Una nerd con doble identidad.

Da Kixrr_

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Solamente quería tirar mi birrete al aire cómo cualquier persona normal lo haría. Nunca pensé que eso conllev... Altro

0| UNCDI
UNCDI: Personajes.
1 |... iré de nerd.
2| No soy nadie.
3| La "heroína" del cuento.
4| Se me nota todo.
5| Lo harás sola.
7| Me enredo y caigo.
8| No debe de ser nada bueno.
9| ¿Insulina?
10| No le diré a nadie.
11| Tenemos que apoyar a nuestro equipo.
12| Nunca lo había probado.
13| Necesito hablar contigo.
14| Me gusta lo diferente.
15| Necesito calentarme.
16| Vamos a hacer algo.
17| Gracias, me ha gustado el rato.
18| Ella esta...
19| Quiero jugar futbol.
20| Me va a escuchar.
21| Una despedida diferente.
22| ¿Rosebeth?
23| Sus labios no me gustan.
24| Maneras de hacer el amor.
25| Tatuado en mi corazón.
26| Roarrr
27| Felicidades, cariño.
28| Hazlo por mí, detente.
29| Te quiero.
30| El discurso.
31| Cerrando el ciclo.
32| Tres contra el mundo.
Epílogo.
Escenas extras.
Escenas extras 2 | Boda.

6| Por favor, detente.

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Da Kixrr_

He decidido, después de debatirme un largo rato, ir a donde Liam. Es injusto que haga todo el trabajo sola y él se gane una buena nota por mí. Si creyó que no me ayudará, está completamente equivocado. Si realmente desea graduarse con un buen promedio, debe de hacer todos los trabajos. Sean conmigo o no.

No tengo ni la más mínima idea si tiene computadora y por eso, tomo mi MacBook, celular, pendrife y algo de dinero por si acaso ocurre algo de improvisto. Salgo corriendo hasta la casa del lado para tocar el timbre sin ninguna prisa. Estúpido, ¿no?

La mujer que supongo que es la sirvienta y encargada de la casa me abre. Margareth me había dicho que iba a estar fuera dos semanas por cuestiones de trabajo. Creo que tenía que ir a Paris a verificar algo del Fashion Show de Victoria's Secret

—¿Se encuentra Liam? — pregunto con una sonrisa enorme.

Ella me mira de arriba abajo, escaneando. No me digas que debo tener alguna clasificación para entrar a aquí. Eso sí sería el colmo.

—Claro. Está en su recámara, sube.

Como me han ordenado, toco la puerta ya frente a esta. Me siento estúpida parada aquí con la computadora en manos y un bulto de lado en la otra. No recibo respuesta alguna por parte del idiota de Liam y por eso me tomo el atrevimiento de abrir sin esperar más. Maldición, llevo casi diez minutos ahí. El cuarto está vacío y en él hay un silencio bastante bueno que hasta comienzo a asustarme. Una vez más vuelvo a apreciar cada cosa que hay aquí. En lo que se supone que sea un estante para poner libros, hay distintos tipos de cosas como por ejemplo una pelota de jugar béisbol firmada por alguien y boletos de entrada a lo que parece ser Disneyland. Dispersas cosas que parecen ser recuerdos importantes para el chico.

Escucho como la puerta se abre y rápido me giro para buscar al responsable de dicha acción. Me arrepiento de haber entrado aquí en éste preciso instante porque el aludido está con una toalla que sólo cubre de su cadera hacia abajo.

—¿Qué rayos haces aquí? — pregunta pasivo con un tono bajo y sin gritar.

Siento como mi rostro comienza a calentarse y en mi estomago se instala esa sensación de nervios. Mi corazón late de manera rápida que comienzo a pensar que me dará un ataque.

—L-lo s-siento. — es lo único que digo evitando hacer contacto con su cuerpo y ojos. 

Dejo mis cosas encima de la cama para luego salir, casi muriendo, a la velocidad de la luz. Comienzo a pensar que Dios está en contra mía, haciéndome pasar vergüenzas enormes frente a Liam. Algún día tendré la cara tan gastada, que no podré ni salir a la calle. No a menos que lo haga con una bolsa de papel puesta en ella.

—¿Qué es lo que haces en mi casa? — escucho como habla acercándose a mí ya vestido.

Uff.

