''Stan no jodas, ¿sigues despierto?''
Louis removió las mantas de sus piernas, sintiendo el frio colarse ante su pequeña fortaleza de sabanas.
''¿Despierto? Louis, es la una de la tarde.''
Los ojos del ojiazul parecieron saltar fuera de sus cuencas, reaccionando ante las palabras de su compañero de cuarto.
Louis se removió alarmado, alejándose de su cama y apresurándose hasta la ventana para abrir levemente las persianas. Y efectivamente, las nubes en el cielo no permitían que mucha de la luz del Sol alcanzara la tierra, pero era perfectamente visible que se encontraban en el punto medio del día; la actividad fuera de los dormitorios delataba lo que el cielo no podía.
''Nunca había dormido tanto'' pensó Louis en voz alta, volviéndose a ver a Stan. ''Me siento algo perdido.''
El pelinegro rio, dejando de lado por un momento la tarea que se encontraba contestando. ''Precisamente por eso no quise despertarte, además claro, de que siempre me dices que no te despierte sin razón.''
Louis le sonríe levemente, negando. ''Si vuelve a pasar, despiertame pasadas las ocho de la mañana. Me siento muy raro...''
''Supongo que has compensado toda la semana de desvelos'' se burló Stan. ''Lo cual es bueno. Hoy te necesito al máximo de tu energía.''
Louis alzó las comisuras de los labios. Cierto, hoy era día de partido. Era la final de su equipo favorito, y todos los chicos de la academia irían al centro de la ciudad, hasta el pub de Bobby para verlo juntos. Por supuesto, que la cerveza y alguno que otro cigarrillo estarían involucrados.
''¿Cómo piensan esconder el olor a cigarro y alcohol? La última vez el perfume no funciono, y todos tuvimos que hacer flexiones'' expresa Stan, negando.
Louis recuerda eso. En la academia, el consumo de alcohol y el fumar cigarrillos esta prohibidísimo. Amerita la expulsión; claro, que si alguno u ambos venenos no se consumen dentro, no tiene el mismo nivel de castigo. Siempre terminaba en flexiones, lagartijas o algún ejercicio demasiado demandante.
Todo, debido a que el tío de Louis aborrecía los vicios, y no quería a ninguno de sus alumnos envuelto en alguno de ellos.
El ojiazul se encoje de hombros. '''Realmente no lo sé. Solo sé que no debemos invitar a Edgar. Ese imbécil no sabe controlar su alcohol.''
Stan ríe de nuevo. ''Solo le tienes rencor porque vomito sobre tu pantalón favorito.''
''Es motivo suficiente'' responde Louis, riendo levemente. ''No, pero en serio. Que se controlen. Al final, si algo sale mal, siempre terminan echándome la culpa a mí.''
Stan observa a su compañero de cuarto buscar una toalla limpia entre los cajones de su closet. La habitación cae en un silencio pacifico, con solo los suaves acordes de la música indie que Stan ha puesto, emanando de las bocinas de su computadora.
''Tú y tus bandas pretenciosas'' dice Louis, entrando al baño.
Stan sonríe, frotando las yemas de sus dedos contra las oscuras ojeras bajo sus ojos. Tiene tanta tarea que terminar, tantas prácticas de futbol que cubrir y tanto estrés carcomiéndole el cerebro, que siente que en algún momento su cabeza va a estallar.
Se pregunta si Louis le gritaría por manchar la alfombra con sus sesos.
''¿Stan?'' escucha la voz de Louis. Hay un tono preocupado en su voz.
''¿Huh?''
''¿Estas bien? No respondiste a mi crítica hacia tus bandas que nadie conoce'' cuestiona el ojiazul por sobre el ruido del agua corriendo.
Stan asiente, y después recuerda que Louis no lo puede ver. ''Si, estoy bien, Louis. Solo estoy algo lento.''
''Cuando no.''
Stan vuelve a reír. ''He entrenado hasta tarde, es todo.''
Supone que Louis ha asentido para sí mismo y se ha dispuesto a ducharse, porque ese es el fin de la conversación.
