando de hacer que uno de ellos hablara.
—Tengo un raspón en mi pierna —Andy levantó su pantalón y le demostró a su padre una pequeña área roja y en el centro un curita de los Transformers—. Pero el tío Baekie le sopló y lo curó muy rápido. ¡Y no lloré!
Chanyeol sonrió hacia él y estiró su mano para acariciarle la cabeza.
—Wah, nuestro Andy está creciendo —el niño simplemente se dejó mimar, parecía realmente orgulloso de su fortaleza y valentía. Chanyeol desvió la mirada hacia abajo, encontrándose nuevamente con la cabellera negra de Baekhyun—. ¿Qué hay del tío Baekie?
Cuando no hubo respuesta de él mismo, Chanyeol miró a Andy y preguntó con la mirada si sabía algo.
—Tío Baekie está bien con su cuerpo —respondió su hijo en un tono más neutro. Tenía los labios fruncidos y parecía un poco igual de preocupado que Chanyeol por el extraño silencio—. Creo que aún sigue un poco... ¿cómo dijo el tío Yifan? —se detuvo unos segundos—. ¡Ah! Aturdido, sí. El tío Yifan dijo que el tío Baekie está un poco aturdido por todo lo que pasó. ¡No ha comido! ¡No le hace caso a ninguno de los tíos tampoco! Tío Baekie parece un poco fuera de sí.
Chanyeol se preocupó al escuchar esa confesión y lo único que tuvo de parte de Baekhyun —por lo menos— fue una mirada más del lado serena que intranquila.
—Es eso —respondió. Baekhyun parecía hacer todo lo posible para sostener su mirada—. Sólo... sigo pensando en todo lo que pasó. Fue demasiado rápido y yo... creo que necesito aclarar las ideas en mi cabeza.
—¿Aclarar tus ideas? —Chanyeol analizó su rostro—. ¿Por qué?
Baekhyun también sostenía la respiración. Demasiado extraño.
—Porque estoy asustado —había sinceridad en los ojos de Baekhyun.
Y era verdad. El cuerpo de Baekhyun no dejaba de temblar. Luego de eso, Chanyeol no tenía nada que decir. Después de todo Baekhyun era un ciudadano común y corriente, claro que debe ser perturbador. Incluso está un poco sorprendido que no fuera más un caos que tranquilidad.
—¿Entonces deberíamos tener una palabra clave para cuando tengamos miedo o estemos en peligro?
Chanyeol enarcó las cejas al escuchar la propuesta de Andy. El niño se dejó caer de nuevo a un lado de su padre.
—¿Palabra clave?
—¡Sí! —se removió para quedar de rodillas—. Cuando no podamos decir qué sucede, ¡simplemente hay que mencionar la palabra clave y así papi o tío Baekie o Andy irán al rescate! ¡Pero nadie tiene que saberlo! —levantó sus brazos.
Se rió levemente.
—¿Y qué palabra debería ser? —preguntó con una sonrisa en sus labios.
Andy pareció quedarse pensativo durante unos segundos y al final chasqueó los dedos.
—¡Calcetines sucios!
Chanyeol pudo sentir cómo era que el cuerpo de Baekhyun se reía en su pecho.
—¿Por qué? —Chanyeol tomó a Andy con su mano libre—. Además, es más como una frase. ¿Qué tiene de especial?
—¡Nada! —contestó Andy—. ¡Pero ese es el chiste, no puede ser muy obvio! Así que... ¿qué tal?
—Dale. Si tío Baekie no tiene problema con eso, para mí está bien.
—¿Qué tal tío Baekie? —Andy intentó meter su cabeza entre el brazo de Baekhyun y Chanyeol, pero apenas pudo ver el rostro del primero—. ¿Mhm?
Baekhyun simplemente asintió.
—¡Muy bien!
