Detrás del arcoíris ||L.S.

Da CallThemLarry

7.5M 723K 3.4M

¡¡YA DISPONIBLE EN FÍSICO!! EN AMAZON [ EDITORIAL NARANJA ] ❝¿Qué pasa cuando un homofóbico se enamora de un... Altro

||Dedicación.
||Prólogo.
||Capítulo 1.
||Capítulo 2.
||Capítulo 3.
||Capítulo 4.
||Capítulo 5.
||Capítulo 6.
||Capítulo 7.
||Capítulo 8.
||Capítulo 9.
||Capítulo 10.
||Capítulo 11.
||Capítulo 12.
||Capítulo 13.
||Capítulo 14.
||Capítulo 15.
||Capítulo 16.
||Capítulo 17.
||Capítulo 18.
||Capítulo 19.
||Capítulo 21.
||Capítulo 22.
||Capítulo 23.
||Capítulo 24.
||Capítulo 25.
||Capítulo 26.
||Capítulo 27.
||Capítulo 28.
||Capítulo 29.
||Capítulo 30.
||Capítulo 31.
||Capítulo 32.
||Capítulo 33.
||Capítulo 34.
||Capítulo 35.
||Capítulo 36.
||Capítulo 37.
||Capítulo 38.
||Capítulo 39.
||Capítulo 40.
||Capítulo 41.
||Capítulo 42.
||Capítulo 43.
||Capítulo 44.
||Capítulo 45.
||Capítulo 46.
||Capítulo 47.
||Capítulo 48.
||Capítulo 49.
||Capítulo 50.
||Capítulo 51.
||Capítulo 52.
||Capítulo 53.
||Capítulo 54.
||Capítulo 55.
||Capítulo 56.
||Capítulo 57.
||Capítulo 58.
||Capítulo 59.
||Capítulo 60.
||Capítulo 61.
||Capítulo 62. (Final)
||Epílogo.
Detrás del arcoíris en FÍSICO
||DETRÁS DEL ARCOÍRIS DISPONIBLE EN AMAZON

||Capítulo 20.

139K 13.3K 74.1K
Da CallThemLarry

Doncaster, Reino Unido.

El encarcelamiento del padre de Louis y Felicite, Troy Tomlinson, marcó una gran diferencia entre el antes y el después en la vida de la familia Tomlinson. Todo cambió drásticamente en cuestión de días, todo el mundo se volteó de cabeza y la familia que Joanna y Troy habían construido se vino abajo con facilidad.

Joanna fue la primera en comenzar a cambiar. Las primeras horas después del encarcelamiento de su esposo entró como en un inmenso trance, en un estado de shock completo. Tenía los ojos llorosos y las manos temblorosas. Pensaba en las cosas que había hecho mal y en qué le había fallado a su familia para que quedara destruida. Aunque claro, la respuesta era obvia; no había defendido a sus hijos cuando éstos la habían necesitado.

Ese fue el primer error de muchos que logró identificar en su vida como madre de dos maravillosos hijos.

Louis en cambio se mantuvo activo de aquí para allá. Habló con el juez para que le diera información específica acerca de su padre, trató de sobornarlo un par de veces pero eso no dio resultado, ni de lejos. Al parecer Troy había cometido un grave delito y no había marcha atrás, debía cumplir su condena.

El juez también le dio información sobre su hermana, Felicite, y sobre cómo Harry Styles había pedido ser el tutor de la menor, cómo le había rogado para que comenzara a organizar el papeleo y que abriera un juicio para poder decidir con quién se quedaba la adolescente. Al no tener familiares cercanos (como tíos), era algo difícil decidir sobre ella.

El odio de Louis hacia Harry seguía en aumento, cada vez más. Décima por décima sentía en sus venas la palabra ''odio'' cada vez que mencionaban a ese idiota, o cada vez que lo recordaba de casualidad. Al principio pudo creer alguna cosa sobre él, sobre que era bueno, sobre que quizá él estaba equivocado. Pero cada día sentía que su rencor hacia él aumentaba.

