𝙿𝚘𝚒𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 | Libro #1...

By __NiallsPlacebo

183K 16.7K 13.8K

Louis Tomlinson puede ser todo menos amable. No es amigable, simpático, afable ni ningún adjetivo positivo qu... More

BIENVENUE À L'ACADÉMIE
Nota de la Autora
| TEASER TRAILER |
POINTLESS - LOS PERSONAJES
PREMIER
DEUXIÈME
TROISIÈME
QUATRIÈME
NOTA!
CINQUIÈME
SIXIÈME
SEPTIÈME
NOTOTA
HUITIÈME
NEUVIÈME
DIXIÈME
ONZIÈME
DOUZIÈME
TREIZIÈME
QUATORZIÈME
QUINZIÈME
SEIZIÈME
DIX-SEPTIÈME
DIX-HUITIÈME
happy bday to your shitty author
DIX-NEUVIÈME
VINGTIÈME
❄️ HIVER SOUVENIRS [memorias de invierno]❄️
VINGTIEME PREMIÈRE
VINGTIÈME DEUXIÈME
VINGTIÈME TROISIÈME
VINGT-QUATRIÈME
VINGTIEME CINQUIEME
VINGTIÈME SIX
VINGTIÈME SEPT
VINGTIÈME HUIT

PROLOGUE

12.3K 864 1K
By __NiallsPlacebo




Tiempo pasado; 2008

Cuando uno escucha la palabra mansión, ¿Qué piensa?

Paredes blancas, pisos inmaculadamente caros, muebles finos e importados desde distintos rincones del mundo, la clásica alfombra del Medio Oeste y el olor a madera barnizada acompañando el típico aroma que desprenden las cosas nuevas.

Bueno, la mansión en la que Louis y su familia vivían, resulta ser muy diferente.

Las paredes eran de muchísimos colores: granate, azul marino, verde manzana. Cualquier color que no fuese neutro como el blanco. Los pisos variaban desde el mármol hasta la madera. La casa no tenía una decoración fija a las tendencias modernas; era más bien, como la guarida de algún viejo explorador: compuesta por muchos y pequeños retazos de su paso por el mundo.

Si, existían algunas cosas caras en una que otra habitación, pero en su mayoría, aquella gran residencia se encontraba repleta de baratijas y recuerdos de cada viaje que sus padres habían hecho a lo largo de su vida. En serio, Louis a veces creía que tenían complejo de acumuladores.

Sus padres llevaban a casa cosas tan inútiles como rocas de alguna costa carente de valor u hojas de los árboles de un parque perteneciente a un pueblucho mediocre; Incluso había una botella repleta de arena del Sahara en una de las repisas de la sala de estar.

¿Para qué mierda se necesita arena? ¿Por qué no un llavero? ¿O una foto?

Claro que esto solo era el pensamiento de Louis, y Louis era un muchacho bastante...antipático, por no decir amargado al grado de resultar odioso.

Los padres de Louis no se explicaban el porqué de la actitud repelente de su hijo hacia las cosas. El matrimonio era conocido por ser extrovertido; Johanna, su madre, podía entrar a una habitación sin pronunciar palabra y todo el mundo concentraría su atención en ella, además de que era muy dada para hacer reír a todo el mundo por sus ingeniosas bromas. Mark, su padre, era otra historia. El hombre había sido ruidoso desde pequeño. Le encantaba cantar en voz alta y reír escandalosamente sin importarle donde estaba. Juntos, los Tomlinson le daban encarnación al ruido y al escándalo, lo cual siempre despertaba el peor lado de su hijo, Louis.

El muchacho era introvertido de nacimiento, gustoso de estar solo y gran fanático del silencio. La molesta costumbre que tenía su padre de gritar al azar y sin motivo (No, no gritar en forma de autoridad o violencia. Literalmente gritar), lo hacían perder la paciencia en menos de cinco segundos, y ni hablar cuando ambos comenzaban a cantar mientras compartían la cena familiar. Ahí sí, Louis pedía a gritos ser adoptado.

