Permite sanar tu corazón [Sas...

Da RomiRitz

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Casi nadie piensa en la muerte o en lo que hay más allá de ella. La Sakura de aquél mundo está cada vez más c... Altro

Si pudieras...
Ángel de papel
Valle de lágrimas
Mundo desconocido
El misterio de un cerezo
El país de los libros
Ella misma
El centro del universo
La leyenda del Tanabata
Concediendo deseos
Una molestia
Cabello cereza
El trotamundos
Las dos Sakuras
Ser valiente
La visión del futuro
Conocernos de nuevo
Una promesa
Engaño
La fuerza de los deseos
Encrucijada
Algún día
Vida cambiante
Bondad y malicia
Más allá de un beso
Efímera felicidad
Flor entre cenizas [Parte 1]
Flor entre cenizas [Parte 2]
Flor entre cenizas [Parte 3]
El peso de las palabras
Bajo el mar
Aviso ~Especial Navideño~
El verano en el que nos conocimos

El sacrificio para ser feliz

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Da RomiRitz


Sakura Haruno cada vez está más cerca de ella.

No es como que Sakura Aoyama la haya aceptado del todo, pero tampoco puede detener un fantasma que no tiene cuerpo real con las manos. No es como si pudiera cerrar los ojos y pudiera hacerla desaparecer. No es como si fuera tan fácil decirle a la ansiedad que deje de estar sobre ella y la deje dormir y llorar tranquila.

Ha perdido el conteo de las horas en las que se pregunta si algo como un futuro es una posibilidad para ella.

De pasar horas en el sofá de la sala a pasar a sentarse bajo el pergolado sobre el que descansan las glicinas, a simplemente rodearse de las paredes de su habitación porque la sensación de sentirse observada también la agobia.

Después de todo, las lágrimas no le piden permiso para salir por sí solas en sus momentos más vulnerables. Solo...salen. 

No quiere que le pregunten qué tiene, no quiere responder, no quiere ver a nadie; pero considerando que ahora que Sasori está de viaje Sakura se mantiene en constante vigilancia por casi todas las personas dentro de esa casa, así que es  muy difícil que pueda pasar desapercibida.

Su habitación es el único lugar seguro al que puede recurrir y pedir que la dejen sola.

A veces hay horas en las que se le mira leyendo, otras pintando, otras simplemente cambiado de posición algunos muebles dentro de su habitación, todo esto para mantener ocupada su mente en otras cosas que no sea el origen de su ansiedad.

Cuando Sasuke no está ahí, es Kakashi quien le hace compañía. Como ahora, que busca la excusa de compartir unas galletas caseras recién hechas por Shion para tener algo de qué conservar con la pelirrosa.

—Está buenas —dice ella mientras mastica sin muchos ánimos.

—Lo están. ¿Le gustaría ir a la cocina y hacer las suyas? —cuando Kakashi lo sugiere, suena descabellado. 

Realmente no tiene ánimos de nada, pero al final accede porque una parte de ella sabe que las personas a su alrededor solo quieren verla sonreír. Con el tiempo ha aprendido que no quiere que la gente se preocupe por ella más de lo que debe. Antes solía hacer lo que le placía sin pensar en las consecuencias y en lo perjudicial que podría ser para otras personas. En los problemas que podría meter a la servidumbre comportándose como lo hacía. Ahora es un poco más consciente de ello.

Cuando llegan a la cocina, las explicaciones de Shion y Amaru son precisas, y en poco tiempo ya tiene una bandeja de masa de galletas dentro del horno a la espera de que se cocinen.

Quiero ver a Sasori, piensa. Su hermano siempre la escucha a pesar de que en ocasiones no le da la razón del todo. Eso le gusta de él. Sabe escuchar. A veces solo está ahí, en silencio, haciéndole compañía. 

A veces eso es únicamente lo que necesita.

Sin embargo, a pesar de que el pelirrojo le ha comprado un celular, y que bien podría llamarle o mandarle un mensaje de texto a cualquier hora del día, simplemente no lo hace porque aún se le complica ese tipo de cosas y porque no quiere preocuparlo.

—¿Quiere que le enseñe cómo escribirle a su hermano? —Sakura mira al hombre, atenta y sorprendida. 

Es como si Kakashi le hubiese leído la mente. 

O quizá solo Kakashi la conoce demasiado bien. 

O quizá Sasori le encomendó explícitamente que se encargara de estar siempre cerca de ella para cuidarla y reportarle sus movimientos. 

Sakura prefiere creer que es solo porque el hombre la conoce bien, después de todo lleva muchos años trabajando en esa casa. Los ha visto crecer a los dos y seguramente sabe que a quien Sakura recurre siempre cuando se siente mal es a Sasori.

No es como si con Sasuke no compartiera cosas, pero hay una línea imaginaria que los divide a los dos. Además de que últimamente ya no ve tan seguido a Sasuke desde que ha regresado a clases.

Mensajes...

¿Se verá muy empalagosa si decide escribirle a Sasuke y le dice que lo extraña?

—¿Quiere escribirle al joven Matsuoka?

Ahí está de nuevo. Esa capacidad de leer mentes.

Sakura mira en silencio a Kakashi unos segundos antes de volver sus ojos al teléfono que ella sostiene ahora entre sus manos.

Al final cierra los ojos y decide no escribirle a ninguno de los dos.

¿Cómo reconocer que una persona te gusta de esa forma en especial?

Sakura realmente no tiene ninguna experiencia en temas amorosos, pero cree que es universal reconocer cuando un sentimiento es la amistad y al amor fraternal con otro tipo de amor que es totalmente diferente.

Con Sasuke es la única persona con quien se ha sentido así, debe ser por una razón.

Cuando le preguntó a Kakashi a cerca de eso, no hubo burla ni muecas raras. Un poco de desconcierto, sí, pero en su mayoría la pregunta de Sakura fue bien recibida con una sonrisa comprensiva y también explicada con tranquilidad.

No es que Kakashi se considere un experto en temas amorosos y en relaciones afectivas, pero el hombre conoce a esos niños desde que eran unos bebés. Los ha visto crecer de forma similar, pero a la vez distinta, desarrollando patrones y personalidades completamente diferentes, así como la manera en la que se asocian con las demás personas.

A Sakura, principalmente, sabe lo mucho que le ha costado abrirse con otros por el tema de su enfermedad así que para el hombre es especial que la chica se apoye en él ahora que Sasori está fuera del país. No le desagrada, al contrario, Kakashi está encantado de poder hacerlo.

—Eso es todo por hoy, pueden retirarse —anuncia el profesor y Sasuke ya está con la mochila en el hombro, poniéndose de pie para correr hacia la puerta del salón y salir de ahí con rapidez.