La familia de Louis, al poco tiempo, se destruyó. Y por más intentos de él para mantenerla en pie aquella situación no tuvo mucho éxito. Joanna nunca volvió a ser la misma, más que nada por el dolor que le causaba el darse cuenta de que nunca fue ni podría ser una madre ejemplar, y ahora que había perdido a Felicite, Louis podría bien haber pasado a segundo plano.

Troy no quiso recibir visitas y no se dignó a ver ni a hablar con alguien. Por las noches tenía pesadillas y soñaba con cosas que lo avergonzaban y que lo atormentaban. Soñaba con un par de ojos de color y deseaba con todo su ser poder devolverlos al rincón de su mente donde se habían ocultado tantos años.

||

Tres semanas después del encarcelamiento de Troy las cosas empeoraron del todo y sucedió lo que, eventualmente, algún día tendría que pasar.

Joanna dejó a Louis.

No fue nada amorosa, realmente, ni atenta, ni se despidió. Simplemente Louis despertó un día y ella ya no estaba. Ya no volvió. A pesar de que sólo eran ellos dos en la casa, a pesar de que se suponía debían estar juntos para apoyarse y para sobrevivir a ese golpe tan duro que les había dado la vida, ella lo dejó. Ni siquiera le dio una razón, o una explicación. Esa fue una de las cosas más dolorosas que pudo haberle hecho.

Louis pensó que una madre es incondicional a sus hijos, que jamás los abandona, que siempre los apoya y más en esos momentos tan difíciles para todos... Pero se equivocó, como siempre. Se sintió muy, muy traicionado y olvidado. Un sentimiento inexplicable. Su propia madre lo había dejado para que lidiara solo con la situación.

A Louis le costó un poco de trabajo comprender lo que estaba pasando en realidad, a pesar de ya no ser un adolescente en lo absoluto todavía se sentía dependiente de sus padres, dependiente de vivir de ellos. Nunca había tenido que trabajar, o tener que ir a buscar de comer porque siempre lo tenía todo a la mano... Se sentía completamente inútil y muy estúpido, pero conforme fueron pasando los días y la comida se fue agotando, tuvo que comenzar a considerar sus opciones y decidir que era tiempo de madurar.

Su madre le había dado la espalda, su hermana también y su padre se rehusaba a verlos o a recibir visitas. Estaba completamente solo ahora, y tenía que comenzar a vivir de manera independiente. Hacer lo que sus padres nunca le habían permitido porque siempre habían decidido por él; madurar.

||

El gran problema de Louis fue que era muy estúpido y no tenía ni un poco de sentido común.

Su primer error fue salir de casa sin nada, sin una dirección, sin alguna meta. Simplemente salió porque sí, y lo peor es que sin alguna chaqueta para tan maldito frío que hacía esos días.

El segundo error fue olvidar las llaves adentro de su casa.

El tercer error fue no aprender a trepar hacia el techo de su casa y tener una vía alternativa de entrar a ella.

—Demonios, lo que me faltaba —bufó Louis mientras golpeó la puerta de una patada, enojado por su propia idiotez. Golpeó la puerta una vez más y recargó su frente contra la fría madera—. Debí hacer un juego de llaves cuando tuve la oportunidad —se lamentó en voz baja.

Pero bien dicen que donde se cierra una puerta, se abre una ventana. Aquel error, aquel pequeño error y el orgullo de Louis al negar a toda costa pedir ayuda de sus vecinos y hasta de su novia fue el primer paso para comenzar la mayor lección de su vida, aprendiéndola de una de las mejores personas que existían.

Sin embargo él no lo sabía, y por lo tanto se la pasó al rededor de quince minutos maldiciendo en voz baja y alta frente a su casa la idiotez que acababa de hacer, y que tenía que pensar en algo pronto antes de que se muriera de frío afuera. Realmente era muy débil respecto al frío, y usualmente cuando se quedaba mucho tiempo expuesto a temperaturas bajas, tendía a enfermarse gravemente.