La casa iba con los dueños, se podría decir.

Louis siempre había sentido que sobraba en aquella vida. A veces pensaba en que no había motivo por el cual ser tan duro con su familia, y trataba de integrarse. Pero entonces llegaban las preciadas fiestas familiares, y el ojiazul se sentía más fuera de lugar que un rinoceronte en el Antártico. Toda, absolutamente toda su familia era extrovertida: reían a carcajadas, cantaban y bailaban en momentos inesperados sin importarles nada, socializaban con extraños sin titubear, pero sobre todo, cada uno era el mejor en algún campo en especial.

Los hermanos de su padre, el tío Stewart y el tío John, eran excelentes en las carreras de remo. Los hijos del tío Stewart eran genios en el violín y la tuba, mientras que los del tío John eran buenos con las artes plásticas.

Y así, la familia de su madre tenía a sus propios prodigios. ¿Y Louis? ¿En que era bueno?

''Podría decir que soy bastante bueno para leer; puedo terminar un libro de doscientas hojas en un dia'' pensó. ''También puedo quejarme de la vida en su totalidad en menos de diez minutos, y podría escribir una tesis sobre cuanto quiero ver al mundo arder.''

Louis había tratado un sinfín de cosas, pero nunca conseguía terminar nada.

¿Violín, piano, instrumentos en general? No, olvidaba las partituras en casa y se olvidaba de como leerlas.

¿Escultura? Tenía el pulso de un maraquero.

¿Pintura, fotografía? Su imaginación era basura.

¿Oratoria, canto, declamación? Ew.

¿Danza? Doble ew. Era flojo y con una tolerancia al dolor muy muy baja.

Al menos tenía el consuelo de ser un excelente estudiante y saber muchos datos útiles (e inútiles) sobre el mundo. Pero fuera de eso, no era nada más que un chico de dieciséis años que odiaba a muerte las habilidades extraescolares.

Ahora mismo, la inmensa mansión hacía eco a la densa confrontación que ocurría en el salón. Nada demasiado serio, pero la conversación se tornaba cada vez más reñida al pasar de los minutos.

Louis se encontraba en la biblioteca un piso más arriba de allí y aun cuando tenía ambos auriculares en los oídos, con la música casi a tope, podía escuchar casi con claridad cada palabra siendo cruzada por sus padres. El joven rodó los ojos mientras continuaba la lectura: no era la primera vez que sus padres discutían así. Y casi siempre (por no decir siempre), las peleas ocurrían por el mismo tema de interés: él.

Verán, como dije, Louis tiene dieciséis años. La entrada a la universidad está (casi) a la vuelta de la esquina, y él, no se ha decidido por una carrera. ¿Por qué? Dos simples razones:

-La primera, es que no le da la gana.

-La segunda, cualquier elección que no esté involucrada en la escultura o cualquier muestra de arte, disgustará profundamente a sus padres.

Aunque su padre fuese uno de los escultores post-modernos más aclamados por el público vanguardista de Londres y su madre fuese la promotora de arte más cotizada en el negocio, a Louis....el arte no le parecía interesante, y ni de lejos imaginaba su vida construida a base de él.

Y ahora, era víctima de las constantes peleas que, como ambos padres decían, eran culpa suya. ¿Por qué? Porque cada uno trataba de convencer (y en veces obligar) a Louis a tomar una decisión. Pero la verdad era, que a Louis le importaba pero si bien poco. Y no era porque no le importara su futuro o porque pensara vivir a base del dinero de la familia. Para nada.

Pero sus padres creían que a Louis simplemente le parecía sencillo ser un bueno para nada que pensaba nadar en el dinero familiar toda su vida, sin jamás detenerse a pensar en lo que Louis realmente planeaba. Y el muchacho, se limitaba a ignorarles y esquivar tantos regaños como pudiese, antes de por fin poder aplicar secretamente para la universidad y desaparecer de allí.

Así que, cuando Leonelo y Martina, el mayordomo y el ama de llaves de la familia, entraron a la quieta biblioteca, Louis no estuvo sorprendido.