Pronto el Sol se pone, y ni las nubes en el cielo pueden ocultar los colores violáceos y rosados que adornan la tarde. Un viento frio se suelta, obligando a que cualquiera que piense en salir, deba cargar con algo que le abrigue si no quiere castañear los dientes.
Louis y Stand se encuentran alistándose para salir; el pelinegro se cepilla los dientes, mientras el ojiazul se ocupa de subir el cierre de sus jeans azules.
''Stan, apresúrate'' llama, frotando sus manos sobre su pecho desnudo.
''El metro sale en treinta minutos, Louis. Relájate'' replica el otro, ya habiendo terminado de acicalarse.
Louis se desliza un suéter tejido color negro sobre la cabeza, cuidando de no despeinarse. ''El trafico estará horrendo si nos damos prisa.''
El pelinegro rueda los ojos, pero le hace caso y pronto ambos se encuentran abandonando el edificio de dormitorios. Ambos caminan por la explanada al aire libre, buscando que de alguna forma sus pies se apresuren más de lo que son capaces, tratando de alcanzar la salida de la forma más rápida posible.
Una mano fuerte toma el brazo de Louis, jalándole bruscamente hacia un costado y provocando que el ojiazul de tumbos.
''¿Pero que mierd—?''
''¿A dónde crees que vas?''
Louis reconoce a su tío Lester delante de él, tomándole el brazo. El ojiazul se libera de su agarre, ajustándose el suéter. ''Voy a ver el partido, en la ciudad.''
''¿Con el permiso de quién?'' cuestiona su tío, alzando una ceja.
Louis le vio, impasible, con una mirada que expresaba que realmente no tenía tiempo para los juegos de su tío.
Lester Tomlinson asintió una vez, comprendiendo que nada iba a cambiar el carácter intolerante de su sobrino. Extrajo su billetera de su bolsillo trasero, encontrando algunos billetes y entregándoselos a Louis.
''Para el taxi y por si quieres comer algo'' dijo.
Louis sonrió apenas. ''Gracias tío'' dijo, comenzando a caminar lejos.
''¡No vuelvan muy tarde! ¡Llámame cuando llegues!'' gritó Lester.
Pero Louis y Stan ya eran un desastre de pies apresurándose y risas impacientes a la distancia.
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Harry rodó sobre su cama, alzando la vista hacia el techo.
Se encontraba solo en su habitación. Su molesto compañero había salido, gracias a Dios. El rizado llevaba toda la tarde debatiéndose en si debía llamar a Caleb y Cornelia para hacer algo juntos.
Sabía que los hermanos estaban hasta el cuello de tarea y tal vez no podrían salir; Por suerte, Harry sabia organizar sus tiempos de estudio y no tenía nada de qué preocuparse, más que de presentar los últimos trabajos y presentarse a exámenes.
Se suponía que este sería su día libre. La gran mayoría de los alumnos en la academia acudirían al centro de la ciudad para ver el partido final del equipo favorito. El muchacho consideraría ir, si tuviera amigos.
Pero no, solo conocía a Cornelia y Caleb. No tenía más amigos, y sus únicos conocidos no estaban disponibles.
Pero, ¿Qué no se dice que la vida no te toca la puerta? ¿Cómo esperaba hacer amigos si solo se quedaba encerrado?
Tal vez el que sus amigos estuviesen ocupados eran una señal que debía indicarle que saliera solo hoy. Tal vez podría hacer más amigos, o simplemente pasar un buen rato sin depender de nadie.
Harry asintió para sí mismo, pegando un brinco y saliendo de la cama. Si, hoy iba a salir, no importaba que estuviese solo.
Todo parecía un buen plan.
Pero de nuevo, Harry no conocía a nadie. No conocía nada, era nuevo. Y por supuesto que no estaba enterado del desastre que se hacía al tomar el metro.
