𝙿𝚘𝚒𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 | Libro #1...

De __NiallsPlacebo

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Louis Tomlinson puede ser todo menos amable. No es amigable, simpático, afable ni ningún adjetivo positivo qu... Mais

BIENVENUE À L'ACADÉMIE
Nota de la Autora
| TEASER TRAILER |
POINTLESS - LOS PERSONAJES
PROLOGUE
PREMIER
DEUXIÈME
TROISIÈME
QUATRIÈME
NOTA!
CINQUIÈME
SIXIÈME
SEPTIÈME
NOTOTA
NEUVIÈME
DIXIÈME
ONZIÈME
DOUZIÈME
TREIZIÈME
QUATORZIÈME
QUINZIÈME
SEIZIÈME
DIX-SEPTIÈME
DIX-HUITIÈME
happy bday to your shitty author
DIX-NEUVIÈME
VINGTIÈME
❄️ HIVER SOUVENIRS [memorias de invierno]❄️
VINGTIEME PREMIÈRE
VINGTIÈME DEUXIÈME
VINGTIÈME TROISIÈME
VINGT-QUATRIÈME
VINGTIEME CINQUIEME
VINGTIÈME SIX
VINGTIÈME SEPT
VINGTIÈME HUIT

HUITIÈME

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De __NiallsPlacebo



La época de exámenes es, para los estudiantes de preparatoria y universidad, el momento más estresante del año escolar.

El nivel de estrés alcanzado al final de la semana de exámenes es a veces demasiado que procesar para algunas personas; estudiar cada que se puede, no dormir lo necesario, saltearse comidas y entregar trabajos finales, termina siendo bastante agotador.
No para Louis.

O sea, no lo malinterpreten: el ojiazul se estresaba y se encontraba al borde del llanto la mayor parte de aquel tiempo al igual que el resto del alumnado, pero la verdad era, que a él le encantaba estar ocupado.

Tener pocos momentos libres en su día era algo que le daba cierta paz.

Tal vez se debiera a que no contaba con mucha gente con la que pasar ese tiempo de ocio que la mayoría buscaba compartir con amigos y conocidos. Quién sabe.

Ahora mismo, Louis piensa en su maniaca obsesión por estar ocupado, mientras observa el techo de su dormitorio.

Solo.

Haciendo nada.

¿Por qué? Recuerden, Miss Greta lo ha echado de la obra.

No hay ensayos que atender, no hay tareas que entregar ni exámenes a los cuales dedicar tiempo de estudio, pues la semana de pruebas terminó hace dos días.

Además de dejar que su cuerpo combata lo último que queda del resfriado, Louis no ha hecho mucho. Incluso ha faltado a sus sesiones de ejercicio en el gimnasio escolar. Casi puede sentir sus músculos perdiendo elasticidad al pasar de los segundos.

Y es que el no hacer nada, le da tiempo para pensar.

¿Quién es en verdad?

¿Qué quiere en un futuro?

¿Realmente vale la pena lo que está haciendo?

¿Qué tan solo está?

—Cállate —se dice a sí mismo, sacudiendo la cabeza mientras trata de concentrarse en otra cosa.

Pero, la mente es un órgano bastante traicionero. Trae a colación el tema que menos nos gusta, cuando menos se necesita.

Y ahora mismo, Louis se hundía en inseguridades. Por más sorprendente que pueda parecer, Louis tiene inseguridades.

La mayoría de ellas tienen que ver con no ser lo suficientemente bueno.

¿Qué tal si jamás encontraba algo que le apasionara?

¿Y si terminaba siendo alguien mediocre?

Su pecho comenzó a apretar, su visión se tornó borrosa y el ritmo de su respiración aceleró tanto como lo hicieron los latidos de su corazón.

Sus manos comenzaron a sudar, mientras la presión en su pecho aumentaba, al igual que su repentino miedo.

¿Sería por siempre el imbécil que no sabía que hacer de su vida? ¿Se encontraría alguna vez con una persona que valiera la pena?

¿Qué tal si nadie le tomaba en serio?

—Louis, ¿sigues aquí?

Sus padres deben estar decepcionados de él en secreto.

—Louis.

Debería hacerles un favor y alejarse lo más posible.

—¡Louis!

El ojiazul volteó la cabeza en dirección de la voz de Stan.

—S-stan....

