Malec ¿otra vez?

By scar02

337K 23.2K 10.3K

Alec ama a Magnus y Magnus ama a Alec, eso todos lo saben. También saben que su relación tuvo algunos altibaj... More

Prólogo: Deseo
Dorado
Bebés
Cuidados
Tiempo
Juntos
Turnos
Partenidad
Inquisidor
Tratos
Mami
Papi
Clace y Sizzy
Prioridades
Heline
Confusión
Decisión
Pesadillas
Cumpleaños
Prohibido
Verdad 1/2
Verdad 2/2
Mentiroso
Sí y no
Paloma
Clarividencia
Apoyo
Novio
Reunión
Me gustas
Lorina
Cachetada
Engaño
Llamas
Despedidas
Paz
Trivialidades
Lágrimas
Otra vez
Inestable
Escucha
Brindemos
Perú 1/3
Perú 2/3
Perú 3/3
Celos
Malec
Cambios
Seguro
Perdido
Lightwood Bane
Fiesta
Matrimonio
Epílogo: Recuerdos
~Extra~

Impuntual

4.6K 311 238
By scar02

Amatis ><

–¿Lucas? –pregunto no muy segura de lo que veo.

El mismo chico que hace una semana tiró mis fresas con crema está a punto de irse otra vez.

–Amatis –suspira.

Es él. Pero ahora se ve mucho mas... tranquilo se podría decir.

–¿Qué haces aquí? –camino hasta quedar a pocos centímetros de él.

Lucas es más alto por centímetros y naturalmente escuálido, pero ahora se ve mucho más delgado, lo que marca su mandíbula y ojeras; sin duda no le cayó bien haber terminado con Alec.

–Vine para hablar con Alec.

–¿Van a regresar?

–Por el ángel, no –dice como si le hubiera preguntado si se casaría con su madre–. Sólo quería decirle un par de cosas.

–¿Qué le dijiste?

–Eso se queda entre él y yo –responde con recelo.

–¿Y ahora te vas?

–Pensaba hacerlo, pero aprovecharé que estás aquí para disculparme. La última vez que nos vimos no fui muy cortes, y lo siento.

–Bueno, cuando pienso en alguien disculpándose no está de pie –comento con superioridad.

–¿Quieres que me arrodille?

–Tú lo dijiste.

Lucas rueda sus ojos verdes y al ver que hablo enserio, deja caer una rodilla para recargar su peso en esta.

–Amatis Herondale. ¿Me perdonas por haberte hablado mal?

–¿Y no hay disculpa por mi postre desperdiciado? –exijo con voz entre seria y divertida.

–Me perdonas ¿sí o no?

–De acuerdo, sólo porque eres lindo –me acerco y pellizco su mejilla.

Lucas se pone de pie y sacude su pantalón.

–Ahora que...

Las campanas del Instituto lo interrumpen a media frase y ambos nos vemos interrogantes, pensando que puede ser un subterráneo con una emergencia, rodeo a Lucas para llegar a la puerta y abrirla. Del otro lado se encuentra la madre de Lucas, Helen y su tío Mark, también Lou y otra chica que creo se llama Liz.

–¿Dónde está Lucas? –pregunta Helen con un poco de urgencia.

Supongo que él escucha, ya que asoma la cabeza por encima mío.

–Mamá, ¿qué haces aquí?

–¿Y tú? ¡Dijiste que querías acompañarnos, pero fue una mentira para ver a Alec!

–Perdón, no encontré otra forma de...

–¿Sabes qué? No me importa. Ahora vámonos, debemos despedirnos.

–¿Despedirse? ¿De quién? –miro a Helen, Mark y Lucas esperando una explicación.

–Es personal –contesta Mark–. Algo entre los Blackthorn.

–Pero...

–Lucas, debemos irnos, ahora –me interrumpe Helen.

–Claro, de cualquier modo ya terminé lo que vine a hacer –Lucas pide que me quite de la puerta para darle paso–. Adiós, Amatis.

–Adiós, Lucas –él sonríe marcando sus hoyuelos y después da media vuelta para irse junto a su familia hasta un portal abierto, que no había notado, al final del corredor que da a la reja.

–Disculpa –me llama Lou, cuya existencia olvidé por completo–. Vinimos por Marine, ¿ya está lista?

–Espera, iré por ella –respondo sin haber prestado la más mínima atención, sólo puedo pensar en si Lucas estará bien, quizá pueda escribirle más tarde.