Más le valía encontrar una solución a ese problema, pronto.

||

Louis recorría las calles bajo la noche con el frío helándole hasta las venas. No tenía pensado volver y romper una ventana para entrar en su casa, todo su orgullo se iría a la mierda después de eso y tampoco estaba dispuesto a hablarle a Eleanor. Tampoco estaba dispuesto a hablarle a Ed, lo quería, pero sentía que debía lidiar con eso solo. Debía aprender a valerse por sí mismo hasta en la situación más estúpida. La que estaba pasando era un ejemplo claro.

Pero sinceramente... comenzaba a enfermarse. Y sus ganas de estar calientito al menos un poco estaban tentándole mucho.

Era de noche ya, y el clima no dejaba de bajar. Su camisa ya ni siquiera le brindaba un poco de calor. Se sentó en la banqueta y comenzó a lamentarse de todo, era su fin. ¿Cómo es que se había puesto a sí mismo en una situación tan tonto?

Se cubrió todo lo que pudo con sus brazos y empezó a sentirse mal, enfermo. No sabía lo que pasaba, de verdad se sentía enfermo. ¿Quizá era por que no había comido bien en esos días?¿Cuándo había sido la última vez que se había alimentado bien? No lo recordaba muy bien, todos esos días se había mantenido muy activo respecto a lo de su madre y a tratar de mantener a su madre viva. Era probable que hubiera descuidado un poco su salud puesto se sentía algo enfermo y sumado al frío y a su alergia... Estornudó varias veces seguidas.

—Si me voy a morir, que sea rápido por favor —dramatizó Louis y estornudó una vez más.

Detrás de él una señora detuvo su andar y por ende a sus acompañantes, ésta se acercó a Louis y lo tomó por el hombro, sintiendo lo helada que estaba su piel. Louis comenzó a ver que su visión se tornó borrosa ligeramente, pensó muy vagamente en ese instante que era una forma muy estúpida de morir.

—¿Joven? —dijo la voz calmada de una mujer—, ¿se encuentra usted bien?

Louis no pudo contestar porque justo en ese instante, se desmayó.

||

Anne vio cómo el chico se desvanecía en medio de la banqueta y se preocupó, se hincó junto a él para removerlo, intentando en vano despertarlo. Sus acompañantes, más específicamente sus compañeras de trabajo se hincaron con ella y comenzaron a zarandear el cuerpo de Louis con cuidado para que recobrara la consciencia. No pudieron.

—Oh por dios, se ha desmayado —dijo una de sus amigas, evidentemente preocupada por aquel desconocido—. ¿Debemos llamar a una ambulancia?

—Está helado —comentó otra.

Anne se quitó el abrigo que tenía puesto y envolvió el cuerpo de Louis con él. Le quedó casi a la medida, así que pensó en qué podía hacer. Aunque no había muchas opciones, no lo conocían, no sabían su nombre y se había desmayado en plena calle. Anne no podía dejarlo allí y no lo haría, no quería desamparar a alguien. Hace mucho tiempo que se había propuesto ayudar a todas las personas que le fueran posibles. Era un compromiso que tenía con la vida y no rompería su promesa.

—Vamos a llevarlo a mi casa —decidió Anne y le indicó a sus compañeras que la ayudaran a levantar al joven del suelo.

Así que con mucho esfuerzo, y dejando a un lado que el chico castaño pesaba probablemente un poco más que ella, entre sus compañeras y ella lo arrastraron casi inconsciente hasta llegar a su casa, donde lo depositaron en el sofá de manera cuidadosa y Anne preparó un té y ropa limpia para cuando despertara.

||

Un rato después de estar cuidando al joven desconocido y taparlo con un par de sábanas para mantenerlo calientito y a salvo, Anne vio con alivio cómo los ojos de Louis se abrían poco a poco y sus orbes azulados miraban todo con curiosidad y miedo, inclusive a ella. Louis inmediatamente que despertó se preguntó dónde estaba, quién era esa señora y cómo mierda había llegado ahí.