—Creo que el síndrome de la Amnesia te está dando, ¿verdad? — le contesto a la defensiva — No creas que estoy por gusto, sabes que tenemos un trabajo juntos. 

Me observa detenidamente. Es más, me escanea igual o peor que la mujer de abajo.

—Y si no me equivoco, te di órdenes de que lo hicieras tu sola.

Oh, no chiquillo, estás equivocado. Jamás te dejare la nota tan fácil, antes muerta a que eso.  Rápidamente me hago la desentendida para continuar defendiendo mi postura. No permitiré que se salga con la suya.

—Y si bien no me equivoco, la nota es de ambos. — contesto — Jamás permitiré que obtengas una nota por mi cuenta.

—Recuerdo haberte dicho que pareces una hormiga roja. ¿Es necesario repetirlo?

—No, no lo es. Y sabe recalcar que al menos soy una hormiga roja, no cómo tú que eres... — me detengo al darme cuenta de a donde llegará mi insulto. No acostumbro a ofender a nadie, pero creo que él lo merece.

—¿Soy...? — me incita a continuar.

—No me gusta faltarle el respeto a las personas. 

Bufa girando los ojos para luego continuar con la conversación.

—Bien, ¿qué quieres hacer? — habla de manera lenta con su rostro más serio y tenebroso que el de los Hermanos Silenciosos.

—¿Dijiste "haremos"?  — pregunto fingiendo emoción.

—¿De quién vamos a hablar? Digo, ya lo tuviste que haber elegido. 

—No. Primero quería consultarlo con mi compañero. — finjo sonreír — Tenemos que hablar de alguien que haya defendido los derechos y precisamente me está pasando un nombre por la frente.

—¿Por la frente? ¿Cómo es que no lo veo?— dice divertido. Yo solo me quedo seria con cara de como que "¿en serio?"— Ya... antes de que lo digas, entra al cuarto y siéntate en el escritorio.

Obedezco sin objetar nada. ¿Tendré cara de ser una sumisa? Es hasta sorprendente la autoridad que tiene en mí este chico. 

—Ahora dime, ¿quién era que te había pasado por la frente? — dice divertido, pero interesado. Suelto una risa tímida antes de comenzar.

Él está sentado en la cama que desde donde estoy, queda frente a mí. La silla giratoria es cómoda, pero los bíceps de Liam lo son más.

¿Qué acabo de decir? ¿A caso estoy loca o qué?

—¿Tienes interés en hacerlo? — pregunto — Pero aunque no lo tengas, lo harás. Y... habláremos de Martin Luther King Jr.

—Interesante. — dice él mirándome a los ojos —Empezaremos por su biografía y luego haremos sus aportaciones.

Dicho y hecho. Estuvimos tres horas y media haciendo el trabajo entretenidamente. En muchas ocasiones Liam hacia uno que otro chiste que por cierto me dieron mucha gracia. Al fin de cuentas trabajar con él no fue nada difícil ya que todo lo hizo como se lo pedí y no estuvo en el modo: no me hables, no me mires. Algo que agradezco infinitamente.

—Creo que esto es todo. — hablo dejando el lápiz encima del escritorio — Podemos ir a sacar las copias a la biblioteca si no tienes problemas. — miro el reloj —Son las 8:23, tenemos oportunidad de ir todavía.

Me levanto de la silla para tomar mis cosas e irme a donde sea que quiera que vayamos a sacar las copias. No obstante, Liam lo hace al mismo tiempo quedando muy cerca a mi rostro. Busco sus ojos y los encuentro rápidamente, no pierdo nada de tiempo. Él me mira y yo lo miro a él con la misma intensidad que él lo hace. Su rostro está más cerca de lo que se supone que deba de estar. Inconsciente, cierro mis ojos debido a las mariposas o leones que siento en este momento, no sé que realmente sean. Aproxima sus manos hasta mis mejillas y lentamente siento como me derrito internamente; la calidez de su cuerpo hace que viaje a algún lugar que no sé cómo explicar. Después a eso, presiona sus labios con los míos, de manera lenta y exquisita. Las fieras que llevo en mi estomago, quieren salir por lo que intuyo, es demasiada la sensación ahí. Todo pasa tan lento y suave hasta que adentra su lengua en mi boca, el simple roce de lenguas, hace que suelte un gemido de excitación por primera vez en mi vida. Las manos que antes había olvidado cómo utilizar, viajan por su cuello y cabello, dándole pequeños jalones. Todo después a eso se torna algo brusco, ya no parece suave y mucho menos tierno, ahora es hambriento, frívolo y por cada movimiento que hace su boca me da a entender que él quiere algo mucho más que un beso. Todo es tensioso y lleno de mucho deseo sexual. Tanto así, que me dejo guiar por completo del cuerpo de Liam que me ha hecho retroceder hasta que mi espalda roza la pared. Mediante todo, tomo respiraciones cortas, succiono sus labios y muerdo de manera sexy sus labios. Mientras que él se dedica a pasear sus manos por todo mi cuerpo. Su sabor es gratificante, una mezcla de cigarro, menta y... ese era su sabor. Ahogo un suspiro mentalmente.