A fin de cuentas no preguntaron nada más, mayormente porque se dio cuenta Baekhyun ya tenía los ojos cerrados y respiraba plácidamente. Después de eso, Andy le comentó en un susurro que Kyungsoo seguía dormido y que toda la actividad roja iba a postergarse para mañana en la mañana ya que hoy todos merecían un necesitado descanso. Pidió la cena para su habitación, se duchó junto con Andy mientras llegaba y comió una hamburguesa mientras que Andy engullía unos nuggets de pollo. Miraron la televisión por un rato y durmieron nuevamente rozando las once de la noche.
Baekhyun simplemente durmió.
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Despertó a eso de las ocho de la mañana y fue precisamente por el sonido de su celular vibrando en la mesita de noche. Recobró la compostura en el momento que se dio cuenta que tenía un par de cuerpos desparramados arriba de él: Baekhyun se encontraba roncando levemente en su oído derecho mientras que sus piernas estaban enganchadas entre sí y sus manos abrazando a un Andy quien estaba más que nada completamente arriba del torso de Chanyeol.
A Andy le gustaba eso. Por algún motivo le tranquilizaba, desde bebé, dormir en el pecho de su padre. Recuerda que una vez que le preguntó por qué le dijo que era porque le gustaba el movimiento de su respiración ya que lo acurrucaba.
Estiró su brazo —por suerte era largo— y pudo tomar el teléfono. Era un mensaje de Yifan.
[7:58 am. De Yifan:
Cuando leas este mensaje asegúrate de ir al comedor número tres. Tenemos los resultados de la misión y también hay una cierta situación con Sehun. Esto último lo hablaremos más tarde.]
Se maniobró a sí mismo para deshacerse de esos dos cuerpos que lo tenían ajustado en la cama y lo logró sin despertarlos realmente. Bueno, Baekhyun murmuró algo como una maldición entre sueños y Chanyeol simplemente besó su cabeza diciéndole 'Buenos días'. De respuesta tal vez fue un 'Cállate', pero no está realmente seguro.
El cuerpo le dolía un montón, se dio cuenta de eso cuando casi cae al suelo al intentar pararse. Era como si un coche lo hubiera atropellado, probablemente apenas le estuvieran llegando los efectos secundarios de la misión. Se puso la primera ropa que encontró en su maleta: pantalones de mezclilla y una camiseta de vestir a juego con ellos.
Cuando se dio una última mirada en el espejo pudo encontrar precisamente una nota de Baekhyun. La tomó con cierto desconcierto ya que, ¿por qué dejaría una nota estando en la misma habitación? Al leerla, se dio cuenta que el menor se había despertado en la madrugada y estaba molesto porque tenía hambre y el servicio a cuarto había cerrado a media noche por lo que tuvo que comer algo de la máquina expendedora y aseguraba estar muy, pero muy molesto con él ya que alguien tiene que recibir su odio.
Chanyeol sonrió, por lo menos el antiguo Baekhyun había vuelto.
Usando el mismo pedazo de hoja, dejó un mensaje para ese par cuando despertara diciéndoles que estaría en el comedor y que bajaran cuando estuvieran listos. Salió de la habitación y no tardó demasiado en llegar al lobby y cruzar por la puerta de las salas de eventos dirigiéndose así al comedor número tres. Pensaba encontrarse con toda su gente sentada, esperando por su llegada, pero al primero que vio fue a Kim Jongin caminando por la habitación y dejando escapar un soplido de exasperación.
La tensión era realmente palpable cuando cruzaron miradas. Chanyeol recordó.
—Boss...
Lo miró duramente por unos buenos segundos. Su boca se había secado y los ojos iban directo a Jongin sin apartarse. La molestia y el odio empezó a crecer en su estómago mientras que su respiración se aceleraba y las ganas de ir y golpearlo se hicieron tan intensas, casi imposibles de sostener. Y lo hubiera hecho de no ser porque inmediatamente Yifan lo tomó por los hombros y, en su lugar, un cuerpo más pequeño llegó cojeando por la puerta.