Esa clase se alargó más de lo esperado y lo llenó de ansiedad porque si de por sí es ansioso por naturaleza, el demorarse demasiado para ir a la residencia de los Aoyama es algo que no tolera. Mucho más ahora que su regreso a clases ha consumido la mayoría de su tiempo y va con menos frecuencia que antes.

Mucho más ahora que Sakura y él son...

"—¿Salir en qué sentido?"

"—En el sentido en el que se ama a una mujer"

Están en otoño. 

Y la bufanda que le rodea el cuello cumple su función de cubrirlo del frío, pero no de esconder el sonrojo excesivo que se extiende por la piel de su cuello y sube por toda su cara hasta alcanzar sus orejas.

Dios.

¿Él dijo eso? ¿Él respondió así?

No tiene idea de dónde obtuvo el valor para decir eso delante de Sasori, pero no se arrepiente ni un poco.

La sonrisa que se le forma tampoco puede ser completamente contenida por el pedazo de tela y más ahora que baja los peldaños de la calzada principal de dos en dos y con rapidez.

Mierda.

En verdad quiere verla.

Quiere verla con el ceño fruncido y los labios haciendo un berrinche al llegar a su casa mientras la escucha quejarse de la ligera demora que ha tenido. Quiere escucharla riéndose o enfadada mientras se dicen todo y nada.

Quiere verla y contarle su día. Lo agotador que han sido sus clases, lo entretenidas que se le hacen algunas, lo difíciles que son otras. Lo que elige para comer en la cafetería o sobre el libro que ahora está leyendo como parte de uno de sus talleres.

Y decirle también lo mucho que la ha mantenido en sus pensamientos.

—¡Hey, Sasuke! ¿A dónde vas con tanta prisa? —es Kiba quien logra alcanzarlo en la parada de autobuses.

—Voy a... —sin darse cuenta, Sasuke está sonriendo como un bobo. Lo que quiere decir lo piensa solo dos segundos antes de soltarlo y volver a sonreír—. Voy a ver a mi novia.

Porque quiere que todo mundo lo sepa ahora.

Porque no quiere esconderlo de nadie.

Porque no hace falta pedir permiso de algo que sabe va a ser eterno e incondicional.

Ama a Sakura.

No por el destino ni por la historia que se entreteje detrás de ellos y del presente que viven. Ama a la Sakura de ahora por quien es. Es Sakura Aoyama la razón por la que se baja dos paradas antes de llegar a mansión para pasar a una florería.

Nunca ha comprado flores en su vida, pero lo que siente en ese momento es tan fuerte que sobrepasa cualquier otra emoción.

Cuando el timbre suena y Sasuke se termina de arreglar un poco la bufanda para verse presentable, el brillo en los ojos de Sakura cuando se deja ver al abrir la puerta hace que de nuevo se sienta nervioso, pero igualmente feliz. Su tímida risa, su discreto sonrojo, sus ojos brillosos, los cabellos que se le mecen a pesar de que lleva ropa abrigadora mientras lo recibe en el pórtico.

Y el sonido del Furin que ambos colgaron cerca de las glicinas del ventanal de la sala.

Ciertamente los ojos y la atención de Sakura han viajado de las letras que se encontraba escribiendo en papel hace unos minutos hacia la puerta principal cuando el sonido del timbre se escuchó. Llevaba un buen rato acompañada únicamente de ella misma y del sonido del viento desde el jardín. Al ser una época bastante fría, las ventanas no solían abrirse por su condición, sin embargo, en esta ocasión solo se había dejado abierto un poco el ventanal pues a Sakura le gustaba escuchar el sonido de las hojas siendo barridas por el suelo de forma natural y de las ramas de los árboles secretearse. 

El sonido de la naturaleza haciendo su presencia de la forma que fuera era música para ella ya que no podía salir de casa aunque...

—¿Eso...?

—¡Ah! ¡Sí, son para ti! —cuando Sasuke extiende el pequeño ramo de flor nube hacia ella, Sakura se replantea de que hay otro sonido para ella que la hace feliz y es único.

La voz de Sasuke, antes y también ahora, siempre ha sido reconfortante.

—Kakashi.

—¿Sí, señorita Sakura?

—¿Qué se hace cuando uno está enamorado?

Siendo privada a muy temprana edad de una figura paterna y materna a la cual hacerle ese tipo de preguntas, Kakashi era lo más cerca a un padre al que Sakura podía recurrir en ese tipo de cosas.

Recuerda haber visto la sonrisa de Kakashi oculta detrás del barbijo negro que siempre usa, aunque la forma que adquirieron sus ojos también lo delataron.

Mientras Sakura sostiene las flores y agradece con un leve asentimiento de cabeza, lo entiende. Entiende cada cosa que Kakashi le respondió a la pregunta que le hizo hace unas horas.

Entiende y se pone nerviosa.

Permite que sus mejillas se espolvoreen de rosa.

Permite que Sasuke alimente ese extraño cosquilleo que nace en el pecho y se extiende por todo su cuerpo.

Permite que su corazón sane un poco debido al sentimiento que la embriaga. 

Amor.

Supone que así se siente en realidad.

Como lo que provoca el roce de una simple caricia de la persona que te gusta. Como la forma en la que acaricia las hojas de los libros que Sasuke le lleva cada que ella le dice que ha terminado de leer uno. La manera en la que el movimiento de sus pestañas le parece lo más hipnótico del mundo.

Sasuke no lo sabe pero cada tarde Sakura se sienta en su escritorio a escribir un poco de todos esos sentimientos que se mantienen en su pecho. No hay manera de que los pueda compartir con él porque es él justamente el motivo de que se haya vuelto así. Sin embargo, ha descubierto que se le da bien escribir.

Lo hacía cuando pequeña. Cuando creaba historias llenas de fantasía y poca lógica y hacía que papá y mamá las leyeran. En alguna ocasión, recuerda, se vio a sí misma representando alguno de sus personajes a lado de un muy pequeño también Sasori.

Esos recuerdos, esas memorias, también las plasma sobre el papel. No recordaba que las tenía así que prefiere preservarlas así para cuando-...

El lápiz se detiene sobre el papel luego de haber pasado toda la tarde ahí luego de que Sasuke se fuera. No ha sido mucho el tiempo que han estado juntos desde que se volvieron una pareja oficial pero el azabache siempre procura pasar a verla aunque sea un par de minutos.

Hoy se ha ido un poco más temprano porque tiene tareas y proyectos qué comenzar.

El sonido de la silla se arrastra sobre la alfombra, amortiguándolo un poco, cuando se pone de pie y camina un poco.

El cerezo que enmarca la ventana de su habitación se mece con el viento. Le quedan pocos pétalos.

Se queda en silencio y de pie, observándolo unos segundos antes de volver la vista a las hojas de papel sobre su escritorio.

Por si un día desaparece.

Por si un día ya no está.

