El persistente sonido del electrocardiograma era la única cosa que mantenía a Michael despierto. Se había tomado dos tazas de café y estaba resistiéndose a tomar otra. Sabía que si lo hacía, no podría dormir en la noche y aunque quería terminar con el caso en sus manos esa misma noche, no iba a sacrificar sus horas de sueño por eso. En ese punto de su vida, el único momento donde sentía que de verdad podía respirar era cuando dormía, y ninguna promoción valía la pena tanto para arriesgar esas pocas horas al día. Ashton había estado respirándole en el cuello, revisando cada caso y asegurándose de que Michael ganase todos y cada uno, y la cantidad de presión sobre la que estaba Michael lo estaba volviendo loco. Sentía como si estuviera en clase de química otra vez, repitiéndose una y otra vez que si no pasaba la clase no se graduaría. Excepto esta vez, Michael sabía que era bueno en lo que hacía, pero ¿era lo suficientemente bueno?
Dejó el archivo en la pequeña mesa al costado de la cama, quitándose los lentes y dejándolos encima de las hojas de papel antes de frotarse los ojos. Su padre se había ido hacia unos veinte minutos, pero para Michael, se sentía como una eternidad. Solo en una cuarto de hospital mientras su madre dormía, pero no podía ir a casa y enfrentarse a Jane. Especialmente esa noche. Suspiró pesadamente, descansando su cabeza en la palma de su mano mientras cerraba sus ojos, dejando que sus pensamientos se fueran mientras se permitía comenzar a dormir. El pitido del electrocardiograma era el único sonido que llenaba la habitación, yendo al unísono con los latidos del corazón de su madre.
Fue sólo cuando el pitido incrementaba su velocidad drásticamente volviéndose una línea recta cuando Michael se obligó a despertar otra vez, levantando la cabeza y saltando de la silla de hospital. Estaba a punto de correr al pasillo, pedir enfermeras para que regresaran a su madre a la vida; su corazón latía fuerte y sus manos temblaban, pero la mirada llena de miedo que posaba en su rostro fue remplazada por una mirada dura mientras veía los ojos de sus madre mirándolo vacíamente, su mano izquierda se levantó en el aire con el parche que se suponía que estaría en su pecho.
"No hagas eso, ¡maldita sea!" Exclamó Michael, lanzando sus manos al aire y sentándose en la silla de cuero. "Pensé que estabas muerta, mujer." Karen se permitió chasquear la lengua y sacudir la cabeza. "No es gracioso, mamá."
"Bueno, no lo habría tenido que hacer si me hubieras oído llamarte las veintisiete veces que lo hice. Las conté." Atacó, pegando de nuevo el parche a su pecho y mirando como el pitido volvía a sonar antes de volver al ritmo en el que estaba. Se acomodó mejor en el colchón, sonriendo hacia su hijo.
"¿Qué es eso?" Murmuró el de cabello negro, tomando el vaso de papel que había estado lleno de café y tirándolo en el cuarto. Para su suerte, el vaso golpeó la pared y cayó directo al bote.
"¡Oi!" Chilló Karen, frunciendo el ceño ante su bebé de treinta y seis años. "¿Dónde crees que estamos? ¿en una cancha de basquetbol? Si quieres tirar algo en el cesto, párate y déjalo." Michael instantáneamente se redujo en su asiento, haciendo que un sentimiento nostálgico atravesara el cuerpo de su madre. Incluso a sus treinta y seis años, Michael reaccionaba igual que cuando su madre usaba el tono maternal con el Mikey de cinco años. Oyó a Michael murmurar una leve disculpa, mirando sus manos con un ceño. "De cualquier manera, ¿qué sigues haciendo aquí? Es tu aniversario, ¿por qué no estás con Jane?"
"Porque," Michael suspiró, tomando sus gafas de la mesa y concentrándose en el caso. "Tengo mucho trabajo."
Karen dirigió su vista a su hijo, sabiendo que mentía. Siempre podía decir cuándo mentía, y esta vez, él ni siquiera hacía que se viera creíble. Tenía una mirada miserable en su rostro y unas bolsas oscuras bajo sus ojos, se veía malhumorado. Michael siempre había sido entusiasta sobre una chica linda que veía en la escuela, o un lindo chico que se había sentado a su lado en el autobús.
Podía llamar a su madre ya tarde desde América, diciéndole cuánto extrañaba a Jane y como se iba a casar con ella algún día. Karen sabía sin que Michael tuviese que decirle, que las cosas se ponían amargas. Los ojos de Michael ya no brillaban cuando mencionaba su nombre y no le daba vueltas y vueltas al tema de Jane como antes.
"Mierda." Resopló ella. "Siempre has tenido demasiado trabajo pero eso nunca te paró para ir con tu esposa. Dime qué pasa, cariño."
