Amor de libro [ADL #1] -PRÓXI...

By CMStrongville

9.2M 705K 127K

Él sueña con poder besarla. Ella suspira por tenerlo en sus brazos. Pero ambos son tímidos, reservados y tien... More

"Amor de libro" en papel
SINOPSIS
01. E L L A
02. É L
03. QUE TODO SALGA BIEN
04. COINCIDENCIAS
05. ¿CASUALIDAD O DESTINO?
06. PLANES DISFRAZADOS
07. LATIDOS Y ESCALOFRÍOS
08. MEJORES CARTAS
09. SUPERANDO MIEDOS
10. ESTAR PERDIDO
11. HELADOS Y OPORTUNIDADES
12. BESOS DE ALGODÓN
13. ALGUIEN DEL PASADO
14. VERTE OTRA VEZ
15. VISIONES CONFUSAS
16. PREGUNTAS E INTERRUPCIONES
17. PERDIENDO LA TIMIDEZ
18. FRAGMENTOS DE CANCIONES
19. SENTIMIENTOS EXPUESTOS
20. LLAMADAS Y SECRETOS
21. POSIBLES AMENAZAS
22. GANANDO CONFIANZA
23. ACLARANDO ASUNTOS
24. APOYO Y PROMESAS
25. APROVECHAR EL TIEMPO
26. DOLOROSAS EXPLICACIONES
27. VERDADES
28. SORPRESAS
29. MUY TARDE
30. TRATAR DE OLVIDAR
31. DESESPERADO
32. CÓMPLICES
33. POR SEGUNDA VEZ
34. AUDACIA
35. CUENTO DE HADAS
36. EPÍLOGO | NUEVO INICIO
Extra I | La noche antes de partir
Extra II | Un año más
Extra III | Solo tengo ojos para ti
Extra IV | Amarte siempre

Extra V | Por el resto de mi vida

132K 9.3K 1.4K
By CMStrongville

Parece que fue ayer cuando por primera vez ella dijo "hola".
Es curioso cómo vuela el tiempo cuando estás enamorado.
***


ASIER


El día. El tan esperado día ha llegado al fin.

Después de casi un año desde la proposición que le hice a Naira, luego de habernos graduado con honores, el momento de hacer nuestros votos está a escasos minutos de volverse realidad.

Tantos planes, tanto estrés, tanta ansiedad, tantos arreglos, tantas invitaciones... Todo el trabajo de los pasados meses viene a desembocar aquí, en esta ocasión. En un momento para conservar en nuestras memorias por siempre.

Acomodo mi corbata por enésima vez y suspiro mirando mi reflejo. Me repito mentalmente que no tengo por qué estar nervioso. Es Naira. Mi novia, prometida, el amor de mi vida. Mi casi esposa.

Después de este día es lo que seremos: esposos. Marido y mujer.

—Dios, parece como si te fueras a desmayar en cualquier momento. ¿Estás bien? ¿Completamente seguro de lo que vas a hacer? —pregunta Fidel colocando sus manos sobre mis hombros—. Puedo sacarte por la salida de emergencia si quieres, nadie va a notarlo. O puede que un fuego sea una buena distracción...

Resoplo divertido y dejo escapar una risa por las locuras que dice, logrando así que la tensión se libere un poco de mi cuerpo.

—Lo dudo, ya que yo soy el novio.

Por el espejo puedo ver una sonrisa que se extiende en su rostro.

—Lo sé, solo quería que te relajaras un poco. Lo logré, ¿no? —Palmea mi espalda y se aleja hacia el pequeño bar en la habitación—. Necesito muchos de estos si quiero sobrevivir esta noche —exclama elevando un pequeño vaso que contiene alcohol.

Aliso las solapas de mi traje y me giro en su dirección después de mirar mi reflejo por última vez. Elevo un dedo y hago una seña para llamar su atención.

—Creo que necesito uno también.

Lo veo servir otro trago, tenderlo hacia mí y entonces me acerco para beberlo en un solo movimiento fluido. La quemazón en mi garganta me hace toser y carraspear para tratar de aliviarla.