Todo el mundo miró hacia Kyungsoo, quien tenía una venda en la cabeza y parecía recién despertado. Antes de que Jongin pudiera decir algo, su asistente tomó al moreno por el cuello de la camisa y lo obligó a acercársele. Los ojos de Kyungsoo estaban rojos por muchos motivos, pero intensos como siempre.
—Tú lo sabías, ¿verdad? —preguntó Kyungsoo en un tono casi de imploración.
Jongin se quedó en silencio.
Los labios de Kyungsoo temblaron, afirmó el agarre e inhaló con fuerza.
—Tú sabías que ellos no estaban en la camioneta, ¿verdad? —su voz se intensificó y casi parecía una orden. Era como si quisiera que el otro le dijera precisamente eso.
Pero Jongin de nuevo se quedó sin palabras, sin embargo, su respiración se aceleró al ver el estado de Kyungsoo. Chanyeol podía ver una debilidad nunca antes vista por parte de él, sus puños aún con fueza, pero temblando. Sus ojos firmes y feroces, pero a la vez cristalinos y con algo así como esperanza en ellos. Su cuerpo machacado, dañado y eso sí que era nuevo ya que Kyungsoo jamás había sido parte de una lucha cuerpo a cuerpo —o por lo menos a cuerpo con una bomba— con todo esto, Kyungsoo se veía más débil que nunca, pero hacía todo lo posible para no parecerlo.
—Kim Jongin —sus palabras se atropellaban—. T-Tú sabías que Andy no estaba en esa furgoneta y disparaste porque sabías ese hecho, ¡¿verdad?!
—No —respondió Jongin casi en un susurro. Tras unos segundos, prosiguió—. Yo no sabía.
Los ojos de Kyungsoo se abrieron y su respiración se cortó. El agarre en la camisa de Jongin se debilitó, pero la intensidad con la que lo miraba era aun más fuerte. Jongin, por otro lado, dio un paso hacia el frente.
—Kyungsoo-
—¡¿Cómo mierda pudiste?! —la garganta de Kyungsoo se desgarró. Todo el mundo ahí presente pudo sentirlo. Su rostro estaba lleno de indignación—. ¡¿Cómo pudiste disparar sabiendo que Andy podría estar allí?!
—Era la opción más adecuada —Jongin parecía querer conservar la compostura, pero su cuerpo estaba tenso y sus dientes apretados—. Según nuestras opciones, y lo mejor para los rojos, hacer explotar la furgoneta era la opción más accesible y favorecedora.
—¡No digas mierdas! —Kyungsoo le gritó—. ¡Andy estaba allí, joder! ¡Disparaste pensando que Andy estaba allí y no te importó! ¡Matar a Jiyong directamente era lo más fácil!
—Entonces tú ibas a morir —respondió el otro.
—¡¿Y qué?! —Kyungsoo lo golpeó seguidamente en el pecho haciendo que se alejara—. ¡Todo por la mafia! ¡¿Sabes eso?! ¡Todos aquí estamos dispuestos a morir mientras que nuestra mafia triunfe!
—¡Incluso desde la perspectiva de la mafia! —Jongin tomó las manos de Kyungsoo para evitar que lo golpeara. Su voz también estaba cada vez más fuerte—. La opción de la furgoneta era la más asertiva en todos los jodidos aspectos. En la furgoneta no había gente importante ligada oficialmente a la mafia roja.
—¡Qué hay de Taehyu-!
—¡Entonces pongamos la jerarquía de la mafia roja! —Jongin lo interrumpió con un grito—. ¡Desde siempre ha sido en primer lugar a Chanyeol, luego tú y luego todos los líderes y al final los demás! ¡Taehyung era un novato más, un chico que sabía que en cualquier momento podría morir! ¡Yo seguí las malditas instrucciones e indicaciones de emergencia que tú tanto pones en énfasis! ¡En la furgoneta iban civiles, sin contar a Taehyung, y bien sabes que para nosotros es la mafia primero antes que cualquier ciudadano! ¡No somos la puta policía para ponerlos en primer lugar!
