Llegando a casa, Chanyeol se tiró directo al sofá. Desde allí podía escuchar cómo era que Kyungsoo cantaba alguna de las canciones de la radio mientras parecía hacer la cena. Por otro lado, sólo tuvo que contar cuatro segundos hasta que una puerta fue azotada, mientras que unos pequeños pies corrían en su dirección terminando por aventarse sobre él.
Andy comenzó a reír cuando su padre le picoteó el estómago.
—¡Tardaste una hora de más! —el pequeño se quejó, bajando la camisa de su pijama que se le había movido de lugar—. ¡El tío Kyungsoo casi comienza a maldecir!
Chanyeol frunció el ceño divertidamente y miró en dirección a la cocina.
—El tío Kyungsoo maldice por todo —le contestó mientras lo envolvía en sus brazos—. ¿Y qué has hecho hoy Andy? ¿El tío Jongin vino a enseñarte algo otra vez?
El niño asintió, separándose un poco de su padre para mirarlo con una sonrisa.
—Sí, él vino para seguir con las clases de Taekwondo —hizo una pequeña demostración—. Pero luego fue con el tío Kyungsoo y volvió a acosarlo de nuevo, papá, ¡no puedes permitir eso! —se levantó el en sillón mientras que un sutil sonrojo aparecía en sus mejillas.
Chanyeol miró a su hijo desde abajo. Sin duda había crecido mucho más —por Dios, antes cabía perfectamente en tan sólo uno de sus brazos, ahora le llegaba casi a la pelvis. Andy ya no podía jugar a que su padre era un puente por donde pasar sin llegar a casi golpearle la entrepierna con la cabeza si es que saltaba. Realmente le sorprendía el avance incluso en el habla, ya podía pronunciar casi perfectamente.
—¿Por qué debería hacerlo? —preguntó, quitándose el saco y desabotonando un par de los botones de su camisa.
Por un momento Andy se quedó sin habla, pensándolo. Rascándose la cabeza, continuó.
—A tío Kyungsoo no le gusta —dijo extrañamente, como si no estuviera seguro—. Él suele gritar, grita mucho. Yo quiero a tío Jongin, ¡pero no me gusta que le haga daño al tío Kyungsoo!
Chanyeol lo miró con los ojos en blanco.
—¿Grita mucho? —cuestionó, tratando que su voz no inquiriera nada—. ¿Cuando tú estás aquí?
Andy asintió fervientemente.
—¡Ellos no pueden estar haciendo bebés! —siguió su hijo y Chanyeol ahogó un risa—. Ellos a veces van a la habitación del tío Kyungsoo y se quedan un buen rato allí mientras yo estoy dibujando. Tío Kyungsoo le pide que pare, pero luego, le dice que siga, ¡no lo entiendo! ¿Por qué lo hacen? Además, ¡sólo tú y tío Kyungsoo pueden!
La sonrisa de Chanyeol se vino abajo al escuchar eso. Andy se veía demasiado decidido y confundido y, claro, un niño de casi cinco años no debería de preocuparse por esas cosas y sinceramente la lista de preocupaciones de su hijo se iba incrementando innecesariamente. Lo único de lo que debería preocuparse debería ser si su caricatura favorita será transmitida esa noche o si Kyungsoo le hará comer brócoli o no. No por ver si sus cuidadores están haciéndose daño o incluso que si su papá iba a estar con vida a la mañana siguiente.
—Andy, ven aquí —murmuró suavemente haciéndole un espacio más grande a un lado de él.
Su hijo se quedó tieso, dejó de brincar en el sillón y frunció los labios.
—No quiero —dijo con un tono temeroso.
Chanyeol se alejó un poco, extrañado por ese comportamiento.
—¿Por qué?
—Cuando papi utiliza ese tono es porque estoy en problemas —Andy argumentó con inseguridad—. ¡No quiero ser regañado!
Rió levemente agarrando el brazo de su hijo para atraerlo hacia él. Lo sentó a su lado, el niño mirándolo con los labios hacia dentro. Después de un momento, Chanyeol pasó su brazo alrededor de su hijo acariciándole el cabello.
—No estás en problemas —dijo con dulzura—. Papá sólo quiere hablar de algo un poco importante. Más bien, dos cosas. Está la buena noticia y la mala noticia, ¿cuál quieres oír primero?
El niño se relajó un poco, pero hizo un sonidito como si se lo estuviera pensando.