No sé ni lo que pienso y digo. Solo sé que respiro y es porque es algo que me hace falta.

Intento separarme de Liam al notar que está empezando a descender por mi sudadera. Trato de tranquilizar mi respiración que en éste instante está revuelta. No puedo creer que me haya besado a este idiota. ¿En qué me convierte eso, en una zorra o una estúpida?

—Li-Liam... — su nombre sale en un gemido — por favor, detente. — empujo al chico que queda a unos cuantos pasos de distancia. Sus labios están hinchados y algo colorados por la acción anteriormente ejecutada entre los dos.

Él no dice nada, absolutamente nada. Solo baja su vista y sale de la habitación dejándome sola e incompleta por un segundo. Solo decido suspirar y no pensar en lo que acaba de suceder, en otro momento de la noche me detendré a hacerlo.

No pienso en lo sucedido, así me dijo una vez mi abuela: entretén a tu mente haciendo actividades, como por ejemplo leer. Así que cojo los apuntes y comienzo a verificar que estén bien para luego acomodar todo los materiales utilizados: un lápiz. Guardo la información en el pendrife y ¡listo!

—¿Tienes todo listo? — me sobresalto al escuchar su voz.

Me siento tan patética en este instante. No sé por qué no fui capaz de repasar en todo lo que me ha hecho desde que llegué. Me trató como una cucaracha, aplastándome; Deja que su novia haga lo que sea, especialmente molestarme; Me intimida, me humilla.

—Sí, tengo todo listo.

Salimos de la casa y nos montamos en el auto con el mismo silencio que nos acompaña desde hace un rato. Si en elevador había un silencio incómodo, ahora no tengo la manera de cómo describirlo. Cierro mis ojos fuertemente para borrar la imagen que se repite constantemente en mi cabeza. Intento obedecer lo que ordena mi mente, pero es imposible.

Le miro de soslayo para ver qué hace... solo conduce. Liam es un chico apuesto, de contextura fuerte que llama la atención de cualquier manera. Sea por su físico o actitud. ¿Ya había descrito a Liam?  Es tantas las veces que lo repaso, que hasta olvido las palabras correctas para hacerlo. No entiendo cómo es que una persona con ese físico sea de la manera que lo es él: arrogante, engreído, estúpido, imbécil, mujeriego, idiota, engre... ¡Ya lo dije! Ves, hasta yo misma me confundo con esas palabras descriptivas que por alguna razón son la que siempre que pienso en él se repiten constantemente.

Sin percatarme demasiado, ya habíamos llegado a lo que es la biblioteca del centro. Es mucho más grande de lo que llegué a imaginar, tampoco es que esto sea un palacio, pero creí que era solo un establecimiento común en la avenida como esos que tiene dos o tres tiendas al lado; pared con pared, pero eso todo lo contrario. Está sola y con eso me refiero a que no tiene pegada a otra tienda —por así decirlo— y su decoración es como antigua se parece al Olimpo de los dioses de la mitología griega. Por favor, díganme que me hacen caso.

—¿Piensas quedarte ahí? — pregunta de manera seca, con esa típica actitud de chico malo y travieso.

Sigo sus pasos mirando a mí alrededor y teniendo cuidado de no caerme. Eso sería el colmo, que me caiga para pasar más vergüenza frente a éste chico.

Me pregunto: ¿Por qué antes no tuve la iniciativa en hacer esto? Desde que estoy yendo al colegio me he leído un libro muy interesante se titula "Un viejo que leía novelas amor". Es impresionante la habilidad que tiene un libro para atraerte y entretenerte, esa manera de llevarte a otro lugar y tiempo.