Kyungsoo pareció quedarse sin palabras por un segundo. Ambos se consumían con los ojos, ninguno parpadeaba. La furia corría por los dos, mayormente con Kyungsoo, pero Jongin tenía las venas completamente expuestas en el área de su cuello y manos.
—Andy estaba allí —los ojos de Kyungsoo parecían perdidos—. El hijo de tu jefe estaba allí. ¡Un niño que te tiene la completa confianza estaba allí! ¡Andy! ¡Y disparaste!
—¡Sí! —finalmente Jongin soltó un grito más estruendoso que hizo eco en toda la habitación—. ¡Bien! ¿Quieres que pongamos los sentimientos personales en esto? ¡De acuerdo! ¡A la mierda entonces la maldita excusa de la mafia, porque tú y yo sabemos que eso es una maldita barrera! —tomó los hombros de Kyungsoo—. No me importa quién mierda estuviera en la furgoneta, yo de todos modos iba a disparar.
—¡Jongin-!
—Andy, Baekhyun o cinco, diez, cien o mil personas. Si yo tuviera que escoger entre salvarte a ti o toda esa gente yo te salvaría a ti —sus manos pasaron al rostro de Kyungsoo—. Nunca iba a permitir que murieras, y mucho menos siendo yo el causante. Nunca lo haría. No me importa nadie más, joder, a la mierda toda esa gente. Yo siempre voy a protegerte y no me interesa qué tan enojado estés conmigo o cuánto quieras odiarme, no voy a dejar de hacerlo jamás. ¿Y sabes por qué? Porque te amo y eso es lo único que necesito para comprender lo que hice y estaré haciendo. No es un secreto para ti. No es un secreto para nadie. Así que deja de gritarme, deja de preguntarme por qué lo hice porque bien lo haría de nuevo una y otra y otra vez.
Todo se quedó en silencio por un minuto completo. Las miradas de ambos enlazadas y cuerpos temblorosos ante la expectativa. Pero Kyungsoo simplemente soltó un pequeño quejido desde su garganta, sus ojos llenos de lágrimas y pequeños pasos hacia atrás alejándose lentamente de Jongin y sus cálidas manos.
Tras un par de segundos negando con la cabeza, Kyungsoo habló.
—No te quiero volver a verte jamás —lo apuntó con la mano mientras que su voz se quebraba—. ¡No quiero que vuelvas a dirigirme la palabra! ¡Nunca! —se cortó a sí mismo aguantándolo todo hasta el último segundo.
Jongin tomó una fuerte respiración. Todos en la sala sabían que esto era sumamente grave.
—Eso es malditamente traición —Kyungsoo sostuvo la postura y, con una sonrisa para nada simpática, lo apuntó de nuevo—. Tú mereces la jodida muerte —soltó con frialdad.
—No es así —todo el mundo se sorprendió en el momento que Chanyeol soltó eso. Tenía los brazos fuertemente cruzados sobre su pecho mientras que intentaba calmar sus instintos. Kyungsoo lo miró con un ojo más pequeño que el otro—. Desde el reglamento de la mafia roja, Jongin hizo lo correcto.
—¿Qué? —Kyungsoo no podía creérselo.
—Él ya lo dijo. Tu estatus en la mafia supera a quienes estaban en la furgoneta.
—Te recuerdo que quienes estaban en la furgoneta eran tu novio y tu hijo —Kyungsoo replicó con incredulidad.
Chanyeol fue callado. La presión creció en todo su cuerpo y su respiración se aceleró. Tenía que conservar la compostura, tenía que verse como el jefe de la mafia roja en ese momento y dejar a un lado la situación personal.
—Lo sé —Chanyeol respondió. No quería alargar más las cosas—. Pero ellos no estaban cuando sucedió, ¿no?
—¡Pero él no sabía que-!
