Ross
Su cuerpo se sacudió entre mis manos mientras prácticamente corría por aquellos pasillos blancos hacia la enfermería.
De sus carnosos labios salía espuma blanca y a pesar de tantos años de experiencia que a mis espaldas se podían encontrar, y todos aquellos conocimientos que había adquirido con cada golpe, nunca había visto algo así.
Comenzó a toser cuando ya prácticamente llegaba a la puerta y escupió sangre sobre mi cuello.
Con una pierna golpee la puerta pero esta no se abrió. Con la respiración entrecortada y el corazón en la garganta sentía que se me iba. Su cuerpo lacio con aquel dulce rostro marcado ahora por sangre, moretones y sudor, se apoyaba sobe mi pecho inconsciente.
Volví a golear con más fuerza la puerta y cuando traté de hacer alguna maniobra para abrirla con la mano está se abrió sola.
Tras la puerta una enfermera con el rostro perplejo nos observó atónita.
— ¿Qué espera?- grite con rabia ante su nula reacción.
La mujer corrió de pronto hacia la cama donde la tumbe y segundos después colocó algo a su alrededor.
Unos tubos aparecieron sobre su cuerpo que de nuevo se sacudía con rabia. La mujer de bata blanca se movió de un lado a otro con extrema agilidad y en segundos tenía todo listo a su alrededor.
—Pásame ese tubo- hablo por primera vez y señaló uno muy fino y blanco que estaba en la mesa al lado mí. Sin rechistar y muerto de miedo lo hice, para cuando se lo pase me di cuenta que mis manos temblaban.
Las observe sorprendido, nunca perdía el control de aquella manera. Siempre me convierte una persona capaz de controlar las emociones hasta límites insospechables.
Yo era una roca.
Un corazón frío y calculador.
Una mente impenetrable.
Y sin embargo, allí me encontraba, ante un cuerpo frágil cubierto de sangre y temblando como un niño.
La mujer, de bata blanca y el cabello recogido en un moño perfectamente colocado de castaño cabello, le colocó por todo su cuerpo, pequeños sensores conectados a cables blancos que aparecieron de la nada. Se lo puso también bajo la camiseta y en el cuello.
Recordé entonces como una vez, tras una pelea me pusieron lo mismo, aunque yo no había estado tan mal.
De un armario saco una maquina sobre una mesa con ruedas y la acerco a la cama donde permanecía shao, la enchufo y el ruido de su corazón inundó toda la habitación.
Seguidamente la mujer le inyectó algo en el brazo y en vez de parar volvió a su cuerpo a pegar sacudidas cada vez mayores.
La habitación se volvió un caos mientras el latidos del corazón de ella comenzó a ser cada vez mas frenético y fuerte. Era tal la velocidad que por un momento me perdí en su sonido.
—Mierda- exclamó entonces- ¿Es... es una ..?
Me quedé allí. Parado observando la escena y tratando de entender lo que decía.
El cuerpo de Shao siguió moviéndose sin parar.
— ¿Qué le has puesto?- de pronto perdí todos los estribos al ver su cuerpo así. Agarre a aquella mujer por la solapa de la bata y la acerque a mi rostro -¿Qué coño le has puesto?- brame de nuevo sin quitarle la vista de encima de aquellos ojos almendra.
—No le he hecho nada- la mujer tartamudeo- solo le he puesto el... el.. medicamento- susurro esto último.
— ¡Páralo! - le grite y la solté con rabia.
Me acerqué a su cuerpo que seguía moviéndose con espasmos cada vez más fuertes y la espuma que le salía de la boca era a cada segundo mayor.
—Es imposible que la medicación le siente mal- asegure pensando en voz alta- está hecha para curar no para...- de pronto me calle- es.. ella es...
Un pitido perforó mi cuerpo, pocas veces había oído ese ruido pero mi mente conocía su significado y por segunda vez lo oía en persona.
Sentí como mi ser me abandonaba al entender que su corazón se había parado. Su cuerpo dejo de hacer espasmos y su rostro cayó hacia un lado mientras me petrificaba.
—Aparta- gritó la mujer pasando por mi lado y tras agarrar una jeringuilla de uno de los cajones sin previo aviso y sin miramientos, le abrió la camisa en la parte del pecho y clavo la enorme aguja en el lugar donde ya no latía el corazón.
No supe el tiempo que pasó, en mi oído el pitido se instaló durante minutos o quizás horas. Todo se volvió tenue y paralelo. Me hablaban y todo sonaba como bajo el agua. No entendía nada y mi mente parecía haberse ido a miles de kilómetros de allí cuando vi como la aguja atravesaba su piel.
—Despierta- la mujer de antes me tocó el brazo y salí de mi trance.
— ¿Qué?— pregunté perdido.
— ¿Estás bien?- preguntó
—Si- respondí caminando hacia el cuerpo se Shao que seguía tumbado- ¿Y ella?
