Sinners. 《Isaac Lahey》[1]

-latenightblues tarafından

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Cuando Iris Welsh llegó a Beacon Hills no se esperaba que su vida pudiera cambiar tan drasticamente, aunque b... Daha Fazla

«Próløgo»
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Nota.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Playlist.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31
Capítulo 32 » (Parte I)
Capítulo 32 » (Parte II)
Nota

Capítulo 12.

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-latenightblues tarafından

Isaac, Scott y yo salimos del instituto un poco más tarde de la hora, simplemente habíamos estado hablando, o más bien haciendo suposiciones de porque estábamos tan envueltos en lo que sea que estuviera pasando, hacía tan solo unas horas que Scott y yo habíamos encontrado a Isaac, regresamos a segunda hora, Isaac a tercera, ya que tuvo que esperar a que la grúa se llevara el coche para reparación, se suponía que no era una cosa muy grave y al día siguiente se lo darían.

Ya en el parking acompañamos a Scott hasta su moto, Isaac y yo tendríamos que volver a casa caminando

-Avisaré al resto, sea lo que sea que está haciendo esto es algo sobrenatural potencialmente peligroso, tenemos que encontrarlo. También hablaré con Deaton, tal vez él sepa algo.

No sabía quien era Deaton, supuse que el druida del que me habló Isaac, y sabía que "el resto" era como una manada, gente que sabía, criaturas sobrenaturales... Pero aun así asentí conforme con lo que dijo Scott.

Cuando se fue, Isaac y yo nos pusimos en camino hacia nuestras respectivas casas.

-Se que prefieres que hablemos de lo que ha pasado los dos solos. -Dijo Isaac al cabo de un rato. Yo le miré extrañada-. Tus emociones. -Aclaró.

-Vaya, más que emociones parece que me lees la mente.

Él se encogió de hombros.

-Busco lo que sientes, lo junto todo y saco conclusiones.

-¿Y eso lo haces con mucha gente? -Pregunté curiosa.

El me miró y esbozó una dulce media sonrisa.

-Solo con las personas que merecen la pena.

Comencé a notar calor en mis mejillas, lo que desgraciadamente me hizo carraspear para cambiar de tema antes de que me pusiera roja como un tomate.

-Tengo que decirte que tus conclusiones con las emociones son muy acertadas.

1Es bastante fácil. He supuesto que no querías hablar por los nervios, una especie de ansiedad... Ha desaparecido cuando Scott se ha ido, supongo que es porque no querías que te volviera a preguntar. Pero creo que es algo que nos incumbe a los dos solamente ¿verdad?.

-Sí, al menos de momento, pero necesitaremos ayuda para resolverlo, es solo que... Deberíamos hablarlo tranquilamente. -Dije.

-Puede ser esta tarde.

No quedaba mucho para que nuestros caminos tuvieran que separarse.

-No, mi padre se va mañana y vamos a ir a la bolera, y antes voy a pasarme por casa de Rachel a llevarle algo para que se mejore.

-Bueno, cuando puedas.

-En realidad... -Comencé Isaac me miró-. Mi padre dijo que podía venir alguien conmigo, ¿Qué tal se te dan los bolos? -Pregunté.

-Me encantan los bolos.

-Perfecto entonces, pasate a las seis por mi casa.

Llegué unos minutos más tarde, nada más dejar la mochila me dirigí a la cocina y tomé unos cuantos libros de recetas para prepararle una sopa de pollo y verduras a Rachel, ya que no era muy diestra en la cocina de cosas que no fueran un filete, salchichas, pasta, pizza o ensalada, y todo lo que intentaba cocinar acababa quemado, salado, soso, amargo o avinagrado, y desgraciadamente no "ligeramente" basicamente parecía que había tirado el bote de sal encima, cocinado en lava, exprimido un limonero o vacíado el bote de vinagre sobre cada cosa que hacía, mi improvisación y mis mediciones eran pésimas, supongo que siempre se puede mejorar, pero hasta entonces sería mejor que hiciera caso de los recetarios que me aseguraban de que todo me quedara en su punto.

Mi padre no dejaba de hablarme mientras cocinaba, simplemente me decía que si a Berlín tendría que llevarse un abrigo, que había preparado una maleta enorme, que que quería que me trajera. Yo me reía mientras intentaba seguir las instrucciones de preparación, lo cual era una tarea muy difícil con mi padre hablandome todo el rato, pero daba igual, me encantaba que me hiciera compañía.

