Inevitable (El juego de Elena...

By migomz

165K 4.5K 327

Elena es una adolescente cuya ideologia intrincada sobre los hombres le hace desarrollar rechazo total hacia... More

Prólogo
Capitulo 1: Comienzo de la caída
Capitulo 2: Roce entre jugadores
Capitulo 3: Táctica defensiva
Capitulo 4: Peligroso acercamiento entre equipos opuestos
Capitulo 5: ¿Primer beso de amor?
Capitulo 6: Declaración comprometedora previa al juego
Capitulo 7: Comienzo del juego
Capitulo 8: ¿Que tú harías qué?
Capítulo 9: Jugada rápida
Capitulo 10: Segundo Strike
Capitulo 11: Cambio de posiciones
Aviso: ¡Una novedad!
Capitulo 12: Golpe bajo
Capitulo 13: Diferencias dentro del mismo equipo
Capitulo 14: Salida familiar
Capitulo 15: Y el imbécil queda en evidencia
Capitulo 16: ¿También tú?
Capitulo 17: Hola a la vieja Elena
Capitulo 18: Bases llenas
Capitulo 19: Home run
Capitulo 20: Primera vez
Capitulo 21: Intensiones secretas
Capitulo 22: Fuerte como goma espuma
Capitulo 23: "La charla"
Capitulo 24: Out
Capitulo 25: Cambio de estrategia
Capitulo 26: Reescribiendo las reglas
Capitulo 27: Tercer strike ¡Estás fuera!
Capitulo 28: El resultado se esclarece
Capítulo 29: Nuevo jugador
Capítulo 30: Un punto y el juego termina
Capítulo 31: Buen juego con ¿buen final?
Agradecimientos y una sorpresa

Epílogo

2.7K 93 12
By migomz

Al día siguiente me desperté bastante temprano y fui hacia mi habitación, mis padres se despertaron unos minutos después que yo pero no entraron a mi habitación, yo había pasado la última hora llorando en silencio no queriendo que ellos vieran esa parte de mí ahora, de lo contrario lograrían convencerme de quedarme pero no podía, necesitaba irme cuánto antes.

Suspiré profundamente recordando de nuevo cada una de las veces que nos vimos en la obligación de irnos de ciudad debido a que mis ataques de pánico volvían o porque alguien me recordaba a Dorian (el culpable de mi desgracia y odio hacia los hombres). En algunos momentos me sentía complemente culpable por hacer que mis padres abandonaran todo por protegerme pero ellos me insistían en que mi bienestar era lo primero así que terminé por adaptarme a ello.

No fue sino hasta los 16 años que mis ataques de pánico desaparecieron absolutamente y pudimos vivir un largo año en paz. Si contaba cada vez que nos mudamos desde aquel día (hacía ya ocho años), sin contar las veces que fui cambiada de escuela, era un total de 48 veces, es decir, un promedio de seis mudanzas cada año. Se me hacía difícil calcular la cantidad de veces que fui transferida de escuela pero superaba las 70 veces.

¡Oh! Las visitas a los psicólogos. Esas sí las había anotado. Durante los primeros tres años tuve 1126 sesiones de terapias con seis diferentes psicólogos, para el segundo trimestre esas sesiones bajaron a 935 con tres psicólogos diferentes y en el último trimestre disminuyeron radicalmente a 105 sesiones con dos psicólogos. Supongo que aprendí a adaptarme a mi trauma.

—Amor —Llamó mamá desde la puerta.

Me levanté del suelo con rapidez y sequé mis ojos.

— ¿Sí?

—Tu desayuno está listo —Dijo ella con voz suave.

—Bajaré en un segundo —Esperé a que cerrara para poder voltearme.

Cuando me aseguré de que se había ido fui hacia la cama donde me acosté durante unos segundos. Realmente extrañaría ese sentimiento de estar en mi habitación, mi propia habitación. Aunque lo que más extrañaría sería el hecho de que mamá o papá me despertaran para ir al instituto, sí, definitivamente extrañaría eso.

Revisé rápidamente todos los cajones buscando alguna cosa que se me pudiera estar quedando pero no encontré nada importante.

—Supongo que es todo —Me dije a mí misma con melancolía antes de ir hacia el closet.