Por si un día ya no se puede poner de pie y la vida se le escapa.

Por si un día la vida decide que es tiempo de que se vaya y él se quede solo, quiere dejarle una parte de ella. Dejarle por escrito un poco de la vida que no le ha contado y que desconoce. No acerca de las hazañas que él y ella saben como las reencarnaciones de dos trágicos personajes a los que la vida les dio poco tiempo de estar juntos y de vivir su amor.

Sino a las anécdotas que ella tiene como Sakura Aoyama.

—Por si un día ya no despierto... —recita mientras vuelve a escribir. En ese tiempo. En esa época. Con una enfermedad que la vuelve cada vez más débil con cada día que pasa pero con la sensación más primitiva y humana que tienen las personas enamoradas como ella— quiero que sepas que amor es lo que siento cuando te veo, Sasuke.

Esa noche Sakura sueña con ser madre.

O eso es su primer pensamiento al que asocia el llanto del recién nacido que escucha mientras duerme.

Se pregunta si ese niño que sostiene en brazos en esa realidad creada por su mente significa que quiere ser madre o que es el aviso del renacimiento de algo que todavía no comprende. Piensa en lo segundo por un momento.

Ojalá pudiera volver a nacer y ser alguien saludable. Los problemas y tristezas que se ahorraría y les ahorraría a otros. Porque no solo ella es la que sufre, sino también aquél que cuida y acompaña al enfermo. Lleva pensando en eso durante mucho tiempo desde que Sasori no está. En la carga que ha tenido que llevar sobre sus hombros desde muy joven luego del fallecimiento de sus padres.

Mientras camina descalza sobre esa blancura que se extiende a todos lados como si no tuviera fin, piensa en todas las personas que han tenido qué sacrificar algo en pro de su bienestar y en las cosas que también la vida ha sacrificado por ella para mantenerla con vida.

También piensa en todos los lugares a los que nunca ha ido y a los que nunca irá.

Se detiene a unos cuantos pasos cuando se encuentra con la única otra habitante de esa realidad que cada noche parece ser una pesadilla para ella, aunque hoy, curiosamente, no siente que sea así.

—Viniste.

La ha reconocido desde varios metros atrás.

En ese lugar no existe nadie más que ella misma, y con eso se entiende que esa versión suya de una Sakura que en su tiempo fue una reconocida guerrera, esté ahí.

Sakura Aoyama la ha maldecido incontables veces debido a la condición heredada y a esa especie de maldición, pero justo hoy parece no querer un conflicto con ella.

Hubo un tiempo en el que le tuvo miedo. Hoy es distinto.

La Sakura de cabello corto le sonríe como siempre, y con su mano le señala una banca igual de blanca que todo lo que existe en su entorno. Sakura Aoyama solo se lo piensa dos segundos antes de aceptar su invitación.

—Viniste aquí, como cada noche.

—No hay manera de que no te sueñe. No significa que sea voluntario —contesta la más joven y la más filosa con sus respuestas de todas las Sakura que han reencarnado. Sakura Haruno sigue sonriendo de forma maternal.

—Claro que puedes decidir no venir a verme. Esta vida es tuya —Sakura Aoyama suelta una risita irónica antes de mirarla de reojo—. ¿Viniste porque te has rendido? —otra risita irónica.

—Vine porque tomé una decisión.

Esa sonrisa que hace es aprueba de escépticos. 

Sakura Haruno la ensayó muchísimas veces cuando sabía que la enfermedad era avanzada y no había vuelta atrás. La ensayó tanto, no para convencerse de que había esperanza, lo hizo para que aquellos que la amaban y la cuidaban pensaran que todo estaba bien.

Que se sentía recuperada.

Que todo estaba marchando como se debía con los tratamientos que Tsunade le había asignado.

La realidad es que solo la mujer de ojos ámbar y ella sabían la verdad. Y aunque Sakura Haruno pudo llevar a cabo una espléndida actuación hasta el final, ¿qué le hizo pensar que sus siguientes reencarnaciones no serían igual de buenas en mentir?

Sakura Aoyama la mira con una convicción de espanto que la paraliza, porque sobre entiende el significado detrás de esas palabras.

No es que se haya rendido.

Es que parece que, finalmente, ha aceptado su destino.

—¿No creen que deberíamos empezar ya?

—¿Tanta prisa tienes de cortarme la circulación del brazo cuando te asustes y tengas qué abrazarme, guapa?

La astucia de Suigetsu no pasa desapercibida por ninguno de los presentes que no pueden evitar reírse del movimiento que intenta hacer. Un intento pobre que no consigue su propósito que es el de coquetear con Ino.

Hay siete personas ocupando la casi siempre inutilizable la sala de TV en ese momento. Los hermanos Mizuki, los Matsuoka, Ino, Naruto y Sakura, por supuesto. 

En el pasado Sasori y Sakura solían pasarse los fines de semana ahí, viendo películas de todo tipo. A Sakura le gustan mucho las de ciencia ficción y fantasía mientras que Sasori es más del tipo histórico y de espionaje. Hace tiempo que no la usan.

Así como es la primera vez en mucho tiempo que la mansión Aoyama se llena de muchas voces y risas, después de todo es la primera vez que Sakura invita amigos a su casa para pasar una tarde de películas.

—¿Y tú? Sí que tienes prisa en vivir la humillación de quedarte esperando eso —responde Ino con una astucia que Suigetsu no se esperaba, solo para reírse al igual que el resto.

Ha pasado alrededor de una semana luego de las flores obsequiadas. A Sakura le dio mucha pena tener que deshacerse de ellas, pero conservó algunas para usarlas de separadores de sus libros.

El tiempo sigue avanzando y con ello también el mes y el invierno que pronto vendrá a reclamar las calles grises de Hokkaido, transformándolo en un paraje infinitamente blanco.

—Parece que se acabó el chocolate —informa Karin mordiendo una rosquilla de chispas.

Hay todo tipo de frituras y snacks que Sakura no sabe en qué envoltorio colorido y brillante centrar su atención. Normalmente lleva una dieta mucho más sana y balanceada, pero por ese día la doctora Tsunade le ha permitido saborear un par de esas delicias.

Shion y Amaru, así como el resto de la servidumbre, se han tomado el día. O, mejor dicho, Sakura les ha dado el día para sorpresa de todos. Por supuesto que tuvo que haberlo comentado primero a Sasori, o al menos eso es lo que todos asumieron que había hecho. 

Tanto Shion y Amaru se resistieron al principio. Honestamente desde que Sakura ha comenzado a comportarse más amable con los demás, ellas también han demostrado genuinamente que les importa la salud y el bienestar de la chica, tanto así que hacen su trabajo con más entusiasmo que antes. Sakura sabía que para ellas no iba a ser ningún problema atenderla a ella y otros 6 invitados, pero lo vio injusto considerando que siempre se la pasan ahí con ella y han aumentado sus horas laborales y de atención desde que Sasori se fue.

