Revenge © |B#3|

By den_og07

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Revenge © |Book #3| «La venganza no es una opción, ¿o si?» Cassandra no es la misma después de lo del baile... More

Prólogo...
Capítulo #2
Capítulo #3
Capítulo #4
Capítulo #5
Capítulo #6
Capítulo #7
Capítulo #8
Capítulo #9
Capítulo #10
Capítulo especial.
Capítulo #11
Capítulo #12
Capítulo #13
Capítulo #14
Capítulo #15
Capítulo #16
Capítulo #17
Capítulo #18
Capítulo #19
Capitulo #20
2016
Capítulo #21
Capítulo #22
Capítulo #23
Capítulo #24
Página
Capítulo #25
Capítulo #26
Capítulo #27
Maratón 1/3
Maratón 2/3
Maratón 3/3
Capítulo #31
Capítulo #32
Capítulo #33
Capítulo #34
Capítulo #35
| Fragmentos del Diario de Celestia. |
Capítulo #36
Capítulo #37
Capítulo #38
Capítulo #39
Capítulo #40
Capítulo #41
Capítulo #42
Capítulo #43
Capítulo #44
Capítulo #45
Capítulo #46
Capítulo #47
Capítulo #48
Capítulo #49
Capítulo #50
Capítulo #51
Capítulo #52
Capítulo #53
Capítulo #54
Capítulo #55
Capítulo #56
Capítulo #57
Capítulo #58
Capítulo #59
Capítulo #60
Epílogo.
Final Alternativo
:)

Capítulo #1

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By den_og07

Narra Cassandra...

El sonido del cardiograma era lo único que llenaba la habitación. Y cada vez que lo escuchaba me ponía más nerviosa por lo que le pudiera pasar a Luke.

Ya habían pasado 4 semanas -casi un mes- desde el incidente en la boda de Géminis y yo no podía dejar de pensar en lo que había pasado. Yo había sido la culpable de que Luke se encontrara como estaba en este momento. Cuando Luther había vuelto con Troy y los demás, yo no quería dejar a Luke sólo. El simple hecho de pensar que le pasara algo me dejaba peor de lo que estaba. Horas después que había salido del lugar y llegado al hospital, Troy se metió a una habitación junto con Luke. Yo había peleado con mis amigos para que me dejaran entrar, pero al final sólo conseguí romperme por dentro y llorar. En los siguientes días, los chicos y yo, nos quedamos en el hospital esperando escuchar las noticias que tenía Troy que darnos, fueran las que fueran. Pero conforme fueron pasando los días, cada vez eran menos las noticias que nos daba. Yo solo quería saber si estaba bien o no, quería saber que podía hacer por él, porque, aunque todos digan que no, lo que le estaba pasando era mi culpa.

Aún recuerdo su rostro cuando lleno de líneas negras y la parte donde la esfera había caído.

-Cassandra...Troy quiere vernos. -dijo una voz en el umbral de la puerta.

Asentí. -Ya voy.

-Todo estará bien, Cass. -me consoló Luther.

Me levanté y me acerqué a él. -Todo esto...no puedo creer lo que hice.

-No sigas, esto no es tú culpa. -dijo negando con la cabeza.

-Fui yo la que tenía esa maldita esfera negra, fui yo la que no se controló y la soltó, fui yo quien lo dejó así. -dije. Un nudo se me formó en la garganta.

-Cassandra...

-Chicos, Troy quiere que vayan. -interrumpió Leonardo. -Vamos.

Con un asentimiento de cabeza, me alejé de Luther y seguí a mi amigo.

También había sido yo la culpable de que su boda no fuera realizada. Ellos, Leonardo y Géminis, tenía pensado hacer de nuevo la boda y que solo nosotros fuéramos pero había insistido en quedarme en el hospital en espera de que Luke despertara o ver si algo le ocurría que no quise ir y mis amigos cancelaron la boda.

Ahora me sentía la peor persona en el mundo, esto era peor que cuando pensé que había matado a Géminis hace años.

-¿Estás bien, Cass? -preguntó Troy al verme.

-Lo estoy. -mentí. No había comido en días y sentía que en cualquier momento me desmoronaría.

-Bueno... quería verlos porque el caso de Luke es muy...inusual. -dijo.

-¿Por qué? -preguntó Leonardo.

Troy suspiró. -El poder que Cassandra uso no es algo que haya visto antes, y la reacción del cuerpo de Luke al poder también es algo que nunca he visto antes.

-¿Y no dice nada en los libros sobre lo que le está pasando? -preguntó Géminis.

-Por ahora, no -respondió pasándose las manos por la cara.

Cuando las bajó pude ver lo cansado que estaba. Bajo sus ojos azules había bolsas oscuras, ojeras, y ahí donde siempre había una sonrisa ahora había una mueca. Su cabello estaba largo y desordenado. Se notaba que no había dormido en horas, si no días, y que la preocupación lo perseguía.

-¿Qué vas hacer? -pregunté en voz baja.

-¿Qué? -preguntó. Al parecer no me había escuchado.