No soy un gran fan de la bebida, pero siento que esta vez la necesito. Quiero aplacar mis nervios y la cosa es que ni siquiera sé la razón por la que estoy a punto de enloquecer. Siento como si me ahogara dentro de mi propia piel, como si esta fuera demasiado ajustada para mi cuerpo y debiera arrancarla para poder respirar con libertad. Es un sentimiento odioso.

¿Por qué me encuentro así?

Cierto, es un paso muy, muy importante, pero he estado deseando hacerlo desde que tuve la certeza que Nai era la chica. La mujer con la que quería casarme, formar una familia, pasar el resto de mi vida. Eso es lo que quiero... ¿no?

Un golpe en la puerta me hace dar un pequeño salto sorprendido.

—Todo listo. Cuando quieran podemos empezar. —La voz de mi suegro tras la puerta me pone todavía más nervioso al punto de casi hiperventilar.

—Bien —responde mi amigo por mí—, ya vamos. —Cuando se gira a verme una expresión de pánico que rivaliza con la mía surca su rostro—. Hey, tranquilo. Siéntate.

Empuja mi hombro un poco hacia atrás y la parte posterior de mis rodillas toca una silla que no había visto. Tomo asiento y cierro los ojos momentáneamente.

Odio —de verdad lo hago— estar así. Es incómodo, inexplicable y me siento estúpido. Se supone que debería ser el día más feliz e importante de mi vida y yo estoy aquí sufriendo un ataque de pánico.

—Carajo, Asier, cálmate o terminaré llamando a una ambulancia. Y dudo mucho que eso sea algo que le agrade a Naira.

Escuchar eso me obliga a tratar de controlarme. Lo que menos quiero es causarle un disgusto, y menos aun teniendo en cuenta en la situación en la que ahora se encuentra.

Froto mis ojos un poco y sonrío recordando apenas unos días atrás. Saber que "nos comimos la torta antes del recreo" no es algo que sea de conocimiento público todavía.

—¿Ya mejor? —Asiento y entonces lo siento tirar de mí—. Bien, porque tus invitados esperan.

***


NAIRA


—Tengo miedo —me quejo.

—Es normal —replica Kea.

—No, no lo es. Se supone que voy a casarme con el hombre de mi vida. ¿No debería estar dando saltos de felicidad?

Llevo mi uña del pulgar a mi boca, pero Kea me da una palmada antes de que logre llegar a su destino.

—Si te arruinas el esmalte voy a desgreñarte aquí mismo. Me quedó precioso y debes lucirlo. Ya mañana haz lo que quieras con él, pero hoy no lo tocas, ¿capisce? —Coloca una mano en su cadera y hace sonar los dedos de la otra.

—Lo siento.

—Además —continúa ignorando mi disculpa—, si te pusieras a dar saltos de felicidad sería contra productivo. —Señala mi vientre y yo lo cubro por inercia.

Un golpecito en nuestra puerta viene antes de que esta sea abierta y mi madre se asome.

—¿Están list...? ¡Oh, Dios, Naira! Te ves preciosa —murmura sorprendida llevando ambas manos a su boca. Creo quw puedo ver cómo las lágrimas comienzan a brillar en sus ojos.

Me miro en el espejo de cuerpo completo y aliso la falda de mi vestido blanco. Mi cabello rojizo va recogido en un moño y es coronado por un ligero velo que está echado atrás. Preciosa no es la palabra que usaría para describirme. Pálida, nerviosa, asustada... Esas son más indicadas.

Paso la mano por mi abdomen y cierro los ojos un momento. El saber que se va a unir a nuestra pequeña familia un integrante nuevo en menos de un año me pone nerviosa y algo asustada. Bastante ansiosa también a decir verdad.

Dios, seguro que si Asier llega a verme así de temblorosa va a creer que me estoy echando para atrás, que tengo dudas de este paso y sin embargo no es así. Estoy completamente segura de lo que hago... creo.