—Señorita Sakura, ¿está segura?

—En realidad no nos molesta atender a un par más de escandalosos adolescentes, pero-...

—¡Amaru-chan! ¡No digas esas cosas delante de la señorita! —esa había Shion reprendiendo a Amaru quien había soltado un poco más la lengua. A Sakura le gustaba que fuera así de honesta. Detestaba que todos la trataran bien por compromiso además de que desde hace tiempo que considera a Shion y a Amaru también como parte de su familia.

Han compartido con ellas menos tiempo que Kakashi, pero son buenas personas. Cualquiera que pueda soportar una semana cerca de ella se merece el cielo.

—Compraremos snacks y cada uno quedó en traer algo para comer así que no es necesario que se queden —esa era ella explicando el plan del día antes de que todos comenzaran a llegar. Por el momento solo estaban los hermanos Matsuoka arreglando todo en la sala de tv.

—Pero-...

—¿Segura que va a estar bien? —Amaru volvió a tomar la palabra. A pesar de su actitud un poco mas ruda a la de Shion, su preocupación por Sakura era genuina.

—Sí. Kakashi se quedará en casa como siempre así que cualquier cosa se la puedo pedir a él.

Al escuchar eso, ambas se sintieron más tranquilas por lo que terminaron de acceder.

—Iré a preparar más —dice Sakura, volviendo al presente, ofreciéndose antes que nadie. 

Ino está por levantarse también pues aunque ya le ha enseñado a Sakura a hacer la primera tanda de chocolate derretido, le preocupa un poco que se vaya a quemar a pesar de la sofisticada y enorme cocina que tiene.

—Te acompaño —es Sasuke quien termina por ganarle, haciendo que de inmediato las bromas y los silbidos lo pongan rojo al entender las intenciones de los demás. Sakura pasa por alto a lo que se refieren hasta que es Suigetsu quien, entre risas, vuelve a hablar.

—Las manos donde pueda verte. Y si, me estoy refiriendo a ti, Sasuke —dice Suigetsu, sonriente y pícaro mientras el resto solo ríe bajito. Está de más decir que Sasuke es el primero en aventarle un cojín al captar la indirecta ante la idea de que Sakura y él van a la cocina a hacer otra cosa que no sea el chocolate derretido.

Sakura se sonroja un poco cuando entiende el mensaje, pero no dice nada. Sin embargo, el puchero que hace y la acompaña hasta la cocina es encantador y a la vez demasiado tentador para Sasuke que no para de mirarla de reojo mientras la ayuda con todo.

Dios...Ella es bonita todos los días, a cualquier hora del día, pero hoy se ve radiante.

¿Es rubor lo que hay en sus mejillas?

Sus pestañas son preciosas.

Su boca parece que tiene brillo labial.

Las ondas de cabello que caen sobre su rostro son-...

—Es demasiado sencillo ¿ves? —interrumpe su propio tren de pensamientos. Sakura, mientras tanto, está muy concentrada viendo el movimiento que hace Sasuke con la espátula mientras remueve el chocolate que está ahora dentro de la olla sobre la hornilla eléctrica—, ahora solo hay que esperar caliente un poco —explica Sasuke, aunque ella ya lo sabe. Ella hizo la primera tanda con Ino así que realmente no entiende por qué Sasuke quiso acompañarla a-...

El beso la toma por sorpresa, pero no se asusta ni se aparta. Solo se queda quieta sintiendo la textura y el movimiento de los labios de Sasuke sobre los suyos como si quisiera entrar dentro de su boca. 

Cuando se da cuenta de que sigue con la boca cerrada, Sasuke se está separando con el rostro completamente rojo y con pánico en los ojos.

—L-Lo...Lo siento, lo hice sin pensar...—balbucea mirándola apenas unos segundos antes de voltear a mirar a otro lado. ¿Qué acaba de hacer? ¿Qué acaba de pasar? Mientras Sakura sigue aturdida, él ya se está autoflagelando. 

Lo hizo sin pensar. ¡De verdad lo hizo sin pensar!

Pero llevaba varios segundos ya mirando lo bonita que se veía y-...

—Mierda... —maldice bajo y es la primera vez que suelta una maldición delante de Sakura. No. No. No. ¿Qué va a pensar ella de él?

—Sasuke —su voz lo llama y él no quiere voltear a verla. ¿La acaba de forzar? Bueno, prácticamente se ha aprovechado del despiste de Sakura para robarle un beso solo porque no se resistió las ganas de hacerlo...¡Eso es forzar! ¡Ah!

Hace un par de días que no se ven, pero eso no es justificante para que haya hecho eso. ¿Y si la asustó? Claro que la asustó. Sakura no está acostumbrada a eso. No es que él lo esté más que ella, Sakura es su primera novia y...Bueno, él también es el primero para ella ¿verdad? Ah, ¡Ah! ¡¿En qué carajos está pensando ahora?! —. Sasuke.

El aludido voltea con temor solo cuando siente la mano de Sakura deslizarse sobre la suya. Espera cualquier cosa. Un regaño. Un reclamo. Una cara fruncida. Cualquier cosa.

Lo que no se espera es la caricia que Sakura le proporciona a su mano con la suya y que lejos de verse enfadada, ella también esté sonrojada y-...

—Hazlo otra vez —Sasuke cree haber escuchado mal.

—¿Eh?

—El beso. Hazlo otra vez.

Indeciso al principio, esa segunda vez que se besan, Sakura está preparada para recibirlo y...Dios. Sasuke jura que ve las estrellas en el universo.

Hasta ese momento se habían estado dando besos inocentes, apenas un pequeño roce de labios que ya de por sí los ponía sonrojados y alterados a los dos, pero nada más. Sasuke tampoco pensaba presionar a Sakura de ningún modo. Iban a ir a su ritmo, eso es lo que habían acordado.

Sin embargo, esta vez, por alguna razón, Sasuke está inusualmente más cariñoso y entusiasmado que de costumbre. Sakura lo nota con la forma en la que su boca se empuja contra la suya y reclama poco a poco entrar en su cavidad. Ella no sabe qué hacer al principio más que abrir la boca para darle acceso tal como quiere, pero cuando lo hace y la lengua de Sasuke poco a poco se sumerge dentro, siente que se marea.

No lo aparta, ni tampoco se escandaliza, solo se sostiene más de él. De los fuertes brazos que ahora la aprisionan contra el borde de la isla de la cocina.

Contrario al miedo que Sakura podría sentir, incluso incomodidad, todas esas emociones negativas ni siquiera pasan por la mente de la chica. Al contrario. Como si sus manos supieran que hacer, lleva ambos brazos a los hombros de Sasuke para enroscarlos ahí y ponerse un poco más de puntitas mientras él continúa navegando dentro del nuevo mundo de sensaciones que se le presenta al estar dentro de su boca.