Revisé un último cajón llevándome la sorpresa de ver la pulsera que Regie me había regalado y el collar del imbécil. Sonreí por la ironía de la situación ¿sería yo capaz de llevarme alguna de ellas? Bueno, no tendría por qué hacerlo pero eran tan lindas y… Oh diablos, supongo que significaban algo para mí.

Tomé ambos accesorios y los coloqué en la cama a plena vista para no olvidarme de ellas.

Salí de la habitación a paso despreocupado puesto que aún tenía una hora más antes de tener que ir al aeropuerto. Cuando llegué a la cocina noté que mis padres estaban muy callados y tristones lo que no me gustó, no quería que el irme fuera motivo de tristeza para ellos.

—Buen provecho —Les deseé a ambos mientras yo tomaba asiento.

—Igual para ti —Me deseó papá con una linda sonrisa.

Comí todo con bastante rapidez puesto que sabía que no comería muy bien hasta al menos cuatro o cinco horas más. El desayuno fue bastante silencioso lo que era algo bastante inusual en nosotros, papá acostumbraba a hablar sobre los resultados del Futbol o sobre alguna noticia relevante que él considerara que podría interesarnos y mamá comentaba sobre cosas de mujeres que papá no entendía o sobre que ella y yo saldríamos a algún lugar nuevo.

— ¿Ya tienes todo listo? —Preguntó papá mientras me veía subir las escaleras una hora después.

—Sí —Respondí sin voltear a verle.

Cuando llegué a mi habitación fui directo a la gran maleta que tenía lista desde el día anterior. En el camino a la puerta miré la cama recordando los accesorios.

—Supongo que es momento de elegir —Me dije a mí misma.

Bien, me llevaría uno de esos accesorios por lo lindo que eran pero sólo uno así que debía elegir cuál de ellos, sabía que el elegir uno significaría recordar por mucho tiempo a aquel que me lo había regalado así que mi decisión debía ser bastante sabia.

El tiempo corrió mientras miraba detenidamente los accesorios, era difícil elegir pero al final me decidí por uno.

—Tú te irás conmigo amigo —Le dije al accesorio que elegí guardándole en mi bolso junto al otro.

—Estamos listos amor —Me avisó papá desde la puerta.

—En marcha entonces.

Él llevó mi maleta mientras yo corría escaleras abajo para ir hacia mamá y abrazarla con fuerza no queriendo despegarme de su lado. Los tres fuimos hacia la camioneta al mismo tiempo, mamá me cedió el puesto del copiloto pues sabía muy bien que a papá no se le estaba haciendo muy fácil el dejarme ir. Sí, es bastante irónico que fuera él quien parecía sufrir más con todo aquello pero él había sido quien más me había apoyado desde que sucedió… «Eso» hace ocho años.

—No molestes a tus abuelos y acata cada regla que te digan —Pidió papá con voz seria.

—Lo haré, lo prometo.

Se me hizo bastante difícil sonreír un poco pero hice mi mejor intento.

El camino hacia al aeropuerto también fue bastante silencioso lo que tampoco me gustó, ahora más que nunca quería escuchar hablarles y ellos optaban por mantener sus bocas cerradas ¿dónde estaban esas ganas cuando las necesitaba?

Papá se ocupó del tramité del permiso para viajar sola de inmediato cuando llegamos, él me sorprendió con un permiso del cual no sabía su existencia.

—Siempre es bueno estar prevenido —Se excusó con una pequeña sonrisa.

Ellos firmaron todos los papeles correspondientes y una hora luego ya yo estaba completamente lista para abordar el avión.

—Cúbrete bien amor —Pidió mamá acariciando mis mejillas.

—Por supuesto.

Mi corazón se arrugó cuando sus ojos se humedecieron de pronto, yo no quería llorar, sentía que debía mostrar serenidad en ese momento para hacerles creer que estaba completamente bien, lo último que quería era que pasaran su día angustiados porque yo había llorado desolada antes de irme.

—Pasajeros del vuelo con destino a Londres, Inglaterra con horario de 12:00 pm por favor dirigirse al área de embarque —Anunciaron una hora después.

Con un suspiro profundo me volteé hacia mis padres, ellos ya lloraban lo que me obligó a tragarme con fuerza el nudo que se había formado en mi garganta.

—Bueno, ese es mi vuelo —Dije intentando aliviar la tristeza en el ambiente.