''Niño Louis'' habló Martina, entrando con cadencia a la estancia. Louis removió la vista flojamente del libro que se encontraba leyendo. ''Sus padres quieren verlo. Están en el salón.''

Louis parpadeó, retomando la lectura. ''Si vamos a discutir lo de la universidad, no pienso bajar.''

Leonelo intervino. ''Lo hacen por su bien. No quieren que termine en la calle.''

Louis cerró el libro de golpe, suspirando con molestia. ''Lo que quieren es que estudie algo que a ellos les parezca bien. Cualquier carrera que no involucre su profesión, les molesta, y bien lo sabes, Leonelo.''

El hombre mayor guardó silencio, manteniendo una expresión de acuerdo con las palabras del chico. Louis negó, dejando el libro en la repisa donde pertenecía y caminando hacia el par de adultos.

''Vamos pues, a mi crucifixión'' dijo, muy serio. Leonelo y Martina rieron, creyendo que bromeaba. Pero no lo hacía, Louis lo decía de verdad.

La discusión que le esperaba no distaba mucho de una crucifixión.

Una vez que llegó al salón, Martina y Leonelo echaron a andar apresuradamente, alejándose lo más posible de allí.

''Traidores'' murmuró Louis, entrecerrando los ojos mientras observaba sobre su hombro.

La primera en notar su presencia fue su madre, quien dejó de discutir con su padre. ''Ven acá'' ordenó, señalándole con un dedo con manicura perfecto mientras hacía gestos de que se acercara.

Apenas el chico entró a la habitación, entendió porque su madre había comenzado el griterío: su padre se encontraba terminando otra de sus esculturas mientras su madre hablaba. Por supuesto que estaba molesta: la madre de Louis odiaba que no le prestasen atención cuando hablaba.

''Louis, sé que no te gusta hablar de esto pero es un mal necesario'' empezó a decir su madre, caminando hasta su escritorio repleto de invitaciones a eventos y galardones del mundo artístico. Cada sobre estaba fabricado de finísimo y carísimo papel, expresando la seriedad y personalidad de quien ofrecía dichos eventos.

Naturalmente, ningún sobre se encontraba abierto. Todos se apilaban por montón; como las responsabilidades de Louis.

''La entrada a la universidad es muy necesaria, hijo'' dijo Johanna. No estaba molesta ni estresada (tal vez Louis había exagerado con aquello de ''discusión''. Parecía más bien un dialogo entusiasta).

''Si quieres seguir los pasos de tu madre y administrar el arte sin tener que involucrarte en el, muy bien, que así sea. Pero eso no significa que no debas estudiar; la administración del arte requiere de muchos más campos del cerebro de lo que podría requerir cualquier carrera involucrada con la cultura. Debes conocer las finanzas, las formas de manejar las cuentas, el valor de los estilos de arte, las épocas más cotizadas, etcétera'' soltó de repente su padre, aún con la cara frente a la arcilla que se encontraba detallando con concentración.

Louis rodó los ojos, suspirando al final. Cruzó los brazos sobre su torso, envuelto en un suéter de cachemira color azul oscuro. ''Siento darles la mala noticia, pero cuando digo que no me interesa el mundo del arte, lo digo en serio.''

''Si nos dijeras que es lo que planeas con tu vida, no te molestaríamos tanto'' habló su madre. ''Sé que nos odias, que no nos quieres....''

''Mamá...'' bufó Louis. Allí va: la eterna cantaleta sufrida de su madre.

Johanna extrajo un abrecartas de uno de los cajones del escritorio, comenzando a examinar las invitaciones. ''Sabemos que te avergonzamos...''

''Que nos niegas como tu familia cuando vienen tus amigos'' aportó su padre con tono triste.

Louis suspiró. Él solo quería irse a leer...

Mark abandonó su tarea, limpiándose las manos brevemente en una toalla, antes de acercarse a Louis y colocarle una mano en el hombro.

''Louis, sé que te molesta que nos entrometamos en tus cosas, pero realmente nos preocupa tu futuro. Queremos apoyarte, hijo'' Mark dejó reposar sus verdes irises sobre las azules de su hijo.