Claro que en un principio Sasuke está por completo al pendiente de la reacción de Sakura a cada movimiento que hace. Con su mirada examina la de ella, desde algo tan simple como tomar su mano como ahora sostenerla de la cintura y pegarla un poco más a él. Desde meter su lengua un poco más solo cuando ella, con un débil y febril asentimiento de cabeza, le da pie a que lo haga.

Solo si ella está segura de lo que está haciendo es que Sasuke continúa.

Sus manos pican sobre la tela del vestido de Sakura y también se cierran alrededor de esta cuando la aprieta cada que un nuevo estímulo lo azota con violencia.

Y solo se están besando. Dios.

Aunque, definitivamente, esa es la primera vez que se besan de esa manera tan...intensa. Es como si ambos lo hubiesen estado deseando desde hace tiempo.

Ninguno de los dos puede emitir palabra alguna pero parecen más concentrados en absorber todo lo que pueden del otro mientras continúan besándose y también continúan bajo ese hechizo que no pueden ni quieren deshacer.

Solo hasta que el olor concentrado del chocolate les comienza a alarmar es que deciden parar. No saben quien de los dos es el primero en abrir los ojos ni en separarse, pero incluso si Sasuke es el primero en prácticamente correr a apagar la hornilla, su mano sigue aferrada a la de una Sakura que respira con dificultad y tiene todo el rostro rojo como él.

Cuando quiere volver a acercarse a ella para seguir besándola, o quizá para ver si se encuentra bien, ambos escuchan pasos acercarse.

Así, en las condiciones en las que están, serán prácticamente la comidilla de toda la tarde porque es obvio que ese sonrojo y los labios hinchados no es por calor. Así que como puede, Sasuke aprieta la mano de Sakura indicándole que escapen de ahí, al menos por unos minutos en los que sus respiraciones se tranquilizan y lo rojo de sus rostros desaparece.

Terminan saliendo por el otro acceso de la cocina hacia una de las terrazas que hay para los trabajadores de servicio y se apoyan en uno de los gruesos muros de piedra mientras ambos escuchan y vigilan que nadie venga. O mas bien, mientras Sasuke vigila que nadie venga mientras se ríe un poquito y Sakura se contagia segundos después mientras intenta regular su respiración.

Contrario al nerviosismo o a la pena que podrían sentir luego de besarse tan apasionadamente, solo se miran y se ríen como si fuera una travesura más. Como si lo que acabaran de hacer fuera un juego de niños y en realidad no estuvieran jugando a quererse.

No.

Ninguno de los dos está jugando.

A este punto, para Sakura nada es un juego. Y está segura de que para Sasuke tampoco.

—¿Estás bien? —el corazón de Sakura sigue agitado, ella es capaz de escucharlo tamborilear en su pecho además de que está acalorada por carrera que acaban de hacer, pero cuando Sasuke la toca, cuando lleva su mano a su mejilla, la siente fría. Fresca. La sensación le gusta—. Lo siento, te hice correr innecesariamente —ella no responde, solo mantiene los ojos cerrados disfrutando de la sensación sin darse cuenta de que está dándole una imagen demasiado sugerente a él en la que busca concentrarse en otra cosa que no sean sus labios y a la invitación implícita que siente que le hace ahora. Hace una exhalación profunda para alejar esos pensamientos un poco —. Estás preciosa hoy —las orejas de Sakura son las primeras en delatarla, pero no por eso el halago le desagrada. Al contrario, ella lo aprieta un poco más contra sí. En respuesta, Sasuke también lo hace.

Por un par de segundos, casi el minuto, permanecen así. Abrazados. Escuchando a lo lejos el cuchicheo que hay en la cocina y el sonido de varios utensilios. Se escuchan risas también. Pero principalmente oyen el sonido de las hojas de los árboles aledaños a la mansión mecerse. Hace un poco de frío afuera pero aun si Sakura está usando un vestido, trae mallones térmicos debajo de ella además de un suéter.

Sasuke aprovecha ese momento para acomodarla mejor dentro de su chaqueta, pero sin romper el abrazo realmente.

Lo que sea que suceda a su alrededor, en ese momento, no les importa. Lo que les importa es ese momento que comparten juntos y en silencio.

Ambos están felices porque quizá la ansiedad que Sakura había estado sintiendo los últimos días, así como el inexplicable mal humor de Sasuke, se debía a que no habían tenido mucho tiempo juntos. Desde que se hicieron una pareja oficial apenas y podían verse.

No es que alguno de los dos pensara que eso que tenían en ese momento se tratara de una carrera pero parecía que ambos estaban ansiosos por el contacto físico y la calidez que el otro le proporcionaba para silenciar un poco los demonios que los asaltaban por las noches.

Es un poco aterrador a decir verdad pero a ninguno de los dos le importa en ese momento.

Sakura entreabre los ojos finalmente luego de permanecer un buen rato descansando sobre el pecho de Sasuke mientras escuchaba el sonido de su corazón. Él, durante todo ese rato, ha estado subiendo y bajando su mano por su espalda repartiendo suaves caricias que solo le provocaron que ronroneara más. El estremecimiento que siente Sakura al sentir los dedos de Sasuke por su piel aún así está colmada de varias capas de tela, es una respuesta asertiva a que le gusta y no quiere que se detenga. Es parecida a la misma sensación de hace unos minutos atrás en la cocina.

El cosquilleo nace, de nuevo, desde el centro de su vientre y se propaga por todo su cuerpo como un incendio cuando se separa un poco para mirarlo.

La sugestiva invitación está ahí otra vez cuando Sasuke atrapa la dirección de sus ojos viendo su boca unos segundos primero y luego clavando su mirada en él. Sus enormes ojos verdes viéndolo como si fuera un búho. Y él, hechizado, incapaz de no darle lo que le pide con solo mirarlo.

Se inclina solo un poco pues Sakura prácticamente está pegada a él, lo que hace más fácil el camino hacia el nuevo beso que se dan. Dura menos que el anterior, pero en esta ocasión se toman su tiempo. El beso es más lento pero más eléctrico, y Sakura se nota menos cohibida pues Sasuke no la toma por sorpresa.

Reacciona de una forma muy natural a los estímulos que siente cuando la boca de Sasuke vuelve a recorrer la suya, casi como si aprendiera rápido lo que tiene qué hacer y cómo. No es una experta, desde luego, pero Sasuke tampoco la apresura. Va al ritmo que ella desea.

Cuando terminan, ambos están rojos de nuevo pero el sentimiento es el mismo. Es Sasuke quien apoya su frente contra la de ella no sin antes darle un beso sobre esta. Uno que Sakura es incapaz de rechazar.

