TODO, POR EL PLAN

Von neddnisa

2.2K 198 17

Felipa Cambeiro es raptada cada cierto tiempo, porque es alguien... importante. Pero ¿y si este último rapto... Mehr

SINOPSIS
INFO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
Capítulo 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
Capítulo 31
Capítulo 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
EXTRA

CAPÍTULO 7

117 4 0
Von neddnisa

Casi un mes más tarde...




Juárez estaba tan bonita como la recordaba, quizá incluso más. Seguía siendo un punto peligroso si no conocías bien la ciudad o no te fijabas dónde ibas a parar, y muchas cosas seguían yendo mal, o peor, de lo que hacía años atrás. Pero quitando eso, era una ciudad digna de admiración con mucha, muchísima, historia.

El sol picaba, las calles estaban repletas y yo daba un paseo en busca de algo que hacer. Tenía la mañana totalmente libre, y al fin me dejaron andar a mis anchas sin estar llamándome cada media hora para comprobar si seguía viva y no me había metido en ningún lío.

Mi padre seguía intentando volver al negocio en su totalidad. El ansia le podía, pero no pudo hacer demasiado. Tan sólo logró que sus mayores aliados, aún vivos, le ayudasen a traficar y él obtenía un beneficio menor dado que otros hacían todo el trabajo.

Sabía que la impotencia de la situación le ahogaba lentamente, provocando lo que, esperásemos quedase en un hipotético futuro, perdiese la cabeza y comenzase a traficar y matar sin medida alguna; hacerse con todo de una como yo misma le tenté. Aunque los que estaban jugándose la vida, al fin y al cabo, eran siempre los demás... y mi tío Ricardo; moviendo los hilos. No obstante, para mí iba todo genial tras un mes sin tanto altibajo.

Mi móvil sonó y era un mensaje. Lo leí. Mi lengua recorrió el filo de mis dientes, maldiciéndole mentalmente. Lo guardé. Aligeré mi paso y me dirigí hacia una tienda de electrónica. Fui hacia el mostrador y sonreí al dependiente.

—Hola. Un teléfono desechable, por favor.

Asintió y desapreció por la puerta que había tras él. Apareció de nuevo y me lo tendió. Dejé dinero de sobra sobre el mostrador, le sonreí de nuevo y salí de la tienda.

Observé mi alrededor, inquieta, y entonces me oculté entre la multitud mientras activaba el teléfono. Llamé y descolgaron.

—Necesito tiempo... No puedo ir ahora, sería gafarlo... Encontraré otro lugar... Cuatro días.

Colgué.

Joder.

El mundo pareció detenerse por momentos a mi alrededor mientras que en mi cabeza todo daba vueltas. No podía pensar con claridad, pero debía sostener la calma; mantener la cabeza fría. Y sólo había clara una cosa: tenía menos de cuatro días.

Me dirigí a un bar, pedí un vaso de agua y una cheve. Tras servirme, metí mi móvil y el desechable en agua. No podía creer que alguien como él hubiese cometido tal estupidez y me hubiese mandado un mensaje al móvil. Pero ahora tocaba eliminar rastros. Saqué los teléfonos y los guardé tras secarlos. Me tomé la cerveza casi de un trago esperando que eso calmase la ansiedad.

Regresé a casa tras comprar algo de comida y tranquilizarme. Tenía que pensar el siguiente paso, encontrar la forma de que mi padre se hiciese con todo.

Nada más llegué, fui a buscarle.

—¿Ya regresaste? —preguntó él, colgando el teléfono.

—Dime que tienes teléfonos de sobra.

—¿Qué pasó?

—Un jodido turista. Iban pedo, me empujaron y el teléfono cayó a la fuente de la plaza.

—¿Dónde fuiste?

—Al centro. Quería ver la ciudad —dije—. Aún no había podido visitarla bien de nuevo.

—El próximo viernes, en la noche, vamos a un evento donde puede ser que logre una nueva vía para enviar mercancía. Hay un hombre que organiza una fiesta anual, algo discreta, donde asisten los mejores y muchos logran hacer buenos negocios de todo tipo. Quiero que asistas conmigo.

—Por eso no habrá problema. ¿De qué tipo?

—De gala. Mañana los hombres de Sebastián te acompañarán para comprar algo.

—Maravilloso.

—Es por seguridad, Felipa.

—Ya, pero no es precisamente cómodo, ni discreto, tener a dos hombres de guardaespaldas.

—Mantendrán la distancia. Pero comprende que ahora podrían intentar interceptarte si aún te andan investigando.  Tu tío ya ha tenido que despistar varias veces.

Mis labios se arrugaron con incertidumbre.

—Bueno, todo sea por ti, papá —sentencié—. ¿Y bien? ¿Tienes teléfonos?

—Sí —dijo, levantándose.

Se agachó hacia la caja fuerte tras su asiento y la abrió. Rebuscó y luego la volvió a cerrar. Se alzó, vino hacia mi y me tendió un teléfono nuevo.

—Gracias —dije y entonces tuve una idea, sabiendo que él no lo conocería de memoria—. Déjame tu teléfono para poner el teléfono del tío Ricardo y dame el tuyo. No me los sé de memoria y la tarjeta ha quedado para la mierda.

Me tendió su teléfono tras desbloquearlo.