Shhh— calmó el pelinegro, tomando una de las manos de Louis. —Louis, respira conmigo, ¿quieres?

El chico de ojos azules continuó respirando a ritmo desigual, ignorando totalmente a su amigo.

—¿Alguna vez has jugado al kayak?

—Se llama Black Jack— respondió Louis, quedamente.

Stan sonrió disimuladamente. Lo sabía, pero confiaba en que el perfeccionismo de Louis podría disipar el ataque de pánico que ahora mismo le estaba controlando.

—¿Por qué los mafiosos dicen ceviche?

—Es capisci.

Stan podía escuchar la respiración de Louis pasar de un ritmo entrecortado a uno más pausado.

—¿Mambrú se fue a la guerra?

—Que dolor.

—Qué pena.

Ambos se echaron a reír.

—¿Mejor? — preguntó Stan, desordenando el cabello de Louis con la palma de su mano.

El castaño asintió. —Gracias, creo... que me dejé llevar un poquito.

Stan sabía que Louis se seguía sintiendo con algo de miedo, pero al menos, no era lo mismo que hace un rato.

El más que nadie sabía lo que era un ataque de pánico. No era algo que se iba sin más.

—¿Por qué no tomas un baño y después vamos por algo para cenar? Hasta podemos ver tu película favorita.

Louis se alzó sobre sus codos, dándole una mirada a Stan.

—Hecho.

Ambos chicos se pusieron en marcha: Stan comenzó a buscar su billetera, mientras Louis buscaba su pijama para encerrarse en el baño y darse la ducha.

—Te propongo algo: tú te duchas, alistas la computadora y las bocinas mientras yo consigo la cena y las bebidas, ¿te parece?

—Me agrada tu modo de pensar, Stanley. Creo que estas alcanzando un nuevo nivel de aprecio en mi negro y frío corazón— soltó Louis, viéndole con maldad.

—Es un gran honor alcanzar tan alto rango de privilegio, Alteza — exageró Stan, haciendo reverencia.

Louis rodó los ojos, sin poder ocultar su sonrisa.

Stan era una de las pocas personas que se había ganado su aprecio genuinamente. No como la acosadora de Elizabeth.

—Dedíquese a lavar sus nobles partes mientras consigo el banquete— volvió a hablar el pelinegro, abriendo la puerta.

—¡Solo trae la maldita comida, muero de hambre! — gritó Louis entre risas, antes de cerrar la puerta del baño.

Mientras se desvestía, Louis pensó que Stan era uno de sus pocos amigos verdaderos.

Tenía suerte de tenerlo, en serio.

✧・゚: *✧・゚:*    *:・゚✧*:・゚✧

Un dos tres, giro. Estabilícense, grand jetté. ¡On pointé!

Miss Ruichang dirigía la clase sin dar un solo descanso, exigiendo lo mejor de sus alumnos.

Eran casi las diez de la noche, y si, los alumnos de menor rango no tenían por qué quedarse tan tarde ensayando.

Pero el festival de otoño tomaría lugar en dos semanas, y todas las clases debían estar impecables. La academia estaba buscando patrocinio por parte del medio artístico de Londres; el tío de Louis quería construir más aulas, implementar más clases extra curriculares y darle un mayor presupuesto al departamento de ballet.

Pero para eso, necesitaban dinero. Y para tener ese dinero, los alumnos debían impresionar.

Era un internado de ballet. ¿Qué más se esperaría que hicieran, sino ser impecablemente buenos?

Minutos después, la clase se dio por terminada y los alumnos comenzaron a juntar sus pertenencias para irse.

Miss Ruichang escaneaba con atención a todos sus alumnos, revisando que todos se abrigaran propiamente para salir al frío de la noche y evitar contraer algún calambre. Posó su vista en la mata de pelo castaño que se encontraba cerca del suelo.

Harry, su alumno más nuevo, estaba atándose los zapatos con rapidez. Y aún así, fue de los últimos en salir.

—¿Qué tal su tiempo en la academia hasta ahora, Styles? — preguntó la maestra, con las manos en la cadera.

Los ojos verdes de Harry se posaron sobre ella. —Uh, bien, supongo.

Miss Ruichang le sonrió, dándole la espalda para tomar sus propias cosas. —¿No ha tenido problemas adaptándose?

—¿Tan obvio es? — replicó Harry, luego de un rato.

La maestra rio con comprensión. —Si le sirve de consuelo, es más típico de lo que usted cree.