''Yo solo quiero terminar mi libro...'' lloriqueó Louis, dando un flojo pisotón al suelo contra el suelo y echando la cabeza hacia atrás, como un chiquillo caprichoso.

Su padre le dio un apretón en el hombro, demandando su atención.

''Louis, no te llamamos aquí para discutir, sino para informarte.''

''¿De qué?'' replicó Louis, abriendo los ojos y notando que su madre estaba junto a ellos.

''Hemos hablado con tu tío Lester'' empezó su padre. ''Hemos hecho unos cuantos arreglos, y hemos acordado en que lo mejor para ti es irte a estudiar con él.''

Louis abrió desmesuradamente los ojos. No podía creer lo que escuchaba.

Noticia de último minuto: el tío de Louis, Lester, era dueño de una academia de ballet. Más específico, la academia Battementdu Cœur; Aquella academia formaba parte de la triada académica mas prestigiada de ballet clásico en Reino Unido. Contaba con los mejores bailarines de Europa, y las otras dos instituciones no eran nada, comparadas con el nivel profesional y la calidad de enseñanza, sin mencionar la fama.

''Prefiero arrancarme las pestañas antes de poner un pie en una clase de ballet.''

Louis no detestaba la danza, pero tampoco era algo que le fascinaba. Pero el ballet, no, ni hablar. Pasaba sin ver. Amaba a su tío, pero no bailaría ni en un millón de años.

''No estudiaras ballet, solo asistirás al colegio incorporado a la academia'' explicó su madre rápidamente. ''Creemos que el ambiente donde vive tu tío es mas de tu estilo.''

Louis observó detenidamente a sus padres, poco a poco, una pequeñísima sonrisa se formó en su rostro. Le parecía extremadamente considerado de su parte el tomar en cuenta su molestia hacia todo el ruido y el desastre.

Los abrazo y se apartó, tan rápido que apenas y se notó.

''Gracias'' murmuró. ''Perdón por ser tan grosero con ustedes... a veces.''

''Desearía que cambiaras, pero luego recuerdo que tienes el mismo carácter que yo y se me pasa'' habló su madre, sonriendo mientras le acariciaba la cabeza.

Louis pausó y rodó los ojos. ''Oh dios, volviste a citar un meme, mamá, por Dios...''

Johanna rio. ''¡Perdón por avergonzarte!'' gritó a la espalda de Louis, quien ya se encontraba saliendo de allí.

Louis bufó, sin poder evitar reír.

¡Era libre! ¡Al fin!


✧・゚: *✧・゚:*    *:・゚✧*:・゚✧

15 de Octubre 2008, 10:00 a.m; Tiempo Pasado.

Louis tenía la cara roja de furia, pero estaba callado, sin mover un solo musculo.

''Louis, no me importa si te enojas. Necesitas disciplina, y tus padres te enviaron hasta acá por eso mismo. No hay forma de que obtengas disciplina si no te involucras con esto.''

''¡Hay mil maneras de impartir disciplina sin involucrar al maldito ballet!'' exclamó.

''Lastima para ti, esta es una academia de ballet'' contestó su tío, sonriendo con altivez. ''Anda ya, ya he hecho que suban tus cosas, pero a ti te toca encontrar tu dormitorio'' le tendió una llave con plaqueta y lamina.

Louis las tomó a regañadientes, fijándose en la plaqueta. La lamina tenia impreso un ''730''

Todos los edificios de dormitorios tenían siete pisos, Louis rodó los ojos. Le había tocado hasta el último piso, en el último edificio, genial.

''Ve el lado bueno'' habló su tío Lester detrás de él. ''Podrás saltarte la ceremonia de apertura. Ya conoces la academia como la palma de tu mano. ¡Y tendrás dinero para almorzar ilimitado!''

''¡Aún te odio!'' gritó Louis en el mismo tono que su tío, ''¡Pero gracias!''