-¿Qué vas hacer? -pregunté elevando la voz. -Nos reuniste aquí por algo, y dudo que solo sea para hablar sobre su estado. ¿Qué vas hacer?

Troy me miró con lastima. Él, como todos, sabía que esto estaba matándome por dentro.

-Esperar a que despierte. -respondió. -Puede que tarde, aún su sistema está en recuperación.

Las voces de mis amigos se alzaron en un revuelto. Unos decían que no podíamos esperar, que debíamos seguir buscando, mientras que otros alegaban que no podíamos seguir que era mucho, que debíamos esperar que se recuperara de manera natural.

Con un suspiro me levanté de la silla en la que estaba. -Dejen de perder más el tiempo, chicos.

Géminis me miró. -¿Perder el tiempo? Cassy, esto es importante que otra cosa.

-Han estado perdiendo el tiempo. -dije tomando mi bolso. -Ustedes dos tenían una boda que celebrar, Géminis.

-Eso...

-No me digas que no estabas emocionada por hacerla. -interrumpí. -Y tú, Jill, tenias que ir a cenar con tu hermana y aquí estas. Todos tienen cosas que hacer, y sólo yo he estado reteniéndolos aquí.

Salí por la puerta sin decir nada y sin escuchar alguna protesta o algo de mis amigos.

Todo lo que había dicho era cierto, los había estado reteniendo en algo que no era su problema del todo. Quien debía estar aquí principalmente era Troy y yo, los demás podrían hacer lo que quisieran y yo no quería que se perdieran de sus actividades ya antes programadas por mi.

Entré a la habitación en la que se encuentra traba Luke y lo miré detenidamente. Estaba en un estado de coma, estaba inconsciente pero vivía, y eso estaba reflejándose en su cuerpo, rostro y todo. Su cabello castaño había crecido unos centímetros y su piel estaba un poco pálida. Estaba visiblemente delgado por la falta de comida.

Me acerqué a la silla que estaba junto a su cama y me senté en ella. Tomé su mano llena de aparatos y lo volví a mirar. Fue inevitable que una lágrima cayera por mi mejilla.

-Luke, se que en el fondo me puedes escuchar. -murmuré. -Por eso te pido que no me dejes, no ahora y no así. Estuve perdida en el pasado, y fue como perderte. Ahora me doy cuenta que eso no era nada a lo que siento ahora. Te extraño demasiado. No se que hacer ahora, estoy tratando de ayudarte a volver. Troy dice que lo que te está pasando es extraño y complejo, que nunca lo había visto antes. No se si eso es bueno o malo, pero lo que si se es que es mi jodida culpa. Si yo no hubiera...-mi voz se apagó al recordar lo que le había pasado a Luke. Más lágrimas cayeron por mis mejillas. -Lo siento, de verdad. No me dejes, por favor.

La puerta de la habitación se abrió, captando mi atención. Un Luther sudado y con un rastro de sangre saliendo de su ceja y de su labio.

-¿Luther, que...-cayó de rodillas enfrente mi y de su espalda sobre salía una espada.

Un grito salió de mi garganta al mismo tiempo que un Buscador entraba por la puerta. Con una sonrisa en su rostro y con una daga en la mano, el Buscador de acercó a mi rápidamente. Aún en un estado de shock y horror, me moví ágilmente evitando su golpe y que me lastimara con la daga.

No perdí más tiempo para que en mi mano apareciera una espada pequeña de hielo blanco y la blandí contra el Buscador. Él no hizo nada más que esquivar mi golpe con una sonrisa de malicia en su blanco rostro.

-Estás acabada, muñeca. -dijo sonriendo. -Tus amiguitos, tu novio y tú morirán.

-Estás equivocado al pensar eso. -dije antes de volver a dar un golpe.

Esta vez si di, y mi pequeña espada se clavo en su abdomen. Con una sonrisa en mi rostro, saqué la espada de su cuerpo con intención que clavarla en otra parte pero, en un momento de distracción, tomó mi muñeca en el aire y la detuvo ahí. Su sonrisa, a pesar de tener una herida en su abdomen, era la misma que me había dado hace unos segundos, de malicia. En un movimiento rápido y ágil, el chico giró mi muñeca -creo que hasta tronó- haciendo que mi cuerpo girara y quedar de espaldas contra él.

-Eres tan ingenua. Me sorprendes. -murmuró en mi oído.

-A mi también me sorprendes. -respondí entre dientes. -Me sorprende que subestimes la capacidad de una mujer.

Sin decir nada más moví mi codo haciendo que impactará con su abdomen, ahí donde antes había estado mi espada. El chico me soltó mientras se doblaba en dos quejándose del dolor. Aproveché el momento de debilidad y, con mis manos en su cabeza, hice que su rostro impactará con mi rodilla haciendo que si nariz empezara a sangrar.

Sonreí satisfacción. -Nunca subestimes a una chica, imbécil.

Como respuesta obtuve un gruñido de su parte. Con dificultad el chico se levantó y me miró mal. De la nada, su rostro cambio a uno muy conocido por mi.

-Y tú, nunca subestimes el poder de un chico. -dijo entre dientes.