Vuelven a quedarse por un rato en silencio hasta que Sakura es, de nuevo, la primera en mirarlo. De nuevo esa mirada devastadora que pone a Sasuke en aprietos.

—No hagas eso.

Termina diciendo él con el tono de voz un tanto estrangulado, pero también divertido.

—¿Qué cosa? —pregunta ella con inocencia. Y es eso justamente lo que pone en más aprietos a Sasuke. Porque sabe que no lo hace a propósito. El seducirlo así.

—Incitarme a hacer cosas indebidas —aun así no puede responder de otra manera que no sea esa.

No porque crea que lo va a tomar enserio sino porque es un reflejo natural de él. Sabe que Sakura no le va a seguir la corriente, por eso no se preocupa. O eso eslo que cree.

—¿Y si soy yo la que quiere hacer esas cosas indebidas contigo?

Sasuke repasa durante toda la noche las palabras de Sakura y la propuesta de ir a Tokio en los próximos días. Se queda mirando directamente a las luces de su cuarto mientras está recostado boca arriba sobre su cama.

Tiene la mirada un tanto ansiosa pues el recuerdo aún sigue fresco.

Suspira profundamente antes de virarse de un lado y tomar su teléfono para contemplarlo un par de segundos antes de hacer una llamada.

—¿Tokio? —pregunta Naruto al cabo de unos días cuando se entera por boca de ellos, entre sorprendido y preocupado. Su mirada la mantiene en Sakura primero antes de viajar a Sasuke y luego repetir lo mismo unas tres veces más.

Están en la sala de espera del hospital donde Sakura acaba de tener su revisión semanal. Itachi no los acompaña esta vez. Según Sasuke tuvo algo qué hacer primero pero luego los alcanzará.

Kakashi está ahí como representante de Sakura en lo que Sasori se mantiene ausente. Él es quien se ha quedado adentro del consultorio con la doctora Tsunade para oír algunas indicaciones que tienen que tener en consideración ahora que Sakura planea viajar.

Lo cual, al parecer, ya es un hecho.

—Eso está un poco lejos, además los tokiotas son algo...revoltosos. ¿Para qué quieres ir allí? —pregunta Ino quien es la compañía femenina por esta tarde de Sakura. En realidad, han quedado para ver películas en casa de la pelirrosa e Ino se ha ofrecido amablemente a acompañarla primero a su revisión.

—Quiero ir aun concierto —tanto la chica como Naruto hacen caras confundidas cuando oyen a Sakura. La misma expresión que Sasuke puso días atrás luego de la Aoyama haberle dicho esas mismas palabras mientras se besaban a escondidas y le proponía hacer un viaje juntos.

—¿Un concierto? —había preguntado él, extrañado pero con una sonrisa a pesar de todo. 

Hasta ese momento conocía más a Sakura que cualquiera que hubiese entrado a esa casa y que Sasori le hubiera permitido entrar en primer lugar.

Sin embargo, Sakura era muy especial en cuestión de gustos. Sasuke sabía de varias cosas que le gustaban, entre ellas la música de cierta banda de pop rock con la que se había obsesionado hace poco luego de que Kiba, el novio de Amaru y su mejor amigo, la visitara un día y le llevara muchos discos y casetes que él tenía arrumbados en su casa.

—Seguramente alguno te tiene qué gustar. Yo solo escucho música de calidad. Sasuke confirma eso. Te estoy entregando mi biblia musical después de todo —había bromeado Kiba aquella vez. Era la primera vez que conocía a la famosa Sakura en persona. Sasuke no dejaba de hablar de ella así que cuando se la presentó formalmente, supo porqué su amigo estaba enamorado hasta la uña. Era muy bonita —. Ah, también traje esto —Kiba sacó de su mochila un reproductor antiguo de discos. Era más de la vieja escuela así que el Discman que le extendió a Sakura iba a ser de mucha ayuda para el montonal de discos que le había llevado—. Venía escuchándolo en el autobús así que la lista está en pausa —sonrío antes de sentir ternura, como casi la mayoría la tenía al ver a Sakura por primera vez, antes de colocarle él mismo la diadema y ponerle play a la canción en cola.

—¿Quieres ir a un concierto de rock? —es Ino la que la saca del recuerdo con Kiba antes de que sonría y asienta.

—¿Rock? —complementa la emoción confundida Naruto, mirando también a Sasuke.

—No es rock-rock pesado. Es pop rock alternativo. Es Luck Life —la rubia, en cuanto oye el nombre de la banda salir de la boca de Sasuke, se gira nuevamente a mirar a la pelirrosa.

—¡Ah! ¡Los conozco! Son muy buenos. ¿Se van a presentar en Tokyo?

—Sí. En el Zepp Diver City de Tokio —Naruto arruga un poco el entrecejo cuando escucha el lugar.

Los Zepp son salas de música en las que se presentan varios grupos japoneses durante sus giras internacionales. Son muy populares. Es una nueva forma alternativa de realizar conciertos en un lugar de tamaño medio a un enorme estadio, con un sistema de sonido e iluminación casi idéntico al de cualquier foro masivo.

Son cómodas y están super adaptadas con el equipamiento escénico y el sistema de sonido adecuado pero lo que a Naruto no le gusta de los Zepp es que es un lugar cerrado, a fin de cuentas. La gente, en el punto más alto del pico de la euforia, no se pone a ver si empuja o aplasta a otras personas. No está muy convencido de que ese sea un buen lugar para Sakura ahora. Podría resultar herida.

—Sé que piensas que es una mala idea —Naruto oye a Sasuke y no puede evitar no coincidir en el comentario, haciendo un chasqueo con los dientes.

—Y si sabes que es una mala idea, ¿por qué la vas a llevar?

—Porque puede que sea la única vez que Sakura pueda disfrutar de algo así en la vida.

Las ganas de Naruto de reñirle se despedazan por completo, dándole paso a una pesadumbre existente que, aunque todos los días intenta no demostrar delante de Sakura, al final no puede ocultar completamente por lo preocupado que está por ella.

Esa conversación, afortunadamente, la mantienen en la terraza del estudio ellos dos solos. Sakura e Ino siguen en la biblioteca. Sakura estaba devolviendo, a la extensa colección de libros de su hermano, el último libro que había cogido de ahí. Ino se ha quedado con ella desde que que volvieron para su tarde de películas, ambas lucen emocionadas y entretenidas por el tema del concierto. Incluso Ino parece entusiasmada y contagiada con las ganas que tiene Sakura de asistir que está considerando pedirle unos días a su papá para no trabajar en la florería familiar y poder ir a Tokio con su amiga.

A Sakura le haría muy feliz.

A Naruto, por otro lado, la idea sigue sin parecerle buena. O así era hasta que Sasuke decidió usar la carta de las emociones y jugar con eso.