La sopa quedó bastante buena, a mi parecer y al de mi padre, pero con tanta compañía llegaría tarde a casa de Rachel. Eran las cinco, tardaría quince minutos en ir y otros quince volver y Isaac llegaría a mi casa sobre las seis, lo que simplemente me dejaba con treinta minutos con Rachel. Así que debía de darme prisa.

Salí de mi casa, y tras unos largos minutos de caminata me encontré delante de una casa de ladrillos rojos, era algo más grande que la mía, y el camino de entrada estaba bordeado con flores moradas y azules.

Andé hasta la puerta y llamé al timbre, nadie me respondió, simplemente un chico asiático, algo mayor vestido con una camiseta de Pink Floyd y unos vaqueros abrió la puerta sin soltar la guitarra eléctrica roja que llevaba en la mano.

-¿Está Rachel? -Pregunté.

-¿La reina del drama? En su habitación como siempre, viendo Plain Jane.

Se hizo a un lado para dejarme pasar y yo le di las gracias con un gesto de cabeza. Subí las escaleras y me dirigí a una de las habitaciones, supe que era esa por el sonido de la televisión. Abrí la puerta lentamente para encontrarme con Rachel, tumbada en la cama en pijama con la nariz roja como un tomate, nunca la había visto sin arregñar y lo cierto es que me resultaba bastante extraño.

-Iris... Me muero.

Yo me reí un poco.

-Vamos, tampoco será tanto, te traigo sopa, está recien hecha tomatela rápido.

-Gracias. -Abrió el termo y dió un trago-. ¿Me he perdido algo interesante?

Visiones. Robos. Accidentes de tráfico...

-No mucho.

-Sabes... Jamie ya se ha despertado del coma, dios casi no lo cuenta.

Me quedé sin respiración unos segundos. Todo lo que pasó me vino a la cabeza tan repentinamente que por un momento pensé que colapsaría, no sabía que había estado en coma, pero si así era llevaba así más de una semana.

-¿Está bien? -Pregunté.

-Ajá.-Gesticuló Rachel-. Bueno, todo lo bien que se puede estar después de salir de un coma, pero va tirando.

Yo la miré en silencio.

-Pues yo llevo todo el santo día así. -Continuó cambiando de tema-. pero teniendo en cuenta que el viernes no hay clase. No faltaré mucho, aun así mañana no voy.

-Y... ¿Como te las has apañanado por el instituto sin mi?

-Tirando, he hablado con unas chicas que me presentaste, pero no mucho, en el camino de clase de química...

-¿Y el resto? Porque el camino para llegar a una clase no es todo la mañana. Y no creo que hayas estado sola. Espera... Déjame adivinar... Con Isaac. -Alzó las cejas y me miró divertida.

-Pensaba que estabas al borde de la muerte.

-Mi muerte puede esperar, ahora mismo prefiero hablar de esto. ¿Hace falta que tengamos la charla?

-No. -Negué-. Es más, no tengo tiempo para ningún tipo de charla. Bébete la sopa. -Me levanté y comencé a andar-. Y mejórate.

-No hemos hablado de Isaac.

Hice caso omiso y de lo que dijo y caminé hacia la planta de abajo.

Llegué a mi casa unos minutos antes de la hora, pero al cruzar la puerta oi una especie de conversación masculina. Me dirigí a la cocina y me encontré con Isaac y mi padre hablando, los dos giraron la cabeza sincronizadamente al oirme entrar.

-Hija.

-Siento llegar tarde. -Me disculpé.

-Acabo de llegar. -Aclaró Isaac que iba vestido con una camisa de media manga color crema, unos vaqueros azul marino y unas deportivas.

-Sí pero ya me he tomado la libertad de hacer unas preguntas. Bueno, voy a por el coche.

Salió de casa y yo miré a Isaac.

-¿Hablaba en serio?

-¿Las preguntas? Sí, ya sabes, si practico deportes, cuantos años tengo, que tal me van las clases, cuantos corazones he roto, que intenciones tengo contigo, si soy virgen.

Yo enarqué una ceja y Isaac se rio.

-Ya sabes, para usarme en un sacrificio humano y todo eso.

-Ya, por supuesto.

-No, en realidad solo las dos primeras que te he dicho.