Vaya, no esperaba que fuese a funcionar tan... bien.

—Vayámonos al porche, la comida está casi lista.

—Tantito voy.

Salió de su despacho mientras yo, mentalmente, celebré mi victoria.

Mientras iniciaba el teléfono nuevo (eran sencillos, no como los últimos iPhone o Galaxy), fui a la agenda del suyo. Rápidamente, anoté todos y cada uno de los teléfonos importantes con un boli en un papel que había sobre el escritorio. Doblé el papel y lo guardé en mi sujetador.

Entonces, casi iniciado el nuevo teléfono, aproveché y revisé algunos de sus mensajes para obtener toda la información que me fuese posible mientras me dirigía al porche con mi padre.  Hasta logré hacer algunas fotos.

—Pan comido —dije al terminar, guardando mi teléfono nuevo y bloqueando el suyo.

Crucé la casa hasta llegar al porche y me senté con él en la mesa. Había preparado un tequila para mí y él tenía otro.

—Me alegra verte aquí —dijo de la nada.

Sonreí lo mejor que pude, devolviéndole el teléfono.

—¿Crees que podamos quedarnos esta vez?

Tuvo que sopesarlo en su mente.

—Eso pretendo.

—¿Y si no?

Eso pareció dejarlo sin respuesta.

—Cuando termine todo esto, te prometo que empezaremos bien de cero. Tú y yo.

Le sonreí.

—¿Cómo va la situación?

—Tengo la confianza de casi todos y la producción es alta, más de lo que creímos dada la situación. Nadie sospecha que lo ocurrido con Pedro fuésemos nosotros. Siguen creyendo que la DEA los paró y nosotros nos vimos sin alternativa. Pero aún no sabemos qué hacer para... ya sabes.

—Bueno.

Entonces, no pude contener la sonrisa perversa que se esparcía por mi rostro debido a una idea. Hablé de nuevo:

Pa, ¿confías en mí?

—Por supuesto. Eres mi hija.

—Entonces creo que tengo la forma de que logres matar dos pájaros de un tiro.

Se incorporó en su asiento, inclinándose hacia mí curioso.

—¿Cómo?

—¿Por qué no haces una reunión con todos, absolutamente todos, los líderes?

—Eso es una pésima idea.

—Al contrario —objeté—. Aunque sea un plan nefasto, lo único que necesitamos es poder sacarles información.

—¿Y cómo mierda pretendes que todos accedan a ello? Muchos no aceptarán venir.

—Es que no vas a invitarles a tomar café. Vas a invitarles para pedir disculpas y unir fuerzas.

—Yo, ¿disculpas? ¿Es que perdiste la cabeza?

Ahogué una risa.

—Es de mentira —expliqué—. Lo necesario es que acudan todos. Y mientras tú te disculpas por lo ocurrido, «pobrecito Pedro, no me quedó más remedio, hice lo que tuve que hacer por todos ustedes...» , les dices que repartes el dinero de Pedro a partes iguales, para ellos, como disculpa.

—Felipa... estás sugiriendo una estupidez. Y perderíamos dinero.

—Tú mismo dices que hay que sacrificar cosas para conseguir otras, ¿por qué no ves que, cuando ellos vean que tu te desviviste por estar bien con ellos, que eres un hombre correcto, que de verdad lo sientes, los tendremos? —le provoqué—. Además, eso ganará muchos puntos en la gala: un hombre que acepta sus errores, parte de más abajo y vuelve a retomar. Podrías conseguir más aliados de lo que crees. Y cuando todo esto termine, tendrás ese dinero de vuelta y mucho más.

Eso pareció hacerlo pensar, porque me miró como si estuviese montando un rompecabezas en su mente; intentando entender mis movimientos.

—¿Y cómo pretendes hacer que nos crean? Porque vendrán preparados por si algo es mentira.

—Necesito que te muestres ameno y hagas lo que te digo. Si algo se respeta en este mundo, por ilógico que parezca, es el honor y la fidelidad. No es necesario traer a todos..., pero sí a tus más allegados como... Fernando, Alejandro, Sebastián..., Mauricio —sugerí—. Ellos son los peces más gordos y con quienes siempre trabajaste al fin y al cabo. El resto de trabajo lo hará el boca a boca.

—Y luego, ¿qué?

—Cuando obtengamos toda la información, armaremos un plan para echarlos abajo en menos de tres meses.

No le hizo falta sonreír, porque sus ojos ya lo hacían. Si algo tenía mi padre, era codicia y era más fácil de engatusar de lo que muchos creen. Y eso fue todo lo que tuve que hacer para iniciar el plan que iniciaría el cambio: acabar con ellos y quedarse con todo.

Weiterlesen

Das wird dir gefallen

278K 11.4K 56
¿Qué harías si un criminal se obsesiona contigo?
266 52 4
que pasaría si Emilia después de descongelar además de encontrarse con Puck se reencuentra con guese para que Emilia sea la próxima bruja de la envid...
128K 4.2K 35
_______ Finch se ha ganado a pulso su puesto en la sede central de la Biblioteca Pública de Nueva York. Pero un encuentro fortuito con Niall Horan, m...
69.3K 2.8K 38
Para él, bella era todo y más -Eres mi dahlia bañada en posesión. ¿Acaso es pecado tomar lo que me pertenece? ... -Tus labios me vuelven loco...