No podía dormir bien, tenía una pesadilla y todavía era de madrugada. Estaba sudando y todo estaba oscuro. Louis estaba dormido tranquilamente junto a mí mientras yo estaba desesperada sin poder dormir, se sentía horrible. Era una pesadilla con los ojos verdes que vi hace una semana y siempre aparecían donde yo iba. Mañana era mi primer día de trabajo y tenía que descansar.
Bajé a la cocina y me serví un vaso con agua y al acabarlo iba a subir de nuevo a dormir pero escuché un ruido en el patio trasero. Caminé lentamente y me quité los zapatos para no hacer tanto ruido. Cada vez se escuchaba más en el patio. Abrí la puerta que daba hacia el jardín y solo vi la luna y las estrellas. Nada de qué preocuparme.
Cuando iba a regresar a la casa, alguien me tomó por atrás de los hombros y grité.
—Caroline, ¿Qué haces despierta a esta hora? —preguntó entrecerrando los ojos.
— ¿Qué haces tú despierto? —devolví la pregunta.
—Escuché ruidos. ¿Y tú?
—También —contesté—, ¿puedes ir a revisar? —hice un puchero.
Él rio un poco y asintió.
Me quedé en la entrada esperando y minutos después el volvió.
—No había nada. Tal vez fue un animal —comentó.
Nos metimos para descansar un poco más, pero a mí ya se me había quitado el sueño y estaba nerviosa porque hoy era mi primer día de trabajo en el circo. Me dijeron que mucha gente iba a venir a Lacock solo por el circo y obviamente iba a haber más gente y eso significaba que también iba a haber más paga. Perfecto para mí.
Amaneció y fui al baño a darme una ducha rápido porque Louis era muy tardado. Lo hice tranquila pensando en que hoy iba a dar lo mejor de mí y así que me prestaran atención. Salí del baño ya vestida y saludé a Louis que también se iba a meter a bañar. Le iba a contar a Louis lo que me había sucedido. Quería escuchar lo que él pensaba y esperaba que no me tomara de loca.
Salió arreglado porque él tenía que trabajar de niñero y me dio un beso.
—Quiero decirte algo —comenté suspirando.
—Dime lo que sea —contestó sonriendo.
—Hace una semana, cuando me dieron el trabajo yo iba caminando a casa pero alguien me seguía —asintió con la cabeza dándome a entender que continuara—, y lo confirmé porque cuando me iba a meter a la casa, vi a alguien frente al árbol que hay afuera. Era un chico alto. Solo vi sus ojos y... tengo miedo.
— ¿Por qué no lo dijiste antes, cariño? —preguntó con al ceño fruncido y con los puños cerrados.
— ¿No piensas que estoy loca? —me sorprendí.
—Claro que no. Sé que no jugarías con algo tan delicado como eso. Para que te sientas segura... Yo te acompañare si necesitas algo —sonrió.
Él es una gran persona. Sabía que me iba a apoyar.
— ¿Me acompañas al trabajo? —pregunté ilusionada.
—Claro. También te recogeré, vamos —tomó mi mano y salimos.
Caminamos por las calles y me sentí en verdad segura con él, me contaba cosas que me hacen reír y el tiempo se me va rápido cuando llego a la entrada del circo. Solo habían tres funciones: matutino, vespertino y nocturno.
Sentía tranquilidad. Nadie nos seguía y eso era lo que me preocupaba, estaba segura de que no era una alucinación. Me despedí de él y me recordó que vendría por mí. Saludé a la chica que me ayudó a las audiciones y me dio el traje con el que me iba a presentar. Era algo sencillo, mallas y un conjunto blanco a juego que me pondría arriba de estas. Me recogí el cabello en alto y vi a varias personas.