—Ha pasado mes y medio. Y a duras penas he tomado el ritmo— se quejó Harry, ya de pie mientras se abrochaba la chaqueta.

Miss Ruichang volteó a verle, al mismo tiempo en que se acomodaba las orejas dentro de un gorrito de lana. —Así es la escuela para la gente que es distinta al resto.

El rizado le dedicó una mirada confundida.

—Usted tiene talento, Styles. Lo sé, se le nota. El problema es que no confía en usted mismo. Se reprime, da el mínimo, por miedo a ser muy poco, a comparación de sus compañeros.

—Siento que este no es mi lugar.

—Entonces, váyase. Déjele el lugar a alguien más capaz— respondió la maestra, avanzando hasta la puerta.

Harry le dio otra mirada, esta vez fue una llena de intimidación.

—Si no se cree capaz, váyase. Pero si existe una mínima parte de usted que cree que puede dar lo que se requiere, entonces aférrese a ella, y de su máximo potencial. Pero haga algo.

El ojiverde le sonrió. —Gracias, profesora.

Miss Ruichang asintió. —Vaya a dormir.

Harry se despidió de ella, emprendiendo su camino de vuelta a su dormitorio. Mientras avanzaba, las palabras de la maestra hacían ruido en su mente.

Si, daría su máximo de ahora en adelante.

✧・゚: *✧・゚:*    *:・゚✧*:・゚✧

Los días pasaron.

Las clases volvían a ser aburridas.

Ahora, Louis se encontraba en su periodo del almuerzo.

La cafetería siempre era como una gran estampida de búfalos de agua tratando de acaparar la última gota de agua del desierto. El ojiazul prefería conseguir comida en la cocina de los dormitorios o simplemente saltearse el almuerzo, porque, en serio.

Dios le dio muchas virtudes. Lidiar con una bola de salvajes, no era una de ellas.

Pero ahora mismo, recién regresaba de una agotadora clase de gimnasia y estaba famélico.

No le importaba la horda de gente peleando por las charolas o la larga fila para pagar. Él iba a almorzar y mordería a cualquiera que intentara impedírselo.

Con la gracia e indiferencia que solo él poseía, Louis tomó una charola limpia sin siquiera molestarse en pelear y se formó en la fila, ignorando las miradas de confusión de algunos alumnos y las expresiones molestas de las personas que llegaban después que él.

Todo estaba bien hasta ese momento, la fila avanzaba relativamente rápido y había conseguido un almuerzo decente: una manzana verde, la última rebanada de pay de chocolate (que obtuvo después de lanzarle una mirada asesina a un chico que había intentado tomarla al mismo tiempo) y una ensalada César.

Estaba a tres personas de alcanzar la caja registradora cuando algunos chicos idiotas comenzaron a empujar, haciendo que la gente en la fila chocara una con otra, creando un desastre.

Louis ignoró su estupidez y siguió avanzando, ocasionalmente rodando los ojos o alzando las cejas en un gesto de profundo desprecio.

Y entonces, sucedió.

Louis estaba tan, tan tranquilo, decidiendo si bebería agua o jugo. La bebidas se encontraban en un congelador como el que usan para las paletas de hielo; el ojiazul debía agacharse dentro y tomar la respectiva bebida de su elección.

Apenas había metido la cabeza para tomar el jugo de naranja que había elegido, cuando uno de los chicos estúpidos volvió a empujar a la gente, creando una reacción de caravana que propinó el torso de Louis dentro del congelador, dejando sus piernas en el aire.

Algunas personas perdieron el balance y sus almuerzos se encontraban en el suelo, algunas otras solo habían golpeado a otra persona. Pero el sentimiento de molestia era bastante general.

Sin embargo, el grupo de chicos no se inmutaba, pues no dejaban de reír. Y su risa se intensificó al ver el estado de Louis.

—Parece ser que el enano se ha caído— se burló Rupert, el chico que siempre se metía con Louis.

El ojiazul apenas lograba identificarlo ahora. No había prestado atención suficiente hace un momento.

Como pudo, Louis salió del congelador, sacudiéndose los restos de hielo picado del uniforme.

Tan digno como era, simplemente se dio la vuelta y tomó la charola de almuerzo que había dejado olvidada en la barra y siguió avanzando.

—¿Qué pasa? ¿Te has indignado, nenita?

