-¿Cassandra? ¿Peter? ¿Qué hacen aquí?
Los dos giramos hacia la persona que había hablado. Rápidamente, Peter me soltó antes de que yo pudiera decir algo o siquiera prepararme para la caída.
Lany nos miraba expectante, esperando alguna respuesta, una que no me digné a responder.
-Le enseñaba a Cassandra su nueva habitación. -respondió Peter serio.
-¿En serio? Porque no creo que este en el suelo su nueva habitación. -dijo el chico de ojos azules mientras se acercaba a mi.
-Tropezó. Eso es todo. -dijo mirándome.
Con esa simple mirada supe que tenía que callarme la verdad.
-Ya. Yo la llevo a la habitación. Puedes irte. -dijo Lany al mismo tiempo que me ayudaba a levantarme.
-Gracias. -dijo y sin pensarlo dos veces se fue.
-¿Estás bien? ¿Te lastimó? -preguntó preocupado.
Reí. Nunca creí ver a Lany de está forma.
-Algo me dice que sabes que pasó. -respondí con una mueca.
-Si, lo vi.
-¿Qué tanto viste? -pregunté.
-Sé que son algo, y que tal vez tengas un chichón en la cabeza. -me tomó de la mano. -Ven.
Lo seguí hasta una habitación. Al estar dentro de ella, corrí a la cama y me recosté en ella mientras que Lany cerraba con cerrojo.
-Creo que debería decirte que no hagas eso, pero no quiero. -dije en un susurro.
-Estás mal. El golpe está haciendo efecto. -se adentró a un pequeño cuarto, al que supuse era el baño, y salió con una caja en las mano. -¿Qué pasó allá afuera?
Resoplé. -Problemas.
Soltó una risilla. -¿Qué clase de problemas?
-Sabes, me sorprende ver esta cara tuya. La de una persona que se preocupa y que no todo lo ve oscuro y malo. Si, me gusta este Lany.
Algo se rompió en la sala. Me incorporé rápidamente y miré a Lany. Un bote de vidrio que tenía pastillas dentro estaba hecho trizas en su regazo.
-¡Lany! -corrí a ayudarlo. -¿Qué chingados pasó?
-Nada, Cassandra. -respondió en un gruñido. -Déjalo, yo lo limpió.
-No. Te vas a cortar. -dije continuando con mi trabajo.
Lo escuché suspirar. -Lo siento, Cassandra. Es que lo que dijiste me enfado. ¿Así es como todos me ven?
Lo miré confundida. -¿Cómo Shrek, el ogro verde? Sí.
Rió. -Yo veo así a Nelson.
Solté una carcajada. -Creo que si.
Fui a tirar los vidrios. Cuando regresé, Lany estaba sentado en la cama con la cabeza enterrada entre las manos.
-¿En serio me ven como el malo? -preguntó de nuevo.
-Estas ayudando al enemigo, Lany. Es obvio que te veremos como el malo. -respondí sentándome a su lado.
-¿Y Troy? -preguntó mirándome a los ojos.
Vi tristeza, arrepentimiento, y toda clase de sentimientos detrás de sus ojos azules. Vi, detrás de esa fachada de chico malo, que Lany tenía un lado humano. Vi que Lany tenía sentimientos.
-Arruinaste su relación con Jill, ¿no? Creo que él te ve peor. -respondí.
-¿No han regresado?
-Se han amigado, pero no han vuelto. -dije.
Volvió a enterrar la cabeza entre las manos. -Lo que dije era mentira. Nelson me obligó hacerlo. Yo no quería, sabía que Troy era feliz con Jill.
-Eso ellos no lo sabían.
-Soy la peor persona del mundo. -se quejó.
-Todos cometemos errores, Lany. Pero somos capaces de arreglarlos. No completamente, pero lo hacemos.
-No me llames así. -dijo, su voz amortiguada por las manos.
-¿Entonces cómo?
-Me llamo Tyler. Mi nombre es Tyler, no Lany. -respondió.
-¿Y porque todos te llaman Lany si ni siquiera es tu nombre? -pregunté confundida.
-Mi segundo nombre es Lany, pero nadie sabía eso más que Troy. Ni siquiera Jill que estuvo gran parte de mi vida. Cuando me uní a Nelson no quería que nadie me reconociera, al menos no al momento. Llamarme Lany era la mejor opción que tenía.
-¿Y Nelson lo sabe?
Negó con la cabeza. -A veces Nelson no investiga demasiado.
-Lo se. -dije riendo. -No lo hizo con Peter.
-Deberías tomarte esto. -dijo dándome una píldora. -Es para el dolor.
-¿Cómo lo sabes? -pregunté antes de tomarla.
-Troy no fue el único que estudio medicina. -dijo caminando hacia el baño.
-Así que tú también eres doctor. -dije divertida.
Salió del baño. -Sí, pero a diferencia de mi hermano yo no me gradué.
-¿Por qué?
-Nelson no me dejó. -respondió encogiéndose de hombros. -Pero no importa por que puedo hacerlo cuando quiera. Tengo todo listo para hacerlo.