—Recuerda que cuando llegues a Londres debes abordar el siguiente avión a West Yorkshire —Me recordó papá antes de abrazarme con fuerza.

—Y en West Yorkshire abordar otro a Leeds, creo poder recordarlo —Dije aferrándome a su espalda.

—Cuídate mucho amor, no hagas locuras —Pidió antes de sollozar.

—Cuenta con eso.

—Te amor Elena, te amo mucho, por favor no olvides eso —Asentí sintiendo que en cualquier momento podía llorar.

—También te amo Gerard.

Entonces él deshizo nuestro abrazo con suavidad para luego darme un breve pero intenso beso en la frente.

—Hasta pronto amor —Dijo mamá abrazándome con fuerza.

—Estaré para cuando nazca el bebé —Le prometí intentando alegrarle un poco.

—Eso estaría muy bien —Dijo ella para luego besar mi mejilla derecha.

No quise decir algo más por lo que simplemente les sonreí en grande mostrando mis dientes, ellos se abrazaron y me dieron una sonrisa a pesar de sus lágrimas.

Cuando me volteé y caminé hacia la zona de embarque sentí como un gran peso se hacía sentir en mi pecho pero no permití que eso me afectara por completo, al menos no mientras ellos pudieran verme. Abrí mi bolso para sacar mi celular y tomarles una foto final cuando sentí los accesorios.

—Casi lo olvido —Me dije a mí misma.

Corrí de vuelta hacia ellos.

—Papá no necesitaré esto —Le dije antes de entregarle el accesorio que no había elegido.

— ¿De quién…?

—De uno de los chicos, no me lo pondré de nuevo.

—Pero entonces ¿qué quieres que haga con esto?

Lo pensé por unos momentos.

—Si ves a uno de ellos se lo entregas, que ellos se encarguen de hacerle llegar eso a quien me lo regaló.

—Cuenta con eso —Me aseguró.

—Gracias.

Y entonces sí pude irme con tranquilidad tomándoles una foto que guardaría para la posteridad.

El sencillo accesorio parecía pesar en mi bolso pero acepté eso, había elegido aquel que representaba a quien quería recordar a pesar de lo mucho que me lo negara, quizás sería una manera de llevarme algo que me recordaba la parte positiva de estar ahí.

Cuando atravesé las puertas de la zona de embarque supe que el dar la vuelta y arrepentirse no era una opción, así que sólo seguí caminando con la frente en alto y pensando que algo bueno tendría que salir de todo esto.

***

—Ya amor, ella estará bien —Repitió Gerard mientras Madeleine no dejaba de sollozar con fuerza.

El camino a casa de nuevo nunca había sido tan largo y triste, ambos sabían que sin Elena aquel lugar no sería el mismo pero estaban dispuestos a aceptarlo, ella se merecía lo mejor.

—Mi niña se fue —Sollozó ella y él tragó intentando contenerse de llorar de nuevo.

—No es como si no la fuéramos a ver de nuevo.

Madeleine le miró a través de la cortina de lágrimas que parecía no quererse acabar. No era justo que él se contuviera tanto de mostrar la tristeza que sentía por la partida de su hija, ella estaba quedando como la típica madre sentimental que no podía despegarse de sus hijos mientras que él estaba siendo el estereotipo de padre duro e insensible que definitivamente no era.

—Me haces sentir peor Gerard.

—Madeleine, también me duele que se vaya pero debemos estar contentos por su decisión —Dijo él intentando convencerse al mismo tiempo.

—Tienes razón.

—Elena no querría que estuviéramos llorando por su partida, ella querría que siguiéramos bien, extrañándole, pero bien —Madeleine asintió estando completamente de acuerdo.

—No más lágrimas entonces, hagamos una fiesta —Sugirió y Gerard soltó una carcajada.

Cuando cruzaron en la esquina antes de su casa notaron el auto azul que estaba estacionado en su casa.

— ¿Quién crees que sea? —Preguntó Madeleine.

— ¿Matthew?

—Apuesto lo que sea a que es Regie.

Gerard le miró con una ceja arqueada.

— ¿Qué te hace pensar en eso?

—Simple lógica amor —Respondió ella con una sonrisa.

Cuando llegaron a casa Regie se bajó de su auto aliviado de poder conseguir respuestas.