Louis resopló. Concentró su vista al frente. Solo quedaba una persona y seguía el para pagar.

—¡No sabe tomar una broma, que va! — dijo otro chico, amigo de Rupert.

—¡Vamos, Louis! Me estás matando— dice otro.

Ojalá, piensa Louis.

—Buenos días— saludo la mujer de la caja fuerte, como si estuviera ignorando la situación.

—No tienen nada de buenos— replicó Louis, sacando el dinero de su billetera.

La mujer simplemente rio. —Al menos lo intento.

Louis le sonrió falsamente y se dio la vuelta, reanudando su camino hasta las mesas.

Eso, hasta que sintió algo gomoso estampársele en la nuca.

Un corito de ''ohhs'' asqueados se alzó alrededor.

Ni siquiera tuvo que darse la vuelta. Podía oler la mezcla de mayonesa y pan de maíz, que ahora resbalaba por la espalda de su blazer.

La mayonesa y el pan de maíz se encontraban en la mesa de los condimentos, para libre consumo con el almuerzo. Pero al parecer, también hacían de material para misiles.

Al principio, Louis no sabía bien que hacer.

Es decir, tenía una boca rápida. Podía decir algo y cerrarles la boca un buen rato. Podía hacerlos llorar si se lo proponía, pero ¿merecía la pena?

Nunca había peleado a puño limpio. Podría acabar más afectado él.

Además, ¿arriesgar su rostro? Nope.

Así que comenzó a retirar la porquería de comida de su cuello, para poder irse de allí.

Y entonces, Rupert cruzó la línea.

—Probablemente está demasiado ocupado lamentándose de no estar en la obra.

Louis detuvo sus movimientos ante sus palabras, y las risitas de satisfacción por parte del grupo de chicos crecieron.

—¿Oye Tomlinson, es cierto que Miss Greta te sacó por tirar a esa sucia putilla?— se rió uno, haciendo que el grupo de idiotas riera con él.

¿Ese imbécil se refería a Elizabeth? Mas vale que no.

—Supongo que tanto fracaso en una sola persona termina hartando— habló Rupert. —¿No es cierto, Louis? ¿Qué piensan tus padres?

Louis se mordió el labio.

No respondería. Eso es lo que Rupert quería. Meterlo en problemas.

Aunque, aquel comentario hacía Elizabeth le había enojado más que todo lo que Rupert pudiera decir sobre él.

Pero aun así, no valía la pena arriesgarse.

Los castigos de la academia involucraban suspensión de todos los eventos de ballet. No podía arriesgar eso, aun cuando el baile no le agradaba tanto.

Bailar era lo único que lo mantenía cuerdo últimamente.

Así que, Louis siguió su camino, sintiendo las miradas de los alumnos taladrarle los costados mientras trataba con todas sus fuerzas de contener su ira.

La risa burlona de los chicos retumbaba en sus oídos, y no podía ir tan rápido debido a la cantidad de gente metiéndose en su camino.

—Con razón su tío nunca lo menciona, debe ser patético ser familiar de alguien tan insignif—

Una manzana verde voló directo al rostro de Rupert, golpeándole la nariz.

El golpe fue cercano, con fuerza.

Louis no se había alejado tanto como hubiese querido. Se encontraba parado a unos pocos metros de ellos, respirando agitadamente.

—Por lo menos estoy seguro de que luego de esta temporada volveré a bailar— sonrió el ojiazul. —¿Cuándo dijo tu esguince que volverías a bailar, Rupert?

El par de chicos que le acompañaban se abalanzaron sobre Louis pero este fue más rápido. Lanzó—con todo el dolor de su corazón— su rebanada de pay hacia el rostro de uno, y logró meterle un codazo al otro.

—¡Esta la pagas, maldito niño mimado! — gritó Rupert, lanzándose hacia Louis.

El castaño sintió la sangre hervir ante el comentario del rubio, y pronto uno estuvo encima del otro, intercambiando golpes y tirones.

—¡Niño mimado, tu puta madre! ¡Maldito elfo de mierda!— gritó Louis, arañándole la cara.

—¡No! — chilló una voz, deteniendo la mano de Louis que ya se encontraba en el aire formando un puño.

Varios pares de manos detuvieron el torso de Louis, mientras que los amigos de Rupert se encargaban de estabilizarlo de nuevo.
Los alumnos, aparte, habían formado una pequeña audiencia alrededor del par, entretenidos con el conflicto.