Una parte de él sigue aferrada a que Sakura no está para asistir a esos lugares debido a su estado de salud. La otra, la que piensa igual que Sasuke, quiere acceder a todas las cosas que Sakura pida porque...quizá, para ella, no exista otra oportunidad.

Pero entre querer encerrarla para protegerla y querer hacerla feliz incluso si eso arriesga su salud hay una diferencia muy grande.

Naruto piensa más analíticamente las cosas pero eso no significa que Sasuke tampoco lo haga. Aún así, en este momento, a Naruto le parece que Sasuke está siendo irresponsable aunque tampoco lo puede juzgar del todo.

—¿Y qué? ¿Le van a mentir a su hermano de que se queda en casa cuando la vas a llevar a Tokio?

—Itachi nos va a llevar —Sasuke suspira. Nunca fue amante del cigarro pero desea uno en estos momentos. Itachi suele fumar cuando se siente estresado, dice que lo calma—. Y sobre lo de Sasori, él sabe —Naruto engrandece los ojos, incrédulo. Y luego vira los ojos con ironía. Incluso Itachi se prestó para esto.

—¿Él sabe? —vuelve a mirar directamente a Sasuke quien asiente sin dejar de mirar hacia el jardín—. ¿Y accedió? —vuelve a asentir. Naruto no lo puede creer—. ¿En qué estaba pensando?

—En lo mismo que yo, supongo —esa respuesta no satisface a Naruto. Es más, le genera incomodidad.

—O sea que a ambos les da igual si ella se enferma porque ya está acostumbrada a visitar el maldito hospital como si fuera un paseo al parque —Sasuke frunce el ceño. Aguarda solo unos segundos antes de respirar y voltear a verlo finalmente para contestarle.

—Puede que sí, pero ¿sabes a lo que no está acostumbrada? A ser feliz —Naruto se le queda viendo—. A aguantarse las ganas de pedir las cosas que siempre quiso hacer por miedo, no de su condición, sino de enfadar a los demás.

—Que le quieras regalar un momento de felicidad no cambia el hecho que podría enfermarse más.

—Te equivocas. Lo cambiaría todo —Naruto sacude la cabeza. Suelta una exhalación hastiada que se combina con sarcasmo.

—La vas a matar.

—¡Lo que la va a matar es esto!—Sasuke señala las cuatro paredes. Su tono de voz hasubido un pr de octavas también. Las palabras las arrastra dejando un camino arenoso. El interior del estudio. La prisión de concreto que los rodea—. Ser infeliz es a lo que está acostumbrada. Tú lo dijiste, está más acostumbrada a pisar hospitales que ir a parques, está acostumbrada a tener miedo de que a si quiera intentar salir al jardín. Está acostumbrada a llorar en lugar de a sonreír. Sakura no conoce nada más que la costumbre de habitar dentro de cuatro paredes. Esta no es la vida que quiero para ella. No es la vida que se merece.

—Pero es la vida que le tocó —Sasuke es quien ahora se ve que comienza a perder la paciencia con Naruto.

No quiere juzgarlo porque también siente su preocupación y su miedo por exponer a Sakura, pero están tomando todas las medidas necesarias para hacer ese viaje. ¿Cree que él no fue el primero en pensar en que era una mala idea? Pero por más que le dio vueltas a la cama, por más que le pidió una explicación a algún ser inexistente al que las personas suelen recurrir cuando estás desesperado, la respuesta fue la misma.

El intentar detener a Sakura, lo único que va a conseguir es que incluso ella misma se levante un día diciendo que se va a rendir. Que ella misma va a tomar cualquier objeto para lastimarse o incluso va a ser capaz de saltar desde su habitación hacia el jardín.

Ese terror lo tiene latente en el pensamiento desde que Uchiha Sasuke también le comenzó a mostrar parte de esas escenas tormentosas que él vivió.

Ve sangre. Ve sangre escurriendo del brazo de Sakura Haruno. Se ve a él, a sí mismo, corriendo a auxiliarla.

Pero cada recuerdo tormentoso es abrazado por una nueva sensación. La sensación de los besos de Sakura impartiendo calor por todo su cuerpo. De su Sakura. La que es capaz de sonrojarse mientras hace berrinches, la que es capaz de concederle experimentar cosas que jamás sintió. La que es capaz de soltar gemidos y soniditos obscenos y seguirse viendo como su Princesa.

La Sakura con la que se imagina, tomándola de la mano, viajando en tren bala hasta Tokio como si fuera la primera escapada que tienen como novios, yendo a un sitio al que ella anhela ir.

Sasuke quiere darle el mundo a Sakura, está decidido a dárselo de la forma que sea, porque su mundo es ella. Suena aterrador, pero sabe que, si le arrebata ese sueño, también la está matando.

—Sí, pero ella puede decidir cómo vivir esa vida, a fin de cuentas. Todos vamos a morir algún día, solo que se nos oculta la fecha de expiración. A ella se la revelaron y se la dijeron antes, de cualquier forma, todos vamos al mismo sitio pero por diferente camino —es todo lo que dice Sasuke para luego quedarse en silencio.

Pasan unos segundos y escucha un sollozo. Cierra los ojos porque el llanto de Naruto es contagioso, pero tampoco lo deja solo ahí. Sus memorias se combinan con las de Sasuke Uchiha y sabe perfectamente que quien estuvo a su lado en los momentos más terroríficos y oscuros, fue él.

Naruto no es ni nunca será un mal para Sakura, pero está aterrado, como todos. Pero no pueden vivir aterrados todo el tiempo.

—Ven con nosotros —invita de la nada. Naruto lo oye y entiende de inmediato lo que quiere decir pero su sollozo le impide contestar. Cree que ha escuchado mal y todo eso es una broma de mal gusto—. Hablo enserio, ven con nosotros a Tokio.

—¿Por qué? ¿Ella te pidió que me invitaras? —dice el rubio al cabo de unos segundos.

—Te lo estoy pidiendo yo. Por ella, no por mí. Por favor, Naruto...

—Bienvenido.

El sonido de las llaves colocadas en la cerámica donde también están las llaves de Itachi en el recibidor de su departamento le avisan al mayor que Sasuke llegó.

No demora mucho en ir a recibirlo, no porque sea una costumbre sino porque desde que Sasuke vino a él hace un par de días diciéndole que le consiguiera un lugar en donde quedarse en Tokio por un fin de semana, supo que algo estaba tramando.

—Hola —saluda Sasuke a secas.

El mayor suspira, acompañando de cerca su recorrido a la sala.

—Ya hice el depósito para el airnb. Está a solo 5 minutos del Zepp donde se dará el concierto. También hablé con el amigo que te dije, su nombre es Deidara, es uno de los organizadores del staff. Les conseguí lugares más cómodos, es en los palcos. Es mejor a quedarse en la pista, ya sabes, por aquello de-...