-¿Y por que no lo haces? -insistí.
Se giró al mismo tiempo que se quitaba la remera del cuerpo, dejando al descubierto su abdomen.
Había visto muchos abdómenes desde hacía años (y conocía uno perfectamente) pero el abdomen de Lany -Tyler- era el de una escultura griega, todo su cuerpo era de un dios griego. Sus brazos estaban muy marcado y su pecho de igual. Y ni hablar de su abdomen; estaba marcado hasta la V que todos -casi- tienen.
-Deja de babear, Cassandra. Me incomodas. -interrumpió mis pensamientos.
Me sonrojé al instante. -Lo siento. Es solo que...
-¿Es qué con el de Luke no era suficiente? -preguntó divertido.
-¡Hey! -exclamé, de nuevo sonrojada. -Yo no...
-Vamos, Cassandra. Hasta Nelson sabe que ya lo hicieron. -interrumpió riendo.
-¿Qué...
-Se te nota.
-Te odio. -dije rodando los ojos. -Pero al menos a él no le incomoda.
-Luke no es gay, Cassandra.
Espera... ¿¡Qué!?
(...)
~ Narra Luke ~
No había podía pegar un ojo en toda la noche. Había ¿terminado? con Cassandra, después los Buscadores nos invaden y capturan a los chicos, luego me encuentro con la grata sorpresa -nótese mi sarcasmo- de que Jason conoce a Cassandra. Y para colmo, mi cabeza no dejaba de reproducir las palabras de Cassandra.
Estaba confundido, frustrado y exasperado por todo. No podía dejar de pensar en ello, y eso no me dejaba dormir en paz. Sin ánimos de seguir acostado en la dura cama de la habitación de invitados, me levanté y fui a la cocina en completo silencio. O eso creí hasta que una voz en la oscuridad habló.
-¿A dónde vas?
-A la cocina.
-No puedes dormir, ¿verdad? -escuché el rechinar de la cama.
Suspiré. -No.
-Yo tampoco.
Nos quedamos en silencio un momento. No sabia que decir, había pasado una semana el la que Ed y yo no nos habíamos hablado por el problema entre Cassandra y yo.
-Err...yo...creo que debería decir lo siento. -dijo en voz baja. -Yo...sabes que Cassandra y yo somos muy amigos, y que siempre la apoyo ...
-Lo se. -interrumpí. -Y no importa. Siempre, es decir, sabia que cuando algo pasara entre nosotros habría esta clase de ... conflictos.
-Claro, pero no tenía que...
Algo en algún lugar de la casa se rompió. Ed y yo salimos del cuarto de huéspedes en dirección a la sala.
Jason se encontraba en la cocina lanzando vasos hacia la sala y otros lugares del pequeño departamento al mismo tiempo que maldecía en voz alta.
-¿Jason? ¡Jason! -gritó Ed tratando de acercarse al chico.
Claro que eso era algo difícil, ya que el chico no paraba de lanzar cristales.
-No te va hacer caso. -mencioné mientras me acercaba, con cuidado de que no me golpeara con vaso- al sillón de la sala.
-¡Jason! -gritó desesperado.
Cuando me senté en el sillón de la sala me percaté de que el sofá estaba muy solo.
Cassandra no estaba ahí.
Con la sangre hirviendo de ira en mi sistema, me levanté de golpe y levanté las manos. Todo cristal que volaba en el departamento quedo congelando y flotando en el lugar antes de caer al suelo. Eso fue suficiente para que Jason dejara de lanzar vasos.
-Luke...
-¿Dónde está? -pregunté sin mirar a Jason.
-Luke, relájate. -dijo Ed tratando de calmarme. Él sabía que en cualquier momento podría quemar el lugar.
Pero Jason jamás contesto la pregunta. Molesto, me acerqué hasta donde se encontraba.
Lo tomé del cuello de su pijama y lo puse de espaldas a la pared más cercana.
-¿Dónde está? -pregunté entre dientes.
El rostro de Jason perdió color y noté como empezaba a transpirar.
-Yo no quería... ella me persuadió, me convenció de dejarla ir. Traté de convencerla de que no lo hiciera, pero no lo logre...
Lo solté y azoté un golpe a la isla de la cocina. Se había ido, había escapado para ir hacer quien sabe que.
Edward se me acercó para tratar de calmarme, pero no deje que siguiera.
-Luke, debes calmarte. Incendiaras el lugar.
-Se fue, escapó, ya no está. -dije jalando mi cabello. -Ed, ella se fue.
-Lo se y estoy tan molesto como tú pero...
-¡No! -exclamé furioso. -Cassandra se ha ido, no es como si fuera a la tiendita de la esquina. ¡Se fue, Ed!
Se quedó en silencio, pensando en mis palabras. Cassandra había desaparecido y sabia porque.
-Ya entendí. -dijo poniéndose serio. -¿Qué te dio a cambio?
-¿Que?