El ojiazul se vio arrastrado fuera de la cafetería hasta los jardines exteriores.

Solo hasta entonces, logró zafarse del agarre de las personas que le habían detenido.

—¡Louis! — gritó Elizabeth en su cara. —¡Puedes meterte en problemas por eso!

El ojiazul cayó en cuenta de que fueron Elizabeth, Stan y Harry quienes lo habían sacado de allí.

—Tengo asuntos más graves por los cuales preocuparme, Eli— suspiró Louis, tratando de recolectarse a sí mismo.

—¿Estás bien? — habló Harry.

—¿Tu qué haces aquí? — jadeó Louis, recuperándose del arranque de adrenalina. —Se supone que el almuerzo del kínder fue hace una hora.

Harry rodó los ojos.

—¿Qué pasó? — preguntó Stan, metiéndose.

—¿No vieron nada? — Louis alzó las cejas, continuando con sus respiraciones.

—Yo lo vi, aunque no todo— habló Elizabeth. —¿Por qué tardaste tanto en golpear a ese imbécil?

—Si, Louis. Para alguien tan arisco, me ha sorprendido tu falta de violencia— se quejó Stan.

Harry simplemente le dedicó una mirada de lástima.

Louis rodó los ojos. —Estoy bien, solo... molesto.

—¿Por lo que dijo? — replicaron los tres, al unísono.

­—No, trío de chismosos. O sea, sí. Pero... mi almuerzo— suspiró Louis. —Pagué por esa mierda.

La campana sonó a lo lejos, anunciando el fin del periodo de almuerzo.

—¡Genial! — exclamó, lanzando los brazos al aire. —¡Ahora me he quedado sin comer por culpa de ese maldito imbécil!

El ojiazul resopló, enfadado. Sus tres amigos le vieron con lástima.

—Lo siento chicos, quisiera quedarme pero tengo prueba de historia— soltó Elizabeth, echando a correr.

—¡La semana de exámenes terminó, mentirosa! — gritó Louis, mientras observaba su negra melena rebotar mientras corría.

Elizabeth se volvió a verles, sin dejar de correr. —¡Re-aplicación! — y siendo eso todo lo que dijo, se dio la vuelta y continuó su camino.

Stan volteó a ver a Louis y Harry. —Tengo clase de deporte.

—Oh claro— dijo Louis, observándolo caminar lejos. —Todos son unos malditos traidores. Lárguense a sus clases, ¿y a mí? Que me parta un puto rayo.

—Yo sigo aquí— habló Harry, saludándole brevemente con la mano.

—Tú no cuentas, escuincle— ladró Louis, cruzándose de brazos.

—¿Sigues odiándome?

—¿Qué ya olvidaste el maldito acuerdo o qué? Dios, ¡es como si nadie aquí pudiera mantener su palabra!

—¿Eh? — Harry alzó las cejas, perdido.

—Stan y Elizabeth dijeron que siempre estarían para mí, ¿y donde están ahora? ¡En sus malditas clases inventadas!

—Tal vez es v—

—¡No! — exclamó Louis, frunciendo el ceño. —Y luego, tú dijiste que después de lo del examen, no volveríamos a hablar. ¡Y aquí estas, faltando a tu palabra!

Harry le vio, divertido. Estaba casi seguro de que el mal humor de Louis se debía a su hambre.

—¡Nadie cumple promesas por aquí! Todos son unos malditos malagradecidos.

—¿Por qué malagradecidos?

¿Disculpa? ¿En serio preguntas? — dijo Louis, abriendo los ojos con exasperación. —Pues, duh. Darles mi amistad y prestar mi presencia en sus vidas, es un gran favor. Uno que ninguno merece por lo que veo.

Harry a veces dudaba entre si Louis realmente pensaba eso o si simplemente le gustaba dramatizar.

—Algunos no están acostumbrados a los privilegios, supongo— habló Harry.

—Ni a mantener palabras, parece— insistió Louis, urgiendo a Harry a que se fuera.

—¿Estás diciendo que después de haberte pasado el examen, de haber salvado tu trasero de reprobar y encima, sacarte de una pelea, tú no eres capaz de agradecerme hablando conmigo? — replicó el rizado, captando la indirecta del otro.

Louis se volvió a ver a Harry con una cara enfurruñada que sinceramente, hacia a Harry querer romper a reír.