—Bienvenidos, ¿en qué puedo ayudarles? — habla la señora que está en recepción. Denota amabilidad, cosa que le hace falta a mi compañero presente. 

—¿Será posible revelar unos documentos?

—¡Claro! — sonríe —  Irás a unas de las computadoras que están ahí, adjuntarás el archivo que quieres sacar y lo mandas a cualquier impresora. Éstas están clasificadas con números así que sabrás cual es cada cual.

Asiento de manera lenta mientras proceso la información que me ha dado para poner en práctica las instrucciones.

—Gracias.

Termino de hacer todo bajo la mirada amenazadora de Liam. Tomo los papeles que están caliente debido a que son recién sacados de la impresora, que literalmente haciendo una comparación, están igual que yo hace un rato. Camino hasta donde la recepcionista. Cuando el chico va a pagar y a firmar como que estuvo utilizando los servicios de aquí, me voy a caminar por los estantes de la biblioteca, dejándole los papeles a él. 

Deslizo mis dedos por cada uno de los libros de los estantes. Están acomodados por categorías que son en año u orden alfabético. Detengo mis dedos en uno que es de la Mitología Griega. Siempre me ha llamado la atención esos temas. Poseidon, Zeus, Afrodita...

—¿Te gusta alguno? — la señora recepcionista hace un acto de presencia asuntándome un poco — Ay disculpa linda, no quería asustarte.

—No te preocupes — contesto con una sonrisa sincera.

—Si te gusta algún libro te lo puedes llevar. — continua hablando — Te lo puedes llevar, menos las enciclopedias.

¿Quiero llevarme un libro? Y si me lo llevo solo por no decirle "no". No me gusta decir un "no", aunque analizando bien, ¿en casa hay una biblioteca?

—Está bien...

—Te dejaré sola para que puedas escoger el libro.

Miro nuevamente el estante frente a mí. De verdad que no quisiera llevarme un libro de la biblioteca. Me gusta leer un poco más desde mi propio celular o iPad. Lo cibernético me gusta mucho más.

Como quiera para salir de dudas, le pregunto a Sophia si hay libros en casa y cuáles son. Me siento estúpida preguntándole eso.  Guardo mi celular antes viendo la contestación de ella. Me escribió que hasta me compró una fotocopiadora para no tener que salir a hacer las tareas. ¡Si lo hubiera sabido! Quizás y me ahorraba esta situación de incomodidad con Liam. Por cierto, ¿dónde está?

Salgo de ese pasillo pasando por la recepción de antes. Ahí solo está la mujer que nos atendió.

—¿Sabe dónde está el chico que llegó conmigo? — pregunto con un tono de vergüenza.

Niega.

—No sé para donde fue, perdona.

—No tengo por qué. — sonrío.

Salgo de la biblioteca encontrándome con el chico frente a su carro con el bolso de las copias. Solo lo miro y le hago un gesto dándole a entender que nos fuéramos.

Al llegar al edificio me bajo del auto sin mirar hacia el lado. Es incómodo haber tenido una sección pasada de nivel con alguien a quien le caes mal. Ha empeorado las cosas.

En el elevador miro a Liam de reojo, él solo está en silencio parece que pensando. Esto es realmente raro e incómodo. Salgo del elevador siguiendo al chico, por obra del diablo tengo que ir a la casa de él a buscar mis pertenencias y también a acomodar el trabajo en una carpeta.

Quiero hablarle y decirle lo que haremos cuando vayamos a informar pero tengo un aura de vergüenza que no me permite hablar. ¿Desde cuándo soy tan tonta? ¿Desde cuándo soy tan zorra? De cierto modo me siento así. El mayor problema es que me gustó. El beso me gustó. ¿Puedo ser más patética?

—Con lo que pasó en mi cuarto... no quiero que le digas nadie. ¿Entendido?

—Sé lo que me toca hacer. — contesto con mi mandíbula apretada.

¿Puede esto ser más humillante? Es estúpida esta situación. Ya intuía lo que podía suceder. Salgo de esa casa antes de que me suceda algo más humillante porque la suerte últimamente no me está haciendo compañía.

(.)

Siento como mis manos sudan. Es los nervios por informar frente al grupo. No es porque me avergüence, jamás, sino que es mi primera vez en hacer un trabajo y exponerlo frente a tanta gente, puesto que solo lo había hecho frente a mis padres y las maestras correspondientes. Aunque no debería de tener nervios ya que peor que esto, es modelar.

