Una nerd con doble identidad.

By Kixrr_

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Solamente quería tirar mi birrete al aire cómo cualquier persona normal lo haría. Nunca pensé que eso conllev... More

0| UNCDI
UNCDI: Personajes.
1 |... iré de nerd.
2| No soy nadie.
3| La "heroína" del cuento.
4| Se me nota todo.
6| Por favor, detente.
7| Me enredo y caigo.
8| No debe de ser nada bueno.
9| ¿Insulina?
10| No le diré a nadie.
11| Tenemos que apoyar a nuestro equipo.
12| Nunca lo había probado.
13| Necesito hablar contigo.
14| Me gusta lo diferente.
15| Necesito calentarme.
16| Vamos a hacer algo.
17| Gracias, me ha gustado el rato.
18| Ella esta...
19| Quiero jugar futbol.
20| Me va a escuchar.
21| Una despedida diferente.
22| ¿Rosebeth?
23| Sus labios no me gustan.
24| Maneras de hacer el amor.
25| Tatuado en mi corazón.
26| Roarrr
27| Felicidades, cariño.
28| Hazlo por mí, detente.
29| Te quiero.
30| El discurso.
31| Cerrando el ciclo.
32| Tres contra el mundo.
Epílogo.
Escenas extras.
Escenas extras 2 | Boda.

5| Lo harás sola.

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By Kixrr_

Me siento relajada tomando una taza de té muy, pero muy caliente. El frío está en su último apogeo, pero dentro del apartamento está la calefacción encendida.

—Cuéntame, ¿con quién vives? — habla Margareth tomando un sorbo de té.

—Estoy viviendo con unos amigos. — contesto sincera.

Ella es muy buena persona. Llevo ya una hora y media con ella haciendo cosas. Primero hicimos unas galletas las cuales nos comimos al instante que estuvieron listas y luego hicimos unas Cake-Pops.

Su trabajo es algo que la compromete mucho y por eso se  pasa viajando de un lado a otro. Ella es quien contrata a las modelos de Victorias Secret's y otras tiendas famosas, es como la contratista o algo así. Su vida ha sido muy difícil, según ella. Me contó que para poder ser lo que es, tuvo que luchar mucho. Eso me dio como un toque de tristeza ya que es todo lo contrario a mí que cualquier cosa que necesite solo hago un chasqueo de dedos y lo tengo. Por cosas como esas es que quiero tener una vida normal. Y con normal me refiero a saber lo que se siente el sacrificio para ganar las cosas. Tampoco es que no lo sepa ya que con "sacrificios" tuve que alcanzar una meta, pero necesito luchar como una persona de clase media baja.

Margaret tiene bastante o demasiado dinero, diría yo. Me comentó que el padre de Liam es un hombre adinerado, pero que trabajaba lejos en otro país. ¿En cuál? No lo sé. Ella viene de una familia bastante alta a nivel económico, pero sólo que cuando ella quería ser lo que es, sus padres no estuvieron de acuerdo. Ya que querían que ella fuera abogada o doctora. Que injusto. Uno es lo que quiere ser, no lo que te ordenen.

—Azul. — habla Margareth.

—Oh perdón, estaba pensando ¿qué decías?

—Nada pequeña, solo te preguntaba el por qué tus padres no viven contigo.

Oh no. ¿Y ahora que le digo? Que salga lo primero que me venga a la mente

—Mis padres me quieren crear el hábito de la independización, no toda la vida viviré a costillas de ellos.

—Eso es algo bueno. No sabes cuánto he tratado de convencer a Liam para que empiece a madurar. Mi hijo es algo revolucionado e ignorante. — ¿algo revolucionado?, se nota que no lo conoce — Todavía es la hora que no se decide por lo que quiere estudiar. Ya mismo sale del colegio. — suspira — Cómo crecen nuestros bebés.

Se escucha la puerta de entrada abrirse al igual  que varias personas hablar. Miro hacia la dirección de la entrada y mi mirada se detiene en Liam, Jake, Ub y la persona más agradable del mundo, Kelly. Que esta última viene pegada a Liam como una lapa. Cambio mi vista y miro a Margaret quien mira a los chicos con una emoción inexplicable.

—¡Hola chicos! — se levanta del sofá y para abrazarlos a todos, menos a Kelly que solo le da dos besos en el cachete sin ningún tipo de emoción. — ¿Qué hacen tan temprano aquí? Digo hoy es sábado, día que toman para salir.

¿Margareth enserio pregunta eso? Mi madre lo que puede hacer es felicitarme por llegar temprano y mandarme a dormir.