Conocía aquella academia, por los largos veranos de su infancia que él y su tío habían pasado allí. Louis vio la apertura, fue testigo de la primera generación de bailarines que habían egresado de ahí, y aun recordaba aquella cena de navidad en la que su tío Lester había anunciado que convertiría la academia en un internado, con preparatoria incorporada.

Pero oh, sí que no conocía la nueva política que había sido implementada dos años atrás. Y aquello le cayó como balde de agua fría en el momento en que abrió la puerta de su cuarto y encontró a un pelinegro sentado en el suelo.

Louis retrocedió levemente, alzando una ceja.

''¡Hola, Louis!''

''¿Quién mierda eres tú?''

''Me llamo Stan''' sonrió, poniéndose de pie. ''Seremos compañeros.''

Louis se llevó una mano a la sien, frotándosela con fuerza. ''Carajo.''

La sonrisa de Stan decayó. ''¿Tienes un problema? Si quieres puedo cambiarme de dormitorio...''

''No, no eres tu...bueno si, pero no'' Louis se interrumpió a medio trabalenguas. ''No me dijeron que tendría un compañero, es todo.''

''Oh'' volvió a sonreír Stan. ''Bueno, menos mal el dormitorio es grande ¡Y tiene dos camas así que no tendremos que pelear!''

Louis entró, cerrando la puerta detrás de sí y lanzando el uniforme sobre la cama vacía.

Echó una ojeada por toda la habitación, asintiendo para sí mismo.

''¿Qué es eso?'' preguntó, apuntando a un pequeño cubo metálico.

''Un mini refrigerador'' sonrió Stan. ''Podemos compartirlo, es mío, pero no me molesta.''

Louis asintió, sonriendo apenas. Acercó sus maletas y comenzó a abrirlas.

''Escucha Stan, mis reglas son simples: nada de sexo desenfrenado mientras yo me encuentre en la habitación. Las luces se apagan a las 10:00 de la noche, si tienes tarea ve a la biblioteca. Mis discos y libros son míos, no te los presto y tú no los tocas. Limpio todos los viernes, si no está en su lugar, lo tiraré. Tus calzones de tu lado y los míos del mío. Nada de galletas y pan sin plato. No puedes subirte a mi cama. No puedes despertarme para nada a menos que sea un avistamiento ovni, una visita de la reina o el apocalipsis zombie, de otra forma si me despiertas sin una buena razón te pateare el trasero. Nada de cigarros, nada de drogas.''

Stan abrió los ojos sorprendido, Louis desvió la mirada al paquete de galletas abierto sobre el único escritorio, contemplando las migajas casi desbordando del mueble.

''Eh...'' Stan retrocedió, limpiando rápidamente aquello. ''Muy bien, Louis. Mi única regla es: nada de maní en el dormitorio, soy alérgico.''

Louis asintió, extendiéndole una mano. ''Me parece bien, Stan. Creo que es el comienzo de una bella tolerancia.''

''Pensaba que dirías amistad...'' murmuró el pelinegro tras apretarle la mano al ojiazul.

''No tienes tanta suerte'' habló Louis, volviéndose hacia sus cosas.


✧・゚: *✧・゚:*    *:・゚✧*:・゚✧


Tiempo presente, 2011.

''¡Ya te dije que no!''

La ronca voz de su madre retumbó por la pequeña casa de adobe. El olor a los granos de café hirviéndose en la gastada taza de aluminio sobre la vieja estufa, se filtraba por todo el espacio.

Harry permanecía sentado, con un codo apoyado sobre la mesa y el mentón descansando en el puño de este.

Contempló una vez más su plato con desayuno: la astillada cerámica del plato sostenía un pan quemado (haciéndose pasar por pan tostado) y una cantidad muy pequeña de huevos y frijoles.

Alzó la voz una vez más, tranquilo a pesar de los gritos de su madre.

''Pero mamá, no pagarás nada. Ellos van a pagar mi transporte, y parte de mi estadía. El resto lo pagaré yo, ¡es una beca! Como las de la escuela.''

