Serás Mío (Death Note yaoi)

By StrangeTH

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ESCRIBÍ ESTA HISTORIA HACE COMO 6 AÑOS (LOS PRIMEROS), TIENE MUCHAS COSAS QUE ERAN DEL YAOI DE ESE TIEMPO. AS... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 21
Dudas
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31

Capítulo 20

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By StrangeTH




Me quedé helado al ver el estrepitoso golpe que Beyond había decidido concederle en el rostro a ese tal Hideki Ryuga. ¿Con qué razones pudo haber sucedido esto?, lo entendería de Ryuzaki, es más, me parecería mucho más lógico.

—Señor Beyond... —le llamó entre nervioso y pálido el inspector colocando su tembloroso mano en el hombro del afectado.

—Inspector, yo resolveré esto... —habló Ryuzaki mientras se ponía torpemente de pie sacudiendo el pantalón con sus manos manchados de polvo—, por favor, le pido que se retire.

—Pero...

—¡Largo! —gritó rompiendo con la falsa calma que había logrado aparentar. Di un paso atrás y quedé embobado observando la escena. El inspector no se hizo repetir y se desvaneció del lugar como si fuese él quien carece de autoridad. Todo al revés.

—Uy, sacaste la voz, hermano —se burló Beyond cambiando la expresión a una sonrisa ladina mordiéndose el índice y guiñando un ojo—. Tendré preparada tu camilla en la enfermería, veo que en cualquier momento te desmayas —al parecer su sarcasmo reaparece cuando no estamos a solas.

—Hideki... —titubeó Ryuzaki mientras avanzaba hacia él, quien no se movía y no dejaba de mirarle por encima del hombro, sin cambiar su calmada expresión. ¿Quién se cree que es para mirarlo así?, ¿es que no ve lo afectado que está?

—No quisiera ser grosero, pero he venido por Beyond —sentenció con dureza dando un paso atrás—, no por ti — Beyond abrió los ojos de par en par y luego liberó una carcajada tan estruendosa que hizo eco en todo el lugar.

—No te ofendas, hermanito, esto también me ha tomado por sorpresa —reconoció extrañado rascándose la cabeza y encogiéndose de hombros— al parecer chupar la paleta me sale mejor a mí que a ti —se burló Beyond desenfadado con su característica sorrocarronería caminando hacia mí y tomando cómoda posición a mi lado—. Ahora, lamento arruinar tu plan, Ryuga, pero... me estoy rehabilitando —el chico sonrió como si extrañase escucharle soltar chorradas, y tampoco le quitaba los ojos de encima, ojos que venían con una clara segunda intención. Sin embargo, Beyond parecía más complacido que conmovido—. ¿Verdad, Light? —no era capaz de centrarme con totalidad en esa burda escena. Ryuzaki parecía apagado, con los ojos sin brillo, blanco como el papel. Se me encogió el corazón al visualizarlo en ese estado, debía ser justo, en parte... yo tenía mucha culpa en aquella discusión, después de todo, aunque no sabe demostrar afecto y es un poco bruto, siempre de preocupó por mí.

—Ryuzaki... —le llamé inquieto y él me levantó la mirada como si fuese una acción automática. Tragué grueso y direccioné con inseguridad mis pasos hacia él—, ¿cómo te encuentras? —murmuré y se mantuvo inmóvil, he de suponer que su orgullo se antepone a nosotros por la afanosa discusión de hace unos minutos. Di un largo suspiro, sonreí con cierta amargura y sin pensármelo más le abracé por encima de sus hombros.

—Light, yo... —una de mis manos se desplazó hasta su cabello, introduje mis manos desde su nuca y la tensión desapareció de su cuerpo. Pensar que cuando le conocí la primera vez, en su auto, me pidió que le hiciera esto.

—¿Qué pretendes, Elle? —escuché la voz tras mi oreja y sentí una vena marcarme la frente—, ¿quieres tenerle de esclavo también? —¿de qué está hablando? —. Chico, deberías alejarte de alguien como él.