Intento concentrarme en lo que me pidió el esposo de Catarina y recuerdo algo de Marine, por lo que subo hacía su habitación. Es cuando estoy a medio camino que mis cables se juntan. ¡Marine ha decidido irse! >No, no puede hacerlo.<
Con pánico corro a su cuarto y abro de golpe, está vacío, pienso un poco y me dirijo al cuarto de tío Simon. Una vez frente a la puerta toco decidida y es Marine quien abre.

–¡No puedes irte! –grito sin dejarla hablar– Sé que es tu vida y que tienes total derecho a hacer lo que quieras con ella, pero por favor escúchame antes. Tú y yo nos entendemos muy bien, eres mi mejor amiga desde que puedo recordarlo. ¿Quieres ser mi parabatai?

Marine me mira sorprendida y sin respirar, cuando en cambio yo jadeo en busca de aire. Pensaba preguntárselo más adelante, pero si decide irse no podré hacerlo.

–Amatis, pensé que nunca lo preguntarías.

–¿Enserio?

–No quisiera ser parabatai de nadie más –asegura–. Y no te preocupes, hablé con papá y no me iré.

–Oh, entonces tenemos un problema.

–¿Cuál?

–Lou y Liz...

–Lizzy.

–... están abajo –termino sin importarme el nombre de la vampira.

–De acuerdo. Iré a explicarles ¿me acompañas?

Asiento con la cabeza y juntas nos vamos, pero antes de seguir por el pasillo veo a tío Simon sonreír recostado en la cama, donde también hay una caja abierta. Siguiendo lado a lado con mi futura parabatai, llegamos a la puerta que Marine abre.

–¿No llevarás equipaje? –pregunta Lizzy.

–De hecho vine a disculparme. Ambos fueron muy amables, pero no me iré, me quedaré con papá.

–¿Segura?

–Totalmente –responde Marine a Lou–. Pero gracias por preocuparse por mí. Lou, en verdad lo siento, tú haz sido tan atento conmigo.

–No hay problema, Marine, entiendo que cambies de opinión.

–Espero que esto no arruine nuestra amistad.

–Claro que no, seguiremos hablando por escrito.

–Y Lizzy, perdón si soy descortés.

–No hay problema, pequeña, disfruta a tu padre mientras puedas.

Dicho esto, la vampira pelirroja da media vuelta y camina lejos hasta perderse entre la noche.

–Debo regresar con Catarina. Por cierto, dile a Magnus que vendremos para su cumpleaños.

Marine asiente y Lou da media vuelta. Cierro la puerta y miro a mi amiga con una sonrisa.

–¿Parabatai? –pone una mano en mi hombro.

–Parabatai –tomo su brazo y al ver más a detalle noto una cadena debajo de su blusa.

Marine nota mi mirada y mira su pecho. Al entender que es la cadena plateada lo que llama mi atención, ella la toma y saca el rubí que su madre cargaba.

–Papá me lo dio –explica acariciando la joya–. Dijo que es una tradición pasarla de madre a hija.

–Te queda bien.

–Y me protegerá –guarda el rubí debajo de su blusa y la palmea suavemente.

–Igual que yo.

Marine no responde, en cambio me abraza sorpresivamente y yo no dudo en regresarle el gesto.

–¡Consíganse un cuarto! –grita el idiota de mi hermano.

Me separo bruscamente de Marine con la intención de perseguirlo, pero ella me detiene.

–¿Parabatai, recuerdas?

Asiento y juntas lo correteamos por todo el Instituto.

ONCE MESES DESPUÉS

~Los Ángeles (casa de Malcolm Fade)~

Lucas ][

–No estoy muy seguro de esto.

–Por favor, Malcolm, sólo una vez más –le ruego y veo al brujo pasear nervioso de un lado a otro en su sala.

–Lucas, me agradas, pero tú madre fue muy clara. Y siendo honesto le tengo miedo.

Suspiro y tallo mi cara con desesperación. >Maldita sea, ya es tarde.<

–Sé que a mi madre le molesta que me envíes a Nueva York, pero ella no entiende lo importante que es para mí.

–Ah, pequeño saltamontes –Malcolm se deja caer pesadamente en su sofá de cuero negro–. Si te envío, tu madre vendrá, me cortará el cabello y obligará a comerlo. Y debo decir que no especificó que ese cabello sería el de mi cabeza.

–Por favor, Malcolm, de verdad me importa y hoy tenemos una cita, y no es cualquier cita, es la cita –me arrodillo frente al brujo y tomo sus manos sin dejar de ver sus ojos violeta–. Te lo suplico.

Malcolm me mira con inseguridad y después suspira derrotado.

–Más te vale que la ames. No me arriesgaría a la furia de Helen por nadie más.

