Malec ¿otra vez?

By scar02

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Alec ama a Magnus y Magnus ama a Alec, eso todos lo saben. También saben que su relación tuvo algunos altibaj... More

Prólogo: Deseo
Dorado
Bebés
Cuidados
Tiempo
Juntos
Turnos
Partenidad
Inquisidor
Tratos
Mami
Papi
Clace y Sizzy
Prioridades
Heline
Confusión
Decisión
Pesadillas
Cumpleaños
Prohibido
Verdad 1/2
Verdad 2/2
Mentiroso
Paloma
Clarividencia
Apoyo
Novio
Reunión
Me gustas
Lorina
Cachetada
Engaño
Llamas
Despedidas
Paz
Trivialidades
Lágrimas
Otra vez
Inestable
Escucha
Impuntual
Brindemos
Perú 1/3
Perú 2/3
Perú 3/3
Celos
Malec
Cambios
Seguro
Perdido
Lightwood Bane
Fiesta
Matrimonio
Epílogo: Recuerdos
~Extra~

Sí y no

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By scar02

Jace ^^

–Chicos, llevan cuatro días encerrados. Por favor abran.

Quisimos abrir a la fuerza, pero Catarina nos dijo que Magnus hizo que la puerta fuera tan resistente como la de una bóveda y Alec la trabó para que no se abriera con runas. Nos preocupó que no tuvieran comida, pero nos dimos cuenta que desaparecía un poco de la cocina.

–Escuchen –me recargo contra la puerta y dejo caer mi peso hasta el piso–. No abran, está bien. Pueden golpear la puerta una vez para sí y dos para no ¿comprenden?

Se escucha un golpe.

–Correcto. ¿Siguen molestos porque no les dijimos la verdad?

Dos golpes.

–¿Es por qué los separamos de Robert?

Un golpe.

–¿Saben lo que hizo para que ni siquiera supieran quién era?

Dos golpes.

–Se los diré. Él se fue por una chica. La eligió sobre Alec, sobre su familia. No supimos de él después de su divorcio hasta ahora. ¿Aún les agrada?

Un golpe.

–¿Por qué?

La puerta se abre y gracias a mis reflejos evito caer.

–Porque él nos dijo la verdad –responde Alec–. Y porque él tiene mi patito.

–¿Patito?

–El peluche de Alec que según ustedes se perdió, Robert lo tiene y muchas fotos de él.

–Magnus, entiendo que Alec quiera ir con él, pero ¿tú?

–Sólo quiero un padre.

–Si es el caso, Robert no es la mejor opción.

–¡No me importa! ¡Yo quiero ir con él!

–Magnus....

–Es nuestra decisión –interrumpe mi parabatai–. Y si no podemos ir con papá ustedes no podrán vernos.

Alec cierra la puerta.

–¿Podríamos hacer un trato?

Dos golpes

.

~Idris (casa solariega Lightwood)~

–¿Seguro de esto? –pregunta Catarina.

–Completamente. Magnus dijo que Robert tenía fotos de Alec, y quiero saber si es cierto antes de contarle todo a Maryse.

Cuando Catarina despertó, le conté sobre la pequeña charla con esos dos y pedí que me trajera de regreso para poder ver la casa más a detalle, hace unos días sólo entre y salí sin ver gran cosa. Robert está saliendo con ese perro gracioso. Perfecto.

–Vamos.

Como nadie vive cerca no se molesta en cerrar con seguro.
La casa tiene un aire muy rústico, con muebles de madera y una chimenea de ladrillos decorada con la foto de Alec en mi boda. En las paredes hay cientos de fotos, algunas mías o de Izzy, incluso hay una de Robert y Maryse en su boda, también de Magnus y una de Helen y Aline en el altar. Descuelgo esa y la miro, parece haber sido tomada desde atrás, todos los invitados se ven de espaldas.

–La tomé al final del pasillo –casi dejo caer la foto cuando escucho a Robert–. Fue una hermosa ceremonia. Lástima que la arruinaron esos hombres en su intento de matar a las novias.

–¿Estuviste ahí?

Robert se sienta en el sillón enfrente de la chimenea y su perro se deja caer en sus piernas.

–Sí. Quería verlos y además Aline siempre me agradó.

–¿Y esta? –señalo una donde beso a Clary en nuestra boda.

–Todas las tomé yo. ¿Crees que me perdería tu boda?

–Wow, un engaño y cien fotos, tú si que sabes cómo equilibrar las cosa –cuelgo la foto de Aline y Helen y me paro firme frente a él.