—...en esa protesta pacífica, la mayor que ha vivido la capital estadounidense en toda su historia, recitó su famoso discurso "I have a dream". — miro por encima de las cabezas a ver la reacción de los presentes — Tras recibir el Premio Nobel de la Paz, Luther King, luchó por la igualdad hasta el día de su muerte el 4 de abril de 1968. — concluyo con mi información.

Todos los presentes aplauden y yo junto con mi compañero de trabajo nos sentamos.

—Muy buena información señoritos... Rowe y Clintfort. —dice el maestro — Continuemos con los siguientes.

Y así sucesivamente continúan informando hasta que termina la clase. Al fin, pensé.

Es hora de ir a casa y eso lo agradezco demasiado. Ayer no pude dormir nada y es que, gracias a los nervios acumulados, más el suceso con Liam; el dormir era una tarea difícil.

—Hola Azul. — Jake acercándose a mí con Ub — ¿Cómo estás?

—Perfecta. — le contesto seca. Cada vez que lo tengo cerca, termina obligándome a hacer algo con Liam. 

—¿Quieres ir a tomar un algo con nosotros?

Paseo mi vista por los alrededores y algunas chicas del estilo de Kelly, nos observan con curiosidad. Lo que me falta.

—No, no quiero. Y además, ¿por qué debería de hacerlo?

—Bueno somos amigos, ¿está mal que vayas a  pasar un rato con nosotros?

—¿En qué momento dije que éramos amigos? — digo con el ceño fruncido más bien preguntándome a mí misma.

—Yo... nosotros te consideramos nuestra amiga.

Que gracioso. ¿Yo su amiga? Ni en mil años. Primero, su amigo me odia a muerte. Segundo, cada vez que se acercan a mí, termino con el idiota que me odia. Y por último, Ub ni siquiera cruza palabra conmigo y se considera mi amigo. Sí, claro. Hipócritas.

—Está bien, iré.

Seré una hipócrita igual que ellos si eso es lo que desean. También jugaré si ha de ser necesario.

Pruebo un poco la batida de Nutella que tengo frente a mi rostro. Está deliciosa, pero un poco empalagosa. Los dos que están sentados frente a mí solo beben agua. Quizás es muchas calorías para ellos. A lo mejor y en otra vida eran mujeres plásticas porque son más delicados que mi amiga Kendall Jenner.

—Hola chicos. — escucho la voz de Kelly a mis espaldas, sonando un poco coqueta. Segundos después aparece en mi campo de vista con su adorado novio.

Admito, Liam huele muy bien. 

—Tomen asiento con nosotros. — dice Ub con una sonrisa enorme. Es la primera vez que lo escucho hablar. 

Me atraganto con mi batido. Rápidamente, toso para aliviarme un poco. ¿Cómo se le ocurre decir algo cómo eso? ¿Es idiota o qué?

Nene, mejor te hubieras quedado callado.  No hacía falta escucharte.

—No gracias. — dice Liam con su semblante serio — Parece que la señorita Azul le molesta nuestra presencia.

¿Qué? Díganme por favor que él no acaba de decir eso.

—¿Yo? ¿Un problema? — digo riendo con las muelas de atrás.

Bien. Esto era lo que me faltaba. Están sentados a un lado mío. Liam a mi lado y Kelly al lado suyo. Jake y Ub, están al frente de nosotros tres. Magnifico.

—¿Qué harás este fin de semana? — me habla Jake.

—Sí Azul, ¿qué harás? — habla Ub por segunda vez. A una tercera y tendré que golpearlo. 

Decido consultarlo con mi calendario mental. ¿Qué haré el fin de semana? ¡Ya sé la contestación! Y esa es... ¡Nada! No haré nada. Dios, últimamente me he tomado esto muy enserio.

—Nada importante, supongo. — contesto bajo la mirada de Liam. Por mi reflejo lo veo.

—Este sábado hay una fiesta en casa de Oscar, un chico del equipo, irá toda la escuela ¿te apuntas?

—Eso no sería la mejor opción. — contesto — Demasiado aburrida para esas cosa. 

—¿No te gustan las fiestas?

—No me hace ilusión.

—¿De verdad no te hace ilusión?

—Eso es lo que he dicho.