–¡Gracias, Malcolm! –grito y me abalanzo sobre él para abrazarlo– Te traeré una hamburguesa.

~Nueva York (Five Napkin Burger)~

Llego corriendo y casi cayendo al restaurante. Cuando me detengo frente a la puerta comienzo a ver a todos en el interior del mismo, parejas y familias que disfrutan de sus platillos recién cocinados, pero ahí, en una mesa en medio del gentío, se encuentra la única figura solitaria. Mi cita por supuesto. Me acerco a la recepcionista y le informo que me esperan, cuando paso entre las mesas choco sin querer con una niña que venía corriendo y al caer al piso comienza a llorar.

–Lo siento, pequeña –me arrodillo y la ayudo a ponerse en pie–. Por favor, no llores.

–¿Estás bien, Anna? –pregunta un hombre y la niña se resguarda en sus brazos.

–Lo siento mucho, señor –miro al hombre que carga a su hija e intenta consolarla.

–No te preocupes, fue un accidente. Vamos, Anna, te compraré un helado.

El hombre se va junto a la pequeña y la lleva a otra mesa al fondo, todos los que habían volteado a ver la escena pierden el interés y regresan a sus pláticas individuales. Todos menos una.

–Llegas tarde –me reprocha Amatis–. Llevo casi diez minutos esperando, ¿y lo primero que haces es ayudar a otra?

Hace meses que estamos en contacto por medio de cartas y poco tiempo después comenzamos a vemos regularmente. Yo le platiqué sobre mi tío Mark, que ahora vive en Texas junto a Carmen, ambos esperan en pocas semanas a su primer hijo. Amatis me dijo que Magnus se mudó a su loft en Brooklyn, y tal parece que entre él y Alec las cosas van bien. Al principio me molestaba un poco la mención de Alec, pero ahora no me importa en lo absoluto.

–Lamento la tardanza –me disculpo con sinceridad antes de sentarme–. ¿Ya ordenaste?

Amatis me mira unos segundos antes de decidir que no quiere seguir molesta y me dedica una sonrisa. Recuerdo cuando le propuse que nuestras citas fueran más que de amigos, ella no pareció muy convencida, pero cuando aceptó y me sonrió de la misma forma que lo hace ahora, me di cuenta que me daría una oportunidad. Y también me di cuenta que sería un idiota si la desperdiciaba.

–Sí. Pedí unas original five napkin burger para los dos, una limonada para mí y para ti una soda de naranja.

–Me alegra que conozcas mis gustos.

–Yo sí pongo atención.

–Claro que sí.

–Ah, ¿él es tu novio? –pregunta el camarero que deja la charola en una base especial –No pensé que fueras la clase de chica que le gustan los tatuajes.

Miro mis brazos y me doy cuenta que por las prisas olvidé ponerme un glamour, dejando a la vista mis runas en brazos y cuello.

–Me gustan, Omar, pero no es mi novio –Amatis le sonríe al camarero.

El camarero, Omar, me mira con recelo un segundo antes de dejar nuestro pedido en la mesa.

–Entonces, supongo que escuché mal –Omar carga de nuevo la charola vacía en su mano–. Disfruten su comida.

–¿Lo conoces?

–No. Comenzó a hablar conmigo mientras esperaba –explica Amatis sin importancia.

Comienza su clásica rutina de destapar la hamburguesa y quitarle los pepinillos. Odia los pepinillos.

–Y eso del novio, ¿a qué se refería?

–Me coqueteó un poco y le dije que estaba esperaba a mi novio para que se fuera.

–Ah. ¿Así que ahora soy tu novio falso?

–Es un honor –me mira con superioridad–. No muchos pueden decir que son mi novio falso.

–¿Y si fuera tu novio real?

Amatis se atraganta con la hamburguesa a la que había dado una mordida. Comienza a toser y da un gran trago a su limonada.

–¿Qu-qué, qué quieres decir?

–Amatis –estiro mi mano sobre la mesa y tomo la suya–. Hemos salido por un tanto tiempo y me he dado cuenta que, como ahora, no soy el único al que ha cautivado tu belleza –Amatis sonríe y eso me da el valor de continuar–. Si me concedes el honor de ser tu novio, te juro que jamás te defraudaré.

Amatis estira su otra mano para tomar mi hamburguesa, pero no deja de ver mis ojos. Lentamente le da una mordida y después de pasar el bocado dice.

–Como mi novio, debes compartir la comida. Y por cierto, pagas tú.