—¡La buena!
Chanyeol asintió.
—Necesitamos al tío Kyungsoo para esto, ¿quieres llamarlo? —le susurró.
Andy asintió, brincando de su lugar para dirigirse a la cocina. Kyungsoo apareció con una mueca de extrañeza en el rostro, limpiándose las manos en un trapo. Se sentó en uno de los sillones adyacentes de la sala.
—Bien —Chanyeol exhaló. En su pecho sentía una extraña inconformidad—. Lo que hablaba con Andy...
—Una noticia buena y una mala —le interrumpió Kyungsoo—. Andy me lo dijo en tres segundos —sonrió hacia el niño quien mantenía una expresión normal.
—Correcto —volviendo a mirar a los otro dos, Chanyeol asintió—. Andy, a partir de la próxima semana, irás al jardín de niños.
Los ojos de los otros dos se expandieron tan rápido como había hablado. El primero en reaccionar fue Andy quien soltó un grito de alegría que podía hacer feliz a Chanyeol por todo un año entero. Por otro lado, Kyungsoo rió con suavidad mientras trataba de digerir las palabras de su jefe.
—¡¿En serio?! —Andy revotó por todo el lugar—. ¡¿Voy a ir a la escuela?!
Chanyeol asintió con los brazos cruzados. Realmente era difícil sonreír, más de lo que pensó.
Andy volvió a gritar.
—¿Escuchaste eso tío Kyungsoo? ¡Iré a la escuela!
Kyungsoo chocó las manos con el niño quien seguía completamente emocionado.
—Lo hice —le contestó—. Es genial, ¿no? ¡Tendrás amigos y mucha diversión!
—Pero —Chanyeol potencializó su voz, haciendo que los otros dos volvieran a él—, ya no podrás ir con nosotros a nuestros viajes. Tú irás a la escuela mientras que papá y el tío Kyungsoo trabajarán, ¿sí?
De un momento a otro la energía de Andy se vino abajo. Por suerte, no fue completamente, simplemente hizo una mueca. Sin saber qué más decir, Kyungsoo pellizcó suavemente la panza de Andy quien se retorció por la risa. Después, el asistente habló.
—Pero al final del día siempre puedo contarte buenas historias sobre lo que sucedió, ¿sí? —Kyungsoo prometió—. Cuando regreses de la escuela, también siempre habrá una deliciosa cena para ti, ¿qué opinas?
Andy se quejó durante unos minutos más, sobre que quería ver al tío Jongdae haciendo explotar cosas o mirar al tío Yifan practicando con las armas. Sin embargo —con ayuda de los muy bien trabajados estilos de seducción— Kyungsoo logró convencer a Andy sobre los beneficios de quedarse en casa, etc.
—Esa ha sido la mala, ¿verdad? —saliendo de su trance, Chanyeol se vio frente a su hijo quien, satisfecho con las promesas de Kyungsoo, estaba ladeando la cabeza—. La noticia mala es que no puedo ir con ustedes, ¿verdad?
No. Es lo que quería responder porque esa era la verdad. No obstante, la felicidad en los ojos de su hijo era demasiado grande que, si le decía lo malo, se sentiría como un imbécil quien destruyó las esperanzas de un pequeño niño. Así que asintió, sonriendo como pudo y haciendo que su hijo se acercara a él para darle un abrazo.
—Sí. Esa es.
—¡Bien, entonces no fue taaan mala! —Andy rió, separándose de su padre—. ¿Puedo ir a mi habitación?
Chanyeol se le quedó mirando un momento más y después hizo un ademán con la cabeza donde le decía que sí, que podía irse.
Cuando la puerta de la habitación de Andy sonó, Chanyeol ya sabía lo que Kyungsoo diría.
—Esa no era la noticia mala, ¿verdad? —el menor preguntó. Exactamente.
Sabiendo que no tenía escapatoria, Chanyeol se levantó dirigiéndose a uno de los cajones de su sala. Abrió uno de los gabinetes y sacó una botella de vodka junto con un pequeño vaso. Volvió a su lugar, sirviéndose una copa.
—Intenté —se cortó a sí mismo mientras ingería la mortífera sustancia. Su garganta lo resintió en unos segundos, dejó escapar un pequeño chillido por la intensidad del sabor—. Volví a intentar decirle que tú y yo simplemente... no.