—¿Qué hace ella aquí? — pregunta Liam de manera amarga.

Todas las miradas se posan en mí y yo solo me dedico a mirar a Margareth quien sonríe todavía.

—¿Ella? Pues me acompaña. ¿Cuál es el problema?

El chico frunce su ceño y me mira mal. Necesito acostumbrarme  a esto.

—Ninguno. Vamos a estar en el cuarto de juegos, no molestes. — dice el chico y toma a Kelly fuerte de la cintura. Esta última le besa la mejilla.

Ellos ya en la planta de arriba, decido despedirme de Margareth. No debo de estar cerca del lobo, es peligroso.

—Margareht, gracias por el rato. — le digo a la mujer que está parada en el umbral de la sala — Es muy agradable estar contigo y realmente espero que se repita, pero la próxima en mi casa. — camino hasta donde está con una sonrisa enorme.

—¿Ya te vas? — habla melancólicamente — Pero, ¿por qué?

—No le agrado a tu hijo y no quiero causar problemas. — echo mis espejuelos para atrás con un dedo.

—Pero no importa. A mí no me agrada su novia y él la trae aquí. — pausa un momento — No digas que te lo dije. Además, tú eres mi visita y él no se puede entrometer en ello. Ven, vamos a la terraza.

Le hago caso y caminamos hasta llegar a la terraza que está decorada de los mismos colores de la sala; rojo y crema. Ella se sitúa frente a las barandas mirando el horizonte. Arriba de la terraza está el balcón del cuarto de Liam y lo sé porque el mío es el que queda al lado izquierdo.

Hoy es sábado. Un sábado medio soleado, pero frío. Ya ha pasado un mes desde mi primer día de clases, lo que quiere decir que se acerca octubre. El mes de las brujas como muchos le dicen.

—Un día como hoy yo me casé, hace exactamente veinte años. Yo tenía tu edad, sabes. Él día de mi boda fue el mejor día de mi vida. Disfrute tanto, comí demasiado y bailé como no te imaginas. — ¿por qué tanta confianza? — Me casé con el mejor hombre que podía existir en la faz de la tierra. Recuerdo que yo era como tú, la típica niña que no rompía ni un plato y él, el chico más estúpido que podía existir. Yo lo odiaba tanto, pero como dicen del amor al odio solo hay una fina línea. — ella me mira directamente a los ojos — Yo sé que en algún momento entenderás por qué te digo esto. Sólo, dale tiempo al tiempo. — saca una cadena de su cuello la cual no me había fijado que tenía. Es un corazón no muy grande en color oro, lo abre y ahí puedo ver una foto de una mujer vestida de blanco con un hombre muy parecido a Liam.  — Esta soy yo — señala — y este es el padre de Liam. Cada año que pasa, mi aniversario lo paso más sola y triste.

—¿Tu esposo... murió? — pregunto sabiendo la respuesta. Había dicho que trabajaba lejos por lo que no debe de haber muerto.

—No. — hace un ademán y da por terminada esa conversación de desahogo — Vamos a preparar algo de comer, debes de tener hambre.

—No te preocupes, no tengo hambre.

—Claro que debes de tener. Así de una vez cocinamos para los chicos y la hermosa novia de mi hijo. — habla encaminándose a la cocina.

—¿Por qué no te agrada? — le pregunto entrando a la cocina y al instante me arrepiento de haber abierto la boca ya que Liam está ahí bebiendo agua. Él me mira y luego mira a su madre.

—¿Quién no te agrada mamá? — no tiene ningún tipo de expresión en su rostro.

—Liam estás aquí. Ahora veníamos a cocinar ¿quieres comer algo en particular?

—¿Quién no te agrada? — repite de manera brusca que me eriza el cabello.

—No hace falta que lo diga Liam. Tú sabes bien mi pensamiento hacia esa persona. — le contesta seriamente. Estoy comenzando a sentirme incomoda.

Liam me mira y en sus ojos puedo ver un sentimiento negativo, furia.

—¿Ella si te agrada, verdad? — habla refiriéndose a mí.

—Sí, "ella" como la llamas, no es superficial y no busca nada a conveniencia.

—¿Qué sabes tú de eso, Margaret? Nunca aciertas con nada o, ¿quieres que te recuerde algo? — está furioso y creo, por cómo están ambos, que acaban de sacar un tema delicado.

—¡No me hables así, Liam Rowe! Respetarme si no quieres que las consecuencias sean drásticas.