Solo estaba yo como trapecista, habían dos malabaristas y eran gemelos. Los conocí. Uno llamado Sean el otro Liam. Un mago joven: Aris. Había pocas personas, pero la gente solo se fijara en la diversión. Lo más extraño era que faltaba un payaso. Se suponía que era una parte indispensable de un circo. Pero me dijeron que no encontraron a nadie que quisiera trabajar ahí, ya que todos querían disfrutar, no trabajar.
La función empezó a las doce de la tarde así que todos estábamos listos, June, la chica que conocí al hacer la prueba nos dijo que estuviéramos listos porque dentro de poco saldríamos. Nos asomamos por la gran cortina que nos separaba del escenario y vimos la gente que había.
¡Era una locura! Todo estaba saturado, había gente también fuera del circo asomándose para ver el show y era grande la cantidad que había y todos estábamos felices de haber aceptado.
June era la primera en salir para presentarnos, cada uno salimos y estábamos en el centro y todos nos halagaban y chiflaban por lo contentos que estaban. Los primeros en hacer su actuación fueron los gemelos, tardaron un tiempo en hacer su trabajo, y solo oí los gritos de diversión de la gente mientras actuaban.
Cada uno de nosotros mostró su talento y finalmente yo era la que iba a cerrar el show. Salí cuando June me anunció y sonreí a todos.
Al final de todas las funciones, la gente nos pidió fotos, no pensé que fuéramos a ser tan famosos, era verdad que a este pueblo le hacía falta una distracción. Ya era de noche y le envié la hora a Louis en que podía pasar a recogerme. Revisé mi celular una vez más. Ya pasaba la hora acordada y casi no había gente en las calles. La gente estaba recogiendo sus puestos de comida y yo estaba temblando del frío.
Me dio miedo así que por mi propia cuenta fui a casa caminando. El aire estaba fuerte y solo esperaba llegar a casa, tomar chocolate caliente con mi pijama y una manta estando con Louis, pero también ganas de no hablarle por dejarme plantada.
Seguí caminando pero venía alguien atrás de mí. Va a pasar otra vez.
Corrí lo más rápido que mis pies me lo permitían, doblé las calles hasta dar con la avenida de mi casa. Respiré profundo para agarrar el aire que me hacía falta. Tenía la cabeza gacha así que no me fijé que choqué con alguien.
— ¡Lo siento tanto! Fue un accidente de verdad yo...-
Esa persona me alza la barbilla y vi que eran esos ojos verdes y me puse pálida y caí al suelo perdiendo el conocimiento sin saber más de mí.
—Caroline —repitieron mi nombre.
— ¡Caroline! Despierta ¡por favor! —pidió una voz.
Desperté con un dolor de cabeza y me encontré en casa con Louis junto a mi preocupado y llamándome.
— ¡Al fin despiertas! —Exclamó—, ¿ya te sientes mejor? No me vuelvas a asustar así, Caroline.
— ¿Q-que paso, Louis? —pregunté con confusión.
—Escuché que tocaron la puerta y te vi tirada en el suelo desmayada.
—Alguien me venía siguiendo. ¿¡Porque no fuiste por mí!? —bufé.
— ¿De qué rayos hablas? Me mandaste un mensaje diciendo que no fuera por ti —explicó incrédulo.
Saqué mi celular para mostrarle a Louis que jamás le he enviado un mensaje, pero el saca el suyo mostrándome el mensaje que supuestamente le envié. Viene de mí mismo número y es cierto lo que él dice. Pero yo jamás hice eso. Nunca.
— ¿Viste el mensaje, Louis? —pregunté asustada.
—Caroline, algo malo pasa. ¿Qué crees que es eso? Dios, esto es una broma pesada, Caroline.
—Viste lo mismo que yo, Louis —dije llorando.
Fui a sus brazos sollozando y me besó varias veces en la cabeza diciéndome que todo estaría bien y que se iba a quedar conmigo. Él dijo que me iba proteger de todos.
Pero sabía que me iba a pasar algo grande, que nadie me podría proteger ni salvar.
CAPÍTULO CORREGIDO: 7 DE ENERO DE 2021