Sabía perfectamente que, sobre esa situación, Kyungsoo no tenía nada que regañarle, refutarle o aconsejarle y todo por el hecho de que, en realidad, entre Chanyeol y Kyungsoo no había mucha diferencia de querer que las cosas sigan así para no dañar a Andy.
—Sólo sé que tiene que saberlo —murmuró el de menor estatura, jugueteando con sus dedos.
Sin insistir sobre el tema, Chanyeol se relajó.
—Entonces —Kyungsoo dijo con un tono de sorpresa—. ¿Jardín de niños? Hace apenas una semana estabas totalmente en contra de que Andy entrara a uno y, ¿ya está hasta inscrito? Ni siquiera miraste otro, ¿qué te hizo decidirte tan rápido?
Abriendo la boca, Chanyeol en realidad no puedo decir nada. Más bien, no pudo decir exactamente lo que pensaba.
—Se veía seguro... —comenzó en un tono pensativo—. Demasiado llamativo para mi gusto, pero lo suficientemente grande como para que, no sé, si hay un incendio que todos los niños escapen.
Kyungsoo achicó los ojos.
—¿Sólo por eso?
Sabiendo que eso no convencía para nada a Kyungsoo, Chanyeol se encogió en hombros.
—El personal era agradable y queda cerca de aquí...
Su asistente volvió a poner los ojos y eso realmente le frustraba al alto. Es decir, odiaba qué tanto lo conocía. Con un carraspeo, Chanyeol se enderezó en su lugar dándole otro trago al vodka.
—Era algo curioso también...
—Era o había algo curioso —Kyungsoo se levantó de su lugar, acercándose a su jefe—. Chanyeol conozco esa mirada en ti, suéltalo.
Aún persistente en ocultar su poca y relativa extraña atracción por el chico quien bromeó sobre su pene, y que, en realidad, influyó mucho en su decisión, negó con la cabeza expulsando cualquier otro comentario estúpido que pueda salir de su boca.
—No es lo importante —terminó diciendo—. Querían que dejara ir a Andy a la escuela, pues bien, allí lo tienen. El por qué lo elegí es irrelevante —antes de que el menor refutara, Chanyeol lo empujó suavemente hacia la cocina—. Ya, ya. Vamos, ¿qué has hecho de cenar? Me muero de hambre.
—No te dejaré tranquilo tan fácilmente, Park Chanyeol —Kyungsoo suspiró.
—Jefe. Llámame jefe alguna vez en tu vida, asistente Do —se burló.
—Lo hacía. Sabes que lo hacía, pero las circunstancias eran un poco más intensas y descaradas que no quiero recordar, gracias —sin decir nada más, caminó hacia delante.
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Si los padres de los niños que cuidaba Baekhyun supieran su verdadero yo estarían cambiando a sus hijos inmediatamente. Pero el chico sabía exactamente cómo comportarse y con quién hacerlo aunque, la verdad, es que le falló un poco su detector de 'padres potencialmente elegidos para inscribir a sus hijos' que terminó por hacer un comentario meramente sexual con uno de ellos quien estaba a dos personas de llegar hacia él.
Como es la costumbre en el primer día de clases, los padres despiden a sus hijos en el salón de clases. Ya sea que estén llorando o enojados, Baekhyun se encargaba de que los niños terminaran riéndose y sonriendo al ofrecerles un montón de dulces o bromas estúpidas y con eso los padres se iban alegres dejando a sus hijos en buenas manos.
Trabajar en la escuela de su abuelo jamás se lo imaginó—mucho menos que éste llevara su nombre. Lo único que sí sabía era el amor que tenía por enseñar y el gran cariño que le tenía a los pequeños niños en el kínder, por lo que, aunque un poco incómodo de que todo el mundo lo tratara como la gran cosa por ser el nieto del director, estaba a gusto en cuestión al tiempo, paga y calidad del ambiente. Con tan sólo veinticuatro años, ya era un profesor oficial a cargo del grupo de veinte niños de entre cuatro y cinco años.
Volviendo a su preocupación inicial, ya se estaba despidiendo de una madre en el momento que ese coloso pelirrojo —falso, muy falso, demasiado falso para ser verdad— se pusiera frente a él, con el ceño más fruncido que había visto nunca y junto a él un pequeño niño enredado en las piernas de lo que parecía ser su padre.
—Buenos días —saludó como pudo, sosteniendo la sonrisa en sus labios—. ¿Quién es este pequeñín?