—Está bien, mucho azúcar para alguien que te llamó ramera sin futuro, ¿no, Light? —ironizó Beyond —. Es suficiente —declaró segundos antes de agarrarme con fiereza la muñeca con sus dedos y separarme de Ryuzaki, quien quedó tan sorprendido como yo al ver la tosca reacción de su gemelo—. Nos vamos —dicho esto, emprendió marcha alejándome a tirones del pasillo.

—Beyond, ¿qué se supone que estás...?

—Te callas y me escuchas —sentenció sujetándome más fuerte y acelerando el paso—. Iremos a tu departamento, me explicarás por qué coño aprecias tanto al burro de mi hermano, y luego tendremos una buena sesión de sexo que ya llevo bastante aguantando y mentalmente, no doy más.

Intenté no mirar hacia atrás, necesitaba evitar fijar la vista en los dos entes que estábamos dejando allí. Me mordisqueaba el labio impaciente no estando consciente del todo de aquella reacción de Beyond.

Tenía muchas cosas que preguntarle, cuestionarle, decirle y regañarle. Sin embargo, me limité a asentir y balbucear la dirección de mi casa sin emitir otra palabra.

***

—¿Te apetece un café? —le pregunté levantándome del sofá y caminando hacia mi cocina para hervir un poco de agua. La tensión que se había impuesto ante nosotros se volvía desquiciante.

—Me apetece que me empotres contra el respaldo de tu cama para sacar un poco de frustración —le fruncí el ceño ante esa insinuación y él blanqueó los ojos dedicándome una sonrisa socarrona—, pero por ahora me conformo con un café, y siete cubos de azúcar.

—¡¿Siete?! —me sobresalté abriendo los ojos de par en par y girando mi cuerpo en dirección al suyo esperando que me dijese que era broma en cualquier momento.

Sin embargo, no hizo ningún gesto que indicase que estaba jugando.

—¿Qué?, ¿me vas a reclamar por la cantidad de azúcar que le pongo al café también? —se quejó arqueando una ceja confusa y echándose en el sillón demostrándome su descontento—. Entérate que es el menos insano de mis vicios, después del sexo, claro esto y —por algún desconocido motivo, el comentario me molestó más de lo que preferiría al visualizarlo en mi imaginación montándose sobre alguien. Torcí el entrecejo asqueado y gruñendo al tiempo que me adentraba en la cocina y trataba de quitarme aquella sucia imagen de la mente.

***



—¿Y bien? —consulté llevando la taza con café a mis labios—, ¿qué es lo que te pasa?, ¿por qué tienes cara de perro envenado? —sonrió liberando un resoplido y sacó una de las galletas que había colocado en una vidriera junto a su bebida.

Cuando regresé a la sala de estar, Beyond había dejado a un lado su apariencia burlona, por el contrario, parecía que estaba ardido. Como si nuestro tiempo separados (cinco minutos máximo) le hubiesen dado tiempo para recrear la escena que habíamos vivido momentos atrás y analizarla.

—Me pasa que estoy brutalmente irritado contigo —contestó tajante antes de tomar con sus delicadas, blanquecinas y delgadas manos una galleta de la vidriera e ingerirla al tiempo que se cruzaba de brazos. Ocupaba una fineza tan pulcra para moverse que me preocupaba el hecho de pensar que en cualquier momento lo abrumaría un ataque de histeria. Abrí los ojos con sorpresa al escucharle ser la razón de su molestia e incliné levemente la cabeza extrañado.

—¿Conmigo?, ¿y yo qué te hice?

—Por defenderte a ti y a mí me agarré a puñetazos con mi propio hermano —creo que ya sé a dónde va todo esto—, ¿ves mi cara?, ¿la ves? —se apuntó disgustado la mejilla que estaba un poco hinchada— ¡y luego vas y le abrazas como si no hubieses escuchado ni visto lo ocurrido! —alegó y me mordí el labio encontrándole razón a sus palabras.

Y, ahora que lo pienso, me hubiese disculpado si no me acordase de que aquel chico (Hideki Ryuga con complejo de Yostin Viber) hizo sentir horrible a Ryuzaki coqueteando con Beyond.