Él la mira, me mira a mí y sale de la cocina hecho furia. Solo le limito a bajar mi rostro. ¿Por qué siempre que está cerca a mí, hay una discusión a mí alrededor? Estoy comenzando a hartarme de él.

—Lo siento, Azul. — está apenada — No era mi intención que presenciaras eso. Este chico realmente me saca de mis casillas.

No te preocupes, no eres la única.

—No te preocupes Margaret, no importa. — le sonrío.

Luego de echar esencias, menear y soportar lo caliente de la estufa, la comida estaba lista.

—Azul hazme un favorcito.  — me suplica con la mirada — Pon la mesa, por favor.

Asiento para tomar los platos y cubiertos, y encaminarme al comedor. Pongo un plato y un cubierto al lado, luego a eso pongo los vasos y las copas que Margaret me había dado.

Cuando estoy a punto de salir de la sala del comedor, Jake está en el umbral que divide la cocina con la sala de comedor.

—Hola, Azul. ¿Cómo has estado? Hace un tiempo ya que no te veo.

—Estoy bien. Si me lo permites... — digo saliendo de la sala. No quiero tener ningún roce con estos chicos.

Margareth va con la comida para dejarla en la mesa.

—Margareth me voy, no quiero incomodar en la comida. Gracias por todo.

En realidad me quiero ir, no quiero ser la victima frente a toda esta gente que no hará nada por salvarme mientras me ahogo metafóricamente.

—No voy a permitir que te vayas. ¿Después que me ayudaste en todo te vas? — su dedo lo mueve hacia los lados indicando un "no" — Comerás y luego te irás, decidido.

Cuando voy a volver a hablar hace un ademan para dejarlo ahí. Esta mujer sí que es insistente. Y yo que cuando era pequeña pensaba que era insistente.

—Ve y busca a los chicos.

Abro mis ojos grandemente. Esta de broma, ¿verdad? Me quedo quieta sin decir nada.

—Anda, ¿qué esperas? ¿El conejo de pascuas? — dice riendo.

Salgo de la cocina con pasos lentos. No quiero ir, juro que moriré en algún momento, antes de que acabe el día salga en las noticias algo como "Joven muere subiendo las escaleras por buscar al vecino que la trataba mal". Algo desagradable y trágico, lo sé pero la vida muchas veces es injusta y en este preciso momento lo está siendo.

Subo las escaleras pensando en qué decir cuando toque la puerta del cuarto de juegos. Pero tengo una duda, ¿Cuál habitación es el cuarto de juegos? Paso la primera que está cerrada y no parece haber nadie. La puerta de la segunda habitación está abierta por lo que abro encontrándome  con una habitación varonil, las paredes son oscuras y el juego de cama también y por el olor que emana el cuarto supongo que es de Liam. Me adentro un poco más, sabiendo que no es lo correcto y que evidentemente, no es el cuarto de juegos. Todo está  curiosamente limpio, algo raro proviniendo de un chico ya que la mayoría de ellos no les importa lo más mínimo la limpieza. Me acerco a un estante donde hay libros de todas clases y una que otra foto del dueño del cuarto, Liam. Tomo un cuadro y lo observo detenidamente. En la foto se puede ver al chico como de unos quince o quizás dieciséis años. Se ve relajado y muy distinto a lo que es ahora, estaba un poco más gordito.

¿Cuánto llevo aquí? Dejo la foto donde pertenece y salgo de la habitación. Al cerrar la puerta suavemente y alguien habla a mis espaldas. Mi corazón, juro que deja de funcionar por un momento.

—¿Qué haces ahí?

Giro mi cuerpo sabiendo lo que me espera. Juro que este chico me picará en pedazos y luego me tirará a los caimanes.

—Yo... buscaba el cuarto de juegos para decirles que pasaran a comer. — mi rostro está caliente, moriré de altas temperatura.

—¿Tenías que buscar en mi habitación? — su mandíbula está completamente apretada.

—N-no sabía cuál era la habitación de juegos.

Se acerca demasiado hasta mí. Retrocedo hasta el punto de chocar mi espalda con la puerta. Estoy nerviosa y no entiendo el por qué.

—Tan ilusa. — se aleja completamente y se marcha.

Pensaba que me iba a golpear o hacer algo peor que eso. Antes de que se arrepienta y quiera hacerlo de verdad, salgo de esa área. No quiero que me suceda algo horrible.

—Margareth, ya les avise a los chicos. — bueno, digamos que les avisé.

—Ven, vamos a esperarlos en la mesa. — me jala del brazo por lo que no puedo escapar.