UN MES DESPUÉS

~Idris (casa solariega Lightwood)~

Robert ,,

»Ve a dormir, todo estará bien.« Me levanto lentamente de la mesa en el comedor y comienzo a caminar a las escaleras. Al pasar junto a la chimenea me detengo un segundo para ver las fotos colgadas, todas guardan un momento de la vida que he decidido vivir. Hay de mis hijos: Jace, Alec, Isabelle, Max, Magnus... no es mi hijo, pero lo he cuidado lo suficiente para preocuparme por él, por su bienestar. »Estará bien, ahora sube y descansa. Ya hiciste suficiente.«
Acaricio la foto donde se ve Alec de bebé en la boda de Isabelle y Jace, antes de subir las escaleras. Al llegar arriba abro la puerta de mi habitación y no me molesto en cerrarla. Al lado de mi cama está la que era de Jaix, no fue necesario que yo decidiera nada, él durmió un día y nunca volvió a despertar. Lo enterré en el jardín acompañado de Alec, fue el último momento que tuvimos juntos.
Me recuesto en la cama y al fijarme en el techo de madera oscura, por un segundo me parece ver una mano moverse rápidamente frente a mis ojos. Parpadeo una, dos, tres veces.

–¡Papá! –grita una voz infantil no muy lejos.

–Llegas tarde –me reprocha otra voz que conozco a la perfección–. Pero la puntualidad nunca fue tu especialidad ¿verdad, Robert?

–¿Maryse?

~Idris (cementerio / cripta Lightwood)~

Jonathan ||

–Estamos aquí reunidos para dar el último adiós a Robert Lightwood –inicia el Cónsul–. Su hijo, Alexander Gideon Lightwood, me ha pedido permiso para decir unas palabras. Adelante.

Alec se levanta y camina al podio de madera frente a los presentes. Como los demás, está vestido de blanco en símbolo de respeto a su padre.

–Yo conocí a mi padre cuando tenía diez años –Alec ve la pequeña urna donde se guardaron las cenizas–. Él fue quien me explicó mucho de mi pasado. Me alentó a aceptarme y me dio amor todo el tiempo que pudo –ahora mi primo/tío mira al frente con los ojos cristalizados–. Sé que cometió errores, fue juzgado muy duro por muchos y aceptado por pocos, pero yo lo amaba, lo amaba como el padre que fue para mi por seis años. Y ahora, todo lo que tengo que decir es: Ave atque vale, Robert Lightwood

–Ave atque vale, Robert Lightwood –repetimos y Alec baja de vuelta a su lugar.

El Cónsul hace una señal y la cripta Lightwood es levantada. Mi padre toma la urna plateada y la deposita junto a la de tía Isabelle y mi abuela Maryse. Una vez hecho, el gran pedazo de mármol cae de nuevo y es sellado.

–Vámonos –mi madre me toma del hombro.

Yo asiento y me alejo junto a los demás. Hoy en la madrugada, mi padre me despertó para informarme que mi abuelo había muerto en su cama.
Al llegar al final del cementerio, Catarina y Magnus nos esperan junto a un portal. Sin pensarlo, lo atravieso y llego de golpe a la sala del Instituto, pero no está vacía. Frente a mí están Helen, Aline y Lucas, los tres vestidos de blanco.

–¿Qué hacen aquí? –pregunta mi madre detrás de mí.

–Nos enteramos de la muerte de Robert y vinimos a dar nuestro pésame –responde Helen.

–No era necesario –afirma tío Simon.

–Claro que sí –insiste Aline–. Son nuestros amigos.

–Pero esto es un asunto familiar. No queremos ser groseros, pero no son parte de la familia –remarca mi padre.

–Quizá no oficialmente, pero en algunos años quién sabe –Lucas se encoge de hombros.

–¿Tú y Alec? –pregunto incrédulo.

–No, idiota –mi hermana me pasa de largo y se planta junto a Lucas–. Él y yo.

–¡¿Qué?!

–Pensé que ya les habías dicho –Lucas mira a mi hermana con cierto desapruebo.

–Quería sorprenderlos –responde con una sonrisa juguetona–. Y supongo que ya lo saben, pero para hacerlo oficial. A todos, les presento a mi novio, Lucas Penhallow.

–¿Novio? –pregunto saliendo del shock– ¿Desde cuándo? ¿Cómo? ¿Y por qué no lo sabía?

–Sí. Hace unos meses. Nos comunicamos por correo. Porque no te quiero.

–Me amas.

–Lamento que se enteren así –se disculpa Lucas–. Pero Amatis me llamó cuando se enteró de la muerte de Robert y me pidió venir para estar con ella, pensé que ya lo sabían.