—Está bien, te concedo el punto —le apoyé dejando el café abruptamente en la mesa de centro—. Sin embargo, ¿no quieres explicarme primero por qué el ex novio de Ryuzaki estaba tan interesado en ti? —desvió la mirada como quien trata de evitar un tema y tumbó la cabeza hacia atrás sujetándose del respaldo del sillón—. Además, ¿por qué repentinamente cambiaste tanto de actitud?, de primeras, me hiciste unas galletas, actuaste afectuoso, y repentinamente, cambiaste a lo de siempre. Adoptando esa personalidad burlona y escasa de tacto.

—... No confundas mi personalidad con mi actitud, ¿vale?, son cosas distintas, y... —echó su cabeza hacia adelante viéndome directamente con un brillo especial en sus ojos. Me fue fácil contemplar cómo su pálido rostro comenzaba a ruborizarse en cuestión de segundos —, no sé, contigo me pongo torpemente estúpido. Tortúpido.

—¿Tortúpido? —pregunté alzando una ceja sorprendido ante aquella respuesta e intentando mantener la seriedad evitando que la palabra "tortúpido" me afectase.

—Sí, no sé... Es que, tú... Pensar en ti toda la mañana... Hoy... Ya sabes —parecía imposible que su rostro enrojeciera más, y, sin embargo, lo hizo. Sonreí complacido al ver el efecto que lograba en su persona mientras esperaba pacientemente que ordenase sus ideas—. Tienes un efecto raro en mí, Light, eso pasa. No entiendo la razón concreta, pero, por algún desconocido motivo, me preocupa bastante lo que pienses de mí.

¿Es muy malo de mi parte pensar que a cada momento se me hace más lindo?

...

...

...

No Light, no. Idiota, bobo, retrasado, burro, imbécil, torpe, estúpido, ¡tortúpido!, espera, ¿qué? Emergió de mí una sonrisa y sacudí la cabeza de un lado a otro tratando de quitarla.

—Bueno, quizás me dejaste entrar un poco a ese escondido corazón tuyo, ¿no? —bromeé lanzándole un cojín y él lo agarró en el aire sin despeinarse. Se lo coloco entre sus piernas mientras lo apretaba ansioso con los brazos. Pareció pensarse mi socarronería con seriedad. Comencé nervioso a recorrer la habitación con los ojos al visualizar su gesto reflexivo. Repentinamente experimenté una sensación confusa entre estar inquieto y en paz. Una situación bastante extraña. Casi sin percatarme, lo vi levantarse del sillón en el que estaba sentado frente a mí y direccionando con extrema lentitud sus pasos, se posicionó hasta quedar a mis pies —, ¿qué pasa? —titubeé sin quererlo y él, agachándose, se situó en medio de mis piernas.

—¿Corazón?, ¿te parece que tengo uno? —comentó insinuándose con descaro ascendiendo y descendiendo su mano por mis muslos con voz suave y melosa. Tragué grueso. Uno, dos, tres, cuatro, cinco.

Seguí contando hasta el diez anhelando que no me subiese la sangre a la cabeza. A ninguna de las dos.

—Beyond... —hice una mueca tratando de forzar una sonrisa tomándole ambas manos para evitar que continuara—, no es el momento.

—¿Momento?, ¿y cuándo es el momento? —replicó burlón tratando de liberarse de mi agarre.

—Hablo en serio.

—¿En serio qué? —alzó una ceja mordiéndose el labio—, yo sólo estaba masajeando tus piernas...

Y es por eso que tengo que detenerte.

—¿Ah, sí? Más parecía que ibas directo a mi cinturón —argumenté.

—Ay, lo dices como si nunca te hubiesen hecho sexo oral —bufó con incredulidad y me encogí de hombros intentando decirle que, en realidad, en mi país jamás había tenido encuentros sexuales. Y, desde que llegué aquí, pues... Sólo a Ryuzaki y Beyond. Mikami una vez me tocó el trasero, pero fue un accidente—. ¿Qué?, ¿me estás hablando en serio?, ¿nunca te han...? —asentí avergonzado al verlo tan perplejo y ensanchó una sonrisa malévola en el rostro que me dio escalofríos.

—Sí, ya, pero da igual.