—Buenas tardes Sr. Rogers —Saludó con una sonrisa reservada.

—Buenas tardes Regie —Le saludó él con amabilidad—. ¿Qué te trae por aquí?

—Vine a hablar con Elena.

Entonces Madeleine no pudo aguantarse y estalló en lágrimas de nuevo, sentía que sólo el que alguien mencionara a su hija le volvería a hacer sentir el dolor de su partida.

—Estaré adentro —Informó entre sollozos antes de ir hacia la casa.

Regie miró a la Sra. Rogers con ansiedad ¿por qué ella debía llorar de esa manera? No había dicho algo que ameritara semejante reacción por lo que sólo se pudo hacer conjeturas negativas.

—Elena… — ¿Cómo le explicaría que ella se había mudado a otro continente?

Regie tragó aventurándose a lo que el padre de Elena podría decir.

—Elena se fue.

Gerard sabía que no era la mejor manera de comunicárselo pero no era el mejor en cuanto a discreción o en cuanto a comunicar las cosas con «tacto».

— ¡¿Qué?!

Entonces supo que definitivamente no había sido la mejor manera de decirlo. Creyó ver el rostro del muchacho empalidecer demasiado dando la imagen de que se desmayaría en cualquier momento.

— ¡Oh no, no es eso! Elena se fue pero a otro continente —Se apresuró a decir.

— ¿Otro continente? —Preguntó Regie calmándose un poco.

—Sí, se mudó con sus abuelos.

Gerard esperó alguna reacción de parte de él pero sólo obtuvo un rostro serio. Regie no sabía si hacer incontables preguntas respecto a los porqués o simplemente marcharse de ahí para pensar un poco.

— ¿Cuándo se fue?

—Hace unos minutos —Gerard comenzaba a incomodarse, no creía tener aquel tipo de conversación con un pretendiente de su hija jamás.

Regie suspiró conteniéndose de hacer más preguntas por lo que simplemente asintió, necesitaba irse para estar solo, al menos por unas horas.

—Gracias por la información Sr. Rogers, que pase un buen día —Se despidió sin mirarle al rostro.

—Igualmente para ti muchacho.

Bien, definitivamente era incomodidad, Elena debía de haberle dicho qué decir cuando esto pasara. Hablando de Elena…

—Espera Regie —Le detuvo antes de ir hacia la camioneta para buscar el accesorio que ella le había dejado.

Regie se detuvo en medio del camino y se volteó hacia el padre de Elena que parecía buscar algo en su camioneta.

—Esto lo dejó Elena, no sé de quién sea pero ella me pidió que te lo dejara a ti o a Matthew ya que alguno se encargaría de hacérselo llegar a la persona que se lo obsequió —Alargó su mano y le entregó el accesorio a él esperando que fuera él quien se lo hubiera obsequiado a su hija.

—Yo no le di esto —Dijo Regie viendo el delicado collar, le reconocía puesto que ella lo había llevado puesto varias veces.

—Entonces… —Dejó la frase incompleta esperando que él la completara.

—Fue Matthew quien se lo regaló.

—Si es así entonces ¿podrías entregárselo?

Regie suspiró antes de guardar el collar en su bolsillo delantero.

—Claro, no es problema.

Gerard sólo asintió antes de ir hacia la casa viendo como el chico abordaba su auto y se perdía segundos después en la distancia. Suspiró reconociendo que extrañaría todo el alboroto que esos dos chicos habían creado en torno a su hija, quizás ella alguna vez pudiera darse cuenta de que durante ese breve período de tiempo había sido el único momento en muchos años en el que había vuelto a ser ella misma por mucho que lo negara.

Continue Reading

You'll Also Like

265K 11.7K 53
Mi nombres es Halle Finnegan, tengo 18 años y mi vida se ha convertido prácticamente en un infierno hace casi ya dos años, después de lo ocurrido jam...
481K 31.7K 49
Luego de una decepción amorosa Melissa Santoro decide dejar por unos meses su amada Italia y viajar a Canadá con la finalidad de olvidar al hombre qu...
335K 18.3K 69
En inglés: Friendzone. En español: Zona de amigos. En mi idioma: Mi mejor amigo me mira como a su hermanita y jamás de los jamases me verá como alg...
921K 55.8K 44
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...