Margareth es una mujer muy buena, pero creo que tiene problemas al no entender que su hijo me trata mal. Es como hiperactiva y efusiva, aunque solo lo está siendo conmigo. Algo raro.

—¿Estás segura de que vienen? — pregunto al llevar rato sentada en la mesa.

—Claro, no tardan en llegar. — mira su reloj — Llegarán en uno, dos... — en eso se escuchan los pasos de ellos. — Te lo dije.

Las cuatro personas entran sin mirar para el lado. ¿Hasta en casa tratan a uno con inferencia solo por llevar espejuelos y no tener el mínimo interés en arreglarme? Sí, no me peino y tampoco me maquillo, siempre ando con mi piel pálida y suave como la seda gracias a los productos hidratantes. ¿Quién lo diría? Todos se sientan. Yo estoy al lado de Margareth quien está en la cabecera de la mesa, frente a mi Liam, a su lado Kelly, luego le sigue Ub y por ultimo Jake que está a mi lado. ¿Por qué?

El menú es algo muy bueno, pero no pruebo nada. En la habitación rueda un silencio algo incomodo. Nadie dice nada y supongo que es porque estoy aquí. Te lo dije Margareth no era buena idea que me quedara aquí, pienso.

Al acabar de comer, bueno ellos porque yo no probé absolutamente nada, Margareth habla.

—¿Azul por qué no te vas con los chicos para el cuarto de juego? — me sorprendo por lo que acaba de decir. Miro a Liam quien tiene la mandíbula tensada y Kelly rueda los ojos. Jake y Ub intentan ocultar una carcajada.

—Lo siento Margareth, pero me tengo que ir. Me temo que hoy no podré quedarme para conocer el cuarto de juegos. — digo a la par que me levanto de mi asiento — Gracias una vez más y espero que nuestra reunión de té se vuelva a repetir.

Dejo mi plato en la mesa y salgo del cuarto. Doy un fuerte suspiro y me encamino a la puerta. Que horrible, este sin duda alguna es uno de los peores momentos de mi vida junto al momento en el que Liam... ya saben lo del otro día.

Quito toda mi ropa y me adentro a la bañera de mi cuarto. Sí, eso era lo que necesitaba. Relajarme con el agua fría para sacar todo pensamiento que tenga que ver con Liam.

Pongo mi ropa interior y cierro mi cuarto con llave. No quiero saber de nada y nadie. Apago la luz del techo y dejo encendida la lámpara que hay en la mesita de noche. Mi cama últimamente está siendo mi amiga al igual que la almohada, no salgo de al lado de ellas. Si mamá estuviera aquí me mandaría a un psicólogo porque pensaría que estoy deprimida y no, no lo estoy. Solo que tener una vida normal es más agotador que antes.

(...)

El maestro habla y no le presto atención o mejor dicho, nadie le presta atención. Hasta que dice algo que llama realmente la atención de todas.

—Bueno jóvenes... — empieza a decir y miro a mi alrededor. Algunos están con la cabeza gacha dormidos y entre esos esta Liam y dos o tres más — para mañana quiero un trabajo de investigación. — se escucha quejidos de parte de todos — Será en pareja y tendrá dos partes. La primera es el informe escrito y la segunda es dar un resumen de quién o de qué investigaron frente al grupo.

Todos murmuran sus quejidos. Los que antes dormían ahora tienen sus cabezas altas para prestar atención por primera vez en la clase. Yo sólo me dedico a observar cada movimiento del maestro.

—Empezaré a poner las parejas. — mira algunos papeles que tiene en sus manos  y luego comienza a asignar las parejas — Natasha trabajará con Ub y hablaran de un personaje ilustre que se destaque en medicina. — esta al ver con quien le tocó sonríe con satisfacción. Zorra —Ximena con Peter y hablaran de alguien que se haya destacado en el arte. Azul y... — mira a todos los presentes — Si, lo tengo — se detiene en una sola cabeza — Con Liam, informaran sobre una persona que haya luchado por los derechos. — éste último bufa al escuchar con quien le tocó y solo me quedo sin ninguna expresión en mi rostro. Doy un asentimiento con la cabeza y el maestro sigue sucesivamente asignando las parejas para el trabajo.

Cuando casi es hora para hacer la rotación de clases el maestro vuelve a hablar.

—El trabajo contará con referencias, necesito saber de dónde sacaron la información y asegurarme que no es inventada por su cruel cerebro. También debe de tener como mínimo una imagen de quien hablarán. No debe de tener plagio, sino el trabajo no tendrá ningún tipo de valor. Tiene un costo de ciento cincuenta puntos, así que les aconsejo que lo hagan. Les deseo suerte a todos.