—¿No quieres una primera vez? —propuso y arrugué la nariz al escucharle.

—No puede ser, ¿ya vas a empezar? —me quejé soltándole las muñecas y cruzándome de brazos.

—Light, deja de acojonarte, ¡ni que te la fuese a meter!, ¿cúal es el problema?

—¿Por qué diablos eres tan directo? —espeté y él gruñó irritado al tiempo que blanqueaba los ojos como aburrido de escuchar constantemente la misma queja.

Se quedó de pie paseándose una mano por la barbilla con aire pensativo y yo comencé a inquietarme por su silencio.

Me costaba creer que Beyond a estas alturas todavía estuviese pensando en tener sexo conmigo. Al parecer esa maldita adicción les viene en los genes al par de gemelos. Y yo cada vez aguanto menos. Me encariñé de ambos, no me está molestando como antes que me toquen... Pero es que... ¡Qué no soy de hierro, joder! Si la cosa continúa de esta forma acabaré cediendo.

Beyond.

Ryuzaki.

Beyond.

Ryuzaki.

¡¿Quién coño inventó la monogamia?!

Digo... Yo, eh... Ah...

No sé, no sé nada.



Voy a quemar el puto universo.



Como nunca me he enamorado como tal en mi vida, siempre creí estúpido el que te gustase dos personas al mismo tiempo... Es más, la encontraba una simple excusa barata para tener sexo con dos personas. La gente no debería opinar de lo que no sabe.

—Hagamos un trato —propuso sacándome de mis absurdos pensamientos y le miré con el corazón acelerado cuando se sentó cómodamente sobre mis piernas—, ¿vale?

—Be... Beyond...

—Shhh... —siseó en mi oído chocando se cálido aliento en la curvatura de mi cuello. Mierda... ¿Por qué?, yo vine a Inglaterra a estudiar...—, si me dejas tocarte... —rodeó sus brazos alrededor de mis hombros depositando besos suaves en mi clavícula. Arg, piensa en algo feo, muy feo, muy demasiado ultra feo—, te diré tooodo lo que sé respecto a esta historia... —sentí que se friccionó levemente contra mí y me alarmé. Si no me lo quito ahora, no podré más tarde.

Sin pensármelo más, le saqué con tosquedad los brazos de mi cuerpo y con ineptitud me puse de pie alejándome un poco.

—Primero, me es ilógico que quieras... Que quieras...

—Chuparte el...

—¡Sí! Eso —le interrumpí sin ganas de escucharle ser tan textual—. Normalmente una persona le pide a la otra que se lo haga, no al revés, y segundo, ¿por qué tienes que relacionar todo con sexo?

—Para empezar, no es ilógico. Me excita muchísimo el pensar que seré tu primera vez, además, tampoco me causa mucha ilusión que tú me lo hagas. Con lo inexperto que eres quizás que clavas los dientes y me arrancas un pedazo de herramienta —vaya nombre—, y créeme, no es nada de agradable.

—¿Y lo de mal pensar todo?

—Ay, por favor. ¡Es que el sexo es el puto mejor ejercicio del mundo! —tampoco es como que pueda negarlo. No tengo ni puta idea— Mira, de hecho, ya se me paró hablando de esto —dijo apuntándose el pantalón e inconsciente bajé la vista. Mierda... Me alivia pensar que le gusta ser pasivo. ¡Ese no es el problema, Light! —. Vamos a tu pieza, echamos un buen polvo, y sacas tus propias conclusiones.

—No.

—Pero...

—No.

—¿Por qué?

—Porque me gustaría que fuera especial... No simple calentura, ¿entiendes?

—Así que eres un romántico —se burló desabrochándose los primeros tres botones de su camisa. Trataba de que mis ojos no se desviaran a su blanquecino cuello, ni a sus expuestas y seductoras clavículas.

—No necesariamente —tartamudeé igual que un subnormal y suspiré obligándome a fruncir el ceño con los ojos cerrados—, pero necesito tener una conexión con la otra persona ¿comprendes? Cariño, quizá.

—Ahhh... Eso favorece la situación —le oí comentar más para él que para mí —. Eres de los que no va directo al grano, sino de los que les gusta que lo acaricien, le besen, le digan cuándo lo aman y lo desean, ¿no?