Molestar a Louis se estaba convirtiendo en su pasatiempo favorito. Él chico era un cascarrabias, y resultaba muy sencillo sacarlo de sus casillas.

—Si, en efecto— contestó el ojiazul, secamente.

—Entonces, ¿quieres decir que eres un malagradecido? — soltó el ojiverde, cruzando los brazos igualmente.

Louis le vio con renovado interés. —¿Perdón?

—¿En serio preguntas? — dijo Harry, imitando el tono de Louis hace un momento. —Dah, prestarte mi conocimiento en Sociología y mi amabilidad para sacarte de la cafetería, son dos grandes favores. Pero ya sabes, hay personas que simplemente no aprecian las cosas buenas.

El castaño le entrecerró los ojos con detenimiento. —Si intentas hacerte el listillo conmigo, te tengo noticias.

Harry sonrió con satisfacción. —¿Cómo cuáles? ¿Tratan sobre tus palabras siendo usadas en tu contra?

—Tratan de hecho sobre lo mucho que odio a los chicos que se creen listos y tratan de meterse conmigo— comienza Louis, empezando a avanzar. —Y de lo violento que me pongo cuando tengo hambre.

Para esto, Louis ya estaba a unos 20 centímetros de Harry. El rizado ni se intimidó.

Es más, avanzó, cerrando la distancia.

—¿Y si te digo que yo invito el almuerzo? ¿Eso apaciguaría tu violencia?

Louis tuvo que poner toda su fuerza mental en controlar sus músculos faciales. Porque si no, definitivamente una sonrisa se hubiera formado en su rostro.

Le sorprendía lo fácil que Harry se acoplaba a lo que decía. Ni siquiera se detenía a pensar mucho.

Louis le vio, notando los pocos centímetros que le sacaba a Harry.

—¿Y que almorzaríamos exactamente?

—Lo que sea que se te antoje— sonrió Harry.

Louis casi olvidaba por un momento su repudio sin razón hacia Harry. El chico no era grosero, es más: era agradable, considerado y parecía ser un buen amigo. Aun cuando a veces era algo incómodo y agobiante, Louis se descubrió sintiendo agrado por el chico.

Pero es que pelear era tan entretenido....

—Supongo que comer a expensas de ti podría disminuir mi odio hacia tu persona— habló Louis, asintiendo y emprendiendo camino, alejándose del menor.

Harry lo ve avanzar, admirando la actitud y porte del chico.

—Louis— llama, caminando lo más lento que puede.

El otro se vuelve a verlo. Ceja enarcada y todo.

—¿Sabes que aún tienes restos de mayonesa y pan de maíz en el cabello, cierto?

Harry espera a que la confianza de Louis se tambalee, a que su expresión se caiga o siquiera a que el tono de su voz baje una octava. Pero eso no es el caso.

Louis, en cambio, vuelve todo el cuerpo en su dirección. Y con la misma confianza que llevaba hace un rato, le sonríe.

—No creo que sea más embarazoso que tú andando por la vida con esa cara.

Y Harry no tiene otra opción más que reírse y seguirlo.

Louis sí que es todo un personaje.

✧・゚: *✧・゚:*    *:・゚✧*:・゚✧

Ambos chicos se encuentran dentro de la cafetería, acompañados por nadie más salvo las cocineras que charlan animadamente tras los mostradores.

Platos con pasta, ensalada y asado descansan sobre la mesa, descartados. Louis esta ocupado devorando su porción de pay cuando Harry rompe el silencio.

—¿Por qué no le has mencionado a Elizabeth lo que ese bruto ha dicho de ella?

Louis abandona su expresión de contento y lo ve detenidamente.
—Sigo sin saber como conseguiste pay de chocolate. Las cocineras dijeron que ya no quedaba nada— dice, ignorando al menor.

—Tengo mis métodos— sonrió Harry. —Igual que tu los tienes para evadirme, por lo que veo.

Louis corta otro poco de pay y lo saborea brevemente. —¿Para qué hacerlo, Harry? ¿Qué iba a ganar con eso? Solo la haría sentir mal.

El menor asintió, entendiendo su punto.
—Aún así, es extraño— dice, apoyando la barbilla en su puño cerrado. —¿Por qué diría algo así de ella?