Las mejillas del niño se inflaron en vergüenza, mientras se aferraba un poco más a las piernas del alto. Enderezándose, Baekhyun miró al padre quien mantenía su mirada fija en él y mentiría si dijera que eso no le erizó la piel.
—Parece un niño tímido. ¿Cuál es su nombre? —continuó con las preguntas oficiales.
—¿Cuál es tu nombre? —confundido, Baekhyun miró al pelirrojo. No estaba seguro si esa pregunta era para él o para su hijo (que, bueno sí, no podía ser) pero terminó por desubicarlo un poco.
—Soy el profesor Byun —murmuró más para el pequeño niño que para el gran padre—. Un gusto conocerte...
—Andy —el niño dijo en un tono suave, aún temeroso—. Soy Park Andy.
—¡Qué lindo nombre, Andy! —Baekhyun sonrió a él y dubitativamente intentó acariciar su cabeza. Chanyeol gruñó, haciendo que alejara su mano. Sin rendirse, le tendió una pequeña paleta y al no ver una negativa del padre éste la tomó—. ¡Muy bien, Andy! ¡Es hora de entrar a clases! ¿Estás emocionado?
El pequeño asintió, engullendo la paleta en tan sólo un segundo. Baekhyun sonrió incluso más, ese niño era el más adorable que había visto en todo ese tiempo trabajando allí.
Cuando volvió a levantar la cabeza se encontró con la demandante mirada del padre. Si los comparan, padre-hijo realmente se veían muy similares, incluso parecía que Andy era tan sólo una pequeña versión del otro, pero, claramente, con una aura totalmente diferente. La madre de ese niño debe ser la mujer más burbujeante del planeta para hacer un equilibrio.
—Entonces está bien —Baekhyun continuó, incitando a Andy para que fuera con él.
El niño se quedó un momento en su lugar, pero después su padre miró hacia abajo y se puso de cuclillas para mirarlo a los ojos.
—Papá volverá pronto —murmuró suave hacia su hijo, Baekhyun enarcó una ceja por el cambio—. Yo casi siempre iré a recogerte, si es que no puedo hacerlo, el tío Kyungsoo lo hará. Pero solamente nosotros dos, ¿de acuerdo? No confíes en nadie más que intente llevarte, ¿bien?
—¿Ni siquiera en el tío Jongin o el tío Jongdae? —Andy preguntó curioso. El alto negó—. ¿Ni el tío Yifan?
—Sólo Kyungsoo y yo, ¿sí?
Con un asentimiento y un pequeño abrazo, fue lo único que ambos necesitaron para separarse el uno del otro. Baekhyun pudo identificar un cambio en el rostro del coloso. Casi suelta una risilla ya que, cuando pensaba que ese chico era un palo de golf sin sentimientos o reacciones, pudo identificar claramente cómo era que le afecta el dejar a su hijo en manos de otros.
—Ve Andy, puedes entrar al salón —Baekhyun murmuró sin dejar de mirar al padre. El niño no necesitó que se lo dijera dos veces, en menos de un parpadeo, Andy ya había entrado e incluso empezado a conversar con otros niños.
Viendo que el coloso no se movía, Baekhyun chasqueó los dedos frente a él haciendo que volviera en sí.
—Él estará bien. Está en buenas manos, en menos de seis horas se encontrarán de nuevo, señor Park.
—Chanyeol —sin mirarlo, el alto respondió mientras sacaba unas cuantas hojas de un maletín—. Omite el señor, que no lo soy.
Baekhyun inclinó su cabeza con confusión.
—Pero el documento con sus datos decía que tiene treinta años —respondió sin pensarlo demasiado—. Usted ya no es un señorito.
Los ojos de Chanyeol se crisparon mientras que el cuero del maletín era apretado fuertemente.
—Si digo que omitas el señor —murmuró fríamente mientras pasaba las hojas—. Lo omites. Punto final.
Baekhyun tuvo un sentimiento desagradable. Sí, le habían tocado antes padres muy difíciles de tratar, pero ninguno demandaba tanto como el que tenía frente a él. Parecía como si ese tipo se creyera la gran cosa por pagarle literalmente su salario, pero Baekhyun no era de los que daban el brazo a torcer, por lo que en vez de dejarse intimidar, dio un par de pasos más hacia el frente.
—No quiero —murmuró directamente hacia él haciendo lo posible para que sus demás compañeros maestros no lo vieran y/o escucharan—. ¿Qué va a hacer, señor Park?