–¿Qué haces aquí, Jace? No creo que de visita.

–Quiero saber por qué Alec y Magnus se niegan a salir del cuarto a no ser que los dejemos irse contigo.

–No lo sé –Robert se encoge de hombros–. Supongo que les agradé.

Quiero reprocharle cuando escucho la voz de Catarina.

–Jace –me llama bajando las escaleras, había olvidado que estaba aquí–. No hay nadie más.

–¿Qué?

–No hay nadie más viviendo aquí.

–Pero su...

–Jace –Robert se levanta y el perro se sienta–. Creo que ya eres mayor para entender. La "otra" nunca existió, nunca tuve una amante. Me fui hace mucho porque no pensé que pudiera ser un buen padre para Alec otra vez, pero ahora quisiera tener la oportunidad de intentarlo.

~Nueva York (Instituto)~

Aline ==

–¿Pueden abrir?

Dos golpes.
Cuando vine para intentar que Alec y Magnus abrieran vi un papel pegado afuera con un mensaje claro: Un golpe=SI. Dos golpes=NO.

–Alec ¿puedo decirte algo?

Un golpe.

–¿Recuerdas cuando besaste a Magnus en el salón de los acuerdos?

Un golpe.

–Eso me dio fuerza. Me dio el impulso que necesitaba para decirle a Helen que me gustaba y esto también va para Magnus. Ustedes dos me hicieron ver que no había nada de malo en que yo viera a otra chica... Lo que trato de decir es que su valentía me hizo ser valiente. Ahora me gustaría que vuelvan a serlo y me dijeran cómo puedo ayudarlos.

–Ayúdanos a volver con Robert –responde Magnus al otro lado.

–Lo intentaré. ¿Eso es todo?

Un golpe.

–Chicos, saben que no les dijimos por su bien ¿cierto?

Un golpe.

Isabelle ''

Juego con mi hija, Lucas y los gemelos a la hora del té. Jonathan parece un poco fastidiado, pero Lucas no tiene problemas.

–¿Más té? –pregunta Amatis a Lucas.

El pequeño le extiende su taza y ella sirve el té (que es jugo de mango). Lucas tiene un monóculo y es un duque.

–Gracias, my lady.

–De nada, duque de Barcelona.

–Esto es tonto –se queja Jonathan–. No quiero ser un príncipe.

–Vete –sugiere su hermana–. No necesito príncipe.

–Jonathan, sé amable con tu hermana, después podemos... –me interrumpo por una voz que jamás confundiría.

–Isabelle.

Sé que he palidecido por completo. Desde mi pequeña silla miro a mi padre junto a Catarina y Jace.

–¿Qué haces aquí?

–Él vino...

–Le pregunte a él, Jace –me levanto con cada músculo tenso de mi cuerpo–. ¿Qué haces aquí?

–Jace me dijo que Alec y Magnus quieren verme.

–Ellos no necesitan...

–Isabelle ¿podemos hablar? –Jace me toma del brazo y saca del cuarto de mi hija.

–¡Suéltame! –exijo, pero Jace no afloja el agarre hasta que entramos al cuarto de al lado, el de Jonathan, y cierra la puerta.

–Escucha...

–¡¿Tú lo trajiste?!

–Isabelle, él nunca tuvo una amante.

–¿Qué?

–Todo fue una mentira. Mintió para no hacerle daño a Alec.

–No es cierto. Él dijo...

–¿Por qué no la presentaría? ¿Por qué tendría cientos de fotos nuestras en su casa? ¿Por qué guardaría el patito de Alec?

–¿Pero qué...?

–Isabelle, sé que quizá no querrás creerle, pero créeme a mí. Está arrepentido y quiere arreglar las cosas. ¿Tú podrías...?

–¿Perdonarlo? –antes de que pueda hacer algo abro la puerta y salgo– Yo nunca...

Me quedo callada al ver la escena en el cuarto de Marine. Robert tiene la corona de cartón que antes ocupaba Jonathan y toma de una taza morada, los demás niños juegan y ríen con sus exagerados movimientos, incluso Jonathan, que parece feliz sólo con la capa puesta.

–Míralo, Izzy –susurra Jace detrás de mí–. ¿No crees que se ve arrepentido y merece al menos que lo escuches?

Golpeo la pared una vez.

Robert ,,

–Así que de cualquier modo me mentiste –dice Maryse después de mi breve relato–. ¿Verdad?

–Supongo que sí.