—¿Tu crees que estoy siendo irresponsable? —Itachi detiene su explicación de golpe, pero su rostro no expresa sorpresa por la interrogante de Sasuke. Desde que lo vio llegar a casa, con esa expresión apesadumbrada y contestar así supo que algo pasaba.

No se oye malhumorado. Al contrario, lo que le preocupa a Itachi es que se oye cansado y hasta desanimado.

—¿Quieres mi opinión honesta?

—¿Qué no me la das siempre? —el mayor tuerce una sonrisa. A Sasuke no se le escapa nada.

—Si fuera ajeno a todo esto, diría que sí. Es irresponsable que la alientes a salir de casa cuando no está acostumbrada.

—¿Pero? —el mayor suspira antes de dejar su taza de café sobre la mesa y acercarse a su hermano menor. Ya no es un niño. De hecho, Itachi nunca lo vio como tal. Sasuke siempre ha tenido que madurar de alguna forma más rápido que los demás.

Y aunque puede que en esta ocasión su historia no esté bañada de sangre, de lo que sí está siempre es de angustia y pena. Esta vez no la experimenta él mismo sino la siente por alguien más. Por alguien a quien ama.

Por alguien que es la razón por la que él, Naruto, Tsunade y todos aquellos que poseen recuerdos pasados, estén ahí.

—Pero sé que nadie más la va a cuidar mejor que tú. La mejor medicina para Sakura, siempre has sido tú, Sasuke.

Sasuke no responde. No se mueve durante los primeros segundos antes de hacer algo que a Itachi le toma por sorpresa por lo insólito que es pero que rápidamente lo llena de un calor inexplicable.

Sasuke suspira antes de voltearse hacia su hermano e inclinarse para dejar la frente apoyada en el hombro contrario. Itachi es más alto que él, pero Sasuke también es robusto, y aun así el mensaje es claro. Está buscando el calor, apoyo y consuelo de su hermano al hacer eso.

Porque, aunque Sasuke no recuerde muchas cosas de su vida pasada o de todo lo que vivió con Itachi, siempre va a recurrir a él para ese tipo de cosas. Es su hermano mayor después de todo. Lo ama. No tiene a nadie más en el mundo. Solo son ellos.

Siempre han sido ellos dos.

Itachi siente que los ojos le arden en respuesta, pero se controla porque sabe que Sasuke está buscando apoyo en él. Lo único que hace es abrazarlo un poco, o quizá mucho, por el tiempo que el menor se lo permite.

—Solo quiero hacerla feliz —Itachi oye el tono pastoso en el que Sasuke le dice eso mientras le acaricia un poco la espalda. Es como un niño enorme buscando respuestas en su hermano mayor.

—Lo sé, y jamás me he opuesto a que lo hagas —Sasuke no responde, pero sí asiente. Se quedan un rato más así antes de que Itachi sea el primero en separarse, pero solo para tomarle por los hombros y hacer que lo mire directo—. Supongo que es cosa de hermanos mayores.

—¿Qué cosa?

—El aprender a soltarlos, algún día —Sasuke frunce la nariz. En realidad, frunce hasta los ojos y la boca. No porque el comentario le suene inapropiado, al contrario, lo hace porque parece que tiene genuinas ganas de llorar. Itachi traga grueso porque él también esta a punto de hacerlo, pero se contiene, dándole unas cuantas palmadas en los brazos mientras cambia su expresión a una más alegre para no agobiarlo más—. Entonces, te decía que ya está todo listo para-...

—Invité a Naruto a ir con nosotros —interrumpe Sasuke e Itachi calla mientras lo escucha—. Ino creo que también irá. Kiba y Amaru también.

—¿Naruto aceptó? —Sasuke asiente en silencio—. Bueno, supongo que ahora que tendrás que cuidar a dos niños en lugar de uno —se ríe intentando mejorar el ambiente. Sasuke se contagia de la intención sonriendo un poco.

—Tres. Kiba también es otro niño —ambos ríen. Itachi finalmente lo suelta mientras vuelve a coger su taza de la mesa. Sasuke se encamina a la cocina para coger un vaso con agua.

—Ah, por cierto, antes de que se me olvide, sé que no es necesario que te explique cómo llegan los bebés al mundo, pero-... —la llave del grifo se cierra de golpe y un Sasuke pálido y nervioso lo mira con ojos perplejos.

—No.

—¿No qué? —el mayor alza una ceja, divertido por la reacción.

—¡No necesito esta conversación! —Itachi se quiere atacar de la risa. 

Usualmente no lo hace mucho, pero en esta nueva reencarnación suya se ha permitido hacer cosas que en el pasado eran impensables, como bromear con su hermano y querer tener conversaciones que usualmente los jóvenes tienen con los padres para avergonzarlos.

—¿No? Genial. Solo no se te olvide pasar por condones antes de, ya sabes.

Esta vez Sasuke se sonroja e Itachi se deleita de sus expresiones. Se sigue riendo escabulléndose hacia la sala mientras escucha la exaltación de Sasuke.

No vuelven a tocar el tema. Ni ese ni el anterior acerca de lo que es responsable o no.

No es que no le importe el destino, pero incluso él quiere creer que las cosas mejorarán. 

Que aunque no depende completamente de Sasuke cambiar el final de la historia de Sakura, sino de ella misma, él puede ser una pieza importante para que un milagro pueda ocurrir. 

Notas

Jelou, it's me. Ha pasado mucho tiempo pero aquí seguimos.

Este capítulo es completamente nuevo e inédito. ¿Qué quiero decir? Que para quien ya leyó con anterioridad esta historia en ff net, este capítulo no existe en la versión original. He decidido cambiar un par de cosas en este último arco porque sentía que le faltaba fuerza, además de que con los años mi estilo de escritura ha ido cambiando/mejorando así que básicamente estoy reescribiendo desde 0 esta historia.

Les aconsejo que no se lean la version original porque, neta, no se parece en nada a esta. Muchas cosas están cambiando.

Y bueno, he decidido volver a retomar la historia. Para quienes sigue aquí, se los agradezco infinitamente ;-; Pasan años y mi pequeña fanbase dentro de mis fics me sigue recibiendo. 

Mi plan de fin de año es al menos terminar 1 de mis historias Sasusaku en emisión. A "Permite sanar tu corazón" le faltan aproximadamente de 10-11 capítulos. Voy a dar todo mi esfuerzo en estos últimos caps para que los tengan pronto porque sé que hay gente que espera con ilusión el final de esta historia que aunque fue la primera que escribí y tiene muchísimos fallos argumentales, de alguna manera me dio a conocer en el fandom.

Y bueno, por ahora es todo. Nos leemos pronto c:

Romi-out

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