—¡No sucedió! —Chanyeol pudo intercambiar un extraño momento de miradas con Sehun, quien había estado mirando todo desde la esquina mientras comía de su plato—. Kyungsoo, deja de poner las cosas como si realmente él hubiera matado a Andy y a Baekhyun-
—¡Me vale una mierda Baekhyun! —Kyungsoo caminó hacia él.
—¡Es lo mismo, estás involucrando los sentimientos! —lo miró con severidad—. Desde la perspectiva mafiosa, Jongin hizo lo correcto y tomó la decisión que cualquiera debería tomar.
—¿Y tú lo hubieras hecho? —preguntó su asistente en un tono voraz. Cuando Chanyeol no respondió, Kyungsoo bufó—. Por supuesto que no, ¡tú me hubieras matado sin parpadear!
Claro que no. Era lo que Chanyeol quería decir. Kyungsoo era más que un amigo para él, era malditamente casi como su hermano, mejor amigo, mejor colega. No hubiera apretado simplemente el gatillo, hubiera hecho un montón de cosas e intentado infinidad de veces proteger a sus seres queridos y evitar su muerte. Pero no iba a decir nada por ahora, Kyungsoo estaba totalmente cegado por la elección de Jongin y fuera de sí que no era un momento adecuado para hablar del sentimentalismo.
—Si no te sientes bien vuelve a tu habitación —dijo Chanyeol de modo autoritario. No iba a simpatizar con Kyungsoo si éste no se calmaba primero—. O puedes sentarse en esa silla y escuchar el anuncio final de la misión. No quiero más gritos aquí. Sabes muy bien más que nadie que no hay nada que pueda cambiar las cosas y también sabes que estás haciendo un numerito por nada. Así que te callas o te vas.
Kyungsoo apretó la mandíbula insatisfecho por lo dicho.
—Ojalá hubieran estado en la furgoneta —espetó Kyungsoo—. Para que te tragaras cada una de tus putas palabras.
Y sin más, se fue.
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La misión había sido un total éxito.
Todos los azules habían sido derrotados y los cuatro líderes de ellos ya estaban muertos así como su jefe Jiyong quien prácticamente cometió un acto suicida. La bandera roja había tomado toda la sección azul y los cargamentos fueron adecuadamente llevados y viceversa. La junta se hizo un poco más larga: Yifan hablando sobre los aspectos a mejorar mientras que un aún aturdido Jongin les decía a todos sobre el uso de armas en combate y cómo era mejor tener ciertos aspectos en cuenta y muchas cosas más.
—Y hay algo más —todo el mundo continuó con atención hacia Yifan—. Nuestros caídos, como bien saben, oficialmente fueron ocho personas. Ocho murieron en combate y uno más por la madrugada de hoy en el hospital. Y, como bien saben la mayoría, nuestro líder Zitao fue uno de ellos. Después de la explosión, cuando creíamos que ya todo había acabado, Zitao estaba desaparecido y lo encontramos muerto a unos metros de su posición. Inferimos que uno de los azules lo asesinó cuando él venía hacia el área central.
Chanyeol contuvo la respiración. No lo sabía, mierda.
—Kim Taehyung murió en la explosión de la furgoneta y Jeon Jungkook fue quien murió en el hospital. Se mencionan estos nombres principalmente ya que su lucha fue vital para que la misión fuera positiva y Jungkook, así como todos ustedes, estuvo dispuesto a perder su vida para salvar a nuestro jefe. Por él y por todos nuestros caídos, un minuto de silencio.
Durante ese minuto Chanyeol suspiró. Ese chico le salvó la vida y él no pudo hacer mucho para salvarlo de vuelta. Era joven, tenía no más de veinte años y su pérdida fue un poco más dolorosa para Chanyeol ya que él fue el último quien lo vio caminar o quien escuchó su voz. Fue una gran pérdida, esos dos chicos tenían bastante potencial y además Taehyung era amigo de Baekhyun. Probablemente ese era otro peso en los hombros de Baekhyun. También por supuesto que pensó en Tao. Él era uno de sus líderes más importantes en China y malditamente lo perdió.