Yo me encogí de hombros. Y sonreí.

-No todos podemos jugar un papel importante en este mundo Isaac.

-No todos pueden ser yo.

Yo me reí, me habría gustado seguir hablando con él pero el claxon del coche se oyó como una señal para que salieramos. Mi padre quería saberlo todo de Isaac, al fin y al cabo era mi "amigo" según él por lo que no dejaba de preguntarle cosas por el camino, la mayoría absurdas, pero era mi padre y así era él.

Ya en la bolera nos dieron las zapatillas y comenzamos la partida, Isaac era increiblemente bueno, al igual que aquel día en la feria su bola siempre se dirigía al centro por lo que no dejaba de anotarse plenos y semiplenos, era una especie de dios de los bolos para mi padre, que no dejaba de preguntarle como lo hacía, el decía simplemente que tenía buena puntería y era cierto, pero detrás de su puntería antinatural había unos supersentidos y un entremiento igual que el que realizaban los cazadores. Pero sin duda yo era la peor de los tres, daba igual los consejos que me diera Isaac, simplemente se iba a los laterales, y tiraba los bolos de las esquinas. Esto no era lo mío, bueno ni esto, ni el tiro, ni el baloncesto, ni el fútbol, para abreviar cualquier cosa que requiriera un mínimo de puntería no era lo mío. Y en estos momentos era cuando te sentías una completa inutil.

La tarde se había desarrollado con normalidad y mi padre y Isaac estaban echando el último juego, Isaac lanzó anotándose un pleno un pleno y se sentó a mi lado en el banco mientras mi padre lanzaba.

-Aun recuerdo que tenemos que hablar de lo de esta mañana. -Dijo.

Yo asentí, no lo había olvidado, de hecho quería hablar de ello.

-Sí, cuando salgamos.

Isaac asintió y sonrió. Mi padre se acercó hacia nosotros y nos miró respectivamente.

-Bueno... Como ha quedado la cosa.

Miré los resultados en el monitor.

-Isaac ha ganado por mucho, luego tú papá y luego claramente yo. -Ladeé la cabeza y me encogí de hombros con un gesto de resignación.

Mi padre me dio una palmadita en la espalda y nos dirigimos a dejar las zapatillas. Cogí mis botas y me senté en el banco al lado de Isaac.

-Gracias por venir. -Dije.

-No hay de que, seguro que te lo habrías pasado igualmente bien aunque no hubiera venido.

-¿Sin el pique y las preguntas de mi padre? No lo creo.

-Supongo que por eso eres tan curiosa, de una manera más silenciosa pero os pareceis mucho.

-¿Silenciosa? -Pregunté.

-Como un ninja.

Le miré y sonreí. Le habría dicho algo más pero se oyó un grito en la calle, mi sonrisa fue reemplazada por una expresión de terror, la gente de la bolera salió corriendo al exterior para ver lo que ocurría, así que Isaac y yo hicimos lo mismo.

Fuera la situación se repetía, justo como la tarde anterior. Pero esta vez algo había empezado. Una chica yacía en el suelo, sus venas estaban negras y un charco de sangre se encontraba a su alrededor. Todo exactamente igual, excepto por dos pequeños detalles, el primero, la sangre formaba un dibujo a su alrededor y el segundo, esta vez no había sido en un lugar aislado, había sido en un lugar transitado, los que estabamos allí habíamos visto la aquella imágen y nunca jamás lo olvidaríamos. Busqué a alguien conocido entre la gente puesto que todo se había vuelto un descontrol y les había perdido de vista. La gente corría y se chocaba contra mi para salir de ahí lo más rápido posible. Alguien me agarró de la mano y yo me giré para encontrarme con los fríos ojos azules a los que hacía a penas unos días que me había acostumbrado a mirar. Isaac estaba ahí, tiro de mi levemente para acercarme a él y alejarme unos pasos del tumulto de gente. Pasó su mano por detrás de mi espalda hacia mi costado y me pegó a él para guiarme hasta la acera y poder intentar localizar a mi padre. Una mujer me había golpeado el costado herido de esta mañana al intentar huir y había hecho que me volviera a doler.

Cuando le localicé llevé a Isaac agarrado de la mano corriendo hacia él y solamente le solté para abrazar a mi padre.

Estaba simplemente paralizado, los tres volvimos al coche y arrancamos para salir allí lo antes posible.


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