Él vio que ella le sonrió tranquilizadoramente para infundirle algo de confianza, cosa que causó lo contrario, Louis simplemente se hizo para atrás con desconfianza y frunció el ceño.

—¿Hola? —preguntó él, Anne pudo notar que su voz era melodiosa y aguda, sin embargo habló de forma brusca— ¿Quién es usted y qué hago aquí?

Anne sonrió de nuevo ligeramente, sabía que probablemente él estaba asustado y confundido, así que se apresuró a darle una buena explicación de por qué había decidido llevarlo a su casa y cuidarlo.

—Oh, no, tranquilo cariño no te asustes, no te he traído aquí para nada malo, sólo quiero ayudarte —explicó Anne, era una señora muy cálida y tenía unos hermosos ojos de un color claro— Te he traído aquí porque te he encontrado en muy malas condiciones, te has desmayado y quería asegurarme que no te pasara nada allá afuera.

Louis se sintió ligeramente avergonzado por mostrar su lado desprotegido a una total desconocida, sintió su orgullo por los suelos. Se sintió muy, muy tonto. Y eso hizo que se pusiera a la defensiva de inmediato. Frunció el ceño de nuevo y lentamente se quitó las sábanas que lo cubrían de encima.

—Disculpe, pero nadie le ha pedido que se haga cargo de mí —dijo de forma brusca, Anne abrió ligeramente los labios, sorprendida de su actitud.

—No quería ofenderte de alguna manera... —dijo Anne, algo dudativa aún sobre la reacción del joven.

—Habría preferido que me dejara morir en la calle a esto —contestó Louis de inmediato y sin pensarlo.

Anne se ofendió, Louis lo vio y por primera vez en la vida se sintió como si fuera un completo cerdo sin valores y hubiera hecho algo completamente malo. Se sintió como un niño a punto de ser regañado y sintiéndose culpable de lo que había hecho. Anne estaba algo indignada, más no enfadada.

—¿Es que tus padres no te enseñaron a respetar, jovencito? —Anne se hizo hacia adelante y le dio un golpecito en la frente a Louis, cosa que le extrañó demasiado. Louis simplemente parpadeó varias veces.

Ese había sido un gesto demasiado maternal, su madre nunca le había hecho algo así. Se sintió muy extraño así que por lo tanto no respondió a la pregunta de la señora, que ahora estaba un poco más relajada. Volvió a tener ese gesto sonriente en su rostro. Ella, sin duda, era muy hermosa... Al parecer no sólo en su rostro, Louis no sabía con seguridad que Anne era una mujer de extraordinarios sentimientos.

—Sólo quiero que te quedes en esta casa en lo que te recuperas y si no tienes a donde ir, aquí eres bienvenido—dijo Anne, más tranquila— Si te sientes incómodo eres libre de irte, pero no ahora, al menos come algo, por favor —le pidió ella mientras lo miraba a los ojos. Su mirada era sincera, Louis se encogió ligeramente.

''Sólo quiero ayudarte'' no supo por qué lo hizo, pero inconscientemente recordó las palabras de Harry y quiso azotarse la cabeza contra la pared. ¿Cuándo dejaría de recordar a ese chico? Algo en la mirada de aquella señora le recordaba a él. Tan sincera, tan calmada, tan sabia... A ratos pensaba en ese tal Harry y eso le incomodaba, le hacía sentirse mal. ¿Por qué no desaparecía de su mente del todo? Lo peor de todo es que a veces ni siquiera le incomodaba recordarlo. Era absurdo. Necesitaba librarse de ese problema.

—No quiero ser una carga... —comenzó a decir Louis en voz baja y se cruzó de brazos, como enfurruñado. Anne sonrió.