—Por decirlo de alguna manera... —contesté no muy convencido bajando la mirada. No porque no pensara eso, sin embargo, como que saliendo de su boca sonaba un poco estúpido.

—Bueno, yo soy de jugar más a lo rudo —admitió desentendido —, no obstante, no tengo problemas con intentar... Complacerte... —se acercó más a mí deshaciéndose de la distancia que nos separaba.

—¿Qué quieres decir? —me jaló del brazo con una sonrisa ladina, casi pude verle los colmillos—, ¿qué... qué pasa? —miró en todas direcciones buscando algo y, una vez que lo encontró, se dirigió hasta la puerta entreabierta que daba a mi habitación. Nos adentramos en ella (yo a tirones) y me lanzó a la cama antes de cerrar la puerta con seguro.

—Quiero decir que... —se arremangó la camisa en los brazos acostándose coquetamente sobre mí y rozándome la nariz con los brazos apoyados en la cama.

La sensación es... No sé, tan extraña. Me siento dominado, pero no tanto.

Beyond... Viniste a complicarme la existencia.

—¿Qué se supone que estás haciendo? —balbuceé intranquilo y tratando de sostenerle la mirada un par de segundos más, sin embargo, las intensidades de sus iris carmín eran en extremo invasores.

—No lo sé —sonrió sagas el muy zorro y el llameante brillo de sus ojos logró provocarme—, ¿quién sabe? —se insinuó en un murmullo calmo sobre mis labios, dejando que su tibia y fresca respiración colisionara con ellos.

Me tambaleé inseguro sobre la cama y me mordisqueé el moflete interior intranquilo sobre la cama.

—Yo...

—Shhh... Disfruta el momento... —ubicó su índice en la comisura de mis labios e instintivamente me pasmé admirando maravillado su aspecto.

El rostro de Beyond es pura obra de arte, parece hecho a mano. Tiene facciones perfectas, refinadas, elegantes y cautivadoras. Sus pestañas espesas y largas le dan personalidad y estilo a su mirada, sencillamente fascinante. Sus labios se ven suaves, dulces, dóciles... Sonrosado y de volumen exquisito. Cada instante que su rostro permaneció cerca del mío le veía más radiante. El flequillo le caía con rebeldía sobre la frente y su melena era de un vivo tinte negro azabache. Entreabrió los labios, tembló y los cerró con las pupilas dilatadas.

—Beyond... —suspiré embobado de estarle mirando. Tiempo atrás sabía que era alguien atractivo, sin embargo, ahora que tengo la oportunidad de verlo muy cerca, me doy cuenta que es mucho más que eso.

Beyond goza de poseer ese efecto en las personas, ese impacto de que cada vez que lo ves te parece más hermoso.

—Light.. N-no me mires así, me haces sentir avergonzado —y terminado el reclamo se sentó sobre mis piernas perdiendo el control de la situación aflojando los brazos de la cama y posicionándolos despreocupadamente a sus costados.

Respiré hondo y él mordisqueó su labio sintiendo una mezcla de confusión y nerviosismo. Tomé una de sus manos con delicadeza y entrelazamos los dedos juntando nuestras frentes.

De repente, y sin desearlo, todo me pareció irreal. No paraba de preguntarme en qué momento las cosas se habían desarrollado de esta forma. ¿Era correcto?, ¿era incorrecto? Sea lo que fuese, me parecía bastante cruel. No tenía ninguna relación de nombre con Ryuzaki y, aun así, sentía que le estaba engañando. Me hacía rabiar hasta la histeria, no lo niego, me provocaba gritos, sacudidas, temblores y, sin embargo, a pesar de que en ocasiones se volvía todo muy molesto, jamás me había sentido tan vivo en toda mi vida. Ryuzaki se había quedado en mi casa... Hace unas horas... Ayer habíamos estado viendo películas, y nos estábamos contábamos trivialidades en la terraza en horas de receso... Es cierto que no llevo mucho tiempo en Inglaterra, que no nací aquí y que me iré al finalizar el año... Pero he tenido momentos inolvidables, instantes en que he creído que se me saldría el corazón en la boca. Es agotador, lo reconozco, no obstante, soy más feliz que nunca.