Sus manos se alzaron y de ellas salieron esferas negras que se dirigían a mi. Rápidamente, antes de que llegaran, me agaché evitando que me dieran. En un movimiento ágil hice que dos raíces salieran del suelo y lo atraparan por las pantorrillas y lo levantaran del suelo.

Llevándome un grito de sorpresa y odio, lo dejé caer al suelo con fuerza. Volví a repetir la acción pero, en vez de dejarlo caer, hice que se golpeara con la pared de la estancia. Las ramas desaparecieron y en su lugar hice que pequeños fragmentos de hielos volaran en su dirección.

-Vaya que eres fuerte. -dijo mirándome. Su rostro, al igual que cuerpo, estaba lleno de rasguños causados por los hielos. Sin mencionar que su cara ya estaba llena de sangre.

No le respondí. En vez de eso, lancé la espada con todas mis fuerzas rezando que diera en su maldito pecho y lo matara. Pero para mi mala suerte este lo detuvo con su poder -uno que no sabia que tenía- en el aire. Lo miré sorprendida.

-No sabia que eras Buscador. -murmuré.

Él rió. -Curioso, ya que yo si sabía lo que eras.

-¿Por qué no me lo dijiste? -pregunté.

-¿Debía? -cuestionó riendo. -Oh, Cassandra, eras tan inocente que me hacia gracia verte y que no supieras lo fuerte y poderosa que eras.

Discretamente, en mi mano se empezó a formar una esfera de fuego. -Era una chica normal, ¿por qué cuestionarme cosas que nunca había conocido?

Negó con la cabeza divertido. -Eras muy curiosa. Creí que tarde o temprano lo descubrirías. Pero al parecer lo descubriste tarde.

-¿Y eso en que te involucra? Me dejaste un año antes de que supiera todo esto. -dije molesta. -¿Qué caso tiene esto?

-Soy un Buscador, Cassandra, por si no lo has notado. Todos debemos nuestra lealtad a Nelson, lo obedecemos. ¿Por qué crees que estamos aquí? ¿Por diversión?

-Sinceramente me esperaba a Nicole o a Marco. Entre los tres existe un odio mutuo y explosivo. -respondí. -En cambio, puedo acabar contigo en unos minutos.

-¿Eso crees? Porque estas equivocada.

La espada, que había estaba deteniendo en el aire, voló hacia mi dirección. Fue ahí donde alcé mis manos y la esfera de fuego salió disparada. La espada y la espada chocharon haciendo que la espada se quemara y derritiera.

Con rapidez me acerqué a él y lo golpee en la cara. Si usaba la fuerza bruta lograría cansarlo y eso usar en su contra, pero él daba resistencia. Golpearlo era como golpear un saco de boxeo o alguna almohada, no hacia nada. No mostraba dolor o algo que me diera a entender que mi plan estaba funcionando.

-Eres tan patética. -dijo riendo.

Sin algo que decir y sorprendiéndome, se giró conmigo encima y me dejó debajo de él. Con una sonrisa sacó su daga y la alzó en mi dirección, acercándola demasiado a mi.

-No sabes cuanto quiero atravesar este cuchillo en ti, muñeca. -susurró mientras pasaba el filo del arma por el borde de mi barbilla, cerca de mi cuello.

-¿Y por qué no lo haces? -pregunté sintiendo cada vez más cerca el filo cuando hablaba.

-Me pidieron algo y tengo que cumplirlo. -respondió. -Sabes, nunca quise dejarte.

-Pero lo hiciste. -respondí.

-Lo se. Natalie era una buena chica, y ni hablo de su persona. Si sabes que me refiero ¿no? -dijo sonriendo.

-Eras, eres, y siempre serás un idiota. -dije seria.

Sentí como el filo bajaba por mi cuello hasta llegar al pecho que sobresalía. -Cuida esa boquita, muñeca.

-¿Qué me vas hacer, entonces? -pregunté. Cada vez que respiraba el filo del arma en clavaba más en mi pecho.

-Matarte no, si es lo que piensas. -respondió. -Me pidieron que te dejara vivita y coleando.

-¿Quién y para qué?

-Venciste a los Buscadores, salvaste a los tuyos. ¿Crees que tendrás un final feliz?

-¿Notas que estoy feliz? -pregunté recordando quién más estaba en la estancia.

-Los Buscadores buscan venganza, Cassandra. Y los que se unan a Nelson se salvaran.

-¿Es por eso que no me vas a matar? Preferiría morir ahí bajo tu daga que bajo el poder de Nelson.

-Me halagas, Cassandra. -dijo riendo. -Pero, aunque compartimos los mismos deseos, debo dejarte viva.

-Para Nelson.

-Si te sirve de consuelo, prometo matarte cuando la venganza se ponga en marcha. -susurró en mi odio. -Clavaré mi daga en tu pecho y te desangraras enfrente de mi. ¿Vale?

-Mejor ahora, ¿no?

Rápidamente tomé la mano donde tenía la daga y la clavé en mi estómago. El dolor era tan familiar y a la vez tan horroroso, que a duras penas logré sonreír para él.

-Adiós, Peter.

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