—No eres una carga, puedes quedarte hasta que te sientas bien y sólo entonces podrás irte —aseguró Anne, tenía el rostro serio. Estaba hablando en serio.

Louis lo dudó unos instantes. No conocía a esa señora en lo absoluto, no conocía si ayudarlo era su verdadera intención, no sabía en dónde se encontraba ni el nombre de ella... Pero aún así...

—Le pagaré lo que gaste en mí, lo haré —prometió Louis un tanto brusco, intentando tapar con enfado la vergüenza que sentía en esos momentos.

—Bah, tonterías.

Anne sonrió anchamente y sólo entonces a Louis se le escapó un pequeño gesto, una media sonrisa. Se sintió un poco más a gusto y se dio el lujo entonces de respirar profundamente y liberar poco a poco la tensión que había sentido desde que había despertado en la casa de esa desconocida.

—Pero ni siquiera me conoce, podría ser un asesino y usted me está dando cobijo en su casa—advirtió Louis a ella mientras ella se levantaba de su lugar e iba a la cocina por el té que había preparado previamente para él—. No es justo, no sabe mi nombre, no sabe quién soy.

Anne volvió y le dio una taza humeante con sumo cuidado, la depositó en las manos del joven que las recibió con algo de felicidad. El calor que desprendía la taza le calentó la piel fría.

—Hago esto no porque sepa quién eres si no porque realmente quiero ayudarte.

—No sabe ni mi nombre... —bufó Louis en voz baja, incrédulo de lo desinteresada y lo calmada que era aquella mujer.

—Entonces dímelo —le pidió ella, sonriendo una vez más. A Louis esta vez le agradó esa sonrisa, le brindó un poco más de confianza.

—Louis, mi nombre es Louis.

Anne vio los ojos azulados de Louis y meditó el nombre unos minutos, era un bonito nombre. Tendió su mano y se la ofreció para estrecharla con él. Louis se le quedó mirando unos segundos antes de tomarla despacio, Anne le dio un apretón.

—Mi nombre es Anne Cox —se presentó ella por primera vez, Anne... con que ese era su nombre—. Mucho gusto, Louis.

De alguna manera en ese momento cuando Anne le sonrió como cuando una madre le sonríe a su hijo se sintió algo incómodo, algo sorprendido. Anne lo trataba con tanta confianza, con tanto cariño y ni siquiera lo conocía. En su vida había conocido a alguien así, tan desinteresado por recibir lo que daba.

Anne preparó algo de comida para Louis mientras hablaban y éste terminó de comer apenas unos minutos después de que se le fuera entregado su plato repleto de buena y rica comida. Estaba tan hambriento que de no ser que Anne le quitó el plato y le sirvió más, en esos momentos estaría masticando vidrio.

Aunque Louis seguía algo receloso con todo ese asunto, estaba evidentemente más cómodo y se mostraba con más confianza. La mamá de Harry veía a Louis con satisfacción, le alegraba saber que estaba haciendo algo bueno con lo que le restaba de vida y Louis... no lo sabía con exactitud pero ese joven le daba una buena corazonada. Algo le indicaba que ese chico estaba destinado a grandes cosas. Le agradaba también la idea de tener algo de compañía al menos un rato.

Al no tener a Harry en casa, quedarse sola no era una opción. Se sentía tan vacía aunque su compañía fuera la soledad y las novelas del canal cuatro. Su hijo venía y era tan amoroso como siempre, pero sólo la visitaba cuando tenía tiempo y no estaba agobiado salvando al mundo...

Estaba tan orgullosa de él.

—¿Quieres más? —preguntó Anne riéndose ligeramente cuando vio que Louis había acabado su segunda ronda.

Louis se sonrojo un poco, sus mejillas bronceadas se tornaron color rojo y eso lo sorprendió. Se sintió aún más tonto pero aún así tenía algo de hambre... Así que tragándose su orgullo y toda su dignidad, agachó ligeramente la cabeza y asintió varias veces. ''Sí''.