Joder.
No obstante, con ese pensamiento, Chanyeol elevó la voz inmediatamente cuando el minuto terminó.
—¿Tao tenía el chaleco? ¿Por qué los otros no tenían chalecos antibalas? —casi gruñó hacia Yifan—. ¿Saben algo de eso? ¿Alguien?
—Fue una de las primeras cosas que me puse a investigar —el chino le respondió de una manera melancólica. Miró un par de veces los papeles que tenía en las manos y suspiró—. Pero no lo sabemos. Como ya han de saber, todos lo tenían puesto antes de salir y no encontramos una razón suficiente para que se lo quitaran. No pudieron haberlo hecho por sí mismos a menos que alguien...
—Se los hubiera pedido —ese fue Sehun.
El mundo volteó su cabeza hacia Sehun quien había estado en su lugar desde siempre sin dejar de comer. Chanyeol levantó una ceja hacia él.
—¿Qué estás diciendo?
—Que alguien de autoridad les dijo que se lo quitaran —comentó como si hablaran sobre el clima. Tomó un pedazo de manzana y se lo metió a la boca—. Y Zitao era una autoridad.
—¿Estás diciendo que Zitao hizo que los principiantes se lo quitaran? —ese fue Yifan—. ¿Por qué?
—Zitao no tenía tampoco un chaleco —Sehun informó— ¿verdad? Y, ese tiro que tiene en la cabeza, no se ve que fue hecho desde la lejanía. Parece algo más hecho de cerca, por sí mismo.
El corazón de Chanyeol retumbó con fuerza dentro. Las ideas enlazadas de Sehun estaban juntándose en su cabeza.
—Y habíamos dicho que probablemente había un traidor entre nosotros —continuó—. Zitao estuvo todo el rato callado, casi no hubo movimiento con él. O, ¿acaso uno de ustedes lo vio en batalla? ¿Alguien lo miró hacer su trabajo? —nadie dijo nada—. Si me preguntas a mí, Boss —Sehun se levantó y caminó hacia el área de bebidas sirviéndose jugo de naranja—. Zitao nos traicionó. Él era parte de los azules, les dijo a los principiantes con su voz tranquilizadora que se quitaran los chalecos con cualquier excusa y, cuando vio que ganamos y su plan no funcionó, se suicidó.
—Eso no tiene fundamentos —escuchó la voz de Yifan desde el pequeño escenario. Su mirada estaba dirigida hacia un alivianado Sehun merendando—. Es una acusación grave, Oh Sehun. Incluso para un muerto.
El chico se encogió en hombros.
—Es mi punto de vista —Sehun mordió otro pedazo de fruta—. No es que ustedes tengan una idea más clara, ¿verdad? No tienen nada.
La sala volvió a silenciarse y Chanyeol maldijo cuando se dio cuenta que Sehun tenía razón. Tenía sentido y no tenían nada más. ¿Quién puede ser sospechoso? Si es alguien de autoridad recaería en Jongin, Kyungsoo, Yifan, Sehun o él y todos ellos estuvieron casi siempre en contacto y en sus puestos. Alguien hubiera visto algo. Y Chanyeol temía el pensar de más. No estaba preparado para otra traición, no más.
Si Zitao había sido el culpable, ya había recibido su merecido.
—Él no lo hizo —argumentó Yifan, más para sí mismo que para los demás—. Lo conocía. Lo conocí por más de diez años, Boss. Tú también. Sabemos muy bien que no es alguien que haga eso.
—¿Ese eres tú hablando o es tu pasado con él? —Sehun interfirió en un tono juguetón.
Yifan estuvo a punto de debatir debido a su rostro enojado, pero Chanyeol levantó la mano hacia él haciendo que se detuviera.
—No hay nada de que reírse, Sehun —miró hacia él.
Inmediatamente el menor deshizo su sonrisa.