Observo mi reflejo con atención y acuno mi vientre entre mis manos. Según Kea y Asier no se nota nada aún, pero yo ya siento el cambio. Un vientre ligeramente más redondeado y sólido. Y la cosa es que sigo sin creerme que voy a ser mamá. Voy... Vamos a tener un bebé dentro de poco.

Un movimiento tras de mí en el reflejo llama mi atención. Es Kea que me mira esperando a que esté lista para salir ahí y... casarme. Estos son mis últimos momentos como una mujer soltera.

—¿Vamos, Nai? Ya nos esperan.

Sus ojos son suaves y comprensivos al decir estas palabras. Es mi mejor amiga, por lo que no me sorprende que sepa lo que estoy pensando. Siempre me ha conocido a la perfección, incluso mejor de lo que yo a ella. Y la amo por eso.

Coloca una de sus manos sobre mi hombro y le da un ligero apretón para animarme.

—Estoy lista —digo más para mí misma que para ella. Me giro para que quedemos frente a frente y le sonrío.

—Todo va a estar bien —me consuela, entonces tira de mí en un abrazo—. Todo va a estar perfecto, Nai, ya lo verás.

—Lo sé —susurro en respuesta, y es verdad. Sé que todo va a salir bien con Asier. Con él a mi lado nada va a estar mal.

Cuando se separa del abrazo acomoda el velo sobre mi rostro y me guiña un ojo.

—Ahora vamos antes de que a tu hombre le dé un ataque por la espera. No queremos que creas que has huido, ¿cierto? A pesar de que sería divertido verlo angustiado.

—Eres tan mala —carcajeo.

—Es algo que no ha cambiado con el tiempo. Ahora sí. ¿Preparada? —pregunta con seriedad mirando fijo mis ojos.

Aspiro una profunda bocanada de aire y asiento.

—Sip.

—Bien.

Cuando salimos al pasillo del espacio en el que se lleva la ceremonia el día de hoy, puedo ver a mi padre de pie frente a un enorme par de puertas cerradas. Sus ojos brillan al verme y noto la emoción nadando dentro de ellos. Me digo que es normal. Después de todo hoy es el casamiento de su única hija.

Kea me sonríe y se aleja dándonos un momento de privacidad.

—Mírate —exhala admirado cuando me planto frente a él—, te ves preciosa. Te ves... —Su voz se rompe y lo veo apretar los labios juntos en una fina línea tratando de contener la emoción.

—Gracias, pá. —Tomo su mano con la mía y le doy un ligero apretón.

—Lo siento, es que... te veo tan pequeña todavía y... —Sacude la cabeza y yo sonrío enternecida.

—Está bien. Todo lo está —digo. Al parecer esa es la frase que se tiene que repetir este día una y otra vez. Escucho el murmullo de la gente tras las puertas cerradas y me imagino a un impaciente Asier de pie esperándome—. ¿Vamos?

Mi padre sonríe y me da un abrazo rápido.

—Vamos.

***


ASIER


Cuando las puertas son abiertas y la música comienza a sonar, mi corazón empieza a latir con más prisa. Son tantas las emociones que bombean en mi cuerpo, y no sé cuál de todas es la que más sobresale.

Miedo.

Ansiedad.

Impaciencia.

Nerviosismo.

Desesperación.

Es un revoltijo desordenado que hace ruido en mi mente y no me permite concentrarme y ver claro. Pero cuando Kea pasa y veo la silueta de Nai avanzar hacia a mí acompañada de su padre, es obvio cuál es el sentimiento más importante de todos.

Amor.

Un profundo y puro amor por esa hermosa mujer que roba mi aliento y tiene a mi hijo creciendo dentro de ella. Esa mujer que amo desde hace tantos años, cada día más a pesar de nuestras desigualdades y roces ocasionales. Esa mujer que me demuestra su amor día con día, minuto a minuto, y me hace sentir el hombre más afortunado solo por tenerla a mi lado. Esa mujer que al final del día... va a ser mi esposa.