—A este paso te acabarás la comida de la alacena, Louis —bromeó ella.

Louis se sonrojó aún más y Anne lanzó una carcajada desde la cocina al verlo. ¿Tan pronto y tanta confianza? Louis se sintió completamente avergonzado. Regresó con el plato lleno de comida, de nuevo. Antes de que Louis comenzara a comer, él habló con ella.

—De verdad, gracias por esto que usted hace por mí y-

Anne sonrió con amabilidad y lo hizo callar con un gesto de mano.

—No me hables de usted, me siento vieja Louis.

—Gracias por todo lo que haces por mí —corrigió, parecía en verdad sincero, algo apenado, pero sincero. Louis alzó la vista y la miró a los ojos—, de verdad.

Anne no estaba acostumbrada a que le dieran las gracias de esa manera, negó con la cabeza y se levantó de la silla.

—Basta de cosas, jovencito —le hizo callar—. Come y cállate antes de que te saque a patadas de mi casa —bromeó.

En ese instante Louis se dio cuenta y secretamente lo pensó. Se sintió algo culpable pero aún así no pudo evitar Louis quería una madre como Anne, Joanna ya ni siquiera le importaba. Si Anne supiera lo que él había sido en un instante, ¿lo querría todavía?

||

—Así que en resumen... ¿No tienes a dónde ir? —cuestionó ella, recargándose en la mesa con los codos y mirándolo intentando con todas sus fuerzas el ocultar la risa que le había causado la situación de Louis.

—Prácticamente sí —corrigió Louis—, pero...

—No tienes las llaves.

Louis sonrió, apenado por su estupidez. Ya le había dicho adiós hace bastante tiempo a su dignidad y hasta ahora las cosas no pintaban tan mal como pensaba que irían. Así que decidió depositar su confianza en Anne a pesar de aún ser unos completos desconocidos.

—Sí.

Louis no había podido ocultar por mucho tiempo la situación en la que se encontraba. La confianza que le brindaba Anne y la manera tan sincera de brindarle su ayuda... había terminando diciéndole la situación por la que había pasado para estar ahí, y Anne se había reído un rato al terminar de escuchar su relato, pero ahora estaban serios.

—Pues podrías quedarte aquí, Louis —ofreció ella.

—Oh no, eso sí que no —se negó rotundamente Louis—. No me quedaré, no me aprovecharé de tu hospitalidad. Tengo que regresar a casa de todas formas.

—Louis, no estás aprovechando anda. No tienes a dónde ir por esta noche, al menos puedes quedarte a dormir y mañana por la mañana podrás irte a buscar una solución y yo te ayudaré. ¿Te parece?

—No, en verdad...

—Si no aceptas, me enojaré.

Unas cuantas condiciones más de Louis, y éste aceptó quedarse.

||

Esa misma noche/madrugada, Louis decidió darse una ducha. Bueno, no decidió, fue obligado por Anne e inclusive ella fue quien lo empujó al baño para que lo hiciera. La objeción de él para negarse a hacerlo fue que no tenía ropa y que ya no estaba dispuesto a abusar a tal grado de su hospitalidad, ella dijo que arreglaría ese asunto.

—Hueles a zorrillo —había dicho Anne para que Louis al final aceptara.

Y después de mucha insistencia, Louis lo hizo. Anne le caía cada vez mejor, era tan cálida, tan confiada, tan buena... Era todo lo que una madre debía tener, cuidadosa, atenta, amorosa... Y de nuevo Louis pensaba que si ella tenía hijos, ellos debían de ser muy afortunados al tener a una madre tan increíble. Cuando Louis salió del baño envuelto en un par de toallas que le había entregado Anne, ésta le había dejado un cambio de ropa en el lavamanos.