Ahora sólo debía concentrarme en mis estudios y conocer gente. Vivir cosas nuevas.

Beyond es quien está frente a mí ahora... No debería estar tan asustado.

Debo admitir que éste par de gemelos tienen algo que los hace muy especiales. Son del tipo de personas que no se pueden olvidar con facilidad. Ambos comparten partes, facetas, expresiones, formas de hablar... Pero, por, sobre todo, esa inigualable y profunda mirada capaz de perforarte el alma.

Evitando en necedad, requiero admitir los dos me ponen la mar de nervioso, con los ojos, con su voz, al rozarme la piel... Tienen ese "no sé qué", que me encanta, hipnotiza y desquicia.

Con timidez me sujetó los costados de la cara y se las sujeté apegándome a ellas.

—Diablos... —soltó una risilla tiritona liberando una exhalación agotada—, estoy en blanco, no sé qué hacer, y eso jamás me había pasado...

Sonreí al escucharle decir algo así. Beyond, el experto en sexo, estaba tan nervioso que no tenía ni la más mínima idea de cómo actuar. Me pareció adorable. Quise dejar la mente despejada y concentrarme en los deseos más bajos de mis instintos.

Ryuzaki me insultó, no me quiso escuchar... Me perdió, ¿no?

Es hora de sacarlo antes de que penetre más en mi interior.

—¿Light?, ¿qué...? —sin pensármelo más, me sujeté de su cintura pegándolo fogosamente a mi cuerpo, dejé arder mi consciencia y junté nuestros labios en busca del contacto que me provocaría un grato estallido de emociones. Beyond abrió los ojos de par en par al verme activo, y de un momento a otro, su cara enrojeció a un grado casi ficticio. Me tomó desesperadamente por los hombros y se alejó de mi dejándose caer dramáticamente de espaldas.

—Mierda... Siento que me voy a morir de vergüenza... —confesó cubriéndose el rostro con ambas manos—, ¡y yo nunca siento vergüenza! —sonreí satisfecho deleitándome de sus palabras.

—Siempre hay una primera vez para todo, ¿no? —se levantó con la cabeza agacha y la situó en mi pecho dejándome oler su cabello, dulce, como el de una chica. Frambuesa y menta.

—Cuando me tocas siento... Como si algo me quemase por dentro —sonreí. Supongo que ni él se da cuenta de lo trascendental de su habla—, en cambio, la mayoría sólo fue, no sé, un impulso, ansiedad, una forma de llenarme con algo...

La mayoría...

Es cierto, Beyond se ha acostado con demasiada gente...

—Con otros, ¿eh? —me dejé caer con el ánimo por los suelos sobre mi cama dejando la cabeza apoyada en una de las almohadas que reposaban en ella—, como Hideki Ryuga, ¿no?

—¿Hm?, ¿estás celoso? —preguntó divertido y a mí no me provocó ni una mueca. Es más, me sentí molesto y desmotivado—. Hey, no es como que desconocieras mi pasado antes, ¿no?

—No es eso —dije incorporándome y sentándome a un borde de la cama dándole la espalda—, lo que pasa es que... No sé, yo... No quiero ser parte de una lista interminable de gente con la que te has acostado. Me aterra pensar que me buscas por ser... Un capricho o algo parecido.

—... Te seré honesto, no sé cómo coño tratarte. Eres diferente a cualquier persona que haya conocido en el pasado.

—Supongo que gracias.

—Bien... Eh... Light, no quiero que sientas celos de Ryuga. Él podrá ser guapo y todo lo que quieras, pero no te llega ni a los talones.

—¿Eso debería alegrarme? —recargó con suavidad su cabeza en mi espalda y me abrazó. Lo sentí cálido y el mal humor se desvanecía con el pasar de los segundos.

—Es que... Hmm... Es difícil de explicar —admitió—. Te pondré un ejemplo. Con lo del tema de la droga tú eres como "déjala y yo te ayudaré, apóyate en mí y abandona esa mierda", en cambio, con Ryuga era como... "¿Y si nos drogamos juntos?".