Louis traga el bocado con dificultad.
Él sabe porque, pero no es su lugar explicarlo. De hacerlo, estaría traicionando a Elizabeth y la confianza de ella hacía él.

—Me sigue sorprendiendo que no lo hayas golpeado tan pronto como dijo eso— insistió Harry, observando con deleite como Louis terminaba su pay.

—Yo también me he sorprendido— replica el ojiazul.

—Se que si hubiese sido yo, el tipo ya no tendría dientes.

—Para alguien tan menso, te creí más pacifico.

—Hay muchas cosas que no conoces de mi, Louis. Muchos secretos y talentos ocultos dentro de este bello cuerpecito.

Harry mueve las cejas en son juguetón y Louis quiere voltearle la cara de una bofetada.
Pero también quiere reír un poco por lo idiota que es.

—Tienes razón, no te conozco. No me esperaba para nada ese teatrito tuyo— comenta el mayor, haciendo a un lado su plato ahora vacío.

—¿De que hablas?

—La maldita escena de Lolita que hiciste fuera de mi edificio para que te dejara ayudarme con el puto examen.

Harry se echa a reír y Louis lo ve con impaciencia.
¿Por qué siempre esta lleno de brío? ¿Qué mierda es tan gracioso?

—Sigues sin superarlo.

Louis rueda los ojos.
—Si vuelves a hacer eso, juro que te golpeo hasta la inconsciencia.

El de ojos verdes le mostró la lengua. —Soy un chico dramático, no pude evitarlo.
Ante eso, Louis recuerda haber visto a Harry un par de veces pasando el rato con los chicos de teatro.

Ahora entendía de donde tanta exageración.
Entonces recuerda algo. Un detalle que le intrigó entonces y que ahora le volvía a invadir la cabeza.

—Harry, ¿por qué tenías moretones en las clavículas?
Y esto parece agarrar desprevenido al menor, pues sus ojos se abren con sorpresa y una mano sube nerviosa a acomodarle el flequillo desaliñado.

La manga de su blazer se corre hacía atrás y Louis puede ver moretones pequeños en su brazo; y ahora que pone atención, nota las manchas blancas en el rostro de Harry. Aunque es casi imposible porque, dios, es tan pálido.

—Oh, eso. Tengo anemia— dice, como quien dice "Ah, olvide el celular en casa."

Louis le ve sin saber muy bien que decir.

—Tengo anemia por falta de hierro. La doctora de aquí me lo dijo; los moretones son por falta de vitaminas, al igual que las manchitas en mi cara.

—Oh, eso es realmente lamentable— dice el ojiazul, un segundo antes de que el timbre suene.

Harry salta de su asiento. —Nah, estoy bien. Es lo que usualmente pasa por no comer bien, pero bueno, eso pasa cuando casi no hay dinero. Solo somos mi mamá y yo, y ella casi nunca trabaja— pausa para sonreír. —Louis quisiera quedarme pero tengo práctica, ¡así que, adiós! ¡Mantente fuera de problemas!— y con esto, se va corriendo.

A Louis le sorprendía su forma de ser.
No le incomodaba admitir el estar enfermo, o el contar la situación en casa, ni se sentía inseguro contándole aquello a un chico que no hacía más que pelear con él y tratarlo para el carajo.

Ni siquiera había parado a dudar, se lo dijo así sin mas, mientras que Louis evitaba a toda costa contarle su vida. Y aún así, el menor le había comprado el almuerzo, y le había conseguido ese maldito pay de chocolate.

Harry era genuinamente bueno con él.

Louis trataba de mantenerse firme, recordándose internamente que hasta el mas bondadoso podía ser el mas despreciable en un momento dado. No debía permitirse confiar en nadie.

Ni siquiera en el niño de primero que le salvaba el trasero en Sociología y le compraba el almuerzo. Tenía que ser indiferente, tenía que hacerlo.
No estaba seguro de poder aguantar otra decepción, si se atrevía a confiar.

Tenía que odiar su forma de ser tan parlanchina y apegada.

Aunque, después de hoy, Louis ya no estaba tan seguro de esto último.

_________________

Encontré este cap en borradores, al parecer subí la mitad antes de que mi laptop muriera. Lo he completado en mi iPod jajaja

Cambié el formato de comillas por renglones, cuz, yolo.

Se que Louis se ve ridiculo odiando a harry sin razon pero si tiene motivos, mas adelante los explicaré

pedo y fuera, gay men.

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