Es increíble cómo el solo verla hace que todos mis sentimientos caigan en su lugar y me doy cuenta que lo que siento no es nada negativo. No hay duda, ni arrepentimiento. Nunca podría dudar de lo que siento por ella ni arrepentirme de los pasos que damos juntos. Es algo que he aprendido con el tiempo.

Sus delicados pasos la traen cada vez más cerca de mí y solo quiero poder estrecharla entre mis brazos, sin embargo sé que debo esperar a que esto termine. Entonces la tendré por completo para mí.

El ligero destello que llego a captar tras el velo me informa que está sonriendo. Una molestia en mis mejillas me informa que estaba sonriendo sin ser consciente. Ella me hace tan feliz que sonreír sin darme cuenta ya no es una novedad. Pasa todo el tiempo. Sonrío en el trabajo, en casa, cuando está a mi lado, en sueños, cuando la recuerdo... Siempre.

Cuando se detiene frente a mí, su papá retira el velo de su cara y besa su frente. Le murmura algo y entonces me la entrega.

En ese instante, teniéndola a solo unos centímetros, viendo sus ojos chispeantes y su sonrisa cálida y nerviosa, no existe nadie más que nosotros.

—Hola —artículo cuando la ceremonia comienza.

—Te amo —gesticula de vuelta.

La voz de un hombre se hace escuchar, sin embargo yo la percibo como un eco.

En realidad lo único que puedo escuchar es mi corazón veloz, mi respiración calmada y una voz en mi cabeza que me dice que estoy en el lugar y momento correcto con la mujer indicada.

Naira mira y escucha con atención las palabras del discurso mientras yo contemplo su perfil. No sé si es mi imaginación, el maquillaje o la ocasión, pero puedo decir que se ve radiante.

Hermosa y sencilla es el centro de atención. Por lo menos de la mía, sin duda.

Ni siquiera soy consciente de los minutos pasando a gran velocidad porque me hallo con la mirada fija en ella pensando en todo lo que se viene adelante.

Nueva casa, nuevo vecindario, nuevas aventuras. Un bebé... y luego tal vez otro. Más tiempo juntos. De hecho toda una vida.

¡Dios! Toda la vida con ella son... ¿qué, sesenta, setenta años? Y no creo que sea suficiente.

Más temprano que tarde es hora de recitar nuestros votos ensayados. De decirle que la amo y juro cuidarla y serle fiel, aunque eso ella ya lo sabe.

Prometemos amarnos siempre, en la salud y la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. Tomamos las alianzas y coloco en su dedo el anillo que simboliza nuestra unión. Ella hace lo mismo.

Ambos estamos sonriendo ampliamente cuando vienen los acepto, y por último:

—Puede besar a la novia.

Sin dejar de sonreír y verla a los ojos, rompo la distancia entre nuestros cuerpos y acoplo sus labios con los míos. Beso la dulce, suave y delicada boca de la que ahora es mi esposa.

Y nada puede ser mejor que este momento de total seguridad en el que me doy cuenta de que ya no somos dos personas por separado, sino una sola, y que estaremos juntos por el resto de nuestras vidas, disfrutando de nuestra compañía y buscando maneras de demostrarnos cada día nuestro amor.

De hacerle saber que siempre supe que era ella la única mujer indicada para mí. Que la amé hace años, la amo hoy y lo seguiré haciendo hasta que mi corazón deje de latir.


Instagram: cmstrongville
Twitter: cmstrongville
Grupo en fb: Leyendo a Cee


Continue Reading

You'll Also Like

192K 11.7K 82
¿Es fácil que tu hermano se vaya a estudiar y vuelva con novia? ¿Es fácil que la novia de tu hermano tengo un hermano? ¿Es fácil que no te lleves...
968 101 11
Toda mi vida he estado enamorado de ella. Pero ella ni siquiera me mira. Siempre la observo en silencio y la admiro desde la distancia. Me da pánic...
72.8K 3.8K 53
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
6.7K 547 20
"Yo me enamoré de sus demonios, ella de mi oscuridad. Juntos éramos el infierno perfecto..." 🖤 • • • ©️ Copyright 2023, Patrixia Gómez Todos los de...