-¿Cómo qué que me dio? -preguntó confundido.
-Cassandra no es tonta, Luke. Si Jason la dejó ir es porque ella le dio algo a cambio. -respondió Ed.
Y tenia razón. Cassandra era capaz de hacer cualquier cosa para salir de este lugar y, por como Jason actuaba, la chica seguramente le había dado algo para que callara y la dejara.
-Jason, habla. -pedí impaciente. -Casssandra te prometió algo o te dio algo para que la dejaras ir sin que nosotros nos enteráramos.
Jason tragó duro. Cerré los ojos esperando su respuesta, una a la que ya me hacía a la idea.
-Mi hermana está en el hospital, tuvo un accidente. Ella está... está en cuidados intensivos. -dijo con ta voz entrecortada. -Yo le pedí que la...
-Curarla. Le pediste que la sanara. -interrumpió Ed.
Lo miré sorprendido. Sabía que Cassandra era capaz de hacer todo lo que le propusieran si eso significaba salvar a sus seres queridos, pero ¿sanar a una persona en tal estado como lo decía Jason? No sabía si era eso posible.
-Sí, le pedí que la curara. Ella me dijo que haría lo posible, solo si la dejaba ir.
-Y la dejaste ir. -concluí.
-Debemos ir por ella. -dijo Ed.
Me senté en la silla más cercana. ¿Qué podíamos hacer ahora? En este momento Cassandra podría estar con Nelson o en su casa. No sabíamos a ciencia cierta en donde estaba, así que no podíamos salir y buscarla. Debíamos ser exactos para no perderle la pista y encontrarla.
-¿Qué piensas hacer, Ed?
El chico caminó hacia el perchero y tomó una chamarra de cuero. -Ir a casa de West.
-Pero él...
-Tengo la llave de su casa. -interrumpió mostrándome una pequeña llave.
Asentí y fui por mis cosas a la pequeña habitación de huéspedes. Solo esperaba que el plan que tenía Ed funcionara en algo.
¿Por qué Cassandra tenia que hacer este tipo de cosas?
(...)
~ Narra Cassandra ~
-¿Eres gay? -pregunté incrédula.
Una carcajada salió de su garganta antes de hablar.
-Claro que no lo soy, Cassandra. -respondió riendo.
-Pero dijiste...
-Sí, me incomoda que me veas, pero es porque eres novia de Luke. Puede que no nos llevemos bien pero soy un hombre con honor. No voy a coquetear con la chica de otro hombre. -dijo sentándose a mi lado.
Luke.
Sólo su nombre hacia que quisiera llorar. Que era lo que había empezado hacer.
-Hey, ¿que pasa? No llores. -dijo poniendo su mano en mi espalda en un gesto reconfortante.
Respiré hondo, tragándome las ganas de seguir llorando.
-Se podría decir que terminamos. -respondí.
-¿En serio? -preguntó en un gruñido. Asentí. -¡Dios, Cassandra! Tu vida amorosa es más dramática que una novela.
Auch.
-Eso dolió, Tyler. -dije secando las lágrimas que había derramado. -Pero empiezo a creerlo.
-Es que lo es, Cassandra. -dijo. -No soy la persona más indicada para decir esto, pero se que lo que haces para "mantenerlos a salvo" no es exactamente lo que haces.
-¿A qué te refieres? -pregunté.
-Según tú te alejas para no hacerles daño, pero lo único que haces es hacerles mucho más daño de lo que piensas. -respondió. -Haz creado una familia con ellos, lo que hace que se preocupen por ti, Cassandra.
-Pero les hago daño, Tyler. Y ya no quiero hacerlo. Ellos se preocupan por mi, y yo también.
-Y les haces más al alejarte de ellos. -dijo mirándome a los ojos.
Sus palabras quedaron grabadas en mi cabeza.
Tyler tenía razón, pero tenía que hacer algo para detener todo. Para tener una vida "normal". Y estar aquí era parte de eso. Una decisión de la que no me podía arrepentir. No ahora.
-Lo se. -susurré. -Pero ya no hay marcha atrás.
-Cassandra, yo ...
La puerta se abrió dejando a Nelson a la vista. Tenía una sonrisa picara en su rostro y sus ojos deslumbraban odio detrás de ellos.
-Vaya que vas con todo, muñeca. -comentó cruzado de brazos.
-Lo siento. -le murmuré a Tyler.
-¿Qué? -preguntó confundido.
-Es algo que no puedo ocultar, Nelson. -hablé. -Lany siempre a sido mi amor platónico.
El chico soltó una risa. -Todas piensan lo mismo, muñeca.
Me levanté, con la cara llena de vergüenza, y me detuve a lado de Nelson. Tyler me miraba con el celo fruncido, y supe que estaba decepcionado de mi.
Agreguen al chico a la lista.
-Ya. Vístete, Lany. Iremos a una reunión. -Nelson me miró. -Tu también tienes que vestirte, muñeca.
-¿Reunión? -pregunté confundida.
-Digamos que llegaste en un momento muy oportuno.