—Aquí tienes, ropa. Te lo dije, eso no es problema —Louis escuchó la voz de Anne amortiguada detrás de la puerta de la habitación, Louis sonrió ésta vez ante su audacia— Usa el cuarto de la segunda puerta del pasillo como cambiador, allí te dormirás —le avisó felizmente detrás de la puerta del cuarto de baño y posteriormente se fue.

Louis admiró a Anne en ese momento, de verdad lo hizo. Ella actuaba como si lo conociera de toda la vida, no lo trataba mal ni le reprochaba nada. Lo único que conocía sobre él era su nombre y aún así lo hacía sentir querido por ella. Lo hacía sentir especial por el trato que le daba.

Esa mujer, definitivamente, tenía merecido el cielo.

Cuando se puso las ropas que le había dado Anne; un pantalón de dormir, una camisa negra e inclusive ropa interior, se dio cuenta de que le quedaban demasiado grandes. Y tenían un olor peculiar, un olor muy agradable y al jabón que él había usado del baño. Le gustó ese olor, más que nada porque le recordaba a los días tranquilos de invierno, a los días de paz.

Y sabía que conocía ese olor, pero no sabía de dónde. Lo peor de todo, es que independientemente de su origen, tenía la impresión de que no importara cuántas veces lo inhalara, nunca se hartaría de olerlo.

—¿Cómo te han quedado las prendas? —le preguntó Anne una vez que bajó a la primera planta.

Louis sencillamente se veía muy adorable, con todas las prendas holgadas y el cabello revuelto a causa de habérselo secado con la toalla, con ese gesto fruncido tan peculiar de él... Se veía tan pequeño.

—Bien, algo grandes —dijo jalándose la playera con un poco de disgusto, le hacía sentirse muy pequeño—, pero todo muy bien. Muchas gracias.

—No es nada, Louis.

Él tenía algo de curiosidad y quería saber más sobre Anne, así que no pudo detener su lengua y preguntó lo que quería saber.

—Por cierto ¿de dónde ha sacado las cosas? ¿y de quién es la habitación?

—Todo es de mi hijo, pero él se ha ido hace bastante tiempo —Anne bajó la mirada y sonrió de manera melancólica, Louis se sintió algo mal por ella, parecía que le afectara un poco—. Viene sólo de vez en cuando y no creo que lo haga ahora muy seguido, tiene mucho trabajo en estos momentos..

Anne se veía bastante triste respecto al tema, así que Louis no preguntó nada más.

||

Esa noche, Louis durmió muy cómodamente en la cama del hijo de Anne que rebosaba del olor que tanto le gustaba.

No sabía que estaba durmiendo justamente en la cama de Harry.

||

En la mañana cuando ambos despertaron, Louis parecía recargado de energías positivas, pareciera como si de la noche a la mañana todo él hubiera cambiado. Tenía el rostro adormilado pero tenía un gesto bastante amable a comparación del día anterior. Anne ya estaba en la cocina haciendo el almuerzo así que él se dirigió con ella.

—Buenos días, Anne —saludó él.

—Buenos días, Louis. Ya casi está el desayuno —avisó ella con entusiasmo—. Pasa algunos platos a la mesa, por favor, y comeremos.

Louis hizo lo que Anne le pidió y le ayudó a traer la comida, se sentaron los dos y se dispusieron a comer.

—Cuando acabemos iré con un amigo, creo que ya lo he decidido —avisó Louis mientras Anne tomaba jugo—. Intentaré solucionar el asunto de mi casa y si no funciona, supongo que tendré que conseguir

—Podrías quedarte aquí-

—No, eso sí que no —se negó Louis rotundamente e impidió que hablara—. Ni hablar, Anne.

—Tómalo como última opción, Louis —pidió ella—. Puedes estar aquí el tiempo que necesites y no tiene que ser gratis, puede ser como una renta pero prométeme, por favor prométeme que si tienes problemas regresarás aquí.