—Pero deberías de ir. Te prometo que si no te gusta, en cuanto te aburras, te devuelvo a tu casa. — dice Jake con suplica en sus ojos. ¿Realmente le gusta la idea de que yo vaya a ese sitio?

Escucho el carraspeo de Liam a un lado mío. Giro mis ojos preparada para el insulto que se aproxima.

—Supongo que en cuanto llegue se aburrirá, mejor ni hagas el ademan. — dice riendo a lo ultimo y se le une Ub.

—Pues fijate, no es de tu incumbencia si me aburro o no. — le contesto haciéndole una mueca.

—Liam, ¿dejarás que esta idiota de conteste así? — habla Kelly.

Maldita estúpida metiche. Quisiera saber quién te invitó a meterte en nuestra agradable conversación. Giro mis ojos. Ya mismo y preguntarán si tengo un tic o si padezco de Epilepsia.

—Déjala... a todos les llega su merecido y el de ésta, no está muy lejos.

Bien suficiente. Tomo mis cosas, dejando un billete de veinte dólares encima de la mesa y salgo de ahí, dispuesta a tomar un taxi o cualquier otra cosa. Me da un poco de pena ser así de descortés, pero todos se merecen esto  y más. No tengo razón alguna para ser educada con ellos.

—Oye Azul. — me detiene del brazo — Te puedo dejar en tu casa.

—No hace falta, Jake. Sé tomar un taxi y gracias por la "invitación", la próxima vez trata de que nadie lo estropeé. — hago señas al taxi — Y me pensaré eso de ir a la fiesta.

No me hace tanta gracia el estar pisando condones usados en el suelo o vomito de cualquier individuo. Ugh, es desagradable.

Le pago al taxista luego de llegar al edificio color terracota. Añoraba ya ese lugar.

Entro a mi cama para rápidamente tirarme en ella. La verdad es que ella es igual de atractiva siempre y lo más bueno de todo es que está dispuesta para mí. Ella es un amors.

Mi mente es un lío y lo peor de todo, es que no es de ropa. Triste, lo sé, no me lo tendrían que decir o recordar. ¿Cómo me siento? De lo peor. Besar a un chico que en solo un mes de conocerlo te ha tratado mal y humillado, es algo desagradable, igual que mi periodo que está por llegar.

Veo un poco de cosas en la televisión. Nada interesante. Mi estomago ruge más de lo necesario y es por eso que termino por pedir pizza. Sophia y José no han llegado. A esta hora se supone que haya cenado.

La pizza hawaiana es últimamente una adicción, aunque el peperoni me encanta, la primera le ha ganado hoy a la segunda. La pizza estaba deliciosa y con un vaso de soda, ha sido lo mejor que ha inventado un hombre.

Luego de comer y reposar un rato viendo a Nemo, lleno la tina y le echo esencias con olor para hacer espuma. Al salir de mi más preciado baño, me visto frente a mi cama. La luz es tenue, pero como quiera veo mí alrededor y lo que hago. Solo un camisón y unas medias son excelentes para dormir. Enciendo el aire central y listo, a dormir se ha dicho.

Ya casi quedando en Olimpo de los dioses, junto  a Morfeo, escucho ruidos desde fuera de mi habitación, pero no en el pasillo sino en el balcón. Tomo un zapato con un tacón de casi seis pulgadas para salir al balcón. Digo, podría ser un ladrón y con algo me tengo que defender.

Miro a mi alrededor para verificar quién demonios se le ocurre despertarme con el ruido. El ladrón no hace ningún tipo de acto de presencia por lo que miro para el balcón vecino. Resulta que mi vecino está haciendo cosas... para adultos con su novia. ¡Espera! Con una chica más. No, era una broma. Lo único que veo es las tetas de ella saltar para arriba y para abajo debido a las embestidas de él. La puerta corrediza de su cuarto está abierta por lo que puedo escuchar las atrocidades que se dicen ambos. Supongo que debe ser el dios del sexo ya que por los gemidos que tira, lo puedo intuir.

Mi estomago se ha apretado demasiado y pensar que ayer me besó con aquella intensidad. Lo único que me dan es ganas de vomitar.

Salgo inmediatamente de ahí cerrando la puerta corrediza de mi cuarto con seguro y las cortinas al mismo tiempo. Apago las luces para prender el radio con música clásica a un volumen que no pueda escuchar nada.

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