—Escúchame- la mujer se acercó- casi se muere, pero se pondrá bien.
— ¿Es alérgica verdad?- pregunté de golpe.
—No - respondió y su semblante cambio por completo.
—¿Qué ha sido eso entonces?
—No, ... yo no...
—No importa- suspiré mientras le observe el rostro ahora sereno sobre las blancas sabanas que se manchaban con el color rojo de su cabello esparcido.
— ¿La mataras verdad?- preguntó segundos más tarde.
— ¿Qué?- pregunté incrédulo- ¿Qué dices?
—Matáis a todos los que son ella. Aunque por lo que veo es muy diferente.
—No, que va- trate de analizar- ¿De qué hablas?
La mujer se acercó a mí despacio y sin mirarme a los ojos siguió hablando.
—Matasteis a Liana- acusó sin miedo alguno, con un tono de voz frío y distante.
—Eso es mentira- asegure recordando a aquella chica que una ves formó parte de nuestro grupo.
—Por supuesto que sí- entonces clavó sus ojos castaños en los míos- Pero os encargáis de que no existan pruebas.
Negué con la cabeza, dejé caer mi cuerpo sobre el suelo y sujete con suavidad una de las manos de Shao.
—No sé a qué te refieres -suspiré rendido.
—Creí que- empezó a decir la mujer-es una de ellos.
--¿De quién?
--Renols- dijo de pronto y no supe a que se refería.
—No te entiendo- la interrumpí- no lo sé. - apreté con suavidad la mano de Shao que seguía sin responder.
—Escúchame- empezó a hablar y levante la vista al por su tono de voz - debes protegerla.
— ¿Porque?- pregunté atónito.
—Los que han formado parte de los experimentos son buscados como trofeos.
La mire sin entender nada.
—Te lo voy a contar, porque puedo ver que te importa - dijo sentándose en el suelo con migo a una distancia prudente.
—Por favor, desde el principio- le pedí.
La mujer se aclaró la voz y se levantó de nuevo. Camino despacio hacia la puerta de la entrada y hecho el pestillo. De vuelta atrajo una silla y me indicó con la mano para que me sentara. Pero me negué. Prefería el frío suelo y el tacto de su mano a otra cosa.
Ella que no dijo nada se sentó en el asiento que quedó de pronto libre y se aclaró la voz.
—Como sabes- empezó- hace aproximadamente cuarenta años, surgió una agencia que pretendía fortalecer al hombre. Hacerlo más fuerte y ayudarle a sanar con mayor velocidad para evitar tantas muertes en la guerra.
--Creí que eso era un mito- la mujer negó con la cabeza.
--Es real pero acallado.
Moví la cabeza para afirmar aquello.
--Sin embargo el creador de aquella locura deseaba llegar más allá. El quiso crear a un superhombre, indestructible, invencible e inmune a todo- me miró durante unos segundos y de nuevo poso su mirada al suelo- Eso hizo que lo expulsaran del ejército y fuera desterrado. Sin embargo nada hizo que parara de investigar y en un año consiguió desarrollar un potente fármaco que debía funcionar.
"Lo único que quedaba pendiente era portarlo y ponerlo en práctica. Renols era su inventor y el que lo llevó a cabo. Secuestró mujeres, niños y ancianos, para poder suministrarles el medicamento con el fin de probarlo, sin saber las consecuencias que iba a tener.
--Pero es imposible- negué oven la cabeza- ella solo tiene...
--La genética es maravillosa- me interrumpió- y mucho me temo que haya heredado lo que su madre un día padeció, y por lo que se puede ver ha sido de una forma positiva.
—Pero es imposible y ...
--Si la descubren la tendrán como un conejito de pruebas. La mayoría de las personas que recibieron aquella medicación murieron a lo largo de los años y nunca se supo cuales eran los componentes que crearon la epidemia.
--El hecho de que ella pueda tenerlos y además de que sean superable puede hacer que descubran.....
—No lo entiendo- asegure perdido.
—Es simple- empezó a decir la mujer cuando el manillar de la puerta se movió. Esto hizo que se levantara de pronto y antes de dirigirse a abrir la puerta me miro.
—Cuídala.
Tras la puerta apareció Tiana, también con el rostro magullado y desencajado.
Camino hacia la cama y observo a Shao sin ni siquiera mirarme a mí. Parecía un bicho invisible a su lado. Me levante despacio. Camine hacia el otro lado y me apoye en la puerta.
— ¿Cómo está?- preguntó Tiana
—Saldrá de esta.
Tiana le acarició el rostro antes de volverse hacia la enfermera y pidió cura.
***************** • *************
Los sentimientos de Ross han cambiado en muy poco tiempo y ¿que habrá en ellos?
Muchas gracias por seguir leyendo. Espero que te esté gustando.
No te olvides de votar.
Estoy planteando poner un dia para actualizar capítulos. Así que si tienes una sugerencia. Comenta sin dudarlo.
***************** • ****************
Kiss-kit