Todos salen del salón de clases como alma que lleva el diablo. Algunos se reúnen para hablar sobre el tema y yo soy la excepción. Sigo mi camino para la cafetería. No comeré en el comedor [sitio del colegio donde la comida es gratis. El colegio tiene cafetería y comedor], la primera y última vez que fui por poco me da un ataque al corazón. La comida no era mala sino que todo era completamente raro. Los menús jamás los había visto en mi vida. Decidí que no iba a volver porque no sé ni lo que comía ya que cada plato tenía un nombre que no releva lo que es. ¿Y si comía carne humana? Oh por Dios, juro que ahí mismo muero.

—Azul. — alguien me llama antes de entrar a la cafetería.

Me giro y me encuentro con el rostro más idiota que haya visto en mi vida. Su pose de chico malo y la actitud de grandeza, hace que gire los ojos disimuladamente.

—Dime — le respondo amablemente con una sonrisa.

—Ni pienses que te ayudaré con el trabajo, lo harás sola. Si necesitas dinero para ir que busques información, me dejas saber. — habla con un tono seco, típico de él. Tan joven y amargado. Rápidamente mi sonrisa se va a volar lejos... como Peter Pan.

—Está bien. Si necesito algo, te lo dejaré saber, pero créeme que lo menos que necesitaré es tu dinero. — digo sonriendo — Si me lo permites...

Digiero una hamburguesa de pollo con una botella de agua. Estoy harta de comer todo bajo en grasa, pero debo hacerlo.

—¡Hola! — habla Jake parado frente a mi mesa.

—Hola.

—¿Andas sola? — no. Creo que ando con un Stephen James, solo que no lo ves.

—Mm sí. Puedes sentarse si lo deseas.

Toma asiento en la silla frente a la mía. Algunas personas que están a mí alrededor no quitan la mirada. Chicas me miran con cierto odio en sus rostros, pero no las culpo. Jake es todo un lindillo.

—Te quería pedir disculpas, atrasadas, por el día que estuviste en casa de Liam. Sabes que él es algo "especial" y no sabe nada del trato humano. — musita y en su aspecto puedo ver sinceridad.

Ladeo mi cabeza y con mi mano izquierda muevo algunos mechones que me estorban para el lado. Hoy no me peiné y creo que tengo un gran parecido a El Rey León.

—No te disculpes Jake. El problemático es él y no tú. Además, sus disculpas no me hacen falta y agradezco al cielo que no me las haya pedido.

Jake es muy distinto en todos los sentidos a Liam. Por lo menos el primer mencionado se traga su orgullo no como el último que es un imbécil.

El amigo del imbécil tiene la tez blanca con los ojos verdes claros. En su piel, tiene varios lunares que lo hace ver perfecto.

—Es lo menos que debo de hacer. A veces no sé cómo es que soy amigo de él — habla riendo.

—Quizás si no fueses su amigo, sabrías lo que se siente no serlo. — dije pensando en cada unos de los momentos en los que Liam me ha intimidado, ofendido y quizás humillado. Mi rostro se vuelve serio en un segundo. — Yo lo-lo siento, no quise decir...

—No tienes por qué hacerlo. Conozco a Liam y sé de lo que es capaz. — sonríe mostrando confianza.

Una vez más vuelen las miradas hacia mí. Un silencio sepulcral se hace presente dando a entender que los «o amigo» del chico, han llegado a la cafetería. Estos dos restantes están frente a nosotros junto a la lapa andante.

—Jake discúlpame, pero ya me voy. No quiero ser el centro de atención ya basta con que tu amigo me trate como lo hace.

Me levanto de la mesa, pero antes de seguir caminando la mano de Kelly me detiene.

—¿A dónde va la pequeña rata? — dice riendo.

—No es de tu incumbencia. — contesto algo ruda.

—¿Quién te ha dado autorización a hablarme así? Amor, ¿ves lo que te digo? — dice con tono de niña buena — Y no has hecho nada para darle su merecido. Así que lo haré yo.

Toma un vaso de la mesa de al lado y vierte todo el contenido en mi camisa. Siento como el líquido frío rosa mis senos y abdomen. Las ganas de llorar empiezan a incrementar cuando veo que todos se ríen, incluyendo a Liam.

—Tu camisa se ha manchado, que lastima. — dice esta última con una pena hipócrita.

Antes de salir de ahí con la poca dignidad y orgullo que me queda, le miro a los ojos al chico. No entiendo por qué deben de ser así. Todavía es la hora que me pregunto: ¿Qué ganan con esto?

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