Louis la miró con algo de duda. ¿Podría prometerle volver? Si no funcionaba nada, si al final no tenía alguna opción para arreglar lo de su casa... ¿podría volver con Anne? Louis la miró por interminables segundos. Esa mujer tan amable le estaba ofreciendo vivir en su casa por un tiempo...

Como última opción, se recordó. Louis sabía que había más opciones y que alguna tendría que funcionar. No tendría que regresar entonces y tampoco tendría que darle más molestias de las que ya le daba.

Pero si algo no funcionaba... Anne estaba dispuesto a ayudarlo, a apoyarlo. Louis lo pensó unos segundos más.

—Bien, lo prometo —dijo Louis al final.

Anne pareció más tranquila entonces porque su postura se relajó y dio un largo suspiro, parecía más aliviada. Ambos siguieron comiendo hasta que Louis decidió hablar de nuevo. Seguía teniendo curiosidad sobre la familia de Anne y el por qué se veía tan sola siendo una increíble mujer.

—Anne, ¿y dónde está tu hijo? —preguntó él, su curiosidad había despertado de pronto.

—Está trabajando —avisó ella de una forma tan orgullosa que se notó en su voz—. Es un hombre muy bueno y le gusta ayudar a la gente, siempre haciendo el cambio y la excepción... De hecho hace un rato llamó para decir que vendría a desayunar pero no creo qu-

Justo en ese momento, la cerradura de la puerta sonó con un *click*, indicando que se había abierto, interrumpiendo la plática que apenas comenzaría de Anne y Louis.

La puerta dio paso a una silueta alta que estaba abrigada hasta los dientes, la bufanda roja le tapaba el cuello y su cabello largo y rizado estaba despeinado a causa del viento que soplaba fuerte en la calle.

—Mamá, ya llegué —avisó gritando sonriente.

Se detuvo en el marco de la puerta, sus ojos verdes vieron la escena con cierta sorpresa. Anne no estaba sola como usualmente lo usaba (a menos de que algunas de sus compañeras de trabajo vinieran a desayunar con ella), la acompañaba una persona que se había quedado increíblemente atónito ante su presencia. Se había quedado con la taza de café a medio camino de sus labios.

Entonces reparó en la figura delgada y en la cara atónita que lo miraba con los ojos como platos, alzó las cejas sorprendido cuando se dio cuenta de que la camisa negra y el pantalón de mezclilla que él traía puestos eran suyos.

Louis juraba que se atragantaba y quería morirse en ese mismo instante. Quería ahogarse con la comida que estaba ingiriendo. Ambos se miraron varios segundos, procesando lo que estaba pasando. Harry estaba viendo al hijo de Troy Tomlinson almorzando con su madre, el chico que lo odiaba. Y Louis veía a Harry como siempre; el maldito idiota que le había quitado a su familia.

Pero esta vez había algo diferente. Quizá el momento los había tomado por sorpresa, o quizá porque estaban algo... ¿aliviados? De verse. Anne vio la escena algo confusa sin saber qué pasaba.

—Louis —susurró, sorprendido.

—Harry...

El hijo de Anne era nada menos que Harry Styles.

||

N/A: Regresé de mi tumba, mis bebés 7u7r

Continua a leggere

Ti piacerà anche

136K 6.5K 31
Ambos viven en la masía. Desde que se conocen Héctor siempre la ha molestado. Y ella no piensa nada bueno del él. Pero todo cambiará tras un trabajo...
6.3M 461K 41
Harry es hijo del Conde de Goodshawn y Louis el Duque de Fairfox. En una sociedad en donde la homosexualidad es mal vista e incluso condenada, ambos...
2.2M 229K 131
Dónde Jisung tiene personalidad y alma de niño, y Minho solo es un estudiante malhumorado. ❝ ━𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨, ¿𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘳𝘦𝘫...
273K 26.4K 67
Freen, una CEO de renombre, se ve atrapada en una red de decisiones impuestas por su familia. Obligada a casarse con Rebecca, una joven que llegó a s...