—Lo siento —murmuró.
Volviendo hacia todos los demás, Chanyeol se puso de pie.
—Por ahora vamos a volver a Seúl y veremos las cosas con más calma desde allí. La posibilidad de que hay otro traidor entre nosotros no desaparece y, si saben o recuerdan o ven algo sospechoso de cualquiera, díganmelo a mí y a nadie más. Quiero a todos desayunados y listos para partir al medio día. ¡¿Escucharon?!
—¡Sí, Boss! —cantaron al unísono.
—Yifan, Jongin —llamó a los líderes. Ambos tenían las caras largas, facciones amargadas y no era para menos—. Descansen.
Solamente asintieron.
—Sehun —miró ahora en dirección hacia él. El chico elevó el rostro en señal para que prosiguiera—. Tengo que preguntarte un par de cosas. Cuando lleguemos a Seúl ve directo a mi casa, ¿bien?
Sehun sólo parpadeó.
—Entendido, Boss.
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20 de Abril del 2013
—¡Luhan!
—¡¿Qué mierda-?!
Al chino casi se le sale el corazón en el momento que un cuerpo se tumbó detrás él. Manos recorrían la extensión de su cuello, bajando cada vez más y más hacia áreas que le hacían perder la respiración por un momento. Sus ojos se elevaron encontrándose con la oscuridad de la habitación y, detrás de él, un suave aliento acompañado de una risilla.
—Llevas cuatro horas metido en esos papeles —la persona detrás de él murmuró—. Dame un poco de cariño, ¿sí?
Luhan ladeó su cuerpo para encontrarse con el rostro del chico y chistó la lengua. Se aflojó la corbata negra ignorando completamente las manos sobre su cuerpo y miró al costado la hora que era.
—Ya es bastante tarde —dijo sorprendido.
—Bastante —asintió el otro de manera resentida por ser rechazado—. Hoy es tu cumpleaños, ¿por qué estás metido en papeles todavía?
—Díselo a nuestro querido jefe —Luhan rodó los ojos—. Ha estado todo el día extasiado ya que Andy aprendió a usar el baño portátil. Ha tomado más de mil fotografías y Kyungsoo no está de menos: no le quita los ojos de encima al niño y me han dejado todo el trabajo duro del papeleo.
—Pobre de ti —el otro se rió.
—Sí —soltó una leve risa. Finalmente, decidió dejar su lado retenido. Se recostó sobre el otro cuerpo que ya tenía sus manos desabotonando su camisa y masajeando su pecho. Suspiró al mismo tiempo que se relajaba y cerraba los ojos dejando que el otro besara la extensión de su cuello—. A veces creo que mi odio hacia ese niño crece más y más.
—Oh, vamos. Es lindo.
—No cuando llora o se hace en los pantalones. ¿Crees que Chanyeol se encarga de él cuando sucede eso? Ajá.
—Crecerá —el de atrás murmuró—. Lo hará y dejará de ser una molestia.
—Si no es que lo mato yo primero.
—Bien —el otro se detuvo y volteó casi a la fuerza el cuerpo de Luhan. Quedó uno arriba del otro, mirándose a través de la pequeña luz de la lámpara del costado—. Dejemos todos los problemas de un lado y concentrémonos hoy en nosotros, en ti y en mí. Hoy es tu día.
Luhan sonrió y rodeó el cuello del otro con sus brazos.
—Y ya que es mi día, ¿vas a proporcionarme mi regalo?
El otro acarició cada rincón de su cuerpo.
—Por supuesto —el otro hizo que sus caderas se frotaran y Luhan ahogó un gemido que terminó en una pequeña risilla—. Finalmente tus deseos van a ser órdenes, Lu.
Luhan atrajo al otro en un sucio beso que duró no más de cinco segundos. Al separarse, Luhan relamió sus labios y lo miró a los ojos.
—Entonces... ¿a la mierda la mafia roja?
El chico mordió su labio inferior con dureza.
—A la mierda.