—¿Qué? —pregunté incrédulo girando la cabeza lo más que me fue posible.

—Pos eso. Él no corregía mis malos hábitos, sólo los compartía conmigo —fruncí el ceño incapaz de hacer otra cosa, y continuó titubeante—, ¿Light?, ¿por qué estás tan callad...? —en un movimiento impensado, y de puro reflejo me monté sobre él acorralándolo contra las sábanas. Se ruborizó al verme y me tocó el rostro con sus manos. Voy a sacarlo de la mierda en la que decidió hundirse cueste lo que me cueste.

—Lamento si mi actitud cambiante te molestó... Es que yo... —levantó levemente su rostro y depósito con suavidad un beso sobre mi mejilla. Sonrió auténtico.

—No, tranquilo, es... Lindo.

—¿Lindo?

—No quiero sonar patético con esto, sin embargo... Me hace sentir importante, así que... —torció el entrecejo y me miró con una determinación impropia de la situación—. ¿Quieres dejar de hacerme decir cosas patéticas y besarme de una puta vez?

—¿Qué?

—¡Tócame por el amor de Satán! —sonreí al verlo tan desesperado. Sus labios estaban entreabiertos, los botones desabrochados de su camisa me permitieron ver la tersidad blanquecina de su piel y un impulso animal me hizo sentir motivado para aproximarme a su cuello—, no muerdo.

—Pues yo sí —correspondió mi sonrisa y me sujetó con fiereza de la corbata.

—Quiero verte intentarlo....

Se agarró de mi espalda clavándome las uñas cuando junté nuestros cuerpos en busca de contacto. Me rodeó con su característica sensualidad la cintura ayudado por sus piernas y una sensación tórrida me invadió la entrepierna cuando percibí sus perversas intenciones. Restregaba nuestras duras y firmes erecciones aprisionadas en el pantalón al tiempo que introducía su lengua ansiosamente en mi boca Se había dejado de jueguitos previos, Beyond no era romántico, amoroso, o mimoso sino pura pasión y placer enfrascado en cuerpo humano. También tenía sus momentos, pero no es que durasen demasiado, no está acostumbrado.

Ladeé mi cabeza buscando encajar mejor nuestras bocas gruñendo cuando sentí una de sus manos tocar mi ingle.

—Ahh... —jadeó Beyond al sentir mi mano adentrarse por debajo de su incómoda camisa escolar. Le hice un camino de besos hasta su cuello y echó su cabeza hacia atrás arqueando la espalda. La piel le sabía a miel, el calor nos azotaba la razón y nos deshacíamos en temblores.

—¿El señor principios perdió su prudencia? —se burló socarrón al presenciar mi lado más bestia y escaso de razón.

Sonreí, no obstante, no me dio oportunidad de responder. El celular sonando y vibrando en el bolsillo trasero de mi pantalón interrumpió.

—¡Ay, no contestes! —reclamó.

—Puede ser importante, sólo será un minuto... —blanqueó los ojos frustrado y desenredó sus piernas de mi cintura.

Quizás es Ryuzaki...

—Con lo que me cuesta que te acostumbres a mí...

—Deja de quejarte —le desordené el cabello con una mano y alegó nuevamente.

Sonriendo ampliamente tomé el celular entre mis manos y vi que, no era una llamada, sino un mensaje.

Número desconocido.

¿Hm?, qué extraño. Lo abrí impaciente de terminar con la duda.

Hola... Yagami, ¿no?
Me gustaría que hablásemos, a solas, pero en persona.
Cuídate de los gemelos y su buen teatro, por favor, son capaces de hacer lo que sea con tal de conseguir lo que desean.
Protégete, no te dejes engañar. Sus oscuros ojos solamente expresan la incapacidad que tienen de amar, su escasez de empatía, no dolor ni sufrimiento.
¿Te parece mañana?, ¿a las seis de la tarde?
Comunícate conmigo, necesito advertirte sobre algo... Prometí que lo que a mí me pasó, no volvería a ocurrir.
Saludos

Hideki Ryuga.





¿Qué demonios?

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