–Bueno es tu especialidad ¿no Penhallow? –comenta Magnus en tono frío–. Aprovechar la muerte de un familiar para pegarte como sanguijuela.

–¿Y la tuya es confundir a los demás para que dejen a sus parejas? –contra ataca Lucas.

–Y la mía es verme guapo, pero eso no importa –los interrumpo–. Pensé que te gustaban los chicos.

–No, me gustan ambos. Pero ahora, Amatis es a quien amo.

–No quiero imaginar cuantas veces le dijiste eso a Alec. Cuidado, Amatis, podría dejarte por tu hermano –advierte Magnus.

–No todos somos como tú, Magnus, que no temes decirle a una sola persona que la amas porque sabes que al tener todo el tiempo del mundo podrás decírselo a mil más sin que se entere. Cuidado, Alec, eres sólo el primero de la lista.

Veo como Lucas se hace para atrás y escucho un leve forcejo, con sólo girar la cabeza un poco, veo que Magnus quizo lanzarse contra el nuevo novio de mi hermana, pero tío Simon lo detuvo.

–Vamos, Lucas, quiero estar en mi cuarto. Estoy muy cansada –pide Amatis tomando su mano.

Lucas asiente y juntos salen del comedor. Una vez fuera, tío Simon suelta a Magnus, quien se acomoda el saco blanco sobre los hombros.

–No sé por qué insistes en atacar a mi hijo –dice Helen–. Él vino con buena fe.

–¿No escuchaste lo que me dijo? ¿Qué clase de buena fe es esa?

–Él reaccionó. Tú iniciaste acusándolo de aprovecharse del sufrimiento ajeno –defiende Aline.

–Creo que habrá otra pelea –interrumpo a los mayores–. Estamos muy cansados, ¿por qué no comemos algo?

–Buena idea, hijo. Hoy ha sido una montaña rusa de emociones. Aline, ¿me ayudas en la cocina?

Aline asiente y sin dejar de ver a Magnus, sigue a mi madre a la cocina.
Alec le murmura algo a Magnus y juntos van hacia la salida junto a Catarina. Mi padre sube las escaleras a la habitación de Amatis, seguramente para vigilarla, es muy sobreprotector. Tío Simon invita a Helen a la sala, y así me quedo a solas con Marine.

–¿Puedes creer que mi hermana tenga novio?

–Lo que no puedo creer es que no me haya dicho nada. Soy su parabatai –remarca la ultima palabra como si fuera tan importante.

Su ceremonia fue hace casi un mes y no dejan que nadie lo olvide.

–Sí, pero yo soy su hermano –comento molesto–. Su gemelo. Debería decirme las cosas primero.

–Estoy segura de que si no fueras un idiota te lo diría.

–Pues ni me imagino cómo serás tú para que no te dijera.

Marine me da un golpe nada suave en el hombro.

–¡Au! ¿Y eso por qué?

–Tú sabes por qué –rueda los ojos y se va haciendo sonar sus tacones blancos.

Marine es tan inmadura, como yo, pero mucho menos atractiva. Sin saber qué hacer ahora, me dirijo a mi cuarto a tratar de dormir un poco.
Parece que hoy será un largo día. Y con Lucas y Magnus aquí, sé qué es algo más que un presentimiento.

....

¿Qué les parece que Lucas y Amatis salgan juntos? ¿Cuánto creen que duren?

Y ahora mencionaré a quienes han votado y comentado en mi historia:

Lespao1206 . @LaddyLight . @LilyGao13 . @MedalitMercadoTorres . @Kobato-Shiro . @Dargereader . @JennySofiaSaucedeLop . @VeronicaCortesSoto . @eliza-heronland . @CoveredlnTorg . @DanielayLau . @SilvanaAlegreSantaCr

Gracias. A todos les dedico este capítulo.

💜

Continue Reading

You'll Also Like

124K 9.5K 52
Donde un Liam Dunbar, después de las atrocidades que realizo en una noche de luna llena, tiene que afrontar las consecuencias y aprender a vivir con...
3.5K 246 11
Recopilación de Clásicos del Frerard Estas historias NO me pertenecen; yo sólo las corregí -ortográfica y gramaticalmente, claro-, y las comparto...
1.6K 95 6
Vitíligo. Enfermedad que causa la pérdida de color de la piel en manchas. Las áreas descoloridas generalmente se agrandan con el tiempo. Puede afect...
41.7K 5.3K 25
Louis es el capitán del equipo de fútbol de su escuela, quien cursa el último año de la secundaria. Todos se están preparando arduamente para un jueg...