Después de jugar brevemente con los pequeños, Isabelle me pidió ir al cuarto contiguo donde Jace llevó a Maryse y Catarina para que pudiéramos hablar. Les expliqué que nunca tuve a otra, que me fui para que Alec creciera feliz lejos de mi influencia y que nunca dejé de pensar en ellos.

–¿Y estaba en tus planes hacer que te odiara o eso fue un impulso?

–Tú fuiste quien propuso la idea y me pareció que encajaba.

–¿Me estás culpando? –al parecer Maryse y yo seremos los únicos que van a hablar– ¡Pudiste decir que querías irte! ¡Pudiste simplemente largarte, pero no, tenías que romperme el corazón!

–¡¿Y crees que yo no sufrí?! ¡Cada día sin verte, cada mañana sin despertar a tu lado era una tortura!

–¡Lo merecías! ¡Merecías sentir ese dolor y mucho más, Robert!

Maryse siempre ha sido una mujer dura a quien no le importa parecer fría, pero ahora la veo destrozada, lo veo en sus ojos.

–Maryse... –me acerco dos pasos y extiendo mi mano para tocar su mejilla– Sé que te lastimé y te juro que no quise hacerlo –al tocarla ella cierra los ojos–. Yo también sufrí, pero no hubo ni un segundo en el que no pensara en ti. En si estabas bien, si me odiabas, o si aún me amabas.

Maryse abre los ojos y me mira fijamente. Toma mi mano y la aparta de su cara.

–Todo amor que una vez hubo, se fue junto a ti hace diez años. Ahora que ya te escuché, largo de mi casa.

Bajo la mano y siento que por fin terminamos todo entre nosotros, es un alivio, pero no es todo lo que vine a hacer.

–Muy bien, me iré. Pero no sin los niños.

Aline ==

Después de lo que me dijeron Alec y Magnus, fui corriendo para buscar a Isabelle y hablar seriamente con ella, en el camino me terminé topando con Tessa a quien pedí un consejo sobre este problema. Ella me dijo: Al final es su elección, deberán respetarla.
Con eso en mente seguí buscando a Isabelle, pero en vez de eso encontré a Maryse.

–Llama a tu madre –me dijo con tono autoritario.

Y así lo hice. Ahora estoy en el comedor junto a Maryse, Robert, Jace, Clary, Simon, Isabelle, Tessa y Jem. Mi esposa se quedó con los niños.

–Así que Robert ¿quieres tener la custodia completa no sólo de tu hijo, sino también de Magnus? –pregunta mi madre tras la explicación de ambas partes.

–Así es, Cónsul.

–No estoy muy segura. No estuviste por muchos años y quizá este repentino cambio se deba a que se sienten traicionados por no saber la verdad.

–Cónsul, si se me permite señalar, Magnus y Alec ya tienen diez años. Creo que es edad suficiente para que ellos elijan –interfiere Jem.

–Y aprecio su interés, Inquisidor, pero por lo que he escuchado, Robert sólo ha pasado un día con ellos. Es difícil hacer un criterio sano en ese tiempo.

–¿Y que tal una prueba? –propongo– Dejemos que vayan con Robert una semana y después podrán elegir.

–Robert puede tratarlos muy bien una semana –señala Maryse–. Ellos compararían siete días con diez años.

–Es cierto –mi madre se pone pensativa–. ¿Qué les parece una custodia compartida?

–¿Qué es eso? –pregunta Robert.

–Se refiere a que ambos cuidarán de ellos –aclara Tessa.

–¿Y cómo nos dividiríamos? –pregunta Catarina, quien no pone objeción alguna a que Magnus se vaya con Robert.

–Lo más sano sería que uno los cuide entre semana y el otro los fines de semana –responde mi madre.

–La pregunta es: ¿quién y quién?

.

Después de discutir por dos largas horas, decidimos que esa pregunta la resolvería Alec y Magnus.
Cuando accedieron a abrir para al fin poner un alto a esta locura me puse muy nerviosa, no quiero ver cómo rompen el corazón de alguno de sus padres.
Ellos están en el centro del cuarto, Maryse en el extremo derecho y Robert en el izquierdo.

–Esto es muy simple –explica mi madre–. Hacía quién caminen será su tutor de lunes a viernes y el otro sábados a domingos. ¿Han entendido?

–Sí –responden al mismo tiempo.

–Decidan con sabiduría.

Por orden de mi madre y Jem, Maryse y Robert no pueden hablar o hacer ningún ruido que pudiera persuadirlos y lo mismo para nosotros. Alec y Magnus miran a ambos lados y de vez en cuando hacia atrás donde nosotros los vemos. Tras mucho pensarlo toman su decisión.

Caminan a la izquierda.

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