Verán, cuando un evento o celebración se llevaba a cabo fuera de la academia, se creaban pequeñas conmociones de alumnos: ya sea tomando el taxi, abordando el tren. El tráfico enloquecía, pequeñas peleas ocurrían. Todo, debido a que todos querían llegar a tiempo a su destino. Y bueno, no todos cabían en el transporte público, y de una forma u otra se iniciaban discusiones para ver quién era el primero en asegurar su lugar.
Y el pobre Harry no supo cómo, pero fue a parar en medio de una gran multitud que gritaba, empujaba y codeaba su camino hasta el interior de los vagones del metro.
''¡Eh tú, el de ricitos, muévete!'' grito una dura voz.
Harry sintió un codo incrustarse en sus costillas, empujándolo a una esquina del ya sobrepoblado vagón. Una masa de chicos y chicas entró tras él, tropezando y empujando a diestra y siniestra; Harry observaba todo con una mezcla de sorpresa y terror en el rostro. En serio, aquella gente sí que era insistente.
El conductor del metro anunció por los altavoces que cerraría las puertas en ese momento, y la maraña de voces que adornaban el aire se tornó más densa, mientras la gente gritoneaba que trataran de hacer más espacio para los pocos que quedaban fuera.
''¡Mueve tu mano de ahí, Josh!'' gritó una voz de chica.
Harry rio, volteando a ver el montón de gente de donde había salido la exclamación. Vio como las personas parecían apartarse, soltando uno que otro murmullo desdeñoso.
''Con permiso, con permiso, disculpa...'' decía la voz en un tono alto. Pronto, Harry vio emerger a una baja chica de ojos rasgados y cara redonda.
''¿Está ocupado?'' preguntó ella, apartándose el corto cabello de mechas rubias del rostro.
Harry parpadeó fuera de sus pensamientos, dándose cuenta de que la chica apuntaba hacia el asiento junto al suyo.
''Uh...no'' respondió, al tiempo en que las puertas se cerraban.
La chica sonrió, sentándose. ''Soy Cece, buenas tardes'' se presentó, al tiempo en que el arrancar del metro la hacía balancearse levemente hacia delante.
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Así como fue un problema subir, fue un problema bajar.
Aun cuando Harry no se había sentido tan incómodo gracias a Cece—quien al parecer estaba en la clase de ballet mixto de Harry, y era muy agradable—sí que se había sentido claustrofóbico.
El olor del perfume y desodorante en un espacio cerrado era casi tan letal como el del sudor rancio, al parecer.
Ahora, Harry corría grave peligro de caer a las vías, debido a que todos se apresuraban a salir, empujando y codeando sin importarles nada. Incluso había perdido de vista a su nueva conocida, en medio del desastre.
El joven de ojos verdes abandono todo rastro de educación y paciencia, codeando su salida hasta la libertad. Debido a que no sabía ni a donde se dirigía, se decidió por seguir las acciones de la gente frente a él, y así, terminó corriendo escaleras arriba hasta la salida del subterráneo.
Pronto se encontró parado en la acera, con edificios imponentes y espectaculares de mil colores ocupando el espacio visual a su alrededor, y el olor de la comida callejera acompañada del humo de la gasolina impregnando el aire. La fuerte música envolvía el espacio, proveniente de alguna gran tienda ubicada por allí cerca. Estaba en la ciudad, y no sabía hacia donde correr.
Algunos tomaban taxis, otros corrían y algunos otros más subían a autos, seguramente de amigos fuera de la academia que les esperaban.
¿Y ahora qué? Pensó, mientras la masa de gente proveniente del subterráneo le empujaba, quitándole del camino.
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''¡Mueve tu enorme culo!'' gritó Stan, corriendo fuera del subterráneo.
''No permitiré tales comentarios hacia mi retaguardia, Stanley'' se quejó Louis en voz alta, parando su andar detrás de su amigo. Volteó hacia todos lados, ubicando un sitio de taxis cruzando la calle.
Seria todo un desafío cruzar. Aquella calle no contaba con un semáforo y era la hora pico.
''¿Qué hora es?'' preguntó, colocándose una mano sobre los ojos para protegerse de la luz del sol, que ya casi se ocultaba.