Su madre emergió del otro lado de la casa, envuelta en la misma y vieja bata que había tenido desde que Harry era un pequeño niño. Tenía el pelo enmarañado en una desarreglada coleta, dejando a la vista su delgado y ligeramente arrugado rostro.

''¿Qué parte de no, no entiendes?'' habló Sharon, su madre. ''Dije que no, y punto. No podemos pagarlo''

''Mamá, este es mi sueño'' se aventuró Harry, poniéndose de pie y avanzando en dos pasos hasta la diminuta cocina.

''En nuestra vida no hay lugar para los sueños'' sentenció Sharon, apagando la estufa y tomando la taza de aluminio con un trapo. ''Ese lugar es para gente de dinero, además de que el ballet es para las chicas. ¿Qué harás allí? No encajas'' rió, vertiendo su café en una taza de mango roto.

Harry suspiró quedamente, observando sus viejas ropas.

''Serás el pobre del que todos se burlen. ¿Y después qué? Cuando triunfes tendrás dinero y cenarás en el palacio con la Reina. ¡Dios salve a la Reina!'' se mofó su madre, riendo más fuerte. ''Despierta, Harry. Eso nunca pasará.''

''Pero mamá, solo necesito tu firma—''

'' ¡Dije que no!'' gritó Sharon, lanzando la taza contra el suelo y haciéndola estallar, derramando el hirviente café sobre los pies descalzos de Harry.

A pesar del ardor, el menor no hizo gestos. Simplemente se apartó rápidamente para limpiar el desastre.

''¡Te prohíbo abandonar esta casa, Harry! ¡No permitiré que te largues y hagas lo que se te dé la gana!'' gritó su madre, haciendo que su rubio cabello se sacudiera.

Harry, quién se encontraba agachado limpiando los restos de vidrio y café, sintió el pie de su madre patearle el costado a propósito al mismo tiempo que lo pasaba para ir a la cocina.

Escuchó el tintinear del cristal chocando contra cristal, después la puerta de la alacena cerrarse de golpe.

Su madre había tomado otra botella de licor.

Ya era la segunda vez en la semana que comenzaba a beber en la mañana. Harry apostaba a que la habían despedido de nuevo, y que otra vez no tenían ni un centavo.

Suspiró, mientras desechaba las toallas de papel usadas y los restos de vidrio. Tomó su plato de comida, la carta de la academia y salió del comedor.

Dejó el plato en la cocina y corrió a encerrarse en el baño. Mientras sacaba los ungüentos para quemaduras y las gazas de algodón, releyó la carta que le había llegado hace dos semanas:

''La Academia Battement du Cœur se alegra de informar que el solicitante 01307257:

Harry E. Styles Ruthenforth

Ha sido: ACEPTADO

En nuestro programa de becas 2011-12

Para poner en marcha el proceso de admisión el solicitante deberá:

-Devolver esta carta de notificación por correo, con la firma del padre o tutor autorizando la entrada del alumno a la academia.

-Adjuntar su acta de nacimiento, su historial clínico y su currículo dancístico.

-Presentarse en la Academia el día 15 de Septiembre a las 10:00 a.m. Se le asignará dormitorio, horario de clase y uniformes. NO SE TOLERARÁN RETARDOS.

Sin más por el momento, muchas gracias.

¡Y bienvenido!

Lester C. Tomlinson

Harry contempló el espacio en blanco donde la firma de su madre debía ir. Volvió su atención a tratarse las ampollas que ya habían comenzado a brotarle en los pies debido a la quemadura.

Una vez listo, tomó la carta notificación y entró a su cuarto.

Se sentó en la cama, con la hoja en el regazo, mientras abría un cajón de su mesa de luz. Sacó una hoja usada por ambos lados y una pluma; contempló las réplicas de la firma de su madre, escritas por toda la hoja, encimadas y perfeccionadas a medida que había practicado.

Probó un par de veces copiar la firma en la hoja vieja, antes de colocar la pluma sobre la carta de la academia.

Pausó un momento, escuchando los ronquidos pesados de su madre.

No tenía hermanos, no tenía muchos amigos y no tenía una familia. Hacer aquello no significaba dejar nada atrás.