Michael suspiró pesadamente, sacudiendo su cabeza mientras tallaba sus ojos de nuevo. "No quiero molestarte con mis problemas, mamá, sólo olvídalo."
"Tu mierda doméstica no va a hacer que mi cáncer empeore, Michael, sólo dime. Soy tu madre." Lo alcanzó y le dio un codazo para que se acercara a una señora vieja de sesenta años. Michael puso mala cara, su mano alcanzó el punto que su madre había golpeado sobándolo con un murmuro.
"Golpeas más fuerte que yo." Dijo con un ceño fundido. "No lo hagas."
"Sólo dime lo que pasa o juro por dios-"
"Conocí a alguien." Michael escupió, cubriendo su cara con sus manos mientras gruñía. "Conocí a alguien y odio a mi esposa."
"No digas eso." Karen frunció el sueño, a la defensiva. Jane había sido la única chica con la que Michael había realmente salido, y aunque no hubiese sabido mucho de la pelirroja en los últimos meses, era su nuera. Oír a Michael decir que la odiaba, la desorientó. "Es tu esposa, Michael."
"Es cierto." Sacudió su cabeza, sus ojos se encontraron con los de su madre para que ésta supiera que hablaba en serio. "Es manipuladora, zorra, arrogante y sobretodo una mala persona. Me tomó demasiado tiempo darme cuenta pero ya lo hice y es como, ni siquiera puedo pensar en por qué me enamoré de ella en primer lugar."
"Mike." Karen chasqueó la lengua, mirando tristemente a su único hijo, quien ahora lucia más triste que antes.
"Digo, sé no soy el esposo perfecto tampoco. Digo cosas que no debería a veces pero siempre me disculpo cuando sé que es mi culpa, soy malo con ella y sí, la engaño. Pero honestamente, no puedo sentir lástima por ella, sentirme mal por lo que hago y querer parar. He sido infeliz con este matrimonio por años, pero después de Luke me di cuenta de que hay más cosas allá afuera que mi espantoso matrimonio. Puedo ser feliz con alguien más, y puede ser simple y agradable, como lo es con Luke."
"¿Así que Luke es la persona que conociste?" Su madre preguntó titubeante, mirándolo arriba y abajo buscando una respuesta. Él asintió, y miró hacia sus pies para después mirar a su madre de nuevo. "Y ¿quieres dejar a tu esposa, a quien has amado por veinte años, por alguien de quien crees que estás enamorado?" Su voz no tenía tono de juzgarlo, Michael sabía que en ese punto, ella sólo trataba de hacer que Michael dejara salir todo. Si estuviera mal lo que hacía, la conversación habría terminado ahí, pero conocía a su madre lo suficiente como para saber que aún había mucho de qué hablar.
"No." Negó rápidamente. "No estoy enamorado de Luke, y no he amado a Jane desde hace años. Me gusta Luke, me gusta demasiado y al principio esperaba enamorarme de él y que él se enamorase de mí. Pero honestamente, ¿qué diferencia hace? Hablamos sobre cosas, estamos cómodos el uno con el otro y creo que es la primera persona con la que voy cuando necesito sentirme cómodo. No necesito estar enamorado de él para tener algo que me haga feliz, ¿entiendes a lo que me refiero? Y creo que me centré tanto en tratar de amar a Jane, que olvidé que ser feliz es más importante que estar enamorado.
»Creo que sólo hace poco me di cuenta de la diferencia entre amar a alguien, y estar enamorado de ellos. Estaba tan obsesionado con la idea de amar a Jane, que realmente nunca paré de pensar que no la amaba; no pondré su felicidad sobre la mía y no quiero tomar su mano cuando tiene un mal día y decirle que todo está bien. Pero estaba enamorado de ella, la quería conmigo cada segundo de cada día y mi estomago daba vueltas cada vez que ella me miraba y todo lo que sentí por ella se intensificó porque pensé que así me debía sentir.
»Pero Luke, es como... Luke es sólo Luke. Cuando frunce el ceño, todo lo que quiero hacer es lograr que se quite y cuando habla de toda la mierda que le ha pasado, sólo pienso que preferiría que me hubiese pasado a mí y no a él. Me importa demasiado, y no son las mariposas en mi estomago cuando me mira o el deseo de besarlo todo el tiempo. No lo necesito, no en un modo de 'te amo mucho'. Es más algo de 'déjame mostrarte que estoy aquí y que me importas'. Todo lo que necesito es la satisfacción de verlo feliz, y creo que es lo que nunca tuve con Jane. Puedo decirte ahora, puedo amar a Luke en un futuro, y tal vez me enamore de él pronto, pero nunca podré amar a Jane. Y nunca podré obligarme a enamorarme de ella de nuevo."
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Que alguien me diga por qué estoy actualizando ;-;
De cualquier forma, debería estar haciendo la tarea y estoy aquí... No lo pude evitar.
Los quiere:
-a