''Faltan quince minutos para el partido, no vamos a llegar'' expresó Stan, observando la hora en la pantalla de su celular.
''Si llegamos, solo tenemos que llegar hasta allá'' apuntó Louis, hacia el otro lado de la transitada calle.
''Estas loco, Louis. Nos van a dejar como tortilla aplastada'' dijo Stan, haciendo mueca.
''Mejor morir tratando a morir deseando'' espetó el ojiazul, ya acercándose a la calle.
''Así no va el dicho'' corrigió Stan, sonriendo.
''Pero me entendiste, ¿o no?'' rio Louis.
Stan volteó alrededor. ''Louis, ¿y si esperamos a que un gran grupo cruce la calle? Es más seguro.''
Louis se volvió a ver la otra salida del subterráneo. ''Solo se nos haría más tarde.''
''No, mira, allí vienen muchos.''
El par de amigos se dedicó a observar a la horda de chicos abandonar la salida del metro, cual cucarachas huyendo de la luz. Louis se concentró en observarlos; si esperaban demasiado, todas esas personas tomarían los taxis y entonces si se iban a joder.
Louis volteó a ver a Stan, quien se encontraba bailando levemente al ritmo de una canción de David Guetta, que venía de algún sistema de sonido en alguna tienda para turistas.
El ojiazul ya tenía un ''No, Stan. Vámonos ahora'' saliendo de sus labios, cuando reconoció a un alto y delgado cuerpo entre la multitud que se dispersaba.
¿Henry? ¿Harvy? ¿Jardín?
''Harry'' pensó en voz alta.
Observó como el cuerpo del menor era empujado de ida y vuelta por los chicos que pasaban zumbando, sin importarles nada más que llegar a su destino. Notó la mueca de terror en la cara del chico; se veía perdido y desorientado.
''¿Louis?'' le gritó Stan, sonando muy distante. Hasta ese momento, Louis no se había dado cuenta de que había comenzado a correr en dirección del menor.
''¡Louis faltan diez minutos!'' gritó el pelinegro. Louis corrió más rápido, tomando de un zarpazo el brazo de Harry.
El ojiazul corrió lejos de la horda de la gente, en ningún momento viendo a Harry.
''¡Stan, corre!'' gritó, a medio camino, mientras daba la vuelta y avanzaba rápidamente hasta la calle.
El pelinegro captó rápidamente lo que Louis le decía y comenzó a correr, alcanzando al par de chicos y cruzando la calle a toda velocidad. El trio logró esquivar con éxito los autos, conservando su forma humana y sin terminar como un chicle arrollado.
''¡Taxi!'' gritó Louis, antes de alcanzar la acera. Uno de los vehículos frenó en seco, sonando el claxon para llamar la atención de Louis. El ojiazul corrió hasta el, abriendo la puerta trasera.
''¿Qué—?'' comenzó a cuestionar Harry.
''¡Eres nuevo, ibas a morir, te salve! ¡No hay tiempo, Harry!'' exclamó Louis, embutiéndolo bruscamente dentro del auto.
Stan subió después del rizado y Louis fue el último en subir. El ojiazul reconoció a una de sus compañeras de Matemáticas ocupando el asiento del copiloto.
''¿Tu a dónde vas?'' le pregunta.
Lisa, la chica, se vuelve a verlo. ''Al pub de Bobby, a ver el maldito partido.''
''Perfecto, nosotros también'' aclara Louis, y el conductor arranca.
Y Harry está demasiado ocupado tratando de procesar todo lo que pasó en los últimos segundos como para hablar el resto del corto camino.
Louis lo rescató de una muerte por aplastamiento masivo y ambos cruzaron una calle excesivamente transitada corriendo a toda velocidad, subieron a un taxi y ahora se dirigen a un pub a ver un partido.
Era una tarde rara.
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Algo corto a comparación de lo que yo escribo pero es intencional!! Pronto la intro se acabará y habrá full time larry lo prometo!!
Pretendo terminar Pointless antes de acabar las vacaciones, veamos si lo logro ;)
Pedo y fuera, gay men!!