Solo él. Pero....él entendía a Harry. Él sabía que enfrentaba.

''Sé que no te importo, mamá'' habló Harry muy despacio, trazando precisamente la sencilla firma de su madre.

''Pero igual te pido que me perdones'' suspiró, contemplando la carta una vez más antes de doblarla y meterla en un nuevo sobre, con todos los requisitos dentro.

Ya estaba todo listo.

Se iría.

Sería libre, al fin.


✧・゚: *✧・゚:*    *:・゚✧*:・゚✧

15 de Septiembre, 2011. Tiempo presente

La multitud de chicos se amontonaba como ganado en corral, delante del gran portón de estilo gótico colocado al frente de la academia.

Harry se abría paso entre la masa de adolescentes, cargando maletas y bolsos, asomando la cabeza de vez en cuando para respirar.

Alguien dio la orden de abrir la puerta, y pronto, todos se pusieron en marcha.

Harry había ahorrado suficiente para comprarse un poco de ropa nueva y no resaltar tanto entre la muchedumbre de nuevo ingreso. Si su madre tenía razón en algo, era en que todos allí pertenecían a la clase media y alta; todos poseían cosas nuevas y de valor, mientras que Harry no tenía precisamente lo más nuevo en ropa, solo lo necesario. Aunque gracias a su ya fallecida abuela, tenía bastante ropa como para no ser un pordiosero.

Se acercó a una de las largas filas que había delante de uno de los jardines; a lo largo de este, se extendían varias mesas con los grados impresos en carteles, ''Nuevo Ingreso, 3er Semestre, 5to Semestre, Seniors.''

Se podía diferenciar fácil y rápido quien llevaba años allí y quien recién comenzaba: los recién llegados se acercaban con desconfianza y cautelo hacia las mesas, firmando y tomando sus horarios de clase, mientras que los de mayor grado llegaban con altanería hasta las mesas y hasta bromeaban con los encargados mientras llenaban la forma.

Harry se distrajo observando a los alumnos pasar con el uniforme de las clases de ballet y otros cuantos del colegio, la fila avanzaba y él avanzaba con ella, sin prestar atención. Se encontraba muy ocupado tratando de averiguar qué grado representaba cada color de leotardo.

''Holaaaa'' cantó con sorna una voz delante de él.

El rizado se volvió distraídamente hacia donde había escuchado aquella voz; bajo la vista hasta la mesa de admisión, donde una chica asiática de unos veintitantos estaba sentada, haciendo clic repetidamente con una pluma.

''Búscate en la lista y firma, por favor'' pidió.

Harry dejó caer sus cosas y firmo rápidamente. La chica rio, entregándole un sobre amarillo.

''Sí que eres distraído'' sonrió. Me llamo Noelle y según la lista, soy tu consejera académica. Esos'' señaló el sobre amarillo'' son tus horarios, tus especificaciones y los recibos que tienes que entregar para recoger tus uniformes y tu laptop.''

''G-gracias'' sonrió Harry con nerviosismo, tomando sus cosas del suelo.

Noelle le tendió una llave con placa. ''Tu dormitorio es el 490. Tu compañero ya está allí.''

Harry asintió, alejándose de allí. Pronto ubico los edificios de dormitorios y echó a correr hasta allá.

¡Estaba allí, por Dios! No lo podía creer.

//

Wattpad me la pela bai. La foto es como luce más o menos el internado.

Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 32K 87
Elaya, prima de pedri González y gavi se conocerán cuando ella se mude a Barcelona a estudiar. Chispas, preguntas sin respuestas y...¿amor?
37.9K 6.7K 46
son posibles libros
184K 10.6K 42
Dipper y Mabel vivieron en Gravity Falls el verano más increíble de sus vidas, un tiempo lleno de magia y aventuras. Pero, como todo lo bello, aquel...
277K 27.3K 44
Vanessa nunca fue creyente del amor. Elliot jamás creyó que alguien lo pudiera amar. El amor es Gris a los ojos de ambos, gris ante los dos de difere...