Una de las normas que se había puesto Baekhyun a sí mismo en el trabajo era precisamente no coquetear con padres de familia. Porque, bueno, eran sólo eso: padres con hijos. Esposos. Por lo que todos estaban tomados —o deberían— por lo que Baekhyun se mostraba como un buen muchacho trabajador y amigable, y no una amenaza en miniatura que puede volver loco a cualquiera.
Park Chanyeol no era estúpido, o eso era por lo menos lo que Baekhyun dedujo en el momento que éste había tomado y entendido al cien por ciento lo que quiso decir cuando sonrió ladinamente aún sin dejar la molestia a un lado. Mierda. Baekhyun sintió algo fuerte en su estómago.
Dando un lento lengüetazo en sus labios, Chanyeol habló.
—Vas a cuidar de Andy de entre cuatro a seis horas extras diariamente —como si no hubiera pasado nada, Chanyeol avisó mostrándole una hoja en donde decía exactamente eso—. Como ya habrás escuchado, solamente yo o Do Kyungsoo podemos recogerlo. La fotografía de Kyungsoo está en los papeles que, seguramente, ya te habrás aprendido de memoria, así que no creo que haya ningún problema.
Levemente ofendido por ignorar su sutil coqueteo, Baekhyun tomó la hoja con un rostro extrañado. Nadie le dijo nada sobre trabajar horas extras y menos de entre cuatro y seis.
—Yo nunca acepté esto —susurró.
—Probablemente no, pero no me importa, lo papeles están firmados —el de traje se encogió en hombros—. A tu abuelo le gusta el dinero, es lo único que puedo decir.
Por supuesto. Baekhyun rodó los ojos. Si había alguien más hipócrita que él en ese lugar era el abuelo Byun, acaparador de cualquier trabajo sucio.
—¿Y en dónde se supone que voy a cuidarlo? —preguntó, pasando su peso de un pie a otro—. La escuela acaba a las dos.
—En tu casa o en la mía. Si llega a ser en la mía yo te avisaré —Chanyeol volvió a demandar. Sacó un teléfono móvil, le picoteó algunas cosas y se lo entregó a él—. Este es tu nuevo teléfono celular, solamente puedes utilizarlo para hablar conmigo. Queda prohibido usarlo para otros fines, solamente lo relacionado conmigo, ¿okay? Allí tienes mi teléfono celular, el de mi casa y el de Kyungsoo sólo para casos extremos. Son los únicos que necesitas. También quiero que lo lleves siempre contigo o por lo menos cuando Andy esté contigo, siempre, ¿me oyes?
Sí, te escucho, hijo de puta. Baekhyun estaba demasiado estupefacto como para decir algo.
—Si hay alguna emergencia, no importa cuál, marca el número uno y ese seré yo —prosiguió. Baekhyun se sentía cada vez más disgustado—. Y, si algo le pasa a Andy, cualquier cosa jodidamente provocada por ti o si tan sólo veo que tiene un simple rasguño y te culpa por ello —su voz cada vez se hacía más oscura, acercándose al menor. Baekhyun no se había percatado de la gran diferencia de alturas, apenas le llegaba por los hombros—, te parto en dos. Desapareces del mundo, ¿bien? —sonrió, pero no era una sonrisa verdadera, era una malditamente escalofriante y encantadora.
Maldita sea, ¿por qué incluso le gustó esa idea de ser partido en dos? Ese gigante, ¿no puedo escoger otras palabras?
—Entendido, señor Park —sí. Por lo menos si iba a dejarse controlar con amenazas, no iba a permitir que toda su dignidad se fuera. Aún tenía la carta sobre Park no queriendo ser tratado como un señor. Con una sonrisa casi igual a la del otro (es decir, falsa) extendió su mano para un apretón—. Un gusto conocerlo y tratar con usted.
El padre extendió la mano, dejando que sus pieles se tocaran por primera vez experimentando una basta cantidad de sensaciones para uno por su parte. Apartando un momento los ojos de los ajenos, Baekhyun miró hacia la mano que lo tomaba.
Sin anillo.
Baekhyun extendió su sonrisa. Divorciado, viudo o abandonado. A él no le importaba ni un poco cuál de esas tres situaciones se debió haber enfrentado ese gigante, mínimamente no se sentirá culpable por desarrollar esa extraña relación entre padre-profesor.